La empresa dominante en Internet controla 80% de datos que fluyen en teléfonos inteligentes
Desde la embajada de Ecuador en Londres, el fundador de Wikileaks participa en un foro sobre medios
Puesto a elegir entre dos males (los contendientes para la presidencia de Estados Unidos), Julian Assange, director de Wikileaks, describe así la disyuntiva: Donald Trump es imprevisible. Hillary Clinton, por el contrario, es perfectamente previsible. Por desgracia.
La virtual candidata por el Partido Demócrata, pronosticó, seguirá una política de intervenciones militares en el mundo, algo que está en el alma misma de Estados Unidos. Es, añadió, un halcón (como se señala a los gobernantes estadunidenses proclives a las opciones bélicas) y va a tener el poder de iniciar muchas guerras, aunque a lo largo de sus campañas ha insistido en que quiere terminarlas.
Assange participó este martes, vía Internet desde la embajada de Ecuador, en Londres, donde se encuentra asilado desde hace cuatro años, en el Foro de los Medios organizado por la agencia de noticias rusa Rossiya Segodnya, en el cual se debate sobre el futuro de los medios de comunicación monopólicos.
Luego de escuchar muestras de apoyo y solidaridad de varios de los periodistas asistentes, respondió a una pregunta sobre su encierro. Sigue siendo difícil, sobre todo porque mis hijos están creciendo, pasando de la niñez a la juventud, y no estoy con ellos, expresó. Admitió que sufre problemas de salud. Pero por lo menos todavía puedo trabajar. Y de hecho, añadió, este ha sido un año muy productivo para él y Wikileaks.
En su análisis sobre la correlación de fuerzas que hay a nivel global entre los medios corporativos dominantes y los emergentes que se esfuerzan por contrarrestar el poder de los grandes consorcios, explicó que no comparte el optimismo expresado por varios de los ponentes en el sentido de que el poder monopolizador de los grandes grupos mediáticos se está debilitando. Hubo quienes incluso aseguraron que estos monopolios ya están muertos.
Indicó que aunque, en efecto, la correlación de fuerzas en la industria de la información está cambiando gracias al entorno digital y al terreno que han ido ganando otros medios, los llamados alternativos, los gigantes de la comunicación como News Corp, de Rupert Murdoch, Viacom, CNN, y otros siguen en control de los flujos informativos. Más bien, Assange alertó sobre nuevos riesgos que se perfilan. Hay en el horizonte un nuevo monopolio mucho más poderoso, señaló, y citó a Google, la empresa dominate de Internet que hoy en día controla el 80 por ciento de la información que fluye a través de los teléfonos inteligentes.
Describió a Google como parte integral del Estado en el gobierno de Washington. El presidente Barack Obama y Google se han ido a la cama juntos, dijo. Recordó que Eric Schimdt, alto ejecutivo de Google, a quien Assange entrevistó largamente para Wikileaks antes de que la persecución judicial en su contra lo forzara a pedir asilo en la embajada de Ecuador en Londres, es el personaje que más ha visitado la Casa Blanca. Prácticamente cada semana está ahí.
Esta integración de Google a la administración, explicó, forma parte de un proceso silencioso del Estado estadunidense de entregar sus estructuras a corporaciones privadas. Lo llamó la excepcionalidad de Estados Unidos.
Citó un ejemplo elocuente. El control de la seguridad nacional estadunidense, el corazón mismo del Estado, ha sido concesionado a empresas privadas. En los años 90 Washington había firmado convenios con cerca de 10 corporativos dedicados a distintas especialidades de seguridad. Hoy tiene sucritos más de mil 100. Es decir, 85 por ciento del enorme prespuesto estadunidense dedicado a la seguridad va a parar a las cuentas de estas empresas particulares. La frontera entre el Estado y estos corporativos se está diluyendo.
Abundó sobre lo que ha definido en varios de los estudios que produce en su cautiverio el capitalismo de vigilancia, del que forman parte no sólo Google, sino las empresas que manejan las principals redes sociales a nivel global, Facebook y Twitter.
Comentó acerca de la trampa en la que se encuentran atrapados miles de medios de comunicación independientes, quienes impulsados por la necesidad de competir y alcanzar mayores audiencias utilizan estas redes. Su propio proyecto, Wikileaks, lo utiliza también. “Lo que tenemos que hacer –señaló– es estar conscientes de la naturaleza de este espacio por el que transitamos. Es un espacio precario en el cual confluyen millones de voces, pero no para entablar un debate abierto, sino para funcionar bajo un mecanismo de control masivo”.
Dijo que siempre ha pensado que en cualquier momento Twitter va a decidir bloquear la circulacion de Wikileaks en esa red. Creo que si no lo ha hecho hasta ahora es porque sabe que tenemos el capital político suficiente para enfrentar esta censura.
En el foro participaron decenas de periodistas de Europa, Asia, África y Estados Unidos. Por América Latina estuvo presente La Jornada. Antes de la clausura el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo acto de presencia.
Blanche Petrich
La Jornada
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