martes, enero 31, 2017

La larga historia de racismo y xenofobia antiinmigrante en Estados Unidos



Muchas de las principales figuras del partido Demócrata argumentan que la prohibición del ingreso a los inmigrantes es "antiamericano", ignoran la larga historia de políticas xenófobas de los Estados Unidos.

El domingo, el líder de la minoría demócrata del Senado Chuck Schumer (por Nueva York) dio una conferencia de prensa en la que habló en contra de la orden ejecutiva de Trump para bloquear la entrada de personas de siete países de mayoría musulmana. Con lágrimas en los ojos, dijo: "Esta orden ejecutiva fue mal intencionada y antiestadounidense". Por supuesto, Schumer no mencionó que la lista de países se había creado por primera vez por un programa bipartidista de restricción de visas, la ley de prevención del terrorismo y el programa de exención de visas. Esta ley fue votada por ambos partidos en el Congreso y aprobada por Obama en 2015.
Schumer también olvidó mencionar que estos son los países que la administración Obama atacó a un ritmo de tres bombas por hora en 2016
En su declaración pública, Schumer sugirió que un grupo bipartidista de legisladores debería formular un plan de inmigración para contrarrestar la orden reaccionaria de Trump. Continuó, "Las lágrimas corren por las mejillas de la estatua de la libertad esta noche como una gran tradición de América, la bienvenida a los inmigrantes, que ha existido desde la fundación de Estados Unidos, que hoy ha sido pisoteada".
Schumer argumenta que las acciones de Trump son contrarias a las tradiciones de Estados Unidos, pero esto es completamente falso. El gobierno de Estados Unidos siempre ha mantenido leyes y políticas antiinmigrantes. Los siguientes ejemplos ilustran cuatro de las principales.

Ley de Sedición y Extranjería

La Ley de Sedición y Extranjería fue aprobada por John Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos, en 1798. Esta ley aumentó los requisitos de residencia para obtener la ciudadanía de cinco a catorce años. También prohibió que las personas de naciones consideradas "enemigas" se conviertan en ciudadanos de Estados Unidos. Los inmigrantes estaban sujetos a la deportación si eran considerados "peligrosos para la paz y la seguridad de los Estados Unidos".
El hecho de que el segundo presidente de los Estados Unidos haya firmado una ley con una clara política antiinmigrante revela cuán lejos llega el precedente histórico de la xenofobia que continúa hasta hoy.

La Ley de Exclusión China

La Ley de Exclusión China fue aprobada en 1882 y se mantuvo de diversas formas durante más de 100 años. La ley prohibía el ingreso de trabajadores chinos ingresen a EE. UU., al mismo tiempo que negaba la ciudadanía a cualquier residente chino que ya viviera en el país. En 1943 se les otorgó el derecho de naturalización y de migración desde China -aunque este derecho tenía un tope de 105 personas por año. En 1968 estos límites se volvieron más laxos, con un máximo anual que permitía el ingreso de 20.000 personas procedentes de países por fuera del hemisferio occidental.
La Ley de Exclusión China era explícitamente racista, y es un claro ejemplo de la forma en que la xenofobia y la geopolítica han dominado la política estadounidense.

Campos de concentración japoneses

Durante la Segunda Guerra Mundial, de 110.000 a 120.000 personas de origen japonés fueron detenidas y encerradas en campos de concentración, solo por su origen y ascendencia, sin importar su nacionalidad. El concepto racista de que los japoneses eran enemigos nacionales y potenciales terroristas se repite hoy en las políticas antimusulmanas, chauvinistas y el discurso de la administración Trump.
Estos campos de concentración para japoneses son una clara muestra del racismo y la xenofobia que se repite a lo largo de toda la historia de Estados Unidos.

El Acta Patriótica

El Acta Patriótica de 2001, firmada por George W. Bush, y su renovación, firmada por Barack Obama, sentaron las bases para la prohibición de Trump con respecto a los inmigrantes de países musulmanes. Después de los ataques del 11S, el Acta Patriótica fue aprobada, ampliando el poder del gobierno para buscar e investigar a personas y empresas sin una orden judicial. También permitió la detención durante largos períodos y sin juicio a inmigrantes sospechosos de "terrorismo", lo que dio como resultado la persecución y vigilancia a nivel nacional de las personas musulmanas por parte del gobierno de Estados Unidos.

Las políticas xenófobas son profundamente estadounidenses

Esta mentira, de que la política antiinmigración es nueva y contraria a toda la tradición de Estados Unidos, es difundida ampliamente por el partido Demócrata, y es totalmente funcional a su política: demonizar al partido Republicano con el argumento de que solo los demócratas pueden mantener la "grandeza de Estados Unidos". Este discurso tiene el objetivo de desalentar el cuestionamiento del núcleo racista y xenófobo de toda la historia de Estados Unidos, responsabilizando a los republicanos por este "momento" de xenofobia y racismo. Una falsificación destinada a encubrir el rol y la responsabilidad de los demócratas en la formación reaccionaria y el racismo a lo largo de la historia de Estados Unidos.
La idea de los Estados Unidos como una nación abierta a todos los inmigrantes es una farsa, se contradice con toda su historia. Las palabras escritas en la Estatua de la Liberad han sido negadas por la historia. Las lágrimas derramadas por Schumer y las palabras que pronunció el domingo esconden la hipocresía de alguien que pertenece al partido que aprobó el bombardeo continuo sobre la región donde se encuentran los siete países a cuyos ciudadanos se les prohíbe el ingreso hoy. También pertenece al partido de Obama, el presidente que ha deportado a más inmigrantes que cualquier otro, y que abrió la puerta a los actuales ataques de la administración Trump.

Tatiana Cozzarelli

Juan D. Perón en búsqueda del Kaiser… Carabela



Los primeros pasos de una industria automotriz que, en Argentina, vino de la mano de Henry Kaiser, un magnate norteamericano enriquecido con la Segunda Guerra Mundial. El Kaiser Carabela, el primer sedán argentino…

Recientemente en una nota escrita en la sección Deportes de La Izquierda Diario sobre el Rastrojero y el Dakar 2017, se hizo una mención al pasar sobre el origen norteamericano y el diseño italiano del Torino-IKA. Sin querer abrir una arista más sobre este gran auto, dado que ya habíamos dicho mucho sobre el mismo acá, acá y en algunos lugares más también, la cuestión es que este comentario movió algunas fibras y sentimentos fierreros nacionalistas. ¡¿Cómo decir semejante cosa contra el “gran auto argentino”, el de la epopeya de Nurburgring?! Y así como quien no quiere la cosa, en una nota de color sobre las primeras incursiones de la industria automotriz argentina (IAME) y lo anecdótico de un Rastrojero en el Dakar, nos vimos obligados a explicar y fundamentar el por qué del carácter “poco nacional” de algunos mitos fierreros argentinos. Aquí va un primer intento de aproximación al debate, que sin querer queriendo, ya está abierto.

De la improvisación a la línea de montaje

Cuando llegó el Segundo Plan Quinquenal de Juan D. Perón, el intento industrialista para fortalecer una burguesía nacional se trocaba en la búsqueda de inversiones de capital extranjero para combatir la recesión económica que venía sufriendo el país. Para la misma época, del otro lado del Ecuador, Henry Kaiser venía fracasando en su proyecto de meterse con todo entre los grandes de la industria automotriz en Estados Unidos. De esa conjunción de tiempos recesivos por aquí y de capital sobrante por allá nacería un mito: los autos de “industria nacional” de IKA -Industrias Kaiser Argentina.
Desde 1952, a través del Estado con Fabricaciones Militares, nace IAME, la primera industria automotriz en Argentina. Allí se fabricaría el Rastrojero, las motos Puma y se incursionaría en aero-naves entre otras cosas. Si el programa era industrializar, quedaba claro que IAME era una concentración de fuerzas de trabajo altamente dedicada y llena de inventiva, pero a años luz de lograr la productividad necesaria para atender las necesidades del mercado, en expansión. Dirá James McCloud, director por décadas de IKA, sobre IAME: “si bien las habilidades estaban bien desarrolladas, se carecía por completo de proceso de producción. Dos automóviles, el cupé Justicialista y el pick-up Rastrojero, la motocicleta Puma y el tractor Pampa estaban todos siendo fabricados en varias partes de la planta sin aparentes divisiones entre un producto y otro”.
Para ampliar la escala se hacía necesaria la línea de producción. Es así como nace la idea de asociar a IAME con un inversor extranjero. Ya para 1954, Perón conoce a un norteamericano llamado Henry Kaiser, interesado en erradicar su fábrica en suelo cordobés. Vaya si conocía de línea de producción este empresario, que en los 40´s sacaba en este tipo de sistema fordista barcos desde sus astilleros para pertrechar a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Pero la cuestión radicaba en que Henry Kaiser estaba fracasando en su incursión automotriz, compitiendo contra los gigantes de Detroit: Ford, Chrysler (Dodge), General Motors (Chevrolet). Entonces antes de salirse del negocio vio la veta argentina, y de la mano del General logró un salvataje.

Desarrollo desigual y combinado

Si para Norteamérica Kaiser era un capital sobrante, obsoleto, que sobrevivía ante la voraz competencia de los monopolios gracias a que con los Jeep-Willys (que ya eran de su propiedad) hacía negocios con la Guerra de Corea; para la Argentina de Perón la entrada de este capital extranjero significaría que por primera vez una planta automotriz en toda Latinoamérica produjera el 100% de las partes de un automóvil.
El marxista argentino Milcíades Peña, quien tuviera un paso militante en las filas del trotsquismo, demostró que la mentada industrialización del país que llevó a cabo Perón en sus primeros dos gobiernos no era tal. Decía Peña que el proceso de sustitución de importaciones en Argentina no hizo más que desarrollar algunas ramas industriales retrasadas tecnológicamente, con baja productividad. Llamó al proceso como “pseudo-industrialización” nacional, demostrando cómo la burguesía argentina, bajo Perón, nunca logró la “soberanía económica” sino que fue subsidiara y socia menor del capital extranjero.
Cuando IKA instala su planta en Santa Isabel, Córdoba; la burguesía argentina mostró su completo subdesarrollo. “La creación de proveedores para la industria automotriz, hasta ese momento inexistente, significó convertir fabricantes de licuadoras o lavarropas o torneros en abastecedores de una industria exigente. Para ello hubo que enseñarles a leer planos, obtener materiales especiales, medir con equipos de precisión y hacer ensayos de vida con sus productos. Al principio ninguno podía hacerlo…”.
Si los Jeep eran solo de uso militar para Estados Unidos; en Argentina, desde 1957, ya había como 6 modelos distintos. Si la “Jeep Station Wagon” no tuvo éxito para Norteamérica, acá, bajo el nombre de Estanciera, fue usada hasta de taxi, e incluyó la versión pick-up Baqueano. Para 1958 se produce el primer auto sedán en una línea de montaje en Argentina: el Kaiser Carabela.
El auto era una copia económica del Kaiser Manhattan estadounidense, con un motor que en Norteamérica se producía desde la década del ´30: Continental de 6 cilindros, con unos 3.700 centímetros cúbicos. El tapizado del Carabela era una de sus obras de arte. Para la revista especializada de la época, Parabrisas, “hay que hacer un viaje largo con él (…) para aquilatar debidamente la verdadera comodidad, especialmente transversal del Carabela; tres personas caben en el asiento delantero sin problemas de ninguna especie, y en el asiento trasero se puede dormir una hermosa siesta mientras La Bestia devora kilómetros”. La revista, en su tirada de enero de 1962, decía a propósito de los hombres que testearon el auto: “su primer encuentro con el Carabela les produjo algo así como la sensación de acoquinamiento del hombre frente a las insondables distancias del Cosmos”. Como titulaba la nota, era un verdadero bote en tierra firme.

Un gigante de otros tiempos

Cuando el Kaiser Carabela salía de la línea de montaje competía con otros autos que eran importados a la Argentina (luego producidos aquí) desde Europa: estamos hablando de Fiat 600, Fiat 1100, Peugeot 403… Sin lugar a dudas era un gigante de otros tiempos. Pero, ¿cómo es que en plena época de elaboración de los autos compactos en la industria automotriz mundial, en Argentina se fabricaba este “bote”? El director de IKA, Mc Cloud, lo explica con una brutal sinceridad: “un auto más liviano y compacto sería más adecuado al requerimiento del mercado argentino, tendría un uso más eficiente del combustible y yo habría estado feliz de poner en marcha una nueva planta con las últimas novedades en materia de equipamiento. Pero no podíamos darnos el lujo de hacerlo en esos términos. Los productos, gustaran o no, eran los únicos que teníamos disponibles y harían su trabajo. El punto central de la historia era que se permitía el despliegue de un excedente de maquinarias y el desarrollo de una producción automotriz en el país…”.
Durante 4 años, solamente, se produjo el Carabela en Argentina. Años en los que Perón ya no estaba en el gobierno. El boom de IKA (Industrias Kaiser Argentina) fue posterior a los gobiernos del General, desarrollándose durante los gobiernos de facto que van desde la Fusiladora hasta Onganía y Lanusse; pero si el pacto Perón-Kaiser a fines del ´54 sirvió de algo, fue justamente para que este magnate desplazado del negocio en Estados Unidos logre su despliegue de un excedente de maquinarias, obsoletas agregamos nosotros, en la planta de Córdoba.
Sin dudas, los autos de IKA cumplieron su tarea y colmaron los gustos de millones de personas. Hoy los amantes de los fierros tienen en el Kaiser Carabela, los Jeep, el Torino, verdaderos objetos de culto. Y no hay nada de malo en ello, ¡¿quién no quisiera dar al menos una vuelta en un Carabela?! Pero lo que hay que decir también es que la industria nacional automotriz nació y se desarrolló al calor de ese “capital sobrante” extranjero que, ni lerdo ni perezoso, voló como golondrina cuando no vió más negocios por estos lares. Esto también es parte de los avatares de la industria automotriz que, de “nacional”, solo tuvo a sus obreros, técnicos e ingenieros…

Martin Luteral

Trump contra los inmigrantes



Las medidas de Donald Trump, que prohibían temporalmente el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Libia, Siria, Sudán, Somalía y Yemen) y paralizaban la entrada de refugiados desató una crisis debido a las movilizaciones populares de repudio y a la anulación parcial de la medida por parte de la justicia.
Al igual que el avance en la construcción del muro con México, la ofensiva contra los inmigrantes fue lanzada por decreto. Se trata de una muestra temprana del formato de arbitraje personal que Trump buscará darle a un gobierno que se caracterizará por agudos choques en las principales medidas que emprenda. Un dato a tener en cuenta es que dieciséis fiscales generales de distintos estados -algunos gobernados por republicanos- salieron a calificar el decreto como inconstitucional.
Decenas de miles de personas se han movilizado en Estados Unidos contra las medidas de Trump. Se vio un vivo espíritu solidario en un sector de la población norteamericana, con la multiplicación de acciones en los aeropuertos para defender a los afectados de las deportaciones -las hubo en Portland, Nueva York, Filadelfia, Chicago, Dallas, Seattle, Washington D.C., Newark, Los Ángeles, San Francisco, Miami, Detroit, Minneapolis, Denver y Atlanta- y las movilizaciones y actos en grandes ciudades como Washington, Los Ángeles, Nueva York (donde se contabilizaron diez mil manifestantes) y Boston. La presencia en los actos de los alcaldes de Nueva York y Boston da cuenta de que los demócratas buscan encorsetar el movimiento.
Es necesario desenmascarar la farsa de los demócratas y de aquellos sectores que buscan explotar el malestar con Trump. Obama se ganó el apodo de "deportador en jefe" por ostentar el récord de expulsiones al deportar cerca de 3 millones de habitantes. La misma hipocresía debe ser señalada con respecto a los gobiernos europeos que salieron a cuestionar a Trump: se trata de aquellos gobiernos que firmaron un pacto con Turquía para que ésta actúe como estado tapón de los refugiados sirios mientras miles se ahogan en los mares tratando de alcanzar el continente. En materia de muros, se adelantaron a Trump, como lo prueba la cerca en España contra los marroquíes o aquellas barreras que se levantaron en Hungría y otros países del este europeo.
Las medidas contra los inmigrantes revelan la descomposición capitalista y van a la par de un intento de reforzar los estados de excepción contra las masas.
Trump ha completado el cuadro de ataques con bombardeos sobre Yemen. Cabe señalar que Obama ya alentaba el bombardeo sistemático de la monarquía saudita contra aquel país, cuya población sufre una masacre silenciada. Los yanquis se han alineado en este conflicto con Arabia contra Irán, que respaldan a las dos facciones que se enfrentan en la guerra civil.
La base del tembladeral político yanqui -la bancarrota económica y la profunda división al interior de la burguesía norteamericana- ha tenido expresiones directas en el caso del veto a los inmigrantes: Google, Starbucks, Airbnb, Facebook, General Motors, Uber, General Electric, JP Morgan y Goldman Sachs son algunas de las muchas corporaciones que han expresado su rechazo al decreto. La promesa de Starbucks de que responderá a esta ofensiva contratando a 10.000 refugiados en todo el mundo y dando en EEUU preferencia a los trabajadores migrantes descarta tempranamente cualquier motivación "humanitaria": los capitalistas se rehúsan a renunciar a su "derecho" de utilizar a los foráneos como mano de obra barata.
En pocos días de gobierno, el magnate fascistizante Trump se ha topado con una movilización multitudinaria de mujeres y ahora con una ola de marchas en apoyo a los migrantes. Su gobierno no será un lecho de rosas y no podría serlo en el cuadro de crisis mundial.

Tomás Eps (@tomaseps)

La hazaña de un ajedrecista contra el nazismo



Hace 70 años, Miguel Najdorf, destacado ajedrecista judío polaco-argentino, batió un récord mundial en búsqueda de sus familiares.

El 25 de enero se cumplieron 70 años de una de las mayores hazañas que intentara un ajedrecista para desafiar, en términos personales, las terribles consecuencias que significó el nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
En 1939, poco antes del estallido de la Guerra, se realizaba en Buenos Aires la VIII Olimpíada Mundial de Ajedrez, con la participación de equipos nacionales de todo el mundo -entre ellos Polonia, con Miguel Najdorf como integrante.
El 1 de septiembre de ese año se produjo la ocupación nazi a Polonia, como consecuencia del acuerdo entre Hitler-Stalin (el pacto Molotov-Ribbentrop consistía en el reparto de Europa del Este entre la URSS y Alemania). Najdorf, en Argentina, perdió inmediatamente todo contacto con su familia (su esposa, hijos, padres y hermanos). De extracción judía, el ajedrecista no pudo volver a su país de origen, gobernado ahora por los esbirros de Hitler.
La barbarie nazi asesinó a toda su familia, previo paso por un campo de concentración en Varsovia. Najdorf, sin embargo, no lo sabía.
Su búsqueda fue silenciosa pero incesante, hasta que, en 1947, decidió involucrar al ajedrez. En el torneo internacional que se desarrollaba en San Pablo, logró superar el récord mundial de partidas simultáneas a ciegas (sin ver el tablero). Tenía la esperanza de que este logro llegara, a través de la prensa, a oídos de algún familiar. Lo había intentado en 1943 en Rosario, pero la falta de un veedor oficial le había quitado la posibilidad de obtener el récord mundial.
En Brasil disputó 45 partidas sin mirar el tablero, contra 83 participantes que eran relevados a medida que se cansaban. El desafío se extendió por casi 24 horas, en las cuales Najdorf ganó 39 partidas, en cuatro hizo tablas y perdió sólo dos. Una verdadera hazaña para un objetivo gigante: volver a encontrar a sus familiares entre los escombros del holocausto.
Fue publicado por la prensa de todo el mundo, pero el Gran Maestro jamás recibió una señal de vida de alguno de los familiares y amigos que había dejado en Polonia en 1939. Comprendió entonces cual había sido el destino de su familia. Se dedicó de lleno, con enorme éxito, al ajedrez.
Hoy, todos los aficionados seguimos disfrutando de sus partidas eternas, llenas de creatividad en el tablero.
Vaya este humilde homenaje al mejor ajedrecista de los que jugaron jamás en Argentina -un hombre golpeado, pero no derrotado, por la barbarie capitalista.

Pablo GL

Gómez Centurión es Macri



Las declaraciones del restituido funcionario macrista Juan José Gómez Centurión sobre el número de desaparecidos de la dictadura –minimizándolo a 8.000- no dejan dudas. Si se tiene en cuenta que lo mismo señaló Darío Lopérfido meses atrás, sin que ello le valiera su salida del gobierno, y si se agregan las declaraciones del propio Macri sobre la “guerra sucia”, es claro que minimizar las consecuencias de la represión dictatorial constituye una política de Estado. Centurión, además, no es un advenedizo en el mundo del macrismo: como funcionario porteño, carga con el criminal incendio del galpón Iron Mountain, del que nunca pudo rendir cuentas en la Legislatura. A pesar de ello, Macri le dio la gestión de la Aduana, donde terminó sostenido a pesar de las graves denuncias en su contra. Centurión, como Arribas, es Macri.
En sus declaraciones, Centurión rechazó también que la represión videliana formara parte de un plan genocida –algo que no debería sorprender, si se tiene en cuenta que formó parte de la rebelión carapintada que le arrancó el punto final y la obediencia debida a los partidos que gobiernan la Argentina desde 1983 hasta hoy. La tentativa de reinstaurar el protagonismo político de las Fuerzas Armadas, de todos modos, tiene sus antecedentes en el nombramiento de un espía y partícipe del genocidio, César Milani, bajo el kirchnerismo.
Las declaraciones del ex carapintada se producen después de que Macri intentara transformar en un feriado móvil al 24 de marzo, lo que finalmente desechó en nombre de la 'unión de los argentinos', o sea, en función de evitar una deliberación política respecto del genocidio dictatorial.
La negación del genocidio como política de Estado es inseparable del reforzamiento represivo que el macrismo y sus cómplices provinciales –incluyendo a massistas y peronistas- están emprendiendo, como se vio en la salvaje escalada contra los mapuche, en la reciente represión a los obreros de AGR-Clarín, y en la tentativa de criminalización a los inmigrantes y a la juventud.
El reclamo urgente para que se vaya Gómez Centurión debe ser parte de una lucha general contra el gobierno ajustador y represivo que encabeza Mauricio Macri, y no para “preservar” a un gobierno de quien, a todas luces, no dijo un exabrupto, sino una posición oficial.

Marcelo Ramal

lunes, enero 30, 2017

Aniversario de la liberación de Auschwitz



En el campo de concentración más grande usado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial ¿Qué rol cumplieron los monopolios y la Iglesia? ¿Por qué los países aliados no denunciaron abiertamente el genocidio durante la guerra?

El 27 de enero se conmemoró el aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau por las tropas del Ejército Rojo, uno de los capítulos más horrorosos de la historia de la humanidad como símbolo del genocidio perpetrado por los nazis.
De los 6 millones de judíos exterminados por el régimen nazi, más de 1 millón pasaron por Auschwitz, junto a más de 100.000 gitanos, homosexuales, discapacitados y militantes comunistas y socialistas, que compartieron el mismo destino.
El gran pensador del Holocausto judío, Primo Levi, señalaba que Auschwitz representa la industrialización de la muerte a escalas inéditas, donde la vida humana no significaba nada más que un número grabado sobre el brazo, en espera de las “duchas” de las cámaras de gas tóxico, los hornos crematorios y las fosas comunes. Esa aniquilación planificada contemplaba experimentos genéticos de esterilidad y eugenesia (perfeccionamiento de la especie humana mediante el criterio racista de selección) y hasta se servía de los cadáveres como materia prima para proveer insumos a la industria. Kilómetros de cabello humano fueron compactados para la industria textil. El oro incrustado en las dentaduras fue fundido para las reservas del Reich. Las cenizas fueron recicladas como fertilizantes.
Monopolios como IBM, Daimler Benz, IG Farben, Bayer, BMW, Krupp, Volkswagen, Siemens, etc. se valieron del trabajo esclavo para incrementar sideralmente sus ganancias. Efectivamente, los nazis inauguraron oficialmente el exterminio metódico como regla de la barbarie, tomando como antecedente el genocidio de 1,5 millón de armenios en 1915 que fundó las bases del nuevo Estado turco. Pero Hitler superó los más apocalípticos pronósticos de las novelas de ficción, demostrando el extremo al que podía llegar la naturaleza de un país imperialista, que buscaba conquistar toda Europa para abrir nuevos mercados y extender la hegemonía de sus propios intereses.
Bajo la tétrica leyenda “arbeit macht frei” (el trabajo los liberará) que encabeza la entrada del campo, el 65 aniversario congregó a decenas de sobrevivientes, ex soldados soviéticos y diversas personalidades internacionales. Entre otras adhesiones, se destacó la enviada por el papa Benedicto XVI, condoliéndose del “horror de crímenes de una crueldad sin precedentes”. ¡Cuanto cinismo! Este ex integrante de las juventudes hitlerianas soslaya el rol del papa Pio XII y el Vaticano quienes brindaron su apoyo al régimen nazi, un antisemitismo latente que encuentra expresión actualmente en Tadeusz Pieronek, el obispo de Cracovia que afirmó descaradamente que “el Holocausto es un invento judío”, sin desmerecer, desde luego, a los obispos lefebvrianos de la ultraderechista Comunidad San Pio X, entre ellos Richard Williamson, quien sostuvo como “mentiras la eliminación de 6 millones de judíos, la existencia de campos de concentración y cámaras de gas”. Si bien otros como Obama solicitaron “no olvidar jamás” la tragedia de Auschwitz, la realidad es que olvidaron la complicidad del mundo “libre y democrático” que abandonó a los judíos al azar de los verdugos nazis. Como declara el sobreviviente Jack Fuchs, “durante la guerra, los países aliados sabían muy bien de la existencia de los campos de concentración y de todo lo que sucedía. Jamás bombardearon Auschwitz ni ningún campo. Ni las vías de tren que a ellos conducían. Auschwitz fue ignorado entre1941 y 1945. Voluntariamente ignorado. El objetivo de los países era ganar la guerra” (Página12, 27/01/09). El fraude de los juicios de Nuremberg, donde fueron condenados apenas 24 dirigentes nazis, demostró el verdadero significado de la consigna “nunca más” en boca de las potencias vencedoras.

La ironía de la historia

A 65 años de Auschwitz, los imperialismos vencedores impusieron una visión sesgada del holocausto judío en función de sus propias necesidades. En aquel entonces, el presidente de EE.UU. Franklin Delano Roosevelt cerró la frontera “pues había sido colmada la cuota de judíos”, forzando a los refugiados que huían a volver a Europa, tal como sucedió con miles de judíos a bordo del crucero San Luis que no tuvieron más remedio que volver a sus países de origen, donde encontraron la muerte en los campos de concentración. Para colmo, Roosevelt reprimió a las organizaciones obreras y populares que manifestaban su solidaridad con los judíos frente a la embajada alemana, a instancias de una burguesía imperialista “aislacionista”, que aún no había resuelto su entrada en la guerra. Del mismo modo, Inglaterra y Francia también habían cerrado sus puertos, mientras celebraban con Hitler el acuerdo de Munich en pos de “seguir viviendo tranquilos y felices”, como declaró el primer ministro británico Chamberlain. Una burla criminal hacia los judíos que desde 1933 habían sido despojados de la ciudadanía alemana por las primeras raciales de Nuremberg, ascendiendo en 1938 al pogrom de la Kristallnacht, cuando las tropas de asalto y las bandas nazis produjeron más de 100 asesinatos, destruyeron miles de viviendas, negocios y templos, y deportaron compulsivamente a más de 30.000 judíos a los campos de concentración de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen. Francia prohibió la entrada de judíos para evitar que aparecieran “otros Herschel Grynszpan”, el jóven judeo polaco de 17 años que hirió de muerte en París al funcionario nazi Von Rath en venganza por la deportación de sus padres y de decenas de miles de judíos polacos. Grynszpan fue defendido tenazmente por León Trotsky y la Cuarta Internacional, más allá de no compartir el método del terrorismo individual, contras las calumnias de la burocracia soviética y el PC francés, que lo injuriaban como “agente de los nazis”.
Paradojicamente, un mes antes del atentado, Stalin firmó un acuerdo de colaboración con Hitler, corporizado en el pacto Ribbentrop – Molotov, mediante el cual Alemania y la URSS anexaban y se repartían Polonia, mientras Stalin desarmaba a los soldados judeo polacos para detenerlos en campos de prisioneros (Mark Dworzecki, Historia de la resistencia antinazi judía. Biblioteca Popular Judía del Congreso Judío Mundial). Fueron estos elementos los que terminaron de convencer a los nazis en 1942 para avanzar decididamente hacia “la solución final de la cuestión judía”, con la perspectiva de eliminar a los 11 millones de judíos que vivían en Europa.
La ironía de la historia es que las mismas potencias “democráticas” que libraron el destino de los judíos a la arbitrariedad de la bestia nazi, fueron las que se valieron de los padecimientos inauditos de ese pueblo oprimido para transformarlo en un pueblo opresor guerrerista mediante el establecimiento del Estado de Israel, un Estado racista y colonialista apoyado sobre la expropiación y la limpieza étnica del pueblo palestino.
Un Estado financiado por el imperialismo basado en un ejército de ocupación permanente para mantener una guerra perpetua con los pueblos árabes del Medio Oriente. Por eso la memoria de Auschwitz vive en todos los pueblos oprimidos, y particularmente en la resistencia del pueblo palestino y su legítimo derecho a la autodeterminación nacional.

Miguel Raider

Jack London vuelve



Hubo una época en que los obreros leían y los banqueros no. Hecho sorprendente a primera vista. Leían las señoras de los banqueros, pero sus maridos estaban demasiado ocupados en otras cosas y “no tenían tiempo”. Los trabajadores que sabían leer, y querían sobre todo formarse una idea del mundo, echaban mano de los libros más insólitos y de los autores más raros. En España hay auténticos expertos en literatura popular.
¿Qué leía la clase obrera culta? Textos tan insólitos como Las ruinas de Palmira, del conde de Volney, que nunca pisó Palmira, cosa que sí hizo y durante un buen tiempo Agatha Christie, casi un siglo después. ¡Y pensar que Volney, en un libro interesante de masón deísta, evocaba en su imaginación las ruinas de la gran Palmira! ¿Qué escribiría hoy de las ruinas que siguieron a aquellas ruinas y que es nuestro miserable legado de una supuesta civilización más cuidadosa y modernizada?
Entre los autores favoritos de la clase obrera culta, que la había en España y que fue diezmada por la Guerra Civil y la posguerra implacable, estaba un tipo fuera de serie, Jack London (18761916). Confieso que no soy un admirador de los Estados Unidos de América como sociedad, pero me inclino ante algunos personajes que fue capaz de parir. Uno de mis favoritos es Jack London. Europa, reconozcámoslo, no puede competir con tipos así. Quizá lo provoquen los espacios. Quizá también por eso es probable que Rusia y China tengan ejemplares únicos. El espacio cuenta, y si no que se lo pregunten a la literatura de San Marino o de Andorra.
Jack London fue uno de los escritores más leídos en el siglo XX. Escribió 20 novelas, 19 narraciones cortas –entre ellas Por un bistec, un texto que adoro y que presté tanto, amén de hacerlo leer a mis hijos como obligación, que alguien se quedó con él, hasta que un lector de La Vanguardia ,de Vulpellac, al que estaré eternamente agradecido y al que no conozco de nada, me envió un ejemplar que no saldrá de mi casa hasta que llegue la hora funeraria–. Artículos escribió hasta cansarse, porque no era un reportero al uso; era un escritor que iba a donde había que ir. Y sobre todo, fue un inmenso fotógrafo cuya obra es para nosotros prácticamente desconocida –12.000 fotos memorables– editadas hace años y que merecen la pena sin excepción, porque ahí está la leprosería de Molokai (1907), con una placa de la orquesta de leprosos vestidos de alcurnia, que te deja con la retina congelada. Y el terremoto de San Francisco de 1906. Y la guerra ruso-japonesa (1904) y hasta la Revolución Mexicana de 1914. Una exhibición de talento, de audacia, donde reproduce una foto suya desnudo, con sus partes pudendas cubiertas con un taparrabos tahitiano, que merecería un Pulitzer.
Y todo eso y mucho más en 40 años de vida, hasta que el inevitable suicidio le arrastró al final. Seamos sinceros, aunque muchos no admitan la muerte voluntaria: lo había hecho todo. Novelas irregulares como El talón de hierro. La sugerente autobiografía enmascarada, Martín Eden, recientemente editada por Akal. Pero a mí lo que más me emociona es que alguien que llegó a ganar tanto dinero que no sabía ni cómo gastarlo, porque le pagaban por sus textos cantidades astronómicas para nuestro pacato mundo europeo, lo que le permitía barcos, viajes exóticos, una vida que ya hubiera deseado Scott Fittzgerald, de pronto se decide a ir a donde nadie va voluntariamente. El East End de Londres. Del Yukon canadiense, a la mugre del capitalismo europeo.
Quien no ha tenido el privilegio de ver sus fotos de esos bajísimos fondos londinenses no sabe que ahí está concentrado mucho Zola, incluso Victor Hugo, y toda una retahíla de escritores que no alcanzaron gloria alguna porque, desmembrados ante aquella miseria en su más alto grado, renunciaron y se fueron. Jack London se quedó. Como tenía sentido del humor en alto grado, pudo compaginar lo que esperaba, la hez del capitalismo en su época más agresiva y contemplar los festejos que conmovieron la Europa de la riqueza: la coronación de Eduardo VII.
La recolección de reportajes, aunque mejor sería decir fotogramas literarios de la miseria de un tiempo atroz, se tituló La gente del abismo, y acaba de aparecer en Gatopardo Ediciones, editorial de la que desconozco todo. Pero es muy bestia que no haya encontrado ni una reseña, ni una evocación, ni la dignidad de reforzar unos artículos que conmueven por su fuerza y su desolación. Es literatura. De la buena. No puedes hacerte pajas mentales como Virginia Woolf, aquella cursi que reprochaba a James Joyce su vulgaridad lingüística. (Siempre sentí cierta piedad hacia ella, porque murió fría, en un río, tal como había vivido, sin ningún calor ni pasión que le hubiera podido recordar el ardor, aunque durara un chispazo.)
Paradojas de la vida. Jack London consiguió que su editor vendiera diez mil ejemplares de La llamada de la naturaleza en un solo día. Y de pronto un pringao, estudios elementales, una semana y media en una universidad de postín, unos matrimonios desastrosos, se convierte en aquello que alimentó el gran genio de la promoción publicitaria, Ernest Hemingway: transformarse en noticia y vivir de ello. Hasta que un día ese hilo fino que liga la inteligencia, la sensibilidad y la honradez profesional se rompe. Y entonces todo se va al carajo.
Tenía un cuerpo para pelear, una cabeza para llegar lejos, una sensibilidad que sólo se les consiente a los poetas, él, que llegó a la cultura y no digamos a la poesía demasiado tarde para que calara. Pero dejó una obra de una fuerza extraordinaria que irrita a todos los pijos de la tierra. Un escritor menor, aseguran. No lo era, pero por encima de todo era un hombre que muere en el momento que cualquiera de los suyos se hubiera ido al sur de Francia a gastarse una cuantiosa fortuna. Se quedó, el ciclo de su vida había terminado. Había luchado hasta en el Partido Socialista norteamericano, se afilió en 1896 y lo mandó a la mierda veinte años más tarde. Ya eran una institución exitosa, aunque efímera.
¿Por qué ahora vuelve Jack London? Independientemente del impulso editorial, que debe ser reconocido, porque su mundo se nos echa encima. Una literatura muerta, sin fuerza, castrada por principio de nacimiento, se ve de pronto reforzada por una historia antigua que evoca tiempos pasados: cuando los obreros que leían querían conquistar el mundo, y los banqueros no leían más que los balances, porque no tenían tiempo.
¿Por qué ahora vuelve Jack London? Independientemente del impulso editorial, porque su mundo se nos echa encima. Una literatura muerta, sin fuerza, castrada por principio de nacimiento, se ve de pronto reforzada por una historia antigua que evoca tiempos pasados: cuando los obreros que leían querían conquistar el mundo y los banqueros no leían más que los balances porque no tenían tiempo.

Gregorio Morán
La Vanguardia

domingo, enero 29, 2017

Un muro contra el pueblo norteamericano



Es, en principio, una manifestación de torpeza, la pretensión de que México vaya a pagar el muro que ha anunciado Trump, mediante un arancel del 20% a las importaciones de Estados Unidos desde ese país. Cualquiera se da cuenta de que ese impuesto lo va a pagar el consumidor norteamericano como consecuencia del aumento de los precios internos que provocará en Estados Unidos. Elaborando con mayor finura, se puede decir que afectaría los beneficios de las compañías norteamericanas, si ese aumento determina un incremento de los salarios, como forma de compensar la pérdida de valor de la fuerza de trabajo. Una sustitución de producción extranjera por producción nacional, de un mercado con salarios bajos a otro de salarios mayores, también produciría un aumento de precios y un aumento de recaudación sobre esos precios, de modo que, de nuevo, serían las compañías instaladas en EEUU y no México las que pagarían la cuenta de la construcción del muro. ¿Trump escupe para arriba?
Un reequilibrio del balance comercial en perjuicio de México debería disminuir la salida de dólares de EEUU, y como consecuencia fortalecer el dólar. Un dólar más caro equivaldría a una devaluación del peso mexicano, lo cual neutralizaría el perjuicio comercial que el arancel a las importaciones podría ocasionar a las compañías que exportan desde México. De otro lado, sin embargo, penalizaría las exportaciones norteamericanas al mercado mundial en general. La factura del muro volvería a recaer en el bolsillo de los compinches capitalistas de Trump.
Como ocurre con una mayoría de países, México aplica el impuesto al valor agregado a su producción, que devuelve a las empresas que exportan. En Estados Unidos no rige el IVA y tampoco por lo tanto una devolución de este impuesto para los exportadores, que luego deberán pagarlo, sin embargo, en el mercado de destino. Un impuesto a la importación podría perjudicar a la exportación desde México, pero no cambiaría en nada el hecho de que el muro lo seguirían pagando los contribuyentes norteamericanos. La provocación de Trump -“México va a pagar”- no tendría, en apariencia, ningún sentido.
El planteo en cuestión, sin embargo, habría recibido el apoyo del ‘establishment’ norteamericano, por un lado (y de la burocracia de los sindicatos norteamericanos, por el otro, a pesar de una larga historia de complicidad con la burocracia sindical de México). La posición de la cúpula republicana deja ver que el impuesto en cuestión es una extorsión política anticipada a la renegociación del tratado comercial de América del Norte (Nafta), cuando Trump pretende extraer de México concesiones sin precedentes, incluso mediante un tratado bilateral que convierta a México en un apéndice político de Estados Unidos. Esas concesiones serán, en primer lugar, convertir a México en colonia petrolera de su vecino imperialista.
El muro no es, con todo, un asunto económico, ni está dirigido principalmente contra México. El capitalismo yanqui no puede prescindir de los trabajadores inmigrantes -muy mal pagos. El secretario de Comercio de Trump es dueño de una cadena de comidas rápidas, atestada de trabajadores inmigrantes que cobran 7 dólares la hora. La campaña anti-inmigratoria es el eje de una campaña reaccionaria contra los derechos políticos en Estados Unidos -por eso viene acompañada con el ataque al derecho al aborto, la sindicalización, la escuela pública. El muro convierte a Estados Unidos en un ghetto -no a México, aunque represente una línea de ataque contra toda América Latina.
Trump anuncia el arancel por medio de un decreto, al igual que otro numeroso conjunto de medidas. Se perfila el gobierno de poder personal-bonapartista, que habrá de colisionar con el régimen político vigente en su totalidad. Por el lugar que ocupa EEUU en la economía y política mundiales, la polarización que emerge con el ascenso de Trump deberá tener un alcance internacional.

Jorge Altamira

Chile: Incendios, los culpables son las forestales y los gobiernos

Ya van semanas de incendios descontrolados desde la quinta hasta la novena región de Chile. El fuego ha arrasado poblados completos y ha mantenido sitiada durante horas la ciudad de Concepción, sumando más de 10 muertos. La Corporación Nacional Forestal (Conaf) señalo que hasta ahora hay casi 300 mil hectáreas arrasadas por el fuego, lo que corresponde a cerca de 3 mil kilómetros cuadrados. Hasta la tarde del jueves se contabilizaban un total de 142 incendios, 51 de ellos controlados, 77 en combate y 14 extinguidos.
Desde hace más de cuarenta años, sucesivos gobiernos -mediante el decreto de ley 701 de 1974- les entrega subvenciones a las empresas forestales para la forestación de plantaciones de monocultivos (pino, eucaliptus).
Durante 2015 se llevó a cabo la votación para el financiamiento a las forestales, la cual fue rechazada en la Cámara de Diputados. Bachelet afirmó que iniciaría un “proceso de diálogo” sobre qué instrumentos utilizar para el fomento forestal por los siguientes años, pero en mayo envió al Congreso un proyecto para extender la bonificación del DL 701 hasta 2018. En 40 años, el Decreto ha entregado centenares de millones de dólares en subsidios, de los cuales 600 millones han sido para dos de los grupos económicos más grandes de Chile, como el grupo Matte y el grupo Angelini.
Finalmente ,con dinero del Tesoro Público y sin discusión, los senadores aprobaron los casi 327 mil millones de pesos pendientes para los subsidios de reforestación contemplados en el Decreto Ley 701.
El último informe FAO que se presentó en septiembre dice que está en el tercer lugar mundial de crecimiento de cobertura forestal con 300 mil hectáreas por año. Sin embargo, si se ve la realidad son sólo plantaciones de monocultivos y especies exóticas, que de verdad son muy negativos, no sólo desde la perspectiva de la biodiversidad y el daño ambiental, sino también desde lo económico y social”. La Directora de la Coalición Mundial por los bosques, Simone Lovera, explicó que esas plantaciones provocan el desplazamiento de comunidades indígenas. Además, sostuvo que justamente la deforestación de bosques naturales y la degradación de otros ecosistemas son una de las razones centrales del cambio climático.
Las especies de árboles introducidos, como Pinus radiata y el eucaliptus, son la razón de este desastre, que de natural no tiene nada. Estas plantaciones se han hecho de forma desmedida y sin ninguna planificación, encontrándose de forma directa con zonas urbanas, poniendo en peligro las vidas de miles de personas, todo financiado con recursos del stado y amparado por un parlamento y un gobierno corrupto que defiende los intereses de las forestales.
Hay que terminar con los subsidios a las forestales y también con las plantaciones de pino y eucalipto.

Víctor (Prensa Obrera de Chile)

A 20 años de la muerte de Osvaldo Soriano



La literatura de la pesadumbre

Fue, tal vez, allá por 1984. El maestro de periodistas Luis “Tino” Sicilia —fallecido el año pasado— hojeaba en la redacción de El periodista de Buenos Aires (la publicaba la editorial dirigida por Andrés Cascioli) unos fascículos de propaganda que ofrecían una colección de obras de escritores clásicos.
Tino levantó la vista y se dirigió a Osvaldo Soriano: “¡Mirá, Gordo! Tolstoi, Dostoievski, Balzac… después de leer a estos tipos ¿cómo hacemos para leerte a vos?” Soriano le devolvió la mirada y respondió convencido: “Por eso yo no los leí jamás”.
La broma sirve a modo de síntesis. La crítica, la academia, siempre consideró al Gordo Soriano como una especie de usurpador, de alguien ingresado por la ventana en el mundillo literario. Un periodista venido a más, en fin (como Roberto Arlt, como Borges, como tantos otros). Seguramente los académicos de las letras y los cenáculos universitarios nunca le perdonaron el millón de ejemplares vendidos por sus siete novelas, ni los 500 mil dólares que la editorial Norma le pagó en 1995 por los derechos de su obra. Al mismo tiempo, la opinión que Soriano tenía sobre su propia literatura no era muy distinta de la que le disparaban los críticos “serios”. Por eso, quizá, no era una simple ironía aquel “por eso yo no los leí jamás”.
Todas y cada una de sus novelas fueron best-sellers, y tres de ellas llevadas al cine con un éxito ruidoso. En 1996, un año antes de su muerte (el cigarrillo, que consumía compulsivamente, lo mató en 1997 a sus 54 años), dijo en una charla en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA: “Si el fracaso me llegara pensaría que el momento pasó y que la sociedad cambió: a los escritores se los puede llevar el viento cuando la sociedad cambia”.
He ahí la clave del asunto, a juicio nuestro.
Ya en su primera novela, Triste, solitario y final, en 1973, se ven sus principales características, que lo acompañarían siempre y confluirían seguramente con lo que él llamaba “la sociedad”, aunque se tratara de una parte de ella o, mejor dicho, de una tendencia que convivía con otras en el cuerpo social argentino y no sólo el argentino, puesto que fue uno de los autores de estas pampas más traducido a lenguas extranjeras. Es la literatura de la decadencia, del fracaso, de las luchas perdidas de antemano, y también la visión irónica, ácida y amargamente humorística con la que los personajes se ven a sí mismos y a su propio derrumbe. En aquella novela, un homenaje al policial negro y particularmente a Raymond Chandler, un Philip Marlowe acabado, triste, solo, es contratado para averiguar las razones de otra decadencia: Stan Laurel, el mítico “Flaco” de la pareja el Gordo y el Flaco, le encarga que indague por qué razones Hollywood los echó al olvido a él y a su compañero. Hasta un John Wayne también viejo, decrépito, se cruza con ese Marlowe que es una suerte de alter ego del propio Soriano.
Los peronistas de derecha y los peronistas de izquierda que habitan la novela No habrá más penas ni olvido (1983), se asesinan metódicamente entre ellos en algún pueblito imaginario parecido a Cipoletti o a Tandil, donde Soriano pasó buena parte de su adolescencia. En la novela (y en la versión cinematográfica de Héctor Olivera en ese mismo 1983, con una actuación memorable de Ulises Dumont) no hay mayores intenciones de indagar en las razones políticas de la tragedia: unos y otros matan y mueren al grito de “Perón o muerte”. Y es “muerte”, por supuesto.
Como él mismo dijo alguna vez, su literatura fue la voz de “los perdedores solitarios”, y ofreció “una visión irónica de la realidad”. Soriano se lee hasta hoy, aunque algunos de sus libros ya ni siquiera se consiguen. Resultan, sin embargo, notables para entender los ánimos de una parte de la sociedad argentina —en especial franjas extendidas de la pequeña burguesía— sobre la inutilidad de la lucha y la inevitabilidad trágica de la derrota. Más tarde, sobre todo después del Argentinazo en 2001, la Argentina, como preveía Soriano, definitivamente cambió.
Fue, además, un periodista notable. Sus crónicas de la pelea de Muhamad Ali con George Foreman, en 1974, sólo aceptan comparación con las joyas literarias que sobre aquel combate escribió Norman Mailer.
Y, aunque nunca se involucró con la política activa, fue durante su exilio un militante tenaz contra la dictadura: “Fui —dijo— con las Madres de Plaza de Mayo, con Cortázar, Osvaldo Bayer, David Viñas, con miles de otros mejores que yo, uno más de lo que los militares llamaron ‘campaña antiargentina’”.
Finalmente, para definirlo, nadie mejor que Soriano mismo: “…el único éxito es la felicidad, que es también la primera utopía”.

Alejandro Guerrero

Entrevista inédita: Conversando con el Che.



Con José Martí contra la colonización cultural.

Próximo a cumplir dieciséis años, trazó José Martí en el periódico El Diablo Cojuelo la disyuntiva, “¡O Yara o Madrid!”, ante la cual había tomado resueltamente su opción, que se fortaleció y se enriqueció hasta su muerte en combate el 19 de mayo de 1895. Sin “eso que los franceses llamarían afrentosa hésitation” abrazó la lucha anticolonialista, representada en Yara. Su actitud la iluminaba desde temprano un creciente conocimiento del mundo. Lo muestra el texto con la referencia hecha a la lengua francesa y al título de la publicación, que, quizás tomado por él, reproduce el de la novela del español Luis Vélez de Guevara.
Más de una vez enfiló Martí contra el pensamiento colonizado fuentes en que bebían quienes se supeditaban al colonialismo, lo ensalzaban o medraban con él. A inicios de 1891, en “Nuestra América”, sostuvo que no eran tiempos “para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos”. Aludía con ello a la Elegía de varones ilustres de Indias, que ese autor español escribió en honor de los conquistadores, lo que el revolucionario cubano subvirtió al citarla para animar con ella el espíritu de lucha necesario contra la herencia de la conquista.
Sin aislarse del mundo —como el “aldeano vanidoso”, quien “cree que el mundo entero es su aldea”, y con tal de que a él lo beneficie “ya da por bueno el orden universal”— sabía necesario partir de un profundo conocimiento de la realidad propia: “Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos […] Conocer es resolver”. Y el conocimiento debía servir a la práctica: “Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia”. La conjunción aunque indica prioridad, no resignada promoción de la ignorancia.
En lo que sigue: “Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria”, no solo se debe percibir el peso de la prioridad reclamada, sino también la convocatoria a estudiar el conjunto mundial para encarar con ese conocimiento las necesidades de lo propio: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”.
Ante esa orgánica combinación —de raíz ética— de autoctonía y universalidad se recuerda uno de sus apuntes de 1881: “Ni será escritor inmortal en América, y como el Dante, el Lutero, el Shakespeare o el Cervantes de los americanos, sino aquel que refleje en sí las condiciones múltiples y confusas de esta época, condensadas, desprosadas, ameduladas, informadas por sumo genio artístico”. He aquí su aspiración: “Lenguaje que del propio materno reciba el molde, y de las lenguas que hoy influyen en la América soporte el necesario influjo, con antejuicio suficiente para grabar lo que ha de quedar fijo de esta época de génesis, y desdeñar [de] lo que en ella se anda usando lo que no tiene condiciones de fijeza, ni se acomoda a la índole esencial de nuestra lengua madre, harto bella y por tanto poderosa, sobre serlo por su sólida estructura, para ejercer a la postre, luego del acrisolamiento, dominio sumo—tal ha de ser el lenguaje que nuestro Dante hable”.
Puesto que apreciaba la interrelación entre la actitud patriótica y la anchura universal de la realidad, en una de las notas del 26 de enero de 1895 de la sección “En casa” del periódico Patria no se limitó a escribir: “Patria es humanidad”, como suele citarse fuera de contexto. A eso añadió inmediatamente: “es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer;—y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a menudo el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca”.
En el mismo periódico elogió el 20 de agosto de 1892 a la pianista puertorriqueña Ana Otero: “No le viene de indiferencia su variedad, sino de la condición, rara aun en músicos y poetas ilustres, de hallar la beldad, calce zueco o chapín, dondequiera que el hombre, risueño o tenebroso, ha sentido un golpe de luz en los ojos, o un golpe de sangre en el corazón”. Él apreciaba y disfrutaba el arte de una bailarina española —“¿Cómo dicen que es gallega?/ Pues dicen mal: es divina”—, sin someterse, como hacían y hacen otros, a símbolos de la metrópoli: “Han hecho bien en quitar/ El banderón de la acera;/ Porque si está la bandera,/ No sé, yo no puedo entrar”, declaró en el poema X de Versos sencillos.
En 1882, en su texto sobre el autor irlandés Oscar Wilde, escribió: “Vivimos, los que hablamos lengua castellana, llenos todos de Horacio y de Virgilio, y parece que las fronteras de nuestro espíritu son las de nuestro lenguaje. ¿Por qué nos han de ser fruta casi vedada las literaturas extranjeras, tan sobradas hoy de ese ambiente natural, fuerza sincera y espíritu actual que falta en la moderna literatura española?”. Con esa perspectiva hizo una generalización que, a salvo de cosmopolitismos nubáceos, remite a su anticolonialismo y a su extraordinario aporte a la fundación de una nueva literatura en español: “Conocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarse de la tiranía de algunas de ellas”.
Abonadas por su conocimiento de las letras españolas, esas ideas se afianzarán todavía más con su conocimiento de la nación donde crecía la potencia que se aprestaba a ser la nueva metrópoli —neocolonialista, imperialista— no solo de Cuba. En “La verdad sobre los Estados Unidos”, texto con que el 23 de marzo de 1894 anunció el inicio en Patria de una sección dedicada tratar la vida en aquel país, sostuvo: “Lo malo se ha de aborrecer aunque sea nuestro; y aun cuando no lo sea. Lo bueno no se ha de desamar solo porque no sea nuestro”, pero también repudió, como “aspiración irracional y nula, cobarde aspiración de gente segundona e ineficaz”, la de imitar a los Estados Unidos.
Al respecto expresó en el discurso conocido como Madre América: “En unos es el excesivo amor al Norte la expresión, explicable e imprudente, de un deseo de progreso tan vivaz y fogoso, que no ve que las ideas, como los árboles, han de venir de larga raíz, y de ser de suelo afín, para que prendan y prosperen, y que al recién nacido no se le da la razón de la madurez porque se le cuelguen al rostro blando los bigotes y patillas de la edad mayor. Monstruos se crean así, y no pueblos: hay que vivir de sí, y sudar la calentura”. El día antes de su muerte ratificará lo que de distintos modos había expresado durante años: todo cuanto había hecho, y haría, tenía el propósito de impedir la expansión del entonces naciente imperialismo estadounidense.
Pronunció aquel discurso el 19 de diciembre de 1889 ante delegados hispanoamericanos a la Conferencia Internacional que entre ese año y el siguiente sesionó en Washington y —a pesar de lo dicho en The Evening Post, uno de los diarios que en marzo de 1889 habían propalado los insultos que él refutó con su Vindicación de Cuba— fue cuna institucional del panamericanismo imperialista. Refiriéndose a James G. Blaine, secretario de Estado y artífice del foro, aquel periódico declaró que, aunque The Tribune, vocero del venal político, aseguraba lo contrario, se había dado “la victoria patente y completa del pensamiento hispanoamericano sobre arbitraje, marcadamente opuesto al pensamiento de los Estados Unidos”. Este lo representaba Blaine, cabecilla de la diplomacia yanqui, regida —apunta Martí— por intereses “que quieren atar por la espalda, con lazos políticos, las manos de los pueblos compradores para llenarles los bolsillos indefensos de cotones a medio pintar y jabones de Colgate”.
Pero los gobernantes de esa nación seguirían buscando en el comercio caminos para someter política y culturalmente a nuestra América, y Martí, refutando, inquiere: “¿A qué ir de aliados, en lo mejor de la juventud, en la batalla que los Estados Unidos se preparan a librar con el resto del mundo? ¿Por qué han de pelear sobre las repúblicas de América sus batallas con Europa, y ensayar en pueblos libres su sistema de colonización?” Para denunciar lo que se trama, desmonta la prensa del país. De The New York Herald cita: “Es un tanto curiosa la idea de echar a andar en ferrocarril, para que vean cómo machacamos el hierro y hacemos zapatos, a veintisiete diplomáticos, y hombres de marca, de países donde no se acaba de nacer”; del Tribune, esto: “ha llegado la hora de hacer sentir nuestra influencia en América: el aplauso de los delegados al discurso de Blaine fue una oración”.
Esas son algunas de las citas que Martí emplea para poner en claro el plan imperialista. Sabe que The Tribune ensalza dolosamente el discurso de Blaine, pero también sabe que no todos los delegados hispanoamericanos al foro son conscientes de lo que se urde. Algunos aceptan deslumbrados. En Madre América dice: “A unos nos ha echado aquí la tormenta; a otros, la leyenda; a otros, el comercio; a otros, la determinación de escribir, en una tierra que no es libre todavía, la última estrofa del poema de 1810; a otros les mandan vivir aquí, como su grato imperio, dos ojos azules. Pero por grande que esta tierra sea, y por ungida que esté para los hombres libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la América en que nació Juárez”.
El proyecto martiano de independencia para Cuba tenía entre sus fines contribuir a salvar a nuestra América toda de la voracidad estadounidense, y asegurar el equilibrio del mundo. Pero sus afanes, truncos tras su muerte, no empezarían a consumarse hasta el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Se lograría también desafiando la hegemonía de un imperio con poderosos recursos comerciales y bélicos, y con una astuta difusión de sus valores o desvalores culturales, que encontraba y encuentra apoyo en cómplices y en desprevenidos.
Ocurre hoy, ostensiblemente, lo que Martí denunció en el ensayo de 1891 ya citado: “¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios y va de más a menos!” Aludiendo a franceses promonárquicos de modales afectados, y célebres por repetir la frase “Eso es increíble, mi palabra de honor”, expresó asimismo rechazo a ciertos latinoamericanos: “¡Estos ‘increíbles’ del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!”. Actualmente, en medio de una globalización coyundeada por los Estados Unidos, se imponen o se intenta imponer —como si fuera obra natural, no fruto de maniobras— lo que le conviene a ese país. El inglés ha devenido lingua franca, para ganancia del imperio que, OTAN mediante, despliega por vías militares las campañas de dominación que constantemente lleva al terreno económico y al cultural.
¿Es en Cuba necesario llamar, a un festival celebrado en su capital, Havana World Music? ¿Resulta imprescindible que una empresa cubana y destinada a promover música cubana se nombre Bis Music? Con el fin de fomentar citas culturales habaneras, ¿hay que hablar de Havana Night? En nombres de grupos artísticos cubanos, ¿es acaso insoslayable dance en lugar de danza? Para mencionar a los asesores de un programa televisual dirigido a mantener viva en Cuba su música, ¿es forzoso usar el término coach, que luego locutores y promotores ni siquiera saben que tiene un plural, coaches? Si se quiere difundir lo cubano en ámbitos anglohablantes, que ni remotamente son los únicos en el mundo, ¿no vale confiar en que sus pobladores tienen la inteligencia necesaria para suponer que música equivale a music y danza a dance? Los hispanohablantes, aun sin saber inglés, ¿no infieren la equivalencia inversa? ¿Por qué promover en Cuba la noción de very important persons y las aberraciones que acarrea? ¿Es más elegante un coffee break que un receso?
La ingenuidad nada disculpa. Tener conceptos culturales claros, y actuar de acuerdo con ellos, sería también un recurso eficaz y digno para honrar al Martí que, refiriéndose a un artista y pedagogo patriota, el cubano Emilio Agramonte, quien triunfaba en Nueva York, dijo que debía verlo “todo el caído que crea que nuestras tierras valen para poco; que tenemos que beberles el aliento a los rubios del mundo”. Sabía bien lo que decía y hacía en “La verdad sobre los Estados Unidos”, artículo ya citado, al impugnar a aquellos a quienes “no les parece que haya elegancia mayor que la de beberle al extranjero los pantalones y las ideas, e ir por el mundo erguidos, como el faldero acariciado el pompón de la cola”.

Luis Toledo Sande

sábado, enero 28, 2017

Resistencias frente a la “nueva” barbarie



Entrevista a Néstor Kohan

Marcela Paolucci: ¿Qué época vivimos?
Néstor Kohan: ¡Excelente pregunta! No podemos comprender nuestra pequeña cotidianeidad haciendo abstracción del mundo histórico global que habitamos. Vivimos una transición incierta del capitalismo imperialista en crisis aguda a una forma social aún más bestial, feroz, cruel y despiadada del mismo sistema mundial capitalista en la cual se han fracturado las barreras sociales que encarrilaban e institucionalizaban los poderes destructores del capital. El muro grotesco y patético que pretende construir hoy Estados Unidos en la frontera con América Latina, para domesticar y encorsetar el flujo de fuerza de trabajo es, parafraseando a un viejo rebelde de Asia, un muro de papel.
El capitalismo genera caos y desintegra las sociedades para reordenarlas bajo su mando despótico. Destruye y construye al mismo tiempo. Separa vínculos comunitarios para volver a reunir, ahora bajo su dominación y control. Esto ya lo estudió Rosa Luxemburg. La violencia genocida de la acumulación originaria del capital se reproduce y recicla periódicamente a escala ampliada. Hoy David Harvey lo retoma y actualiza.
El capitalismo no es sólo caos y desorden. También es orden. Un orden cada día más opresivo y totalitario. Nos encaminamos hacia la destrucción del planeta, de la especie humana, de los diversos ecosistemas y de la vida misma como tal. En esa transición estamos. Pero aun con su devastador y criminal poder destructivo, el capitalismo no se terminará por sí mismo, como se muere un anciano de “muerte natural” por el simple hecho de estar viejo. Sólo las resistencias contra el capitalismo y las alternativas de nuevas revoluciones socialistas pueden cambiar el rumbo suicida de la humanidad e inaugurar una nueva época histórica, radicalmente diferente.
M.P.: ¿Qué hitos o fechas identificarías dentro de esa transición para poder periodizarla?
N.K.: Toda transición implica un proceso abierto. No empieza ni termina un día preciso. La transición del feudalismo al capitalismo en Europa occidental llevó siglos. Quienes la habitaron no sabían que estaban viviendo esa transición. Los tiempos se han acelerado a ritmo enloquecido.
El período que va desde septiembre de 1973, con el golpe neoliberal de Pinochet inspirado en el monetarismo de Friedman (bastante anterior a Reagan y Thatcher) y el nacimiento de la contraofensiva norteamericana continental del Plan Cóndor hasta 1989-1991, con la implosión de la Unión Soviética y el triunfo del imperialismo capitalista en la tercera guerra mundial (eufemísticamente conocida como “guerra fría”), marcan el inicio de esa transición. La incorporación de China al sistema mundial capitalista se produce en ese contexto, no obstante la derrota de los yanquis en Vietnam (Asia) en 1975 y la de Sudáfrica frente a Angola y Cuba (en África) que termina en 1991.
En América latina la derrota sandinista de 1990, la firma de la “paz” en 1992 en El Salvador y la de Guatemala en 1996 se inscriben en ese horizonte que el suprimido Departamento América del comité central del PC cubano interpretó como “el fin de la era de las insurgencias”. Sin embargo, la irrupción inesperada del bolivariano Hugo Chávez en Venezuela y de los zapatistas en México, junto con la persistencia de la insurgencia colombiana durante aquellos años, trataron de modificar dicho rumbo, poniendo en entredicho aquel vaticinio un tanto apresurado. Dichas resistencias e insurgencias buscaban torcer la tendencia general hacia una profundización de la dependencia. Aunque esos procesos continúan resistiendo y no fueron completamente derrotados ni cancelados, lamentablemente no han podido (hasta ahora) modificar sustancialmente el carácter de esta transición.
M.P.: ¿Y Argentina?
N.K.: La rebelión popular de diciembre del año 2001 que golpeó duramente al neoliberalismo (aunque no al capitalismo, a pesar de la simpática consigna “que se vayan todos”) y los intentos ambivalentes pero de intenciones progresistas que le sucedieron en la siguiente década (donde convivieron de modo contradictorio desde realineamientos internacionales latinoamericanistas, la oposición al ALCA y políticas socialmente inclusivas con procesos regresivos de “revoluciones pasivas” marcados por el extractivismo minero-sojero y la extranjerización de la economía) tampoco lograron frenar ese tsunami contrarrevolucionario que el imperialismo y las burguesías autóctonas fueron pacientemente desarrollando hasta llegar a la barbarie actual.
Creo que a partir del impulso bolivariano encabezado a nivel continental por Hugo Chávez se abrió la posibilidad real de torcer el rumbo global. Chávez arrastraba a la región pregonando, a contramano de todas las modas, el socialismo (de forma ecléctica y difusa, es cierto, pero volviendo a poner el proyecto socialista en la agenda de los movimientos sociales cuando ya muchos lo daban por muerto y no se animaban ni a nombrarlo). Sin embargo, esa correlación de fuerzas se modificó sustancialmente a partir de la crisis capitalista global del 2008 y de la “sospechosa muerte” (¿asesinato?) del líder bolivariano, que motorizaba a toda la región desoyendo, incluso, ciertos consejos de “prudencia” diplomática que provenían de La Habana.
Muerto Chávez, se desinfla el impulso irreverente en la región (aunque no desaparezca del todo). Quizás unas de las principales debilidades del campo popular latinoamericano consista en depender exageradamente de los liderazgos carismáticos (el Che, Fidel, Santucho, Chávez, etc.), mientras el imperialismo capitalista ejerce una dominación burocrática, anónima e impersonal, donde el presidente de Estados Unidos puede ser un actor analfabeto o un energúmeno escapado de los Simpson, el de Italia un pornógrafo grotesco, el de Francia un personaje de cuarto orden, sin cultura, sin carisma, sin conocimientos elementales. Marionetas grises y anodinas que simplemente responden al capital. El actual empresario que gobierna la Argentina, Mauricio Macri, incapaz de articular cuatro oraciones coherentes, es una muestra elocuente de ello.
M.P.: ¿Cómo repercute esa transición mundial en la vida cotidiana?
N.K.: Al ganar la tercera guerra mundial (conocida como “guerra fría”) la industria bélica norteamericana y su complejo militar industrial se permitieron trasladar su estructura tecnológica comunicacional de origen militar a los negocios del mercado y a la sociedad civil. Así fuimos inundados con internet, los teléfonos celulares y las pantallas tomaron el control de nuestra atención y nuestros cerebros. La imagen se tragó al concepto y a la lectura. El presente efímero a la historia profunda. El fetiche tecnológico y la expansión mercantil ilimitada despersonalizaron todavía más las relaciones intersubjetivas. El “giro lingüístico” en la teoría social es hijo de esa victoria político-militar en la guerra fría. La aceleración de la rotación del capital (que Mandel estudió en El capitalismo tardío) y las derrotas del mundo laboral precarizaron no sólo nuestros empleos, sino toda nuestra vida cotidiana, incluyendo desde las identidades políticas, comunitarias y nacionales hasta los nexos familiares, los lazos de amistad e incluso las relaciones amorosas. Las descripciones “líquidas” de Zygmunt Bauman no son ninguna exageración. Se abrió la puerta a ciertas libertades (como la posibilidad de no tener que convivir toda la vida de manera forzada con alguien a quien uno no ama, la eventualidad de elegir otras opciones sexuales diferentes a las tradicionales, la elección de no tener hijos que no son deseados ni productos del amor, etc., cuestionado de este modo antiquísimos roles patriarcales) pero a mi entender en términos globales los cambios que trajo en la vida cotidiana el nuevo capitalismo no fueron positivos.
Incluso se llegó al extremo de festejar como si fuera una supuesta “emancipación” la posibilidad de vender una persona homologándola y tratándola como un objeto mercantil, celebrando de modo acrítico la prostitución masiva y el reinado mugriento del dinero y el mercado. No es casual que siguiendo a Shakespeare, Marx definiera desde su juventud hasta su vejez al dinero como el máximo símbolo de la prostitución, en tanto núcleo central del mercado, al cancelar toda diferencia específica en las relaciones interpersonales, poniendo en primer lugar la cantidad por sobre la calidad, los objetos por sobre las personas. Aplaudir, festejar y celebrar, en nombre del progresismo, ese reinado del dinero-prostitución como sinónimo de “emancipación” nos habla de una crisis ideológica de alto rango. El próximo paso de esta crisis civilizatoria será alabar la esclavitud entendiéndola como sinónimo de “libertad” y la tortura como paradigma de los “derechos humanos”. El fetichismo todo lo invierte y el mundo queda patas arriba.
M.P.: Frente a tu diagnóstico pesimista, ¿no hay salida?
N.K.: ¡Por supuesto que hay salida: LAS RESISTENCIAS! Sólo la lucha nos hará libres. Quien no esté en disposición de jugarse la vida jamás podrá alcanzar la libertad, había escrito Hegel pensando en la revolución negra (social, nacional y anticolonial al mismo tiempo) de Haití.
El futuro no tiene la puerta cerrada y la historia no está predeterminada. Tenían razón Engels y Rosa Luxemburg: SOCIALISMO O BARBARIE. Lo único que podemos prever es …. la lucha, como nos enseñó Antonio Gramsci.
M.P.: ¿El acercamiento de Cuba y EEUU no inaugura una nueva época de paz como vaticinaba el Papa Francisco desde el Vaticano romano?
N.K.: Sospecho que no. No hay que confiar en el imperialismo “pero ni un tantito así….¡Nada!”. El pueblo cubano tiene derecho a decidir su futuro. Se lo ganó resistiendo más de medio siglo y de manera heroica a un gigante feroz, monroísta y prepotente, enviando además combatientes internacionalistas a todo el planeta, especialmente América Latina y África.
Pero si no se disuelve el Pentágono, la CIA, la Agencia Nacional de Seguridad, el FBI, Wall Street, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, etc., dudo que pueda construirse una paz verdadera sin sometimiento, dependencia ni dominación neocolonial. Sea con la sonrisa permanente de Obama que vendía pasta dentífrica, sea con el peluquín ridículo y extravagante de Trump, Estados Unidos no abandonará su autopercepción de Policía Mundial y de “país elegido” por El Altísimo para regir los destinos del mundo, especialmente en su “patio trasero”, incluyendo a Puerto Rico y Cuba, las dos perlas del Caribe. El nuevo muro de Berlín, perdón, quise decir, de la frontera entre Gringolandia y México, es simplemente el símbolo de lo que nos espera de nuestros hermanitos del norte.
M.P.: ¿Los acuerdos de paz de las insurgencias colombianas y del pueblo vasco no agregan nada?
N.K.: Insisto: cada pueblo tiene derecho a elegir su destino y su autodeterminación, como recomendaba un muchacho llamado Lenin. El viejo profesor argentino Rodolfo Puiggrós, rector de la Universidad de Buenos Aires e historiador marxista, escribió alguna vez que como los argentinos no hemos podido tomar el poder y hacer nuestra revolución socialista, vamos por el mundo con el dedito acusador inspeccionando revoluciones ajenas. ¡Gran advertencia metodológica formulada con ironía argentina, pero que bien vale también para otros lugares! Nunca me canso de repetirla.
No obstante, sospecho que el imperialismo yanqui, su gendarme en Medio oriente (el estado de Israel, de fuerte presencia en la lucha contrainsurgente de otros países, como Colombia) y la propia clase dominante colombiana no permitirán la paz, el pluralismo ni que el pueblo recupere pacíficamente lo que lo que le arrebataron durante tantas décadas de violencia sistemática.
Ya hubo experiencias como El Salvador y Guatemala donde el grueso de los violadores de derechos humanos y los militares genocidas gozan de impunidad. ¿Fueron a la cárcel los torturadores de la guardia civil que ejercieron sin piedad su sadismo contra la juventud vasca durante décadas? ¿Fueron castigados severamente los viejos represores del franquismo?
En fin, sea como sea, creo que sería un ERROR ESTRATÉGICO dividir, fragmentar o dispersar lo poco que se había logrado aglutinar a nivel internacional en torno al movimiento continental bolivariano [MCB] (que incluía fuerzas europeas).
En ausencia de una coordinación internacional seria (pues las internacionales stalinistas o maoístas están disueltas y las trotskistas sólo tienen existencia nominal pero sin fuerza real), disolver o fragmentar el movimiento continental bolivariano —se comparta o no el fin de la lucha insurgente en Colombia— generaría un saldo negativo.
Hoy más que nunca necesitamos una coordinación internacional para hacer converger las rebeldías populares organizadas. Y eso implica, creo que ya quedó demostrado, no depender de ninguna organización particular, triunfe, empate o sea derrotada. Por eso hoy se torna urgente e imprescindible recuperar el espíritu internacionalista de Lenin, tratando de articular todas las formas de lucha, sin renunciar a ninguna ni decretar apresuradamente su defunción. Si el enemigo maneja todas las formas de lucha, ¿por qué nuestro campo debería limitarse únicamente a la lucha institucional?
M.P.: Ya que mencionaste a Lenin, ¿cómo ves el marxismo a 150 años de «El Capital», a 100 años de la revolución bolchevique y a 50 años del asesinato del Che Guevara?
N.K.: Lo veo sencillamente más actual que nunca. La crisis del capitalismo no disminuye, se multiplica exponencialmente., amenazando con destruir ya no sólo a la clase trabajadora sino a todo el planeta, su cultura y su civilización. Los análisis de Marx (que abarcan no sólo la explotación económica y la extracción de plusvalor sino también las formas de la dominación política, la teoría del poder y las redes de sujeción de las subjetividades y la cultura), las perspectivas estratégicas de Lenin y el espíritu insurgente del Che Guevara se convierten en un faro cada día más potente. En medio del desánimo político, el desarme moral y la confusión ideológica generalizada ellos nos marcan el camino. Sin nostalgias complacientes ni revivals anodinos. Ese horizonte revolucionario es el único que puede detener la marcha del capitalismo mundial hacia el suicidio de la especie. El tren perdió la brújula y marcha al precipicio, como nos alertó hace rato Walter Benjamin. Por eso las nuevas rebeldías e insurgencias que seguramente nacerán (porque aquí no se acabó la historia como hace un cuarto de siglo quiso hacernos creer el mediocre funcionario Fukuyama, aprendiz frustrado de filósofo) deberán tomarse bien en serio los estudios críticos de El Capital de Marx, la perspectiva internacionalista y antimperialista radical de Lenin y sus entrañables bolcheviques y el llamado guevarista a la lucha insurgente mundial contra el capitalismo, su miseria, su explotación, sus alienaciones y todas sus formas de dominación.

Marcela Paolucci
Politik

Oliverio Girondo, a 50 años de su muerte: una poesía alucinada contra la alienación



Un poeta contra toda solemnidad y "al alcance de todos"

Se cumplen 50 años de la muerte de Oliverio Girondo (1891-1967), una palabra poética que –como la de Walt Whitman, Guillaume Apollinaire, Charles Baudelaire, César Vallejo, su compatriota Raúl González Tuñón y otros grandes de la poesía moderna- mantiene su vitalidad, su frescura y su profundidad atravesando las décadas. Y es, sin duda, uno de los poetas más influyentes de la literatura argentina.
En los años ’20, el creador hizo uso de su caudal familiar para recorrer la Europa que paría las vanguardias artísticas, en las inmediaciones de la Primera Guerra Mundial, y la América Latina en la que búsquedas similares inspiraban las obras verdaderamente únicas del cubano Guillén y el peruano Vallejo. En ese contexto, fue miembro fundamental de la influyente revista Martín Fierro, en la que plasmó sus ansias de constituir un arte nuevo “frente a la funeraria solemnidad del historiador y del catedrático, que momifica cuanto toca” (como reza el manifiesto de la publicación, del cual fue autor).
Son los tiempos de sus primeros libros (Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, Calcomanías), caracterizados por un afán tremendamente iconoclasta, liberándose -al decir de Beatriz Sarlo- “de varias servidumbres, del sentimentalismo, del recuerdo, de la nostalgia, del pasado, de la tradición, de la historia” que caracterizaban a los antecesores con quienes se buscaba romper. De esta manera, reniega del yo poético para entregarse a una percepción exterior y alucinada de los paisajes urbanos:
“A veces se piensa, al dar vuelta a la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón”
No perteneció a ningún movimiento vanguardista específico, pero compartió su espíritu de escupitajo contra la moral burguesa: “la poesía de Girondo –sostiene Sarlo- somete a crítica, obsesivamente, dos formas de la trascendencia: la religión y el erotismo. No solo porque muestra al erotismo como ‘verdad’ de la religión (‘Y mientras, frente al altar mayor, a las mujeres se les licúa el sexo contemplando un crucifijo que sangra por sus sesenta y seis costillas’), sino porque la religión es el único espectáculo que, como una incrustación pre-moderna, se adueña de un lugar en el presente”.
Esta tesitura ruptural le ganará la simpatía del comunista José Carlos Mariátegui, quien cifra la búsqueda a la vez universal y latinoamericana del poeta (que mama del tango, como buena parte de sus contemporáneos) en una definición preciosa: “En la poesía de Girondo el bordado es europeo, es urbano, es cosmopolita. Pero la trama es gaucha.”
Para el “arte nuevo” que busca fundar, Girondo avanzará en la edificación de un lenguaje nuevo, llegando en su último libro, En la masmédula, a desarmar la palabra misma y crear con sus sonidos una lengua gutural y única. Una evolución que irá de la mano de otra: como describe Sebastián Goyeneche, "Girondo es varios poetas: la primera vanguardia más infantil, carnavalesca, burlona, donde los objetos se revolucionan, la arquitectura y los vehículos se personifican, el absurdo domina todo, muy palpable en su primer poemario, se va convirtiendo primero en una visión de mundo más grotesca, irracional y paródica (en 'Espantapájaros') y luego hacia el final de su obra en una conciencia existencialista, crítica, metafísica, excesivamente ácida, ingobernable” (MdZol, 23/1)
A través de una contemplación/proclamación que va desde el frenesí sexual hasta la corrosión de la muerte, pasando por el humor negro y el absurdo, Girondo quiebra en su poesía la rutina alienada del mundo capitalista: “La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas. Poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario, y aunque los mosquitos vuelen tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles.” Su genial libro Espantapájaros se subtitula “Al alcance de todos”, mostrando su lejanía de todo esnobismo: “Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y de pensar”.
Pese a sus simpatías con Mariátegui, con Nicolás Guillén, con Federico García Lorca, su obra literaria se mantiene ajena a manifestaciones políticas; por fuera de ella, apenas se conoce un texto de 1940, en el que ataca el avance del fascismo y se pliega a posiciones de corte nacionalista (inspiradas seguramente por su cercanía en esos tiempos de Raul Scalabrini Ortíz).
Girondo sí es un promotor y animador de las nuevas expresiones artísticas, en esa búsqueda de expansión y llegada a las masas que permite asociar a la vanguardia cultural con la vanguardia política. Viaja por América Latina y Europa con el fin de constituir un “frente único” de los poetas y las publicaciones que aspiran a esta renovación profunda -a esto lo llama su “misión intelectual”. Más adelante, repetirá este gesto de apertura al abrir su casa a los jóvenes que vuelven a dar vuelta la poesía argentina en los años ’50: Edgar Bayley, Olga Orozco, Mario Trejo y los surrealistas Aldo Pellegrini y Enrique Molina, entre otros.
En el camino, desarrollará en pocos libros (apenas seis) no una, sino varias revoluciones en la poesía. La constante búsqueda poética de Girondo por romper con la alienación del mundo de seguro le será buena compañía a quienes quieran transformar la vida. Basten unas palabras:

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Tomas Eps @tomaseps

El Muro

De entre todas las formas posibles de “sanción”, “crítica” o “disciplinamiento” con que un imperio gusta de “castigar”, Donald Trump escogió un Muro y no lo hizo por estúpido (como dicen algunos de sus detractores) tampoco lo hizo sólo por “negocio”, como suponen algunas de las constructoras que sueñan con el proyecto... se trata de una operación ideológica que tiene raíces profundas en una disputa territorial de latifundistas, que es también simbólica, por reafirmarse en la usurpación y delimitando “sus” tierras. Trump sueña con un Muro de 1600 km. Lógica Old fashion como en China. De los 3.200 kilómetros de frontera entre USA y México, casi un tercio ya tiene tramos de concreto, rejas electrificadas y cámaras de vigilancia.
Poner un Muro en un territorio que tiene historia de ocupación, corrupción y crimen sin límites, es coherente con la lógica de la burguesía empeñada en convertir en amenaza todo lo que le es ajeno. Especialmente si eso incluye color de piel, idioma y cultura hartos de la humillación. En el Muro de Trump se coagulan todas las perversiones del racismo y todas las locuras del imperialismo. Su prototipo más claro está en Israel. Costará 25.000 millones de dólares. Y quieren que lo pague el pueblo mexicano. Ahí está el verdadero “castigo”.
Es la lógica de los “barrios privados” que tanto encantan a la pequeña burguesía. El magnate inmobiliario lo sabe bien. Ese Muro da relieve a las ideas más acariciadas por la burguesía: “esto es mío”. Reafirma la “propiedad privada” y el distanciamiento de “lo otro”. Configura la caracterización de “lo distinto” como “peligroso” y se entroniza como correctivo simbólico indeleble para que el mundo entienda de qué lado está “el poder”. Cuando el poder verdadero está del lado del pueblo… aunque los pueblos (por ahora) eso no lo vean muy claro.
Parece una antigualla de magnate petulante, parece un berrinche de “niño rico” empeñado en castigarnos con su ego desaforado. Parece una idiotez… parece mil cosas en un mundo donde nada es lo que parece. Aunque pudo tomar mil medidas arancelarias, impositivas, tecnológicas… exhibir a sus “Rambos”, sus soldados y sus armas. Aunque pudo sembrar paramilitares (como en Venezuela), pudo financiar Ku Klux Klanes, drones, perros, rayos laser… pudo imponer leyes más “duras”, prensa más amarillista, Border Patroll más fascista… pudo mil cosas pero eligió el Muro. Y eso no es inocente.
El Muro de Trump es un bálsamo mediático para las angustias endógenas del imperio. Es un bálsamo oportunista de larga duración y de efectos incontables. Es un espejo ideológico de ladrillos y concreto en el que se refleja, desde adentro, la monstruosidad del capitalismo y su lógica del avasallamiento. Cada vez que Trump lo menciona, despliega un drama histórico infestado con la humillación del saqueo y la esclavitud añejos a que han sido sometidos los inmigrantes más desposeídos y maltratados. Mientras tanto las jaurías neoliberales, serviles al imperio en México, no hacen más que acarrear “another brick in the wall”. (Otro ladrillo al muro). El Muro es una forma de la Guerra Ideológica.
Por ahora, la sola mención de completar el Muro ya atrajo simpatías de clase y solidaridades ideológicas. En ambos lados del Muro. Ya no somos tan ingenuos como para creer que la iniciativa de una aberración así nació sólo en un lado. Se han edificado muros (comerciales, políticos, raciales, educativos…) de igual o peor envergadura y siempre han contado con la complicidad voluntarista de sectores serviles. Y así nos ha ido. El muro es, pues, una forma de tortura como le gusta a Trump.
Mencionar al Muro (completar su construcción) ha servido también para alebrestar corifeos intermediarios que se dicen capaces de inspirar moral y método en la tarea de arrodillarse ante el muro. Con argumentos como “la seguridad”, “la estabilidad económica”, “el bien común” y bla bla bla a los “cuatro vientos” vociferan recetarios diplomáticos para quedar bien entre ellos. Los pueblos no tienen lugar en la mesa de sus repartijas. Unos ya tienen el presupuesto para completar el Muro, otros ya tienen el discurso para inaugurarlo, algunos más tienen los “periodistas” idóneos para desarrollar la crónica de la construcción, minuto a minuto… en fin, todos quieren una tajada material y política con que ampliar sus negocios y sus simpatías con el imperio.
El trabajo de los inmigrantes no es una dádiva del imperio. Hay que poner bien clarito que cada dólar ganado es acumulación de riqueza para los yanquis aprovechándose del trabajo esclavizado. Los trabajadores pagan un precio muy alto (no sólo por lo que recolectan las empresas parásitos que cobran por los envíos de las remesas) sino porque la mayoría inmigrante pone el lomo a diario, y debe ahorrar, aunque viva con todas las limitaciones, bajo el peso de la distancia, la soledad frecuente, la condición de “ilegal, la marginación, el racismo, el miedo, las desconfianza sistemática y el mal trato consuetudinario. Y todo eso en tierras que fueron robadas por el imperio yanqui. Eso también lo hace visible el Muro que quieren financiar también sobre las remesas de los paisanos.
Ese Muro es un acto de provocación inaceptable e inhumano. Contiene la amenaza de matar y reprimir a miles de personas. Es un Muro ideado para acentuar la injusticia que padecen los inmigrantes tratados como “ilegales” y es una trampa contra todas esas personas que, para sobrevivir, buscan cualquier fuente de “empleo”. La frontera con USA, y no sólo, es fuente permanente de abusos, explotación e ignominia y el proyecto para completar ese Muro es una afrenta de tal calibre que uno no puede no prepararse para las consecuencias. Quienes provocan el desempleo, quienes generan la miseria toman ahora medidas de “control” para poner “orden” en la frontera. Sin dejar de beneficiarse con las remesas, ¡claro!
Lo que el Muro no tapará es el drama del desempleo, la barbarie de la humillación, el infierno del hambre y la monstruosidad del despojo. Todo lo contrario. Deja a la vista la barbarie, la aberración y la bofetada auspiciadas por la burguesía que no tiene límites ni frenos en la fase depredadora en que se encuentra el imperio. El Muro es su espejo.
Ellos ponen el Muro para callarnos y para acallar toda rebeldía, nosotros (todos) podemos poner el ejemplo y transformar al mundo. Que reviente el Muro con las luchas indígenas, campesinas y obreras... desde abajo y hasta el cielo. Que reviente el Muro antes, durante y después de que lo completen. Que reviente el Muro por obra y gracia de los trabajadores, de aquí́ de allá, inmigrantes y no inmigrantes... unidos esta vez para siempre.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
http://fbuenabad.blogspot.com/
http://filmimagen.blogspot.com/
http://universidaddelafilosofia.blogspot.com/
http://paper.li/FBuenAbad/1315843074 @FBuenAbad

viernes, enero 27, 2017

El rol de Israel en las sombra en la guerra sucia en Guatemala



El papel bien documentado de Israel en la guerra sucia de Guatemala, que dejó más de 200.000, muertos aún no se ha llevado a la justicia. William Gularte, Reuters

El año pasado fue un año atareado para el sistema de justicia criminal de Guatemala.
Enero del año 2016 vio las detenciones de 18 exmilitares por su supuesta participación en la guerra sucia de la década de 1980. En febrero del año pasado, dos exsoldados fueron condenados en un caso de esclavitud sexual en tiempos de guerra sin precedentes de la misma época.
Tales procedimientos legales preceden a posteriores aperturas en el sistema judicial a partir del enjuiciamiento y condena del exjefe del Estado el general Efraín Ríos Montt por genocidio y crímenes contra la humanidad en 2013. Aunque la Corte Constitucional de Guatemala anuló el juicio muy rápidamente (por fin retomado en marzo después de paradas y arranques espasmódicos y actualmente estancado de nuevo), allí se fijó un precedente a nivel mundial para hacer que los líderes nacionales rindan cuentas en el país en el que perpetraron sus crímenes.
Y en noviembre un juez de Guatemala permitió la actuación en un caso separado contra Ríos Montt. El caso se refiere a la masacre de 1982 en el pueblo de Dos Erres.
Ríos Montt fue presidente desde 1982 hasta 1983, un período marcado por una intensa violencia del Estado contra los pueblos indígenas mayas. La violencia incluyó la destrucción de pueblos enteros, lo que resultó en un desplazamiento masivo.
Los mayas fueron atacados en varias ocasiones durante el periodo de represión que duró desde 1954 -cuando los EE.UU. diseñaron un golpe militar- hasta 1996. Más de 200.000 personas fueron asesinadas en Guatemala durante ese período, el 83 % de ellas eran mayas.
Los crímenes cometidos por el Estado de Guatemala se llevaron a cabo con ayuda extranjera, particularmente de los Estados Unidos. Una parte clave de estos crímenes ha eludido hasta ahora cualquier mención en los tribunales: Israel.

Sustituto de EE.UU.

Desde la década de 1980 hasta la actualidad el amplio papel militar de Israel en Guatemala sigue siendo un secreto a voces que está bien documentado, pero recibe escasa crítica.
Discutiendo el golpe militar que lo instaló como presidente en 1982, Ríos Montt contó a un reportero de ABC News que la toma de poder en su régimen había sido tan fluida "porque muchos de nuestros soldados fueron entrenados por los israelíes". En Israel la prensa informó de que 300 asesores israelíes estaban en el entrenamiento, sobre el terreno, de los soldados de Ríos Montt.
Un asesor de Israel en Guatemala en ese momento, el teniente coronel Amatzia Shuali, dijo: "No me importa lo que los gentiles hacen con las armas. Lo principal es que los judíos se benefician", como se relata en Dangerous Liaison, de Andrew y Leslie Cockburn.
Unos años antes, cuando las restricciones del Congreso bajo la administración Carter limitaron la ayuda militar a Guatemala debido a las violaciones de derechos humanos, los líderes de la tecnología económica y militar israelíes vieron una oportunidad de oro para entrar en el mercado.
Yaakov Meridor, más tarde ministro de Economía de Israel, señaló en la década de 1980 que Israel deseaba sustituir a los EE.UU. en los países donde se había decidido no vender armas abiertamente. Meridor dijo: "Vamos a decir a los estadounidenses, no compitan con nosotros en Taiwán; no compitan con nosotros en Sudáfrica; no compitan con nosotros en el Caribe o en otros lugares donde ustedes no pueden vender directamente armas. Déjennos a nosotros hacerlo… Israel será su intermediario".
El programa de la CBS, Evening News, con Dan Rather, ha intentado explicar el origen de la experiencia global de Israel señalando que en 1983 el armamento y métodos avanzados que Israel vendía en Guatemala habían sido correctamente "probados y comprobados en Cisjordania y Gaza, diseñado simplemente para combatir a la guerrilla".
La venta de sus armas dependía no sólo de su uso en la ocupada Cisjordania y Gaza, sino también en toda la región. El periodista George Black informó de que los círculos militares guatemaltecos admiraban el desempeño del ejército israelí durante la invasión de 1982 en Líbano. Según Black, la admiración en el extranjero era tan descarada que los derechistas en Guatemala "hablaron abiertamente de la 'palestinización’ de los indios mayas rebeldes de la nación".
La cooperación militar entre Israel y Guatemala se remonta a la década de 1960. En el momento del Gobierno de Ríos Montt, Israel se había convertido en el principal proveedor de armas de Guatemala. También proveía entrenamiento militar, la tecnología de vigilancia y otro tipo de asistencia vital en la guerra del Estado contra izquierdistas urbanos e indígenas rurales mayas.
A su vez, muchos guatemaltecos sufrieron los resultados de esta relación especial y han conectado a Israel con su tragedia nacional.

Hombre de principios

Una de las masacres más inquietantes cometidas durante este período fue la destrucción del pueblo llamado Dos Erres, del distrito de El Petén. Los soldados de Ríos Montt entrenados por Israel quemaron Dos Erres completamente. En primer lugar, sin embargo, sus habitantes fueron fusilados. Los que sobrevivieron el ataque inicial en el pueblo tenían el cráneo aplastado con mazos. Los cadáveres de los muertos se llenaron el pozo del pueblo.
Durante una exhumación ordenada por la Corte del Pueblo, los investigadores que trabajaban para la Comisión de la Verdad de la ONU en el año 1999 citaron lo siguiente en su informe forense: "Toda la evidencia balística recuperada corresponde a fragmentos de bala de armas de fuego y las vainas a fusiles Galil, fabricados en Israel."
A continuación, el presidente estadounidense Ronald Reagan -cuya administración más tarde estuvo implicada en el escándalo "Irán-Contra" por pasar armas a Irán a través de Israel, en parte para financiar una fuerza paramilitar con el objetivo de derribar el gobierno marxista de Nicaragua- visitó a Ríos Montt pocos días antes de la matanza.
Reagan alabó a Ríos Montt como "un hombre de gran integridad personal" que "quiere mejorar la calidad de vida de todos los guatemaltecos y promover la justicia social". Reagan también aseguró al presidente de Guatemala que "Estados Unidos está comprometido a apoyar sus esfuerzos para restaurar la democracia y abordar las causas profundas de esta insurgencia violenta". Se informó de que en un momento de la conversación Reagan abrazó a Ríos Montt y le dijo al presidente de Guatemala que estaba recibiendo "una acusación falsa" sobre los derechos humanos.
Sin embargo, en noviembre de 2016, la jueza Claudette Domínguez aceptó la solicitud del fiscal general de Guatemala para enjuiciar a Ríos Montt como autor intelectual de la masacre de Dos Erres, presionándolo con los cargos de homicidio agravado, crímenes contra la humanidad y genocidio.
Entre los 18 detenidos ese año estaba Benedicto Lucas García, exjefe de personal del ejército bajo la presidencia militar de su hermano Romeo Lucas García. Benedicto, que era visto por algunos de sus soldados como un innovador de técnicas de tortura para su uso en los niños, describió "al soldado israelí [como] un modelo y un ejemplo para nosotros".
En 1981 Benedicto encabezó la ceremonia de inauguración de una escuela de electrónica diseñada y financiada por Israel en Guatemala. Su objetivo era formar a los militares guatemaltecos en el uso de las llamadas tecnologías de contrainsurgencia. Benedicto alabó el establecimiento de la escuela como un "paso positivo" en el avance del régimen guatemalteco hacia la eficacia militar de categoría mundial "gracias a los consejos y la transferencia de tecnología electrónica [de Israel]".
Solamente en su año inaugural la escuela permitió a la policía secreta del régimen, conocida como el G-2, el asalto a unas 30 casas de seguridad de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA).
El G-2 coordinó el asesinato, "desaparición" y tortura de opositores al Gobierno de Guatemala.
Mientras que los gobiernos de Guatemala cambiaron con frecuencia de manos -tanto por golpes de Estado como por elecciones- durante la década de 1980 Israel era la principal fuente de armas y asesoramiento militar de Guatemala.

Beligerancia en la frontera

El complejo militar y de seguridad israelí proyecta una larga sombra intercontinental sobre guatemaltecos y aún sigue huyendo de las consecuencias de la guerra sucia.
En algunas zonas de la frontera USA-México, como en Texas , el número de inmigrantes provenientes hoy de América Central (pero sólo de los países azuzados por la intervención de Estados Unidos como Guatemala, El Salvador, Honduras- ha comenzado a superar el número que viene de México.
De acuerdo con la información proporcionada a este autor por la oficina del Pima County Medical Examiner en Arizona, muchos guatemaltecos que han muerto al cruzar esta zona fronteriza del desierto eran originarios de una de las áreas indígenas mayas más afectadas por el genocidio de la década de 1980: El Quiché, Huehuetenango, Chimaltenango.
El sur de Arizona también ha visto un aumento en la emigración indocumentada guatemalteca. Empresas e instituciones de los Estados Unidos han estado colaborando con compañías de seguridad israelíes en la zona fronteriza para armar la zona fronteriza del sur de Arizona.
La firma de armas israelí Elbit ganó un importante contrato con el Gobierno para proporcionar 52 torres de vigilancia en las zonas fronterizas del desierto en el sur de Arizona, empezando por el programa piloto de siete torres actualmente colocadas entre las colinas y valles que rodean Nogales, una ciudad fronteriza dividida por el muro.
Más torres están programadas para rodear la Nación Tohono O'odham, la segunda mayor reserva de nativos americanos en los EE.UU. Mientras tanto el número de las fuerzas federales que ocupan posiciones permanentes en las tierras de Tohono O'odham es el más grande en la historia de Estados Unidos.
Alan Bersin, un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU., describió en 2012 la frontera de Guatemala con Chiapas, México, como "ahora nuestra frontera sur". Esa "frontera sur" fue fuertemente militarizada durante la presidencia de ocho años de Barack Obama.
Podemos esperar con seguridad que la militarización durante la presidencia de Donald Trump continúe. La retórica antiinmigración de Trump durante la campaña electoral sugiere que es probable que se intensifique.
Durante la guerra sucia decenas de miles de guatemaltecos huyeron a través de esa frontera en el sur de México. Hoy en día Israel ayuda a las autoridades de México en Chiapas con las actividades de "contrainsurgencia" focalizadas en gran parte de la comunidad indígena maya.
Aunque los medios de comunicación que informan sobre la conexión de Guatemala con Israel se han evaporado, los esfuerzos emprendedores de Israel en el país nunca han disminuido. Hoy en día la presencia de Israel en Guatemala es especialmente pronunciada en la industria de la seguridad privada, que proliferó en los años posteriores al llamado proceso de paz en Guatemala, a mediados de la década de 1990.
Ohad Steinhart, un israelí, se trasladó a Guatemala en este momento oportuno, trabajando inicialmente como un instructor de armas. Aproximadamente dos años después de su traslado a Guatemala en 1994, fundó su propia empresa de seguridad, Decisión Ejecutiva.
La modesta empresa de 300 empleados de Steinhart es pequeña en comparación con el colosal Grupo Golan, la más grande y antigua corporación de seguridad privada de Israel en Guatemala.
Fundado por exoficiales de las fuerzas especiales de Israel, el Grupo Golan también entrenó a agentes del Departamento de Seguridad Nacional de inmigración a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. El Grupo Golan ha empleado a miles de agentes en Guatemala, algunos de los cuales han estado implicados en la represión de las protestas por los derechos ambientales y por el derecho a la tierra contra las operaciones de minería de las empresas canadienses. La compañía fue nombrada en una demanda en el año 2014 por seis agricultores guatemaltecos y un estudiante que fueron asesinados todos a corta distancia por agentes de seguridad durante una protesta el año anterior.
Guatemala continúa utilizando formadores y asesores militares israelíes, al igual que en la década de 1980, que en los últimos años, están ayudando a la actual "remilitarización" de Guatemala. El periodista Dawn Paley informó de que los entrenadores militares de Israel han sido vistos una vez más en una base militar activa en Coban, que es el sitio de las fosas comunes de la década de 1980. Restos de varios cientos de personas han quedado ahora descubiertos allí.
Las fosas comunes en Coban sirven de base legal para la detención de enero de 14 exmilitares. En junio pasado un juez de Guatemala dictaminó que las pruebas son suficientes para que sean juzgados ocho de los detenidos. Están previstas futuras detenciones y arrestos.
Los académicos Milton H. Jamail y Margo Gutiérrez documentaron el comercio de armas israelíes en Centroamérica, especialmente en Guatemala, en su libro de 1986 It’s No Secret: Israel’s Military Involvement in Latin America. Redactaron el título de esa manera debido a que la mayor parte de la información del libro llegó a partir de fuentes de medios de comunicación convencionales.
Por ahora el papel bien documentado de Israel en las guerras sucias de Guatemala pasa en gran medida sin comentarios. Pero los guatemaltecos saben mejor que nadie que el largo camino hacia la rendición de cuentas comienza con el reconocimiento de los hechos.
Sin embargo no está claro cuánto tiempo pasará antes de que oigamos de los funcionarios israelíes llamados a Guatemala para ser juzgados por el papel sombrío que jugaron en las horas más oscuras del país.

Gabriel Schivone
Electronic Intifada
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Gabriel Schivone está escribiendo un libro sobre la política de Estados Unidos hacia Guatemala.