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miércoles, diciembre 04, 2013
Los dilemas de Ucrania
La decisión de Ucrania de aplazar su adhesión a la Unión Europea produce hace más de una semana protestas en Kiev. Aunque el gobierno alega la necesidad de revisar mejor las consecuencias económicas, para los líderes de la UE detrás de la decisión está la presión de Rusia.
Hace casi dos semanas, el presidente Victor Yanuóvich decidió postergar la firma del Tratado de Asociación con la UE, el cual estaba previsto realizarse en la cumbre que en Lituania se celebró el jueves y viernes pasado entre los representantes de Bruselas y seis ex repúblicas soviéticas.
En la UE entienden que las presiones rusas fueron responsables de la medida. Así, la actuación de Moscú se orientaría a sumar a Ucrania a su Unión Aduanera, la organización de integración económica a la que pertenecen también otras dos antiguas repúblicas soviéticas: Bielorrusia y Kazajistán.
De hecho, desde hace tiempo Vladimir Putin trata de convencer al presidente ucraniano de las ventajas que implicaría tal decisión. En agosto, Rusia Hoy reproducía declaraciones del mandatario ruso en este sentido: “Hoy vivimos en distintos países. Pero esta circunstancia en ningún caso podrá borrar nuestro pasado histórico común. Supone más bien una ventaja para nosotros, la base sobre la que forjar nuevos vínculos de integración”. Sucede que la economía rusa se vería perjudicada por el ingreso de Ucrania a la UE, y por ello habría tratado de impedirlo. Para Pilar Bonet, de El País, desde julio Moscú ha realizado diversos “golpes comerciales” contra Ucrania. En el mismo sentido se expresó un artículo editorial del diario alemán Spiegel, señalando que con sus acciones, Putin “ha dejado claras las consecuencias de un acuerdo con la UE”.
Por su parte, los ucranianos que abogan por un pacto con esa organización vienen manifestándose desde el domingo pasado. Con el paso de los días, se han ido uniendo los reclamos de los militantes de la oposición y los ciudadanos sin adscripción partidaria alguna. El movimiento, denominado EuroMaidán (maidán significa plaza), agita como consigna la incorporación a “Europa”. Anteayer, una masiva manifestación finalizó con enfrentamientos con la policía, con el resultado de más de 300 heridos. Y ayer, las protestas continuaban, ofreciendo El País una emisión en directo desde su sitio web, en tanto que el portal ucraniano Forum reportaba que los manifestantes se concentraron impidiendo el acceso a los edificios del Gabinete de Ministros y del Banco Nacional.
La señal que las protestas planean continuar la otorga la información dada por la agencia Interfax: los activistas del EuroMaidan abrieron una cuenta bancaria para quien quiera colaborar con ellos. Sin embargo, diferentes analistas vislumbran un cambio en la composición de los manifestantes. Hallando la causa en la represión, el ruso Alexander Sókolov, director del Grupo para la cooperación internacional y la diplomacia sostuvo que “se juntaron los dos movimientos: los que apoyan la integración con la UE y los que están en contra de la situación en la que Ucrania se encuentra en general”.
Así, han ido aumentando los partidarios del partido nacionalista de derecha Svoboda (Libertad), que si bien desde que entró en el Parlamento en 2012 ha moderado su discurso, sigue manteniendo una ideología difícil de conciliar con los valores de tolerancia que pregona la UE.
Entre los partidos proeuropeos, una de las mayores figuras es Yulia Timoshenko, que fue condenada a siete años de prisión en 2011 y actualmente se encuentra internada en una clínica por sus problemas de salud. Allí, comenzó una huelga de hambre para mostrar su desacuerdo con la decisión del gobierno. Justamente, una de las condiciones solicitadas por la UE para acordar el ingreso de Ucrania, era que las autoridades permitan su traslado a Alemania.
Timoshenko, que fue dos veces primera ministra, fue encarcelada debido a hallársele culpable de abuso de poder por el contrato que firmó en 2009 con la empresa rusa Gazprom. Los acuerdos generaron que Ucrania pagué por el gas mucho más que países vecinos como Bielorrusia, e incluso más que países como Austria y Holanda. De este modo se volvieron una carga muy pesada para la economía ucraniana, dada la dependencia de ese producto.
En efecto, el gobierno ucraniano ha manifestado que es la situación económica la que obligó a posponer la adhesión a la UE. El período de transición implica unos costes que para el gobierno son difíciles de afrontar. Por un lado, se verían afectadas sus relaciones comerciales con Rusia (a donde van gran parte de sus exportaciones). Por el otro, las consecuencias negativas de la eliminación de las barreras arancelarias serían muy graves, en un país que acusa casi un 25% de pobreza. En declaraciones reproducidas por la agencia Ukrinform, Yanukóvich aseguró que “nadie va a robarnos el sueño de una Ucrania europea”. Pero afirmó que “sería un error si no hiciera todo lo necesario para que las personas no perdieran sus trabajos, reciban sus salarios, pensiones y becas”.
Según el presidente, Ucrania necesita 160 mil millones de euros hasta 2017 para adaptar su economía. Y Bruselas se ha limitado a ofrecerle 610 millones de euros en ayuda técnica, condicionada además a un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que reemplace el que finalizó en 2012. Como muestra de que el FMI actúa igual en todas las latitudes, cabe decir que de ese crédito Ucrania no recibió todo lo acordado, ya que no cumplió correctamente con las políticas de ajustes solicitadas (como la que requería que el gobierno deje de subsidiar el gas y la calefacción).
Si bien un sector empresarial se muestra proclive a acercarse a la Unión Aduanera, diversos sondeos indican que la mayoría de la población prefiere integrarse a la UE. Yanukóvich ha retomado las conversaciones con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, para avanzar en el Tratado de Asociación. La postergación ucraniana fue un gran revés para la UE, ya que es el gran interés del Este. En la cumbre de Lituania, sólo firmó dos preacuerdos con Georgia y Moldavia. Ya había perdido a Armenia en octubre a manos de la Unión Aduanera.
Por su parte, con las elecciones de 2015 en la mira, Yanukóvich trata de ser cauteloso. Pero a medida que las protestas en Kiev suman más participantes y reclamos, el futuro político del presidente y su partido se llena de incertidumbre.
Matías Figal
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