domingo, agosto 31, 2014

Adónde va Medio Oriente



El grupo yihadista sunita Estado Islámico (EI) avanza sobre el noreste sirio y el este iraquí a fuerza de matanzas y expulsiones de otras minorías confesionales. Domina ciudades clave como Fallujah y Mosul, en Irak, y varios yacimientos petrolíferos, refinerías y centrales eléctricas en ambos países. Ha decretado, en julio, la fundación de un nuevo califato, rompiendo las fronteras delimitadas por el imperialismo anglo-francés hace casi un siglo.
Turquía, Estados Unidos, el sionismo y las monarquías del Golfo han armado y estimulado el desarrollo de estos grupos islamistas con el propósito de derrocar al dictador sirio Al Assad. Ahora parecen echarse para atrás, el dictador sirio sería un “mal menor” ante la amenaza del EI. En Irak, las tentativas de formar un gobierno capaz de tomar la guerra contra el EI, siguen fracasando.

Kurdistán

La región semiautónoma kurda solicita -y ha recibido- armas y apoyo de Estados Unidos. Las guerrillas del PKK, presentes en Turquía, Irak y Siria, ya combaten contra el EI en ambos territorios. Esta situación la ha creado problemas enormes a Turquía, que impulsaba la guerra contra el sirio Al Assad y ahora se ve enfrentada a la necesidad de convertirlo en aliado, y también a un crecimiento del nacionalismo kurdo que compromete la unidad territorial de Turquía, cuya población kurda es el 23% del total. Sería un giro histórico notable que Turquía previera ‘tercerizar’ su acceso al petróleo de Irak por medio de los kurdos iraquíes, incluso cuando éstos se unan a los de Siria y Turquía. Exxon, Chevron y la Total francesa explotan los pozos petroleros del Kurdistan iraquí, mientras Turquía e Israel participan del negocio de transportar el crudo a los puertos del Mediterráneo. La terminal portuaria de Turquía se convertiría en el punto de partida de un oleoducto ya construido, que rivaliza con los rusos que atraviesan Ucrania y el norte de Europa.
El sionismo financia y arma a una parte del nacionalismo kurdo, en su empeño por debilitar a los estados árabes con población kurda. Ahora, sin embargo, enfrenta el giro de Estados Unidos que, para enfrentar al EI, se junta con los ayatollahs de Irán y el sirio Al Assad. La agenda del sionismo en el Medio Oriente se ha dado vuelta como un pañuelo. Israel explota esta crisis para acabar con el régimen de Hamas, en Gaza, sin importar la masacre que provoque, y pone este objetivo para acompañar a Obama en su obligado viraje político-militar. El jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos ya ha advertido que una lucha contra el EI comportaría el regreso de las tropas norteamericanas sobre el terreno. Es claro que el derrumbe de los regímenes bonapartistas de Al Assad, Saddam Hussein, Gadaffi y Mubarak ha abierto las puertas de la desintegración del Medio Oriente y es la prueba de la inviabilidad de las perspectivas de unidad del nacionacionalismo árabe. La cuestión de los Federación Socialista de Estados del Medio Oriente, alejadísima del día a día de los enfrentamientos, es la única perspectiva estratégica que mantiene su viabilidad histórica.

Israel, Irán y Arabia Saudita

El Estado sionista no ve con malos ojos el desmembramiento de Irak y Siria, pero no la instalación de un califato en su lugar. El sionismo va a añorar la coexistencia semi-pacífica que armó con Egipto, Siria e Irak durante medio siglo.
Irán, en tanto, tiene tropas en el sureste iraquí, donde reside la masa de población chiíta, desde el comienzo de la avanzada yihadista. Perder a su gran aliado árabe llevaría a Teherán a la guerra, salvo que se conforme con retener Basora, la región petrolera por excelencia del país (más del 60% de la producción), puerto de salida al Golfo Pérsico.
Arabia Saudita ha sido la gran fogonera de grupos sunnitas como Al Qaeda y el EI, para minar la posición de Irán -su rival petrolero. En estas condiciones, no va a admitir un aniquilamiento del EI en cualquier circunstancia, sino en función del nuevo cuadro estatal que se pacte para después de la guerra. La dificultad estratégica de las potencias que combaten al EI, es la falta de acuerdo político entre ellos acerca de un nuevo reparto del Medio Oriente.

No va más

De esto se trata, precisamente. Menos de un siglo después de la disolución del Imperio Otomano, sesenta años más tarde de la partición de Palestina, cuarenta de la revolución iraní y de la guerra Irak-Irán, la configuración política artificial del Medio Oriente se derrumba. Los Estados llamados a tutelar una salida para la región han visto crecer sus contradicciones insalvables con la emergencia de las revoluciones recientes, que se extendieron desde el norte de Africa. Nos referimos a Turquía, Irán, Egipto y Arabia Saudita, separados por antagonismos cada vez mayores.
Las revoluciones y guerras en Medio Oriente hacen un trabajo de zapa de la hegemonía imperialista, en especial porque agudizan la crisis capitalista mundial. Ellas han puesto de manifiesto, asimismo, la gran contradicción de las masas y sus movimientos políticos, tironeados entre el liberalismo vacío aliado al imperialismo, de un lado, y el islamismo reaccionario, del otro, vinculado con el imperialismo también en forma directa e indirecta. Esta dicotomía hizo estragos en la revolución egipcia de 2011. Solamente poderosas revoluciones sociales en los principales Estados que se disputan el nuevo reparto de la región, puede poner fin a la ola de masacres que desangra al Medio Oriente y realizar la autodeterminación de Palestina.
Es necesario que los revolucionarios socialistas de Medio Oriente clarifiquen las cuestiones nacionales que están en juego en las crisis y guerras actuales. La intervención imperialista y la nueva escalada militar que la Casa Blanca ha puesto en marcha, están al servicio de una reconfiguración política de la región, llamada a reforzar la opresión nacional, la división, rivalidades y enfrentamientos sectarios y atomizar la lucha de los explotados. Más que nunca es necesaria la unidad socialista, en el marco de una Federación de Estados Socialistas de Medio Oriente, que incluya a una República de Palestina en sus territorios históricos y la unidad socialista del Kurdistán histórico.

Menajem Mendel

Un frente imperialista para mantener la “prisión a cielo abierto”

El fracaso de las negociaciones diplomáticas para establecer un cese del fuego indefinido redundó en nuevos bombardeos por parte de las fuerzas sionistas y en el lanzamiento de misiles por parte de la resistencia palestina. De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, si el bloqueo del sionismo y la dictadura militar egipcia persiste, Gaza será un lugar inhabitable en 2020 (El País, 19/8).
En las nuevas operaciones militares, Israel abatió a tres dirigentes de Hamas. A los funerales de los comandantes muertos fueron entre 10 y 30 mil manifestantes. Según La Nación (21/8), “el cortejo formó un río humano, en una de las manifestaciones más significativas desde el comienzo de los combates”. En Cisjordania, pese a los obstáculos que interpone la Autoridad Palestina (AP), se sienten las muestras de solidaridad, lo mismo que las protestas en el este de Jerusalén.
Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, ha intentado buscar apoyo a la sesgada propuesta egipcia, que no contempla sino que rechaza un levantamiento permanente del bloqueo terrestre y marítimo de Gaza. En septiembre está prevista una cumbre internacional de donantes, en Egipto, para la reconstrucción de Gaza. Esta tentativa encierra sus propias contradicciones en ausencia de un cese del feroz bloqueo del sionismo y los militares egipcios y, por el mismo motivo, de una reanudación permanente de las hostilidades. “Entre 2001 y 2009 se dañó o destruyeron en Gaza 74 proyectos de cooperación con participación de la UE” (El País, 17/8), incluyendo un puerto y un aeropuerto. Israel y Egipto condicionan una apertura de los pasos fronterizos a la desmilitarización de la resistencia y a que la AP recupere el gobierno de Gaza, es decir a la conversión de la Franja en protectorado. Por esta vía, la colonización sionista de los territorios ocupados cobraría un nuevo empuje. En definitiva, avanzaría la limpieza étnica de la Palestina histórica.
En el frente interno israelí, por otro lado, mientras el laborista Isaac Herzog reclama elecciones anticipadas en cuanto finalicen las operaciones militares y el ministro de finanzas Yair Lapid desmiente que el gobierno sionista pueda romperse, numerosos sobrevivientes del holocausto nazi lanzaron un manifiesto de repudio a la agresión sionista contra Gaza.

G. M.

Europa de remate

Luego de algunos meses de repunte la zona euro vuelve a estancarse. El nivel de endeudamiento del conjunto del bloque económico ha alcanzado su máximo histórico en el primer trimestre del 2014 (Eurostat, 7/14). La deuda española alcanza el 96,8% del PIB, la de Francia el 96,6%, y la de Italia subió 3 puntos hasta el 135,6%, el mismo incremento que tuvo Portugal, cuya deuda alcanza el 133%. Ni siquiera Alemania (77,3%) cumple con los criterios establecidos por la Unión Europea (UE) que determina que la deuda no debería sobrepasar el 60 por ciento del PIB (Deutsche Welle, 4/8).
El Estado heleno, mientras tanto, sale a rematar sus mejores playas, islas y propiedades, incluso algunas de gran valor histórico y cultural, para poder cancelar sus compromisos inmediatos con la UE y el FMI. Su deuda asciende al 177% del PBI. Portugal había anunciado en mayo que renunciaría a recibir los últimos fondos de rescate de la UE y el FMI. Tan sólo dos meses después, la actividad económica del país vuelve a caer. El gobierno luso transferirá fondos por 4.400 millones de euros para rescatar al Banco Espirito Santo. Para eso, el primer ministro Passos Coelho discute un nuevo recorte del gasto público y una subida de impuestos, incluso de lVA, que ya se encuentra entre los más elevados con el 23%.
La recuperación europea sigue teniendo el carácter de relato.

Manuel Méndez

sábado, agosto 30, 2014

Che: el Pensador, la Teoría, la Crítica y el Legado



La obra de Ernesto Che Guevara es una de las cumbres de la historia del pensamiento político cubano; al mismo tiempo, él fue uno de los más prominentes entre los pensadores que participaron en el proceso de universalización del socialismo y el marxismo que sucedió en el siglo XX. Su actuación y su concepción constituyen una de esas expresiones supremas del radicalismo que existen siempre dentro de la compleja diversidad de componentes que contiene el campo de cada revolución. Fue un caso análogo al que constituyó José Martí respecto a la Revolución del 95, que pudiéramos sintetizar mencionando cinco rasgos principales de las ideas y la actuación martianas: el tipo de política insurreccional que promovió –que era a la vez el arma indispensable y la escuela para transformar a los participantes–, y la práctica que hizo de ella; su propuesta de convertir la independencia en una liberación nacional y de forjar una república nueva; el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, que entre otros aspectos contiene una interpretación pionera de comprensión y crítica del mundo moderno, y postula la necesidad de revolucionarlo desde la perspectiva de los que fueron colonizados; la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta; y el alcance de los cuatro rasgos citados, que trascendió mucho a un mero enfrentamiento de las circunstancias en que actuó.
Expondré algunos aspectos seleccionados de la actuación y la concepción del Che que dan cuenta de ese papel descollante que tuvo en el pensamiento cubano, en la universalización del socialismo y el marxismo y en el radicalismo revolucionario. Su examen también puede sintetizarse en cinco rasgos, referidos al tipo de política que promovió y practicó, la propuesta que hizo, el extraordinario y singular cuerpo de ideas que desarrolló, la consecuencia absoluta entre sus ideas y su conducta, y el alcance superior de su actuación y su concepción respecto a sus circunstancias. Lo haré en forma más bien telegráfica y destinada a estimular el diálogo.
En el proceso de la insurrección y hasta su muerte durante la primera etapa de la Revolución en el poder –la que va de 1959 a inicios de los años setenta–, el Che compartió con Fidel la colosal aventura de la Revolución y lo siguió siempre, como el líder supremo del proceso y como un pensador radical excepcional. En el transcurso de aquellos años, Fidel debió asumir sobre todo las funciones de dirigente máximo y de educador popular, y el Che, que desempeñó un cúmulo de responsabilidades prácticas en numerosos terrenos, elaboró al mismo tiempo una obra teórica que es el más importante monumento intelectual de la Revolución, obra que ha resultado muy trascendente para la estrategia y el proyecto cubanos hasta el día de hoy, y que lo será en el futuro que alcanzo a pensar.
Las revoluciones son procesos complejos, que para triunfar deben subvertir y negar el orden vigente, demoler sus instituciones y desvalorizar sus símbolos; promover el carácter libertario e implantar disciplinas férreas, hacer de la unidad un valor superior, ser muy desafiantes y llegar a ser respetables, y construir un nuevo orden que reúne creaciones, adaptaciones, nuevas relaciones, instituciones, valores y costumbres, permanencias; en suma, un orden que combina promesa y administración, defensa y autocrítica, novedades y rutina. Si se estudia, se puede historiar el proceso, periodizarlo y hacer valoraciones sobre su curso. Alguna vez se ha propuesto el símil de un péndulo para mostrar el ciclo que suele caracterizar el curso y el mundo ideal de las revoluciones: primero, avances hasta un punto de máximo radicalismo; después, detenciones, retrocesos y estabilización. El péndulo, que había oscilado hasta un punto máximo hacia delante, hace giros cada vez menores y se va deteniendo al centro de la escena, pero el eje que lo sostiene se ha trasladado ya a un punto mucho más adelantado que el que ocupaba al inicio del ciclo. Martí y el Che habrían llevado el péndulo a su máximo punto de avance.
Aunque fueron hombres de acción que con ella colmaron sus vidas y llenaron sus épocas, y esa actuación y sus virtudes constituyen un tesoro moral y un ejemplo imperecederos, cuando volvemos –como hacemos hoy– sobre aquellos líderes radicales, lo principal que atendemos es a sus ideas y sus propuestas, porque en ellas reside lo fundamental de su trascendencia y de la utilidad que podemos obtener de ellos. Por cierto, el hecho de haber sido muy superiores a sus circunstancias les suele acarrear una posteridad inmediata sumamente difícil, precisamente porque resultan irreductibles a las concesiones y retrocesos que forman parte, junto a los avances, de la estabilización que se produce durante las posrevoluciones, mientras que su peso simbólico es enorme y se les identifica con la revolución.
La mundialización de su sistema ha sido un destino inevitable para el capitalismo, un tipo de dominación que es singular en la historia humana. Desde que ella comenzaba, el joven pensador alemán Carlos Marx les planteó a los anticapitalistas el requisito de la mundialización de la revolución para que esta pudiera tener posibilidades de vencer. La consigna final del Manifiesto Comunista no es una frase feliz: es una tesis. Pero el modo fundamental de ser de la mundialización capitalista ha consistido en las colonizaciones de la mayor parte del planeta, y, por otra parte, el ámbito de todas y cada una de las revoluciones sucedidas contra la dominación capitalista ha sido el nacional. Esas dos realidades han sido una gran fuente de tensiones, contradicciones y retos para las concepciones y las prácticas revolucionarias opuestas al dominio capitalista, y más de una vez han tenido inclusive consecuencias trágicas. El socialismo marxista ha vivido desde hace más de un siglo esos desafíos entre las ideas, los movimientos y las luchas que se han representado como prioritarios –o que han asumido en política– los antagonismos de clases sociales o la necesidad de liberar las naciones, o han hecho intentos diversos de combinar esos dos polos.
Otros dos condicionamientos que han marcado la historia del socialismo marxista han sido más graves. El primero y más general es el de la renuncia en muchas situaciones y casos a la pretensión de derrocar al capitalismo e implantar poderes socialistas, y la consecuente adecuación práctica a constituir solamente formas de oposición muy limitadas al sistema de dominación, que le resultan funcionales a este, o incluso a colaboraciones con ese sistema. El segundo, el curso de la experiencia que se inició con el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia y terminó en 1991, llena de eventos y procesos que no puedo tratar aquí. Apunto al menos que entre la segunda posguerra mundial y los años sesenta su impacto general era muy contradictorio. Por un lado, el inmenso prestigio ganado en aquella guerra, el ser para muchos la antítesis del capitalismo imperialista, genocida, guerrerista y sujeto de una crisis prolongada, y la conversión de la URSS en una enorme potencia, rival de Estados Unidos, el nuevo campeón único del campo capitalista. Por otro, la dictadura del grupo que en los años treinta liquidó la Revolución bolchevique, hasta mediados de los años cincuenta, y, desde entonces, tímidas y muy parciales reformas desde arriba. Y una política mundial creciente, pero sujeta al convenio de esferas de influencia de 1945 con el imperialismo, por lo que manipulaba a los movimientos y la ideología de su campo y se guiaba por la razón de Estado en vez de por el internacionalismo.
Ernesto Guevara se crió en un ambiente en que eran muy fuertes la contradicción entre las perspectivas nacional y social, los condicionamientos prácticos de origen internacional y los conflictos que todo esto generaba. El paso decisivo que dio junto a Fidel y sus compañeros hizo que su vida política transcurriera en un medio en que se logró una victoria extraordinaria frente a los grandes obstáculos de la mundialización de las revoluciones: la insurrección y el triunfo de la Revolución cubana, su plasmación como una revolución socialista de liberación nacional y el predominio dentro de ella del socialismo cubano.
El Che fue hijo de la ruptura y la destrucción del orden dominante en Cuba, que permitió movilizar y concientizar a escala permanente y profunda al pueblo, y que unidos poder revolucionario y pueblo se apoderaran del país, lo reorganizaran y repartieran la dignidad humana, las riquezas y las oportunidades a partir de los principios de la justicia social y la igualdad de derechos, base social del edificio político de la Revolución desde entonces hasta hoy. Un proceso que aprendió de inmediato a defenderse, derrotó a sus enemigos y se enfrentó victoriosamente a los intentos de Estados Unidos de acabar con la Revolución, que obtuvo la soberanía nacional plena y tuvo un pensamiento propio, y que se vio obligado a ser crítico y contradecir al tipo de socialismo establecido por el sistema de la URSS, el campo de países y organizaciones que lideraba y el llamado movimiento comunista internacional y la ideología teorizada que llamaban marxismo-leninismo.
Al mismo tiempo, la segunda gran ola revolucionaria del siglo XX se había extendido por el llamado Tercer Mundo y obtenido algunas grandes victorias, combatía en Viet Nam y en otros lugares; y transcurría en el marco de numerosos intentos de consolidar las independencias, lograr desarrollos económicos nacionales y coordinar posiciones en esos tres continentes, y en el de un rechazo virulento a las políticas imperialistas que fue compartido por sectores internos en varios de esos mismos países, los cuales aportaron, además de sus críticas y resistencias, novedades importantes en el campo de la vida social y las relaciones interpersonales. Esa ola también pretendió liberar al pensamiento revolucionario de sus ataduras, por lo que tuvo que incluir la crítica de gran parte de las posiciones y los instrumentos del socialismo existente.
Desde aquella coyuntura actuó y pensó Ernesto Che Guevara. Dadas la sólida argumentación y la densidad teóricas con que elaboró y presentó su concepción, elaboró la base de un cuerpo de pensamiento muy rico que todavía necesita, quizás, la mayor parte de su desarrollo, y, sin duda, la mayor parte de su experimentación práctica. La violentación de sus circunstancias en su teoría y en sus prácticas, el comunismo y el internacionalismo en su proyecto, y el socialismo de liberación nacional como vehículo de su actuación, son tres aspectos esenciales para comprender al Che.

DESCOLLANTE EN LA ACCIÓN Y EL PENSAMIENTO

Entre muchas cuestiones que podrían abordarse, quisiera destacar que Che comprende y expone que el radicalismo en la concepción teórica, la posición política y las nuevas creaciones de las personas y las relaciones sociales que él defiende y promueve, pertenecen a una nueva época. En ella les resulta factible a los revolucionarios irse por encima de las insuficiencias del despliegue del capitalismo en sus países, pero ya las revoluciones no pueden proponerse menos que el socialismo y la liberación nacional, conquistarlos en un único proceso, profundizar de manera sistemática en ambas direcciones, y ser internacionalistas. Esta no es una opción entre las adoptables, sino que es la opción, la única forma de evitar el retorno y la reproducción de la dominación capitalista sobre las personas y las sociedades, un destino inexorable que de no asumirse esa alternativa esperaría a la experiencia socialista al final de su camino. A la vez, Che plantea que esa concepción y esa posición práctica deben proveer la escuela imprescindible, el complejo y gigantesco proceso educacional permanente que irá forjando las liberaciones de las personas y las sociedades. Esto es lo que explica su urgencia, su tenacidad sin límites y su descomunal batalla intelectual.
El Che es uno de esos raros casos de una persona que es muy descollante al mismo tiempo en la acción y en el pensamiento. Es bueno recordar que Ernesto comenzó sintiéndose marxista cuando todavía no tenía experiencias políticas, en un ambiente en el que entre los que estaban en su caso predominaba la admiración por la URSS que había vencido a los nazis y por el socialismo y el marxismo de orientación soviética. Pero, ¿por qué este joven no se sumó a los seguidores ni se sujetó a aquella “línea”? Opino que varios factores lo ayudaron. Primero, la vastísima información y la contrastación de tendencias intelectuales y teorías que adquirió, mediante la lectura de una multitud de obras y el ejercicio de escribir sus comentarios a ellas, es decir, una posición activa de pensamiento y de preguntas pertrechada de copiosos estudios. Mientras que la mera asunción de la llamada cultura universal por estudiosos de nuestros países puede hacerlos desembocar en la condición de colonizados mentales, que en buena medida son extranjeros en su propia tierra, una actitud intelectual como la que asumió Ernesto suele ser una vacuna eficaz contra los dogmatismos y la dependencia.
Por otra parte, el joven Ernesto asumió un antimperialismo beligerante que nunca lo abandonará, y lo asoció acertadamente al anticapitalismo, un paso que puede parecer lógico, pero que era en realidad difícil en aquel tiempo, y aún hoy sigue siéndolo. Antes de ser capaz de compartir o enunciar tesis sobre esa cuestión, la resolvió con su praxis: se puso de parte de los humildes. Por el largo camino que recorrió entre Buenos Aires y Guatemala, a través de sus vivencias y sus reflexiones, fue transitando desde el ansia altruista de prestarles servicios a los desposeídos y desvalidos hasta el arduo reconocimiento de que era necesario asumir una posición política. De esa manera pudo identificar al imperialismo y las variantes del colonialismo como enemigos de los pueblos, y al capitalismo como la fuente de aquel sistema y de sus consecuencias de opresión, explotación y enajenación. Conocer ese desarrollo de Ernesto puede ser útil hoy, cuando muchas veces la preocupación por el mejoramiento humano –que es tan valiosa– no quiere o no ve la necesidad de pasar a la actuación política.
Esa posición de Ernesto lo apartó del eurocentrismo que caracterizaba al marxismo-leninismo, y de las formulaciones abstractas que priorizaban al llamado sistema socialista y a la “clase obrera” de los países industrializados como palancas de hipotéticos cambios que sucederían en un futuro indeterminado. Lo hizo inmune también al doloroso proceso de esterilización de su voluntad de entrega y sacrificio de por vida y sus abnegadas prácticas y resistencias, que sufrían tantos militantes. La revolución anticapitalista y antimperialista no estaba en el plan de aquel movimiento político, ni en el de su ideología teorizada. Por eso, lo decisivo fue que Ernesto buscó por el continente una causa revolucionaria a la cual entregarle todo su ser, no solo el pensamiento, hasta que la encontró.
En la etapa que siguió desde que se incorporó a la organización fidelista en México hasta el triunfo de la Revolución, lo fundamental fue la experiencia práctica. Cuando un periodista le pregunta en la Sierra, en febrero de 1958, si él era marxista desde antes de venir a Cuba, el Che le responde que en la guerra él ha tenido que olvidar todo lo que aprendió antes. Es decir, ha sabido desaprender, como un instrumento más de su desarrollo personal. Pero no ha abominado de la teoría, ni la abandonará nunca.
Como otras grandes personalidades, Che comparte diferentes inclinaciones. La vida y las prioridades asumidas le acotan sus campos de labor, pero sus propensiones más fuertes permanecen, reaparecen cada vez que pueden o marcan con su impronta los modos de aproximarse a los problemas y tratarlos. Su vocación teórica es muy poderosa. Ella le ayudará a exigirle su sentido a los hechos, las conductas y los problemas, a ser analítico y problematizar; es decir, a utilizar el único modo de buscar lo cierto, lo esencial y los caminos. Le dará contenidos más trascendentes a su decisión de entregarse a la actuación social y política revolucionaria, le brindará instrumentos para evaluar y para inscribir lo contingente y los eventos en una totalidad de los procesos de liberación social y humana, y trabajar con ellos en el taller de los conceptos y las teorías. El ejercicio permanente de esa vocación le aportará al Che una mayor capacidad para prever y hacer proyectos, para exponer sus ideas y para conducir a sus compañeros. Y por último, pero no menos importante, formará una mente capaz de inquirir, dudar, preguntar, desconfiar, derribar las prisiones de los lugares comunes, lo establecido, la reproducción de lo existente y lo que se considera posible, y atreverse a crear y ser original. En una palabra, ejercer la ciencia más difícil: la de la revolución.

PENSAMIENTO ABIERTO Y PODEROSO

Su elocuencia sencilla y ajena a la estridencia, su lenguaje claro, son los vehículos del pensamiento abierto y poderoso de este hombre que jamás olvida los fosos profundos mediante los que las sociedades de dominación han separado a los que cultivan el intelecto de la masa enorme de la gente común, la gente de abajo. Él siempre es uno con ellos, y ellos lo premian con su devoción, pero al mismo tiempo advierten la densidad de pensamiento que está siempre detrás de la calma decidida con que el Che aborda las cuestiones cotidianas y los grandes desafíos. La huella de la teoría, unas veces expresa y otras no, lo acompañó a lo largo de su vida.
El Che estuvo produciendo teoría marxista a partir del triunfo de 1959, desde puntos de partida que son los naturales para un revolucionario: el análisis de la política, la economía, las ideologías y las teorías, sus contenidos, sus métodos e instrumentos, sus condicionamientos y los conflictos en que participan. Eso hace conveniente aclarar que buena parte de sus proposiciones y su posición teóricas se encuentran precisamente en el conjunto de sus productos escritos y orales, y allí hay que buscarlos. A la vez, el Che estudiaba textos teóricos y los comentaba, y hacía exposiciones propias directamente teóricas. Estudiando unas y otras fuentes podremos encontrar al Che pensador y al filósofo.
Este hombre que se sabía histórico y estuvo tan consciente del papel que desempeñaba y de lo que debía hacer, se puso un límite en cuanto pensador: su entrega a las tareas prácticas y a la causa; y otro en cuanto a la libre exposición de su ideas: sus compromisos como dirigente revolucionario. Pero supo comprender –y este es un aspecto más de su grandeza– que a la Revolución cubana le era indispensable elaborar un pensamiento creador y eficaz, y que esa debía ser una de sus dimensiones importantes, y logró desplegar una actividad intelectual ejemplar al servicio de esa tarea. Che fue elaborando una concepción suya dentro del marxismo, cumplió los requisitos de ese tipo de trabajo y avanzó en el desarrollo de ella hasta donde la vida se lo permitió.
No emplearé tiempo en referirme al contenido de su concepción teórica, que desde hace más de veinticinco años he tratado de exponer en extenso; estoy seguro de que será manejada y debatida en el curso de este coloquio. Solo quiero afirmar que esa concepción, que hoy puede parecerles improcedente a muchos, nos muestra precisamente su carácter trascendente con su capacidad de servir como instrumento para comprender las circunstancias actuales y plantearse conductas y estrategias ante ellas, y para enfrentar el formidable desarme ideológico al que han sido sometidos los pueblos en las últimas décadas.
Por entender que es uno de los aspectos de su legado que puede ser muy útil para Cuba y para la América Latina en la actualidad, voy a referirme a su crítica al socialismo que llamaban “realmente existente”, crítica que evolucionó y se hizo cada vez más dura y fundamentada. Al hacerla, el Che no olvidó en ningún momento su responsabilidad como dirigente cubano. Para situarnos mejor ante su crítica, es preciso tener en cuenta la existencia de dos formas de socialismo en Cuba, que se iniciaron desde la tercera década del siglo XX y han tenido una historia de contradicciones y conflictos, y también de coexistencias y colaboraciones. Esas dos formas son el socialismo proveniente del movimiento comunista internacional y el socialismo cubano.
El movimiento revolucionario insurreccional contra la dictadura dirigido por Fidel –en el cual el Che se incorpora desde los días de México– tuvo que abocarse en la práctica a la victoria para que el socialismo seguidor del movimiento comunista internacional lo admitiera como una opción política decisiva. El carácter de la revolución –una noción que entonces era muy manejada por la izquierda– estuvo determinado por la praxis organizada y consciente de los revolucionarios, y no fue consecuencia de características de la estructura económica del país. Por eso pudo ser una revolución socialista de liberación nacional la que triunfó en 1959. Esos dos choques con los principios de la teoría-ideología del socialismo guiado por la Unión Soviética y el movimiento comunista de su campo pronto fueron seguidos por otros. Se fue haciendo obvio que este evento trascendental por haber sido inconcebible y por su increíble alcance, que conquistó la liberación nacional y social del país, estableció un poder popular fortísimo, enfrentó con éxito a sus enemigos y sus obstáculos y produjo colosales transformaciones de las personas, las relaciones y las instituciones, constituía, además, una herejía dentro del campo de las experiencias y las ideas socialistas.
En octubre de 1963, al planear un seminario de profundización sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento para los cuadros del Ministerio de Industrias, Che orienta relacionar y comparar los sistemas de dirección con la estimulación al trabajo y con la centralización. Comenta que hay que estudiar las relaciones entre el sistema de dirección y los problemas económicos y las concepciones de los países socialistas. Encerrarse en una “falsa concepción de la ley del valor”, dice, les hizo perder contacto con el mundo exterior. La productividad mundial dejó atrás a los países socialistas que, a diferencia de la USSS, dependían del comercio exterior.
En una reunión posterior analizan la norma soviética de premiar o castigar a las empresas si cumplen o no el plan. Se produce una lucha continua entre los aparatos centrales y las empresas, dice el Che, porque estas buscan tener metas menores para sobrecumplir fácilmente o arriesgar menos un incumplimiento; su éxito consiste en obtener mayores premios. “Se está estableciendo entre el aparato central y la empresa una contradicción que no es socialista, una contradicción que atenta contra el desarrollo de la conciencia”. Los dirigentes de empresas socialistas se van convirtiendo así en expertos en engañar al Estado, deformándose como individuos, y ante el obrero, la imagen del buen dirigente es la del que “sabe” organizar para “sobrecumplir” siempre. De ese modo, el sistema se va apartando de sus objetivos y la gente se va separando de aquellos que debían ser capaces de dirigirlos. El Che aprovecha para exponer con vigor las cualidades que debe tener un director de empresa.
En julio de 1964, Che comenta con sus compañeros: “cuando el cálculo económico llega, como debe llegar, a un callejón sin salida, conduce por la lógica de los hechos a tratar de resolverlo por el mismo sistema, aumentar el estímulo material, la dedicación de la gente específicamente a su interés material y por ahí al libre fuero de la Ley del Valor. Y por ahí al surgimiento en cierta manera de categorías estrictamente capitalistas”. Denuncia de manera categórica la apelación a tomar “como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. La autogestión intenta valorar al hombre por lo que rinde, dice, pero el capitalismo es el que sabe hacer eso perfectamente. Las motivaciones de “la sociedad donde la filosofía es la lucha del hombre contra el hombre, de los grupos contra los grupos y la anarquía de la producción” no podrán ser despertadas y utilizadas eficazmente para servir a una sociedad cuya base era el poder socialista. Esta exige control riguroso, control conciente, “la colaboración entre todos los participantes como miembros de una gran empresa (el conjunto de la economía), en vez de ser lobitos entre sí dentro de la construcción del socialismo”.
Opina que en vez de ir al fondo de los problemas, la práctica y el pensamiento de estos socialistas se deja llevar a la seguridad aparente de acudir a lo ya probado, reforzar el mercado, sus mecanismos y el estímulo material individual. Las reformas pueden relucir como “descubrimientos” que remediarían la falta de motivaciones suficientes en los actores económicos y lograrían la subordinación de la producción para el consumo a las demandas de sus consumidores, relacionar la rentabilidad con la venta del producto, etcétera. Esos experimentos y ensayos de política económica son, sin embargo, remedos de lo que el capitalismo hace eficazmente, porque lo universaliza y porque corresponde a las relaciones fundamentales de su sistema. Che cree firmemente que el socialismo no puede emplear los métodos capitalistas para resolver hipotéticamente sus problemas económicos a nivel de base, y mucho menos extrapolarlos a escala de la sociedad, porque todo eso contradice lo esencial de su sistema. “El único problema que hay es que cuando eso se traslada de una fábrica a todo el conjunto de la sociedad, se crea la anarquía de la producción y viene la crisis, y después tiene que venir el socialismo de nuevo”.
La última frase retrata al Che teórico revolucionario: existe una lógica de las sociedades, cuyo conocimiento debemos al propio marxismo; si la olvidamos, pagaremos un precio muy caro. Pero el socialismo no es un régimen determinado por el libre juego de las fuerzas económicas: después, tiene que venir el socialismo de nuevo. Es decir, tendrá que imponerse la acción conciente y organizada de los revolucionarios para recuperar el socialismo.

ESPÍRITU CRÍTICO Y EJERCICIO DEL CRITERIO

El Che insiste en desbaratar la imputación que se hace a sus ideas de mantener un desprecio “idealista” por el interés material, un simplismo que busca devaluarlas y rehuir la discusión. Nadie en sus cabales desconoce la fuerza y el arraigo del interés material, instalado a lo largo de la historia de las sociedades de dominación y multiplicado y refuncionalizado por el capitalismo. La elección está entre utilizarlo llana y acríticamente –aunque se pueda declarar o lamentar que sea nocivo–, o utilizarlo como un mal necesario, sin depender de él. Ser creativo desde la situación concreta e inevitable, y organizar un proceso de erradicación paulatina de los comportamientos económicos egoístas e individualistas. Ir forjando otro mundo de actuaciones y valores mediante una red de instrumentos diversos, económicos, sociales, políticos, legales, administrativos.
El Che aprendió –al mismo tiempo– a reflexionar sobre los problemas, la circunstancia en curso, las decisiones y la actuación inmediata; sobre los métodos, la organización y los fines mediatos; y a teorizar acerca de los asuntos fundamentales. La formidable experiencia práctica que realizó al frente de más de doscientos mil trabajadores industriales en esos primeros años sesenta ha sido sometida al olvido. Recuperar el conocimiento de su extraordinaria riqueza contribuiría a aumentar nuestras capacidades actuales. Y permitiría conocer al Che de los cómo, que es tan grande como el Che de los hechos históricos y las ideas expresadas en frases rotundas.
En aquel ámbito que tuvo como centro a Ernesto Che Guevara regía el principio de que la creación de otra realidad desde la existente, sin la cual no hay revolución socialista, tiene que incluir el espíritu crítico y el ejercicio del criterio, el fomento de la independencia y la capacidad de pensar y valorar con cabeza propia. Che estimulaba estas cualidades de manera sistemática. En el aspecto que estoy abordando, es impresionante la profundidad y el alcance del análisis teórico logrado, en medio de la tormenta de la Revolución, un avance que permitía una verdadera autonomía del pensamiento, salvado de no ver los graves peligros de la copia y el seguidismo, y no apto para conocer las deficiencias del socialismo existente y evitar o enfrentar la colonización mental, la apologética y la rutina.
El despliegue simultáneo de su concepción y de la profundización de la Revolución cubana lo llevan a hacer más general y más adversa su crítica del socialismo existente. Rechaza la noción tan repetida de que existe un sistema socialista mundial, porque los países del campo del socialismo también tienen desarrollos desiguales, como los del mundo capitalista: “…la práctica ha planteado el problema de contradicciones insalvables; de índole ideológica a veces, tienen siempre una base material, económica. De allí las posiciones que toman la URSS, China, Rumanía o Cuba, en problemas aparentemente desligados de la economía.” Al examinar conflictos bilaterales entre países del campo socialista, afirma que en la realidad “se dan fenómenos de expansión, de cambio no equivalente, de competencia, hasta cierto punto de explotación y ciertamente de sojuzgamiento de los Estados débiles por los fuertes”. Tacha al CAME de “olla de grillos” y plantea que los precios y la calidad de muchos artículos que venden los socialistas de Europa a los demás serían inaceptables en el mercado internacional capitalista. Reconoce que en este campo y en el de los créditos, la política de la URSS y China es más consecuente con el internacionalismo. Pero aclara que los precios fijos sostenidos a productos de países socialistas menos desarrollados, en el mejor caso, mitigan el intercambio desigual, pero no lo anulan.
No existe una confrontación planetaria principal entre el capitalismo y las supuestas tres fuerzas revolucionarias, como repiten las declaraciones del socialismo “realmente existente”, que las relacionan por orden de importancia: primera, el llamado sistema socialista mundial; segunda, la “clase obrera” de los países capitalistas desarrollados; y tercera, las luchas por la independencia y la democracia nacional en las “jóvenes” naciones del Tercer Mundo. La razón de Estado y los intereses económicos de cada país socialista, las esferas de influencia pactadas, la estrategia de potencias son la regla y la conducta usual. De la unión entre proletarios a escala mundial que preconizan las declaraciones dice el Che: “Falso de toda falsedad. No hay punto de contacto entre las masas proletarias de los países imperialistas y los dependientes; todo contribuye a separarlos y crear antagonismos entre ellos (…) el oportunismo ha ganado una inmensa capa de la clase obrera de los países imperialistas…” Sobre las revoluciones: “También es falso que el proletariado (…) sea el que cumpla el papel dirigente en la lucha de liberación, en la mayoría de los países semicoloniales”. Ya no se puede admitir la idea de que la burguesía nacional sea un factor progresivo en las luchas revolucionarias: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso.”
También rechaza la consigna de la “crisis general del capitalismo”, supuesta teoría que deben acatar los partidarios del socialismo. No estamos en la “tercera etapa”; en realidad, dice, el imperialismo no agoniza: “ni siquiera ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y tiene una gran vitalidad (…) La tendencia es a invertir capitales propios en el aprovechamiento de las materias primas o en la industria ligera de los países dependientes”. La aguda competencia “provoca una incesante marea de innovaciones técnicas…”
Los jóvenes de hoy no han escuchado nada del “sistema socialista mundial”, “las tres fuerzas revolucionarias” o la “crisis general del capitalismo”, y seguramente sonríen al escuchar su explicación. Pero en aquel tiempo estaban entre los principales dogmas que debían admitirse como artículos de fe y esgrimirse para entender las cosas más importantes, acallar todo criterio diferente y “vencer en la lucha ideológica”. El Che y los que como él escogían actuar como revolucionarios en aquella época debían salir de esas prisiones y pensar con cabeza propia. Recordar hoy la falta total de asideros en la realidad que tenían aquellas consignas seudocientíficas es una lección contra la tendencia a admitir ser gobernados por frases vacías.

MADUREZ DE LA CONCEPCIÓN TEÓRICA DEL CHE

En los primeros meses de 1965 la madurez de la concepción teórica de Ernesto Che Guevara se hace evidente en El socialismo y el hombre en Cuba, uno de los textos fundamentales de la historia del socialismo en América Latina. Pero enseguida comenzará la última fase de su vida, en la que vuelve a dedicarse a la acción armada, ahora como dirigente internacionalista cubano que intenta contribuir al desarrollo de las revoluciones de liberación. Y ahora emprende también una tarea intelectual que considera indispensable: la necesidad de llegar a conclusiones sobre el socialismo realmente existente, asunto crucial para todos en el mundo, y la de ofrecer una alternativa revolucionaria desde las ideas de los pensadores de los países que han sufrido o sufren el colonialismo y el neocolonialismo, que quieren pelear por la liberación total de las naciones y de las personas, y por el avance de la revolución mundial.
“Es un grito dado desde el subdesarrollo”, escribe en “La Necesidad de este libro”, breve introducción a los Apuntes críticos a la Economía Política, un texto que contiene planteamientos trascendentales. Se refiere a El capital, de Carlos Marx, a las nuevas situaciones de la época imperialista, los aportes extraordinarios de Lenin y la detención ulterior del desarrollo de la teoría marxista. Enseguida expone las razones por las cuales hace la crítica de la Economía Política:
Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo.
Che confía en que muchos podrán sentirse atraídos por este “intento de retomar la buena senda”. A ellos se dirige el libro, “y también a la multitud de estudiantes cubanos que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender ‘verdades eternas’ en las publicaciones que vienen, sobre todo, de la URSS, y observar como nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.
Un largo camino había recorrido Ernesto Guevara en una década. La revolución había sido su maestra. En la guerra y desde el poder revolucionario se desarrolló su estatura como combatiente, dirigente y pensador, y ahora él –como reclamara Lenin sesenta años antes– debía, en justo pago, enseñarle algo a la revolución. Y lo logró. La aventura socialista de un pequeño país aislado producía un pensamiento capaz de continuar el trabajo excepcional mediante el cual Marx había encontrado ideas capaces de subvertir el control de las ideas de la sociedad por la clase dominante. Che escribió: “nosotros aportamos nuestro modesto granito de arena”. Y a los compañeros cercanos más estudiosos les pidió componer un “manual” cubano. Pensó seguramente que los que compartían su posición continuarían la campaña de difusión de las actitudes y las ideas más revolucionarias que con tanto ardor y sistematicidad él llevó a cabo en su última etapa en Cuba.
El acierto y el alcance de los planteamientos del Che acerca de la esencia y el destino del socialismo realmente existente solo se comprobaron veinticinco años después. Pero cuando hacia el final del siglo XX pareció que todo lo logrado por la humanidad se perdería, incluso la esperanza, el Che regresó. Celebramos ese regreso, que evidencia la resistencia de los pueblos y el valor permanente de las ideas y del ejemplo. Sin embargo, el pensamiento del Che ha seguido encontrando escollos y ha tenido que ir ganando espacios paulatinamente. Ese pensamiento es uno de los lugares principales de los combates actuales.

Fernando Martínez Heredia
Cubadebate
23 junio 2013

Palabras para el ELN en su 50 Aniversario



Más allá de los argumentos, discusiones, recuentos teorías, la fundación de organizaciones populares de resistencia armada latinoamericanas como el Ejército de Liberación Nacional de Colombia evidencia la necesidad del pueblo de organizar su propia defensa y crear horizontes propios para la liberación humana y social. Nuestro continente es hijo del maravilloso ciclo de revoluciones armadas de 1781-1824, que convirtió las identidades y las resistencias en un conjunto de pueblos liberados del colonialismo, por primera vez en el mundo. Solo la violencia revolucionaria pudo ser eficaz para conseguir aquel formidable avance cultural a escala continental.
Pero dos siglos de Estados independientes han tenido que ser el marco de resistencias incesantes y luchas por la justicia social y por la verdadera democracia, es decir, por el respeto y el bienestar para las mayorías y por el gobierno del pueblo. Minorías que han ejercido el control sobre la reproducción de la vida social para su beneficio y explotado y dominado a las mayorías de sus propios países han preferido siempre ser cómplices y subordinados de un sistema mundial de dominación cada vez más centralizado, parasitario, reaccionario y depredador. Ser a la vez dominantes y dominados. En consecuencia, las libertades, la igualdad para todos, los sistemas legales y los derechos humanos han sido una y otra vez violentados o negados, al mismo tiempo que ideas y movimientos muy diversos han ocupado la dimensión política de las sociedades, obteniendo consensos o generando enfrentamientos.
El recurso a la violencia revolucionaria ha favorecido la causa de los oprimidos como forma eficaz de resistencia cuando se les cierran otros caminos, pero sobre todo como creador de conciencia y organización, como educador de cualidades y capacidades, como palanca para multiplicar las posibilidades de los de abajo de salir de la miseria, la opresión, la indefensión y la incapacidad de cambiar sus vidas. Contra él se han ejercitado las formas más criminales de represión, selectiva o genocida, las técnicas más avanzadas destinadas a confundir, dividir y alejar a los pueblos de sus propias identidades y proyectos, acciones que forman parte de la guerra cultural, la más poderosa arma imperialista contra los pueblos del planeta. La demonización de la violencia revolucionaria ha sido uno de los éxitos de esa guerra en las décadas recientes en América Latina. Sin abandonar aquella política, hoy el sistema intenta eliminarla de manera permanente de las alternativas pensables, remitirla al pasado.
Pero frente a los expertos que han anunciado hasta el cansancio las inminentes desapariciones de las organizaciones de lucha armada, ellas continúan peleando, y sus lecciones de sacrificio, heroísmo, voluntad organizada, conciencia e ideales son una de las fuerzas principales con que cuentan los pueblos latinoamericanos. En esta nueva hora en que en la América nuestra se levantan varios poderes populares, se agranda el campo de los Estados y gobiernos más autónomos y más activos y preocupados por sus pueblos, y existe un enorme torrente de movimientos sociales populares, esa forma de actuación revolucionaria gana en relevancia y debe concurrir a la formación del nuevo bloque histórico continental. Porque el protagonismo popular no es cosa del pasado: es el único futuro posible. Y él utilizará, de manera soberana, todo lo que esté a su alcance.

Fernando Martínez Heredia,académico titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Doctor en Derecho, Profesor de la Universidad de La Habana e investigador. Especialista en Ciencias Sociales, ensayista e historiador.

La cultura en la Revolución cubana

Como el tema es prácticamente inabarcable, escogeré algunos de los asuntos y problemas que me parecen centrales, en el espíritu de incitar a los intercambios y debates de este Foro, más que de exponer argumentos que no cabrían en los objetivos y el tamaño de este texto.
La Revolución misma ha sido el mayor y más trascendente hecho cultural de este medio siglo. Ella hizo retroceder los límites de lo posible y desató las actuaciones, las ideas, los sentimientos y las potencialidades humanas. La mayoría de los cubanos y cubanas salió del mundo en que vivía, lleno de opresiones, miseria material, injusticias, mezquindades, falta de oportunidades y de escolarización. En un mismo proceso se apoderaron de su país y de sus condiciones de existencia, y fueron volviéndose capaces de ir muy lejos en cuanto al cambio de sí mismos y al de sus relaciones, sus vidas y la sociedad. La revolución inspiró, exigió o permitió a las personas y grupos sociales mayoritarios lograr esas adquisiciones y transformaciones prodigiosas. Los hechos y los avatares de la revolución han sido el medio fundamental para el proceso de la cultura cubana desde 1959 hasta hoy.
No voy a ofrecer los datos de ninguno de los inmensos logros de estos cincuenta años –datos que están alcance de ustedes--, pero todo lo que escribo aquí se basa en ellos. Ese es otro aporte cultural extraordinario de la revolución cubana: al existir y ser como es, permite a cualquiera en el mundo referir lo que sería un ideal o un sueño de mejoramiento social y humano a un ámbito existente, Cuba, y estudiar y pensar sus características, victorias y derrotas, frutos y errores, carencias y enemigos, como unas realidades que ya poseen inclusive historia propia. Me permito pedirles que lean los datos de esos inmensos logros tratando de integrarlos en una comprensión de sus articulaciones, su organicidad, sus resultados, sus limitaciones y sus proyectos implícitos. En ese terreno se mueve este comentario.
La cultura popular cubana posee un alto grado de politización, rasgo formado en el curso de la creación de la nación y la identidad cubanas. Las revoluciones contra el colonialismo español y la esclavitud hicieron al cubano, dándole un sentido muy nacionalista y patriótico a la comunidad que se había estado integrando en la isla. La nación Estado de 1902-1958, pese a su régimen capitalista neocolonial, era entendida por el pueblo en términos de libertad y justicia social por completar, y el pasado heroico era cantado y sentido como proyecto por realizar o consumar. La revolución de 1959 se apropió de toda esa fuerza cultural, sus símbolos y sus representaciones, porque ella la identificó como libertad y justicia verdaderas y para todos, y la revolución se ganó esa confianza con sus hechos. La cultura popular cubana ha estado hasta hoy en la base del socialismo cubano, y una y otro se legitiman mutuamente.
Hasta 1959, tanto las formas culturales tradicionales como las consideradas modernas discurrían dentro del sistema de dominación. La revolución propició gigantescas jornadas en las que el pueblo organizado y el poder revolucionario se fundieron y forjaron una unidad en incontables terrenos. Fueron ellos la revolución agraria, las campañas de alfabetización y escolarización, el armamento general del pueblo, la nacionalización de la mayor parte de la economía, la liquidación del enorme desempleo, el reparto equitativo de la alimentación, la subordinación del mercado, la propiedad y el dinero a los intereses, las necesidades y la idea de justicia de la sociedad, la honestidad administrativa y el servicio al pueblo como normas para juzgar al gobierno, la universalización de la salud y la educación gratuitos, y de la seguridad social, la redistribución sistemática de la riqueza social, y otros. Al mismo tiempo sucedieron la movilización y los sangrientos combates contra los enemigos internos y las agresiones del imperialismo norteamericano, el permanente bloqueo económico y la hostilidad de los Estados Unidos --empeñado hasta hoy en acabar con la Revolución--, la necesidad de pensar siempre en la defensa, y dedicar a ella enormes esfuerzos, recursos y seres humanos. El conjunto generó una férrea unión que identificó a la sobrevivencia, el ser nacional, la manera de vivir y el futuro. La revolución planteó la unificación de los objetivos de mejoramiento humano con los de liberación nacional y social. A esa característica hay que referir la grandeza, la fuerza y los aciertos de la Revolución, y también una parte de sus debilidades y errores.
Para analizar los temas de revolución y cultura en Cuba es imprescindible partir de que somos parte de la mayoría del mundo que fue colonizada, neocolonizada y “subdesarrollada”, para que el capitalismo pudiera existir y expandirse. Por esa causa, vencer al capitalismo y crear el socialismo era nuestra única opción viable. Pero todo el proceso de este medio siglo se ha visto obligado a una dialéctica muy difícil entre las modernizaciones y las liberaciones, cuyos ejes pueden apreciarse repasando las grandes tareas que relaciono en el párrafo anterior. Ellas combinan la lucha por adquirir lo que se llaman logros de la civilización con otra muy diferente, pero que está obligada a ser simultánea, para lograr las liberaciones de los seres humanos y la sociedad. La única cultura mundial orgánica que ha existido es la del capitalismo, y el pueblo que no la va destruyendo en el mismo proceso en que se “desarrolla”, aunque se llame socialista, termina reabsorbido por ella, como demuestran las experiencias históricas. Cuba ha alcanzado niveles muy altos de desarrollo en numerosos campos, algunos comparables a los más altos del mundo, a pesar de que sigue siendo “subdesarrollada” en otros campos de suma importancia. Lo esencial y distintivo de Cuba es que se guía por lo que aporta bienestar a las mayorías, defiende la soberanía nacional y colabora con otros pueblos del mundo, y no por los intereses materiales de una minoría.
Un aspecto central de la posición cubana ha sido hacer conciencia del sentido capitalista de la modernización a secas, del determinismo económico y la apelación al egoísmo y el afán de lucro como motivaciones. Ese logro cultural trascendental de la práctica y la conciencia provee una denuncia del sistema capitalista, que somete a las mayorías a un sinnúmero de iniquidades y a todos al imperio de enfrentarse unos a otros, disfrazando el poder inmenso de la burguesía, su Estado y sus demás estructuras de dominación con la primacía formal y abstracta de libertades, iniciativas, intereses y retribuciones individuales. La opción socialista cubana no es un paseo, ni ha tenido una evolución lineal. Su historia registra muchos avances, pero también detenciones e incluso retrocesos. Recaer en los usos y las ideas del mundo que combatimos es fácil, porque este es muy fuerte y está presente prácticamente en todos los escenarios, desde las relaciones internacionales hasta el cerebro y los deseos de cada uno de nosotros. Es imprescindible ir mucho más allá de lo que parece posible, de lo que permite el nivel de reproducción de la vida social existente, aunque las escaseces, los límites y los enemigos puedan ser agobiadores. La revolución y el país sólo pueden sostenerse, y avanzar su régimen de transición socialista, mediante un poder muy fuerte, defensor de la patria y redistribuidor sistemático de la riqueza social, y una unidad ideológica que controla el consenso. Pero es imperativo vencer la tentación burocrática, basarse en la participación y el control popular, y lograr que el poder siempre sea guiado por el proyecto.
La cultura es tan valiosa para nosotros porque, al mismo tiempo que satisface y eleva al ser humano, es un puente imprescindible entre la justicia social como prioridad de la libertad y la liberación de todas las dominaciones y el florecimiento de todas las capacidades humanas como proyecto de la Revolución.

Fernando Martínez Heredia
Foros Cubarte
03-11-2009

¿Dónde está Kropotkin cuando más lo necesitamos?



El 8 de febrero de 1921, veinte mil personas, haciendo frente a las bajas temperaturas que no consiguieron congelar los instrumentos musicales, acompañaron el cortejo fúnebre en la ciudad de Dimitrov, un suburbio de Moscú. Se reunieron para presentar sus respetos a este hombre, Petr Kropotdin, y a su filosofía: el anarquismo.
90 años después pocos se acuerdan de Kropotkin, y la palabra anarquismo ha sido despojada de su verdadero sentido, llegándose a equiparar con el caos y el nihilismo. Es algo inaceptable, tanto para el hombre como para la filosofía que él desarrollo. Tiene mucho que enseñarnos en este 2012.
Me sorprende que Hollywood aún no haya descubierto a Kropotkin, pues su vida bien podría ser llevada a la pantalla. Durante toda su vida luchó contra la pobreza y la injusticia. La lucha política y el trabajo científico caracterizó buena parte de su existencia.
Su lucha contra la tiranía fue motivo para ser encarcelado en Francia y en Rusia. La primera vez que fue encarcelado en Rusia, se produjo una amplia protesta mundial que consiguió su liberación. La segunda vez logró huir del país gracias a una espectacular fuga. Al final de su vida, de vuelta a su país natal, Rusia, apoyó con entusiasmo la caída del zar, pero también condenó los métodos autoritarios y violentos de Lenin.
En la década de 1920, Roger N. Baldwin resumía así a Kropotkin:
“La mayor parte de las personas que conocen a Kropotkin hablan de él como de la persona más noble que han conocido. Oscar Wilde dijo que era uno de los pocos hombres realmente felices que había conocido en su vida… Dentro del movimiento anarquista encontró un profundo afecto -NotrePierre, le llamaban los obreros franceses. Nunca asumió una posición de liderazgo, sin embargo, destacaba la fuerza moral de su personalidad y su amplitud intelectual. Combinaba la extraordinaria calidad de su carácter con una mente aguda y un sentimiento social apasionado. Su vida dejó una profunda impresión en el mundo científico, en el movimiento revolucionario ruso, en los movimientos radicales de todas las escuelas, y en el mundo literario, poco preocupado por la ciencia o la revolución”.
Para nuestros propósitos, el legado más perdurable de Kropotkin es su trabajo sobre el anarquismo, una filosofía de la que fue uno de sus mayores exponentes. Decía que la sociedad iba en una dirección equivocada e identificaba la dirección correcta utilizando el método científico con el que había sorprendido en su profesión, demostrando que la geografía de los mapas de Asia mostraban las montañas en el lugar incorrecto.
El suceso que llevó a Kropotkin a abrazar el anarquismo fue la publicación del libro de Charles Darwin, El origen de las especies, en 1859. Por un lado estaba la tesis de Darwin sobre la descendencia del hombre a partir del mono, tesis en aquel tiempo muy controvertida, y por otro, aseguraba que la selección natural implicaba la “supervivencia de los más aptos”, mediante una lucha violenta entre las especies. Esto parecía justificar las desigualdades sociales, como un subproducto inevitable de la lucha por la existencia. Andrew Carnegie, insistió en que la “ley de la competencia” era lo “mejor para la raza, ya que asegura la supervivencia del más apto en todos los ámbitos”. “Aceptemos y demos la bienvenida a las desigualdades y la concentración de las riquezas..en manos de unos pocos”. Uno de los hombres más ricos del planeta, John D. Rockefeller dijo sin ningún rodeo: “El crecimiento de una empresa no es más que la supervivencia del más apto.. El cumplimiento de una ley de la naturaleza”.
En respuesta a un ensayo de amplia difusión de Thomas Huxley en el siglo XIX, “La lucha por la existencia en la sociedad humana”, Kropotkin escribió una serie de artículos para la revista, lo que posteriormente dará lugar al libro Apoyo Mutuo.
Y lo que encontró en sus investigaciones empíricas contradecía los puntos de vista de los darwinistas sociales. Después de estudiar durante cinco años la vida silvestre en Siberia, Kropotkin escribió: “ No he podido encontrar, a pesar de que lo he buscado con ahínco, la amarga lucha por la existencia… aspecto este tenido en cuenta por la mayoría de los darwinistas… como característica dominante, y donde se fabrica principalmente la evolución”.
Kropotkin aceptó las ideas de Darwin sobre la selección natural, pero creía que el principio rector de la selección natural es la cooperación, no la competencia. Los más aptos son los que colaboran entre sí. Escribió:
“Las especies animales, en las cuales la lucha individual ha sido reducida a su mínima expresión, que practican la ayuda mutua son las que han conseguido su mayor desarrollo, siendo las más numerosas, las más prósperas y las que más han avanzado… Las especiales insociables, al contrario, están condenadas a la decadencia”.
El resto de su vida estuvo dedicado al asentamiento de este concepto y la teoría de la estructura social conocida como anarquismo. Para los estadounidenses, anarquismo es sinónimo de falta de orden. Sin embargo, para Kropotkin las sociedades anarquistas no carecen de orden, sino que se desprende de las normas diseñadas por aquellas a los que afecta, normas que promueven la producción a escala humana, maximizando la libertad individual y la cohesión social.
En su artículo sobre anarquía de 1910, Kropotkin lo definía en la Enciclopedia Británica como una sociedad “sin Gobierno, la armonía que se obtiene, no por la sumisión a la ley, o por la obediencia a la autoridad, sino por los acuerdos libres realizados entre los distintos grupos, sean territoriales o profesionales, libremente constituidos para la producción y el consumo...”.
Ayuda mutua se publicó en 1902. Tiene capítulos sobre las sociedades animales, las tribus, las ciudades medievales y las modernas sociedades, dando razones científicas para la cooperación. Los capítulos dedicados a las ciudades medievales quizás sean los más interesantes para el lector actual.
Entre los siglos XII a XIV, surgieron muchas ciudades en torno a los mercados de reciente formación. Estos mercados eran tan importantes que las leyes aprobadas por los reyes, obispos y ciudades, buscaban proteger a los proveedores y clientes. A medida que los mercados crecieron, las ciudades consiguieron su autonomía, organizándose según estructuras políticas, económicas y sociales que Kropotkin hizo de ellas un modelo instructivo de trabajo sobre el anarquismo.
La ciudad medieval no era un Estado centralizado. Era una confederación, dividida de cuatro o cinco a siete secciones que irradiaban de un centro. De alguna manera estaban estructuradas como una doble federación. La una estaba formada por las familias unidas en pequeñas unidades territoriales: la calle, la parroquia. La otra estaba formada por los individuos unidos en gremios de acuerdo con sus profesiones.
Los gremios establecieron las reglas económicas. Pero en el gremio confluían muchos intereses. “El hecho es que el gremio medieval… era una unión de todos los hombres que se dedicaban a una determinada labor: los que compraban productos no elaborados, los vendedores de bienes manufacturados, los artesanos, los maestros y aprendices”, siendo soberanos en su ámbito, pero no aprobaban normas que interfiriesen en el funcionamiento de otros gremios.
Cuatrocientos años antes de Adam Smith, las ciudades medievales habían desarrollado normas que buscando el interés propio también apoyaban el interés común. A diferencia de la propuesta de Adam Smith, siendo su instrumento una mano muy visible.
Este minimundo de cooperación dio resultados notables. De ciudades de entre 20.000 a 90.000 personas salieron avances tecnológicos y un desarrollo artístico que hoy todavía asombra al mundo.
La vida en estas ciudades no eran tan primitiva como suele aparecer en los libros de Historia cuando se habla de la Edad Media. Los trabajadores en estas ciudades medievales ganaban un salario digno. En muchas ciudades tenían jornadas de no más de 8 horas.
Florencia tenía 90.000 habitantes en 1336. Entre 8.000 a 10.000 niños y niñas acudían a la escuela primaria, y 600 estudiantes lo hacían en cuatro universidades. La ciudad contaba con 30 hospitales con más de 1000 camas.
Kropotkin escribe: “Cuánto más aprendemos acerca de la ciudad medieval, más estamos convencidos de que en ningún otro momento de la Historia se han disfrutado de condiciones de trabajo prósperas y de respeto, y fue cuando la vida en la ciudad se situó a su más alto nivel”.
Apoyo Mutuo rara vez se cita hoy en día. Nadie se acuerda de Petr Kropotkin. Sin embargo, su mensaje y sus evidencias empíricas muestran que es la cooperación y no la competencia la fuerza impulsora que está detrás de la selección natural, que la descentralización superior a la centralización, tanto en la gobernanza como en materia económica y que la ayuda mutua y la cohesión social deben fomentarse sobre la injusticia social y la exaltación del individuo sobre la sociedad, algo tan relevante que todavía suscita amplio debate en nuestro tiempo, tanto como lo fue entonces.

David Morris

Dinamo de Kiev: el equipo que desafió a Hitler



La historia del fútbol mundial incluye miles de episodios y anécdotas emocionantes y conmovedoras, pero sin duda ninguna es tan ruin como esta de la que hablamos hoy, la historia de los jugadores que formaron parte del Dínamo FC en los años 40.

Estos valientes jugadores se arriesgaron a jugar un partido a sabiendas de que si ganaban serían asesinados y, sin embargo, decidieron ganar. En la muerte dieron una lección de coraje, dignidad, vida y honor. Pero para entender esta difícil decisión, es necesario saber cómo es que que llegaron a participar en este decisivo encuentro, y por qué un simple juego de fútbol se convirtió en el momento crucial de sus vidas.
La versión más famosa de este juego se puso de manifiesto en la película Victory de 1981, protagonizada por John Huston, Stallone, Michael Caine, Ardiles y Pelé.
Pero sin duda es también la más alejada de la verdad, porque en la película, el juego termina en empate y ningún jugador muere. La realidad de los 11 jugadores ucranianos en un campo ocupado por los nazis era muy diferente y terminó mucho peor que en la ficción.
Todo sucedió durante la Segunda Guerra Mundial en el año de 1942, entre un combinado del ejército nazi y el Dynamo FC de Kiev de Ucrania. Uno de sus principales promotores fue Iosif Kordik, un hombre taciturno y cruel que sólo conocía una pasión: el fútbol. Como la mayoría de los aficionados al deporte en Ucrania, Kordik era un fan de Dynamo FC, un equipo que ya en la época fue uno de los mejores de Europa.
Caminando un día en las ruinas de su ciudad, Kordik sintió que su corazón latía más rápido cuando se encontró en una acera cara a cara con uno de sus ídolos, el arquero Trusevich. Para entender lo que le debe haber pasado por la cabeza en ese momento, imagina a nuestro México ocupado por el ejército enemigo, vemos a los campeones olímpicos andar en tren y de repente todo hambriento y en harapos, en una esquina está El Chicharito. Fue por lo menos un encuentro extraño, y más extraño aún, si añadimos que en la guerra se habían invertido los papeles y ahora él tenía más poder que su ídolo. Lo que en otros tiempos habría de culminar en las peticiones de autógrafos y alucinantes gritos, era el comienzo de un sueño: ver a Trusevich trabajando para Kordik.
Kordik, que trabajaba para los nazis, no le dio asilo ni hizo un acto de compasión humanitaria, sino que le gustaba la idea de estar rodeado de sus estrellas, y también de la miseria de los mejores jugadores del país y de muchos otros atletas de otras disciplinas . Además de un trabajo estable y un poco de pan cada día, él le ofrecía algo mucho más importante: la posibilidad de jugar al fútbol. En el patio de su panadería comenzó a formar un equipo de ensueño de Kiev y de Toda Rusia.
Unos pocos meses después de la invasión de Ucrania se inició el Start FC, y los nazis trataron de restablecer algún tipo de normalidad en la ciudad de Kiev al crear una nueva liga con seis equipos de fútbol formados por soldados alemanes o de ejércitos aliados del Reich, uno de colaboradores ucranianos y el FC Start.
Para la apertura del torneo los panaderos desnutridos en completos harapos se enfrentaban al equipo de lo colaboradores de barrigas rebosantes y ropas limpias. El equipo de Kordik con su arquero Trusevich ganó 7-2. Los jugadores de la fábrica de pan jugaron con camisetas rojas, y todos eran miembros del Partido Comunista. La victoria contra los empleados no fue la mejor publicidad para el gobierno de la esvástica, el entrenador Rukh, un ucraniano que trabajaba para los nazis, llevó a las autoridades a prohibir sus partidos, y a evitar que el Start FC jugara en el gran escenario de Kiev. Pero incluso después de ser trasladado a un estadio menor, nada les impidió continuar su racha de triunfos y victorias (se reivindicaron con una goleada de 11-0 ante el equipo rumano).
A medida que más y más gente abarrotaba pequeño estadio, Rukh guardaba soldados aburridos en el estadio grande. Los alemanes requirieron a Hungría un equipo llamado MSG, para derrotar a los ucranianos, pero todo fue en vano. Los jugadores-panaderos, incluso después de haber trabajado toda la noche en la fábrica, ganaron a los húngaros 5-1. Y en la revancha con un marcador de 3-2, Start mostró definitivamente que los alemanes deberían contener ese símbolo de resistencia. Por lo menos, así lo creían.

FC Start vs Flakelf “, el equipo de la Luftwaffe”

Según Andy Dougan, en el libro “Dynamo: Triumph and Tragedy in Nazi-Occupied Kiev“, el equipo convocado por los oficiales alemanes que estaban en Kiev fue el Flakelf, considerado en su momento un equipo de respeto, formado sólo por militares de Luftwaffe, la fuerza aérea alemana. Incluso este equipo sirvió como una herramienta de propaganda nazi y sus glorias eran un ejemplo para justificar la “superioridad de la raza aria”.
No sirvió de nada reclutar un equipo de “raza superior”. El 6 de agosto 1942 FC Start, que ya gozaba del respeto y la admiración de la gente de Kiev, azotó al poderoso Flakelf con un vergonzoso 5-1. Después de esta derrota, los alemanes descubrieron, al fin, que los inocentes panaderos que vestían la camiseta del Start FC en realidad eran ex jugadores del Dinamo de Kiev.
La orden de matar a todos los jugadores rápidamente llegó a Berlín. Pero los oficiales sabían que sólo matarlos no tendría ningún efecto. Peor aún, podrían crear mártires innecesarios, además de dejar la imagen en la población de jugadores ganadores que lucharon contra el nazismo. Decidieron organizar una revancha el mismo 9 de agosto.

El “juego de la muerte”.

El ambiente en Kiev era muy pesado, con provocaciones de ambas partes. Los soldados alemanes estaban avergonzados y la población eufórica con el suceso de los nuevos héroes. El estadio Zenit estaba lleno, también se había colocado al lado un cartel propagandístico de la revancha y antes del partido los jugadores del Start FC recibieron la visita de un oficial alemán que ordenó que al momento que el árbitro, también alemán, entrara en el campo habría de ser recibido por todos los jugadores con el saludo nazi, con las manos extendidas hacia adelante y gritando “Heil Hitler”.
Los jugadores del Flakelf hicieron el saludo, pero los jugadores del Start FC pusieron su mano derecha sobre su pecho y gritaron “Fizculthura”, un grito común a los atletas soviéticos de la época.
De hecho, además de los matices, los jugadores del Start FC sabían que estaban arriesgando sus vidas, pero no les importaba. Por segunda vez, el campo estaba rodeado de soldados. El arquero Trusevich, en la primera mitad había recibido una patada en la cabeza que lo dejó inconsciente durante varios minutos, ya que fue atacado por la multitud con todo tipo de objetos. Los alemanes anotaron primero, pero el primer tiempo terminó 2-1 a favor de los ucranianos. En el medio tiempo sufrieron nuevas amenazas de oficiales de las SS, incluso pensaron en dejar el juego, pero al final decidieron volver al campo. Y a pesar de todos los movimientos violentos de los alemanes que fueron ignoradas por el árbitro, fue una masacre! 5-3 para los ucranianos, más una humillación real que nunca se materializó, un sexto gol invisible: Alexei Klimenko, que fue como Maradona en Argentina, esquivo la defensa, incluyendo al portero, llegó a la línea de meta y en vez de anotar devolvió el balón al medio campo, anulando el gol, pero humillando completamente a los alemanes. La multitud se volvió loca y el árbitro terminó el partido antes de los 90 minutos.
Los alemanes actuaron aparentemente como buenos perdedores. FC Start jugó otro partido contra otro equipo y también ganaron este juego, pero pocos días después de terminada la fiesta: oficiales de la Gestapo vestidos de civil llegaron a la fábrica con una lista de nueve jugadores de la antigua Dynamo de Kiev. Uno a uno, fueron detenidos y trasladados a la sede de la policía secreta alemana. Todos los jugadores eran miembros del Partido Comunista, y Korotkykh Nikolai era un agente activo de la policía rusa, por lo que le dispararon al instante. El resto fue torturado sistemáticamente por días en el campo de concentración Siretz, conocido por fusilamientos masivos y sadismo salvaje de sus guardias. Sólo cuatro de los nueve jugadores lograron escapar, el resto murieron o desaparecieron sin dejar rastro.
Hasta ahora estos atletas son recordados por el Dynamo de Kiev. Delante de su estadio hay un monumento erigido en 1971 para honrar a los atletas que murieron defendiendo, por encima de todo, la libertad y el deporte. En el monumento están grabados las palabras:
“A los jugadores que murieron con la cabeza levantada contra el invasor nazi”.
El ejemplo de los jugadores del Dynamo sin duda ayudó a inflamar la resistencia a los nazis. El 06 de noviembre 1943 Kiev fue tomada por los soviéticos y la historia del juego se extendió entre las filas rusas, tomando el aire de leyenda al paso de los días.
Dicen que inclusive los jugadores del Dynamo, cuando se casan, depositan flores ante el monumento en honor a la memoria de los jugadores muertos. Y la gente que hasta ahora conserva las entradas de 1942 tienen acceso libre al estadio.

Fuentes:
mediavida.com/foro/6/los-nazis-y-el-dinamo-de-kiev-366678

Ganadores y perdedores de la operación “Margen Protector”



El 26/8, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (AP), Mahmud Abbas anunció un cese al fuego permanente en El Cairo. De esta manera termina la operación Margen Protector, la ofensiva militar más prolongada y sangrienta de las cuatro que llevó adelante el estado de Israel desde que se retirara de la Franja de Gaza en 2005.

Las cifras desnudan la masacre: en 50 días de bombardeos, con algunas treguas intermitentes, el ejército israelí asesinó a más de 2.100 palestinos, la mayoría civiles incluidos 500 niños, e hirió a otros 11.000. Destruyó 17.000 casas y transformó a 500.000 gazatíes, casi un tercio de la población, en desplazados que sobreviven como pueden en escuelas y hospitales de la ONU, que también fueron blanco de ataques. Además liquidó a tres importantes jefes de Hamas. En contraste Israel sufrió 70 bajas (64 soldados, 6 civiles, entre ellos 1 niño).
Sin embargo, el resultado de la operación demostró una vez más la validez de una vieja máxima del arte de la guerra: el recuento de bajas y daños materiales no define por sí mismo las victorias o derrotas. Cuentan también las fuerzas morales y las motivaciones políticas. En última instancia, termina triunfando quien logra sus objetivos, aunque estos sean modestos. Y este round fue para Hamas (“Hamas 1- Israel 0” tituló el diario israelí Haaretz).
Por eso, a pesar de haber pagado un alto precio, los palestinos y, en particular Hamas y Jihad Islámica, celebran lo que consideran una victoria de su resistencia, mientras que el gobierno de Netanyahu está sumido en una crisis y no puede vender el resultado a sus aliados/rivales de la extrema derecha como un triunfo, quienes saben que lo que no mata a Hamas lo fortalece.

Vencedores vencidos

Se podría decir que necesitaron siete semanas de guerra unilateral y asimétrica contra Hamas para volver a los términos del último cese del fuego en 2012: relajamiento parcial del bloqueo a la Franja con la apertura temporaria de los pasos fronterizos con Israel y Egipto y extensión de la zona de pesca, mientras quedan para más adelante otras demandas de Hamas como la reconstrucción del aeropuerto (destruido por Israel en el 2000), la liberación de unos 500 prisioneros palestinos y el fin definitivo del bloqueo.
Pero las condiciones son muy distintas, lo que hace más amargo el sabor a derrota que siente gran parte del establishment político israelí.
Entre 2012 y 2014, se pasó de la promesa de la “primavera árabe” al avance de las fuerzas de la reacción –EE.UU., la monarquía saudita, los militares egipcios-. El peso de esa relación de fuerzas adversa también se sintió en el conflicto palestino-israelí. Antes de Margen Protector, Hamas estaba aislado y su gobierno en la Franja al borde del colapso tras la caída del gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto y la ruptura de su alianza con Siria (y por transitividad con Irán). Eso lo empujó a negociar un gobierno de reconciliación con la AP.
La resistencia armada le permitió recuperar prestigio y legitimidad y se terminó ubicando como interlocutor privilegiado en la negociación.
Israel, Egipto y EE.UU. intentarán subordinar a Hamas a la AP, ungiendo a Abbas como el garante de los acuerdos, dándole el control de los pasos fronterizos para no tener que negociar con Hamas. Pero este poder formal de la AP está lejos de la realidad en el terreno. Mientras Abbas permaneció impávido ante la ofensiva israelí, en Cisjordania donde gobierna, miles de jóvenes con piedras hicieron volver el fantasma de la intifada.

Crisis política

Quien aparece como principal derrotado es Netanyahu, cuestionado por la extrema derecha que le reprocha haberle entregado a Hamas una victoria. La prensa israelí considera que Margen Protector lanzó a la ultraderecha a la campaña electoral.
El acuerdo, aprobado por Netanyahu de manera unilateral, produjo una fractura en el gabinete. Tres de sus ministros, entre ellos el ultraderechista canciller Lieberman, rechazaron el acuerdo. Lo mismo hizo un sector del Likud, partido del primer ministro. Esta extrema derecha parece estar en sintonía con la opinión mayoritaria de la sociedad israelí. La popularidad de Netanyahu, que superó el 80% cuando lanzó la invasión terrestre a Gaza, se desplomó con el acuerdo. Solo un 38% lo considera correcto. Incluso el líder del partido de izquierda Meretz responsabilizó a Netanyahu de permitir a Hamas apoderarse del triunfo cuando iba a una derrota segura. Sin embargo, la escala de la masacre también generó polarización: 10.000 israelíes desafiaron este brutal giro a la derecha y se manifestaron la semana pasada contra la ofensiva militar.
Esta crisis del gobierno expresa el dilema que enfrenta el estado sionista. Mientras Netanyahu quiere mantener el conflicto bajo control, lo que lleva a operaciones militares recurrentes, la extrema derecha puja por una suerte de solución final, liquidación de Hamas y eventual expulsión de la población palestina, que de todos modos es impracticable en la actual relación de fuerzas.

Cómo terminar con el apartheid

Si bien las masas palestinas festejan el fin del ataque militar y se sienten con la moral que da la resistencia, siguen viviendo y sufriendo la opresión colonial del estado de Israel, sostenido por EE.UU. y las potencias occidentales. Bajo el acuerdo, Gaza seguirá siendo una prisión a cielo abierto, sujeta al bloqueo económico y la amenaza de intervención militar israelí. Seguirá la expansión de los asentamientos de colonos en Cisjordania. Es decir, el pueblo palestino continuará viviendo un régimen de apartheid.
Margen Protector concitó el repudio de centenares de miles que se movilizaron en todo el mundo contra el guerrerismo del estado sionista y expuso como nunca antes la hipocresía de EE.UU., la Unión Europea y la ONU, que justificaron los crímenes de guerra de Israel. Miles de personas de origen judío dijeron nuevamente "No en nuestro nombre." Ya está claro que Israel no acepta ni siquiera la ficción de estado palestino y que las tendencias fascistizantes que surgen en su interior son producto de su proyecto colonial. Frente a la política racista del sionismo de bregar por un estado exclusivamente judío, surgen cada vez más voces disidentes que han llegado a la conclusión de que la alternativa a una nueva limpieza étnica y a la guerra permanente es desmantelar ese aparato estatal racista y colonialista y reemplazarlo por un estado palestino único, no racista, que respete los derechos nacionales de árabes y judíos. Desde nuestro punto de vista, ese resultado no es una utopía, sino la única salida progresiva. Pero solo podrá obtenerse como producto de una lucha revolucionaria contra las clases dominantes locales y las potencias imperialistas a quienes sirven, abriendo el camino al socialismo.

Claudia Cinatti

La Deuda Externa y los “engaña pichanga”

Cuando era niño armaba una pelota de trapo con papel de diario y medias viejas, y la envolvía con piolines para que resista las patadas. También nos divertíamos con otros juegos, entre los que estaba uno al que llamábamos el “engaña pichanga”. Cuando alguien contaba algo y dudábamos, o descubríamos que nos mentían, le decíamos que era un engaña pichanga (porque nos querían “meter el perro”). Y cuando descubríamos la mentira recibíamos un caramelo y cuando no, debíamos pagar una prenda.
El problema de la deuda externa, es un juego similar al que juegan señores de afuera y de adentro, llamados "buitres” y donde el árbitro trata de hacer jaque mate al país, mientras a los pueblos nos ubican de espectadores.
El juego del “engaña pichanga” no es nuevo en el mundo de las finanzas y la especulación. Se trata de mover las piezas y hacer creer a los países empobrecidos que son deudores de los países ricos y que los pueblos deben pagar la deuda externa y eterna bajo pena de default, embargos y toda la batería de sanciones.
Nuestro gobierno se encuentra acorralado en el juego del engaña pichanga. Al darse cuenta que ningún juez de los EEUU emitiría un fallo judicial a favor de la Argentina, abre el paraguas y dice que hay que “honrar la deuda soberana”.
Perdonen mi ignorancia pero, a qué se refieren cuando afirman que hay que honrar la “deuda soberana”: ¿Por qué el país, tiene que pagar lo legítimo y lo ilegítimo sin investigar una deuda inmoral, injusta, manchada con la sangre del pueblo? ¿Por qué pagar una deuda que ya se pagó tantas veces? ¿Qué han hecho los gobiernos democráticos para no ceder la soberanía nacional a tribunales extranjeros y evitar este engaño?Más...
Hace más de 30 años que organizaciones y personalidades, venimos proponiendo una auditoria sobre la deuda y es necesario referirnos a Alejandro Olmos, quien inició el juicio sobre la deuda externa y después de 18 años, el Juez Ballestero, envía su resolución al Congreso Nacional para que investiguen el daño hecho al país. Sin embargo, desde hace 14 años este fallo duerme el sueño de las complicidades, y se encuentra cajoneado en el Congreso.
La tragedia es que los gobiernos de los países endeudados, se han transformado en fieles creyentes del Dios Molok, a quien le rinden culto en sus templos haciendo el ritual del pago de la deuda eterna, con el objetivo de ser algún día merecedores del paraíso fiscal, y poder recibir nuevos créditos, para pagar los intereses de la deuda externa y asegurarse que se incremente para volver a pagarla, y recibir las indulgencias del capitalismo que reclama más y más sacrificios.
En su angustia existencial, y como fieles creyentes, los gobernantes, ministros, políticos, y empresarios, ruegan, patalean, se rasgan las vestiduras y hacen discursos anunciando que el país está dispuesto a pagar la “deuda soberana” con el hambre del pueblo. Las consecuencias son el hambre, la mortalidad infantil, la inflación que devora todo a su paso provocando mayor pobreza, la falta de recursos para la salud, la educación y el aumento de la violencia social y estructural, agudizando la desigualdad.
El pueblo sabe que el paraíso prometido no existe, salvo para los ricos. Nos vendieron el engaña pichanga, como lo hizo el Club de París, cuyo deporte favorito es jugar al saqueo de los países empobrecido.
Mientras el gobierno está dispuesto a negociar lo inaceptable, hay quienes desde la oposición política y económica, piensan que hay que pagar todo, sin discutir nada. Son los sumisos peones del juego del engaña pichanga, que esperan que el Juez Griesa y los buitres le den el jaque mate al país. No hay que olvidar lo ocurrido con la Fragata Libertad en Ghana, que casi la envían a pique con el embargo, una metáfora nada lejana de la realidad nacional.
Por eso debemos asumir los desafíos y no aceptar el lugar de espectadores. Debemos reclamar el pago de la deuda interna.
Los pueblos tienen capacidad de resistencia, de ser protagonistas y constructores de su propia historia, y de luchar para ser libres y soberanos. Debemos convocar a todos los sectores sociales del país, sin discriminación ideológica y política, y conformar foros en todo el país, en cada comunidad, en los sindicatos, iglesias, en las universidades y movimientos estudiantiles, organizaciones sociales culturales y políticas, para analizar y plantear alternativas al laberinto en que se metió el gobierno y no sabe cómo salir.
Es necesario auditar la deuda externa y convocar una consulta popular, y el gobierno debe sumarse a esa convocatoria, escuchar otras voces y analizar posibles alternativas económicas para enfrentar, no sólo a los buitres de afuera, sino también a los de adentro. Porque la única deuda soberana a pagar es con el Pueblo Argentino.
Marechal decía: “del laberinto se sale por arriba”, hay que optar en bien de todos y saber que lo que sembramos recogemos. El pueblo no puede dejarse someter por los engaña pichanga.

Adolfo Pérez Esquivel. Premio Nobel de la Paz

Allá, en las pampas



Las putas de San Julián, un episodio de las huelgas de peones rurales santacruceños de 1921.

Llevar la cultura nacional a los lugares más escondidos del país. Lo hace el Teatro Nacional Cervantes. En una gira interminable que alcanza a varias provincias, y principalmente a la región patagónica, vamos hasta pueblos apenas conocidos por los habitantes de las grandes ciudades. Se hace para presentar la obra teatral Las putas de San Julián, un episodio de las huelgas de peones rurales santacruceños de 1921. Por ejemplo, acabamos de estar en Tres Lomas, en la llanura pampeana bonaerense. Esa llanura inmensa, sin fin. Tres Lomas está justo allí, todavía en la pampa bonaerense, pero casi pegada a la frontera provincial con La Pampa. Cercana a Trenque Lauquen. Y a otras regiones con hermosos nombres de los idiomas de los pueblos originarios.
Tres Lomas, de ocho mil habitantes, con un hotel para turistas que sorprende por su amplitud, su arte arquitectónico, sus ventanales que llevan a mirar el paisaje que rodea todo, poblado de árboles y plantas nativas. Justo para ir a ver y oler la pampa, admirar su inmenso silencio, escuchar el infinito canto de sus pájaros. Cada habitación tiene el nombre de un pájaro pampeano. La puerta de mi cuarto tiene el nombre de Tacuarita y su figura, el de mi vecino se llama Benteveo.
La primera sorpresa fue que en la población se desarrollaba la Feria del Libro. Increíble, plena de libros pampeanos, patagónicos y muchos acerca de la docencia, ya que justo estaba allí la organización nacional de maestros. Se hallaban en el lugar el intendente de la ciudad y los secretarios de Cultura. De pronto, se levantó de entre el público una voz que expresó que en el lugar se quería quitar el nombre de Roca a una de las principales calles del lugar. Y comenzó un debate constructivo acerca de esa sombra histórica que había llevado a la muerte y la esclavitud a parte de la población de sus habitantes naturales. La Feria del Libro y sus temas. Siempre productivo el debate. Pude ser testigo de cómo hasta en estas regiones que parecen aisladas se debaten todos los temas y de la utilidad de esos encuentros para la cultura. El propio intendente Roberto Alvarez seguía todo paso a paso y los que empujaban verdaderamente las discusiones eran la directora de Cultura, Susana Cavallero, y el secretario de Cultura, Deporte y Prensa, Claudio Adema. Allí, en ese lugar poblado de libros se ponían raíces a los temas que por sobre todo traen a colación la ética y experiencia de los pueblos. A la noche, presentamos Las putas de San Julián, ese tema tan profundo de la historia patagónica. El llanto histórico de ellas parecía trasladarse por las ventanas de la sala a las extensas llanuras que curioseaban desde afuera con los increíbles sonidos y silencios de las pampas. Pero, sin lugar a dudas, ese silencio contenía el ruido de las andanzas de los soldados argentinos, fusiladores de tantos trabajadores rurales en aquellos años ’20 del siglo pasado en las planicies patagónicas. Ahí, esa noche, en Tres Lomas, se prendía el fuego del recuerdo de la injusticia cometida en otro paisaje argentino, ya casi hace un siglo, mucho más al sur, en tierras patagónicas.
Salimos del teatro. La pampa vive. Sonreían y pestañeaban las estrellas. El teatro nos había unido a todos, nos ha atado al paisaje. En los paisajes también se mata, pero siguen cantando los pájaros. El teatro nos unió al canto de los pájaros y a la emoción del recuerdo histórico. Llego a la habitación del hotel en plena pampa. Comienzo a escuchar los trinos de la tacuarita.
En estas contratapas hemos hablado no sólo de los genocidios argentinos sino también de los cometidos en otros pueblos. Por ejemplo, tendremos siempre presente el genocidio armenio cometido por el gobierno turco y nunca reconocido por éste. Ni reconocido ni lamentado. Acaba de producirse otro suceso que nos sigue hablando de la insensibilidad humana. El director de cine turco Faith Akin proyectó realizar un film sobre el periodista armenio Hrant Dink, asesinado en el 2007. Hrant Dink había dedicado toda su vida a denunciar el genocidio armenio por los turcos en el diario que él mismo publicaba. Ahora, el director turco Akin quería poner para que interprete a Hrant Dink a un actor turco, como gesto de unión y perdón. Pues bien, el director turco acaba de declarar que ningún actor turco aceptó jugar ese rol artístico. ¿Por temor o por odio? Qué falta de moral y de coraje civil.
Hrant Dink fue asesinado en pleno día el 19 de enero del 2007, delante de la redacción de su diario Agos, en Estambul. Este héroe civil de los armenios tenía como misión propia que los turcos mismos reconocieran su crimen masivo. No lo logró pero pasó a la historia como un luchador de esos que nunca abandonan sus principios humanitarios. En la Argentina, este año volverá a darse, en teatro, la vida de este héroe armenio. En la sede del teatro El Pasillo, el actor Daniel Ritto volverá a interpretar su obra de teatro Hrant Dink. Lo hará los jueves 18 y 25 de septiembre, y todos los de octubre. Una obra que abrazará a todos de pura emoción. El arte, justamente, debe interpretar a los héroes del pueblo.
Y antes de terminar no podemos dejar de lado lo que está sucediendo en Formosa. Desde hace un mes hay cinco integrantes de los pueblos originarios, son wichís, que están injustamente detenidos tras un ataque policial a la comunidad El Colorado del Oeste. Su territorio tiene petróleo y es codiciado por intereses extranjeros y por usurpadores que alambran y desmontan día y noche. El juez que entiende en la causa es Francisco Orella de Lomitas. Sostenemos que no hay motivos para que los wichís estén presos. Deben ser liberados. Mencionamos esto en nombre de los derechos humanos y del respeto que nos merecen los pueblos originarios.

Osvaldo Bayer

viernes, agosto 29, 2014

¿Por qué traicionaron a Gaza?



Pregunten a cualquier gobernante árabe y les hablará de los grandes sacrificios que sus países han hecho por Palestina y los palestinos. Sin embargo, tanto la realidad histórica como la actual dan testimonio no sólo de que no estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellos ni mantuvieron la solidaridad con sus hermanos oprimidos, sino también de la traición oficial árabe a la causa palestina. La guerra contra Gaza y el dudoso papel jugado por Egipto en las conversaciones para un alto el fuego entre Hamas e Israel son buen ejemplo de ello.
Lean estos comentarios de Aaron David Miller, un investigador del Wilson Center, en Washington, para apreciar la profundidad de la inequívoca traición árabe. “Nunca he visto una situación así, con tantos estados árabes consintiendo la muerte y destrucción de Gaza y la paliza a Hamas”, decía Miller en The New York Times. “El silencio es ensordecedor”.
Miller explica el silencio árabe en relación a su odio hacia el Islam político, corriente que adquirió máxima importancia tras la denominada Primavera Árabe. Ese ascenso vio la llegada a los centros de poder de movimientos como los Hermanos Musulmanes en Egipto y al-Nahda en Túnez. La “Primavera Árabe” desafió, y al menos temporalmente deshizo, la hegemonía sobre el poder a causa de la corrupción de las elites árabes prooccidentales, desatando las energías de sociedades civiles históricamente marginadas.
El Islam político, especialmente el que está afiliado a una ideología islámica moderada conocida como al-Wasatiyyah (que podría traducirse como “moderación”), arrasó en los votos de varias elecciones democráticas. Al igual que la victoria de Hamas en las elecciones palestinas en 2006, otros movimientos islámicos siguieron su ejemplo durante el tiempo de la “Primavera Árabe”, abriendo un pequeño margen a la democracia y a la libertad de expresión.
El peligro de los movimientos islámicos políticos que no se adhieren a una ideología extremista como la del Estado Islámico y al-Qaida, por ejemplo, es que no resulta fácil descartarles como “extremistas”, “terroristas” y términos así. A veces, de hecho a menudo, parecen mucho más inclinados a jugar el juego democrático que los autoproclamados movimientos árabes “laicos”, “liberales” o “socialistas”.
La última guerra de Israel contra Gaza, que empezó el 7 de julio, se produjo en un momento en que al Islam político le habían desarraigado de Egipto y criminalizado en otros países árabes. Fue el primer ataque militar israelí importante contra Gaza desde el derrocamiento del Presidente de Egipto, democráticamente elegido y perteneciente a la Hermandad Musulmana, Mohammed Morsi, acaecido el 3 de julio de 2013. Aunque la guerra israelí se trocó en genocidio en el transcurso de escasos días (miles de personas asesinadas, miles de heridos y casi la cuarta parte de la población de Gaza sin hogar), la mayoría de los países árabes permanecieron en silencio. Fanfarronearon casualmente alguna que otra condena sin apenas significado. Sin embargo, Egipto llegó aún más lejos.
Poco después de que empezara la “Operación Borde Protector” de la guerra de Israel, Egipto propuso un más que sospechoso alto el fuego, algo que incluso le extrañó a The Times. “El gobierno en El Cairo… sorprendió a Hamas proponiendo públicamente un acuerdo de alto el fuego que cumplía todas las demandas de Israel y ninguna del grupo palestino (Hamas)”, escribió David Kirkpatrick el 30 de julio. Hamas, el principal partido palestino en el conflicto, al que el gobierno egipcio denomina también “terrorista”, no fue consultado y sólo se enteró de la propuesta a través de los medios de comunicación. Por supuesto, Benjamin Netanayahu acogió bien la propuesta egipcia; el Presidente Mahmud Abbas de la Autoridad Palestina, el principal rival de Hamas, y firme opositor a la resistencia armada (y, podría decirse que, en realidad, a cualquier forma de resistencia palestina) dio la bienvenida al “fraternal” gesto egipcio; otros gobernantes árabes se apresuraron a elogiar a Abdul Fatah al-Sisi, de Egipto, por su astuto liderazgo regional.
Desde luego que toda la historia no era sino una farsa que pretendía finalmente culpar a Hamas y a la resistencia en Gaza por negarse a poner fin al conflicto (un conflicto que no empezaron y del que son su principal víctima), y apoyar a Sisi como el nuevo icono de paz y moderación en la región; el tipo de “hombre fuerte” con el que al gobierno de EEUU le gusta hacer negocios.
Todo fracasó, por supuesto, por una única razón, la resistencia de Gaza se mantuvo firme, costándole a Israel serias pérdidas militares y ganándose la simpatía y el respeto mundial.
Pero no llegó respeto alguno de los tradicionales gobiernos árabes, faltaría más, incluidos aquellos que alaban la legendaria “sumoud” –entereza- del pueblo palestino en todas las ocasiones, discursos y sermones. El nuevo éxito de Hamas, que había ido cayendo en el olvido tras el derrocamiento de la Hermandad en Egipto y la ruptura de lazos con Damasco y Teherán, fue desconcertante e inmensamente frustrante para esos gobiernos.
Si Hamas sobrevive a la batalla de Gaza, la resistencia promocionará su entereza como una victoria ante el supuestamente ejército más fuerte del Oriente Medio. Netanyahu va a tener que afrontar consecuencias nefastas en casa. Los lazos entre Hamas e Irán podrían renovarse. El “campo de la resistencia” podría reavivarse una vez más. La victoria moral para la Hermandad y la derrota moral de Sisi (y su esperado papel regional) serían sorprendentes.
Entre varios países árabes e Israel se llegaron a alianzas de todo tipo para asegurar la desaparición de la resistencia en Gaza, no sólo de la resistencia como idea y sus expresiones prácticas, sino también de sus manifestaciones políticas, que van mucho más allá de los confines de la asediada Gaza.
Martin Indyk, ex cabildero de Israel y actual vicepresidente de la Brookings Institution en Washington, tiene una explicación: “Se produce un ‘alineamiento de intereses’ entre las naciones que no son aliadas pero que tienen ‘adversarios comunes’”, declaró a Bloomberg. “Como ven que EEUU está menos comprometido de lo que estaba antes, es natural que se miren unos a otros –silenciosamente, bajo cuerda, en la mayoría de los aspectos- para encontrar una forma de ayudarse entre ellos”.
Naturalmente, la última ronda de negociaciones de alto el fuego en El Cairo fracasó porque la parte que las alberga considera que el principal grupo de la resistencia palestina, Hamas, es un grupo terrorista y lo último que querría ver es un escenario en el que Gaza prevalezca sobre Israel. Si la demanda de la resistencia de poner fin al bloqueo se acepta, especialmente la exigencia de reactivar el puerto y el aeropuerto de Gaza, Egipto ya no dispondría de capacidad de apalancamiento contra Hamas, la resistencia ni el pueblo palestino en general.
Y si la resistencia gana –manteniendo a raya al ejército israelí y consiguiendo algunas de sus demandas- es probable que cambie el discurso político del Oriente Medio, donde los débiles, una vez más, se atreverán a desafiar a los fuertes exigiendo reformas, democracia y amenazando con la resistencia como una forma realista de conseguir esos objetivos.
Curiosamente, la victoria de Hamas en las elecciones legislativas palestinas de 2006 había reavivado la posibilidad del Islam político al conseguir sus objetivos a través de las urnas, lo que fue un presagio de la aparición del Islam político por toda la región tras la “Primavera Árabe”. Cualquier victoria de la resistencia palestina puede también considerarse peligrosa por quienes quieren mantener el statu quo por toda la región.
Algunos dirigentes árabes continúan declarando su firme apoyo a Palestina y a su causa. Sin embargo, la “Operación Borde Protector” ha dejado fuera de duda que esa solidaridad no es más que mera palabrería; y que, aunque discretamente, algunos árabes desean ver cómo Israel aplasta cualquier atisbo de resistencia palestina, en Gaza y en cualquier lugar.

Ramzy Baroud