El Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad de Argentina ha acordado convocar a la realización de una Conferencia Latinoamericana en Buenos Aires para los días 1, 2, 3 y 4 de mayo. La presente convocatoria nace de una iniciativa del Partido Obrero, quien en noviembre del año pasado lanzó un llamamiento dirigido a la izquierda y al movimiento obrero combativo de Latinoamérica, empezando por los partidos del FIT-U, para concretar este propósito. El texto acordado entre las cuatro fuerzas para la convocatoria ya fue publicado por el FIT-U.
La oportunidad de la Conferencia está dictada por los grandes levantamientos populares y conmociones políticas y sociales que vienen estremeciendo el continente. En Chile, ya estamos asistiendo a un marzo caliente, con un nuevo repunte de las movilizaciones contra el gobierno de Sebastián Piñera. En Brasil, venimos de una imponente huelga general de los trabajadores petroleros y, de un modo general, vivimos una extrema tensión política y social en la región que augura nuevos estallidos políticos y sociales.
El ciclo de rebeliones inaugurado el año pasado está lejos de apagarse. Con más razón, ahora que asistimos a un nuevo salto de la crisis mundial capitalista. El coronavirus ha terminado agravando una crisis que ya estaba en desarrollo antes de la epidemia. La paralización de la actividad económica como resultado de este flagelo acentúa las tendencias a la recesión mundial, a la guerra comercial y monetaria ya presentes en la economía mundial. Estamos frente a una nueva debacle económica y financiera, que nos remite a la crisis de 2008, con la caída de Lehman Brothers. Esto está pegando dramáticamente a los países emergentes y, por supuesto, a América Latina. Se cierran los mercados, caen las exportaciones y los precios de las materia primas y se rompe la cadena de suministros de insumos y bienes provenientes de las metrópolis y China, imprescindibles para el funcionamiento de la industria y la actividad productiva de los países de nuestra región. Esto va unido a una fuga de capitales, agudizando el derrumbe bursátil, el desplome de los títulos públicos y de los activos de los países latinoamericanos, así como a la devaluación de sus monedas, lo que horada más su capacidad de financiamiento y de hacer frente a la deuda, abriendo paso al fantasma de un default y, por supuesto, a nuevos ajustes y privaciones inauditas para los trabajadores, a los cuales se les pretende descargar el peso principal de la crisis.
Este escenario pone de manifiesto la necesidad y el desafío de la izquierda y el movimiento obrero combativo de poner en pie un polo político en Latinoamérica para discutir una acción y respuesta común de los trabajadores y explotados de la región. La Conferencia responde a esta necesidad. Por eso, el llamamiento está dirigido a los partidos y organizaciones políticas de la izquierda clasista del continente, pero también a dirigentes, militantes y organizaciones combativas y sociales, de los trabajadores, de la juventud y de la mujer. Durante cuatro días, delegados prevenientes de numerosos países de la región van a deliberar, aportando e intercambiando sus experiencias y puntos de vista, culminando con la aprobación de un programa y una línea de acción.
Independencia de clase
La declaración política de convocatoria a la Conferencia incorpora para el debate y pone de relieve la experiencia recorrida por el FIT. Rescatamos al FIT -y hoy al FIT-U- como un campo de independencia de clase. El punto de partida y base de desarrollo del FIT ha sido una demarcación con el nacionalismo burgués y los partidos patronales -y en especial con la gestión kirchnerista.
Esta trayectoria contrasta con el escenario reinante en América Latina, donde lo que ha primado es la colaboración de clases. Dicha estrategia se ha revelado como un escollo central para conducir la lucha a una victoria. La izquierda latinoamericana mayoritariamente ha terminado siendo arrastrada como furgón de cola de esta política. Ha hecho un seguidismo al PT brasileño o al nacionalismo bolivariano, o terminado haciendo causa común con la derecha en nombre de la democracia. Ha primado el electoralismo y las tendencias al movimientismo, que incluye la tendencia a disolverse en partidos con fronteras de clase difusa, como el PSOL en Brasil, en lugar de la construcción de partidos obreros revolucionarios.
No se nos escapan tampoco las contradicciones del FIT-U y los límites del mismo. Nuestro esfuerzo y nuestra política están dirigidos a ampliar el horizonte de acción del FIT a todos los terrenos de la lucha de clases. En el texto de convocatoria a la Conferencia se hace mención explícita a la existencia de esas diferencias. Es un debate, como destaca la declaración convocante del evento, “que llevamos a la vanguardia obrera y juvenil para verificar las posiciones sobre la base de la experiencia común en la lucha”. El Partido Obrero, en este próximo período, irá haciendo su aporte a esta discusión, que volcaremos en las páginas de Prensa Obrera. El nuevo número de nuestra revista En defensa del Marxismo está íntegramente dedicado a América Latina: hace un balance de las principales experiencias de la región, traza una perspectiva y polemiza con posiciones de corrientes de izquierda que intervienen en dichos procesos.
El mérito de la presente convocatoria es que opone a la política funesta de colaboración de clases, la independencia de clase y el método de la lucha de clases, y llama sobre la base de estas banderas a forjar un polo político en América Latina. Dicho reagrupamiento de fuerzas está al servicio de impulsar las rebeliones que se vienen desarrollando y llevarlas a la victoria, cuya suerte está más que nunca asentada en dichas premisas y en conquistar a las mismas a los movimientos de lucha que están al frente de este proceso. El reagrupamiento de fuerzas que planteamos apunta a colaborar con el esfuerzo que vienen realizando los trabajadores que están desafiando la contención del llamado campo progresista y nacional popular y de las direcciones sindicales enroladas políticamente detrás de éste, así como los pactos que se están cocinando a sus espaldas.
Pablo Heller
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