viernes, septiembre 23, 2016

Rosariazo: entre el asedio obrero y las acciones estudiantiles



La clase obrera de Rosario y la región son ricas en luchas y siempre acompañó los procesos más generales desarrollados a nivel nacional.

Así, en el período que va desde 1929 a 1945/50, la clave del proletariado local estará en los frigoríficos y los ferrocarriles, estos últimos con enorme capacidad de acción gracias a su posición estratégica por el control de la circulación de mercancías, los primeros por el peso relativo en la economía nacional esencialmente exportadora y con poco desarrollo industrial.
La política de “sustitución de importaciones” para una supuesta independencia nacional fue de la mano de los capitales imperialistas. De manera desigual, de manera combinada, surgía un nuevo proletariado en las grandes urbes. Rosario y la región se transformaban al mismo ritmo. La vieja red de talleres y pequeñas industrias característica del período previo, se combina con nuevas concentraciones de capitales, de tecnología… de obreros. Rosario se ensanchaba y dejaba de ser ella misma.
Como un imán que atrae los metales, el viejo cordón de Lagos hacia el sur será atraído y unido al polo siderometalúrgico de Villa Constitución y San Nicolás. Hacia el norte, desde Granadero Baigorria hasta Puerto General San Martín un nuevo polo crecía. Ceramistas, químicos, petroquímicos y papeleros fueron la impronta de la década.
Así se constituiría la “anatomía” geográfica del movimiento obrero regional que se mantiene hasta nuestros días y esta marcará a su vez a las luchas obreras y populares más importantes desde el ´45 en adelante.
El 17 de Octubre de 1945 encontrará las movilizaciones semi espontáneas para liberar a Perón que desde los talleres de Pérez, llegó a movilizar a 5 mil trabajadores hacia el centro de la ciudad. Unos días más tarde se movilizan trabajadores desde Granadero Baigorria, Empalme Graneros y toda la zona oeste de la ciudad que chocaron nuevamente con las fuerzas de seguridad en el centro.
Para Beba Balvé, en esos días en Rosario “La lucha se entabla entre sectores populares y obreros del cordón circundante de la ciudad, en avance hacia el territorio enemigo, el de los libertadores del centro de la ciudad y las fuerzas armadas. Más de 400 muertos entre mujeres, niños y hombres, y el ejército jamás pudo entrar a los barrios a sacar las estatuas de Perón y Evita. Esto hizo que Perón la declare la capital del peronismo, y que la resistencia peronista de rosario haya sido la más activa y exitosa en sus acciones.”
En los años 60, los ferroviarios de Pérez serán parte de la huelga nacional ferroviaria que duró 42 días contra el plan privatizador de Frondizi (1961). Durante esta lucha, se realizó una movilización muy importante que cubría varias cuadras de Av. Alberdi, encabezada por las mujeres, madres, hermanas e hijos de los trabajadores, haciendo imposible para las fuerzas represivas disolverla, por lo masiva de su convocatoria.
En los años 70 la clase obrera de la región será parte del auge obrero que recorre el país y su fisionomía transformada al compás del proceso sustitucionista dio mayor hegemonía aún a las grandes concentraciones al norte se extendía hasta Puerto General San Martín y al sur hasta Villa Constitución y San Nicolás.
El movimiento estudiantil catorce años antes estuvo hegemonizado por el gorilismo golpista y gozó durante la dictadura, de la isla democrática universitaria. La Noche de los Bastones Largos en el ´66, la fresca brisa de una primavera europea y el calor de la revolución cubana pusieron fin a una alianza reaccionaria para dar lugar a una nueva y revolucionaria.
El Rosariazo estudiantil de Mayo de 1969, es protagonizado centralmente por los estudiantes pero también acompañado por miles de trabajadores en las calles
La crónica es conocida. La lucha contra el aumento de los comedores universitarios y el asesinato de Cabral en Corriente el 15. El 16, la respuesta en Rosario que se inicia en Medicina y luego en Económicas. El 17, la movilización y el asesinato de Bello. La CGTA, decreta el estado de alerta y cita a un plenario para el día 20. Imponentes sectores obreros y populares repudian el asesinato. Se convoca “la marcha del silencio”, el primer Rosariazo.
Las batallas en el centro de la ciudad se extienden durante horas donde participan ente 3 y 4 mil manifestantes. Las barricadas callejeras se multiplican.
Durante esa jornada cae herido el joven de 15 años Luis Blanco, secundario y obrero metalúrgico. La CGT declara el paro en “un plenario de 38 gremios, reunidos en el local del Sindicato del Vidrio, donde participaron representaciones de las dos centrales obreras (Paseo Colón y Azopardo), ratificaba la realización del paro para el viernes 23.” (Ceruti y Sellares). Los 2 mil ferroviarios de Pérez paran por la suspensión de algunos de sus dirigentes. 7 mil las personas que acompañan su entierro.
Este mismo sector será protagonista del segundo Rosariazo, en septiembre, cuando una huelga de brazos caídos que comienza en Rosario se extienda primero a las localidades cercanas y luego a gran parte del país con paros solidarios. “La solidaridad con el conflicto ya no provenía sólo de los ferroviarios sino que, tras el plenario de la CGT Unificada de Rosario, con la presencia de 37 gremios y de 6 mil ferroviarios, se resolvió “realizar un paro activo por 38 horas” los días 16 y 17.”
Esto dio lugar al segundo Rosariazo: “Desde La Fraternidad… más de 7 mil ferroviarios se dirigieron a la empresa Minetti… Se le sumaron luego los obreros textiles de Extesa, los trabajadores del vidrio, los de la construcción, etc. Desde Oroño al 1300, marchaba una columna de Luz y Fuerza; otra venía de la Usina de Sorrento y, desde el sur, se agregaban los obreros del frigorífico Swift y los metalúrgicos… intentaban converger en el local de la CGT de Córdoba al 2100. Los estudiantes, que se habían concentrado en las distintas facultades, se incorporaban masivamente a las columnas obreras. Los primeros ataques de las fuerzas de represión lograron dispersar parcialmente a los manifestantes. Sin embargo, la organización previa de la autodefensa comenzó a dar resultados: éstos resistían y levantaban barricadas, reagrupándose una y otra vez.”
Con el correr de las horas la lucha se extendió a los barrios, sobre todo la zona norte y sur. Se sumaban a la lucha amas de casa, jóvenes y niños de estas barriadas. Se estima que entraron en el combate contra la dictadura entre 100 y 250 mil personas.
En el período revolucionario abierto, surgiría la Intersindical de San Lorenzo (que participa de plenario del SITRAC SITRAM en Córdoba), así como renovación de comisiones internas y delegados a lo largo de todo el cordón. La experiencia del control obrero en PASA -1974- y el primer y segundo Villazo del 74 y el 75 respectivamente, aparecen como las experiencias más avanzadas de la época, destacándose la lucha de Villa Constitución que expresó además, la hegemonía obrera y su relación con el territorio del cual son parte logrando movilizar al conjunto del pueblo villense.
Por último durante las jornadas del Rodrigazo, serán los obreros del cordón de San Lorenzo quienes marchen hacia Rosario, sumando fábricas a su paso
Hipótesis estratégica: entre el “asedio obrero” y las “infantería ligera” estudiantil
Como se ve en este breve punteo, tanto en las “batallas” de la resistencia peronista, como también en el segundo Rosariazo y el Rodrigazo, desde el punto de vista territorial, los procesos de movilización e incluso semi insurreccionales de los obreros del Gran Rosario “se mueven” desde la periferia hacia el centro de la ciudad (arrastrando a su paso a nuevos contingentes obreros y populares), ya que su propia estructuración se concentra mayormente en su periferia.
Desde el punto de vista militar, las columnas obreras realizaron “movimientos de asedio” con el objetivo de “tomar la Capital”. Mientras tanto, el movimiento estudiantil cumplió un importante rol en el centro de la ciudad, que mediante el método del enfrentamiento de barricadas y de “guerrilla urbana”, actuando como “infantería ligera” que resistía esperando la llegada de los contingentes obreros.
Esta tradición de lucha de la clase obrera y el movimiento estudiantil regional es olvidada y silenciada. Menores aún son los esfuerzos por sacar conclusiones estratégicas para las tareas del presente y los enfrentamientos por venir. Por supuesto es nuestra tarea dar cuenta de las transformaciones objetivas y subjetivas de una clase obrera que lejos de desaparecer se fortaleció numéricamente en la última década. Solo así podremos trazar los “planes de guerra” para construir una fuerza obrera, estudiantil y popular capaz de triunfar.
Todas las organizaciones sindicales y de la izquierda se han adaptado al mito noventista de la desaparición de la clase obrera o al menos su centralidad hegemónica, retrotrayendo todas sus prácticas al mero corporativismo obrero o estudiantil.
Nuestro esfuerzo por desarrollar agrupaciones obreras en la alimenticias y metalúrgicas de la zona norte o el “polo del frío” en la zona sur, junto al desarrollo de una combativa juventud estudiantil en las universidades del centro y la periferia, no son prácticas aisladas, sino que se enmarcan en ésta tarea preparatoria que deberá pasar por combates parciales cuando cada lucha lo exija.
El debilitamiento estratégico de las FFAA post dictadura y post Malvinas es otro hándicap para nuestras tareas. La denuncia y combate contra las narcopolicías provinciales, o contra el espionaje de las fuerzas de seguridad como la Gendarmería y el Proyeco X, son batallas tácticas pero con un norte estratégico.
Nuestro objetivo es recuperar estas tradiciones transformándolas en lecciones estratégicas que nos permitan reactualizar la relación entre fuerza obrera, posición estratégica, territorio y acción militar. Solo así construiremos una fuerza obrera hegemónica que ante el próximo ascenso nacional, junto a los estudiantes y el pueblo pobre, pueda “ocupar la Capital”.

Sebastian Quijano

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