Hubo gobiernos que perdieron elecciones por mentir acerca de la responsabilidad de un atentado terrorista. Fue lo que ocurrió con el derechista Pedro Aznar, jefe de gobierno de España, quien adjudicó a la ex ETA la colocación de una bomba en una estación ferroviaria, que había puesto un grupo islámico.
Otros por corrupción, que se llevó puestos a cinco gobiernos peruanos.
El aporte de Argentina a esta saga tiene que ver con un cumpleaños en Olivos en medio de la pandemia y un confinamiento estricto. El impacto popular ha sorprendido a muchos por el alcance del repudio. Ni comparación con el vacunatorio VIP. Encima de esto, el Presidente le echó la culpa a su pareja – un machismo que es repudiado con mayor fuerza hasta por los machistas.
Es indudable que el giro político que esa afrenta ha producido en la opinión pública hunde sus raíces en causas profundas. Las principales tienen que ver con el crecimiento colosal de la pobreza y el hundimiento de los salarios y las jubilaciones, incluso entre el personal de salud; el crecimiento de la desocupación y el empleo en negro. Para ´aligerar´ su propia responsabilidad en el desastre social, los ´nac & pop´ prometen la “felicidad” con plazo fijo – en 2022.
Desde el punto de vista político, el ´cumpleaños´ tiene otra trascendencia, porque ahora alcanza al Presidente la imputación del “funcionario que no funciona”. Esta admisión, que merodea por la cabeza de CFK, aunque haya preferido guardar silencio, derriba la construcción del Frente de Todos, la maniobra ´genial´ que permitió al kirchnerismo volver a la otra mitad del Poder Ejecutivo. Lo que sirvió para llegar no sirve para gobernar. En ese caso, el kirchnerismo se ha quedado sin el paraguas del FdT cuando más lo necesita. No solamente el kirchnerismo, porque el conjunto del sistema político no aguanta una crisis de poder. De ahí que Carrió haya salido con todo a impugnar un planteo de juicio político contra Alberto Fernández. Pero Carrió no habla por boca propia, dadas sus relaciones públicas con el ´establishment´ norteamericano. Biden, que ha quedado peor que Alberto luego de la fuga de sus tropas en Afganistán, le acaba de pedir que asista como mediador en la crisis de Venezuela.
La elección de Alberto Fernández para disputar la Presidencia en 2019 fue, en términos generales, una torpeza, porque no se puede poner a la cabeza del gobierno a alguien que carece de una base social. A la Vice le sirvió llegar a donde está ahora, y a poblar ministerios y reparticiones con la Cámpora, pero la puso en dependencia de un gobierno débil. La unidad cuando es inconsistente precipita la crisis y la división, impugnando la divisa de la marcha peronista. El kirchnerismo, sin embargo, no puede “tomar el poder”, porque ganaría un aislamiento político fatal. No tiene condiciones para requerir un apoyo de masas extra-institucional, porque las masas se movilizan contra sus ‘funcionarios’, sea en Desarrollo Social, Trabajo, Salud y Educación. No puede desempeñar una función de arbitraje, como intentó hacerlo en 2011, cuando CFK y hasta Scioli obtuvieron el 52/4% de los votos. Esto explica que aparezca un Berni con los tapones de punta contra AF, lo que no deja de ser interesante, porque representa un fascismo de mayor raigambre que el de Milei, que copia la demagogia que vale para Estados Unidos pero no para América Latina.
Esta crisis ´cumpleañera´ tiene alcances inmediatos y otros más distantes. En las PASO y en las generales haría mermar el voto al gobierno y aumentar el voto en blanco y la abstención. Es lo que ha venido ocurriendo en las elecciones provinciales. En todo caso, sería un golpe electoral que aceleraría una crisis de gobierno. Más allá de esto, la persistencia de un Ejecutivo presidencial sin autoridad, ni qué hablar de poder, llevaría a una crisis de gobernabilidad. En estas condiciones, el apoyo del FMI, luego de un acuerdo de facilidades, quedaría neutralizado. La crisis económica y el descontento popular se acentuaría, más allá de los precarios rebotes del PBI.
Los problemas de fondo siempre denotan por medio de un ´accidente´ – en este caso el cumpleaños y la responsabilidad que AF le endilga a su pareja. En esta ocasión, sirven para clarificar las posiciones en conflicto entre ´la izquierda moderna y renovadora´, ´colectiva y anti-caudillista’, por un lado, y la ´anacrónica´ por el otro. La primera aborda las elecciones con un método y con posiciones electoralistas, y asigna como objetivo del momento para las masas, convertir a esta izquierda en una “tercera fuerza”. Las masas se deben a la izquierda, no la izquierda a las masas. Los ´anacrónicos´, los socialistas del siglo XX (el punto histórico más alto alcanzado por el socialismo revolucionario), vamos a elecciones como fuerza antagónica al capital y su estado – de ningún modo como su pata tercera. Denunciamos, en la campaña electoral, al parlamentarismo y al Congreso como instrumentos contrarrevolucionarios, que se aprestan a rubricar con el voto el próximo acuerdo con el FMI.
El estallido ´cumpleañero´ confirma, al menos por el momento, nuestra caracterización política. El FdT camina por una cuerda floja, sin alternativas de derecha, golpeadas por el gobierno de Macri, ni de izquierda, golpeada por la crisis del Partido Obrero y su pase a manos de un aparato con intereses y apetitos propios. El PO se ha disuelto en el macaneo democratizante.
Jorge Altamira
16/08/2021
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