Demócratas y republicanos, responsables de la depredación ambiental.
El derrame químico que tuvo lugar en East Palestine, Ohio, luego de que se descarrilara un tren con materiales tóxicos, causó un gran daño ambiental y social. Según organismos oficiales, cerca de 45.000 animales murieron, y los habitantes están sufriendo fuertes dolores de cabeza e irritaciones subcutáneas. Más de 11 kilómetros de arroyos fueron afectados.
El derrame se produjo el 3 de febrero, luego del vuelco de un tren perteneciente a Norfolk Southern, una de las empresas ferroviarias más grandes de Estados Unidos. Más de 50 vagones del convoy se prendieron fuego, y al menos diez de ellos contenían materiales tóxicos. Los habitantes de East Palestine, que fueron evacuados, volvieron a sus casas el 8 de febrero.
La National Transportation Safety Board reportó que el tren presentaba problemas técnicos. Norfolk Southern habría rechazado instalar en el convoy los mecanismos necesarios para evitar este tipo de accidentes. Además, se descubrió que el tren había experimentado problemas previos, como se evidenció en un video en el que se observan chispas debajo de algunos vagones del tren antes de que llegara al centro de East Palestine.
Los bomberos tuvieron que esperar varios días para acercarse al incendio, debido a la toxicidad. La sustancia química que se volcó fue cloruro de vinilo en estado líquido, la cual se utiliza en la fabricación de PVC. Según el Departamento de Servicios de Salud de Wisconsin, “la exposición al cloruro de vinilo puede afectar el hígado, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso y la sangre de una persona. Las personas expuestas a niveles extremadamente altos pueden tener un mayor riesgo de aborto espontáneo y defectos de nacimiento” (Bae Negocios, 13/2).
Para evitar un mayor derrame de químicos, los bomberos decidieron realizar una explosión controlada. Esto, sin embargo, provocó un humo tóxico que afectó gravemente a las personas y animales de la región. La explosión produjo la liberación de subproductos como cloruro de hidrógeno y fosgeno (un gas que fue utilizado como arma química durante la Primera Guerra Mundial), lo que empeoró aún más la situación.
Los organismos gubernamentales de Ohio (liderado por Mike DeWine, del Partido Republicano) aseguraron que los sistemas de agua locales ya no contienen sustancias químicas y que el suministro municipal de agua es potable. No obstante, los vecinos de Ohio han difundido videos que muestran agua contaminada saliendo de los grifos. El desastre podría ser mayor; por ejemplo, si los químicos llegaran al Río Misisipi, el 22% del agua de Estados Unidos se vería afectada.
El gobierno de Joe Biden ordenó a la empresa que se encargue de la limpieza de todas las áreas contaminadas. Varios residentes de East Palestine, por su parte, han presentado demandas contra Norfolk Southern, exigiendo indemnizaciones.
No es la primera vez que en Ohio ocurre un hecho de estas características. En 2014, los habitantes de Toledo estuvieron varios días sin poder beber agua debido a la presencia excesiva de fósforo y nitrógeno en el Lago Erie, causada por una fuga de fertilizantes. Además, el Río Cuyahoga, que fluye por el sudoeste y el noroeste de Ohio, fue uno de los ríos más contaminados en la historia de Estados Unidos; se incendió en trece ocasiones entre 1868 y 1969.
Demócratas y republicanos
El acontecimiento generó nuevas confrontaciones entre los principales partidos capitalistas de Estados Unidos.
Donald Trump, en modo campaña electoral, viajó a Ohio y desde allí criticó duramente la política demócrata frente al desastre ambiental.
Los demócratas, entretanto, acusan a sus rivales de haber bloqueado una regulación que habría aumentado las medidas de seguridad preventiva. Trump tiene un gran interés en Ohio, que se transformó en un bastión republicano; ganó allí las elecciones en 2016 y en 2020.
El líder republicano, incluso, se dio el lujo de correr a Biden por izquierda. Dijo que en vez de visitar Ohio y hacerse cargo del problema, el presidente se “dedica a recorrer Ucrania, a la vez que señaló que ‘esperaba que le sobre algo de dinero’ cuando vuelva para ayudar a los habitantes, en referencia al gasto en ayuda militar para la guerra con Rusia que algunos republicanos empiezan a criticar” (El País, 23/2).
El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, anunció que pondrá en marcha una norma para mejorar los frenos de los trenes de carga, la cual fue derogada durante el mandato de Trump. El magnate, como es sabido, es un negacionista del cambio climático y bajo su gestión dio todo tipo de facilidades a las petroleras.
El gobierno de Biden también es responsable de la depredación ambiental. La petrolera ExxonMobil y la compañía de comercio electrónico Amazon, gigantes de la burguesía norteamericana, por ejemplo, son dos de las empresas más contaminadoras del mundo y están respaldadas por él.
Ni demócratas ni republicanos tienen una salida al problema ambiental. Para terminar con la crisis ambiental hay que terminar con el sistema social que la genera, el capitalismo.
Nazareno Kotzev