viernes, septiembre 23, 2016

Estados Unidos: un nuevo fusilamiento desata protestas masivas en Charlotte



Las protestas en la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte), convulsionada por el asesinato del afroamericano Keith Lamont Scott a manos de la policía, constituyen según The Washington Post, “una de las respuestas más candentes a un tiroteo en cualquier ciudad desde la ola de protestas a nivel nacional que se inició en Ferguson, Missouri, hace dos años” (22/9).
La policía mantiene la versión de que Scott se encontraba armado al momento de su asesinato por parte del agente Brentley Vinson, pero sus familiares aseguran que lo que llevaba en las manos no era un arma, sino un libro, y varios testigos afirman que fue asesinado de cuatro tiros a quemarropa (actualidad.rt.com, 22/9). El homicidio tuvo lugar menos de una semana después del que se llevó la vida de otro negro desarmado, Terence Crutcher, en Tulsa (Oklahoma), el pasado viernes 16; y del asesinato del Darren Seals, líder de las protestas de Ferguson.
El crimen racista fue el acicate para dos noches de intensas protestas, en que los manifestantes alzaron las consignas de “La vida de los negros importa” (el nombre del movimiento contra estos crímenes raciales), “¡Sin justicia no hay paz!” y “Dejen de matarnos”.
Luego de la subsiguiente represión por parte de la policía (con gases lacrimógenos, balas de goma, granadas aturdidoras y por lo menos 44 detenidos) y crecientes enfrentamientos, el gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, decretó el Estado de emergencia. El cuadro dio así un salto en intensidad, ya que se han incorporado a la represión centenares de militares de la Guardia Nacional, así como la Patrulla de Caminos. La militarización va a tono con la defensa cerrada de las fuerzas de seguridad por parte del mandatario.

Violencia estatal

El Washington Post ha publicado un pormenorizado estudio de la violencia policial en 2016, que con 706 asesinatos en la cuenta se halla ya al mismo nivel que en mismo período de 2015. Casi la totalidad de estos hechos quedan impunes.
En otro estudio del mismo medio de julio se revela que un negro tiene 2 veces y media más de posibilidades de ser asesinado por un policía que un blanco.
El Estado de emergencia decretado por el gobernador es la expresión última de un Estado de emergencia que se ha transformado en permanente en los Estados Unidos. El objetivo de ese estado policial es mantener a raya a las masas en un cuadro de bancarrota capitalista, acentuamiento de la polarización social y guerras imperialistas.
Por eso, el problema de fondo es de clase (cabe señalar que el asesino de Scott también era afroamericano y que Obama, el primer presidente negro, envió la Guardia Nacional en reiteradas ocasiones a sofocar las rebeliones populares contra los casos de gatillo fácil en distintos puntos del país).
Sólo la clase obrera, estructurada en partido y acaudillando al resto de las capas explotadas, puede derrotar el estado policial yanqui y abrir una salida frente a la crisis.

Tomas Eps

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