miércoles, septiembre 21, 2016

La batalla de Pavón



Una de las batallas fundacionales del Estado argentino, hechos, acuerdos y consecuencias de una parte poco indagada de la historia Argentina.

A lo largo del siglo XIX argentino, hubo varios intentos de unificación política que no pocas veces fueron resueltos en el campo de batalla. El último de estos intentos fue la Batalla de Pavón, el 17 de septiembre de 1861.
Este combate abrió el camino a la organización nacional y puso fin a la separación entre la Confederación Argentina, liderada por Urquiza, representante de los estancieros entrerrianos y el Estado de Buenos Aires, al mando de Bartolomé Mitre, defensor de la oligarquía porteña.
Es necesario tener presente que no existía lo que hoy se conoce como República Argentina, sino que más bien había múltiples soberanías, cada provincia del actual territorio argentino se reconocía como Estado autónomo, en este sentido la Confederación Argentina fue la máxima unificación lograda a través de la unión de los Estados provinciales mediante pactos y tratados. Se puede considerar a Pavón como la paz armada necesaria para instrumentar al futuro Estado argentino.
La disputa entre las partes beligerantes no era solo una cuestión de organización político-territorial sino una disputa económica entre diferentes sectores dominantes. La Confederación Argentina exigía por un lado la libre navegación de los ríos que implicaba que los bienes producidos en el Interior no llegaran con precios inflados (ya que debían pagar impuestos al transitar las diferentes aduanas internas hasta llegar a Buenos Aires y también derechos de importación) los que debían competir con los precios de los bienes llegados de Inglaterra, obviamente de menor precio y de mayor calidad, en detrimento de los productos y ganancias del Interior (recordemos que para estos tiempos Inglaterra es el país con mayor desarrollo industrial). Por otro lado, la nacionalización de la Aduana de Buenos Aires (que era la única provincia con un puerto con salida oceánica), tendría que repartir sus ganancias a todo el territorio argentino. Con estas claves, podremos comprender de qué trató la Batalla de Pavón.

Los hechos previos

En función de la disputa económica, el 11 de noviembre de 1859 firmaron la Confederación y Buenos Aires, el Pacto de San José de Flores, que acordaba el ingreso de esta última a la Confederación. Entre sus cláusulas más importantes Bs. As. se abstendría de mantener relaciones diplomáticas con otras naciones y la Aduana sería nacionalizada.
Para hacer efectiva la unión de la provincia rebelde a la Nación, se efectuó en Buenos Aires la elección de diputados provinciales ante el Congreso Nacional, pero los porteños no siguieron la ley nacional (cada provincia sería un distrito electoral) sino que siguieron la suya propia (dividiendo al país en siete distritos, disminuyendo la representación de cada provincia) dando por caduco el Pacto de San José y así el primer intento de unión nacional.
La segunda crisis que cristalizó en Pavón fue el estallido en San Juan. Durante la presidencia de Urquiza las provincias del interior habían estado en paz con el Estado de Buenos Aires. Pero todo cambió con la llegada de Derqui en 1860, momento en el que irrumpieron conflictos en diferentes provincias de la Confederación, siendo el clímax la situación desatada en San Juan.
José Antonio Virasoro, gobernador de San Juan fue derrocado y asesinado por una rebelión liberal, es decir por caudillos que apoyaban al Estado de Buenos Aires. En una asamblea, de la que quedaron excluidos los federales, se nombró gobernador de San Juan a Antonino Aberastain, abierto liberal pro Bs. As. Derqui ordenó intervenir la provincia al mando del gobernador de San Luis, Juan Saá, quien invadió San Juan e hizo fusilar a Aberastain en enero de 1861. Buenos Aires entonces comenzó a prepararse para la ofensiva.

La batalla

Derqui consideró como un acto de sedición el comportamiento de Bs. As., por lo que encomendó a Urquiza en tanto capitán general del ejército de la Confederación, que pusiera en obediencia a la provincia rebelde, así comenzó a concentrar las fuerzas en Diamante, Entre Ríos.
El ejército confederal estaba formado por 17.000 hombres, de los que 8.000 fueron aportados por las provincias del centro y 9.000 por Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. El ejército porteño al mando de Mitre, contaba con 22.000 hombres, Mitre contaba además con superioridad de armamento.
A pesar de las desventajas para el ejército confederal, ambas fuerzas chocaron en las orillas del arroyo Pavón, al sur de Santa Fe. Mitre desplegó su infantería, preparándose para el asalto al centro adversario. Sin embargo, fue la artillería confederal la que dio inicio al combate, abriendo grandes brechas en las filas de infantes porteños, blancos fáciles debido a sus vistosos y coloridos uniformes.
El irregular combate duró apenas dos horas, durante las que el ala izquierda confederal bajo el mando del coronel mayor Juan Saá, compuesta en gran parte por las divisiones santafesinas, derrotó completamente a la caballería del Primer Cuerpo del ejército porteño. También el ala derecha arrolló a la caballería del ala izquierda del ejército de Buenos Aires. En cambio, el centro del ejército de la Confederación, compuesto por milicianos del interior con escaso entrenamiento militar, fue superado y obligado a retroceder por los aguerridos y bien pertrechados batallones de infantería porteños.
Urquiza abandonó el campo de batalla a pesar de la victoria. La insólita decisión de Urquiza dejó el campo abierto al ejército porteño, que se había retirado hacia San Nicolás de los Arroyos. Mitre decidió entonces consolidar su posición para marchar luego sobre Santa Fe y el 4 de octubre, inició su avance sobre Rosario con 13 000 hombres y 42 piezas de artillería, ciudad que ocupó una semana después.
En los meses siguientes, el avance de los porteños y sus aliados fue imparable; y el único ejército federal que podrían haberles opuesto resistencia, el de Urquiza, fue prácticamente desmantelado por orden de éste. Al ver que el país era invadido, Derqui renunció y se refugió en Montevideo.

Detrás del telón de guerra: la conciliación

¿Por qué Urquiza tomó esa “insólita” decisión de retirarse del campo batalla? No hay que olvidar que el general Urquiza, representaba a los estancieros entrerrianos, a los que él mismo pertenecía. En su momento fue en alianza con la oligarquía porteña contra Rosas hasta que el monopolio aduanero y de los ríos de parte de Bs. Esto lo movió a romper con los porteños y derrotar a Rosas. Así los estancieros entrerrianos se convirtieron en el eje de la organización nacional, acaudillando a todos los sectores interesados en impedir que la oligarquía porteña organice la nación de acuerdo a sus intereses. Urquiza y los suyos decidieron que les era más barato llegar a un acuerdo con los oligarcas porteños, sean comerciantes o terratenientes, que llevar una lucha a muerte, siempre y cuando no se metan con los asuntos de Entre Ríos.
“Su claudicación ante Buenos Aires estaba en el orden natural de las cosas, y así lo observo Alberdi, que dio una descripción acabada del aspecto personal de esta política sin determinar su base clasista: ¿para que ha dado Urquiza tres batallas? Caseros para ganar la presidencia, Cepeda para ganar una fortuna, Pavón para asegurarla” (1).
A continuación, Mitre proyectó su influencia sobre todo el país: todos los gobernadores federales –con la notable excepción de Urquiza– fueron derrocados en las semanas finales del año y en las primeras de 1862. Meses después, Mitre fue elegido presidente de la Nación por medio de elecciones organizadas por los nuevos gobiernos; tanto en la elección de éstos, como en la de aquél, los candidatos federales estaban proscriptos.

Nadia Petrovskaia

1 Milcíades Peña, La era de Mitre, de Caseros a la guerra de la triple infamia, p. 32.

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