sábado, septiembre 24, 2016

Vibrante elocución de Edgar Morin recordando “la Nueve” y a su amigo Solano



Edgar Morin (París, 1921) es una de las personalidades más reconocida del pensamiento y de la izquierda heterodoxa francesa Sociólogo y antropólogo, reconocido estudioso de la crisis interna del individuo, ha abordado la comprensión del “individuo sociológico” a través de lo que él llama una «investigación multidimensional», es decir, utilizando los recursos de la sociología empírica y de la observación comprehensiva. Fuertemente crítico con los mass-media, ha analizado asimismo los fenómenos de propagación de la opinión.
Militante comunista en su juventud, muy implicado en la solidaridad con la República española, Morin estudió en la Sorbona y en la Universidad de Toulouse. Licenciado en geografía e historia y en derecho en 1942, cursó posteriormente estudios universitarios de sociología, economía y filosofía, que se vio obligado a interrumpir por el estallido de la II Guerra Mundial. Fue militante de la resistencia francesa contra el movimiento nazi y, más tarde, miembro del Partido Comunista Francés hasta 1951, año en que fue expulsado por su antiestalinismo. Pese a que desde su abandono del PCF no militó en ningún partido, nunca dejó de interesarse y participar en la política. En los años sesenta fue el principal animador de la prestigiosa editorial Minuit, abierta al panorama del marxismo crítico, la plataforma en la que Pierre Broué publicó su celebrado estudio sobre la guerra y la revolución española, así como un cierto número de recopilaciones sobre León Trotsky, lo que entonces estaba considerado como “pecado mortal” por el PCF. que por entonces
Dirigió además la revista Arguments (1957-62) y Communications (1972). Investigador y miembro del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) desde 1950, en 1970 pasó a ser director de investigación de dicho centro. Desde 1977 dirigió el centro de estudios interdisciplinares de la Escuela Superior de Ciencias Sociales, dependiente del CNRS. En 1970, antes de trasladarse a California, formó parte del llamado grupo de los diez, dirigido por el doctor Robin y que reunía a biólogos, cibernéticos, físicos y renombrados expertos en diversas áreas. En 1987 presentó en Estrasburgo Pensar Europa, un estudio sobre la pluralidad cultural y social del viejo continente. En dicho acto hizo un llamamiento a los intelectuales para que desempeñen “una misión catalizadora en una Europa cuyo nuevo enemigo es su desunión”. Edgar Morin defendió “la Europa de los pequeños espacios culturales”, afirmando que “la internacionalización y la particularización en la cultura son procesos antagónicos y complementarios”.
Como ensayista está considerado como uno de los grandes pensadores franceses actuales y es colaborador de numerosas publicaciones científicas. Autor de más de treinta libros, reflexionó sobre el marxismo en La autocrítica. En El espíritu del tiempo glosó los acontecimientos de mayo del 68, y en El espíritu del tiempo II (1975) respondió a las críticas recibidas por el primero. Sobre el estudio de los fenómenos de comunicación de masas, especialmente el cine, publicó El cine o el hombre imaginario (1956) y Las stars (1957). Entre sus ensayos antropológicos figuran El paradigma perdido, la naturaleza humana (1973), La naturaleza de la Naturaleza (1977) y La vida de la vida (1980). Sus obras El paradigma perdido y El método son utilizadas como textos de consulta por los estudiantes de filosofía. En 1994 recibió la Legión de Honor y el premio Internacional de Cataluña.
En líneas generales y en tono muy emotivo, Edgar Morin se refiere a su juventud, totalmente marcada por la lucha de la República española, siendo un joven comunista que rompió con el estalinismo, lloró con la caída de Barcelona. Se emocionó cuando reconoció las canciones anarquistas, cuando descubrió que los primero que entraban en la Liberación de París eran militantes, algunos pertenecientes al Columna de Durruti, que siempre mantuvo su fervor por los combatientes olvidas de la Nueve, especialmente a su camarada y amigo Wilebaldo Solano, secretario general del POUM (al que dedicó un breve ensayo que se puede encontrar en la Web de la Fundación Andreu Nin) que dedicó toda su vida a la rehabilitación de Andreu Nin. Que el homenaje que se la hacía ahora a la Nueva le rememoraba todo aquello, y suponía el encuentro con emociones que seguían vivas en lo más profundo de sus recuerdos.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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