Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
jueves, mayo 31, 2012
La batalla por un gobierno de izquierda en Grecia: ocho puntos débiles que debemos corregir
La clase dominante está incrementando la escala de su guerra sucia contra SYRIZA, y está reagrupando a sus diferentes fracciones políticas con la esperanza de evitar una posible victoria electoral de SYRIZA en las elecciones del 17 de junio. Desde el punto de vista de SYRIZA, con el fin de alcanzar nuestro objetivo de un gobierno de izquierda, tenemos que corregir algunos errores y debilidades graves.
1) Nuestra campaña electoral no debería centrarse solamente en los medios de comunicación burgueses, que son inevitablemente hostiles a SYRIZA. Por el contrario, debería centrarse principalmente en los barrios y en los centros de trabajo, donde es necesario librar una batalla diaria para discutir, convencer, movilizar y organizar a los trabajadores y a los sectores de la juventud más militantes. SYRIZA, como partido unificado de las masas, tiene que empezar a auto-organizarse lo antes posible durante este crítico enfrentamiento político.
La iniciativa de SYRIZA de convocar asambleas populares es correcta; estas asambleas, sin embargo, no deberían celebrarse solamente en cada barrio, sino que también deberían extenderse a todos los lugares de trabajo. No tendrían que limitarse a ser solamente asambleas consultivas, ni realizarse exclusivamente para hacer discursos electorales. Deberían utilizarse para reclutar miembros para SYRIZA y para decidir por voto popular cuáles deberían ser las prioridades del programa político y de la organización de SYRIZA con vistas a las elecciones que se avecinan, y deberían elegir comités locales encargados de orientar y coordinar la lucha a nivel local.
2) La falta clara de un programa político coherente. Esto no sólo abre un espacio para improvisaciones y oscilaciones confusas por parte de nuestros miembros dirigentes en sus apariciones en los medios, sino que también impide dar una respuesta coherente a verdaderas eventualidades, tales como una declaración de guerra económica y política extensiva por parte del capital -nacional e internacional- contra un futuro gobierno de izquierda.
Los órganos de dirección de SYRIZA deberían redactar y presentar de inmediato un programa político para un gobierno de izquierda. Este programa debe ser discutido en las asambleas populares que deberían tener lugar en todos los barrios y lugares de trabajo dentro de los próximos quince días. Las asambleas, a su vez, deberían elegir representantes para asistir a una conferencia especialmente constituida encargada de decidir exclusivamente cuál debería ser el programa político de un gobierno de izquierda. Nosotros -los marxistas organizados dentro de Synaspismos y de su organización juvenil- en su momento presentaremos nuestras propuestas y contribuciones para un debate sobre un programa político coherente de acción para los primeros 100 días de un gobierno de izquierda.
3) Más concretamente, es una sorpresa desagradable notar la falta de posiciones coherentes y claras de SYRIZA en relación al desempleo, y, más específicamente, observar el total abandono de nuestra reivindicación histórica en relación a la semana laboral de 35 horas. El desempleo es actualmente el tema más importante para la clase obrera. Nos debemos una solución política radical para los cientos de miles de desempleados que están siendo empujados cada vez más hacia el hambre y la miseria. Esta solución sólo puede ser establecida con la reducción de la jornada de trabajo al nivel que sea necesario, poniendo a cada desempleado a trabajar con un salario decente (introduciendo la escala móvil de horas de trabajo).
Presentar una escala móvil de horas de trabajo mostraría en toda su extensión a la sociedad la incapacidad del capitalismo para asegurar la subsistencia y, por lo tanto, la supervivencia de cientos de miles de personas. Se podría ilustrar lo que podría conseguirse con una economía planificada, si se sustituyera la anárquica e inhumana economía capitalista de mercado. También es necesario elaborar un plan de obras públicas benéficas que sean financiadas con impuestos elevados al gran capital y a la gran propiedad, plantear recortes drásticos del presupuesto militar, una reducción drástica de los salarios de los miles de cargos públicos y altos funcionarios al nivel del salario promedio de un trabajador calificado, la socialización de la propiedad de la Iglesia, de la infraestructura nacional, de los recursos naturales, de la energía, del transporte, de las telecomunicaciones y de las empresas más importantes de cada sector de la economía.
4) La dirección de SYRIZA está descaradamente dando marcha atrás en la cuestión del sector bancario. En los últimos dos años, SYRIZA ha abogado públicamente por la nacionalización de los bancos. Eso había dado esperanzas a los trabajadores de que un gobierno de izquierda establecería un sistema nacional unificado de crédito capaz de limpiar las deudas de pesados intereses, que se derivan de la búsqueda de ganancias que constituye la función y la naturaleza del sistema bancario actual, y de cumplir un papel central en el desarrollo económico y social del país. Por el momento, sin embargo, de acuerdo con las recientes declaraciones de G. Draghassakis, la nacionalización del sistema bancario ha cambiado a "control público", especialmente a través de la recapitalización con fondos públicos del sector bancario de acuerdo con las estructuras del ISP (acrónimo en inglés de programa de Participación del Sector Privado). Ese tipo de "control público", con capital prestado por la Troika (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea), es incompatible con el rechazo del Memorándum (el plan de ajuste que acompaña el "rescate" de la economía griega). Es inconcebible que la Troika financie a los bancos si un gobierno de izquierda tratara de utilizar su "control" sobre ellos para desarrollar la sociedad y la economía. Por encima de todo, no hay nada "público" en ese tipo de "control público", dado que los bancos continuarán funcionando como entidades de maximización de beneficios comerciales cuya gestión sería ejercida probablemente por funcionarios estatales de más alto nivel, que serían responsables en general ante los accionistas, y no ante los trabajadores y la sociedad.
5) Nuestros anuncios públicos son débiles y carecen de coraje en relación al tema de la lucha contra la evasión de impuestos de los adinerados, que nosotros, con razón, consideramos tan importante para que un gobierno de izquierda pueda asegurar una vida decente a los trabajadores y jubilados. La evasión de impuestos, junto con otros tipos de fraude del Capital, no puede ser frustrada con la mera invocación de nuestra "voluntad e intención política", o tratando de hacer que los mecanismos absolutamente corruptos del Estado burgués funcionen correctamente. Un gobierno de izquierda debería decretar inmediatamente el control obrero.
Desde este punto en adelante, en todas las grandes empresas debería aplicarse un control y una vigilancia administrativa meticulosos, llevados a cabo por comités elegidos. Estos comités deberían involucrar a los trabajadores con la ayuda de especialistas comprometidos con un gobierno de izquierda. Sólo de esta manera podrían quedar completamente al descubierto los escándalos y los fraudes cometidos por el Capital. Todo el mundo podría ver cómo la economía griega ha sido robada históricamente, a una amplia escala, por el Capital.
6) Los burgueses, ya sean neoliberales o lo que sea, se refieren hipócritamente al "Estado", o aparecen tratándolo como si no hubiera sido construido a su propia imagen. Pretenden que no fue organizado para defender sus intereses de clase, sino que fue organizado y es defendido por la izquierda. Correctamente, los representantes de SYRIZA han mantenido hasta ahora su distancia del "estatismo", en el sentido de que la izquierda no puede defender un Estado burgués derrochador, burocrático y autoritario. Sin embargo, deberíamos añadir que no nos limitamos a defender simplemente un Estado menos costoso y más eficiente, sino un Estado que esté controlado democráticamente por los trabajadores para el pueblo, un Estado sin burocracia, privilegios, ni autocracia.
Tenemos que defender públicamente reivindicaciones tales como la remuneración de todos los funcionarios y cargos estatales con un salario equivalente al de un trabajador calificado, el desguace de las estructuras existentes en el ejército y en las fuerzas de seguridad, y su restablecimiento bajo el control de las instituciones y las organizaciones de masas del pueblo trabajador. Tenemos que presentar una nueva Constitución que consagre la propiedad social de las palancas fundamentales de la economía, y que establezca una verdadera democracia reforzada por la participación activa de los trabajadores en el ejercicio del poder y en la toma de decisiones. Esta democracia reemplazaría al sistema político autocrático y corrupto que sólo permite al pueblo tomar parte en la configuración de su destino tan sólo un día cada cuatro años.
7) La postura, frecuentemente torpe y apologética, de los representantes de SYRIZA sobre el tema de la Unión Europea (UE) y del Euro es problemática. En cada oportunidad, debemos destacar que defendemos una Europa de los trabajadores contra una Europa de los bancos y del capitalismo. Deberíamos defender la proposición de que el euro -como símbolo de la unificación europea sobre una base capitalista- no está amenazado por la izquierda, sino por la crisis y las contradicciones del capitalismo.
Indiquemos claramente que el bienestar de los pueblos de Europa no es un asunto monetario, sino del modo de producción. Es un tema que nos obliga a defender a otra Unión Europea, radicalmente distinta, socialista, en contra de la actual UE capitalista reaccionaria que, como la experiencia nos lo ha demostrado, es una coalición para luchar contra los intereses y los derechos de los trabajadores. Sobre esa base, debemos dirigir un llamamiento constante a los trabajadores europeos para que luchen con nosotros por esta otra Europa, radicalmente diferente, socialista. Una Europa que debería institucionalizar nuevos convenios europeos capaces de garantizar, no sólo una moneda común, sino también una planificación común de las fuerzas productivas para el beneficio mutuo de los pueblos europeos en toda su extensión.
8) En general, las perspectivas socialistas son, por desgracia, inexistentes en nuestro discurso político. Como el presidente de SYRIZA hizo hincapié, correctamente, en el diario británico 'The Guardian', en la actualidad existe "una guerra entre los pueblos y el capitalismo, ¡y Grecia está en la primera línea de esa guerra!" Sin embargo, el discurso predominante de nuestras principales figuras, objetivamente, ha tomado la apariencia de los keynesianos de izquierda. Defienden el "Estado social" -en un momento en que el capitalismo hace un fortísimo ruido diciendo que esto es incompatible con el sistema- en lugar de oponerse al capitalismo mismo. Su discurso político es un mejunje de políticas de apariencia socialmente comprometidas que son improbables que puedan superar las limitaciones que impone el capitalismo, o, en el mejor de los casos, no está claro cuándo tratarían de superar esas limitaciones.
Sin duda, es un grave error argumentar que es posible construir el socialismo dentro de los límites territoriales de Grecia, ya que, como ha demostrado la historia, el socialismo -como sistema de armonía social y económica, y de bienestar- no se puede construir en un solo país. Debido a la división del trabajo altamente desarrollada a nivel internacional, para construir el socialismo sobre una base sólida, es necesario unificar las fuerzas productivas de los países desarrollados. Sin embargo, yuxtapuesto a la utopía del socialismo plenamente establecido dentro de las fronteras de Grecia, sí está de hecho lejos de ser imposible, y sí es algo totalmente necesario, derrocar el sistema capitalista en Grecia.
El capitalismo se encuentra actualmente en una crisis histórica profunda. No es posible que pueda existir sin Memorándums ni hordas de pobres y desempleados. El único camino viable para el progreso social es el establecimiento en los próximos años de una economía planificada y centralizada democráticamente, en la que sus palancas fundamentales estén socializadas. Sólo este tipo de economía sería capaz de asegurar una vida digna a todos los trabajadores, y proveería de un ejemplo para el establecimiento de una nueva sociedad, verdaderamente socialista, en toda Europa y el mundo.
En el contexto de su lucha diaria por la victoria electoral de SYRIZA y por un gobierno de izquierda, muy consciente de la urgencia de corregir la debilidad política antes mencionada, el consejo editorial del periódico Epanastasi y de la revista Marxistiki Foni (www.marxismos.com), tiene previsto publicar en los próximos días su propuesta razonada de programa para un gobierno de izquierda. Esta propuesta será discutida con compañeros y simpatizantes en un acto convocado especialmente en Atenas, programado para el 6 de junio a las 18.30 horas en la Asociación Cultural 'ECSTAN', calle Kaftatzoglou, 5 (cerca de la estación ferroviaria de Aghios Eleftherios).
¡Organicémonos para lograr una victoria de SYRIZA y de la izquierda!
Adoptar un programa socialista coherente capaz de aplastar Memorándums y el capitalismo en Grecia, para abrir la perspectiva de una Europa socialista unida.
Fuente: Voz Marxista (Grecia)
Anécdotas de un luchador incansable
El libro de Julio Ferrer, recientemente corregido y ampliado, rescata historias y recuerdos imperdibles. El encuentro de Bayer con el Che, sus debates con Walsh y la amistad con Urondo y Soriano atraviesan estas páginas que retratan al autor de La Patagonia rebelde.
Por Silvina Friera
El eterno libertario está a pocos metros de la puerta de un edificio en Berlín (Alemania), donde vivió exiliado durante ocho años. El pasado alemán se amontona en la pared. Las balas de la Segunda Guerra Mundial imprimieron soberbios orificios, heridas bélicas embalsamadas para siempre en la piel de esa construcción. En la valija del historiador, escritor y periodista, que se considera “un cronista con opinión”, están intactas sus convicciones éticas y políticas: escribir en defensa de los explotados y humillados y arrojar luz sobre las sombras de episodios escamoteados o falseados por la historia oficial. La mirada del autor de La Patagonia rebelde destila una ansiedad desafiante elevada a la enésima potencia. Quizás en ese instante, en el momento congelado por la fotografía –el comienzo de la vuelta al pago natal, en 1983– se acordó de la “maldición” de un brigadier. En junio del ’76, en Ezeiza, con la amenaza de muerte hincándole el diente, ese militar de apellido Santuccione lo miró a los ojos y le espetó: “Usted va a salir ahora, pero nunca más va a volver a pisar el territorio de la patria, ¿entendió?” Osvaldo Bayer íntimo. Conversaciones con el eterno libertario (Peña Lillo y Ediciones Continente), de Julio Ferrer, es una reedición corregida y ampliada de la trayectoria periodística, literaria, docente y militante de Bayer, que incluye el encuentro con el Che Guevara en la Cuba revolucionaria, los debates políticos con Rodolfo Walsh, su defensa inclaudicable de los derechos humanos, su pelea contra el cáncer, la amistad con Raúl González Tuñón, Francisco “Paco” Urondo, Haroldo Conti y el Gordo Osvaldo Soriano, entre tantos otros amigos que cosechó en el camino.
Los diálogos no tienen desperdicio; es como si el escritor y columnista de Página/12 llevara al extremo cualidades que Ferrer define “de otra época”: honestidad, humildad, inteligencia, sabiduría, compromiso, solidaridad. A este listado se podría añadir una especie de inocencia y asombro germinal en el modo de narrar los acontecimientos. Todo empezó en septiembre de 2004, cuando Bayer dio una charla sobre historia argentina en la ciudad de La Plata. Un joven y esmirriado periodista platense intuía que tendría la oportunidad de encarar a ese hombre de barba blanca que tanto admira. Y se arrimó con timidez, armado de un borrador con preguntas que preparó durante meses. “Muy bien, niño. Este es mi teléfono, mañana me llamás y coordinamos un encuentro”, le dijo el autor de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Ferrer lo llamó y empezaron a juntarse en “El Tugurio”, la casa de Bayer bautizada por la eficaz inventiva de Soriano.
Un año después de haber ingresado al diario Clarín –donde realizó la primera huelga en la historia de la redacción de ese diario–, Bayer viajó a Cuba, como secretario general del Sindicato de Prensa, invitado al primer aniversario de la Revolución, en 1960. Y se reunió con el Che Guevara, quien durante dos horas y media habló sobre cómo haría la revolución en Argentina. Casi nadie de los presentes se animaba a preguntar o balbucear algún comentario. Excepto uno. “Compañero Che, es muy interesante, hasta poético lo que usted nos ha relatado, pero la represión en la Argentina es más dura que la del dictador Batista en Cuba –le retrucó Bayer–. Son fuerzas de represión muy importantes, torturan, asesinan, tienen las armas más sofisticadas y modernas.” El Che lo miró muy fijo y luego de un silencio prolongado le respondió: “Son todos mercenarios”; frase que para el historiador en ciernes fue como si le dijera “no hay que tenerlos en cuenta”. La espina de esa intervención sigue pinchando su imaginario. “Así que quedé muy mal conmigo mismo –confiesa el autor de la novela Rainer y Minou–. Porque digo, qué le estoy poniendo impedimentos a alguien que hizo la revolución. No tengo ningún derecho (...). Siempre pensé para qué le hice esa pregunta; era una pregunta demasiado racional.” Para colmo de males, Susana “Pirí” Lugones se coló en un agasajo al Che, acompañada por Bayer. Aunque la guardia cubana dejó entrar a “Pirí” sin invitación, el que pagó los “platos rotos” fue Osvaldo. Lo acusaron de jugar con la seguridad del Che y lo expulsaron de la isla. Recién pudo volver en 1995.
Hay varias joyas preciosas entre el anecdotario menos conocido. Günter Grass quería charlar con Juan Rulfo en Berlín. Osvaldo ofició de traductor. “Decile que yo me pongo a escribir. Yo escribo como me sale. ¡Qué estilo ni qué estilo!”, respondió el reticente narrador mexicano. Las conversaciones se leen de un tirón; son adictivas. El mayor mérito de la presidenta Cristina Fernández y del ex presidente Néstor Kirchner son “los juicios a los criminales de la desaparición de personas”, plantea Bayer. “Los dos fueron capaces de algo que jamás nadie intentó hacer: el juzgamiento de militares que establecieron dictaduras y cometieron crímenes feroces. Para mí, lo hecho por los Kirchner en ese sentido es un gran paso a la verdadera democracia. No es poco, aunque queda mucho por hacer: villas miseria, niños con hambre, gente sin trabajo y corrupción. Por eso hay que seguir luchando para lograr por lo menos este punto fundamental: que en nuestro país no haya más niños desnutridos.” El “caso” Bayer pone en tela de juicio un sobreentendido: que la rebeldía es un atributo exclusivo de la juventud mientras que en la madurez, en cambio, las ideas se inclinan hacia el andarivel del conservadurismo. Se podría afirmar lo contrario. Cuanto más viejo –ya tiene 85 años–, más empecinadamente joven, idealista y libertario es. “No debatir el tema del genocidio de los pueblos originarios me parece una falta de coraje civil”, subraya el historiador, impulsor de la iniciativa de reemplazar la estatua de Julio Argentino Roca –en el cruce de Diagonal Sur y Perú– por un monumento a la Mujer Originaria. Como si encarnara el título mapuche de la película Awka Liwen, documental que denuncia las matanzas de aborígenes y el robo de sus tierras ancestrales, Bayer es un “rebelde amanecer”.
miércoles, mayo 30, 2012
martes, mayo 29, 2012
La caída del rey
14 de abril de 2012. España se entera por la prensa que el rey Juan Carlos I se ha fracturado la cadera al caer mientras cazaba elefantes en Botswana. Consultado el gobierno de Mariano Rajoy, se ve obligado a revelar que desconocía el paradero del jefe de Estado. Trasladado de urgencia a Madrid en su avión privado, Juan Carlos de Borbón observa por la prensa como se desata una inédita ola de críticas y expresiones de repudio a su persona. Es la caída definitiva del “juancarlismo”.
Si el 14 de abril de 1931 cayó una monarquía, el 14 de abril de 2012 ha caído un rey, de forma material pero también simbólica. La fractura de su cadera se resolverá en los próximos meses, pero la fractura de su prestigio social y su autoridad política es poco probable que se recupere. El accidente de Botswana ha sido la gota final de un vaso de hastío con el monarca español, que se ha ido llenado en los últimos años. A pesar de ese malestar, un manto de silencio y complicidad de los dos partidos dominantes de la política española, de los principales medios y de las elites sociales, le había resguardado muy eficientemente. A partir de ahora, ya no cuenta con esta protección.
Botswana evidenció el nivel de hipocresía y fingimiento que rodea a la monarquía española desde hace décadas. Mientras España ha entrado en un proceso de crisis estructural de su economía, con un nivel de desempleo que se acerca al 25 por ciento, y que en los sectores juveniles sobrepasa el 50 por ciento, el jefe del Estado se deleita cazando elefantes, sin informar al jefe de gobierno de su paradero. Según la empresa organizadora, este tipo de raid de cacería cuesta 45 mil euros por persona, y dura catorce “apasionantes” días en los que se pueden avistar entre veinte y treinta elefantes diarios, además de numerosas manadas de búfalos. Todo a disposición del rifle del monarca: un Rigby Express calibre 470, de más de cinco kilos de peso. Un arma notable, especialmente para un rey que es presidente honorífico de la World Wildlife Found, uno de los más prestigiosos organismos internacionales en pro de la conservación de la naturaleza.
EL REY CAZA, MIENTRAS SU REINO SE HUNDE
Durante los días del safari, España pasó por todo tipo de sobresaltos: la prima de riesgo se elevó a 441 puntos, el gobierno anunció un recorte de tres mil millones de euros en educación, y Argentina decretó la nacionalización de YPF, hasta ese momento filial de Repsol. Para remate, la prensa monárquica quedó en ridículo al afirmar que el rey ya había iniciado gestiones ante la presidenta argentina para revertir esa medida. Difícil de imaginar semejantes gestiones entre los búfalos y los elefantes de Botswana. En esos días se firmaron una serie de decretos y nombramientos oficiales que requirieron la firma del rey. Algunos analistas se han preguntado si firmaba por teléfono o por vía electrónica, y en ese caso, ¿se trata de firmas válidas? ¿Es posible que un jefe de Estado delegue sus funciones constitucionales a un subalterno?
La aventura africana de Juan Carlos I no es algo inédito. Pero solamente su caída e internamiento hospitalario ha hecho saltar las alarmas y ha obligado a hacer público que este tipo de jornadas forma parte habitual de su agenda. Ante los cuestionamientos al despilfarro, la Casa Real ha respondido que la mayor parte de los gastos del rey los ha pagado el magnate sirio Mohamed Eyad Kayali, “hombre de confianza” en España del ministro de Defensa de Arabia Saudita. Además, se hizo público que antes de viajar a Africa, Juan Carlos I visitó al emir de Kuwait sin ser acompañado por ningún funcionario del gobierno. Además ha trascendido que junto al rey participaban del raid altos funcionarios de empresas transnacionales, como el Deutsche Bundesbank y el Dresdner Bank, entre otras. De esa forma, la misma Casa Real ha destapado un segundo affaire, vinculado a las finanzas y lazos empresariales del monarca.
Las dudas sobre las cuentas reales se han agitado desde que en 2011 se ha destapado el “caso Noos”, una trama de corrupción que ha implicado directamente a Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina. Este caso podría significar una condena de 15 años de cárcel para el yerno del rey. El juicio ha develado las prerrogativas de la familia real y el desparpajo con que han actuado por décadas, lo que llevó al matrimonio Urdangarín-Borbón a descuidar de forma grotesca las apariencias y tomar un tren de gastos desorbitado y fuera de todo disimulo. Para mayor contrariedad, Diego Torres, socio de Iñaki Urdangarín en el Instituto Noos, ha revelado al juez una serie de correos electrónicos que implicarían directamente al monarca como protector de la trama. La Constitución española señala que “la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, por lo que nunca podría ser juzgado, pero sí podría ser procesada su hija Cristina, lo que desataría una tormenta política de insospechadas consecuencias.
CORINNA Y LA SOLEDAD DE LA REINA
A todas estas revelaciones el safari sumó otra, relacionada con la vida conyugal. La reina Sofía, que demoró cuatro días en visitar a su esposo por veinte minutos, dijo más con gestos que con palabras. La prensa del corazón ya había destapado que el viaje a Botswana fue gestionado por la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgestein. Ciudadana sueca, divorciada de un príncipe alemán, y agente de la empresa de safaris de Botswana, Corinna sería también la amante de turno de un rey que desde 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco, habría decidido continuar una larga tradición borbónica de matrimonios de fachada y amoríos en serie. Un asunto en el que no cabría la crítica política, excepto por un punto: la monarquía constitucional pretende ejercer un rol ejemplarizador de la sociedad, basándose en valores como la familia y la lealtad. Es una de las funciones que se supone que legitiman su rol. Sin embargo, como ha develado la periodista Pilar Eyre en su exitoso libro La soledad de la reina, Juan Carlos I habría mantenido en estos años amoríos secretos con un largo listado de damas, que la autora eleva a la increíble suma de 1.500 mujeres. Leyenda o realidad, lo único cierto es que la relación con Corinna no sólo ha sobrepasado los límites de toda discreción, sino que además ha cuestionado su rol como jefe de Estado, ya que Juan Carlos I le habría delegado funciones de representación personal ante monarcas y jeques árabes, con los cuales tendría vínculos comerciales.
LAS PREGUNTAS PENDIENTES DEL 23F
En Juan Carlos I se condensan las trampas y caretas de la transición española. En cierta forma es un sobreviviente, en una compleja historia de conspiraciones de poder en las que aprendió a agradar a todos y a nadie en particular. Durante la larga partida de calculado ajedrez político que libraron por cuarenta años su padre, Juan de Borbón, heredero legítimo de la corona, y el dictador Francisco Franco, Juan Carlos comprendió que si deseaba sobrevivir debía complacer a ambos. De esa forma, al finalizar la dictadura, tanto los franquistas más furibundos como los partidarios de una monarquía liberal, como su padre, esperaban que Juan Carlos se orientara por sus derroteros. Pero él no se pronunció. Asumió el trono, y esperó el curso de los acontecimientos: la promulgación de la Constitución de 1979, los Pactos de la Moncloa y las reformas de Adolfo Suárez. Hasta que sobrevino la crisis de 1981. En ese momento, la ultraderecha intentó una última conspiración con el fin de restaurar el orden franquista: el golpe del 23 de febrero. Al frente de esta treta estaba nada menos que el general Alfonso Armada, secretario general de la Casa del Rey durante 17 años y su tutor personal, nombrado por el generalísimo en persona.
Como ha mostrado Javier Cercas en Anatomía de un instante, durante los meses previos a la intentona golpista, Juan Carlos I entregó una serie de señales ambiguas a su amigo, el general Armada, que alentaban su confianza en que el monarca apoyaría un golpe de Estado. Esta hipótesis se ha visto confirmada este año por la revista alemana Der Spiegel, al publicar un cable según el cual el rey habría mostrado simpatía por los golpistas durante una conversación con el entonces embajador alemán Lothar Lahn(1). Sin embargo, fiel a su estilo, el 23F Juan Carlos I esperó el curso de los hechos. Recién a la una de la madrugada del día 24 intervino en televisión, vestido con uniforme de comandante en jefe, para defender la Constitución y llamar al orden a las fuerzas armadas. A esas alturas, militarmente el golpe era un fracaso, y los únicos que resistían eran los guardias civiles liderados por Tejero en el Congreso y la brigada de tanques del general Milans del Bosch, en Valencia.
Sin embargo, para la ciudadanía, aterrada ante el peligro, su gesto televisivo se transformó en una hazaña indescriptible, que le granjearía una imagen de campeón de la democracia y las libertades. Esa noche nació el “juancarlismo”, una adhesión sincera y clara de la mayoría de los españoles al rey Juan Carlos, pero no necesariamente a la monarquía. Ganó el apoyo de una buena parte de los españoles que siendo de origen republicano, sintieron que su jefatura de Estado garantizaba la estabilidad de la democracia y el nuevo orden constitucional. La misma convicción asumieron los partidos políticos, incluyendo al PSOE. Al mismo tiempo, los grandes grupos mediáticos concordaron un pacto de protección a la figura del monarca. Con tal nivel de seguridad, Juan Carlos I ha gozado de un largo reinado en el que no ha tenido que lidiar con la crítica periodística, ni con el control parlamentario. Al contrario, ha adquirido con el paso del tiempo mayores competencias, más allá de lo que señala la Constitución, ya que los políticos españoles han visto en su figura un instrumento diplomático a la hora de mitigar posibles roces internacionales.
JUAN CARLOS, EL SEDUCTOR DE AMERICA LATINA
A inicios de los 90, España desembarcó por segunda vez en América Latina bajo la forma de sus transnacionales, que compraron buena parte de las empresas públicas que la región se vio forzada a privatizar. Sólo en Chile, en menos de una década, el capital español adquirió hegemonía en el sector financiero (Santander y BBVA), energético (Endesa), telecomunicaciones (Telefónica) y radial (PRISA). En Argentina se quedaron con la joya de la corona: YPF. En previsión de los inevitables conflictos y tensiones que este tipo de procesos ocasionaría, España desplegó una estrategia diplomática: propuso la Comunidad Iberoamericana de Naciones bajo la forma de cumbres presidenciales bianuales. Este mecanismo aseguraba cierto control de los conflictos económicos, pero requería algo más. Y en ese punto situaron al rey. Advirtiendo el carácter frívolo de los gobernantes latinoamericanos de esos años, Juan Carlos I pasó a jugar un rol privilegiado en las relaciones con los presidentes de América Latina, ofreciendo una puerta a sus anhelos de glamour, vanidad y exposición internacional. El seductor de mujeres, el cazador de fieras, puso a sus pies a unos gobernantes que aceptaron de buena gana el expolio de sus Estados y de sus conciudadanos a cambio de un par de páginas en la prensa rosa europea.
Pero algo ha cambiado radicalmente. La recuperación de YPF por Argentina es una clara señal de ello. Las cumbres iberoamericanas parecen condenadas a desaparecer o en su defecto, a vegetar como un anacronismo. Este año, convocada en Cádiz para los días 16 y 17 de noviembre, la XXII Cumbre Iberoamericana revelará el nuevo tiempo de relaciones, cada vez más simétricas y horizontales que se empiezan a perfilar entre España y sus antiguas colonias americanas. En ese nuevo orden no habrá necesidad de los servicios de un rey. Será el tiempo de decirse las cosas a la cara y sin que nadie mande a callar a nadie. Con tanta crisis y tanto escándalo de por medio, será una oportunidad para que España se pregunte, ¿hay lugar para un rey borbónico en pleno siglo XXI? ¿O es el momento para un nuevo 14 de abril que ponga fin a tanta hipocresía y derroche?
ALVARO RAMIS
(1) www.spiegel.de/international/europe/0,1518,814156,00.html
Ahmed Ben Bella, un gigante de la revolución
Cuatro meses antes de conmemorarse el quincuagésimo aniversario de la independencia de Argelia (5 de julio), murió en Argel, a los 95 años, Ahmed Ben Bella, quien fuera su primer presidente.
Ben Bella nació en 1916 en Maghnia, cerca de Tlemcen; fue hijo de campesinos marroquíes que se habían instalado en esa región fronteriza. A los 21 años hizo el servicio militar en el ejército francés, en Marsella. También allí jugará en el Olympique, equipo de fútbol de la ciudad. Luego de la derrota de la Wehrmacht (el ejército nazi) en Africa del Norte, se alistó en el 5° Regimiento de Fusileros Marroquíes. Combatió con arrojo en la campaña de Italia, distinguiéndose en la batalla de Monte Cassino. Cuatro veces citado por mérito militar, fue condecorado por el general De Gaulle en persona.
Como otros independentistas africanos (Bourguiba, su vecino tunecino, por ejemplo) había creído en las promesas de independencia de la potencia colonial una vez terminada la guerra. Pero se desencantó rápidamente, en 1945, cuando tuvo lugar la matanza de miles de patriotas argelinos por el ejército francés en Guelma y Setif.
Ben Bella al comprometerse por la independencia de Argelia participa en el Partido del Pueblo Argelino y luego, en el Movimiento por la Libertad Democrática, formando parte de su brazo armado, la Organización Especial (OS). Detenido por las tropas francesas en 1950 -por haber organizado una expropiación armada en el Correo Central de Orán-, se evade dos años después de la prisión y se refugia en El Cairo. El 1° de noviembre de 1954 estalla la insurrección contra la larga ocupación francesa, que databa de 1830.
El 22 de octubre de 1956 Ben Bella aparece a la luz pública gracias al primer acto de piratería aérea cometido en Europa. Proveniente de Marruecos en ruta hacia Túnez, junto a otros dirigentes argelinos Ben Bella fue detenido por los servicios secretos franceses. Desde ese momento, y durante largos años, la lucha independentista argelina tuvo un nombre: Ahmed Ben Bella. En las mazmorras francesas seguirá siendo uno de los dirigentes del FLN y su opinión pesará cuando se constituya el GPRA (Gobierno Provisorio de la Republica Argelina) y comiencen las negociaciones secretas con De Gaulle.
Años más tarde se firmarán los Acuerdos de Evian (18 de marzo de 1962) que consagran la independencia argelina. Ben Bella es liberado e inmediatamente propugna la creación de una expedición de cien mil hombres para combatir contra Israel. Tienen lugar a su vez luchas intestinas y el presidente del GPRA, Mohamed Boudiaf es desplazado por Ben Bella, gracias a su alianza con el jefe del Ejército del Oeste, Houari Boumedienne. Ben Bella entra triunfalmente a Argel en agosto de 1962. Permanecerá en el poder durante casi tres años, siendo derrocado en junio de 1965 por Boumedienne, el jefe militar que lo había ayudado a instalarse en el poder. Durante esos tres años Ben Bella concentró en sus manos gran parte del poder: presidente de la República, secretario general del FLN, ministro del Interior y RR.EE.
Musulmán, Ben Bella quiso conciliar socialismo e Islam. En esa época hizo sus célebres y controvertidas declaraciones: “El Islam es profundamente socialista, condena la usura… El Islam nos ayuda a construir el socialismo, no hay ninguna contradicción entre ellos”. Durante su mandato debió hacer frente a la insurrección ka-byla y reprimió con dureza a los colaboracionistas argelinos que habían combatido por Francia.
Luego de ser derrocado, sufrió ignominiosa prisión durante catorce años, sin ser sometido a juicio alguno. En 1990 el presidente Chadli Benejedid le concedió la libertad pero debió exiliarse en Suiza. Volvió a Argelia diez años después y fundó el Movimiento por la Democracia, inclinándose desde entonces por la ecología. Argelia se debatía a comienzos de los años noventa en una guerra civil entre el gobierno del vetusto FLN y el FIS, el Frente Islámico de Salvación. Partidario de la reconciliación, Ben Bella trató sin éxito de poner término al conflicto y logró al menos reconciliarse con el actual presidente, quien le rindió un homenaje nacional con ocasión de su deceso.
Ben Bella y Argelia establecieron estrechas relaciones con Cuba desde el inicio de los años sesenta. En el curso de su vida conoció a los dirigentes cubanos, a Raúl Castro, a Fidel, al Che. A fines de los años 90, Ben Bella escribió una semblanza del comandante Guevara: “Sí, sólo la revolución puede a veces hacer del hombre un ser luminoso”. Para el ex presidente argelino era imposible hablar del Che sin mencionar las estrechas relaciones entre sus dos países. Conoció al Che en 1962, en plena crisis de los cohetes, luego de un viaje a la ONU: “Decidimos que había que expresar públicamente nuestra solidaridad con Cuba y cuando me entrevisté con Kennedy, éste me dijo que no fuera a La Habana porque mi avión podría ser interceptado por aviones cubanos de la oposición. Yo le respondí que era un fellagah (guerrillero, combatiente) y que ni las amenazas de harkis (colaboracionistas argelinos que combatieron contra el FLN en el ejército francés) ni de los cubanos me inquietaban”.
Los lazos solidarios se profundizaron cuando en octubre de 1963 el recién creado ejército argelino debió hacer frente a un ataque marroquí, teleguiado por Washington: “Fue entonces que el presidente Nasser nos envió cobertura aérea y Cuba un batallón de 22 blindados y varios centenares de soldados al mando del comandante Efigenio Ameijeiras, veterano del Granma ”. Fue también en Argel, en febrero de 1965, durante la Conferencia Afro-Asiática, que el Che expresó públicamente su desacuerdo con la URSS y el campo socialista por practicar “las reglas implacables de la ley del mercado y de la racionalidad mercantil” en sus relaciones con los países del Tercer Mundo.
El ex presidente argelino reveló: “Durante una de sus estancias en Argel, el Che me transmitió una solicitud de Fidel para encaminar armas y cuadros militares que habían recibido entrenamiento en Cuba a América Latina… Es así como conocí a varios revolucionarios latinoamericanos”, escribió.
Con emoción recuerdaba el 9 de octubre de 1967, día de “la muerte de mi hermano en Ñancahuazú”. También la soledad de su prisión, donde se enteró que Fidel había visitado una granja-modelo argelina, ignorando que a pocos metros estaba confinado.
El recuerdo del Che y de los luminosos primeros años de los procesos revolucionarios cubano y argelino nunca lo abandonaron: “En la pared de mi celda había puesto una foto del Che. Esa foto está hoy en mi pueblo natal. Es la foto del Che con el torso desnudo, de cuyo cuerpo irradia tanta luz. Tanta luz y esperanza”.
Paco Peña
Punto Final
lunes, mayo 28, 2012
Delito de rebelión' por oponerse al monopolio capitalista: presos políticos, entre torturas e invisibilización
En Colombia hay miles de hombres y mujeres condenados por el “delito de rebelión” –tipificado en el mismo código- y condenados asimismo por su extensión más arbitraria de “terrorismo” [1], una categoría conceptual en la que cabe todo lo que le moleste al estado colombiano y al gran capital de un país saqueado que busca ahogar el descontento social en el exterminio y entre rejas. De los 9.500 presos políticos que tiene el estado colombiano, se estima que cerca del 90% son civiles encarcelados por su actividad política, su pensamiento crítico, su oposición a las políticas depredadoras del medio ambiente: sindicalistas, ambientalistas, maestros, líderes agrarios, académicos críticos, abogados, médicos, defensores de derechos humanos… hasta los artistas son objeto de la persecución judicial. Los montajes judiciales con testigos pagados y pruebas falsificadas, sacadas incluso de 'computadores mágicos', son urdidos de manera sistemática contra los perseguidos políticos: los procederes ilegales del estamento militar y sus testigos adiestrados en las oficinas militares [2], son avalados por el aparato Fiscal de manera escandalosa, y se articulan con leyes de criminalización de la protesta: el aparato judicial es usado como arma de guerra contra la población, para desarticular la organización social e impedir el pensamiento crítico.
Por otro lado también es bien sabido que en Colombia hay un conflicto social, político y armado, y que en ese marco, los insurgentes apresados por el estado son presos políticos de guerra, porque su reivindicación es eminentemente política y porque hay una guerra. Pero el estado colombiano intenta tapar el sol con un dedo.
La existencia de miles de presos políticos es testimonio de la guerra represiva desatada por el estado colombiano contra la reivindicación social; por lo tanto exigir la libertad para los presos políticos es parte medular de la construcción de una verdadera paz con justicia social.
En Colombia el capitalismo se expresa al paroxismo: el terror correlativo al saqueo de los recursos para beneficio del gran capital se aplica de la manera más descarnada contra la población, con la finalidad de desplazar ingentes cantidades de personas de las zonas codiciadas, y de eliminar reivindicaciones. Hay más de 5,4 millones de personas despojadas y desplazadas de sus tierras en Colombia, multinacionales y latifundio acaparan las tierras robadas, y hoy legalizan títulos de propiedad en base a astutos malabarismos amparados por la Ley Santista relativa a la tierra, que como bien denuncian las comunidades: legaliza el despojo. En tiempos en que el capitalismo mundial profundiza al extremo las contradicciones entre acumulación capitalista y supervivencia de la especie, las estrategias represivas desarrolladas en Colombia son destinadas también a ser aplicadas en la región, lo que constituye una razón más para solidarizarse con el pueblo colombiano -además de las razones éticas.
TORTURAS: el asesinato de familiares como forma de tortura
Sobre las torturas hay muchísimo que denunciar, las aberraciones cometidas contra los presos políticos se superan en horror unas a otras, y son cometidas al amparo del ostracismo e invisibilización: por ello la solidaridad con los presos políticos debe plantearse como una prioridad social. Hay presos que pasan años metidos en calabozos [3], hay golpizas, humillaciones, torturas físicas y sicológicas; hay presos empujados a la muerte porque se les niega la asistencia médica [4], presos ciegos y sin brazos, paralíticos, enfermos terminales que viven una tortura permanente, al serles negados incluso los medicamentos contra el dolor y al ser inmersos en patios llenos de paramilitares cuando están totalmente indefensos. Un caso revelador es el caso del preso político Oscar Elías Tordecilla, con los brazos amputados, que además devino ciego por la negación de la debida asistencia médica, y fue encarcelado en situación limite, situado adrede en una penitenciaría sin presos políticos, en un pabellón lleno de paramilitares, en violación al dictamen de Medicina legal y al DIH [5]. Igualmente hay varios presos políticos y de guerra que han sufrido el asesinato de sus familiares porque se han negado a fungir como falsos ‘testigos’ para la policía en los montajes judiciales contra líderes campesinos, sindicalistas y activistas sociales. Un caso de este drama es el del preso político Carlos Iván Peña Orjuela. Carlos Iván ha sido sometido a presión por parte la policía judicial de la SIJIN para que atestigüe contra líderes campesinos del Magdalena Medio. Ante su negativa de colaborar en montajes judiciales, la policía desapareció y asesinó a su hermano menor, luego encarceló bajo montaje judicial a la familiar que se ocupaba de su hijo y amenazó de asesinar también al niño de 6 años. El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos denuncia:
“fue presionado para que ‘colaborara’ pues de lo contrario ‘le iba a costar muy caro’ (…)el agente de la SIJIN Juan Carlos Celis Torres profirió amenazas de montajes judiciales en contra de su familia, y amenazó directamente a su hijo diciendo que ‘de pronto anochecía pero no amanecía’ el niño. Le dio un plazo para convertirse en otro de los tantos testigos a sueldo que proliferan en el sistema judicial colombiano.” [6]. Tras las amenazas vinieron mayores crímenes: “la desaparición forzada y homicidio del hermano menor del detenido político (…) la captura de María Yolanda Cañón, familiar a cargo de su hijo. El detenido político procedió a llamar al celular de María Yolanda, quien contestó fue el agente de la SIJIN Celis Torres, quien se mofó de él advirtiéndole que si insistía en su negativa a ‘colaborar’ seguirían (…) En palabras textuales: ‘Yo le dije a usted que colaborara y usted no quiso colaborar y entonces la fiscalía tenía un paquetico y me tocó ir a capturarla y además por ahí le tengo otros paqueticos’. El CSPP denuncia las “actuaciones ilegales y vengativas de miembros de la policía judicial para generar ‘resultados’ que desconocen los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Prácticas compatibles con las políticas que han traído como resultado las ejecuciones extrajudiciales conocidas como ‘falsos positivos’ y la judicialización masiva de población civil inocente, detenida en las famosas ‘capturas masivas’”[Ibíd.].
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NOTAS:
*El presente texto es un aporte breve - a petición de los lectores- sobre la temática de los presos políticos en Colombia, recomiendo la investigación extensa sobre el tema, que se presenta en 5 partes, de las cuáles a 20 de mayo 2012 ya han sido publicadas 4. La quinta parte será una investigación más extensa sobre la tortura en las cárceles colombianas, y será publicada en junio 2012.
[1] Miles de hombres y mujeres condenados por el ‘delito de rebelión’: “(…) Existencia del delito político que además está reconocido por la legislación penal colombiana, la Constitución Nacional y los tratados internacionales ratificados por el Estado colombiano. No entendemos cómo los representantes del establecimiento pretenden desconocer la realidad que vive el país y la legislación nacional e internacional que dicen defender.”http://www.traspasalosmuros.net/node/748
Informe Perspectiva en Punto de Fuga: “La estrategia usada contra los prisioneros políticos es juzgarlos por rebelión y agregarles los cargos de terrorismo, narcotráfico y concierto para delinquir con fines terroristas con el claro objetivo de quitarles el estatus político, facilitando incluso la extradición”http://issuu.com/traspasalosmuros/docs/traspasalosmuros
[2] El abogado defensor del periodista Joaquín Pérez Becerra llama a la solidaridad, a pocos días del juicio político
"Los informantes pagados por el estado son preparados en las oficinas de inteligencia militar”http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144172
[3] “Es de conocimiento público que los prisioneros políticos y de guerra, y en general la población reclusa, que asciende a más de 130.000 personas, vivimos en condiciones infrahumanas y constantemente se nos vulneran los derechos humanos, el debido proceso, el derecho a la salud, la dignidad humana, etc. Como práctica sistemática somos confinados en centros de reclusión alejados de la familia, nos aíslan en patios de castigo, nos condenan a una vida de tortura y en la práctica nos imponen cadenas perpetuas, es el caso del compañero Jorge Augusto BERNAL, miembro de las FARC-EP, hecho prisionero por el Estado hace 17 años, de los cuales 8 ha permanecido en calabozo, 4 de ellos en la Cárcel La Tramacúa de Valledupar, sin agua, a temperaturas superiores a los 40 grados, sin acceso a atención médica(…) Este es uno de muchos casos de prisioneros políticos que han sido condenados a verdaderas cadenas perpetuas con penas de 40, 60 y más años. También se presentan casos de tortura, como el del compañero Diomedes Meneses CARVAJALINO, en silla de ruedas, parapléjico por torturas, y quien aun cumpliendo los requisitos para la libertad condicional, le ha sido ilegalmente negada. (…) Ante el aislamiento y castigo, y luego de procesos de ablandamiento moral, se instiga a desmovilizarnos y a renegar de nuestros principios y de nuestra organización, como ocurre con el compañero Bernardo Mosquera MACHADO, prisionero en un calabozo, con problemas respiratorios y del corazón, de 67 años, y ante sus problemas la única respuesta dada por el INPEC y el gobierno es una visita en la cual delegados gubernamentales lo invitan a desmovilizarse y traicionar su causa, a cambio de algunos beneficios jurídicos (…) Estos entre muchos casos, deben ser investigados por las autoridades responsables de la protección de los derechos humanos y organizaciones de la comunidad nacional e internacional.”http://www.traspasalosmuros.net/node/748
[4] Cárceles en las que fallecen con escandalosa frecuencia los presos políticos y de guerra. Negación de asistencia médica como tortura. Marzo 2012: Presos Políticos diagnosticados con cáncer continúan sin recibir atención médica: http://www.comitedesolidaridad.com/index.php?option=com_content&view=article&id=681:fcspp&catid=32:acciones-urgentes&Itemid=68
Testimonio de la hija de Arcesio Lemus, prisionero político asesinado por el Estado en 2010; Los presos políticos son torturados y condenados a muerte de facto, por negación de asistencia médica http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145983
Video: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=N9t7Z2tv3oA
Enero 2012 : "Están aumentando los casos de prisioneros políticos asesinados" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=143800
"La pena de muerte no está aprobada para que nos la esté aplicando el INPEC, tan lenta y dolorosamente" Fallece otro preso en una cárcel colombiana por negación de asistencia médica, enero 2012: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142756
Abril 2011: Presos políticos muertos por negación de asistencia médica: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=127100
VIDEO testimonio de tortura, Diomedes Meneses: http://blip.tv/cocalo/diomedes-3393961
http://www.comitedesolidaridad.com/index.php?option=com_content&;view=article&id=559:despues-de-dos-anos-diomedes-meneses-carvajalino-continua-sin-recibir-atencion-medica-adecuada&catid=23:comunicados&Itemid=45
[5] Preso político Oscar Elías Tordecilla, con los brazos amputados, que además devino ciego por negación de la debida asistencia médica, y fue encarcelado en situación limite, situado adrede en una penitenciaría sin presos políticos, con paramilitares, en violación al dictamen de Medicina legal y al DIH. Aunque un juez determinó prisión domiciliaria, el preso político Oscar Elías Tordecilla invidente y con los brazos amputados, sigue encarcelado en situación limite. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=105346
[6] Los crímenes de estado contra los familiares son utilizados como medida de tortura y chantaje contra los presos políticos, si los presos no acceden a convertirse en informantes, o para callar las denuncias. Asesinan al hermano del preso político Carlos Iván Peña Orjuela y la policía amenaza a su hijo de 6 años http://www.rebelion.org/noticia.php?id=102342
“El agente de la SIJIN Juan Carlos Celis Torres profirió amenazas de montajes judiciales en contra de su familia, y amenazó directamente a su hijo (…) Le dio un plazo para convertirse en otro de los tantos testigos a sueldo que proliferan en el sistema judicial colombiano.” Tras las amenazas: “la desaparición forzada y homicidio del hermano menor del detenido político (…) la captura de María Yolanda Cañón, familiar a cargo de su hijo.”
http://www.comitedesolidaridad.com/index.php?option=com_content&task=view&id=283&Itemid=46
La niña Alida Teresa, hija de preso político, violada y asesinada por paramilitares, en impunidad 2012
http://insomne.info/index.php/noticias/nacional/846-ordenan-libertad-a-jefe-paramilitar-senalado-de-la-desaparicion-forzada-tortura-y-homicidio-de-la-nina-alida-teresa-en-zapatoca-santander
http://www.kaosenlared.net/noticia/desaparicion-familiares-tortura-contra-presos-politicos-alto-estado-ge En libertad cinco campesinos de Santander y la familiar de Carlos Iván Peña Orjuela, Yolanda Cañón, víctimas de montaje judicial: pasaron 7 meses presos con testigos falsos, unos por su actividad en la organización campesina, y Yolanda Cañón como medida de represalia contra el preso político Peña Orjuela por su negación a fungir como testigo falso en los montajes judiciales de la policía SIJIN. http://www.conapcolombia.org/?p=338
Octubre 2011 en huelga de hambre los presos políticos de Palogordo exigiendo asistencia médica para el preso político Peña Orjuelahttp://www.sinaltrainal.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1969&Itemid=48
Azalea Robles
domingo, mayo 27, 2012
Los paraguayos
Los conocí en la cárcel, cuando fui a visitarlos aquí en Buenos Aires. Me dieron la mejor impresión. Bien campesinos, con respuestas claras sobrellevando un destino injusto, pensando en sus familias. Hablé largo con ellos. Sí, me di cuenta ahí, en todos sus sentidos, de lo que significa la palabra injusticia.
Se trata de los presos paraguayos, que ya han pasado a la historia de la indignidad humana del ejercicio injusto del poder, es el mismo caso que los presos cubanos que sigue manteniendo Estados Unidos.
Acaba de regresar de Asunción, la capital paraguaya, una delegación de representantes de los organismos de derechos humanos de la Argentina que concurrieron a ese lugar para reunir más información y señalar de viva voz la injusticia increíble que la denominada Justicia paraguaya comete contra esos seis nobles hombres de la tierra.
La delegación argentina estuvo presidida nada menos que por Nora Cortiñas, la Madre de Plaza de Mayo que ha dedicado su vida desde 1976 para luchar por la Justicia con mayúscula. Al regresar, sus declaraciones fueron bien claras. Luego de explicar cuánta corrupción oficial hay en el tratamiento de los presos paraguayos en ese país se refirió a las condiciones en las cuales se los mantiene encarcelados. Dijo, con toda la valentía que caracteriza a esa madre, que “los fui a ver y debo decir que la cárcel donde están presos es vergonzosa, ni un chiquero donde habitan los chanchos es como ese lugar donde de ninguna manera se puede aherrojar a seres humanos. Me fui avergonzada de ese país hermano”. Y, por supuesto, explicó cómo se ha falseado la verdad para tratar de mantener presos a esos seis dignos representantes del partido Patria Libre. Los seis campesinos, Agustín Acosta, Roque Rodríguez, Simón Bordón, Arístides Vera, Basiliano Cardozo y Gustavo Lezcano, fueron acusados de ser los autores del secuestro de Cecilia Cubas, hija del ex presidente de la Nación Raúl Cubas Grau, el 21 de julio del 2004. El 16 de febrero del 2005 fue encontrado el cadáver de ella. El fiscal general de Estado Germán Latorre acusó a los seis campesinos de haber resuelto la ejecución de la raptada Cecilia Cubas en una reunión realizada en la casa de Regina Rodas. Para esa acusación se sirvió del testimonio del informante policial Dionisio Olazar, que se había infiltrado en al partido Patria Libre. Los acusados rechazaron de plano dicha acusación. A continuación, el juez Pedro Mayor Martínez dictó falta de mérito porque no existía otra prueba que la declaración de ese informante, quien además no aportó ningún otro dato fehaciente. La declaración del juez se puede ver en el film documental Chokokué, de Miriam Paz y Guillermo Cohen. A pesar de ese veredicto, los seis campesinos, conociendo cómo se maneja el Poder Judicial en el Paraguay, resolvieron viajar a la Argentina y presentarse aquí a la Justicia pidiendo asilo político. Pero, por pedido del gobierno paraguayo, son detenidos aquí en la oficina del Cepare donde solicitaron el pedido de asilo. Y fueron extraditados al Paraguay el 2 de diciembre del 2008 y encerrados en la cárcel de Tacumbú. Antes estuvieron cierto tiempo detenidos en una cárcel de aquí, donde tuve oportunidad de visitarlos y reunir datos para su defensa. En Asunción llevan ya cinco años de detención. Por ello, los abogados defensores presentaron un hábeas corpus pidiendo su libertad por haberse excedido el tiempo máximo de prisión preventiva sin condena. Pero este recurso fue rechazado por la Justicia paraguaya con el falso argumento de que no hay pruebas de que hayan estado presos en la Argentina. Una falsedad total, porque el autor de esta nota puede demostrar su visita a la cárcel argentina donde estuvieron presos. Pero no sólo mi testimonio lo puede probar, sino también la documentación de las autoridades argentinas que al parecer no le interesó a la Justicia paraguaya.
El 29 de febrero de este año comenzó el nuevo juicio que es fácil de demostrar que está plagado de irregularidades. Por ejemplo, el soplón policial dijo que Cecilia Cubas fue asesinada el 24 de diciembre del 2004 y se desdice al declarar que la reunión donde se decidió su muerte fue el 13 de enero del 2005. Y también pueden comprobarse otras graves imprecisiones. No se tuvo en cuenta la declaración de otros testigos. Por ejemplo, la de Regina de Rodas, acusada de que en su casa se realizó la citada reunión donde se resolvió el crimen. Esta testigo denunció a la Justicia que la Fiscalía le había ofrecido medio millón de dólares para que declarara que lo del espía policial era verdad, a lo cual ella se negó.
Los seis campesinos siguen presos. Es hora de que intervengan todos los organismos latinoamericanos de derechos humanos y todas las organizaciones de esos fines para terminar con esta ignominia. La Madre Nora Cortiñas, a quien llamamos Norita, con todo cariño, se emociomó al hacer estas declaraciones. Y agregó: “Otra injusticia más he podido ver. Pero como finalmente triunfa siempre la Etica veremos libres a los queridos campesinos presos, y despreciados por el pueblo para siempre los jueces y políticos que permiten esto en tierras del sufrido pueblo paraguayo”.
Otro episodio que habla de la falta de conducta democrática es el hecho que denunciamos en una de estas contratapas: la cesantía que sufrió el conocido periodista Herman Schiller, en Radio Ciudad, que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Basta pronunciar la palabra Macri para comprender algo que daña la base democrática que debe tener nuestra Capital de la República. Schiller, a pesar de todas sus denuncias y solicitudes, no obtuvo ninguna explicación a la medida. Pero este hombre de lucha no se da por vencido y prosigue con su denuncia en forma abierta. Y es secundado por decenas de periodistas argentinos y extranjeros. Llama la atención que ninguna radio, de la extensa lista de nuestra ciudad y del país, le haya abierto de inmediato sus puertas a este valioso defensor de la verdadera democracia. Hasta ahora todas miran hacia otro lado y guardan silencio. Por eso, los periodistas que defienden como principio la verdadera libertad de prensa democrática han preparado una concentración para el 7 de junio a las puertas de Radio Ciudad, en la calle Sarmiento entre Montevideo y Paraná, a las 14 horas. A la misma concurrirán representantes de partidos políticos, sindicatos, organizaciones de derechos humanos, escuelas de periodismo y precisamente los oyentes que acompañaron a Schiller en sus profundos programas durante años en Radio Ciudad. Una manera absolutamente democrática de denunciar un gravísimo caso de falta de libertad de prensa. Así el pueblo busca un definitivo respeto por la verdadera democracia.
Osvaldo Bayer
El revisionismo histórico cubre una necesidad básica de la derecha española
La historia de la República, la guerra, el franquismo y la Transición, no son para la derecha española, meros temas de ejercicio académico. La justificación de su propio papel es una pieza clave para mantener su agobiante hegemonía política y social…
En mi humilde opinión, esta es la cuestión de las cuestiones cuando se aborda el asunto del llamado “revisionismo histórico”, o cuando se hace sobre la persistencia de la muy Real Academia de la Historia, una historia casi sagrada como se puede ver. Dios se le aparece al autor de “Camino”, Franco a lo más fue un poco autoritario, detalle que recuerda una de las preguntas que le hizo el realizador José Luís Sáenz de Heredia (Raza), Franco, ese hombre (1965), en el magno documental dedicado a exaltar los “25 años de paz”. El cineasta quería saber si los españoles eran algo así como buenos hijos, sí eran fáciles de gobernar; Esperanza Aguirre es una gran estadista, y Aznar que está detrás del proyecto premiado con una financiación millonaria, aparece sin mácula. Como es sabido, la noticia es que el ya célebre “Diccionario” saldrá sin tacha, y que la financiación ya está dispuesta aunque estemos en tiempos de crisis. Además, sí hacemos las cuentas, parece obvio que este proyecto “de Estado”, fue gestado cuando gobernaban los “socialistas”...
Resulta chocante que todo este ejercicio de falsificación histórica sistemática se confronte des el ángulo de la erudición. Es lo que hacía Jorge M. Reverte (Babelia, 14-04-2012), donde decía que la “historiografía franquista (está) a estas alturas muy periclitada, por no decir insignificante”. Cómo si esto fuese lo más importante. Lo mismo se podría decir, por citar un ejemplo, el asunto del “creacionismo” en los Estados Unidos o en la Iglesia de aquí, su relación con la ciencia es opuesta, pero ahí están un poco en todas partes, y no hay más que ver con que soberbia dictaminan nuestros señores obispos en nombre de la “Verdad Revelada”. Por lo demás, con una biografía como la de la derecha española, es fácil deducir que sus próceres no están para ejercicios “científicos”; ni para los archivos so pena que sean botín de guerra como los de Salamanca.
Para nuestra derecha, la misma que nunca ha dejadazo de tener la iniciativa en dicha historia, la historia es una empresa determinante. Sus resultados no se miden por su evaluación académica, aunque “doctores tiene la Iglesia”, y es obvio que el discurso revisionista –la república no fue un régimen democrático, la izquierda hizo la guerra inevitable, la Iglesia fue la principal víctima de la contienda, el franquismo creó una España de clases medias, y acabó facilitando el primer sistema democrático español debidamente homologado, la monarquía constitucional significa la superación de la tragedia de las dos Españas, etcétera-, tiene un segundo anillo en esos historiadores capaces de reproducir la consigna fundamental: “todos fueron culpables”. Y sí se trata de juzgar, la izquierda (sobre todo la radical, incluyendo los comunistas porque cuadran con su discurso sobre la “tentación totalitaria”), fue más culpable que nadie.
Borja de Riquer Permanyer, en otro artículo sobre la cuestión, “La larga sombra del franquismo historiográfico” (El País, 26-05-2012), sitúa la cuestión a otro nivel. Anota que las tesis revisionistas han conseguido crear tal confusión que muchos medios de comunicación no saben distinguir entre los auténticos especialistas, los hábiles divulgadores y los distorsionadores a sueldo”, lo cual considerando como la derecha –sobre todo después de su maridaje con los “neocons”-, ha desarrollado toda una estrategia de largo calado para ocupar la practica totalidad de los medias, incluyendo por supuesto los de la Iglesia –su mayor aliada en este punto-, y llegando hasta el último propagandista en la última emisora, resulta que dichas tesis ha alcanzado un peso social formidable. Es una realidad agobiante contra la cual no importan mucho las resistencias ilustradas, al menos no más que lo puedan representar los movimientos políticos alternativos situados en los márgenes, y frente a los cuales la izquierda institucional ha contribuido con una abierta complicidad. No hay que olvidar que esta capacidad de crear opinión por parte de la derecha, contrasta con la pérdida de valores de dicha izquierda, y que, por ejemplo, fue el propio Felipe González el que trató a Franco de “autoritario”, términos que hay que entender según los cánones pentagonistas. Por eso Felipe también utilizó el término con Suharto y con Pinochet.
Tanto unos como otros forman parte del la línea general del consenso establecido con la Transición en cuestiones tan básicas como la sumisión a “los mercados” como base de toda “democracia”, la monarquía como la institución “superadora” de los grandes conflictos históricos…Aquí entra también el discurso de la equidistancia. Sobre todo si concebimos este concepto desde dos lecturas diferenciadas, la que hace la derecha, y la que se hace desde entramado afín del PSOE y desde el grupo PRISA. Mientras que la derecha es más franquista, esta área es más prorepublicana. Recordemos la equidistancia ha sido un lugar común en El País, bien a través de editoriales, bien mediante la firma, entre otros, de autores como Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Joaquín Leguina, Santos Juliá, o el propio Reverte. Otro punto de coincidencia ha sido el de considera que la historia –sobre todo en los tramos señalados: República, guerra, franquismo, Transición- es demasiado importante para dejarla al vulgo, y que lo responsable es que sean los “profesionales” los que se ocupen de ella. Sobre todo sí son “profesionales” que salen en la foto.
Coincidimos con Borja de Riquer que a los historiadores les toca “la poco agradable tarea de denunciar las interferencias ideológicas, los sectarismos interesados y las maniobras de intoxicación sobre las visiones del pasado. Y, sobre todo, luchar por dignificar nuestra profesión defendiendo la historia como una ciencia que, fundamentada en el rigor metodológico de la investigación, ofrece interpretaciones contrastables y siempre sometidas al debate científico, pero nunca construidas en función de campañas propagandísticas de clara intencionalidad política”; también coincidimos en apreciar la “gran diferencia entre los especialistas, como los que colaboran en el libro de Viñas, y “los otros”, es que los primeros se han pasado, y se pasan, muchas horas en los archivos, mientras “los otros”, entre ellos los seudo-historiadores revisionistas, que no han pisado un archivo en su vida, se limitan a seleccionar unas lecturas y a publicar auténticos refritos, que a menudo son simples encargos políticos”.
Sin embargo, no todo parece tan sencillo. Unas conclusiones gemelas a la de los revisionistas están siendo argumentadas por expertos y/o académicos homologados por Stanley Payne o Fernando García de Gortázar, entre otros. En última instancia, la historia como tal no existe, lo que existen son las interpretaciones. Otra cosa es que dicha interpretaciones esté seriamente fundamentada, pero aún así, al final lo que pesa es la conjugación de los factores. Hay pues que denunciar el antifaz de la derecha, pero sobre todo es fundamental contrarrestar su poderío mediático, y para ello no se me ocurre mejor manera que combinar las aportaciones con el trabajo de investigación con el de la difusión y el debate libre.
Nosotros tenemos otros dioses. Nuestro punto de mira ha de ser la defensa de la lucha legitima de la mayoría de la población, de los hombres y mujeres explotados y desposeídos de sus derechos, una lucha que en los años treinta y en el tardofranquismo tuvo como protagonista central el conjunto del movimiento obrero y popular. Dicho movimiento asociaba democracia y socialismo, la emancipación…Así pues, eran parte de un pueblo que jugaba en otro campo y aspiraba a otra historia.
También ahora aspiramos a otra historia, una historia que no se quede en manos de los expertos.
Pepe Gutiérrez-Álvarez
sábado, mayo 26, 2012
Petras: "Hollande implica un cambio de forma más que de contenido"
Mayo 24 de 2012.-El sociólogo norteamericano James Petras analizó este lunes la situación que emanó de la reciente reunión de los dirigentes de la OTAN en Chicago. www.radio36.com.uy
Chury: Si te parece empezamos por las dos reuniones que se han hecho allí en los Estados Unidos, la cumbre de la OTAN y la reunión del Grupo de los ocho, el G8.
Petras: En primer lugar debemos señalar que la ciudad donde están ocurriendo estas cumbres está tomada por miles de policías de diferentes Estados y el ejército. Es una ciudad bajo estado de sitio, frente al rechazo que existe entre la población.
Los dirigentes de OTAN se sienten amenazados, está prohibida la circulación de vehículos terrestres y aéreos, incluso –según informaciones que hemos recibido- hay teléfonos intervenidos y se le ha prohibido a la gente salir de su casa, se revisa a la gente que anda por la calle.
Esa mentalidad policial, militarizada, es una señal de que ya el pueblo en Estados Unidos ha perdido confianza y los líderes están preocupados. Se reúnen en un lugar donde hay mucho descontento, pues Chicago tiene un enorme gueto, hay un desempleo muy alto, la economía no funciona, la gente siente que están sacando la riqueza del país para alimentar las intervenciones externas. Eso en primer lugar, el ambiente en que se reúnen en Chicago es bajo Estado de Sitio.
En segundo lugar, debemos anotar que Obama sigue con el mensaje de que la OTAN debe servir como policía mundial, un gendarme para controlar lo que esta pasando en el mundo. Pero justificándolo con algo que no es cierto y es muy criticado en los hechos. Obama dijo que OTAN ‘es la más fuerte y exitosa alianza en la historia’. Mientras anuncia esto, la OTAN está retirando las tropas de Afganistán con la cola entre las patas, y todo el ambiente hoy lunes, es ver quién va a retirar las tropas primero, quién se siente más afectado por la presión popular y entre los mal llamado aliados están viendo quién sale más rápido.
Es decir, las propuestas para ampliar el papel de la OTAN no tienen eco por varias cosas. Por un lado la actitud actual frente a Afganistán, donde el retiro de tropas de la OTAN y otros países está bajo la presión de los talibanes; pero además bajo la incapacidad de sostener más muertos, porque sólo este año han muerto más de 400 soldados, el hostigamiento es muy intenso y hay incluso indicaciones de que el ejército afgano se está dando vuelta y está matando a los propios asesores de la OTAN.
Por tanto, todo indica que la OTAN está frente a un debilitamiento -sino una derrota- en Afganistán, mientras Obama como un fanfarrón insiste con que se está ante un gran éxito. Nadie lo cree. Ni en la propia reunión de OTAN ni la gente en general.
Chury: Se ha dicho que lo del escudo de misiles es por Irán, ¿este es uno de los temas?
Petras: Los misiles contra Rusia han provocado un fuerte rechazo ruso, los asistentes siguen con la farsa de que el escudo de misiles son defensivos, para proteger Europa de enemigos extra europeos, pero la ubicación del escudo es en la frontera con Rusia. Entonces, no están engañando a nadie con eso.
El factor más influyente en todo este proceso es la crisis económica y eso lo han reconocido todos los asistentes ya que enfrentan una situación muy precaria, recortes económicos a programas sociales, estancamiento, recesiones. Incluso el secretario general de la OTAN, Rasmussen, ha dicho que tenemos que compartir los gastos de armas frente a las nuevas restricciones de gasto. Entonces, debemos entender que la capacidad del imperio de extenderse en el exterior ya ha tocado límites, por la crisis económica.
Y más allá de eso, para el retiro de tropas hay más de cien mil millones de dolares de armas, transporte, aviones y otros equipajes en Afganistán que tratan de retirar pero no hay forma de hacerlo por Pakistán, ya que hay una ruptura en los enlaces de transporte entre las tropas de OTAN en Afganistán y la salida por Pakistán. No saben como hacer para sacar esas miles de toneladas de armamento. Tienen miedo de dejarlo en Afganistán por que no confían en el ejército afgano, que dice puede utilizarlo para combatir a los talibanes, pero temen que los talibanes tomen el control de ese armamento, incluso armas sofisticadas que utilizan en esta guerra.
Es otro dilema, cómo disponer de las armas una vez que se retiren para no fortalecer a los grupos islámicos que podrían utilizarlas para defenderse o incluso lanzar otros levantamientos en Asia.
Chury: ¿La asunción de Hollande en Francia implica algún cambio?
Petras: Si, un cambio de forma más que de contenido. Nicolás Sarkozy ya había anunciado el retiro de tropas para 2013 y Françoise Hollande lo adelanta doce meses, para 2012. Pero cuando Hollande se reunió el sábado de noche con Obama dijo que estaba de acuerdo en mantener el apoyo a la misión en Afganistán.
Eso significa que Hollande retirará las tropas de combate, lo que implica dejar tropas como asesores y entrenadores en Afganistán. Es otra trampa, porque dice que retirará las tropas combativas lo que significa que va a apoyar en forma diferente lo que pasa en la política norteamericana. Y lo dijo el propio Obama, que aseguró después de esa reunión que están exactamente en la misma onda, que están en todo de acuerdo con la nueva estrategia que ya delinearon, porque Obama ya dijo que cuando en 2014 retiren las tropas, van a dejar en Afganistán más de diez mil ‘asesores’ norteamericanos. Por eso digo que es otra trampa para tratar de engañar al público.
Hollande ha nombrado un gabinete de los sectores más conservadores y neoliberales del Partido Socialista para manejar los puestos claves en el gobierno. Son personas que no tienen ninguna orientación para mejorar el papel de empresas públicas ni mucho menos aumentar los ingresos. Van a seguir con los recortes sociales y económicos, como lo ha dicho en la primera conferencia el futuro Ministro de Finanzas, donde aseguró que van a confirmar la política de disciplina fiscal del actual gobierno.
Mucha gente de izquierda eufórica con Hollande, debe reconocer que no hay ningún izquierdista en ningún puesto clave en la Junta Económica de Hollande. O sea que ni Jean Luc Mélenchon ni ninguno de los otros izquierdistas ni socialistas, consiguieron nada de nada de Hollande en política económica. Únicamente el adelantamiento en doce meses del retiro parcial de las tropas de Francia. Es otra tragedia por la euforia y no por la razón de izquierda, no piensan con la cabeza, piensan con el corazón, los sueños y no tocan la realidad.
Ahora claro, Hollande con este gabinete va a tomar un camino que no es muy distinto al que ha practicado Sarkozy con los suyos anteriormente.
Chury: Una consulta sobre el Grupo de los Ocho (G8): ¿el centro de la reunión fue la crisis económica? Porque acá hay poca información sobre esa reunión.
Petras: Es porque no resolvieron nada. G8 fue un fracaso contundente, hablan de la crisis, de las necesidades de estimular la economía, del probable default de Grecia, de la necesidad de preparar medidas si se producen una serie de bancarrotas en el sur europeo, pero las propuestas concretas y contundentes estuvieron totalmente ausentes.
Obama dijo que debían actuar juntos, intervenir y estimular la economía, pero en los hechos no hay ninguna novedad, ni nuevas políticas para aumentar las inversiones productivas, mover capitales para generar empleo y mejorar las exportaciones, nada de eso.
Además, la crisis económica se está extendiendo a todas partes, China se está desacelerando, esta importando menos mercaderías de Japón y America Latina, han reducido la importación de minerales –cobre, hierro, etc.- y de soja. La crisis en Brasil esta profundizándose con un crecimiento casi negativo el trimestre anterior, Argentina empieza a sentir el viento frío de Asia y seguramente va afectar en breve a Uruguay.
Entonces, ¿dónde puede aumentar sus exportaciones Europa? El propio mercado interno está muy debilitado, incluso hay un crecimiento negativo en Grecia, España, Portugal; Asia está importando menos, América Latina tampoco está creciendo, excepto Venezuela que crece 5%. Los demás países se están estancando.
Por tanto, loa del G8 no tienen posibilidades, particularmente porque Putin no quería asistir ante la nueva política militarista. Creo que en el año 2012 han creado una situación donde no tienen ninguna propuesta, por lo que inevitablemente el año será muy negro para todas partes.
Chury: Petras, para finalizar, hay grupos de elite norteamericanos entrenando a militares en Uruguay. ¿Es parte de algún plan militar estadounidense?
Petras: Es obvio que el Pentágono está mirando donde hay alguna apertura y voy a enumerar algunas aperturas del último tiempo.
Las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos han establecido tres bases militares en Honduras; han conseguido que Mauricio Funes, el presidente de El Salvador (del FMLN), acepte la colaboración de las Fuerzas Armadas norteamericanas con el pretexto de combatir el narcotráfico; han consolidado sus posiciones en Colombia, aumentando los asesores de Fuerzas Especiales; han conseguido instalar una base militar en Argentina, en Chaco, donde un gobernador cipayo del interior les ofreció facilidades contra la propia Constitución de ese país; y finalmente, tenemos el caso de Uruguay, donde la Armada está dando un paraguas para las operaciones norteamericanas.
Es decir, son lazos de antinacionalismo pro-imperialistas, que existen en varios lugares del mundo donde Estados Unidos quiere tener listas sus fuerzas de intervención rápida si hay una oportunidad de tumbar o cambiar algún régimen.
Ahora, no hay ningún peligro de un gobierno antinorteamericano en Uruguay, el Frente Amplio es por lo menos tan socio menor de Estados Unidos como lo fueron los gobiernos blancos y colorados. Pero si hay un proceso de radicalización con las nacionalizaciones con Argentina, si hay medidas más contundentes en Bolivia, ya tienen las fuerzas en el continente, en lugares donde podrían dar apoyo logístico a los golpistas.
Actualmente estamos en momentos en que Estados Unidos está anticipando algunas crisis con la desaceleración de la economía, que podría provocar inestabilidad, para lanzarse a partir de estas apertura en algunos lugares favorables a su presencia militar.
Extractado por La Haine
Los primeros cambios en Europa
El abatimiento duró mucho y la resistencia tardó demasiado para manifestarse, salvo en Grecia, pero la Europa de los trabajadores comienza a reaccionar. Por Guillermo Almeyra.
Por ANRed - L (redaccion@anred.org)
En el plano de la movilización social, se multiplican las fábricas ocupadas en Francia, donde las manifestaciones electorales convocadas por el Frente Izquierda fueron siempre multitudinarias; simultáneamente, en Grecia los trabajadores ocupan y hacen funcionar en autogestión fábricas, hospitales, diarios y las manifestaciones violentas de protesta no cesan; al mismo tiempo, junto con las huelgas generales en España, los indignados se radicalizan y comienzan a unirse a los sindicatos.
Por otra parte, en el plano electoral, el gobierno conservador inglés fue derrotado y, si se realizasen elecciones ya, los laboristas ganarían con 38 por ciento. En el mismo momento, en las municipales italianas la centroizquierda ganó en todos lados y la racista Liga Norte se está deshaciendo y pierde votos y posiciones mientras el partido de Berlusconi entró en disolución, y en las regiones alemanas donde se votó (Schleswig-Holstein y Westfalia), la democracia cristiana sufrió duras derrotas y Angela Merkel sólo espera el golpe de gracia en las próximas elecciones generales después que el Parlamento federal la obligó a modificar su plan de austeridad.
Pero los resultados más resonantes fueron los de Francia y los de Grecia. François Hollande ciertamente es muy moderado y, en lo fundamental, no va a hacer una política muy diferente a la de Sarkozy, entre otras cosas por las múltiples imposiciones de la Unión Europea que no quiere desconocer. Pero fue elegido gracias a los votos de la izquierda agrupada en el Frente de Izquierda (Partido de Izquierda, escindido de la izquierda socialista, comunistas, un sector "unitario" de los trotskistas, socialistas de izquierda sueltos) que obtuvo 11.8 por ciento de los sufragios, más 2 por ciento de los ecologistas y otro uno por ciento de los trotskistas del Nuevo Partido Anticapitalista que terminaron de todos modos votándolo. Este fue el núcleo duro que movilizó y arrastró y permitió, en la segunda vuelta, lograr votos de centro derecha y del mismo Frente Nacional y ganar. Hollande, que nunca fue de izquierda, formó un gabinete encabezado por un hijo de obrero, líder de la tendencia Lucha de clases de su partido y amigo de Jean-Luc Mélenchon, el cual pesará con sus propuestas y su acción. Hollande se diferenció de Merkel, redujo 30 por ciento los sueldos de sus ministros y el suyo propio, en estos días promulgará impuestos a las finanzas y a los más ricos y probablemente adoptará medidas para proteger el trabajo en las fábricas ocupadas. No es mucho, pero es lo que podía hacer de inmediato un gobierno reformista serio y eso podría bastar para que centroizquierda e izquierda, unidas, ganen también las elecciones parlamentarias. Es muy probable que en las elecciones parlamentarias de junio próximo el Frente Nacional pierda parte de los votos obtenidos entre los trabajadores que no son fascistas pero que quisieron formular su protesta. Habrá que ver cómo le va a Mélenchon, que se presenta como candidato en el mismo distrito donde se presenta Marine Le Pen, pero el solo hecho de desafiar a los fascistas en las zonas populares radicalizará la lucha política cotidiana en Francia y podrá dar un punto de apoyo a la movilización de los inmigrantes, que son millones, pero que no votan. El triunfo de Hollande, por otra parte, ya tuvo su efecto en Alemania, donde los socialdemócratas y verdes crecen, mientras se derrumba el partido de Angela Merkel y, con ésta, la posibilidad de remplazar el Merkozy por un Merlande.
Mientras, de Grecia se fugan a Suiza 900 millones de euros y, en un solo día, se van otros mil millones del Bankia, el cuarto banco español, y el euro se debilita constantemente frente al dólar. La política de austeridad generalizada no podrá ser mantenida y se asoma al horizonte una versión esfumada y tímida del New Deal de Roosevelt en la que el gran capital podría verse obligado a reformas y a gastos inflacionarios y políticas sociales de tipo keynesiano para no perderlo todo.
El punto más débil del capitalismo europeo es nuevamente Grecia, aunque el país representa menos de 2 por ciento del producto total de la Unión Europea y tiene menos de 11 millones y medio de habitantes, pero su deuda llega a 350 mil millones de euros que no puede pagar. En junio el partido-frente Syriza podría superar 25 por ciento de los votos y convertirse en el primer partido. Su éxito y su reclamo de un gobierno de izquierda, que los comunistas del KKE (estalinista) se niegan a aceptar, podrían quitarle a este partido votos y militantes (en las últimas elecciones logró pasar de 7 a poco más de 8 por ciento) y conquistar votos campesinos del Pasok y votos de centroizquierda, canalizando también de modo positivo parte de los votos de protesta que fueron a los nacionalistas derechistas. El panorama político griego se concentraría y radicalizaría. Hay que tener en cuenta que casi la mitad de los policías -que votan en sus cuarteles- apoyaron a los fascistas mientras casi la totalidad de los obreros y la mayoría de los jóvenes votaban por Syriza (y en menor medida por el KKE, los obreros más viejos). Syriza se basa en un frente, Synapismos, nacido hace 20 años de una unión entre el ala mayoritaria del Partido Comunista, el PC "del interior" eurocomunista con el PC estalinista KKE -que después rompió el frente- y con grupos ecologistas y socialistas de izquierda. Synapismos formó entonces Syriza con un pequeño grupo trotskista, con gente salida por la izquierda del Pasok, con ecologistas y sindicalistas combativos y grupos de estudiantes y aunque no es un partido precisamente su flexibilidad y su discusión interna lo convierte en organizador sobre todo de la protesta juvenil entre los trabajadores urbanos, aunque entre los campesinos pobres el Pasok todavía tiene influencia.
Fuente: La Jornada
Política del lenguaje
El capitalismo y sus defensores mantienen el domino a través de los «recursos materiales» de cuyo control disponen, en especial el aparato del Estado y sus empresas productivas, económicas y comerciales, así como mediante la manipulación de la conciencia popular a través de ideólogos, periodistas, profesores universitarios y publicistas, que fabrican los argumentos y el lenguaje donde enmarcar los asuntos diarios.
Hoy día, las condiciones materiales de la inmensa mayoría de la población trabajadora se han deteriorado enormemente cuando la clase capitalista ha depositado la totalidad de la carga de la crisis y la recuperación de sus beneficios sobre las espaldas de las clases asalariadas. Uno de los aspectos llamativos de esta regresión en curso y sostenida de los niveles de vida es la ausencia de un levantamiento social importante hasta la fecha. Grecia y España, con una tasa de desempleo superior al 50 por ciento entre la población de 16 a 24 años y de casi el 25 por ciento en general han vivido una docena de huelgas generales y numerosas protestas de ámbito nacional en las que han participado millones de personas; pero no han conseguido producir ningún cambio real de gobierno, ni de política. Los despidos masivos y los dolorosos recortes salariales, de pensiones y servicios sociales prosiguen. En otros países, como Italia, Francia e Inglaterra, las protestas y el descontento encuentran expresión en el espacio electoral, donde se ha expulsado de sus cargos a quienes los ocupaban, que han sido sustituidos por la oposición tradicional. Pero a lo largo de toda la agitación social y profunda erosión socioeconómica de las condiciones de vida y de trabajo, la ideología dominante que da forma a los movimientos, los sindicatos y la oposición política es reformista : emite llamamientos para defender las prestaciones sociales existentes , incrementar el gasto público y las inversiones y ensanchar el papel del Estado allá donde la actividad del sector privado no ha conseguido invertir o crear empleo. En otras palabras: la izquierda proponer preservar aquel pasado en el que el capitalismo sintonizaba con el estado de bienestar.
El problema es que este «capitalismo del pasado» ha desaparecido y ha emergido un nuevo capitalismo más virulento e intransigente creando un nuevo marco mundial y un aparato del Estado poderoso y afianzado inmune a todo llamamiento a la «reforma» y reorientación. La confusión, frustración y desorientación de la oposición popular masiva se debe, en parte , a la adopción por parte de autores, periodistas y profesores universitarios de izquierda de los conceptos y el lenguaje propugnado por sus adversarios capitalistas: un lenguaje concebido para hacer ininteligibles las auténticas relaciones sociales de explotación brutal, el papel central que desempeñan las clases dominantes en la inversión de las conquistas sociales y los vínculos profundos entre la clase capitalista y el Estado. Los publicistas, universitarios y periodistas capitalistas han desarrollado toda una letanía de conceptos y términos que perpetúan el gobierno capitalista y distraen a los críticos y a las víctimas de quiénes son los responsables de este marcado deslizamiento hacia el empobrecimiento generalizado.
Incluso cuando formulan sus objeciones y denuncias, los críticos del capitalismo utilizan el lenguaje y los conceptos de sus defensores . En la medida en que el lenguaje del capitalismo ha ingresado en el lenguaje general de la izquierda, la clase capitalista ha consolidado una hegemonía o dominio sobre sus adversarios más antiguos. Peor aún: la izquierda, al combinar algunos de los conceptos básicos del capitalismo con críticas aceradas, crea ilusiones sobre la posibilidad de reformar «el mercado» para que sirva a fines populares. Esto no consigue identificar a las principales fuerzas sociales que deben ser expulsadas de las alturas del control de la economía, ni el imperativo de desmantelar un Estado clasista. Mientras que la izquierda denuncia la crisis capitalista y los rescates de la banca por parte del Estado, su propia pobreza de pensamiento socava el desarrollo de acciones políticas masivas. En este contexto, el «lenguaje» de la confusión se convierte en una «fuerza material»: un vehículo del poder capitalista cuyo uso principal es desorientar y desarmar a sus adversarios anticapitalistas y obreros. Lo hace asimilando a sus críticos intelectuales mediante el uso de términos, los marcos conceptuales y el lenguaje que presiden el análisis de la crisis capitalista.
Los eufemismos fundamentales que prestan servicio de la ofensiva capitalista
Los eufemismos tienen un doble significado: lo que connotan los términos y lo que realmente significan. Las concepciones eufemísticas bajo el capitalismo connotan una realidad favorable o una conducta y actividad aceptables que están absolutamente disociadas del engrandecimiento de la riqueza de la élite y la concentración de poder y privilegio. Los eufemismos disfrazan el empuje de las élites de poder para imponer medidas de clase y reprimir sin que se les identifique adecuadamente , ni se les haga responsables , ni sean blanco de la oposición de la acción popular masiva.
El eufemismo más habitual es el término «mercado», al que se atribuyen rasgos y potencialidades humanas. Como tal, se nos dice que «el mercado requiere recortes salariales», disociándolo así de la clase capitalista. Los mercados, el intercambio de bienes o la compra y venta de artículos llevan existiendo desde hace miles de años en diferentes sistemas sociales de contextos enormemente diferenciados. Han sido globales, nacionales, regionales y locales. Involucran a distintos agentes socioeconómicos y comprenden unidades económicas muy diferentes, que abarcan desde iniciativas comerciales de ámbito estatal gigantescas hasta plazas de pueblos y aldeas campesinas en régimen de semi-subsistencia. Los «mercados» han existido en todas las sociedades complejas: esclavistas, feudales, mercantiles, de principios del capitalismo y del capitalismo tardío competitivo, monopolista industrial y financiero.
Cuando se estudian y analizan los «mercados» y con el fin de dar sentido a las transacciones (a quién benefician y a quién perjudican), se debe identificar con claridad las clases sociales principales que dominan las transacciones económicas. Escribir en general sobre «los mercados» es engañoso porque los mercados no tienen existencia independiente de las relaciones sociales que definen qué se produce y qué se vende, cómo se produce y qué constelaciones de clases sociales conforman la conducta de los productores, los vendedores y la mano de obra. La realidad del mercado actual se define por los bancos y las corporaciones multinacionales mastodónticas, que dominan los mercados de trabajo y de bienes. Escribir acerca de «los mercados» como si se desenvolvieran en una esfera situada al margen y más allá de las atroces desigualdades de clase es ocultar la esencia de las relaciones de clase contemporáneas.
Para comprender mínimamente la situación, es fundamental tener en cuenta, pero se deja al margen de los análisis actuales, el poder incontestado de los capitalistas propietarios de los medios de producción y distribución, la propiedad capitalista de la publicidad, los banqueros capitalistas que conceden o deniegan créditos y las autoridades del Estado (designadas por capitalistas) que «regulan» o desregulan las relaciones comerciales. Los resultados de sus políticas se atribuyen a las demandas de ese «mercado» eufemístico que parecen estar divorciadas de una realidad brutal. Por tanto, como dan a entender los propagandistas, ir contra «el mercado» es oponerse al intercambio de bienes:algo a todas luces absurdo. En cambio, identificar las demandas que el capitalismo impone a la mano de obra, incluyendo los recortes en salarios, bienestar y seguridad, es enfrentarse a una forma de conducta mercantil explotadora concreta según la cual los capitalistas pretenden obtener mayores beneficios en perjuicio de los intereses y el bienestar de la mayoría de trabajadores asalariados.
Al refundir las relaciones mercantiles de explotación capitalistas con los mercados en general, los ideólogos obtienen varios resultados: disfrazan el papel fundamental de los capitalistas al tiempo que evocan una institución con connotaciones positivas, es decir, un «mercado» en el que las personas adquieren bienes de consumo y se «socializan» con amigos y conocidos. En otras palabras, cuando «el mercado», al que se retrata como un amigo y benefactor de la sociedad, impone medidas dolorosas lo hace supuestamente por el bienestar de la comunidad. Al menos, eso es lo que los propagandistas empresariales quieren que la opinión pública crea cuando comercializa su imagen virtuosa del «mercado»; enmascaran la conducta predadora del capital privado de perseguir mayores beneficios.
Uno de los eufemismos más habituales lanzados en plena crisis económica es la «austeridad», un término empleado para encubrir la cruda realidad de los recortes draconianos de salario, pensiones y bienestar social, así como el acusado incremento de los impuestos regresivos (IVA). Medidas de «austeridad» significa políticas para proteger e incluso incrementar los subsidios del Estado a las empresas y generar mayores beneficios para el capital y mayores desigualdades entre el 10 por ciento más rico y el 90 por ciento más pobre. La «austeridad» lleva implícita disciplina, simplicidad, ahorro, responsabilidad, límites con los artículos de lujo y el gasto, evitación de gratificación inmediata en aras de la seguridad del futuro... una especie de calvinismo colectivo. Connota un sacrificio compartido hoy día por el futuro bienestar de todos.
Sin embargo, en la práctica, la «austeridad» describe políticas diseñadas por la élite financiera para instaurar reducciones de los niveles de vida y los servicios sociales específicos de clase (como la salud y la educación) disponibles para trabajadores y asalariados. Significa que se pueden desviar fondos públicos en una medida aún mayor para pagar las elevadas tasas de interés a los ya acaudalados titulares de bonos de deuda, al tiempo que se somete a la política pública a los dictados de los amos del capital financiero.
En lugar de hablar de «austeridad», con sus connotaciones de disciplina severa, los críticos de izquierda deberían describir con claridad las políticas de la clase dominante contra las clases trabajadoras y asalariadas, que incrementan las desigualdades y concentran aún más riqueza y poder en la cúspide de la pirámide social. Las políticas de «austeridad» son, por consiguiente, una expresión de cómo las clases dominantes utilizan el Estado para depositar la carga del coste de sus crisis económica sobre el trabajo.
Los ideólogos de las clases dominantes asimilaron conceptos y términos que la izquierda utilizaba originalmente para promover mejoras en el nivel de vida y los convirtieron en sus guías. Dos de esos eufemismos, tomados de la izquierda, son «reforma» y «ajuste estructural». «Reforma», durante muchos siglos, se refería a cambios que reducían las desigualdades e incrementaban la representación popular. «Reformas» eran cambios positivos que aumentaban el bienestar público y limitaban los abusos de poder de los gobiernos oligárquicos y plutocráticos. Sin embargo, durante las tres últimas décadas los principales economistas académicos, periodistas y autoridades bancarias internacionales han subvertido el significado de «reforma» para convertirlo en su contrario: ahora alude a la supresión de los derechos laborales, el fin de la regulación pública del capital y el recorte de subsidios públicos que facilitan el acceso de los pobres a la comida y el combustible. En el vocabulario capitalista actual, «reforma» significa inversión de cambios progresistas y restauración de los privilegios de los monopolios privados. «Reforma» significa fin de la seguridad laboral y promoción del despidos masivo de trabajadores mediante la reducción o eliminación de las indemnizaciones por despido. «Reforma» ya no significa cambios sociales positivos; ahora significa inversión de aquellos cambios que tanto esfuerzo costaron y restauración del poder sin límites del capital. Significa retorno a la fase anterior y más brutal del capital, anterior a la existencia de organizaciones sindicales, cuando la lucha de clases fue eliminada. De ahí que «reforma» signifique ahora restauración de privilegios, poder y beneficios para los ricos.
De manera similar, las cortesanas lingüísticas de la profesión económica han cooptado el término «estructural», como cuando se emplea en «ajuste estructural», para ponerlo al servicio del poder desbocado del capital. Nada menos que a finales de la década de 1970, cambio «estructural» aludía a la redistribución de tierras de los grandes terratenientes para los sin tierra; cambio de poder de los plutócratas a las clases populares. «Estructuras» se refería a la organización de poder privado concentrado en el Estado y la economía. Hoy día, sin embargo, «estructura» se refiere a las instituciones y políticas públicas que nacieron de las luchas sindicales y ciudadanas para garantizar la seguridad social, para proteger el bienestar, la salud y la jubilación de los trabajadores. «Cambios estructurales» es hoy día el eufemismo para aplastar esas instituciones públicas, poner fin a las restricciones sobre la conducta depredadora del capital y destruir la capacidad de la mano de obra para negociar, luchar, o preservar sus conquistas sociales.
El término «ajuste», como en «ajuste estructural», es en sí mismo un eufemismo anodino que lleva implícito la sintonización , la modulación cuidadosa de las instituciones y políticas públicas para que recuperen la salud y el equilibrio. Pero, en realidad, «ajuste estructural» representa un ataque frontal contra el sector público y un desmantelamiento generalizado de la legislación protectora y los organismos públicos organizados para proteger la mano de obra, el medio ambiente y los consumidores. «Ajuste estructural» enmascara un ataque sistemático contra los niveles de vida del pueblo en beneficio de las clases capitalistas.
La clase capitalista ha cultivado toda una cosecha de economistas y periodistas que hacen proselitismo con un lenguaje desvaído, evasivo y engañoso con el fin de neutralizar la oposición popular. Por desgracia, muchos de sus críticos «de izquierda» suelen recurrir a la misma terminología.
Dado que la corrupción generalizada del lenguaje es tan preponderante en los debates actuales sobre la crisis del capitalismo, la izquierda debería dejar de recurrir a este conjunto de eufemismos engañosos asimilados por la clase dominante. Resulta frustrante ver la facilidad con la que los siguientes términos entran en nuestro discurso:
Disciplina de mercado.- El eufemismo «disciplina» connota un carácter fuerte, serio y deliberado ante los obstáculos, en contraposición a la conducta evasiva e irresponsable. En realidad, cuando se empareja con «mercado» se refiere a que los capitalistas se aprovechan de los trabajadores desempleados y utilizan su influencia y poder políticos para despedir masivamente a los trabajadores e intimidar a quienes conservan un empleo para ser más explotados y recibir más carga de trabajo, con lo que producen más beneficios por menos sueldo. También encubre la capacidad de los amos capitalistas de elevar la tasa de beneficio reduciendo los costes sociales de producción, como la protección laboral y medioambiental, las prestaciones sociales y las pensiones.
«Shock de mercado».- Se refiere a que los capitalistas se dedican a realizar despidos masivos y bruscos, recortes salariales y reducción de planes de salud y pensiones con el fin de mejorar las cotizaciones bursátiles, aumentar los beneficios y garantizar mayores incentivos para los directivos. Al vincular el término neutro y anodino «mercado» con «shock», los apologistas del capital disfrazan la identidad de los responsables de las medidas, de sus brutales consecuencias y los inmensos beneficios de que goza la élite.
«Demandas del mercado».- Esta expresión eufemística está pensada para antropomorfizar una categoría económica, para difuminar las críticas de quienes detentan el poder y son de carne y hueso, sus intereses de clase y sus garra despótica sobre la mano de obra. En lugar de «demandas del mercado», la expresión debería decir: «la clase capitalista ordena a los trabajadores que sacrifiquen sus salarios y su salud para garantizar más beneficios a las corporaciones multinacionales», un concepto claro que tiene más probabilidades de despertar la ira de quienes se ven afectados negativamente.
«Libre empresa».- Eufemismo ensamblado a partir de dos conceptos reales: la empresa privada que busca el lucro y la libre competencia . Al suprimir la imagen subyacente del beneficio privado de la minoría en perjuicio de los intereses de la mayoría, los apologistas del capital han inventado un concepto que subraya las virtudes individuales de la «empresa» y la «libertad», en contraposición a los vicios económicos auténticos de la codicia y la explotación.
«Libre mercado».- Eufemismo que presupone la competitividad libre, justa e igualitaria en mercados no regulados, restando importancia a la realidad del dominio del mercado por parte de monopolios y oligopolios dependientes de los rescates estatales masivos en tiempos de crisis capitalista. «Libre» alude específicamente a la ausencia de normativas públicas e intervención del Estado que defiendan la seguridad laboral, así como la protección de los consumidores y el medio ambiente. En otras palabras, «libertad» enmascara la desvergonzada destrucción del orden ciudadano por parte de los capitalistas privados a través del ejercicio desbocado del poder político y económico. «Libre mercado» es el eufemismo para aludir al gobierno absoluto de los capitalistas sobre los derechos y los medios de vida de millones de ciudadanos; en esencia, la auténtica negación de la libertad .
«Recuperación económica».- Esta expresión eufemística significa recuperación de los beneficios por parte de las principales corporaciones. Disfraza la ausencia total de recuperación de los niveles de vida de las clases media y trabajadora, la inversión de los beneficios sociales y las pérdidas económicas de los titulares de hipotecas, los deudores, los desempleados de larga duración y los propietarios de pequeñas empresas en quiebra. Lo que se pasa por alto con la expresión «recuperación económica» es que el empobrecimiento masivo acabó convirtiéndose en un requisito esencial para la recuperación de los beneficios empresariales.
«Privatización».- Este concepto describe la transferencia de empresas públicas (por lo general, las que arrojan beneficios) a grandes capitalistas bien relacionados a precios muy inferiores al de su valor real, lo que conduce a la pérdida de servicios públicos, de empleo público estable y al aumento de los costes para los consumidores cuando los nuevos propietarios privados elevan los precios y despiden a trabajadores... todo en nombre de otro eufemismo, la «eficiencia» .
«Eficiencia».- Aquí la eficiencia no se refiere más que a las cuentas de resultados de una empresa; no refleja los elevados costes de la «privatización» soportados por los sectores correspondientes de la economía. Por ejemplo, la «privatización» del transporte añade costes a las empresas volviéndolas menos competitivas en relación con sus competidores de otros países; la «privatización» elimina servicios en regiones menos lucrativas, lo que desemboca en el colapso económico local y el aislamiento con respecto a mercados nacionales. A menudo, las autoridades, que sintonizan con los capitalistas privados, retirarán deliberadamente inversiones de empresas públicas y nombrarán a compinches políticos incompetentes en el marco de una política de paternalismo con el fin de degradar servicios y fomentar el descontento público. Esto genera una opinión pública favorable a la «privatización» de la empresa. Dicho de otro modo: la «privatización» no es una consecuencia de las ineficiencias intrínsecas de las empresas públicas, como les gusta argumentar a los ideólogos del capitalismo, sino un acto político deliberado concebido para reforzar los beneficios del capital privado a costa del bienestar público.
Conclusión
El lenguaje, los conceptos y los eufemismos son armas importantes de la lucha de clases «desde arriba», concebidos por periodistas y economistas capitalistas para maximizar la riqueza y el poder del capital. En la medida en que los críticos progresistas e izquierdistas adoptan estos eufemismos y su marco de referencia, sus críticas y las alternativas que proponen se ven limitadas por la retórica del capital. Poner «comillas» entre los eufemismos puede ser una señal de desaprobación, pero no sirve para promover un marco analítico distinto, necesario para el éxito de la lucha de clases «desde abajo». Y lo que es igual de importante, elude la necesidad de una ruptura fundamental con el sistema capitalista, incluido su lenguaje corrupto y sus conceptos engañosos. Los capitalistas han derribado las conquistas más esenciales de la clase trabajadora y nosotros no podemos contraatacar el dominio absoluto del capital. Esto debe volver a plantear la cuestión de la transformación socialista del Estado, la economía y la estructura de clases. Una parte intrínseca de este proceso debe ser el rechazo absoluto de los eufemismos utilizados por los ideólogos capitalistas y su sustitución sistemática por expresiones y conceptos que reflejen fielmente la cruda realidad, que identifiquen claramente a los responsables de esta decadencia y que definan a los agentes políticos de la transformación social.
James Petras
Hoy día, las condiciones materiales de la inmensa mayoría de la población trabajadora se han deteriorado enormemente cuando la clase capitalista ha depositado la totalidad de la carga de la crisis y la recuperación de sus beneficios sobre las espaldas de las clases asalariadas. Uno de los aspectos llamativos de esta regresión en curso y sostenida de los niveles de vida es la ausencia de un levantamiento social importante hasta la fecha. Grecia y España, con una tasa de desempleo superior al 50 por ciento entre la población de 16 a 24 años y de casi el 25 por ciento en general han vivido una docena de huelgas generales y numerosas protestas de ámbito nacional en las que han participado millones de personas; pero no han conseguido producir ningún cambio real de gobierno, ni de política. Los despidos masivos y los dolorosos recortes salariales, de pensiones y servicios sociales prosiguen. En otros países, como Italia, Francia e Inglaterra, las protestas y el descontento encuentran expresión en el espacio electoral, donde se ha expulsado de sus cargos a quienes los ocupaban, que han sido sustituidos por la oposición tradicional. Pero a lo largo de toda la agitación social y profunda erosión socioeconómica de las condiciones de vida y de trabajo, la ideología dominante que da forma a los movimientos, los sindicatos y la oposición política es reformista : emite llamamientos para defender las prestaciones sociales existentes , incrementar el gasto público y las inversiones y ensanchar el papel del Estado allá donde la actividad del sector privado no ha conseguido invertir o crear empleo. En otras palabras: la izquierda proponer preservar aquel pasado en el que el capitalismo sintonizaba con el estado de bienestar.
El problema es que este «capitalismo del pasado» ha desaparecido y ha emergido un nuevo capitalismo más virulento e intransigente creando un nuevo marco mundial y un aparato del Estado poderoso y afianzado inmune a todo llamamiento a la «reforma» y reorientación. La confusión, frustración y desorientación de la oposición popular masiva se debe, en parte , a la adopción por parte de autores, periodistas y profesores universitarios de izquierda de los conceptos y el lenguaje propugnado por sus adversarios capitalistas: un lenguaje concebido para hacer ininteligibles las auténticas relaciones sociales de explotación brutal, el papel central que desempeñan las clases dominantes en la inversión de las conquistas sociales y los vínculos profundos entre la clase capitalista y el Estado. Los publicistas, universitarios y periodistas capitalistas han desarrollado toda una letanía de conceptos y términos que perpetúan el gobierno capitalista y distraen a los críticos y a las víctimas de quiénes son los responsables de este marcado deslizamiento hacia el empobrecimiento generalizado.
Incluso cuando formulan sus objeciones y denuncias, los críticos del capitalismo utilizan el lenguaje y los conceptos de sus defensores . En la medida en que el lenguaje del capitalismo ha ingresado en el lenguaje general de la izquierda, la clase capitalista ha consolidado una hegemonía o dominio sobre sus adversarios más antiguos. Peor aún: la izquierda, al combinar algunos de los conceptos básicos del capitalismo con críticas aceradas, crea ilusiones sobre la posibilidad de reformar «el mercado» para que sirva a fines populares. Esto no consigue identificar a las principales fuerzas sociales que deben ser expulsadas de las alturas del control de la economía, ni el imperativo de desmantelar un Estado clasista. Mientras que la izquierda denuncia la crisis capitalista y los rescates de la banca por parte del Estado, su propia pobreza de pensamiento socava el desarrollo de acciones políticas masivas. En este contexto, el «lenguaje» de la confusión se convierte en una «fuerza material»: un vehículo del poder capitalista cuyo uso principal es desorientar y desarmar a sus adversarios anticapitalistas y obreros. Lo hace asimilando a sus críticos intelectuales mediante el uso de términos, los marcos conceptuales y el lenguaje que presiden el análisis de la crisis capitalista.
Los eufemismos fundamentales que prestan servicio de la ofensiva capitalista
Los eufemismos tienen un doble significado: lo que connotan los términos y lo que realmente significan. Las concepciones eufemísticas bajo el capitalismo connotan una realidad favorable o una conducta y actividad aceptables que están absolutamente disociadas del engrandecimiento de la riqueza de la élite y la concentración de poder y privilegio. Los eufemismos disfrazan el empuje de las élites de poder para imponer medidas de clase y reprimir sin que se les identifique adecuadamente , ni se les haga responsables , ni sean blanco de la oposición de la acción popular masiva.
El eufemismo más habitual es el término «mercado», al que se atribuyen rasgos y potencialidades humanas. Como tal, se nos dice que «el mercado requiere recortes salariales», disociándolo así de la clase capitalista. Los mercados, el intercambio de bienes o la compra y venta de artículos llevan existiendo desde hace miles de años en diferentes sistemas sociales de contextos enormemente diferenciados. Han sido globales, nacionales, regionales y locales. Involucran a distintos agentes socioeconómicos y comprenden unidades económicas muy diferentes, que abarcan desde iniciativas comerciales de ámbito estatal gigantescas hasta plazas de pueblos y aldeas campesinas en régimen de semi-subsistencia. Los «mercados» han existido en todas las sociedades complejas: esclavistas, feudales, mercantiles, de principios del capitalismo y del capitalismo tardío competitivo, monopolista industrial y financiero.
Cuando se estudian y analizan los «mercados» y con el fin de dar sentido a las transacciones (a quién benefician y a quién perjudican), se debe identificar con claridad las clases sociales principales que dominan las transacciones económicas. Escribir en general sobre «los mercados» es engañoso porque los mercados no tienen existencia independiente de las relaciones sociales que definen qué se produce y qué se vende, cómo se produce y qué constelaciones de clases sociales conforman la conducta de los productores, los vendedores y la mano de obra. La realidad del mercado actual se define por los bancos y las corporaciones multinacionales mastodónticas, que dominan los mercados de trabajo y de bienes. Escribir acerca de «los mercados» como si se desenvolvieran en una esfera situada al margen y más allá de las atroces desigualdades de clase es ocultar la esencia de las relaciones de clase contemporáneas.
Para comprender mínimamente la situación, es fundamental tener en cuenta, pero se deja al margen de los análisis actuales, el poder incontestado de los capitalistas propietarios de los medios de producción y distribución, la propiedad capitalista de la publicidad, los banqueros capitalistas que conceden o deniegan créditos y las autoridades del Estado (designadas por capitalistas) que «regulan» o desregulan las relaciones comerciales. Los resultados de sus políticas se atribuyen a las demandas de ese «mercado» eufemístico que parecen estar divorciadas de una realidad brutal. Por tanto, como dan a entender los propagandistas, ir contra «el mercado» es oponerse al intercambio de bienes:algo a todas luces absurdo. En cambio, identificar las demandas que el capitalismo impone a la mano de obra, incluyendo los recortes en salarios, bienestar y seguridad, es enfrentarse a una forma de conducta mercantil explotadora concreta según la cual los capitalistas pretenden obtener mayores beneficios en perjuicio de los intereses y el bienestar de la mayoría de trabajadores asalariados.
Al refundir las relaciones mercantiles de explotación capitalistas con los mercados en general, los ideólogos obtienen varios resultados: disfrazan el papel fundamental de los capitalistas al tiempo que evocan una institución con connotaciones positivas, es decir, un «mercado» en el que las personas adquieren bienes de consumo y se «socializan» con amigos y conocidos. En otras palabras, cuando «el mercado», al que se retrata como un amigo y benefactor de la sociedad, impone medidas dolorosas lo hace supuestamente por el bienestar de la comunidad. Al menos, eso es lo que los propagandistas empresariales quieren que la opinión pública crea cuando comercializa su imagen virtuosa del «mercado»; enmascaran la conducta predadora del capital privado de perseguir mayores beneficios.
Uno de los eufemismos más habituales lanzados en plena crisis económica es la «austeridad», un término empleado para encubrir la cruda realidad de los recortes draconianos de salario, pensiones y bienestar social, así como el acusado incremento de los impuestos regresivos (IVA). Medidas de «austeridad» significa políticas para proteger e incluso incrementar los subsidios del Estado a las empresas y generar mayores beneficios para el capital y mayores desigualdades entre el 10 por ciento más rico y el 90 por ciento más pobre. La «austeridad» lleva implícita disciplina, simplicidad, ahorro, responsabilidad, límites con los artículos de lujo y el gasto, evitación de gratificación inmediata en aras de la seguridad del futuro... una especie de calvinismo colectivo. Connota un sacrificio compartido hoy día por el futuro bienestar de todos.
Sin embargo, en la práctica, la «austeridad» describe políticas diseñadas por la élite financiera para instaurar reducciones de los niveles de vida y los servicios sociales específicos de clase (como la salud y la educación) disponibles para trabajadores y asalariados. Significa que se pueden desviar fondos públicos en una medida aún mayor para pagar las elevadas tasas de interés a los ya acaudalados titulares de bonos de deuda, al tiempo que se somete a la política pública a los dictados de los amos del capital financiero.
En lugar de hablar de «austeridad», con sus connotaciones de disciplina severa, los críticos de izquierda deberían describir con claridad las políticas de la clase dominante contra las clases trabajadoras y asalariadas, que incrementan las desigualdades y concentran aún más riqueza y poder en la cúspide de la pirámide social. Las políticas de «austeridad» son, por consiguiente, una expresión de cómo las clases dominantes utilizan el Estado para depositar la carga del coste de sus crisis económica sobre el trabajo.
Los ideólogos de las clases dominantes asimilaron conceptos y términos que la izquierda utilizaba originalmente para promover mejoras en el nivel de vida y los convirtieron en sus guías. Dos de esos eufemismos, tomados de la izquierda, son «reforma» y «ajuste estructural». «Reforma», durante muchos siglos, se refería a cambios que reducían las desigualdades e incrementaban la representación popular. «Reformas» eran cambios positivos que aumentaban el bienestar público y limitaban los abusos de poder de los gobiernos oligárquicos y plutocráticos. Sin embargo, durante las tres últimas décadas los principales economistas académicos, periodistas y autoridades bancarias internacionales han subvertido el significado de «reforma» para convertirlo en su contrario: ahora alude a la supresión de los derechos laborales, el fin de la regulación pública del capital y el recorte de subsidios públicos que facilitan el acceso de los pobres a la comida y el combustible. En el vocabulario capitalista actual, «reforma» significa inversión de cambios progresistas y restauración de los privilegios de los monopolios privados. «Reforma» significa fin de la seguridad laboral y promoción del despidos masivo de trabajadores mediante la reducción o eliminación de las indemnizaciones por despido. «Reforma» ya no significa cambios sociales positivos; ahora significa inversión de aquellos cambios que tanto esfuerzo costaron y restauración del poder sin límites del capital. Significa retorno a la fase anterior y más brutal del capital, anterior a la existencia de organizaciones sindicales, cuando la lucha de clases fue eliminada. De ahí que «reforma» signifique ahora restauración de privilegios, poder y beneficios para los ricos.
De manera similar, las cortesanas lingüísticas de la profesión económica han cooptado el término «estructural», como cuando se emplea en «ajuste estructural», para ponerlo al servicio del poder desbocado del capital. Nada menos que a finales de la década de 1970, cambio «estructural» aludía a la redistribución de tierras de los grandes terratenientes para los sin tierra; cambio de poder de los plutócratas a las clases populares. «Estructuras» se refería a la organización de poder privado concentrado en el Estado y la economía. Hoy día, sin embargo, «estructura» se refiere a las instituciones y políticas públicas que nacieron de las luchas sindicales y ciudadanas para garantizar la seguridad social, para proteger el bienestar, la salud y la jubilación de los trabajadores. «Cambios estructurales» es hoy día el eufemismo para aplastar esas instituciones públicas, poner fin a las restricciones sobre la conducta depredadora del capital y destruir la capacidad de la mano de obra para negociar, luchar, o preservar sus conquistas sociales.
El término «ajuste», como en «ajuste estructural», es en sí mismo un eufemismo anodino que lleva implícito la sintonización , la modulación cuidadosa de las instituciones y políticas públicas para que recuperen la salud y el equilibrio. Pero, en realidad, «ajuste estructural» representa un ataque frontal contra el sector público y un desmantelamiento generalizado de la legislación protectora y los organismos públicos organizados para proteger la mano de obra, el medio ambiente y los consumidores. «Ajuste estructural» enmascara un ataque sistemático contra los niveles de vida del pueblo en beneficio de las clases capitalistas.
La clase capitalista ha cultivado toda una cosecha de economistas y periodistas que hacen proselitismo con un lenguaje desvaído, evasivo y engañoso con el fin de neutralizar la oposición popular. Por desgracia, muchos de sus críticos «de izquierda» suelen recurrir a la misma terminología.
Dado que la corrupción generalizada del lenguaje es tan preponderante en los debates actuales sobre la crisis del capitalismo, la izquierda debería dejar de recurrir a este conjunto de eufemismos engañosos asimilados por la clase dominante. Resulta frustrante ver la facilidad con la que los siguientes términos entran en nuestro discurso:
Disciplina de mercado.- El eufemismo «disciplina» connota un carácter fuerte, serio y deliberado ante los obstáculos, en contraposición a la conducta evasiva e irresponsable. En realidad, cuando se empareja con «mercado» se refiere a que los capitalistas se aprovechan de los trabajadores desempleados y utilizan su influencia y poder políticos para despedir masivamente a los trabajadores e intimidar a quienes conservan un empleo para ser más explotados y recibir más carga de trabajo, con lo que producen más beneficios por menos sueldo. También encubre la capacidad de los amos capitalistas de elevar la tasa de beneficio reduciendo los costes sociales de producción, como la protección laboral y medioambiental, las prestaciones sociales y las pensiones.
«Shock de mercado».- Se refiere a que los capitalistas se dedican a realizar despidos masivos y bruscos, recortes salariales y reducción de planes de salud y pensiones con el fin de mejorar las cotizaciones bursátiles, aumentar los beneficios y garantizar mayores incentivos para los directivos. Al vincular el término neutro y anodino «mercado» con «shock», los apologistas del capital disfrazan la identidad de los responsables de las medidas, de sus brutales consecuencias y los inmensos beneficios de que goza la élite.
«Demandas del mercado».- Esta expresión eufemística está pensada para antropomorfizar una categoría económica, para difuminar las críticas de quienes detentan el poder y son de carne y hueso, sus intereses de clase y sus garra despótica sobre la mano de obra. En lugar de «demandas del mercado», la expresión debería decir: «la clase capitalista ordena a los trabajadores que sacrifiquen sus salarios y su salud para garantizar más beneficios a las corporaciones multinacionales», un concepto claro que tiene más probabilidades de despertar la ira de quienes se ven afectados negativamente.
«Libre empresa».- Eufemismo ensamblado a partir de dos conceptos reales: la empresa privada que busca el lucro y la libre competencia . Al suprimir la imagen subyacente del beneficio privado de la minoría en perjuicio de los intereses de la mayoría, los apologistas del capital han inventado un concepto que subraya las virtudes individuales de la «empresa» y la «libertad», en contraposición a los vicios económicos auténticos de la codicia y la explotación.
«Libre mercado».- Eufemismo que presupone la competitividad libre, justa e igualitaria en mercados no regulados, restando importancia a la realidad del dominio del mercado por parte de monopolios y oligopolios dependientes de los rescates estatales masivos en tiempos de crisis capitalista. «Libre» alude específicamente a la ausencia de normativas públicas e intervención del Estado que defiendan la seguridad laboral, así como la protección de los consumidores y el medio ambiente. En otras palabras, «libertad» enmascara la desvergonzada destrucción del orden ciudadano por parte de los capitalistas privados a través del ejercicio desbocado del poder político y económico. «Libre mercado» es el eufemismo para aludir al gobierno absoluto de los capitalistas sobre los derechos y los medios de vida de millones de ciudadanos; en esencia, la auténtica negación de la libertad .
«Recuperación económica».- Esta expresión eufemística significa recuperación de los beneficios por parte de las principales corporaciones. Disfraza la ausencia total de recuperación de los niveles de vida de las clases media y trabajadora, la inversión de los beneficios sociales y las pérdidas económicas de los titulares de hipotecas, los deudores, los desempleados de larga duración y los propietarios de pequeñas empresas en quiebra. Lo que se pasa por alto con la expresión «recuperación económica» es que el empobrecimiento masivo acabó convirtiéndose en un requisito esencial para la recuperación de los beneficios empresariales.
«Privatización».- Este concepto describe la transferencia de empresas públicas (por lo general, las que arrojan beneficios) a grandes capitalistas bien relacionados a precios muy inferiores al de su valor real, lo que conduce a la pérdida de servicios públicos, de empleo público estable y al aumento de los costes para los consumidores cuando los nuevos propietarios privados elevan los precios y despiden a trabajadores... todo en nombre de otro eufemismo, la «eficiencia» .
«Eficiencia».- Aquí la eficiencia no se refiere más que a las cuentas de resultados de una empresa; no refleja los elevados costes de la «privatización» soportados por los sectores correspondientes de la economía. Por ejemplo, la «privatización» del transporte añade costes a las empresas volviéndolas menos competitivas en relación con sus competidores de otros países; la «privatización» elimina servicios en regiones menos lucrativas, lo que desemboca en el colapso económico local y el aislamiento con respecto a mercados nacionales. A menudo, las autoridades, que sintonizan con los capitalistas privados, retirarán deliberadamente inversiones de empresas públicas y nombrarán a compinches políticos incompetentes en el marco de una política de paternalismo con el fin de degradar servicios y fomentar el descontento público. Esto genera una opinión pública favorable a la «privatización» de la empresa. Dicho de otro modo: la «privatización» no es una consecuencia de las ineficiencias intrínsecas de las empresas públicas, como les gusta argumentar a los ideólogos del capitalismo, sino un acto político deliberado concebido para reforzar los beneficios del capital privado a costa del bienestar público.
Conclusión
El lenguaje, los conceptos y los eufemismos son armas importantes de la lucha de clases «desde arriba», concebidos por periodistas y economistas capitalistas para maximizar la riqueza y el poder del capital. En la medida en que los críticos progresistas e izquierdistas adoptan estos eufemismos y su marco de referencia, sus críticas y las alternativas que proponen se ven limitadas por la retórica del capital. Poner «comillas» entre los eufemismos puede ser una señal de desaprobación, pero no sirve para promover un marco analítico distinto, necesario para el éxito de la lucha de clases «desde abajo». Y lo que es igual de importante, elude la necesidad de una ruptura fundamental con el sistema capitalista, incluido su lenguaje corrupto y sus conceptos engañosos. Los capitalistas han derribado las conquistas más esenciales de la clase trabajadora y nosotros no podemos contraatacar el dominio absoluto del capital. Esto debe volver a plantear la cuestión de la transformación socialista del Estado, la economía y la estructura de clases. Una parte intrínseca de este proceso debe ser el rechazo absoluto de los eufemismos utilizados por los ideólogos capitalistas y su sustitución sistemática por expresiones y conceptos que reflejen fielmente la cruda realidad, que identifiquen claramente a los responsables de esta decadencia y que definan a los agentes políticos de la transformación social.
James Petras
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