El último día de agosto, el New York Times publicó un extenso ensayo contra Julian Assange, periodista australiano que al frente de WikiLeaks, se convirtió en eje de uno de los episodios más controvertidos de la historia del periodismo mundial.
Con la firma de Jo Becker (jefe de grupo), Steven Erlanger y Eric Schmitt, el artículo apareció con el título de “Cómo Rusia se beneficia con frecuencia con los secretos de Occidente revelados por Julian Assange (How Russia Often Benefits When Julian Assange Reveals the West’s Secrets)”.
Evidentemente el propósito principal del trabajo periodístico era difundir la idea de una probable existencia de vínculos de Assange con los servicios de inteligencia rusos “que pudiera ser la razón por la que las agendas de WL y el Kremlin encajan tan a menudo”. El ensayo difundido por el NYT recuerda que Assange saltó a la fama en 2010 al difundir enormes alijos de comunicaciones altamente clasificadas del gobierno estadounidense exponiendo interioridades de sus guerras en Afganistán e Irak, así como de su errática diplomacia alrededor del mundo.
Los autores afirman que Assange, desde el reducido espacio en que vive en la embajada ecuatoriana en Londres -que desde hace cuatro años le ha concedido asilo para protegerle de la cacería a que le tienen sometido las agencias policiales al servicio de Estados Unidos- ha venido ofreciendo una visión de EEUU como un “superbully”, vale decir, una nación que dispone de poder imperial para reconocer la lealtad de las naciones a los principios de los derechos humanos y facultades para castigar a quienes, como el propio Assange, se atreven a decir la verdad. En julio, WL divulgó casi 20.000 mensajes electrónicos del Comité Nacional Demócrata sugiriendo que ese partido había conspirado con la campaña de Hillary para socavar a su principal oponente en aquel momento, el senador Bernie Sanders. Assange, quien ha sido abiertamente crítico de la señora Clinton, prometió nuevas revelaciones que podrían voltear su campaña contra el candidato republicano, Donald Trump.
El trabajo publicado por el NYT contra Assange asegura que “funcionarios estadounidenses creen, con alto grado de certeza, que esos mensajes fueron hackeados por el gobierno ruso y sospechan que los códigos han sido robados por los rusos”.
Según los autores del artículo, ello ha hecho surgir la pregunta de “si WL se habría convertido en máquina de lavado para el material reunido por espías rusos y, en términos más generales, ¿cuál es la relación entre Assange y el Kremlin?”.
Los coautores del trabajo que publica el NYT, afirman que “ya sea por convicción, conveniencia o coincidencia, las versiones de documentos divulgados por WL, así como muchas declaraciones de Assange, han beneficiado a Rusia a costa de Occidente”.
De ahí que el consenso entre funcionarios de Estados Unidos sea que -aunque probablemente Assange y WikiLeaks no tengan vínculos directos con los servicios de inteligencia rusos- al menos en el caso de correos electrónicos del partido demócrata, Moscú sabía que en WikiLeaks tenía una salida viable para bajar, en las bandejas digitales anónimos del grupo, los documentos hurtados.
Poco tardó el fundador de WikiLeaks en salir en rechazo de lo planteado por los tres coautores del artículo contra él aparecido en el New York Times el 31 de agosto.
"La teoría de la conspiración que el artículo intenta imputar a la distribución de las publicaciones de WikiLeaks es falsa y otros varios puntos del artículo son "falsos" o "engañosos", simplemente no son periodismo," escribió Assange en su respuesta.
"La única noticia seria en el artículo del NYT es que los funcionarios estadounidenses hayan admitido que Assange y WikiLeaks probablemente no tienen vínculos con los servicios de inteligencia rusos”, dice Assange citando el subtítulo del artículo.
WikiLeaks no ha tenido noticias de que el gobierno de Estados Unidos haya afirmado en algún momento que los mensajes hackeados del Comité Nacional Demócrata que WikiLeaks publicó en julio, hayan sido obtenidos por la inteligencia rusa. De hecho, el gobierno de Estados Unidos jamás ha acusado públicamente al gobierno ruso de estar detrás del hecho, aunque ahora se diga que muchos expertos cibernéticos estadounidenses hayan asegurado tener un "alto grado de certeza" de que el gobierno ruso estaba detrás del robo de los correos electrónicos.
Respecto a los cuestionamientos que se le hacen acerca del hecho de que WikiLeaks nunca publica materiales contrarios a los intereses de Rusia, Assange afirma que su grupo no excusa a ninguna nación en particular. Más bien verifica que cualquier material que publica sea en servicio del público, que "adora echar un vistazo a la maquinaria corrupta que intenta gobernarlos."
Manuel Yepe
Exclusivo para el diario POR ESTO! de Mérida, México.
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