miércoles, mayo 15, 2024

Milei y el busto de Menem, el gran empobrecedor de los últimos 40 años


El gobierno homenajeó a quien nos dejó a las puertas de la mayor quiebra de la historia nacional y el estallido del 2001. 

 El presidente, Javier Milei, homenajeó al expresidente Carlos Menem e inauguró un busto en su nombre que estará ubicado en un “lugar de privilegio” de la Casa Rosada. En la ceremonia estuvieron presentes la hija del expresidente, “Zulemita”, y otros miembros de la familia Menem, que actualmente forman parte de La Libertad Avanza, como el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem. 
 Durante el discurso, Milei se despachó con elogios al gobierno del riojano y aseveró “Menem fue el mejor presidente de toda la historia”. Estamos hablando del mismo gobierno que nos dejó a las puertas de la mayor quiebra de la historia nacional y el estallido del 2001. Esto abrió una nueva interna en La Libertad Avanza con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien realizó en 2020 todo un hilo de twits denostando al gobierno de Menem: “A los aplaudidores del nefasto Menem agarren un libro de historia”, comenzaba. 
 El mandatario se la pasa destacando la política de flexibilización laboral de Carlos Menem como una medida de promoción del empleo. Esta incluía la rebaja de aportes patronales (los cuales no fueron repuestos por ningún gobierno), el pago en vales de comida, la reglamentación y limitación del derecho a huelga, los contratos flexibles y temporarios, los aumentos por productividad, la reducción de las indemnizaciones, las 12 horas de trabajo continuo sin pago de horas extras y el fraccionamiento de las vacaciones, revoque de convenios y eliminación de la ultraactividad, por citar algunos ejemplos. 
 Lejos de promover el empleo, esta política constituyó un golpe certero a las condiciones laborales y los derechos conquistados por el movimiento obrero durante décadas de lucha, todo en pos del beneficio patronal. La historia terminó con desocupación récord y proliferación del empleo informal. Este desmantelamiento laboral y productivo obtuvo como respuesta la constitución del movimiento piquetero que el gobierno se empeña en atacar hoy. 
 Por otro lado, el gobierno se encarga de afirmar que gracias a las privatizaciones se promovieron las inversiones en el país. Esto es falso. Las empresas terminaron siendo víctimas del desguace y el vaciamiento por parte de los capitalistas, y sin ningún tipo de beneficio para la población. 
 Es el caso de YPF, petrolera estatal privatizada en manos de Repsol (los Kirchner fueron socios de esta privatización), quien se encargó de usar los activos de la empresa para expandirse a nivel internacional, llevando al mínimo su producción y endeudándola para pagar dividendos. También es el caso de la privatización de los ferrocarriles, cuyo vaciamiento impulsó el cierre de ramales y la destrucción del 90% del sistema ferroviario. Esta política, y su profundización por parte de los sucesivos gobiernos, constituyó la piedra angular de consecuencias como la Masacre de Once. A su vez, la apertura comercial y la convertibilidad encareció enormemente la producción local, lo que promovió el cierre masivo de la industria nacional. 
 Las AFJP fueron un régimen previsional privado impulsado por Menem. Milei sostiene que sería la solución para que los jubilados salgan de la indigencia, pero constituyó un negociado descomunal a costa de la plata de los jubilados. Las empresas se quedaban con una comisión de más del 30% si los jubilados elegían poner su dinero ahí, e invertían ese dinero en bonos, acciones, depósitos a plazo fijo y otros activos. Además de reducir el monto de los haberes, la privatización de las jubilaciones liquidó el 82% móvil, redujo los aportes patronales a su mínima expresión, descapitalizó el sistema estatal de reparto e impulsó los más altos niveles de trabajo informal, lo cual vuelve a demostrar que es mentira que el abaratamiento del costo laboral fomenta la registración del trabajo. 
 Se trató de un sistema de expropiación forzosa de la riqueza producida por los trabajadores pero fue clave para la burguesía porque le permitió realizar negocios mediante la especulación bursátil. De este modo, los trabajadores quedaban expuestos a las crisis financieras, los derrumbes de bolsa, o las sucesivas devaluaciones, tal es así que la salida de la convertibilidad los hizo perder cifras millonarias. Cuando llegaba el momento de la jubilación, los capitalistas confiscaban nuevamente a los trabajadores. Esto, porque cada obrero debía contratar a una compañía de seguros que se encargue de pagarle la jubilación todos los meses. 
 De todos estos negociados capitalistas a costa de las condiciones laborales y de vida de la población, de sus ingresos y de los recursos nacionales, hubo varios ganadores, todos igual de honestos. Es el caso de la canciller Diana Mondino, quien continúa siendo una de las dueñas del banco de origen cordobés, Roela, y, por lo tanto, se ve directamente beneficiada por las normas que desregulan el sistema financiero, comprendidas en el megadecreto que ella misma firmó en calidad de ministra, y que acrecientan la usura sobre los trabajadores. El marido de Mondino, Eugenio Pendás, fue cómplice del denominado “fraude bancario más grande de la historia argentina”, un robo perpetrado contra 21 mil ahorristas bajo el gobierno de Carlos Menem. 
 En su discurso, Milei afirmó que Menem “sabía ganarse la vida sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o mejor precio”. No pareciera que esté hablando del mismo tipo que fue condenado a prisión domiciliaria por el contrabando de 6.500 toneladas de armas y municiones a Ecuador, Croacia y Bosnia-Herzegovina. 
 Los “paladines de la transparencia” que supuestamente venían a combatir los privilegios de la casta, reproducen las mismas prácticas de corrupción que sus antecesores, designando funcionarios que aprovechan su cargo público para hacer negocios, en perjuicio de las mayorías. 
 Quienes fueron protagonistas de graves estafas contra el pueblo, en lugar de haber sido juzgados, hoy son venerados por el gobierno, e incluso están al frente tomando medidas que profundizan la crisis social a la vez que engrosan los bolsillos de un puñado de capitalistas, muchos de entre los cuales se incluyen. 

 Camila García

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