Prohibido ver lo evidente. Esta suerte de sentencia encontrada en un mural callejero le viene como anillo al dedo a todo aquel que ignora la continuada agresión económica que viene sufriendo Venezuela en los últimos años. Se puede legítimamente estar a favor o en contra de las decisiones económicas tomadas por el Presidente Nicolás Maduro. Todo debate económico es bienvenido. Sin embargo, el desconocimiento del conjunto de acciones orquestadas desde múltiples ámbitos en contra de la economía venezolana resta rigor a cualquier tipo de análisis. Dejar de lado lo que Venezuela está afrontando en forma de multi-agresión permanente en materia económica es un acto de irresponsabilidad deliberada. Pero además sería un análisis parcial y sesgado. Sería lo mismo que analizar la economía mexicana sin considerar que tiene a Estados Unidos como vecino del norte. O suponer que un país tiene mar a pesar de no tenerlo. ¿Cómo debería leerse un estudio o una propuesta en base a premisas falsas, inexistentes, eclipsando buena parte de lo que sucede?
Lo apropiado es tener un panorama integral para tener un diagnóstico certero, y en función de ello realizar las recomendaciones que cada quién considere oportuno. Ninguna de las pruebas esgrimidas a partir de ahora deben ser consideradas como excusas ni como parches que sirvan para esconder otros desequilibrios estructurales de la economía venezolana. De lo que se trata en este artículo es de demostrar con pruebas manifiestas que la economía venezolana no es como otra cualquiera. Por muchas razones geopolíticas, está sometida a un constante hostigamiento que es obligatorio conocer en detalle. He aquí un listado de estas pruebas irrefutables.
1. El riesgo país (RP) otorgado por las agencias de calificación es improcedente con el cumplimiento de Venezuela con el pago de la deuda externa. En los últimos 4 años la República ha honrado sus compromisos de pago por un total de 73.359 millones de dólares. Y el RP ha seguido subiendo. Se han encontrado 32 meses en los últimos 14 años en los que el RP contra Venezuela ha subido a pesar del incremento del precio del petróleo. En la actualidad, el RP, dado por JP Morgan (EMBI +), se encuentra actualmente en 4.820 puntos, es decir, 38 veces más de lo que le asignan a Chile a pesar que este país tiene un ratio de deuda/PIB similar al venezolano.
2. La palabra “default” es usada contra Venezuela con independencia de su significado. Dos ejemplos sucedidos recientemente a pesar de haberse cumplido con el pago de la deuda externa: a) Fitch Ratings dijo que Venezuela tenía un “Default Selectivo”, b) Standard & Poors bajó la calificación de CC/C a SD/D (default selectivo). Pero esto viene de lejos. Otro ejemplo menos reciente: en Febrero de 2016 Bloomberg afirmaba que Venezuela tenía un 76% de probabilidades de entrar en default en un año. Y así tendríamos miles y miles de testimonios que ratifican que las calificaciones contra Venezuela no siguen un criterio de racionalidad económica.
3. Donald Trump dictaminó una orden ejecutiva (amparándose en un decreto previo de Obama) en contra de la economía venezolana. Solo basta leerla en detalle para darse cuenta que se trata de un boicot explicito con la intención de impedir el relacionamiento de Venezuela con socios privados estadounidenses al mismo tiempo que restringe el cumplimiento de los pagos de deuda externa así como las posibilidades de refinanciación de la misma.
4. Gran parte del sistema financiero internacional ha venido en los últimos años propiciando un esquema de bloqueo hacia las operaciones financieras de Venezuela; limitando el accionar de múltiples instituciones nacionales (públicas y privadas) para ejecutar pagos a proveedores, recibir pagos, ejecutar transacciones, administrar carteras de inversión, cumplir obligaciones financieras y acceder a fuentes de financiamientos internacionales. Se han sucedido cancelaciones unilaterales de contratos de corresponsalía bancaria en contra de Venezuela (Citibank, Comerzbank, Deutchzbank). Desde julio de 2017, el agente de pago de los bonos emitidos por PDVSA, Delaware, informó que su banco corresponsal (PNC Bank) en Estados Unidos se negaba a recibir fondos provenientes de la estatal petrolera. Por su parte, Novo Banco (Portugal) notificó en agosto de 2017 la imposibilidad de realizar operaciones en dólares por partes de instituciones públicas venezolanas por bloqueo de intermediarios. La empresa Euroclear, encargada de la custodia de una parte importante de los bonos de Venezuela, mantiene importantes operaciones de transacciones de bonos retenidas en proceso de “Revisión”; por presiones hechas por la OFAC (más de 1.200 millones de dólares). El banco aliado de Venezuela, Bank of China Frankfurt, no ha podido realizar una operación destinada al pago de unos compromisos con la empresa minera Canadiense Gold Reserve por 15 millones de dólares.
5. Se han producido bloqueos para pago de alimentos y otros bienes básicos. Por ejemplo, la tercera semana de noviembre fueron devueltos más de 23 operaciones de pago por 39 millones de dólares en alimentos porque bancos intermediarios de proveedores no querían aceptar recursos desde Venezuela. Situaciones parecidas han ocurrido en compras navideñas, medicamentos (insulina, fármacos contra la malaria y el paludismo), semillas, transporte de deportistas venezolanos (el Banco Wells Fargo impidió la operación), comunicación (el Banco holandes Rabobank negó el pago para la operatividad de Telesur alegando que el ordenante se encontraba sancionado por la OFAC).
6. La evolución del tipo de cambio ilegal “paralelo” no tiene ningún “paralelismo” con ninguna de variable macroeconómica. El valor de este tipo de cambio se ha multiplicado por 1.410 veces desde agosto de 2014 hasta la actualidad; mientras que la cantidad de billetes y monedas se multiplicó por 43; la cantidad de liquidez se multiplicó por 64; y el tipo de cambio implícito por 141. Ni siquiera la ortodoxia neoclásica sirve para explicar el comportamiento de esta arma política de destrucción económica, utilizada para inducir un aumento desmedido de la inflación.
Podríamos añadir a este listado de pruebas todo los intentos de Mercosur por aislar a Venezuela; y las sanciones de la Unión Europea o Canadá; y la retirada de compañías aéreas como Avianca o Aerolíneas Argentinas. Y además a eso cabe sumarle la caída estrepitosa del precio del petróleo desde el 2014 al 2016 (pasando de un precio promedio anual por barril de 88 a 35 dólares).
Esta realidad es innegable y no cualquier país está sometido a este tipo de asedio económico, de alta intensidad y persistencia.
Alfredo Serrano Mancilla
celag.org
Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
domingo, diciembre 31, 2017
sábado, diciembre 30, 2017
El ministro Drago propuso rechazar las intervenciones militares para pagar las deudas financieras hace 155 años.

Ante el bloqueo a Venezuela por el cobro de su deuda, Drago, ministro de J. A. Roca, repudió la injerencia armada de los estados europeos generando jurisprudencia internacional y un giro en la ofensiva de EEUU en Latinoamérica.
Etapa Imperialista
El historiador marxista chileno Luis Vitale describió que durante las últimas décadas del siglo XIX hasta el final de la Primera Guerra Mundial (1918), los países Latinoamericanos atravesaron un cambio en el carácter en la dependencia, pasaron a ser semicolonias con gran influencia de capitales monopólicos extranjeros. Lenin definió esta etapa como la etapa imperialista, una etapa superior del capitalismo en la que se concentraban el capital financiero e industrial a nivel mundial.
Durante este período se reconfiguró el mapa mundial, las inversiones británicas que durante el siglo XIX ejercieron gran influencia en Latinoamérica fueron perdiendo terreno mientras crece la influencia de los Estados Unidos. Con la Doctrina Monroe (1823), EEUU establecía, bajo de idea de América para los americanos, el inicio de una política colonialista, en la que asumía el rol de guardián de los países americanos frente a la invasión de cualquier país europeo.
A pesar de esto, luego de establecida la Doctrina, los ingleses ocuparon las Islas Malvinas, costa de los Mosquitos en Nicaragua y parte de Venezuela. España invade República Dominicana y Francia interviene en México durante el siglo XIX. Un rumbo distinto asume EEUU durante el bloqueo naval que Gran Bretaña, el Imperio Alemán y la monarquía italiana ejercieron en las costas de Venezuela en 1902 exigiendo el pago inmediato de las deudas que el dictador C. Casto que había suspendido como consecuencia de la guerra civil venezolana.
La Doctrina Drago: no a la intervención militar para el cobro de las deudas
Ante el bloqueo, a fines de 1902, el Ministro de Asuntos Exteriores L. M. Drago, de la segunda presidencia de Julio A. Roca, realizó una importante declaración, que envía al gobierno de los Estados Unidos, repudiando la injerencia de los países europeos en los asuntos americanos: “la deuda pública no puede dar lugar a la intervención armada y menos aún a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea. El cobro compulsivo e inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que la ruina de las naciones más débiles y la absorción de un Gobierno, con todas las facultades que les son inherentes, por los fuertes de la tierra”. En esta declaración política llamada Doctrina Drago, dejó expresado su preocupación por la invasión por la fuerza a los países americanos a la vez que clamó para que el gobierno de T. Roosevelt intervenga diplomáticamente respaldando la Doctrina Monroe. Si bien el conflicto llegó a su fin con el Protocolo de Washington (1903) en el que se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30% de sus ingresos de aduana, la Doctrina Drago generó jurisprudencia internacional.
Este hecho conocido internacionalmente contrastó con un clima de luchas obreras contra la Ley de Residencia y contra el pago de los intereses de la deuda externa durante la segunda presidencia de Roca. El 22 de noviembre de 1902 se sancionó la Ley de Residencia por la que fueron expulsados cientos de inmigrantes.
También Roca le pidió a Pellegrini la elaboración de una iniciativa legislativa para la consolidación de la deuda pública, la propuesta fue apoyada por el senado, lo que generó una rápida respuesta de la prensa y grandes manifestaciones por lo que Roca decide no apoyarla y responsabilizar a Pellegrini.
La ofensiva de EEUU en Latinoamérica
En 1907 en la Segunda Conferencia Internacional de Paz de La Haya, instituyó parcialmente en el art. 1 de la Convención parte de la Doctrina Drago: la limitación del empleo de la fuerza para el cobro de las deudas (suscrita el 18 de octubre de 1907) mostrando un avance contra la injerencias de las políticas imperialistas para el cobro de las deudas. Sin embrago, Estados Unidos impuso la Cláusula Porter que permitió el uso de las fuerzas militares en caso de que los países deudores no sometan el asunto a arbitraje.
Además de esto, la diplomacia de los Estados Unidos impulsó el llamando Colorario Roosevelt (1904) considerado como una enmienda a la Doctrina Monroe, que afianzó aún más la dependencia colonial de los países bajo su influencia, estableciendo que si las propiedades de los propietarios o empresas estadounidenses corrían peligro, EEUU estaba obligado a intervenir. Además de esto, se atribuía el derecho de expansión de sus intereses comerciales por Latinoamérica y sobre todo en el Caribe. La aplicación de esta política imperialista de Estados Unidos se la llamó "Diplomacia del Garrote".
Como antecedentes, Estados Unidos ya había impuesto la Enmienda Platt y el protectorado a Cuba que duró hasta 1934, intervino Panamá en 1903 con la finalidad de obtener su protectorado y la construcción del canal, ocupó Nicaragua y durante la Primera Guerra Mundial interviene Haití (1915-1935).
Hernán Perriere
Hace 27 años Menem y el peronismo indultaban a los genocidas

Mientras crece la bronca popular por la prisión domiciliaria a Miguel Etchecolatz se cumple un nuevo aniversario de la firma de los decretos de impunidad.
El beneficio de la prisión domiciliaria otorgado recientemente al represor Miguel Etchecolatz, ex jefe de la Brigada de investigaciones de la Policía Bonaerense quien estuvo al frente de 21 centros clandestinos de detención y fue condenado en seis expedientes por crímenes de lesa humanidad, retrotrae al año 1990.
En ese entonces, el presidente Carlos Menem sancionaba el Decreto 2.741/1990, indultando a los exmiembros de las juntas militares que en 1985 habían sido condenados por graves violaciones a los derechos humanos.
Este decreto, quizás el más resonante debido a los genocidas beneficiados, vino a completar una serie que comenzó un año antes. En 1989 se habían firmado los primeros cuatro que alcanzaban a quienes tenían un proceso judicial abierto y comprenden las siguientes situaciones.
La totalidad de los altos jefes militares procesados y que no fueron beneficiados por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida sancionadas durante la presidencia de Raúl Alfonsín, con excepción del exgeneral Carlos Guillermo Suarez Mason, extraditado de los Estados Unidos (que será incluido en una norma posterior) (Decreto 1002/89).
Todo el personal militar, de la Prefectura Naval y de inteligencia que intervino en las rebeliones contra el gobierno constitucional en la Semana Santa de 1987, Monte Caseros (1987) y Villa Martelli (1988).
Los exmiembros de la junta militar teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, almirante Jorge Isaac Anaya y brigadier general Basilio Arturo Ignacio Lami Dozo, condenados por sus responsabilidades políticas y estratégico-militares en las islas Malvinas
Volviendo al decreto del año 1990 por el cual fueron indultados los genocidas de más alto rango como Jorge Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola y Armando Lambruschini (luego se anexarían mediante otros decretos a Ramón Camps y Ovidio Riccheri) vale repasar algunos fragmentos que lo componen e intentan justificar.
"Visto las medidas dispuestas por el gobierno nacional para crear las condiciones que posibiliten la reconciliación definitiva entre los argentinos, y considerando: que una profunda reflexión sobre la situación imperante en la República lleva a concluir en la necesidad de que el poder Ejecutivo Nacional realice, respecto de los actos de violencia y de los desencuentros habidos en el pasado inmediato, una última contribución para afianzar el proceso de pacificación en que están empeñados los sectores verdaderamente representativos de la Nación”.
Con total impunidad se refiere a crímenes de lesa humanidad comprendidos dentro de un plan sistemático de terrorismo de estado como “desencuentros habidos en el pasado inmediato”.
“Que como ya se sostuviera, por sobre toda consideración sobre la razón o sin razón de las diversas posiciones doctrinarias o ideológicas, es menester adoptar las medidas que generen condiciones propicias para que a partir de ellas, y con el aporte insustituible de la grandeza espiritual de los hombres y mujeres de esta nación, pueda arribarse a la reconciliación definitiva de todos los argentinos, única solución posible para las heridas que aún faltan cicatrizar y para construir una auténtica patria de hermanos”.
Ridículamente y apelando a la “grandeza espiritual” se intentaba imponer como “única solución posible” la reconciliación con quienes desaparecieron y asesinaron a 30.000 compañeros y se apropiaron de sus hijos.
“Que cabe puntualizar, no obstante, que esta medida es sólo un mecanismo político, constitucionalmente previsto para crear las condiciones de la pacificación nacional. No implica en manera alguna que estos objetivos hayan sido alcanzados, ni que esté garantizado alcanzarlos; es una más entre las muchas medidas que el gobierno nacional, sacrificando convicciones obvias, legítimas e históricas, está dispuesto a propiciar para lograr la pacificación de la república”.
Lo llamativo de este fragmento es el reconocimiento de una supuesta renuncia a convicciones legítimas, con el objetivo de “pacificar” la república.
Para finalizar y dejar en evidencia que tanto los indultos como la idea de reconciliación con los genocidas descansa en la teoría de los dos demonios, se desprenden estas líneas a continuación que hablan de un “mutuo perdón”.
"Que el Poder Ejecutivo Nacional pretende crear las condiciones y el escenario de la reconciliación, del mutuo perdón y de la unión nacional”.
Cabe destacar que en ese entonces el 75 % de los argentinos, de acuerdo con las encuestas, se oponían los indultos. Dados a conocer los últimos un sábado en vísperas del Año Nuevo y de un fin de semana largo y al comienzo de las vacaciones. Esa maniobra no impidió la manifestación que se dio en la Plaza de Mayo, el domingo 30 de diciembre a la cual acudieron aproximadamente 100.000 personas.
Pasados los años 90 y luego de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 la lucha popular contra los genocidas ganó un terreno enorme. El mismo peronismo que trece años antes había avalado a Menem y sus indultos ahora se veía obligado a dar una respuesta. En 2003 el Congreso (a propuesta de la diputada de izquierda Patricia Walsh) anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Desde entonces hubo jueces que a título personal comenzaron a fallar en favor de la inconstitucionalidad de esos indultos.
Tres años después, en junio de 2006, la Cámara de Casación Penal resolvió que los indultos concedidos a condenados por delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales. Finalmente en agosto de 2010 la Corte Suprema determinó que los indultos no fueron constitucionales y las condenas que anularon debían ser cumplidas.
Hoy como ayer seguiremos exigiendo cárcel común, perpetua y efectiva. Ni olvido ni perdón.
Martín Leonardi
Etchecolatz, de La Noche de los Lápices a la desaparición de Julio López

A pesar de haber sido una pieza esencial del genocidio en los 70, la Justicia le otorgó a Etchecolatz la prisión domiciliaria. Un recorrido por su siniestra historia y la del aparato represivo que manejó.
El fotógrafo del portal Infojus Leo Vaca no podía creer lo que estaba viendo detrás del lente de su cámara. Corría el mes de octubre del 2014 y en La Plata el Tribunal Oral Criminal Federal 1 estaba finalizando el juicio por La Cacha, uno de los Centros Clandestinos de Detención (CCD) que funcionaba en La Plata durante la última dictadura. En el momento que se estaba leyendo el veredicto uno de los principales acusados, Miguel Etchecolatz, miró a los familiares de las víctimas y a los organismos de DD. HH presentes en forma amenazante, cínica, inmutable y sacó de su bolsillo un papelito doblado que desplegó con calma e intentó llevárselo al juez pero no lo dejaron. Las fotografías mostraron luego que en papelito del ex comisario estaban escritas las palabras “Jorge Julio López” y menos visible la palabra “secuestrar”.
El mensaje, mafioso por donde se lo mire, fue una clara señal de impunidad ante la desaparición de Julio López ocurrida varios años antes, el 18 de septiembre de 2006. Ese día López desapareció cuando se dirigía a escuchar la sentencia de un juicio que fue histórico porque, luego de décadas de lucha, se estaba juzgando por primera vez como genocidio los secuestros, torturas y crímenes que bajo las órdenes del Estado llevaron adelante las fuerzas represivas para aniquilar una generación de obreros, activistas, estudiantes, militantes peronistas y de izquierda (incluso niños y mujeres embarazadas) y disciplinar al pueblo trabajador. En ese juicio Etchecolatz fue el segundo represor condenado a perpetua y Julio López fue el testigo cuya contundente declaración terminó siendo clave para lograr su condena.
Miguel Osvaldo Etchecolatz no fue un genocida cualquiera, tuvo un papel central sobre el aparato represivo dirigido por la Policía en la provincia de Buenos Aires desde 1976 (aunque las fuerzas represivas venían actuando desde antes a través de grupos parapoliciales como la Triple A y en La Plata la CNU). Fue la mano derecha del general de brigada Ramón Camps luego de una larga carrera que había comenzado a los 13 años, cuando ingresó a la Escuela Vucetich.
Nunca se arrepintió de nada. En 1997 publicó el libro La otra campana del Nunca Más donde defendía abiertamente el terrorismo de Estado. Afirmó que“nunca tuve ni pensé, ni me acomplejó culpa alguna…¿Por haber matado? Fui ejecutor de la ley hecha por hombres. Fui Guardador de preceptos divinos. Por ambos fundamentos, volvería a hacerlo” (página 124).
Se creía un “iluminado de Dios” y un defensor de los “valores de la Patria”. Consideraba que la capital bonaerense era el epicentro de la guerrilla; visión que compartía con militares y empresarios, por eso La Plata se convirtió en una ciudad testigo para la “lucha contra la subversión”. En sus barrios vivían los obreros organizados en comisiones internas y los delegados combativos de Propulsora Siderúrgica, del astillero Río Santiago y de Petroquímica Sudamericana (entre otros); los estudiantes secundarios y universitarios que peleaban por el boleto estudiantil, los estatales y docentes de agrupaciones antiburocráticas; también amigos y simpatizantes de todas estas causas. Sobre ellos se desató el plan sistemático ejecutado al pie de la letra por el Director General de Investigaciones.
Etchecolatz y la Policía bonaerense en acción
En marzo de 1976 se convirtió en el Director General de Investigaciones de la Policía bonaerense hasta enero de 1979. Desde 1975 esta fuerza de Seguridad, como las otras, pasaron a estar bajo las órdenes del Primer Cuerpo del Ejército. Desde sus oficinas diseñó y organizó los grupos de tareas encargados de secuestrar y torturar a miles de trabajadores y estudiantes en el famoso Circuito Camps, formado por 29 centros clandestinos de detención y distribuidos en 9 partidos de la provincia. El centro administrativo y logístico del aceitado circuito represivo era la Brigada de Investigaciones más conocida como “la casita” o “la central”. Para los detenidos que pasaron por ahí era un lugar de paso. Estaban dos o tres días y luego los trasladaban a los diferentes campos clandestinos de detención de la provincia como el siniestro Destacamento de Arana, conocido por torturar brutalmente a los detenidos y quemar los cuerpos; la Comisaría 5ta de La Plata a donde iban a parar los “blanqueados” como presos políticos, o Puesto Vasco (Quilmes) que era frecuentado por los altos mandos policiales. No caben dudas de que fue un plan sistemático de exterminio perpetrado por el Estado y los sectores que éste defiende desde siempre. Abundan los testimonios que afirman haber visto al siniestro comisario merodeando los pasillos de los CCD, participando de las torturas y de las detenciones junto a comandos operativos.
Uno de estos comandos fue el que secuestró violentamente de sus casas a estudiantes secundarios de entre 14 y 17 años en la recordada “Noche de los Lápices” porque militaban en sus colegios y luchaban por el boleto estudiantil gratuito. Seis de ellos permanecen desaparecidos. El operativo fue coordinado por la Jefatura de la Policía, es decir por Etchecolatz, y por el Batallón de Inteligencia 601; tenían entre 14 y 17 años. Ese 16 de septiembre de 1976, lo que para las fuerzas represivas fue un operativo de rutina se terminó convirtiendo en un día de lucha y movilización del movimiento estudiantil argentino. No hay que olvidarse tampoco que el ex policía represor conoce hasta el día de hoy la suerte de Clara Anahí Mariani, hija de Diana Teruggi y Daniel Mariani, quién fuera secuestrada de su hogar durante un operativo en La Plata en noviembre de 1976 en el asesinaron a su madre. Hasta el día de hoy no dio ningún tipo de información al respecto aunque declaró en 2011 que tenía datos sobre su paradero.
No se le conocen sobrenombre al jefe de la bonaerense, a todos les decía que quién los estaba torturando era el comisario Miguel Etchecolatz. El mensaje era para que los sobrevivientes recuerden y difundan con nombre y apellido quién decidía sobre la vida y la muerte de miles. Un mensaje disciplinador para extender el terror sobre quiénes continuaban resistiendo en la clandestinidad y a quiénes se solidarizaban con su lucha. Los represores llamaban a esto “acción psicológica”, pero a la distancia las intenciones de los genocidas no rindieron frutos. El miedo no apabulló a los cientos de testimonios de ex detenidos en las salas de los tribunales, respaldados por la movilización de las organizaciones de DD.HH y los partidos de izquierda que siempre levantaron sus banderas.
El testimonio de Julio López
“Dale, dale, subila un poco más” dice Etchecolatz a un subalterno haciendo referencia a los voltios de la picana eléctrica. El macabro escenario donde se estaba torturando era la terraza de un centro clandestino en Arana y el picaneado era Jorge Julio López, un albañil militante peronista de una unidad de base del barrio de Los Hornos que había sido secuestrado por un grupo de tareas el 27 de octubre de 1976 en un operativo donde se llevaron a otros militantes del barrio. También estuvo en otros CCD: Cuatrerismo, comisaría 5ta, Comisaría 8va y de ahí a la Unidad 9. López brindó un largo testimonio de sus años desaparecido en año 2006 en el marco de la causa que juzgaba los crímenes de Etchecolatz (1). Dio nombres de detenidos para clarificar algunas causas y acusó directamente al ex comisario de torturar y matar. Semanas más tarde, Julio López desaparecía por segunda vez sin dejar rastro y todas las sospechas caerían nuevamente sobre el represor.
Ni la participación de los oscuros servicios ilegales -que siguen actuando en las sombras del Estado- ni el rol de las fuerzas de seguridad en la desaparición de López, ni el papelito con el mensaje provocador del ex comisario fueron investigados seriamente por el gobierno kirchnerista. El caso fue minimizado por funcionarios k como Aníbal Fernández quién dijo que debía estar tomando el té en la casa de su tía.
Etchecolatz se jubiló en 1979 y trabajó durante algunos años como seguridad de Bunge y Born según cuenta su hija Mariana, quién hace pocos meses reflejó en una entrevista para la revista Anfibia el calvario que fue vivir con su padre genocida. Si bien había sido juzgado con la vuelta de la democracia burguesa a 23 años de prisión, la sentencia fue anulada porque se aplicó la Ley de Obediencia Debida. La primera condena a perpetua efectiva la recibió el día que Julio López desapareció.
El genocida, que hasta hace algunos meses continuaba formando parte de la policía bonaerense como un jubilado cualquiera, tiene 88 años y la Justicia le otorgó la prisión domiciliaria para que pase fin de año en su casa de Mar del Plata. Toda una muestra de impunidad repudiada por los organismos de Derechos Humanos, partidos políticos de izquierda y amplios sectores de la sociedad.
Claudia Ferri
Notas
1. Ya había sido testigo de una causa por la detención y desaparición de Patricia Dell Orto y Ambrosio Di Marco en 1999.
Mortalidad infantil, la más baja hasta la fecha

Cuba reporta hasta esta fecha de 2017 una tasa de mortalidad infantil de 4,1 por cada 1,000 nacidos vivos. La cifra es la más baja de la historia en la Isla, de acuerdo al Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Al cierre de este jueves habían disminuido a 35 los menores de un año fallecidos y existe la posibilidad de terminar diciembre con un índice aún inferior, dijo el ministro de Salud Pública, Roberto Morales, en un acto en el que se presentaron los principales resultados del sector en el año que termina.
“Este es un hito que refleja la integración de todo el sistema asistencial del país. Se trata de vidas salvadas, de calidad de vida, de felicidad y satisfacción para nuestro pueblo”, aseguró Morales, de acuerdo a la Agencia Cubana de Noticias.
También detalló que en 2017 se reducen otros indicadores con respecto al año anterior: el bajo peso al nacer –de 5,2 a 5,0 por cada 100 nacimientos–, y las tasas de mortalidad materna –de 42,6 a 38,0 por cada 100,000 nacidos vivos– y escolar, de 2,1 a 1,7 por cada 10,000 habitantes de ese grupo de edad.
El ministro comentó que por malformaciones congénitas se reporta un índice de 0,9 fallecidos por cada 1,000 nacidos vivos “como resultado del desarrollo y perfeccionamiento de la red de genética”.
Resaltó el programa para el control del cáncer, que en los últimos tres años ha detenido el crecimiento de la mortalidad por esa enfermedad, y dijo que se mantiene la eliminación de padecimientos como la poliomielitis, la difteria, el tétanos en recién nacidos, la tosferina, el sarampión, la rubeola y la parotiditis y que se cumplen los indicadores “de impacto”, después de que se eliminó la transmisión materno-infantil del VIH.
Según Morales, la esperanza de vida al nacer continuó creciendo en la Isla y ya alcanza los 78,45 años. Es de 80,45 para las mujeres y 76,50 para los hombres.
Además, dijo que se mantuvo el “aumento sostenido” de la actividad quirúrgica pues hasta la fecha se habían realizado 989 209 cirugías en Cuba –unas 5 326 más–, y se estima que al cierre de 2017 se logre más de un millón de intervenciones quirúrgicas por sexto año consecutivo.
En 2016, Cuba registró un indicador de mortalidad infantil de 4,3, lo que significó que durante nueve años consecutivos la Isla reportó una tasa menor a 5 por cada 1,000 nacidos vivos.
Esa cifra bajó hasta los 4,1 en el primer semestre de 2017, la misma con la que podría terminar el año según lo adelantado por el ministro de Salud Pública.
OnCuba
Ceremonia en homenaje a Fidel Castro en Santa Ifigenia
Ceremonia en homenaje a Fidel Castro en Santa Ifigenia
Un fusil que sobresale de la sombra
Palabras en la presentación de la revista La Gaceta de Cuba No. 6, 2017
Agradezco la invitación de Norberto Codina para esta presentación, y en especial a Esther Pérez, quien aparece como editora invitada de este número. Esther, que en los últimos tiempos nos acompaña sistemáticamente en los encuentros de la Cátedra Antonio Gramsci del instituto Marinello y a quien, mis compañeros y yo, insistimos en ver como la excepcional editora, educadora, pensadora y persona que es.
Estamos ante un excelente número de La Gaceta, que agrupa varios trabajos que darían –individualmente– para los quince minutos que usualmente se dedican a hablar de la entrega completa. Por eso me ahorro comentarios generales que aludan a los 55 años de la publicación y comienzo esta tarea de presentador, que considero me supera.
El eje del número –junto a otras secciones que pudieran decirse habituales– se encuentra en un dossier dedicado a Fernando Martínez Heredia. En su introducción se refiere a la obra de Fernando como “una de las más coherentes, intensas y originales generadas en la Isla de 1959 a la fecha”. Con el título Pensar y hacer la Revolución no se trata de un pastiche de textos desconectados y grandilocuentes, todo lo contrario, es un dossier-diálogo colectivo en el que Martínez Heredia participa con sus textos y lo que se escribe de él.
Ya el nombre da para polémica: pensar y hacer la Revolución. Esa conjunción puede dar la engañosa idea de una relación causa y efecto: pensar la Revolución y luego hacerla. Afortunadamente, aunque se expresa en todos los trabajos, los de Magdiel Sánchez Quiroz y Pedro Pablo Rodríguez lo resuelven explícitamente. Dice el joven mexicano, recientemente ganador del Premio de ensayos “Haydée Santamaría” con una versión más extensa de lo que publica La Gaceta, “Pensar y hacer la revolución constituye, como síntesis, el caminar de FMH. En esa unidad se entreteje su práctica política local e internacionalista”. Por su parte, Pedro Pablo lo resume en unas líneas: “Si alguien en el campo intelectual cubano ha demostrado con su quehacer que para hacer la revolución esta ha de pensarse y repensarse una y otra vez, y que ese pensamiento requiere del ejercicio práctico de la revolución, ese es Fernando Martínez Heredia”.
Se ha insistido en la capacidad de Fernando para conectar con la gente joven. Cuando era joven –ajustándonos al criterio biológico– lo hizo con sus coetáneos, y ya luego con los que se han dado en llamar “sus discípulos”, un término terrible si se piensa desde una educación bancaria y vertical de la que no fue parte y rechazó. Esa capacidad de conectar, o diría más, de encantar, se visibiliza en este número. Desde su compañero de siempre Aurelio Alonso (La Habana, 1939) hasta la joven investigadora Rosario Alfonso (La Habana, 1988), la edad de quienes escriben parece relativizar esa mitad de siglo que media entre Aurelio y Rosario.
Incluso en un ejercicio “formal” es difícil despegarse de la cotidianidad con Fernando. En sus funciones de director del instituto Juan Marinello cuando quería “dar” y/o que te compraras una tarea, destacar algo que “hicimos bien” o azuzar un desacuerdo decía a los más jóvenes: “Niño, eres el anuncio de los tiempos que vendrán”. Pues este número de La Gaceta trae, en materia editorial y de futuro, varias anunciaciones. Así por ejemplo, se publican del propio Fernando Martínez El mundo en el que nació Carlos Enrique Marx y algunas cuestiones de método, los primeros epígrafes de un libro resultado del curso que impartió en 2015 a jóvenes –y no tanto– del Marinello, FLACSO-Cuba, profesores y estudiantes de las universidades de La Habana, Oriente y de Ciencias Informáticas, docentes de la Escuela Superior del Partido, entre otros; y El Che en la Casa de Las Américas, prólogo al libro del fondo editorial de Casa “De/sobre Ernesto Che Guevara” en proceso de publicación. A ellos se suman el mencionado trabajo de Magdiel Sánchez y los pasajes del libro “Habitaciones oscuras” de Rebeca Chávez, al que me referiré más adelante.
Debe entenderse la imposibilidad de referenciar todos los textos de este número, pido adelantadas disculpas por las omisiones. Sería más conveniente hablar de algunas líneas generales y comunes.
Parece una preocupación colectiva la insistencia en poner a hablar a la gente común, lo que se diría “la gente del pueblo” sobre y desde la revolución. Así ocurre a partir de los seis cuentos de Fernando que inician la revista (solo uno de ellos publicado antes). En narraciones cortas empiezan a asaltarnos las canciones antiguas que tararea una tía, liberales alzados y conservadores, guardias rurales, combatientes de las gestas independentistas que no llegaron a generales hasta ese Emilio Vapalpueblo que se mueve de la fragua al torno, del taller a la discusión, del martillo a la lectura del periódico Hoy, para rematar con frases demoledoras como “Por él sé que existe «mecánico popular», y que no toda la sabiduría va a las aulas” o “Yo me pregunto de cuántas historias está hecha la Historia”. Después, el propio Fernando complejiza el asunto al recordarnos que el joven Marx “quería poner su talento personal en una relación íntima y nueva con el genio del pueblo” y que “Siglo y cuarto después, en Cuba nació una revolución socialista de liberación nacional desde la conjunción y los combates de una vanguardia política y «el ingenuo suelo popular»” (esta última, frase del propio hombre de Treveris).
Pero decía que esta insistencia es una preocupación colectiva. A propósito, dicen Oscar Zanetti en su trabajo El intrusismo historiográfico de Fernando que en su obra tiene especial relevancia “la cuestión del papel desempeñado por el sujeto popular en nuestra evolución nacional” y Julio César Guanche en La fuerza de Fernando, que este se situó “en una posición ventajosa para comprender las múltiples dimensiones sociales de la política, para visibilizar al pueblo, y para hacer algo tan importante como difícil de entender: identificar cómo gana y cómo pierde la «gente común» dentro de un proceso determinado”.
Las preocupaciones y temas tratados por Fernando se ventilan en todos los trabajos del dossier, y hacen que debamos enfrentarnos a los textos a golpe de emboscada: a cada paso, a cada frase, nos asalta uno nuevo o se amplía otro.
Quisiera particularizar en algunos textos, por la manera en que nos hablan hoy. En el mencionado El mundo en el que nació Carlos Enrique Marx… de Fernando, el autor se bate con la importancia de analizar las realidades en las cuales se “produce” el pensamiento, y considera en esas realidades no solo el elemento “material”; habla de examinar “por una parte, el medio social y el decurso histórico, la formación, las motivaciones y las pertenencias ideológicas de los autores; por otra, la producción misma de conceptos y conocimientos sociales en función de sus concreciones sociales e históricas”. Esto forma parte de una preocupación dominante de Fernando: ver los marxismos y los socialismos desde su historia, que no se inicia –a la manera más simple– con Marx y “El socialismo”. Más adelante, como un mazazo, nos dice –o le dice a sus intérpretes utilitarios– “tengo una posición determinada como marxista. No todos los marxistas piensan igual que yo. Esto lo podría decir todo profesor al comenzar su curso de marxismo, pero, lamentablemente, no es lo usual. Creo que algunos no lo saben, a otros no les parece bien decir algo así, y no faltan quienes creen que solo son marxistas los que piensan como ellos”.
Me detengo ahora en el trabajo de Rebeca Chávez. Como se sabe, las entrevistas (al respecto amplía en este número Rafael Acosta de Arriba en calidad de entrevistado) tienen su dinámica propia, como el testimonio y las cartas; a veces una dinámica más rica que otros tipos de textos. Rebeca se lanza a preguntar por la experiencia vital de Fernando en los sesenta, específicamente por Pensamiento Crítico y el Departamento de Filosofía; y Martínez Heredia, con libertad, menciona nombres, emite juicios y recrea a un tiempo procesos, hechos y actores. No se esconde, como no lo hizo nunca y asume cada palabra con responsabilidad. ¡Y esto se anuncia como parte de un libro! No pude menos, al leerla, que recrear una canción popular del Noro y Primera clase: “¡Si así está la parada, cómo estará la terminal!". A manera de muestra, me quedo con una frase de Fernando en este diálogo sobre aquellos años: “Empezamos a ser criticados por algunas personas del campo revolucionario. Nos encuentran excesivos, demasiado radicales y quizás algo irrespetuosos”. 1. Fernando no elimina a “los críticos” (los que les criticaron a ellos) del “campo revolucionario”; 2. Demuestra que a él (y varios de sus compañeros) a los que hoy se puede considerar sin dudas revolucionarios –y han sido legitimados desde perspectivas diversas como tales– les llegaban críticas en nombre de “la Revolución”.
Finalmente, como corresponde a un buen número y una buena revista, hay trabajos que en una primera lectura no he podido “resolver”. Digo que es bueno porque una publicación que no genere cola o saga debía preocuparse. Me ocurre con El intrusismo historiográfico de Fernando, de Oscar Zanetti. En este texto transparente, sincero y fiel a la academia historiográfica, en el que se exponen con amplitud, seriedad y claridad los aportes de Fernando a la historiografía cubana se dice: “Desde luego, cuando se entreteje con la vivencia el juicio histórico siempre resulta controvertido y las interpretaciones, pese a la contundencia factual en que se asientan, son sobre todo propuestas para el debate”. Personalmente, quizás por la libertad que otorga la no pertenencia gremial, prefiero al Trotski del prólogo a Historia de la Revolución rusa: “(…) en épocas de revolución es un poco peligroso asomar la cabeza sobre las murallas”1 [para mirar con objetividad desde arriba].
En junio, al morir Fernando, escribí un trabajo de nombre poco afortunado en el que decía: “Fernando merece un texto negativo, que sería un texto en rebeldía. Fernando merece ser interpelado: Pensamiento Crítico no es LA Revista, Fernando no es EL Premio Nacional de Ciencias Sociales, Fernando no es EL historiador, Fernando no es EL Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz… si nos quedamos con esas cosas, en unos meses se apostillará en el recuerdo algo como un Lord inglés. Entre otras razones, Fernando merece un texto negativo porque uno se queda sin la más puta idea de cómo armar un mapa con lo hecho, con lo vivido. Y en esta Cuba de hoy, donde quedarse sin mapas parece una moda, hay que gritar al menos desde los tres jirones que vienen a la cabeza”2. Creo que este dossier de La Gaceta es, en este sentido, un conjunto de textos negativos.
Siendo riguroso, este número es más que el homenaje a Fernando. Sus lectores encontrarán una deliciosa entrevista a Rafael Acosta de Arriba, considerado por Daniel Céspedes (el entrevistador) “uno de los intelectuales cubanos más prolíficos en escrituras y temáticas”. No puedo borrar el recuerdo de mis primeras clases como profesor de historia del preuniversitario y la manera en que, para hablar de Céspedes, acudía a “La Revolución de Yara” de Figueredo y “Los silencios quebrados de San Lorenzo” de Rafael Acosta. Sobre su pasión cespediana y las miradas e indagaciones historiográficas recientes sobre el Padre de la Patria se conversa aquí; como también de la crítica de arte, la curaduría y las investigaciones de Acosta acerca del Congreso Cultural de La Habana que se realizó en 1968. Este es un trabajo que no se desconecta del eje de la revista, como se ilustra en palabras del investigador titular del instituto Juan Marinello: “La crítica se basa en la duda y se alimenta de la polémica, por eso y por su carácter incisivo, suele ser tan molesta, sobre todo para el blanco de sus dardos y más en un paisaje letrado (el nuestro) en el que impera el axioma de: «No se te ocurra tocarme ni con el pétalo de una rosa»”.
Menciono finalmente el díptico que conforman Al rescate de Leonardo de Graziella Pogolotti y Julio Antonio Mella de Leonardo Fernández Sánchez. Como señala Graziella, Leonardo –cuya talla y papel verdadero “habrán de valorarse cuando emerjan de los archivos los testimonios de su quehacer periodístico”– nos entrega a un Mella vivo, “una figura atlética, gallarda, saco verde y pantalón de franela, zapatos de dos tonos, fuerte el mentón voluntarioso, alta y poderosa la cabeza, luminosos los ojos, sobre los que llamea la melena rebelde”. Precisamente Mella, fue puerto y despegue para Fernando Martínez Heredia.
Reitero mis disculpas por las omisiones. Les sugiero completo, de principio a fin, este número de La Gaceta. Considero, volviendo a los cuentos de Fernando, que constituye un material que sobresale, “una punta de fusil que sobresale del bulto de la sombra”.
Fernando Luis Rojas
La Gaceta de Cuba
Notas:
1 León Trotski. Historia de la Revolución rusa. Tomo 1. Ruedo ibérico, 1972. p. 5.
2 Fernando Luis Rojas. Fernando Martínez y la jamonada en salsa. En https://medium.com/la-tiza/fernando-mart%C3%ADnez-y-la-jamonada-en-salsa-f1ce8ff70f01.
Agradezco la invitación de Norberto Codina para esta presentación, y en especial a Esther Pérez, quien aparece como editora invitada de este número. Esther, que en los últimos tiempos nos acompaña sistemáticamente en los encuentros de la Cátedra Antonio Gramsci del instituto Marinello y a quien, mis compañeros y yo, insistimos en ver como la excepcional editora, educadora, pensadora y persona que es.
Estamos ante un excelente número de La Gaceta, que agrupa varios trabajos que darían –individualmente– para los quince minutos que usualmente se dedican a hablar de la entrega completa. Por eso me ahorro comentarios generales que aludan a los 55 años de la publicación y comienzo esta tarea de presentador, que considero me supera.
El eje del número –junto a otras secciones que pudieran decirse habituales– se encuentra en un dossier dedicado a Fernando Martínez Heredia. En su introducción se refiere a la obra de Fernando como “una de las más coherentes, intensas y originales generadas en la Isla de 1959 a la fecha”. Con el título Pensar y hacer la Revolución no se trata de un pastiche de textos desconectados y grandilocuentes, todo lo contrario, es un dossier-diálogo colectivo en el que Martínez Heredia participa con sus textos y lo que se escribe de él.
Ya el nombre da para polémica: pensar y hacer la Revolución. Esa conjunción puede dar la engañosa idea de una relación causa y efecto: pensar la Revolución y luego hacerla. Afortunadamente, aunque se expresa en todos los trabajos, los de Magdiel Sánchez Quiroz y Pedro Pablo Rodríguez lo resuelven explícitamente. Dice el joven mexicano, recientemente ganador del Premio de ensayos “Haydée Santamaría” con una versión más extensa de lo que publica La Gaceta, “Pensar y hacer la revolución constituye, como síntesis, el caminar de FMH. En esa unidad se entreteje su práctica política local e internacionalista”. Por su parte, Pedro Pablo lo resume en unas líneas: “Si alguien en el campo intelectual cubano ha demostrado con su quehacer que para hacer la revolución esta ha de pensarse y repensarse una y otra vez, y que ese pensamiento requiere del ejercicio práctico de la revolución, ese es Fernando Martínez Heredia”.
Se ha insistido en la capacidad de Fernando para conectar con la gente joven. Cuando era joven –ajustándonos al criterio biológico– lo hizo con sus coetáneos, y ya luego con los que se han dado en llamar “sus discípulos”, un término terrible si se piensa desde una educación bancaria y vertical de la que no fue parte y rechazó. Esa capacidad de conectar, o diría más, de encantar, se visibiliza en este número. Desde su compañero de siempre Aurelio Alonso (La Habana, 1939) hasta la joven investigadora Rosario Alfonso (La Habana, 1988), la edad de quienes escriben parece relativizar esa mitad de siglo que media entre Aurelio y Rosario.
Incluso en un ejercicio “formal” es difícil despegarse de la cotidianidad con Fernando. En sus funciones de director del instituto Juan Marinello cuando quería “dar” y/o que te compraras una tarea, destacar algo que “hicimos bien” o azuzar un desacuerdo decía a los más jóvenes: “Niño, eres el anuncio de los tiempos que vendrán”. Pues este número de La Gaceta trae, en materia editorial y de futuro, varias anunciaciones. Así por ejemplo, se publican del propio Fernando Martínez El mundo en el que nació Carlos Enrique Marx y algunas cuestiones de método, los primeros epígrafes de un libro resultado del curso que impartió en 2015 a jóvenes –y no tanto– del Marinello, FLACSO-Cuba, profesores y estudiantes de las universidades de La Habana, Oriente y de Ciencias Informáticas, docentes de la Escuela Superior del Partido, entre otros; y El Che en la Casa de Las Américas, prólogo al libro del fondo editorial de Casa “De/sobre Ernesto Che Guevara” en proceso de publicación. A ellos se suman el mencionado trabajo de Magdiel Sánchez y los pasajes del libro “Habitaciones oscuras” de Rebeca Chávez, al que me referiré más adelante.
Debe entenderse la imposibilidad de referenciar todos los textos de este número, pido adelantadas disculpas por las omisiones. Sería más conveniente hablar de algunas líneas generales y comunes.
Parece una preocupación colectiva la insistencia en poner a hablar a la gente común, lo que se diría “la gente del pueblo” sobre y desde la revolución. Así ocurre a partir de los seis cuentos de Fernando que inician la revista (solo uno de ellos publicado antes). En narraciones cortas empiezan a asaltarnos las canciones antiguas que tararea una tía, liberales alzados y conservadores, guardias rurales, combatientes de las gestas independentistas que no llegaron a generales hasta ese Emilio Vapalpueblo que se mueve de la fragua al torno, del taller a la discusión, del martillo a la lectura del periódico Hoy, para rematar con frases demoledoras como “Por él sé que existe «mecánico popular», y que no toda la sabiduría va a las aulas” o “Yo me pregunto de cuántas historias está hecha la Historia”. Después, el propio Fernando complejiza el asunto al recordarnos que el joven Marx “quería poner su talento personal en una relación íntima y nueva con el genio del pueblo” y que “Siglo y cuarto después, en Cuba nació una revolución socialista de liberación nacional desde la conjunción y los combates de una vanguardia política y «el ingenuo suelo popular»” (esta última, frase del propio hombre de Treveris).
Pero decía que esta insistencia es una preocupación colectiva. A propósito, dicen Oscar Zanetti en su trabajo El intrusismo historiográfico de Fernando que en su obra tiene especial relevancia “la cuestión del papel desempeñado por el sujeto popular en nuestra evolución nacional” y Julio César Guanche en La fuerza de Fernando, que este se situó “en una posición ventajosa para comprender las múltiples dimensiones sociales de la política, para visibilizar al pueblo, y para hacer algo tan importante como difícil de entender: identificar cómo gana y cómo pierde la «gente común» dentro de un proceso determinado”.
Las preocupaciones y temas tratados por Fernando se ventilan en todos los trabajos del dossier, y hacen que debamos enfrentarnos a los textos a golpe de emboscada: a cada paso, a cada frase, nos asalta uno nuevo o se amplía otro.
Quisiera particularizar en algunos textos, por la manera en que nos hablan hoy. En el mencionado El mundo en el que nació Carlos Enrique Marx… de Fernando, el autor se bate con la importancia de analizar las realidades en las cuales se “produce” el pensamiento, y considera en esas realidades no solo el elemento “material”; habla de examinar “por una parte, el medio social y el decurso histórico, la formación, las motivaciones y las pertenencias ideológicas de los autores; por otra, la producción misma de conceptos y conocimientos sociales en función de sus concreciones sociales e históricas”. Esto forma parte de una preocupación dominante de Fernando: ver los marxismos y los socialismos desde su historia, que no se inicia –a la manera más simple– con Marx y “El socialismo”. Más adelante, como un mazazo, nos dice –o le dice a sus intérpretes utilitarios– “tengo una posición determinada como marxista. No todos los marxistas piensan igual que yo. Esto lo podría decir todo profesor al comenzar su curso de marxismo, pero, lamentablemente, no es lo usual. Creo que algunos no lo saben, a otros no les parece bien decir algo así, y no faltan quienes creen que solo son marxistas los que piensan como ellos”.
Me detengo ahora en el trabajo de Rebeca Chávez. Como se sabe, las entrevistas (al respecto amplía en este número Rafael Acosta de Arriba en calidad de entrevistado) tienen su dinámica propia, como el testimonio y las cartas; a veces una dinámica más rica que otros tipos de textos. Rebeca se lanza a preguntar por la experiencia vital de Fernando en los sesenta, específicamente por Pensamiento Crítico y el Departamento de Filosofía; y Martínez Heredia, con libertad, menciona nombres, emite juicios y recrea a un tiempo procesos, hechos y actores. No se esconde, como no lo hizo nunca y asume cada palabra con responsabilidad. ¡Y esto se anuncia como parte de un libro! No pude menos, al leerla, que recrear una canción popular del Noro y Primera clase: “¡Si así está la parada, cómo estará la terminal!". A manera de muestra, me quedo con una frase de Fernando en este diálogo sobre aquellos años: “Empezamos a ser criticados por algunas personas del campo revolucionario. Nos encuentran excesivos, demasiado radicales y quizás algo irrespetuosos”. 1. Fernando no elimina a “los críticos” (los que les criticaron a ellos) del “campo revolucionario”; 2. Demuestra que a él (y varios de sus compañeros) a los que hoy se puede considerar sin dudas revolucionarios –y han sido legitimados desde perspectivas diversas como tales– les llegaban críticas en nombre de “la Revolución”.
Finalmente, como corresponde a un buen número y una buena revista, hay trabajos que en una primera lectura no he podido “resolver”. Digo que es bueno porque una publicación que no genere cola o saga debía preocuparse. Me ocurre con El intrusismo historiográfico de Fernando, de Oscar Zanetti. En este texto transparente, sincero y fiel a la academia historiográfica, en el que se exponen con amplitud, seriedad y claridad los aportes de Fernando a la historiografía cubana se dice: “Desde luego, cuando se entreteje con la vivencia el juicio histórico siempre resulta controvertido y las interpretaciones, pese a la contundencia factual en que se asientan, son sobre todo propuestas para el debate”. Personalmente, quizás por la libertad que otorga la no pertenencia gremial, prefiero al Trotski del prólogo a Historia de la Revolución rusa: “(…) en épocas de revolución es un poco peligroso asomar la cabeza sobre las murallas”1 [para mirar con objetividad desde arriba].
En junio, al morir Fernando, escribí un trabajo de nombre poco afortunado en el que decía: “Fernando merece un texto negativo, que sería un texto en rebeldía. Fernando merece ser interpelado: Pensamiento Crítico no es LA Revista, Fernando no es EL Premio Nacional de Ciencias Sociales, Fernando no es EL historiador, Fernando no es EL Maestro de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz… si nos quedamos con esas cosas, en unos meses se apostillará en el recuerdo algo como un Lord inglés. Entre otras razones, Fernando merece un texto negativo porque uno se queda sin la más puta idea de cómo armar un mapa con lo hecho, con lo vivido. Y en esta Cuba de hoy, donde quedarse sin mapas parece una moda, hay que gritar al menos desde los tres jirones que vienen a la cabeza”2. Creo que este dossier de La Gaceta es, en este sentido, un conjunto de textos negativos.
Siendo riguroso, este número es más que el homenaje a Fernando. Sus lectores encontrarán una deliciosa entrevista a Rafael Acosta de Arriba, considerado por Daniel Céspedes (el entrevistador) “uno de los intelectuales cubanos más prolíficos en escrituras y temáticas”. No puedo borrar el recuerdo de mis primeras clases como profesor de historia del preuniversitario y la manera en que, para hablar de Céspedes, acudía a “La Revolución de Yara” de Figueredo y “Los silencios quebrados de San Lorenzo” de Rafael Acosta. Sobre su pasión cespediana y las miradas e indagaciones historiográficas recientes sobre el Padre de la Patria se conversa aquí; como también de la crítica de arte, la curaduría y las investigaciones de Acosta acerca del Congreso Cultural de La Habana que se realizó en 1968. Este es un trabajo que no se desconecta del eje de la revista, como se ilustra en palabras del investigador titular del instituto Juan Marinello: “La crítica se basa en la duda y se alimenta de la polémica, por eso y por su carácter incisivo, suele ser tan molesta, sobre todo para el blanco de sus dardos y más en un paisaje letrado (el nuestro) en el que impera el axioma de: «No se te ocurra tocarme ni con el pétalo de una rosa»”.
Menciono finalmente el díptico que conforman Al rescate de Leonardo de Graziella Pogolotti y Julio Antonio Mella de Leonardo Fernández Sánchez. Como señala Graziella, Leonardo –cuya talla y papel verdadero “habrán de valorarse cuando emerjan de los archivos los testimonios de su quehacer periodístico”– nos entrega a un Mella vivo, “una figura atlética, gallarda, saco verde y pantalón de franela, zapatos de dos tonos, fuerte el mentón voluntarioso, alta y poderosa la cabeza, luminosos los ojos, sobre los que llamea la melena rebelde”. Precisamente Mella, fue puerto y despegue para Fernando Martínez Heredia.
Reitero mis disculpas por las omisiones. Les sugiero completo, de principio a fin, este número de La Gaceta. Considero, volviendo a los cuentos de Fernando, que constituye un material que sobresale, “una punta de fusil que sobresale del bulto de la sombra”.
Fernando Luis Rojas
La Gaceta de Cuba
Notas:
1 León Trotski. Historia de la Revolución rusa. Tomo 1. Ruedo ibérico, 1972. p. 5.
2 Fernando Luis Rojas. Fernando Martínez y la jamonada en salsa. En https://medium.com/la-tiza/fernando-mart%C3%ADnez-y-la-jamonada-en-salsa-f1ce8ff70f01.
Fidel y Baracoa, la ciudad primada de Cuba
La historia puede ser contada a partir de grandes y pequeños acontecimientos que se desarrollan y concatenan en parajes cercanos o distantes, y finalmente forman un todo indisoluble que vive en el interior y alrededor de las personas, y con el tiempo son carne de la realidad de un pueblo.
Así que diremos, por ejemplo, que la dictadura impuesta por Batista el 10 de marzo de 1952, concitó el repudio de los sectores más puros del pueblo cubano, desde La Habana, capital del país, hasta Baracoa, la ciudad primada, un pedazo olvidado del territorio insular. En ésta, aquel día, niños y jóvenes asistentes a las aulas, escucharon de labios de sus maestros la condena al golpe de estado, y las clases fueron suspendidas en gesto reprobatorio.
Empezó a partir de entonces las acciones y gestos que conducirían a una lucha incesante contra aquel régimen dictatorial. Las noticias trajeron el nombre de Fidel como el jefe del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, y luego la condena a prisión. Pasó el tiempo con sus días, meses y años, y se fue produciendo un clima revolucionario que fue creciendo a medida que la represión, cárcel, tortura y muerte aumentaban en todas partes. El 2 de diciembre de 1956 desembarcó Fidel, cerca de las Coloradas, con 82 expedicionarios que viajaron desde México en el yate Granma Todo el mundo conocía de su desafío consistente en que ese año serían “libres o mártires”, y llegó como prometiera. Pronto se divulgó la noticia de su muerte en la zona de su desembarco. En esa fecha cinco adolescentes se reunían en el parque Martí de Baracoa, frente a la estatua levantada en el lugar, e intercambiaban sobre la certeza o no de tal hecho. Tenían la intención de continuar la incipiente lucha.
Fue así que empezaron a surgir células del movimiento revolucionario 26 de julio en la ciudad y el campo. Y en 1957 los militantes iniciaron sus acciones diversas contra la tiranía, y también fueron presos, en distintos periodos, tres grupos de revolucionarios, dos de los cuales fueron juzgados por el tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba. El tercer grupo sería liberado cuando la ciudad fue liberada por el Ejército Rebelde a finales de 1958. Durante 2 años fueron presos, torturados y asesinados, con la participación de la policía, el ejército y la marina batistiana, muchos de los mejores hijos del pueblo.
El ejército rebelde comandado por Fidel fue desgastando al ejército de la tiranía y sus agentes, hasta provocar su estampida y evacuación por vía marítima en una goleta, la noche del 26 de diciembre, y simultáneamente se produjo la entrada en Baracoa de los soldados revolucionarios en horas de la mañana del día 27 de diciembre de 1958. Fue la entrada triunfal la Columna No. 18 Antonio López Fernández, perteneciente al II Frente Oriental cuyo jefe era el Comandante Raúl Castro. La columna estaba dirigida por el comandante Félix Pena Díaz y los capitanes José Durán Bravet (Zapata) y Carlos Lahite Lahera. Un mar del pueblo baracoense saludó aquel inolvidable acontecimiento.
Allí, en medio de alborozo general, se encontraron y abrazaron cuatro de los jóvenes, provenientes en aquel momento de la lucha guerrillera, la clandestinidad y otro liberado aquel día de la cárcel. El otro, había sido asesinado por los esbirros. En la vorágine, Pena y su estado mayor, en la sede del Ayuntamiento, designaron el mando civil y militar de la ciudad y empezaron a transmitirse por la emisora local Radio Baracoa las orientaciones a la población en nombre del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con mensajes sobre ideas programáticas de Fidel, Raúl, José Martí y otros revolucionarios cubanos. La tropa rebelde restante, con el Comandante Pena al frente, se dirigió rumbo hacia la ciudad de Guantánamo para continuar su sitio.
El día 31 de diciembre la dictadura se derrumbó con la huida del tirano y sus compinches y el primero de Enero de 1959 la revolución triunfante avanzó de oriente hacia occidente, acompañada por un mar de pueblo, con su Comandante en Jefe Fidel Castro al frente de la caravana de la victoria.
Es importante subrayar un hecho de que la Baracoa actual, como territorio y desarrollo, no es la misma que la de aquel momento de su liberación.
En aquella época era un municipio extenso de la antigua provincia de Oriente, e incluía unos 23 barrios. Por tanto, Baracoa era muy extenso y abarcaba desde San Antonio del Sur hasta Moa, con una extensión superficial total de 3 404 km2 en el territorio de su jurisdicción, con una población total, según censo de 1953 de 68 263, de la cual era urbana el 19,1 %. Hoy con la nueva división política del país, establecida por ley de 1976, el municipio de Baracoa, perteneciente a la provincia de Guantánamo, solo tiene una extensión de 976,6 km2 o sea, 28,69% del antiguo territorio. No obstante, es hoy el mayor municipio de la provincia de Guantánamo; pues ocupa el 15,3% del territorio provincial. Su población total es de 83 974 habitantes, con una población urbana del 50,8% del total.
Fidel en su discurso en la reunión con los habitantes de Baracoa el 21 de junio de 1959, abordó las principales inquietudes en ese momento relacionadas con los puestos de trabajo en las construcciones, la construcción del aeropuerto, las escuelas y las perspectivas de la educación en todos los niveles, en un diálogo con los asistentes. Solo mencionaremos algunos aspectos del discurso, por su sentido práctico y doctrinario:
“¿Ustedes no creen que todos tenemos que hacer nuestra parte de sacrificio y hacer lo más posible con lo que tenemos? Miren: si matamos la gallina de los huevos de oro nos quedamos sin gallina. (…) Si todos creemos que ha llegado el momento de vivir bien, entonces matamos la gallina de los huevos de oro, y lo que hace falta es preparar las condiciones que permitan desarrollar el país y resolver definitivamente todos los problemas.”
“Esta zona de Baracoa tiene que ser una de las fortalezas más inexpugnables de la Revolución. Esta es una de las zonas que se caracterizó durante las luchas por la independencia por ser una de las zonas más inexpugnables. Y ustedes recordarán que por aquí fue donde desembarcó Maceo para comenzar la Guerra de Independencia. (…) Porque acuérdese de una cosa: que sin soberanía no hay trabajo, sin libertad no hay trabajo, sin revolución no hay progreso.”
“Afortunadamente en el pueblo es donde hay más virtudes. Afortunadamente en el pueblo es donde usted se encuentra mayor número de personas buenas y personas virtuosas. (…) Naturalmente que mi misión aquí es recoger, no juzgar. Tengo que oír y tengo que informarme bien de cualquier cosa que no funcione bien, y antes de hacerme un juicio definitivo tengo que recoger todas las informaciones e investigar.”
“Lo que les quiero decir es que cuando nosotros desembarcamos hubiéramos querido ganar la guerra en un mes o la hubiéramos querido ganar en seis meses o la hubiéramos querido ganar en un año. (…) ¡Pues nos pasamos (…)siete años, siete años esperando, ¡siete años!, para poder hacer lo que estamos haciendo hoy, para haber podido hacer en un año todo lo que ha hecho el Gobierno Revolucionario, y para seguir haciendo y venciendo los obstáculos, venciendo los males, combatiendo los vicios que todavía perduran, las lacras que todavía perduran, algunas costumbres que todavía perduran; los seudorrevolucionarios que se puedan haber infiltrado en las filas, los oportunistas, los malos cubanos, los individuos incompetentes e indignos de ocupar determinados cargos y hacer determinados trabajos.”
“Esta es una jornada larga y una lucha larga. (…) Es una lucha dura, que requiere por parte de todos nosotros la conciencia de lo que es una revolución y de lo que es una verdadera revolución. Y que una verdadera revolución no es un paseo, y que una verdadera revolución no es un juego, y que una verdadera revolución no es un cambio de hombres: que es una lucha dura, una lucha amarga, una lucha en que tenemos que ir sin descuidarnos nunca, sin bajar nunca la guardia, luchando constantemente contra todos los obstáculos, porque es una tarea casi sobrehumana, la tarea de una revolución. Y que la tienen que hacer los dirigentes y que la tiene que hacer el pueblo, y que la tienen que defender los dirigentes y la tiene que defender el pueblo en todas las circunstancias”
Fidel visitó Gran Tierra, zona cafetalera, el 27 de julio de 1967, acompañado de visitantes extranjeros. En su discurso resaltó: “ porque la primera mala fama la tenía la de Baracoa, Baracoa llevaba no sé cuántos años, siglos creo, esperando una carretera: que si la vía Mulata, que si la vía Azul, que si esto, que si lo otro. Y sin mucha bulla y sin mucho ruido, a la carretera de Baracoa le falta en estos momentos cuatro kilómetros nada más para terminar la pavimentación, cuatro kilómetros de pavimentación. Y esa carretera que tiene ciento y tantos kilómetros, una obra que cuesta millones de pesos, esa obra ya en cuestión de semanas estará terminada.”
“Estamos precisamente en la región del país donde se inició la colonización de esta isla, y esa ciudad que ustedes vieron al pasar por allí fue la primera ciudad que se fundó en Cuba, y posiblemente una de las primeras de América. Marcó el inicio de cuatro siglos de dominación colonial, esa ciudad precisamente. Y después que nos llamábamos un país independiente, hoy todos los cubanos comprenden cuánta mentira había en todo aquello de considerar a este país independiente.”
“ Este es un lugar representativo, porque esta región era precisamente la región más apartada. Fue la primera población que se fundó y era, precisamente, la región del país más incomunicada cuando triunfa la Revolución. Lo primero que tuvo que hacer la Revolución fue esa carretera por donde ustedes transitaron, que era una carretera difícil de hacer, y que, en realidad, los ingenieros cubanos encontraron soluciones muy correctas para poder abrir paso hasta aquí.”
Moa, región minera y fuente de trabajo en su comunidad de incipiente desarrollo, fue visitada por Fidel el 26 de agosto de 1966 y en su discurso abordó las comunicaciones de esa región con Baracoa y otros territorios. “No solo les explico esto para darles algunas noticias de la situación de aquella zona que era una zona que estaba muy incomunicada, pero muy incomunicada la zona de Baracoa, tremendamente incomunicada. Todo eso está sufriendo un cambio considerable.”
Resaltó también los problemas del territorio minero, señalando posibles medidas de mejoras ambientales, y en cuanto a la recreación apuntó: “Pero les voy a decir a ustedes una cosa: las mejores posibilidades de recreación de toda esta población van a estar hacia allá, hacia la zona de Baracoa.”
Así fue avanzando la Revolución Cubana, liderada por Fidel, y haciendo realidad lo planteado por Raúl de que el Ejercito Rebelde no era un adorador ciego de la violencia, y las ideas de Fidel en el exilio, en el sentido de que el pueblo cubano deseaba algo más que un simple cambio de mandos. “Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa.”
Cuando se empezaron a distribuir las tierras a tenor de la ley de la Primera Reforma Agraria, el primer título de propiedad firmado por Fidel Castro fue otorgado el 30 de noviembre de 1959 a la campesina Engracia Blet, de la comarca Duaba Arriba, haciendo realidad su sentencia en el sentido de que “vamos a comenzar a darle la tierra a los campesinos por donde mismo comenzaron a quitárselas los conquistadores, por Baracoa.”
Wilkie Delgado Correa
Así que diremos, por ejemplo, que la dictadura impuesta por Batista el 10 de marzo de 1952, concitó el repudio de los sectores más puros del pueblo cubano, desde La Habana, capital del país, hasta Baracoa, la ciudad primada, un pedazo olvidado del territorio insular. En ésta, aquel día, niños y jóvenes asistentes a las aulas, escucharon de labios de sus maestros la condena al golpe de estado, y las clases fueron suspendidas en gesto reprobatorio.
Empezó a partir de entonces las acciones y gestos que conducirían a una lucha incesante contra aquel régimen dictatorial. Las noticias trajeron el nombre de Fidel como el jefe del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, y luego la condena a prisión. Pasó el tiempo con sus días, meses y años, y se fue produciendo un clima revolucionario que fue creciendo a medida que la represión, cárcel, tortura y muerte aumentaban en todas partes. El 2 de diciembre de 1956 desembarcó Fidel, cerca de las Coloradas, con 82 expedicionarios que viajaron desde México en el yate Granma Todo el mundo conocía de su desafío consistente en que ese año serían “libres o mártires”, y llegó como prometiera. Pronto se divulgó la noticia de su muerte en la zona de su desembarco. En esa fecha cinco adolescentes se reunían en el parque Martí de Baracoa, frente a la estatua levantada en el lugar, e intercambiaban sobre la certeza o no de tal hecho. Tenían la intención de continuar la incipiente lucha.
Fue así que empezaron a surgir células del movimiento revolucionario 26 de julio en la ciudad y el campo. Y en 1957 los militantes iniciaron sus acciones diversas contra la tiranía, y también fueron presos, en distintos periodos, tres grupos de revolucionarios, dos de los cuales fueron juzgados por el tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba. El tercer grupo sería liberado cuando la ciudad fue liberada por el Ejército Rebelde a finales de 1958. Durante 2 años fueron presos, torturados y asesinados, con la participación de la policía, el ejército y la marina batistiana, muchos de los mejores hijos del pueblo.
El ejército rebelde comandado por Fidel fue desgastando al ejército de la tiranía y sus agentes, hasta provocar su estampida y evacuación por vía marítima en una goleta, la noche del 26 de diciembre, y simultáneamente se produjo la entrada en Baracoa de los soldados revolucionarios en horas de la mañana del día 27 de diciembre de 1958. Fue la entrada triunfal la Columna No. 18 Antonio López Fernández, perteneciente al II Frente Oriental cuyo jefe era el Comandante Raúl Castro. La columna estaba dirigida por el comandante Félix Pena Díaz y los capitanes José Durán Bravet (Zapata) y Carlos Lahite Lahera. Un mar del pueblo baracoense saludó aquel inolvidable acontecimiento.
Allí, en medio de alborozo general, se encontraron y abrazaron cuatro de los jóvenes, provenientes en aquel momento de la lucha guerrillera, la clandestinidad y otro liberado aquel día de la cárcel. El otro, había sido asesinado por los esbirros. En la vorágine, Pena y su estado mayor, en la sede del Ayuntamiento, designaron el mando civil y militar de la ciudad y empezaron a transmitirse por la emisora local Radio Baracoa las orientaciones a la población en nombre del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con mensajes sobre ideas programáticas de Fidel, Raúl, José Martí y otros revolucionarios cubanos. La tropa rebelde restante, con el Comandante Pena al frente, se dirigió rumbo hacia la ciudad de Guantánamo para continuar su sitio.
El día 31 de diciembre la dictadura se derrumbó con la huida del tirano y sus compinches y el primero de Enero de 1959 la revolución triunfante avanzó de oriente hacia occidente, acompañada por un mar de pueblo, con su Comandante en Jefe Fidel Castro al frente de la caravana de la victoria.
Es importante subrayar un hecho de que la Baracoa actual, como territorio y desarrollo, no es la misma que la de aquel momento de su liberación.
En aquella época era un municipio extenso de la antigua provincia de Oriente, e incluía unos 23 barrios. Por tanto, Baracoa era muy extenso y abarcaba desde San Antonio del Sur hasta Moa, con una extensión superficial total de 3 404 km2 en el territorio de su jurisdicción, con una población total, según censo de 1953 de 68 263, de la cual era urbana el 19,1 %. Hoy con la nueva división política del país, establecida por ley de 1976, el municipio de Baracoa, perteneciente a la provincia de Guantánamo, solo tiene una extensión de 976,6 km2 o sea, 28,69% del antiguo territorio. No obstante, es hoy el mayor municipio de la provincia de Guantánamo; pues ocupa el 15,3% del territorio provincial. Su población total es de 83 974 habitantes, con una población urbana del 50,8% del total.
Fidel en su discurso en la reunión con los habitantes de Baracoa el 21 de junio de 1959, abordó las principales inquietudes en ese momento relacionadas con los puestos de trabajo en las construcciones, la construcción del aeropuerto, las escuelas y las perspectivas de la educación en todos los niveles, en un diálogo con los asistentes. Solo mencionaremos algunos aspectos del discurso, por su sentido práctico y doctrinario:
“¿Ustedes no creen que todos tenemos que hacer nuestra parte de sacrificio y hacer lo más posible con lo que tenemos? Miren: si matamos la gallina de los huevos de oro nos quedamos sin gallina. (…) Si todos creemos que ha llegado el momento de vivir bien, entonces matamos la gallina de los huevos de oro, y lo que hace falta es preparar las condiciones que permitan desarrollar el país y resolver definitivamente todos los problemas.”
“Esta zona de Baracoa tiene que ser una de las fortalezas más inexpugnables de la Revolución. Esta es una de las zonas que se caracterizó durante las luchas por la independencia por ser una de las zonas más inexpugnables. Y ustedes recordarán que por aquí fue donde desembarcó Maceo para comenzar la Guerra de Independencia. (…) Porque acuérdese de una cosa: que sin soberanía no hay trabajo, sin libertad no hay trabajo, sin revolución no hay progreso.”
“Afortunadamente en el pueblo es donde hay más virtudes. Afortunadamente en el pueblo es donde usted se encuentra mayor número de personas buenas y personas virtuosas. (…) Naturalmente que mi misión aquí es recoger, no juzgar. Tengo que oír y tengo que informarme bien de cualquier cosa que no funcione bien, y antes de hacerme un juicio definitivo tengo que recoger todas las informaciones e investigar.”
“Lo que les quiero decir es que cuando nosotros desembarcamos hubiéramos querido ganar la guerra en un mes o la hubiéramos querido ganar en seis meses o la hubiéramos querido ganar en un año. (…) ¡Pues nos pasamos (…)siete años, siete años esperando, ¡siete años!, para poder hacer lo que estamos haciendo hoy, para haber podido hacer en un año todo lo que ha hecho el Gobierno Revolucionario, y para seguir haciendo y venciendo los obstáculos, venciendo los males, combatiendo los vicios que todavía perduran, las lacras que todavía perduran, algunas costumbres que todavía perduran; los seudorrevolucionarios que se puedan haber infiltrado en las filas, los oportunistas, los malos cubanos, los individuos incompetentes e indignos de ocupar determinados cargos y hacer determinados trabajos.”
“Esta es una jornada larga y una lucha larga. (…) Es una lucha dura, que requiere por parte de todos nosotros la conciencia de lo que es una revolución y de lo que es una verdadera revolución. Y que una verdadera revolución no es un paseo, y que una verdadera revolución no es un juego, y que una verdadera revolución no es un cambio de hombres: que es una lucha dura, una lucha amarga, una lucha en que tenemos que ir sin descuidarnos nunca, sin bajar nunca la guardia, luchando constantemente contra todos los obstáculos, porque es una tarea casi sobrehumana, la tarea de una revolución. Y que la tienen que hacer los dirigentes y que la tiene que hacer el pueblo, y que la tienen que defender los dirigentes y la tiene que defender el pueblo en todas las circunstancias”
Fidel visitó Gran Tierra, zona cafetalera, el 27 de julio de 1967, acompañado de visitantes extranjeros. En su discurso resaltó: “ porque la primera mala fama la tenía la de Baracoa, Baracoa llevaba no sé cuántos años, siglos creo, esperando una carretera: que si la vía Mulata, que si la vía Azul, que si esto, que si lo otro. Y sin mucha bulla y sin mucho ruido, a la carretera de Baracoa le falta en estos momentos cuatro kilómetros nada más para terminar la pavimentación, cuatro kilómetros de pavimentación. Y esa carretera que tiene ciento y tantos kilómetros, una obra que cuesta millones de pesos, esa obra ya en cuestión de semanas estará terminada.”
“Estamos precisamente en la región del país donde se inició la colonización de esta isla, y esa ciudad que ustedes vieron al pasar por allí fue la primera ciudad que se fundó en Cuba, y posiblemente una de las primeras de América. Marcó el inicio de cuatro siglos de dominación colonial, esa ciudad precisamente. Y después que nos llamábamos un país independiente, hoy todos los cubanos comprenden cuánta mentira había en todo aquello de considerar a este país independiente.”
“ Este es un lugar representativo, porque esta región era precisamente la región más apartada. Fue la primera población que se fundó y era, precisamente, la región del país más incomunicada cuando triunfa la Revolución. Lo primero que tuvo que hacer la Revolución fue esa carretera por donde ustedes transitaron, que era una carretera difícil de hacer, y que, en realidad, los ingenieros cubanos encontraron soluciones muy correctas para poder abrir paso hasta aquí.”
Moa, región minera y fuente de trabajo en su comunidad de incipiente desarrollo, fue visitada por Fidel el 26 de agosto de 1966 y en su discurso abordó las comunicaciones de esa región con Baracoa y otros territorios. “No solo les explico esto para darles algunas noticias de la situación de aquella zona que era una zona que estaba muy incomunicada, pero muy incomunicada la zona de Baracoa, tremendamente incomunicada. Todo eso está sufriendo un cambio considerable.”
Resaltó también los problemas del territorio minero, señalando posibles medidas de mejoras ambientales, y en cuanto a la recreación apuntó: “Pero les voy a decir a ustedes una cosa: las mejores posibilidades de recreación de toda esta población van a estar hacia allá, hacia la zona de Baracoa.”
Así fue avanzando la Revolución Cubana, liderada por Fidel, y haciendo realidad lo planteado por Raúl de que el Ejercito Rebelde no era un adorador ciego de la violencia, y las ideas de Fidel en el exilio, en el sentido de que el pueblo cubano deseaba algo más que un simple cambio de mandos. “Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa.”
Cuando se empezaron a distribuir las tierras a tenor de la ley de la Primera Reforma Agraria, el primer título de propiedad firmado por Fidel Castro fue otorgado el 30 de noviembre de 1959 a la campesina Engracia Blet, de la comarca Duaba Arriba, haciendo realidad su sentencia en el sentido de que “vamos a comenzar a darle la tierra a los campesinos por donde mismo comenzaron a quitárselas los conquistadores, por Baracoa.”
Wilkie Delgado Correa
Un terrorista cubano anda suelto en EEUU
Luis Posada Carriles es protagonista confeso de innumerables asesinatos, atentados y torturas en distintos lugares del mundo. Es un terrorista orgulloso de su profesión, formado y protegido por el gobierno de Estados Unidos.
Dedicada a la memoria del español José Acosta, el italiano Fabio di Celmo y las hermanas venezolanas Brenda y Marlene Esquivel, todos víctimas mortales de actos del terrorista cubano al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del gobierno de Estados Unidos Luis Posada Carriles, ha visto la luz una nueva edición del libro “La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA” presentada por su autor, el jurista e investigador titular de la Universidad de La Habana José Luis Méndez Méndez, con prólogo de la intelectual argentina Stella Calloni y edición por la Editorial de Ciencias Sociales de Cuba e impresa por SOYGRAF en la provincia norte oriental cubana de Holguín.
El libro describe, desde delitos comunes realizados por natos malhechores, hasta asesinatos por contrato, relaciones con las mafias estadounidense y colombiana, empleo de sustancias como el veneno paralizador conocido por “curare” para sus experimentos de torturas y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de Estados Unidos, y muchas otras fechorías realizadas con impunidad oficialmente garantizada.
El prólogo de la también periodista y escritora Stella Calloni revela que Luis Posada Carriles no solo puso en práctica los más siniestros planes de sus mandantes de la CIA, con quienes aparece registrado desde 1965, sino que, incluso, realizó por su propia cuenta múltiples acciones terroristas tan temibles y desmedidas, que en alguna ocasión lo enfrentaron a sus propios jefes.
En el libro se aprecian documentos publicados por el Archivo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) que han revelado la asociación personal de Posada con la CIA en las décadas de 1960 y 1970. En ellos se describe a Posada Carriles, por su nombre clave, AMCLEVE/15, desde que era agente a sueldo con salario de $ 300 al mes, utilizado como instructor en el entrenamiento de otros agentes.
Lo publicado incluye elementos del expediente de Posada en la CIA, entre ellos varios documentos previamente publicados por el NSA. Aparece, por primera vez en línea, la acusación de la fiscalía de Panamá, por cargos de intentar asesinar al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, con 200 kilos de dinamita y explosivos C-4. La acusación describe la capacidad destructiva de los explosivos que se encontraban en posesión de Posada en la ciudad de Panamá, donde el líder cubano asistió a la Cumbre Iberoamericana en noviembre de 2000: “Este explosivo tiene la capacidad de destruir cualquier vehículo blindado, edificios, puertas de acero, y los efectos pueden extenderse hasta 200 metros… si una persona estuviera en el centro de la explosión, aunque se encontrara en un vehículo blindado, no podría sobrevivir”.
En el libro se muestran documentos oficiales de la CIA y el FBI en los que se identifica inequívocamente a Luis Posada Carriles como autor intelectual del estallido del vuelo 455 de Cubana de Aviación en el que perecieron las 73 personas que iban a bordo.
Tal vez lo más sorprendente de lo revelado es que Posada Carriles también espiaba para la CIA a sus supuestos aliados, como Jorge Mas Canosa, considerado el líder más prominente de la comunidad anticubana y otros líderes del llamado exilio anticastrista de Miami desde mediados de los años 60 del siglo pasado.
El libro demuestra documentalmente que Luis Posada Carriles participó en una operación terrorista contra buques soviéticos en el puerto de Veracruz, en México.
Peter Kornbluh, director del Proyecto Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional, organización independiente de investigación y documentación sobre política exterior de Estados Unidos que divulgó los documentos, ha considerado que Posada se esforzaba por congraciarse con la CIA, “tal vez en un intento por comprarse un grado de protección al desarrollar su carrera de terrorista”.
La falsa imagen con que las autoridades estadounidenses presentan a Posada Carriles cual paradigma de la lucha contra el comunismo en Cuba, se desmitifica al mostrarlo con la crudeza de su histórico comportamiento como malandrín de la peor ralea.
Méndez Méndez concluye preguntándose: ¿Cuántas fechorías más habrá cometido que quedaron impunes por la complicidad de sus superiores? ¿Cuántos secretos oficiales del proceder de la CIA conocerá este terrorista que lo han hecho invulnerable a la justicia norteamericana?
Es posible que se los lleve a la tumba o que en el futuro sean conocidos como pruebas de esta larga historia de agresiones del país más poderoso del mundo contra un diminuto y rebelde archipiélago cuyo pueblo está decidido a ser por siempre libre, independiente y soberano”.
Manuel E. Yepe
Dedicada a la memoria del español José Acosta, el italiano Fabio di Celmo y las hermanas venezolanas Brenda y Marlene Esquivel, todos víctimas mortales de actos del terrorista cubano al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del gobierno de Estados Unidos Luis Posada Carriles, ha visto la luz una nueva edición del libro “La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA” presentada por su autor, el jurista e investigador titular de la Universidad de La Habana José Luis Méndez Méndez, con prólogo de la intelectual argentina Stella Calloni y edición por la Editorial de Ciencias Sociales de Cuba e impresa por SOYGRAF en la provincia norte oriental cubana de Holguín.
El libro describe, desde delitos comunes realizados por natos malhechores, hasta asesinatos por contrato, relaciones con las mafias estadounidense y colombiana, empleo de sustancias como el veneno paralizador conocido por “curare” para sus experimentos de torturas y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de Estados Unidos, y muchas otras fechorías realizadas con impunidad oficialmente garantizada.
El prólogo de la también periodista y escritora Stella Calloni revela que Luis Posada Carriles no solo puso en práctica los más siniestros planes de sus mandantes de la CIA, con quienes aparece registrado desde 1965, sino que, incluso, realizó por su propia cuenta múltiples acciones terroristas tan temibles y desmedidas, que en alguna ocasión lo enfrentaron a sus propios jefes.
En el libro se aprecian documentos publicados por el Archivo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) que han revelado la asociación personal de Posada con la CIA en las décadas de 1960 y 1970. En ellos se describe a Posada Carriles, por su nombre clave, AMCLEVE/15, desde que era agente a sueldo con salario de $ 300 al mes, utilizado como instructor en el entrenamiento de otros agentes.
Lo publicado incluye elementos del expediente de Posada en la CIA, entre ellos varios documentos previamente publicados por el NSA. Aparece, por primera vez en línea, la acusación de la fiscalía de Panamá, por cargos de intentar asesinar al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, con 200 kilos de dinamita y explosivos C-4. La acusación describe la capacidad destructiva de los explosivos que se encontraban en posesión de Posada en la ciudad de Panamá, donde el líder cubano asistió a la Cumbre Iberoamericana en noviembre de 2000: “Este explosivo tiene la capacidad de destruir cualquier vehículo blindado, edificios, puertas de acero, y los efectos pueden extenderse hasta 200 metros… si una persona estuviera en el centro de la explosión, aunque se encontrara en un vehículo blindado, no podría sobrevivir”.
En el libro se muestran documentos oficiales de la CIA y el FBI en los que se identifica inequívocamente a Luis Posada Carriles como autor intelectual del estallido del vuelo 455 de Cubana de Aviación en el que perecieron las 73 personas que iban a bordo.
Tal vez lo más sorprendente de lo revelado es que Posada Carriles también espiaba para la CIA a sus supuestos aliados, como Jorge Mas Canosa, considerado el líder más prominente de la comunidad anticubana y otros líderes del llamado exilio anticastrista de Miami desde mediados de los años 60 del siglo pasado.
El libro demuestra documentalmente que Luis Posada Carriles participó en una operación terrorista contra buques soviéticos en el puerto de Veracruz, en México.
Peter Kornbluh, director del Proyecto Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional, organización independiente de investigación y documentación sobre política exterior de Estados Unidos que divulgó los documentos, ha considerado que Posada se esforzaba por congraciarse con la CIA, “tal vez en un intento por comprarse un grado de protección al desarrollar su carrera de terrorista”.
La falsa imagen con que las autoridades estadounidenses presentan a Posada Carriles cual paradigma de la lucha contra el comunismo en Cuba, se desmitifica al mostrarlo con la crudeza de su histórico comportamiento como malandrín de la peor ralea.
Méndez Méndez concluye preguntándose: ¿Cuántas fechorías más habrá cometido que quedaron impunes por la complicidad de sus superiores? ¿Cuántos secretos oficiales del proceder de la CIA conocerá este terrorista que lo han hecho invulnerable a la justicia norteamericana?
Es posible que se los lleve a la tumba o que en el futuro sean conocidos como pruebas de esta larga historia de agresiones del país más poderoso del mundo contra un diminuto y rebelde archipiélago cuyo pueblo está decidido a ser por siempre libre, independiente y soberano”.
Manuel E. Yepe
viernes, diciembre 29, 2017
África nuestra
La pupila asombrada mira África y los estereotipos sobre ella, a través de Eduardo Galeano y la música de Raúl Torres, Tony Ávila entre otros materiales.
Hasta siempre, Fernando Birri, cineasta de los sueños

El miércoles 27 falleció a los 92 años el cineasta argentino Fernando Birri, considerado fundador del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano
Cineasta, poeta, artista, documentalista, actor, militante, pionero, titiritero, escritor, agitador, amigo, maestro, compañero, todas estas palabras y más caben en la descripción de Fernando Birri, un artista argentino comprometido con su tiempo, que sin duda dejó una huella e influencia enorme para muchas generaciones.
Luego de realizar estudios en Roma en el Centro Sperimentale di Cinematografía, en 1956 regresó a Santa Fe para fundar el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. Esta escuela se caracterizó por estar orientada principalmente al cine documental, basada en conceptos que incorporó del Neorrealismo Italiano. Allí, junto a sus estudiantes, en 1959 realizan el cortometraje Tire Dié que marca el inicio de un nuevo cine argentino (político, militante, comprometido o revolucionario, según lo llame cada quien) y es parte de los primeros impulsos del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. En este film presentado como la "primer encuesta social filmada" se registra la acción de los niños que corren el tren pidiendo que le tiren unas monedas, a través de esta acción la mirada se amplía para dar cuenta de un contexto social de profunda desigualdad basada en datos estadísticos que fortalecen también la denuncia. Tanto la forma de realización, colectiva y en el marco de un proceso de aprendizaje, como la temática elegida y el punto de vista crítico y comprometido, constituyen una irrupción singular y original en el panorama del cine nacional de la época inmerso en los códigos de la industria. Es la primera vez que se plantea una realización independiente de este tipo.
La experiencia de la escuela del litoral aporta una formación crítica y se aborda la realización cinematográfica desde un punto de vista de compromiso ideológico que a partir del análisis de la realidad toma partido por los explotados y oprimidos. Otra producción destacada de la escuela es la ficción Los inundados (1961), con gran influencia del neorrealismo italiano esta película logró conquistar una importante audiencia.
La filmografía de Birri está cruzada por una variedad estética y estilística muy grande, comprometido con las luchas latinoamericanas y el antimperialismo, con un cuestionamiento político y estético a la maquinaria de Hollywood. Documental, ficción, películas experimentales, cortos, largos, entrevistas y puestas teatrales, todas las formas posibles dan lugar a su poesía. Como formador continuó el trabajo pionero de Santa Fe en la Escuela Internacional de Cine y Video de San Antonio de los Baños, Cuba. Entre sus enseñanzas plantea el cuestionamiento a los géneros que encasillan el cine y así aporta nuevas formas como el Doc Fic o Fic Doc, donde la ficción y el documental se entremezclan y entrelazan, se funden, porque lo que importa no es encasillar al cine sino liberarlo.
Como rescata la película "BirriLata" Fernando llena de entusiasmo a nuevas generaciones de jóvenes realizadores a quienes convoca a soñar, a enfrentar el imaginario de la ideología dominante y a convertirse en "militantes de la imagen". Desafía a las nuevas generaciones de cineastas con una pregunta "¿Y cuáles son los sueños que aún no hemos soñado?"
Desde hace ya varios años en Argentina una nueva generación de cineastas y documentalistas se identifica y referencia con su experiencia. Para la muestra por los 10 años de DOCA (Documentalistas Argentinos) en 2016 Fernando envió un emotivo mensaje en video y el 27 de mayo de este año, para el día del documentalista se le realizó un homenaje en el Cine Gaumont en donde se proyectó la película Los Inundados restaurada. Para esta ocasión envió unas palabras y retomando parte de sus escritos en el primer Manifiesto de Santa Fe remarcó:
"A mediados de los años 50 (para la precisión en 1955) cuando en nuestra Argentina ni se sabía muy bien lo que se entendía con la palabra “documental”, supimos escribir: “Tal la función revolucionaria del documental social en Latinoamérica. Al testimoniar como es nuestra realidad –nuestra subrealidad, nuestra infelicidad-la niega. Reniega de ella. La denuncia, la enjuicia, la critica, la desmonta. Porque muestra las cosas como son, irrefutablemente (y no como nos quieren hacer creer que son). Y el cine que se haga cómplice de esta mentira, de este subdesarrollo que denunciamos, es subcine. Como equilibrio a esta función de “negación”, el documental cumple otra de afirmación de los valores positivos de esa sociedad: de los valores del pueblo. Sus reservas de fuerzas, sus trabajos, sus alegrías, sus luchas, sus sueños”. Y si hoy lo recordamos, atropellado por tantos y tantos bellos y valientes documentales actuales que ennoblecen la cinematografía nacional, es sólo para confirmar –desafiando cualquier burocrático enfrentamiento- la salud de nuestras cámaras y grabadoras..."
Y agregando una reflexión sobre la situación actual de ataques y recortes al cine nacional e independiente que encontró este año una comunidad movilizada sumó una importante definición para los tiempos que corren: "..."la cultura es un derecho y no un negocio de las grandes productoras” y ergo que nuestro cine debe estar en manos de sus realizadores y trabajadores audiovisuales."
Violeta Bruck
@Violeta_Bk
Veinte tesis sobre el significado histórico social y la naturaleza de la Revolución rusa de 1917 y de la URSS
1. La experiencia histórica de construcción económica, política, social y cultural de la URSS estuvo esencialmente en contraposición a lo postulado por el proyecto científico, crítico y revolucionario de emancipación humana del socialismo y comunismo de Karl Marx y Friedrich. Engels.
2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de la humanidad (todas las sociedades humanas hasta nuestros días) a la historia verdaderamente humana (la sociedad comunista como punto de partida de la misma) parte del reconocimiento de que «hasta hoy la historia se ha erigido sobre dos relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza y la escasez de fuerzas productivas y bienes»1, y de la necesidad histórica de transformar tales condiciones generales materiales.
La primera condición material general -la inadecuación del hombre con la naturaleza2- tiene que ser transformada de tal forma que haga posible «la libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social como patrimonio social»3.
La segunda condición material general de toda la existencia humana hasta nuestros días –«la escasez material»–4 obliga necesariamente a que la toda sociedad y su proyecto civilizatorio se estructure y organice en clases sociales para poder garantizar su reproducción, y ello trae aparejada la explotación económica y la lucha de clases. Este hecho económico material (la escasez material)5, sólo y únicamente puede ser superado definitivamente a través de: a) un alto grado de desarrollo y universalización de las fuerzas productivas del trabajo social (fundamento económico material para transitar del capitalismo al comunismo), y b) de la constitución del sujeto revolucionario comunista: la clase obrera revolucionaria6 (fundamento subjetivo material para ser posible el socialismo y el comunismo). Es decir, que la moderna sociedad capitalista sólo puede ser superada una vez que se hayan desarrollado las suficientes fuerzas productivas materiales para que las use el proletariado mundial en su proyecto de emancipación total. Dando lugar a la construcción de la sociedad socialista mundial, y una vez consolidada la misma, dar paso al inicio del fundamento positivo de la historia, que consistiría en que de ese ahora en adelante los seres humanos elegimos y somos dueños de nuestro destino decidiendo vivir en asociación libre y voluntaria y en armonía con la Naturaleza7.
3. Lo que realmente se construyó en la URSS, no fue una sociedad socialista sino una sociedad capitalista. En donde el intento –después de la revolución de octubre de 1917– de construir una sociedad burguesa de tránsito al socialismo fracasó, debido a causas internas y externas. Las causas internas, básicamente fueron: a) el bajo desarrollo territorial capitalista de las fuerzas productivas técnicas (pues estaban “concentradas” en unas cuantas ciudades, y en el resto sólo existían endebles fuerzas productivas precapitalistas; por ejemplo, la “obshchina” o comuna rural rusa, la cual estaba muy debilitada por la reforma de 1861), y b) específicamente el débil peso de la clase obrera respecto de la inmensa población campesina rusa, y de su proceso de debilitamiento del grado de conciencia histórica y de organización de clase e influencia sobre el resto de la población rusa. Las causas externas que tuvieron el papel decisivo para determinar la derrota de la intención “socialista” de la revolución rusa fueron: a) el fracaso y derrota del movimiento revolucionario comunista en los países de Europa Occidental, en particular, en Alemania, Inglaterra y Francia, debido fundamentalmente a que las fuerzas productivas materiales no estaban lo suficientemente maduras para la revolución socialista, y b) el proletariado europeo occidental no logró desarrollar su conciencia y organización anticapitalista (pues su horizonte fue mayoritariamente reformista) lo suficiente para empujar hacia el socialismo; así también, c) dicha derrota del sujeto proletario revolucionario estuvo determinada por las consecuencias destructivas y de descomposición social que produjo la “Gran Guerra” (primera guerra mundial), entendida ésta como contrarrevolución comunista continental.
4. La contraposición entre la experiencia histórica de la URSS y el proyecto teórico de liberación de la humanidad de Marx y Engels, tiene como base esencial y fundamento económico a la existencia de la escasez material, y la necesidad y posibilidad de hacerle frente y superarla, a partir de las fuerzas productivas específicamente humanas con las que contaba la sociedad rusa (y el resto del mundo capitalista) en ese momento histórico. Es decir, lo que históricamente se mostró, es que la «medida geopolítica mundial de capital»8 en las primeras décadas del siglo XX, no estaba lo suficientemente madura, para hacer posible «la actualidad de la revolución comunista»9.
5. De ahí que, la crítica de la revolución rusa de octubre de 1917, la del Estado bolchevique y la naturaleza de la economía soviética y sus fundamentos económicos, tenga como premisa básica la «crítica de las teorías del Imperialismo»10, en particular, la de Lenin. Porque fue a partir de la caracterización del capitalismo mundial como Imperialismo, fase superior del capitalismo, que se llegó a la conclusión de la actualidad de la revolución proletaria comunista, y por lo tanto, se fundó la estrategia y táctica de la revolución socialista mundial, en particular, la de la revolución rusa; creando la “ilusión” de la necesaria e inminente victoria de la revolución mundial proletaria socialista.
6. Por eso la contraposición entre la experiencia histórica revolucionaria soviética y el proyecto emancipador del proletariado en Marx y Engels, expresó la ausencia de una teoría crítica –por parte de los dirigentes revolucionarios– del desarrollo capitalista. Teoría crítica, que debió mostrar, esencialmente, el grado real de desarrollo de las fuerzas productivas al interior de las relaciones sociales de la producción capitalista. Y, a partir de ahí, evaluar y medir la temporalidad del capitalismo; es decir, qué tanto había cumplido su misión histórica, y ergo, qué tanto se acercaba a su necesario, posible y deseado fin. Y, por lo tanto, qué tan lejos o cerca se encontraba la actualidad de la revolución socialista mundial.
7. El contexto europeo de miseria económica, represión política, de caos y de barbarie social producto de la guerra capitalista imperialista, influyó decisivamente para que los principales teóricos y políticos revolucionarios rusos (Lenin y Trotsky) y europeos (Luxemburg, Pannekoek, Gorter, Lukács, Korsch, etc.) construyeran por la vía de los hechos un doble desconocimiento –y no por ello está cuestionada su autenticidad e intención comunista revolucionaria–. Este doble desconocimiento consistió, por una parte, en el hecho de que no reconocieron consecuentemente, la imperante escasez material en que estaba el mundo capitalista, y, en particular, la sociedad rusa. Por otra parte, y de manera decisiva, no reconocieron que el grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas específicamente humanas –es decir, las fuerzas productivas técnicas y las fuerzas productivas procreativas que se desplegaban y articulaban en esos territorios– eran materialmente insuficientes para resolver y superar la escasez material, y, por tanto, hacían inviable la realización de la revolución europea socialista tendiente a construir una nueva sociedad libre de toda explotación y enajenación total.
8. Tal desconocimiento de la impotencia del grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas para llevar a cabo la construcción socialista en Europa Occidental, y en particular, en Rusia, conllevó a que los revolucionarios rusos y europeos desplegaran prácticamente un voluntarismo revolucionario, que consistía en creer que -casi- sólo bastaba la voluntad de los militantes revolucionarios –organizados en los partidos comunistas, y reunidos en la III Internacional– para organizar las voluntades de las vastas masas obreras, campesinas y de soldados para que derrocaran todos los gobiernos burgueses, y empezaran la ardua tarea de transitar a la todavía joven sociedad capitalista al socialismo.
9. Toda esta falta de condiciones materiales y subjetivas para llevar a cabo la revolución socialista en Europa, y en particular, en Rusia, trajeron enormes consecuencias negativas para el movimiento comunista internacional, tanto de índole político, como económico y social.
10. A nivel político, la toma del poder estatal encabezada por Lenin, Trotsky y los bolcheviques, no fue la realización de «la dictadura revolucionaria del proletariado»11, sino «la dictadura del partido bolchevique sobre el proletariado y el campesinado»12, puesto que la instancia organizativa proletaria genuinamente revolucionaria que resurgió en la revolución rusa de 1917: los soviets, empezaron a ser desnaturalizados –desde su resurgimiento, en febrero de 1917, cuando fueron primeramente controlados por los mencheviques y socialrevolucionarios de derecha, y posteriormente, a partir de septiembre de 1917, por los bolcheviques y los socialrevolucionarios de izquierda– trayendo como resultado la destrucción de la democracia directa y paralelamente el surgimiento del «Estado capitalista soviético»13, y, que en la era de Stalin devino en un Estado burocrático capitalista controlado por el PCUS. Es decir, que, aunque se hayan dado muestras de combatividad revolucionaria contra la autocracia zarista y la subsiguiente contrarrevolución de la burguesía rusa, no logró construirse un incipiente Estado socialista dirigido por los soviets de obreros, campesinos pobres y militares; lo cual mostró claramente, que la constitución del sujeto revolucionario ruso tuvo enormes límites político organizativos y de conciencia de clase.
11. La tesis marxiana engelsiana señala que la dictadura revolucionaria del proletariado es la forma política estatal más desarrollada para el despliegue de la democracia, la libertad y la justicia para la mayor parte de la población. Pero la experiencia del Estado “soviético”, casi siempre fue en dirección contraria a este postulado, sobre todo a partir de terminada la guerra civil (el “comunismo de guerra” 1918-1921). Entre los ejemplos paradigmáticos del carácter represor y autoritario del Estado soviético, se encuentran: a) la represión bolchevique, en marzo de 1921, hacia los marineros y obreros de Kronstadt14; b) la represión del movimiento campesino ucraniano Majnovista; c) las deportaciones masivas y trabajos forzosos de la disidencia política en la Siberia rusa de fines de los veinte y todo los treinta; y, d) los procesos de Moscú de 1936-1937, a través de juicios y ejecuciones, no sólo para la disidencia política, sino para la mayoría de la vieja guardia bolchevique.
12. La naturaleza capitalista del Estado soviético estuvo determinada por su contenido social –o sea, por el carácter de las formas de propiedad y las relaciones sociales de producción que dicho Estado guardó y defendió– que se manifestó realmente en el carácter capitalista de la estatalización de los medios de producción social y de la planificación estatal de la economía nacional.
13. El fortalecimiento y consolidación del Estado burocrático capitalista comandado por el PCUS, marchó en sentido contrario a lo postulado por Marx y Engels sobre la tendencia a la extinción del Estado.
14. Los fundamentos de la economía soviética: la estatalización o nacionalización de los medios de producción social, la planificación estatal de la economía nacional y el desarrollo de las fuerzas productivas, fueron de naturaleza capitalista.
15. La nacionalización o estatalización de los medios de producción social, por parte del Estado soviético, no implicó «ni la socialización de los mismos»15, «ni la transformación de las relaciones sociales de producción capitalistas en socialistas»16. Porque la clase obrera soviética no fue la propietaria colectiva ni controlaba directamente los medios de producción social sino que fue «una casta de funcionarios públicos y directores de empresas quienes concentraban las funciones de control y dirección de los mismos»17. Es decir, al no controlar los obreros todo el proceso inmediato de la producción, siguieron reproduciendo la separación radical de los productores directos respecto de las condiciones materiales de la producción, y por consiguiente, prosiguieron refuncionalizando las relaciones sociales de la producción capitalista, y sobre todo, a la subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, dando lugar a que los “directores de empresas” (a nivel de la producción) en coordinación con una parte de la “burocracia estatal” (a nivel de la circulación y distribución económica) no sólo dirigieran y administraran el proceso de producción material, sino también «el proceso de producción y realización de la plusvalía producida por la clase obrera»18 soviética. Dando lugar a que esta burocracia estatal y los directores de empresas personificarán al capital social soviético, y por lo tanto, esta casta burocrática deviniera en «burguesía burocrática de Estado»19.
16. La planificación estatal de la economía soviética tenía esencialmente un carácter capitalista. Por una parte, a) porque «los planes económicos quinquenales estaban fundamentalmente dirigidos a satisfacer las necesidades de la acumulación del capital social único soviético»20; quedando subordinadas y reprimidas la satisfacción de la mayoría de las necesidades económico materiales del pueblo soviético. Y por otra parte, b) porque al llevarse la planificación económica soviética de una manera centralista, vertical y burocrática, se imposibilitó prácticamente que la clase obrera, los campesinos y demás sectores sociales subalternos se organizaran en «consejos obreros de gestión productiva y en consejos de consumidores para que pudieran autogestionar de forma socialista toda la reproducción económica (producción-distribución-consumo) social»21, y de esa manera «ir superando y destruyendo paulatinamente el mercado»22 como «mecanismo cósico y enajenante de dicha reproducción económica»23 e «invalidando la rectoría de la ley del valor en la economía soviética»24. Realmente esto no era posible, porque la sociedad soviética –como el resto del mundo capitalista– estaba inmerso dentro de una gran escasez material, que sólo con el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas materiales y humanas a nivel planetario, podría crear las condiciones materiales de la revolución comunista para hacerle frente y superar a la escasez material, y por lo tanto, se inicie «una sociedad verdaderamente humana»25.
17. El desarrollo de las fuerzas productivas en la URSS, no tenía un carácter socialista, porque estas fuerzas se desarrollaron realmente dentro del margen de las relaciones sociales de producción capitalistas. De ahí que todo el desarrollo de las mismas (industrialización acelerada, introducción de la agricultura maquinizada, estajanovismo, etc.) se convirtieron en «medios de explotación de la clase obrera soviética»26; es decir, en métodos de extracción de plusvalor relativo, y «de destrucción y depredación del medio ambiente»27. Así, también durante la era estalinista y la II Guerra Mundial empezaron «a desarrollarse fuerzas productivas destructivas, culminando con la construcción de la bomba atómica»28.
18. La sociedad rusa que surgió de la revolución de 1917, lejos de resolver la cuestión social tendiente a que ya no existieran las clases sociales (realización plena de la sociedad socialista), lo que realmente llevó a cabo, fue la reproducción de viejas y nuevas clases, destacando sobre todo, la clase de la burocracia política y del aparato productivo (los “administradores rojos”), que fueron la personificación del capital social.
19. A nivel cultural, la supuesta validez y comprobación de la “Teoría del Socialismo en un solo país” [Stalin dixit] que enarbolaba el marxismo soviético o stalinismo, convirtió a la teoría crítica comunista de Marx y Engels, en una teoría vulgar y dogmática, que dominó el horizonte intelectual de generaciones de revolucionarios de varias partes del mundo, a lo largo del siglo XX.
20. No porque la revolución rusa de octubre de 1917, la construcción del Estado que emanó de ella y la propia economía soviética hayan sido de naturaleza capitalista, se infiera falsamente que el proyecto de emancipación comunista de la humanidad proletarizada está absolutamente cancelado. Sino más bien, todo este proceso histórico revolucionario del siglo XX –que tuvo como punto de partida la gesta heroica de la revolución rusa– debe entenderse y asumirse como un largo y tortuoso proceso histórico de construcción libertaria. En este sentido, el proletariado ha mostrado, en varios momentos (las revoluciones europeas de 1848-1849, la Comuna de París de 1871, la revolución rusa de 1917, la guerra civil española de 1936-1939, el mayo francés de 1968, etc.) su potencial de lucha anticapitalista.
Todo este proceso histórico de lucha proletaria, sólo muestra la permanente necesidad de trascendencia del capitalismo –aunque las condiciones materiales todavía no estén lo suficientemente maduras para su transformación revolucionaria–. Y esto es así, porque es el propio proletariado el que produce y padece toda esta realidad enajenada, opresiva y explotadora capitalista. Y es en este hecho en el que se funda, esencialmente, su actitud y cometido anticapitalista. Pero también es cierto que, aunque exista una necesidad social e histórica de la clase obrera por trascender el capitalismo, esta necesidad no es sinónimo de que el triunfo del socialismo y comunismo estén garantizados, pues ello depende del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas y procreativas, en particular, del proletariado en tanto sujeto revolucionario.
Juan Vicente Martínez Bautista
Notas:
1 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida. Para una teoría marxista de las fuerzas productivas. México: Editorial Itaca, 2012, p.159.
2 MARX, Carlos. “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” en Escritos de juventud de Carlos Marx. Obras Fundamentales de Marx y Engels, tomo 1. México: Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 654-655.
3 MARX, Carlos. Elementos fundamentales para la crítica de la economía Política (borrador) 1857-1858. Volumen 1. México: Siglo XXI Editores, 1971, 85.
4 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. “La Ideología Alemana” en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, 34.
5 ECHEVERRÍA, Bolívar. El discurso crítico de Marx. México: Ediciones Era, 1986, 51.
6 MARX, Carlos. “En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Introducción” en La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época. México: Editorial Grijalbo, 1983, 15.
7 MARX, Carlos. “Manuscritos económico-filosóficos de 1844”, Op. Cit., 655, 658-663.
8 VERAZA, Jorge. Revolución mundial y medida geopolítica de capital. México: Editorial Itaca, 1999.
9 LUKÁCS, Georg. “Lenin. Estudio sobre la coherencia de su pensamiento” en Lenin – Marx. Buenos Aires: Editorial Gorla, 2005.
10 VERAZA, Jorge. Para la Crítica a las Teorías del Imperialismo. México: Editorial Itaca, 1987.
11 MARX, Carlos. “Crítica del Programa de Gotha” en Obras Escogidas, Tomo II. Moscú: Editorial Progreso, 1977.
12 WAGNER, Helmut. Tesis sobre el bolchevismo. España: Editado por el Grupo de Comunistas de Consejos de Galiza, 2005.
13 Ibídem.
14 ANWEILER, Oscar. “Introducción” en Documentos de la revolución mundial II.Kronstadt. Madrid: Editorial Zero, 1971.
15 MILIBAND, Ralph. “Bettelheim y la experiencia soviética” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 130.
16 BETTELHEIM, Charles. Cálculo económico y formas de propiedad. Madrid: Siglo XXI Editores, 1972, 103-106.
17 CHAVANCE, Bernard. “Sobre las relaciones de producción en la URSS” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 78.
18 MODZELEWSKI, Karol y KURON, Jacek. Revolución política o poder burocrático. Cuadernos de Pasado y Presente No. 22, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1971, 33-64.
19 BETTELHEIM, Charles. Las luchas de clases en la URSS. Primer período, 1917-1923. Madrid: Siglo XXI Editores, 1976, 36.
20 MATTICK, Paul. Marx y Keynes. Los límites de la economía mixta. México: Ediciones Era, 1975, 272-284.
21 KORSCH, Karl. ¿Qué es la Socialización? Un programa de Socialismo práctico. Cuadernos de Pasado y Presente No 45. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973, 29-58.
22 CHAVANCE, Bernard. “Sobre las relaciones de producción en la URSS” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 93.
23 JAGUIN, Aureliano y LA GRASSA, Gianfranco. Proceso productivo capitalista y socialismo en la URSS. Valencia: Editorial Pre-textos, 1978, 23-45.
24 DUTSCHKE, Rudi. La democracia obrera, el comunismo y el problema de la «abolición del trabajo». Barcelona: Icaria Editorial, 1978, pp. 12-15.
25 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. “La Ideología Alemana” en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, p. 34.
26 DUTSCHKE, Rudi. “La democracia obrera, el comunismo…”, Op. Cit., pp. 32-37.
27 O’CONNOR, James. Causas ambientales. Ensayos de marxismo ecológico. México: Siglo XXI Editores, 2001, p. 303.
28 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. “Karl Marx y…”, Op. Cit., 47-50. [Primero en EUA que detonó dos y luego en la URSS. MAAC]
2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de la humanidad (todas las sociedades humanas hasta nuestros días) a la historia verdaderamente humana (la sociedad comunista como punto de partida de la misma) parte del reconocimiento de que «hasta hoy la historia se ha erigido sobre dos relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza y la escasez de fuerzas productivas y bienes»1, y de la necesidad histórica de transformar tales condiciones generales materiales.
La primera condición material general -la inadecuación del hombre con la naturaleza2- tiene que ser transformada de tal forma que haga posible «la libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social como patrimonio social»3.
La segunda condición material general de toda la existencia humana hasta nuestros días –«la escasez material»–4 obliga necesariamente a que la toda sociedad y su proyecto civilizatorio se estructure y organice en clases sociales para poder garantizar su reproducción, y ello trae aparejada la explotación económica y la lucha de clases. Este hecho económico material (la escasez material)5, sólo y únicamente puede ser superado definitivamente a través de: a) un alto grado de desarrollo y universalización de las fuerzas productivas del trabajo social (fundamento económico material para transitar del capitalismo al comunismo), y b) de la constitución del sujeto revolucionario comunista: la clase obrera revolucionaria6 (fundamento subjetivo material para ser posible el socialismo y el comunismo). Es decir, que la moderna sociedad capitalista sólo puede ser superada una vez que se hayan desarrollado las suficientes fuerzas productivas materiales para que las use el proletariado mundial en su proyecto de emancipación total. Dando lugar a la construcción de la sociedad socialista mundial, y una vez consolidada la misma, dar paso al inicio del fundamento positivo de la historia, que consistiría en que de ese ahora en adelante los seres humanos elegimos y somos dueños de nuestro destino decidiendo vivir en asociación libre y voluntaria y en armonía con la Naturaleza7.
3. Lo que realmente se construyó en la URSS, no fue una sociedad socialista sino una sociedad capitalista. En donde el intento –después de la revolución de octubre de 1917– de construir una sociedad burguesa de tránsito al socialismo fracasó, debido a causas internas y externas. Las causas internas, básicamente fueron: a) el bajo desarrollo territorial capitalista de las fuerzas productivas técnicas (pues estaban “concentradas” en unas cuantas ciudades, y en el resto sólo existían endebles fuerzas productivas precapitalistas; por ejemplo, la “obshchina” o comuna rural rusa, la cual estaba muy debilitada por la reforma de 1861), y b) específicamente el débil peso de la clase obrera respecto de la inmensa población campesina rusa, y de su proceso de debilitamiento del grado de conciencia histórica y de organización de clase e influencia sobre el resto de la población rusa. Las causas externas que tuvieron el papel decisivo para determinar la derrota de la intención “socialista” de la revolución rusa fueron: a) el fracaso y derrota del movimiento revolucionario comunista en los países de Europa Occidental, en particular, en Alemania, Inglaterra y Francia, debido fundamentalmente a que las fuerzas productivas materiales no estaban lo suficientemente maduras para la revolución socialista, y b) el proletariado europeo occidental no logró desarrollar su conciencia y organización anticapitalista (pues su horizonte fue mayoritariamente reformista) lo suficiente para empujar hacia el socialismo; así también, c) dicha derrota del sujeto proletario revolucionario estuvo determinada por las consecuencias destructivas y de descomposición social que produjo la “Gran Guerra” (primera guerra mundial), entendida ésta como contrarrevolución comunista continental.
4. La contraposición entre la experiencia histórica de la URSS y el proyecto teórico de liberación de la humanidad de Marx y Engels, tiene como base esencial y fundamento económico a la existencia de la escasez material, y la necesidad y posibilidad de hacerle frente y superarla, a partir de las fuerzas productivas específicamente humanas con las que contaba la sociedad rusa (y el resto del mundo capitalista) en ese momento histórico. Es decir, lo que históricamente se mostró, es que la «medida geopolítica mundial de capital»8 en las primeras décadas del siglo XX, no estaba lo suficientemente madura, para hacer posible «la actualidad de la revolución comunista»9.
5. De ahí que, la crítica de la revolución rusa de octubre de 1917, la del Estado bolchevique y la naturaleza de la economía soviética y sus fundamentos económicos, tenga como premisa básica la «crítica de las teorías del Imperialismo»10, en particular, la de Lenin. Porque fue a partir de la caracterización del capitalismo mundial como Imperialismo, fase superior del capitalismo, que se llegó a la conclusión de la actualidad de la revolución proletaria comunista, y por lo tanto, se fundó la estrategia y táctica de la revolución socialista mundial, en particular, la de la revolución rusa; creando la “ilusión” de la necesaria e inminente victoria de la revolución mundial proletaria socialista.
6. Por eso la contraposición entre la experiencia histórica revolucionaria soviética y el proyecto emancipador del proletariado en Marx y Engels, expresó la ausencia de una teoría crítica –por parte de los dirigentes revolucionarios– del desarrollo capitalista. Teoría crítica, que debió mostrar, esencialmente, el grado real de desarrollo de las fuerzas productivas al interior de las relaciones sociales de la producción capitalista. Y, a partir de ahí, evaluar y medir la temporalidad del capitalismo; es decir, qué tanto había cumplido su misión histórica, y ergo, qué tanto se acercaba a su necesario, posible y deseado fin. Y, por lo tanto, qué tan lejos o cerca se encontraba la actualidad de la revolución socialista mundial.
7. El contexto europeo de miseria económica, represión política, de caos y de barbarie social producto de la guerra capitalista imperialista, influyó decisivamente para que los principales teóricos y políticos revolucionarios rusos (Lenin y Trotsky) y europeos (Luxemburg, Pannekoek, Gorter, Lukács, Korsch, etc.) construyeran por la vía de los hechos un doble desconocimiento –y no por ello está cuestionada su autenticidad e intención comunista revolucionaria–. Este doble desconocimiento consistió, por una parte, en el hecho de que no reconocieron consecuentemente, la imperante escasez material en que estaba el mundo capitalista, y, en particular, la sociedad rusa. Por otra parte, y de manera decisiva, no reconocieron que el grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas específicamente humanas –es decir, las fuerzas productivas técnicas y las fuerzas productivas procreativas que se desplegaban y articulaban en esos territorios– eran materialmente insuficientes para resolver y superar la escasez material, y, por tanto, hacían inviable la realización de la revolución europea socialista tendiente a construir una nueva sociedad libre de toda explotación y enajenación total.
8. Tal desconocimiento de la impotencia del grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas para llevar a cabo la construcción socialista en Europa Occidental, y en particular, en Rusia, conllevó a que los revolucionarios rusos y europeos desplegaran prácticamente un voluntarismo revolucionario, que consistía en creer que -casi- sólo bastaba la voluntad de los militantes revolucionarios –organizados en los partidos comunistas, y reunidos en la III Internacional– para organizar las voluntades de las vastas masas obreras, campesinas y de soldados para que derrocaran todos los gobiernos burgueses, y empezaran la ardua tarea de transitar a la todavía joven sociedad capitalista al socialismo.
9. Toda esta falta de condiciones materiales y subjetivas para llevar a cabo la revolución socialista en Europa, y en particular, en Rusia, trajeron enormes consecuencias negativas para el movimiento comunista internacional, tanto de índole político, como económico y social.
10. A nivel político, la toma del poder estatal encabezada por Lenin, Trotsky y los bolcheviques, no fue la realización de «la dictadura revolucionaria del proletariado»11, sino «la dictadura del partido bolchevique sobre el proletariado y el campesinado»12, puesto que la instancia organizativa proletaria genuinamente revolucionaria que resurgió en la revolución rusa de 1917: los soviets, empezaron a ser desnaturalizados –desde su resurgimiento, en febrero de 1917, cuando fueron primeramente controlados por los mencheviques y socialrevolucionarios de derecha, y posteriormente, a partir de septiembre de 1917, por los bolcheviques y los socialrevolucionarios de izquierda– trayendo como resultado la destrucción de la democracia directa y paralelamente el surgimiento del «Estado capitalista soviético»13, y, que en la era de Stalin devino en un Estado burocrático capitalista controlado por el PCUS. Es decir, que, aunque se hayan dado muestras de combatividad revolucionaria contra la autocracia zarista y la subsiguiente contrarrevolución de la burguesía rusa, no logró construirse un incipiente Estado socialista dirigido por los soviets de obreros, campesinos pobres y militares; lo cual mostró claramente, que la constitución del sujeto revolucionario ruso tuvo enormes límites político organizativos y de conciencia de clase.
11. La tesis marxiana engelsiana señala que la dictadura revolucionaria del proletariado es la forma política estatal más desarrollada para el despliegue de la democracia, la libertad y la justicia para la mayor parte de la población. Pero la experiencia del Estado “soviético”, casi siempre fue en dirección contraria a este postulado, sobre todo a partir de terminada la guerra civil (el “comunismo de guerra” 1918-1921). Entre los ejemplos paradigmáticos del carácter represor y autoritario del Estado soviético, se encuentran: a) la represión bolchevique, en marzo de 1921, hacia los marineros y obreros de Kronstadt14; b) la represión del movimiento campesino ucraniano Majnovista; c) las deportaciones masivas y trabajos forzosos de la disidencia política en la Siberia rusa de fines de los veinte y todo los treinta; y, d) los procesos de Moscú de 1936-1937, a través de juicios y ejecuciones, no sólo para la disidencia política, sino para la mayoría de la vieja guardia bolchevique.
12. La naturaleza capitalista del Estado soviético estuvo determinada por su contenido social –o sea, por el carácter de las formas de propiedad y las relaciones sociales de producción que dicho Estado guardó y defendió– que se manifestó realmente en el carácter capitalista de la estatalización de los medios de producción social y de la planificación estatal de la economía nacional.
13. El fortalecimiento y consolidación del Estado burocrático capitalista comandado por el PCUS, marchó en sentido contrario a lo postulado por Marx y Engels sobre la tendencia a la extinción del Estado.
14. Los fundamentos de la economía soviética: la estatalización o nacionalización de los medios de producción social, la planificación estatal de la economía nacional y el desarrollo de las fuerzas productivas, fueron de naturaleza capitalista.
15. La nacionalización o estatalización de los medios de producción social, por parte del Estado soviético, no implicó «ni la socialización de los mismos»15, «ni la transformación de las relaciones sociales de producción capitalistas en socialistas»16. Porque la clase obrera soviética no fue la propietaria colectiva ni controlaba directamente los medios de producción social sino que fue «una casta de funcionarios públicos y directores de empresas quienes concentraban las funciones de control y dirección de los mismos»17. Es decir, al no controlar los obreros todo el proceso inmediato de la producción, siguieron reproduciendo la separación radical de los productores directos respecto de las condiciones materiales de la producción, y por consiguiente, prosiguieron refuncionalizando las relaciones sociales de la producción capitalista, y sobre todo, a la subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, dando lugar a que los “directores de empresas” (a nivel de la producción) en coordinación con una parte de la “burocracia estatal” (a nivel de la circulación y distribución económica) no sólo dirigieran y administraran el proceso de producción material, sino también «el proceso de producción y realización de la plusvalía producida por la clase obrera»18 soviética. Dando lugar a que esta burocracia estatal y los directores de empresas personificarán al capital social soviético, y por lo tanto, esta casta burocrática deviniera en «burguesía burocrática de Estado»19.
16. La planificación estatal de la economía soviética tenía esencialmente un carácter capitalista. Por una parte, a) porque «los planes económicos quinquenales estaban fundamentalmente dirigidos a satisfacer las necesidades de la acumulación del capital social único soviético»20; quedando subordinadas y reprimidas la satisfacción de la mayoría de las necesidades económico materiales del pueblo soviético. Y por otra parte, b) porque al llevarse la planificación económica soviética de una manera centralista, vertical y burocrática, se imposibilitó prácticamente que la clase obrera, los campesinos y demás sectores sociales subalternos se organizaran en «consejos obreros de gestión productiva y en consejos de consumidores para que pudieran autogestionar de forma socialista toda la reproducción económica (producción-distribución-consumo) social»21, y de esa manera «ir superando y destruyendo paulatinamente el mercado»22 como «mecanismo cósico y enajenante de dicha reproducción económica»23 e «invalidando la rectoría de la ley del valor en la economía soviética»24. Realmente esto no era posible, porque la sociedad soviética –como el resto del mundo capitalista– estaba inmerso dentro de una gran escasez material, que sólo con el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas materiales y humanas a nivel planetario, podría crear las condiciones materiales de la revolución comunista para hacerle frente y superar a la escasez material, y por lo tanto, se inicie «una sociedad verdaderamente humana»25.
17. El desarrollo de las fuerzas productivas en la URSS, no tenía un carácter socialista, porque estas fuerzas se desarrollaron realmente dentro del margen de las relaciones sociales de producción capitalistas. De ahí que todo el desarrollo de las mismas (industrialización acelerada, introducción de la agricultura maquinizada, estajanovismo, etc.) se convirtieron en «medios de explotación de la clase obrera soviética»26; es decir, en métodos de extracción de plusvalor relativo, y «de destrucción y depredación del medio ambiente»27. Así, también durante la era estalinista y la II Guerra Mundial empezaron «a desarrollarse fuerzas productivas destructivas, culminando con la construcción de la bomba atómica»28.
18. La sociedad rusa que surgió de la revolución de 1917, lejos de resolver la cuestión social tendiente a que ya no existieran las clases sociales (realización plena de la sociedad socialista), lo que realmente llevó a cabo, fue la reproducción de viejas y nuevas clases, destacando sobre todo, la clase de la burocracia política y del aparato productivo (los “administradores rojos”), que fueron la personificación del capital social.
19. A nivel cultural, la supuesta validez y comprobación de la “Teoría del Socialismo en un solo país” [Stalin dixit] que enarbolaba el marxismo soviético o stalinismo, convirtió a la teoría crítica comunista de Marx y Engels, en una teoría vulgar y dogmática, que dominó el horizonte intelectual de generaciones de revolucionarios de varias partes del mundo, a lo largo del siglo XX.
20. No porque la revolución rusa de octubre de 1917, la construcción del Estado que emanó de ella y la propia economía soviética hayan sido de naturaleza capitalista, se infiera falsamente que el proyecto de emancipación comunista de la humanidad proletarizada está absolutamente cancelado. Sino más bien, todo este proceso histórico revolucionario del siglo XX –que tuvo como punto de partida la gesta heroica de la revolución rusa– debe entenderse y asumirse como un largo y tortuoso proceso histórico de construcción libertaria. En este sentido, el proletariado ha mostrado, en varios momentos (las revoluciones europeas de 1848-1849, la Comuna de París de 1871, la revolución rusa de 1917, la guerra civil española de 1936-1939, el mayo francés de 1968, etc.) su potencial de lucha anticapitalista.
Todo este proceso histórico de lucha proletaria, sólo muestra la permanente necesidad de trascendencia del capitalismo –aunque las condiciones materiales todavía no estén lo suficientemente maduras para su transformación revolucionaria–. Y esto es así, porque es el propio proletariado el que produce y padece toda esta realidad enajenada, opresiva y explotadora capitalista. Y es en este hecho en el que se funda, esencialmente, su actitud y cometido anticapitalista. Pero también es cierto que, aunque exista una necesidad social e histórica de la clase obrera por trascender el capitalismo, esta necesidad no es sinónimo de que el triunfo del socialismo y comunismo estén garantizados, pues ello depende del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas y procreativas, en particular, del proletariado en tanto sujeto revolucionario.
Juan Vicente Martínez Bautista
Notas:
1 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida. Para una teoría marxista de las fuerzas productivas. México: Editorial Itaca, 2012, p.159.
2 MARX, Carlos. “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” en Escritos de juventud de Carlos Marx. Obras Fundamentales de Marx y Engels, tomo 1. México: Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 654-655.
3 MARX, Carlos. Elementos fundamentales para la crítica de la economía Política (borrador) 1857-1858. Volumen 1. México: Siglo XXI Editores, 1971, 85.
4 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. “La Ideología Alemana” en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, 34.
5 ECHEVERRÍA, Bolívar. El discurso crítico de Marx. México: Ediciones Era, 1986, 51.
6 MARX, Carlos. “En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Introducción” en La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época. México: Editorial Grijalbo, 1983, 15.
7 MARX, Carlos. “Manuscritos económico-filosóficos de 1844”, Op. Cit., 655, 658-663.
8 VERAZA, Jorge. Revolución mundial y medida geopolítica de capital. México: Editorial Itaca, 1999.
9 LUKÁCS, Georg. “Lenin. Estudio sobre la coherencia de su pensamiento” en Lenin – Marx. Buenos Aires: Editorial Gorla, 2005.
10 VERAZA, Jorge. Para la Crítica a las Teorías del Imperialismo. México: Editorial Itaca, 1987.
11 MARX, Carlos. “Crítica del Programa de Gotha” en Obras Escogidas, Tomo II. Moscú: Editorial Progreso, 1977.
12 WAGNER, Helmut. Tesis sobre el bolchevismo. España: Editado por el Grupo de Comunistas de Consejos de Galiza, 2005.
13 Ibídem.
14 ANWEILER, Oscar. “Introducción” en Documentos de la revolución mundial II.Kronstadt. Madrid: Editorial Zero, 1971.
15 MILIBAND, Ralph. “Bettelheim y la experiencia soviética” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 130.
16 BETTELHEIM, Charles. Cálculo económico y formas de propiedad. Madrid: Siglo XXI Editores, 1972, 103-106.
17 CHAVANCE, Bernard. “Sobre las relaciones de producción en la URSS” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 78.
18 MODZELEWSKI, Karol y KURON, Jacek. Revolución política o poder burocrático. Cuadernos de Pasado y Presente No. 22, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1971, 33-64.
19 BETTELHEIM, Charles. Las luchas de clases en la URSS. Primer período, 1917-1923. Madrid: Siglo XXI Editores, 1976, 36.
20 MATTICK, Paul. Marx y Keynes. Los límites de la economía mixta. México: Ediciones Era, 1975, 272-284.
21 KORSCH, Karl. ¿Qué es la Socialización? Un programa de Socialismo práctico. Cuadernos de Pasado y Presente No 45. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973, 29-58.
22 CHAVANCE, Bernard. “Sobre las relaciones de producción en la URSS” en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 93.
23 JAGUIN, Aureliano y LA GRASSA, Gianfranco. Proceso productivo capitalista y socialismo en la URSS. Valencia: Editorial Pre-textos, 1978, 23-45.
24 DUTSCHKE, Rudi. La democracia obrera, el comunismo y el problema de la «abolición del trabajo». Barcelona: Icaria Editorial, 1978, pp. 12-15.
25 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. “La Ideología Alemana” en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, p. 34.
26 DUTSCHKE, Rudi. “La democracia obrera, el comunismo…”, Op. Cit., pp. 32-37.
27 O’CONNOR, James. Causas ambientales. Ensayos de marxismo ecológico. México: Siglo XXI Editores, 2001, p. 303.
28 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. “Karl Marx y…”, Op. Cit., 47-50. [Primero en EUA que detonó dos y luego en la URSS. MAAC]
Robespierre, ni tirano ni verdugo

Nota de edición de Sin permiso. Inquirido por el semanario parisino L´Obs a que realizara una breve defensa de la figura de Maximilien Robespierre, Alexis Corbière, su más significado valedor contemporáneo, que ya como concejal del distrito XII de París había pedido infructuosamente que se le dedicase una calle, resume sus méritos en unos pocos párrafos.
***
Pronunciar el nombre de Robespierre es suficiente para desencadenar un torrente de barro. Pero no fue ni “tirano del terror” ni “verdugo sanguinario de la Vendée”. Antes de sentarse en el Comité de Salud Pública como diputado, defendió los principios que están en los fundamentos de nuestra República.
Desde octubre de 1789, defiende el principio democrático de universalidad (masculina) del voto. Sin éxito. En 1791, bien que el único, se opone a la “constitucionalización de la esclavitud en las colonias francesas”. Pero, desde hace dos siglos, se le caricaturiza. Solamente importa su acción “a la cabeza” del Comité de Salud Pública. Recordemos, sin embargo, que no estaba a la cabeza de nada y que fue miembro elegido (entre catorce) de este Comité durante un año, de julio de 1793 hasta su muerte. Hablar de “dictadura robespierrista” es una manipulación histórico-política.
Se olvida la actuación del Gran Comité de Salud Pública: la asignación de una suma a los indigentes, la instauración de un precio máximo de venta para los artículos de primera necesidad, la institución de la escuela primaria gratuita y obligatoria.
El principal mérito del gobierno revolucionario fue sencillamente haber salvado a Francia de la invasión o del estallido. Sobre todo, por medio del Terror: cierto, eso significa el Tribunal revolucionario, la ley de sospechosos y ejecuciones trágicas. No se trata de aprobar ese momento terrible sino de explicar y de contextualizar: la Francia del Año II conoce la insurrección realista, la guerra exterior, los complots bien reales urdidos en el extranjero…
El Terror no fue una invención de Robespierre. Otros lo pusieron en práctica antes que él, entre ellos Danton. Y se puede contabilizar. En dos meses, desemboca en 1.366 ejecuciones después de procesos, a menudo expeditivos, es verdad. Por comparación, Thiers, al dar a los versalleses la orden de aplastar la Comuna en 1871, es responsable de más de 2.000 muertos…en una semana y sin el menor proceso.
Existe una calle Thiers en París cuando a Robespierre ni siquiera se le menciona en la capital. Es hora de abandonar la “leyenda negra” del Incorruptible, fabricada tras su muerte. Afirmo pues, como Jaurès, que si yo hubiera vivido durante la Revolución, es al lado de Robespierre donde habría ido a sentarme.
Alexis Corbière
Sin permiso
L´Obs, nº 2768, 23-29 de noviembre. Traducción: Lucas Antón
jueves, diciembre 28, 2017
Libertad a Ahed Tamimi, símbolo de la resistencia palestina

La joven fue detenida por las Fuerzas de Defensa Israelí, mientras el sionismo avanza sobre territorio palestino con el espaldarazo de Trump.
Una campaña internacional está en marcha exigiendo la libertad de la joven palestina de 16 años Ahed Tamimi. El martes 19 de diciembre las Fuerzas de Defensa Israelí (IDF) detuvieron en Nabi Saleh a la joven, a su madre Nariman y a una amiga, Nour.
Estas detenciones se inscriben entre otras cientos que se están sucediendo en los territorios ocupados como consecuencia de la decisión de Donald Trump de mudar la embajada norteamericana a Jerusalén y reconocer a esta ciudad, símbolo multirreligioso, como patrimonio exclusivo del Estado de Israel.
La decisión ha abierto una crisis internacional. Luego de que Estados Unidos vetara la posibilidad de tratar el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU, el rechazo a la decisión de Trump fue llevado a tratamiento del plenario de los 193 países integrantes. Allí 128 países votaron una moción de rechazo al otorgamiento de un nuevo estatus para Jerusalén, 9 votaron a favor y 35 se abstuvieron, entre ellos la Argentina.
Los colonos que ocupan la zona desde 1977, los Halamish, vienen extendiendo su territorio con el apoyo del ejército; ahora, apalancados por el espaldarazo imperialista, han avanzado sobre nuevas fuentes de suministro de agua en territorio cisjordano.
En pocas horas se hizo viral el video donde se ve a la niña Ahed Tamimi abofeteando a los soldados apostados en el patio de su casa, quienes el día anterior habían malherido a uno de sus primos disparándole en la cara. Los Tamimi son una familia de activistas palestinos y referentes de la nueva generación de luchadores que resisten la política de ocupación de Israel. El proceso de resistencia se intensifica mientras que Hamas y la Autoridad Nacional Palestina se disputan el gobierno de la Franja de Gaza, entre acusaciones de incumplimiento de los pactos firmados con la mediación egipcia.
La campaña internacional por la liberación de Ahed Tamimi debe ser tomada como una bandera que contrarreste la política imperialista en Medio Oriente y que ponga en evidencia los crímenes cometidos por el Estado de Israel, incluido el desastre humanitario de convertir extensiones de territorios palestinos en campos de concentración a los que se les quita el suministro de alimentos y de agua.
¡Libertad a Ahed Tamimi! ¡Libertad a todos los presos políticos palestinos!
Vanina Biasi
El indulto a Fujimori y crisis política en Perú

“Lo que acaba de hacer es una vil traición a la patria. A cambio de salvar su pellejo ha negociado con el fujimorismo un indulto infame al corrupto y asesino. Una vez más ha actuado como un vendepatria” escribió la izquierdista peruana Verónika Mendoza en las redes sociales.
Mendoza, líder del izquierdista Nuevo Perú, se refería al indulto concedido por el presidente de su país, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), al criminal Alberto Fujimori, que gobernó el país entre julio de 1990 y noviembre de 2000 con un régimen de terror que incluyó masacres atroces como la de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992). La izquierdista Mendoza fue clave para la victoria de PPK por sólo 40 mil votos, porque pidió a sus seguidores, después de obtener el 20 por ciento de los sufragios en la primera vuelta, que votaran a PPK para evitar el triunfo de Keiko Fujimori, la hija mayor del ex autócrata. Los diez diputados de la bancada de Nuevo Perú apoyaron la continuidad de PPK, contra el intento de destitución fujimorista.
El abogado de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, Carlos Rivera, anunció que sus representados iniciarán acciones legales para impugnar el indulto. Si tales acciones no prosperaran, añadió, acudirán a instancias internacionales. Ambas masacres fueron cometidas por el Grupo Colina, un destacamento del Ejército creado por el gobierno de Fujimori, y que realizó ejecuciones extrajudiciales que se hacían pasar por operaciones contrasubversivas. En verdad, para rememorar un régimen terrorista comparable al fujimorismo en Perú hay que remontarse a la dictadura del general Manuel Odría (1948-1956).
El indulto ha generado en el Perú una crisis política mayúscula. En principio, una masiva movilización popular repudió la medida y la represión contra las protestas fue feroz.
Por el indulto se quebró el partido del propio presidente: los diputados Alberto de Belaúnde y Vicente Zeballos ya anunciaron su salida del oficialismo. Y está roto incluso el partido de Fujimori, puesto que su hija Keiko no quería el indulto sino derribar al presidente; en cambio, su hermano Kenji encabezó un bloque de diputados que apoyó la continuidad del presidente y, como contrapartida, negoció la liberación de su padre.
PPK salvó así su presidencia cuando estaba a punto de ser destituido por corrupción: una de sus empresas asesoró a la brasileña Odebrecht cuando el actual jefe del Ejecutivo era ministro de Economía del presidente Alejandro Toledo. Durante diez años, Odebrecht desarrolló en Perú obras públicas por más de 10.000 millones de dólares y pagó, según se calcula, 30 millones de dólares en coimas a los gobiernos de Toledo, Alan García y Ollanta Humala, y la propia Keiko Fujimori. Según el diario español El País (27/12), Kuczynski negoció a dos puntas: le prometió a Mendoza que no concedería el indulto para asegurarse votos fundamentales y, al mismo tiempo, hacía lo propio con la fracción de Fenji Fujimori, pero en sentido contrario.
El régimen de PPK se ha vuelto inviable, perdida cualquier legitimidad. La izquierda –Nuevo Perú y Frente Amplio− exigen una Asamblea Constituyente que, tal como la conciben, sólo serviría para salvar a un régimen político y social en crisis profunda.
Por el momento, la clase obrera no ha intervenido en forma independiente, en cuanto factor político autónomo. La independencia política de los trabajadores será el factor clave para darle a la crisis una salida positiva.
Alejandro Guerrero
República versus democracia (o el palacio contra la calle)

La Cámara de Diputados ha consumado un saqueo fenomenal contra el pueblo trabajador. Pocas veces el carácter despótico y oligárquico de la democracia capitalista argentina quedó tan al desnudo.
Entre el lunes 18 y el miércoles 20 de diciembre la Cámara de Diputados de la Nación ha consumado un saqueo fenomenal contra el conjunto del pueblo trabajador. Pocas veces el carácter despótico y oligárquico de la democracia capitalista argentina quedó tan al desnudo. Una exigua mayoría de la Cámara de Diputados sancionó un combo de leyes repudiado por la amplísima mayoría de la población. Todos los poderes del Estado se complotaron para lograr este resultado. Sin embargo, la victoria gubernamental fue pírrica, como escribió tempranamente Fernando Rosso en La Izquierda Diario.
Es muy significativo que la consigna más coreada durante la imponente movilización frente al Congreso, y también en forma generalizada en los cacerolazos en la noche del 18 de diciembre y la madrugada del 19, haya sido “unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”. ¿La “grieta” del capitalismo estaba dando lugar a una embrionaria conciencia de clase? Parte del costo para la clase dominante de poner en el Gobierno a los dueños del país. O, para ser más precisos, a parte de los mismos, con gerentes incluidos.
Pagni y el ojo perdido
Pasado “el huracán que reconfiguró el mapa de poder”, según lo llamó Carlos Pagni en La Nación, una de las políticas del Gobierno pasa por avanzar en la demonización y criminalización de la izquierda. El mismo Pagni presenta como una supuesta evidencia que “el kirchnerismo y la izquierda proponen un régimen en el que la manifestación popular tenga poder de veto sobre las instituciones de la república” [1]. La concepción presente en esta afirmación del columnista de La Nación muestra que los “republicanos” de hoy le conceden menos derechos al pueblo trabajador que los que tenían los plebeyos en la república esclavista romana, donde los “tribunos del pueblo”, cargo establecido por primera vez en el 494 antes de Cristo, tenían el iusintercessionis, que les daba el poder de veto sobre cualquier ley o propuesta de cualquier magistrado que afectara a sus representados. Hoy los trabajadores deberían limitarse a reclamos sindicales o a manifestaciones impotentes, pero nunca a hacer pesar su fuerza mayoritaria para desbaratar maniobras antidemocráticas en su contra, como con una huelga general política, que tildarían de “sediciosa”.
En segundo lugar, y más allá de que el kirchnerismo y la izquierda anticapitalista expresamos estrategias claramente diferentes, hay que decir que las patronales y la derecha local no se han privado de utilizar el recurso de “la calle” como “poder de veto”. ¿Qué fueron sino los 129 días de lockout de las patronales agrarias –del 11 de marzo al 18 de julio de 2008–, incluyendo cortes de ruta generalizados, amenaza de desabastecimiento y otras formas varias de presión sobre el Congreso durante la votación de “la 125”? ¿O qué fueron los “cacerolazos” durante el Gobierno de Cristina Fernández? ¿O las marchas convocadas por Blumberg, que impusieron una modificación regresiva y “a lo cambalache” de la legislación penal bajo el Gobierno de Néstor Kirchner?
Esta cuestión no es solo nacional. Sin ir más lejos, recordemos el papel que jugaron las movilizaciones de las clases medias acomodadas, fogoneadas por la Red O Globo, para imponer el “golpe institucional” contra Dilma Rousseff en Brasil. Al Gobierno de los ricos y sus ideólogos y comunicadores lo que les preocupa no es que “la calle tenga poder de veto sobre las instituciones de la república” en general, sino cuando las movilizaciones ponen en cuestión votaciones que van a favor de los intereses de las clases dominantes, como vimos en estos días. La mirada de Pagni y otros que opinan parecido (ni hablar de Joaquín Morales Solá, que parece estar reviviendo los tiempos en que alababa, desde el diario La Gaceta la Tucumán de Bussi en la dictadura) es tan sesgada que parecería que fueron ellos quienes perdieron un ojo en las movilizaciones y no cuatro manifestantes a manos de la brutal represión policial.
La Constitución inmutable (o cómo los muertos deben gobernar a los vivos)
Pero, más allá de utilizar una vara distinta según quién sea el protagonista y cuál sea el carácter de las movilizaciones, expresan una concepción formalista de “república” como mera división de poderes, opuesta a “democracia” en tanto expresión de la voluntad popular, en sintonía con las concepciones más retrógradas de las que se plantean dentro del constitucionalismo burgués. Según se desprende de lo que hemos escuchado en estas horas, la “institucionalidad” consagrada en las Constituciones sería algo inmutable y la presión de la calle un acto cuasisedicioso. O directamente sedicioso, de acuerdo al carácter legal por el que pretende Cambiemos que sean procesados los manifestantes detenidos en las movilizaciones, y aún los diputados que se opusieron a la reforma previsional.
La interpretación que pretenden imponer del artículo 22 de la Constitución Nacional, que sostiene que “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes” [2], es una antigualla política y jurídica. Según esta, una vez consumado el acto del sufragio los representantes electos pueden hacer lo que les plazca, aun si traicionan explícitamente el mandato por el que fueron electos, el llamado “contrato electoral”. El régimen institucional existente es poco menos que sagrado y su cuestionamiento es prácticamente un “crimen de lesa humanidad”. El carácter absurdo de esta interpretación es evidente. ¿Por qué las nuevas generaciones deberían pagar el precio de una institucionalidad inmutable consagrada en un tiempo, un espacio y una relación de fuerzas específicos?
Un absurdo que está bien señalado por Antonio Negri en El poder constituyente: “¿Cómo puede un hecho normativo consuetudinario hacer justicia a la innovación? ¿Cómo puede una «clase política» preconstituida ser el garante de una nueva Constitución? Ya el esfuerzo de cerrar el poder constituyente en una jaula de limitaciones espacio-temporales resulta insostenible −pero el intento de bloquearlo dentro de una prefiguración institucionalista llega a ser inconcebible: en efecto, se puede tratar de limitar el alcance del acontecimiento, pero seguramente no es posible definir por anticipado su singularidad innovadora”. Thomas Jefferson mismo se preguntaba en una famosa carta al mayor John Cartwright si las Constituciones podían ser inmutables, y se contestaba: “Creo que no. (…) lo único inmutable son los derechos innatos e inalienables del hombre” [3]. Entre los que se cuentan, como ocurre de Locke en adelante, el derecho a la rebelión y a la revolución. Qué sediciosas les deben parecer estas reflexiones a Pagni y sus amigos.
De seguir los consejos de los periodistas y “profesionales de la opinión” que apoyan a Cambiemos, estaríamos ante la vuelta a una concepción decimonónica de limitar la movilización popular a la sola petición a las autoridades. Al considerar una suerte de acto criminal cualquier cuestionamiento al actual régimen institucional, deberíamos limitar toda manifestación (e innovación) política dentro de los marcos establecidos por los constituyentes de 1853 (con las “adecuaciones” realizadas por Mitre después de Pavón), más la reforma amañada por el Pacto de Olivos de 1994 entre Alfonsín y Menem. Una reforma cuyo fin principal era permitir la reelección presidencial del riojano y que se consumó mediante una asamblea constituyente tan “soberana” que solo se podía discutir sobre el “núcleo de coincidencias básicas” (los temas acordados por el peronismo y el radicalismo) y no sobre el conjunto del texto constitucional. Al reducir al arbitrio de la camarilla gobernante toda modificación constitucional, intentan reducir a cero el poder constituyente de las masas.
El kirchnerismo, por su parte, fue tan conservador que a lo sumo pensó en alguna modificación de la Constitución “a lo Menem” para una nueva reelección de Cristina. Pero nunca, ni siquiera cuando conquistó el 54 % de los votos, vislumbró algún cambio de mayor envergadura del régimen institucional vigente. Algo que sí ocurrió -más allá de que en ningún caso se buscase trascender el orden capitalista y de nuestra crítica por izquierda al contenido de los cambios realizados que introducen o fortalecen elementos bonapartistas y de regimentación de las organizaciones de masas- en Bolivia, Ecuador y Venezuela.
El constitucionalismo formalista conservador que hoy escuchamos tiene sin embargo el mérito de sincerar cuál es el carácter esencial de toda república burguesa: limitar el ejercicio de la soberanía popular al ejercicio del sufragio cada dos o cuatro años, mientras que el poder económico vota todos los días. Una república plutocrática, el gobierno de los ricos. Por eso se negaron siquiera a convocar a una consulta popular en el caso de la reforma previsional, un recurso que incluso figura en la Constitución reformada de 1994.
Estafa
Si buscásemos una figura jurídica para calificar la conducta del oficialismo con sus votantes, no encontraríamos una mejor que la de violación y abuso sistemático. Cambiemos nunca planteó en la campaña electoral que iba a tomar medidas como las planteadas en el primer combo del “reformismo permanente” anunciado por Macri. Marcos Peña había dicho exactamente lo contrario en uno de los informes de rendición de cuentas dado en el Parlamento durante el período electoral, así como en declaraciones a distintos medios. El diario La Nación, por ejemplo, titulaba un artículo del 3 de agosto con declaraciones que el jefe de Gabinete había realizado al diario santafesino El Litoral: “Marcos Peña descartó una reforma jubilatoria: ‘No hay nada que temer, ningún proyecto que queremos impulsar’”[4].
Es clara la estafa que realizaron, en primer lugar a sus votantes. Por su parte, los distintos sectores del PJ que ahora dieron apoyo al paquetazo (entre ellos los gobernadores a los que Agustín Rossi busca exculpar por todos los medios) hicieron campaña en base a que iban a ser oposición a Cambiemos. Como se ve, la mentira lisa y llana es una práctica extendida entre la casta política burguesa. Distintas encuestas daban cuenta de un rechazo al proyecto de alrededor de un 70 % de la población, incluido un importante porcentaje de votantes de Cambiemos. Ante esto, desde la izquierda sostuvimos que debía realizarse una consulta popular. Los seudorrepublicanos, obviamente, se negaron. Sabían que iban a una derrota segura. Y el problema no es que “lo comunicaron mal”, máxime cuando tienen más del 90 % del sistema mediático a su favor, sino que les era imposible ocultar el carácter regresivo de la medida.
El cuento de la división de poderes de los republitruchos y democraticidas
En el caso de la aprobación de estas leyes, los voceros de la reacción que cuestionan como antidemocrático tratar de hacer pesar el “poder de la calle” hablan como si los diputados deliberasen aislados de toda presión, como si estuviesen encerrados del mismo modo que un jurado popular cuando discute sobre el veredicto de un juicio. Pero lo cierto es que Cambiemos pudo hacer aprobar el conjunto de leyes del ajuste al ejercer un proceso generalizado de coacción de los poderes Ejecutivo (nacional y provinciales) y Judicial sobre el Poder Legislativo, donde el Gobierno tenía minoría. Leyes que fueron aprobadas contra una opinión popular absolutamente contraria, como mostraban todas las encuestas. Hasta los defensores de la visión republicana meramente formalista deberían escandalizarse por esta flagrante y obscena violación del -para ellos supuestamente sacrosanto- principio de la división de poderes, que puede explicar cualquier estudiante de primer año de Ciencia Política.
La “conspiración” comenzó a gestarse no bien se conocieron los resultados de las elecciones de octubre. El Gobierno de Cambiemos inició el operativo con la utilización de la foto del presidente de la Corte Ricardo Lorenzetti (acusado de “corrupto” por Elisa Carrió, quien pidió su juicio político) con María Eugenia Vidal para “apretar” a los gobernadores con hacer pagar a las provincias la restitución del Fondo del Conurbano a la provincia de Buenos Aires. Para Macri, esta medida busca ante todo asegurarse una victoria en primera vuelta en 2019, especulando que con esos recursos podría lograr el hipotético 3 % que tiene que sumar al resultado obtenido por el oficialismo en octubre pasado. Rápidamente, 23 de 24 gobernadores, incluyendo a Alicia Kirchner y todos los del PJ, con excepción de San Luis, acordaron con Macri descargar el golpe sobre los jubilados y todos los que reciben sus ingresos de la Anses, un planteo que, al igual que los puntos centrales de la reforma tributaria, había sido marcado al Gobierno por el Fondo Monetario Internacional el año pasado.
El desfalco se inició en el Senado gracias al voto de 25 senadores del peronismo (reiterando la práctica que tuvieron los dos años anteriores y que denunciamos desde el Frente de Izquierda), que se sumaron a los de Cambiemos. El acuerdo incluía que los gobernadores, a cambio de distintos “favores”, garantizarían que los diputados de sus provincias debían dar quórum o votar favorablemente el paquete legislativo gubernamental.
Pero el jueves 14 de diciembre el oficialismo no pudo conseguir el quórum, en medio de una militarización del Congreso y una brutal represión y cacería por parte de la Gendarmería a quienes se habían manifestado en repudio a la votación. Distintos medios cuentan que diputados de varias provincias recibieron centenares de llamados de la población instándolos a no apoyar el saqueo, cuestión que llevó a algunos, ante el temor a soportar el repudio de sus votantes, a desairar la promesa de sus gobernadores de que iban a dar el quórum. El Gobierno barajó promulgar la reforma vía un decreto de necesidad y urgencia, un atributo presidencial heredado de las monarquías absolutas, al cual recurren cada vez más frecuentemente los regímenes de las “democracias occidentales”, expresando las tendencias al bonapartismo del capitalismo contemporáneo. Los tuits amenazantes de Elisa Carrió y la dudosa constitucionalidad que tendría una resolución de este tipo los llevaron finalmente a dejarla de lado.
En cambio, se anunció un bono “compensatorio” (una migaja que solo involucra $ 4 mil millones de los $ 100 mil millones del saqueo a los jubilados) y se redobló la presión sobre los gobernadores de la oposición. Con nuevas concesiones económicas en algunos casos, logró una insólita acta de compromiso. En ella los “gobernas” se comprometen a que, como si fueran sus delegados personales y no hubiesen sido electos por el sufragio popular, los diputados de sus provincias voten favorablemente el proyecto y den quórum cuando se convoque la sesión. Un documento que es una suerte de acta de confesión del carácter corrompido de la democracia capitalista argentina y el único hecho de “sedición” verificado que hemos tenido en estos días.
La votación finalmente favorable a la ley no fue “la expresión democrática del cuerpo legislativo”, como nos quieren hacer creer, sino la victoria de la gigantesca operación coactiva del Poder Ejecutivo Nacional y los Gobiernos provinciales, apuntalada por la Corte Suprema, con militarización del Congreso incluida, para aprobar un proyecto rechazado por una amplísima mayoría de la población. La división de poderes de la que alardean los “republitruchos”, “te la debo”. Un verdadero democraticidio.
El saqueo de los ricos
Un estudio reciente consigna que la burguesía abarca en nuestro país al 0,3 % de la población, mientras que los directivos de las grandes empresas suman un 0,5 % más. En números absolutos, este 0,8 % de los habitantes de nuestro país no supera las 400.000 personas. Ahí está, asociado a las corporaciones imperialistas que actúan en nuestro país (que representan dos tercios de las principales quinientas empresas), el interés social representado por Cambiemos, el “Gobierno de los ricos”.
Este sector fue amnistiado respecto del delito de evasión fiscal y fuga ilegal de capitales que los ricos de este país cometen en forma generalizada y sistemática con el llamado “blanqueo”. Reconocieron haber evadido U$S 120 mil millones de los aproximadamente U$S 400 mil millones que se calcula tienen en el exterior. Incluso los familiares de Macri y Marcos Peña fueron beneficiarios directos de este blanqueo, junto con personajes emblemáticos de la burguesía local como Alfredo Coto o Paolo Rocca. Son miles de millones de dólares que no habían declarado. Esto se completa ahora con los ingresos extra que para estos sectores significa la reforma tributaria, con la baja de las contribuciones patronales (desfinanciando la Anses) y el porcentaje a pagar del impuesto a las ganancias, que pasa del 35 al 25 %. Son $ 154 mil millones que los más ricos se han autorregalado de acá al 2022.
Como puede verse, no exageramos un ápice cuando hablamos de que estamos ante una república plutocrática, donde la riqueza que se apropian las clases dominantes tiene como destino privilegiado la fuga de capitales hacia paraísos fiscales, especulación financiera, especulación inmobiliaria y consumo suntuario. No por casualidad, bajo Macri, la fuga de capitales ha llegado a la escalofriante cifra de U$S 3.100 millones por mes… Frente a los negocios ligados a la obra pública que reinaban en el Gobierno anterior con los Lázaro Báez, los Cristóbal López y los De Vido (de los que participaban también el íntimo del presidente Macri, Nicolás Caputo, y su primo, Ángelo Calcaterra), ahora se instaura una vía seudolegal de robo generalizado. Un acto que no puede tildarse menos que de mafioso, donde quienes ejercen el gobierno toman medidas para enriquecerse a sí mismos y a las empresas a las que representan, mientras les meten la mano en el bolsillo a los que menos tienen.
La resistencia
En los últimos días el pueblo trabajador ha protagonizado numerosas acciones de lucha contra este saqueo, con una respuesta cada vez más represiva por parte del Estado. Con Patricia Bullrich como vocera, el Gobierno de Macri viene insistiendo en una política de manos libres para las fuerzas represivas, como se vio en el operativo ilegal de Gendarmería que provocó la muerte de Santiago Maldonado o en el fusilamiento de Rafael Nahuel por parte de efectivos de la Prefectura.
La cumbre de la OMC fue la ocasión para desplegar una militarización del centro de la Ciudad de Buenos Aires, el mismo operativo que se utilizó para militarizar el Congreso el jueves 14, con cacería generalizada de manifestantes (y de algunos que ni siquiera lo fueron) e incluso agresiones contra diputados. Según denunció el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, en los últimos diez días se produjeron más de 250 detenciones en manifestaciones populares. Pese al intento de amedrentamiento con el operativo represivo del lunes 18, la movilización en Plaza Congreso involucró a decenas de miles de trabajadores y jóvenes. Mientras la CGT jugó un rol nefasto, con una convocatoria a paro sobre la hora y sin llamar a movilizar, la concentración expresaba determinación para que no fuese consumado el saqueo. La presencia masiva era la expresión de una continuidad con la movilización que se había realizado el día jueves. La bronca de los manifestantes fue una respuesta a la brutal represión de pocos días antes.
El operativo represivo esta vez incluía no solo desplegar numerosos policías infiltrados en la manifestación, sino también utilizar como carne de cañón a una parte del propio personal policial, a la vez que se apostaban francotiradores con pistolas lanzagases en terrazas de edificios cercanos para emprender una nueva cacería. Como lo expresa el hecho de que al menos cuatro manifestantes hayan perdido un ojo, la Policía tiró apuntando a la cara y no de la cintura para abajo, como indican sus protocolos. Entre los más graves hechos de la acción represiva se cuenta la golpiza propinada a un jubilado indefenso por una horda policial y que un efectivo en moto le haya pasado por encima a un joven cartonero del Movimiento de Trabajadores Excluidos.
Por la noche, y pese a la campaña macartista y de amedrentamiento lanzada por los medios de comunicación adictos al Gobierno (más del 90 % de los existentes), nuevamente decenas, quizás centenares de miles ganaron las calles en cacerolazos espontáneos que se dieron en los barrios más diversos de la Ciudad de Buenos Aires, en el Gran Buenos Aires y en distintas ciudades del interior del país. Fue llamativo que la consigna más coreada, como señalábamos, fuera “unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”. Había mucha rabia y mucha bronca, que llevó a numerosos contingentes de “caceroleros” a marchar desde los barrios a Plaza Congreso, en un desfile de varias horas que solo se frenó a eso de las tres de la madrugada. Un hecho que expresó la erosión de la legitimidad política sufrida por el Gobierno en estas jornadas, que según distintos medios ya surge clara en las encuestas de opinión que maneja el propio Poder Ejecutivo.
Derrotar este paquetazo era posible. Es evidente que no era un enfrentamiento a piedrazos con la Policía lo que podía lograr esto, independientemente de comprender que estos enfrentamientos fueron expresión de una justa bronca popular. Para eso había que desplegar la fuerza del conjunto de la clase obrera en una huelga general con movilización que permitiera expresar la fuerza real de la voluntad popular en las calles. Ese fue nuestro planteo y a lo que se negaron los dirigentes burocráticos de la CGT (e incluso la mayoría de los dirigentes de los gremios que formalmente convocaron a movilizarse), pese a la tendencia a concurrir al Congreso de numerosos contingentes de trabajadores, que impusieron el paro y se movilizaron en distintos lugares de trabajo.
El ataque a la izquierda
Las piedras utilizadas por los manifestantes y las imágenes de un militante del PSTU (un obrero despedido de la General Motors que fue candidato extrapartidario por el FIT en la provincia de Santa Fe) en las que tiraba una bomba de estruendo fueron utilizadas para lanzar una durísima campaña mediática contra los manifestantes en general y contra la izquierda en particular. La campaña, aún en curso, incluye denuncias penales de dos abogados cercanos al PRO contra Myriam Bregman y Nicolás del Caño por “abuso de autoridad” y otras inverosímiles acusaciones por el estilo. Incluso los responsables de Seguridad en la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo y Marcelo D’Alessandro, parecen querer dar nuevos fundamentos a los planteos de Giorgio Agamben sobre el estado de excepción permanente, con sus insólitas declaraciones en las que amenazan con quitar personerías legales a las fuerzas de izquierda que estuvimos presentes en la movilización.
No nos extrañan estos intentos para dar nuevos saltos en la criminalización de la protesta social y en la instauración de un Estado policial por parte de una fuerza política cuyo presidente es parte de un grupo económico familiar enriquecido con el genocidio. Los Macri pasaban de 7 a 47 empresas y lograban la estatización de su deuda privada (como toda la burguesía argentina) mientras en más de quinientos centros clandestinos de detención se torturaba, asesinaba y secuestraba, a la vez que se privaba de su identidad a más de cuatrocientos niños ilegalmente apropiados por la dictadura. O por parte del radicalismo, el otro socio de la coalición de Gobierno, cuyo prócer Arturo Illia (que gobernó con solo el 23 % de los votos en base a la proscripción del peronismo) fue parte en Córdoba de los comandos civiles de la “Revolución Libertadora” de Rojas y Aramburu, mientras que su canciller Miguel Zavala Ortiz tripuló uno de los aviones que bombardearon Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 y produjeron la muerte de 375 civiles, entre ellos mujeres y niños, y unos dos mil heridos, con el objetivo de deponer y matar a Perón, que había sido reelecto con el 63,4 % de los votos en noviembre de 1951. Tres meses después, en septiembre de 1955, lograrían el primero de esos objetivos e impondrían una proscripción política de dieciocho años para la fuerza con la que se identificaba predominantemente la clase obrera. Credenciales no muy democráticas que digamos, amén de los más de cuatrocientos intendentes que la UCR le dio a la dictadura militar.
Democráticos y autoritarios
Habitualmente, quienes están en el poder recurren a la banal teoría del “agitador externo” para explicar las protestas y el descontento social en su contra. Durante los hechos de la Semana Trágica se hablaba de una conspiración bolchevique a partir de un barco soviético que estaba en el puerto de Buenos Aires. Los medios de aquel entonces publicaban en portada noticias sobre la detención de “los líderes del sóviet” (el principal detenido era un sastre polaco afiliado al Partido Socialista) para justificar el pogromo asesino lanzado por las bandas de la Liga Patriótica y las fuerzas policiales y militares. Se sabe que Onganía, a quien Macri parece querer emular, culpaba a Lanusse del Cordobazo por haber desplegado tarde el Ejército y “a los francotiradores puestos por Aramburu”, en alusión a que entre los detenidos se encontraban miembros de Udelpa, el partido que había fundado el golpista de 1955. De la Rúa y gran parte del radicalismo sostuvieron que las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 (donde los crímenes de 39 manifestantes permanecen impunes) no fueron otra cosa que un golpe de Estado llevado adelante por los intendentes de la provincia de Buenos Aires.
Las teorías conspirativas que siempre emanan de los servicios de inteligencia (la cloaca del Estado) nunca toman la intervención independiente de las masas, su descontento, su rabia, su transformación en sujeto, como factor explicativo de los acontecimientos. Eso estamos viendo hoy nuevamente en los debates sobre el sentido de los acontecimientos que acabamos de vivir. Son debates que buscan incidir sobre el devenir, por ejemplo limitando el derecho a la protesta y criminalizando a quienes participamos activamente de las luchas del pueblo trabajador y queremos terminar con este sistema de explotación y opresión.
Pero, más allá de esto, quedó en evidencia ante millones, incluso para muchos que lo habían votado, que este es un Gobierno de ricos y para ricos, que no vacila en atacar el bolsillo de los que menos tienen para llenar el de la ínfima minoría social a la que representan. Y en quienes protagonizaron las movilizaciones la sensación de que hay efectivamente una “grieta de clase”. Para nosotros, se trata de desarrollar esas conclusiones para permitir la emergencia en Argentina de una izquierda anticapitalista y de los trabajadores que permita a las masas explotadas superar la experiencia histórica del peronismo y transformarse realmente en alternativa de poder.
Ellos, los “republitruchos”, defienden un aparato judicial corrompido y vitalicio, manejado a carpetazos y por operadores como Angelici y los fondos que salen de los servicios de inteligencia, que en el caso de la Justicia Federal la llevan a beneficiar siempre al poder de turno. Nosotros, la elección directa de los jueces por la población y el establecimiento generalizado de jurados populares. Ellos son parte de una casta política que cobra como gerentes de empresas, mientras nosotros luchamos porque todo funcionario político cobre como un trabajador calificado o como un docente y sea revocable por sus electores. Ellos defienden al Gobierno de los decretos y los vetos presidenciales. Nosotros propugnamos la abolición de la figura presidencial, un rey sin corona, como lo llamó Juan Bautista Alberdi en función de los atributos “cesaristas” que le consagra la Constitución Nacional al “primer mandatario”.
¿Quiénes son los autoritarios y quiénes los democráticos? Como siempre hemos dicho, nuestra lucha por terminar con este régimen político y social basado en la propiedad capitalista de unos pocos a costa de la esclavitud asalariada de la gran mayoría no se contrapone, sino que se ve fortalecida con cada nuevo derecho democrático obtenido. Como decía León Trotsky en Un programa de acción para Francia [5], la lucha por una democracia más generosa facilitará la lucha por el poder obrero, por un gobierno de los trabajadores basado en una democracia de los consejos, el “tesoro perdido” de las revoluciones, según los denominaba HannahArendt.
El “tesoro perdido” de las revoluciones (o de cómo Carrió no leyó a Hannah Arendt)
El carácter antidemocrático de toda república burguesa, donde el derecho al sufragio juega el papel de presentar una ficción de soberanía popular para encubrir el carácter despótico de un poder estatal al servicio de mantener el de una ínfima minoría de propietarios capitalistas, es algo que siempre señalamos los marxistas. Por ello luchamos por una democracia infinitamente superior a la más democrática de las repúblicas burguesas, una democracia de consejos de trabajadores.
La filósofa Hannah Arendt (cuyos libros Elisa Carrió podría alguna vez leer en lugar de utilizar su nombre para un instituto), una adversaria del marxismo, pero lúcida sin dudas, en su clásico trabajo On Revolution reconoció que cada gran revolución histórica (como la estadounidense, la francesa, la Comuna de París de 1871 o las revoluciones rusas de 1905 y 1917) dio lugar a sistemas de consejos populares, que serían la expresión más acabada de la libertad política. Reprochaba a los historiadores no haber tomado nota de esto: “Hasta los historiadores cuyas simpatías estaban, sin lugar a dudas, del lado de la revolución y que no podían dejar de mencionar la aparición de los consejos populares en el cuadro de su historia no los consideraron más que como órganos de naturaleza temporal en la lucha revolucionaria por la liberación; en otras palabras, no acertaron a comprender que el sistema de consejos les ponía en contacto con una forma de gobierno enteramente nueva, con un espacio público nuevo para la libertad, constituido y organizado durante el curso de la propia revolución” [6].
Pero la concepción de Arendt plantea una dicotomía entre el ejercicio de la actividad política y la resolución de “la cuestión social” que muestra el límite de sus planteos, al no comprender que desde Marx no hay libertad política sin libertad económica. Justamente un sistema de consejos obreros y de las masas explotadas sería para nosotros la forma que tomaría el poder en un Estado de los trabajadores. Sobre la base de la expropiación del puñado de capitalistas que mantiene el control de los recursos estratégicos de la economía, permitirían la centralización de los medios de producción y que sean las propias masas las que decidan democráticamente su propio destino, participando no solo en la deliberación política cotidiana (con representantes que serían revocables y que ganarían lo mismo que un obrero calificado, según estableció la Comuna de París y luego los sóviets rusos), sino en la planificación democrática de la economía.
Un régimen de tal tipo solo puede surgir de una voluntad mayoritaria de las masas explotadas y de ninguna manera producto de alguna acción de tipo “putchista”. La idea de Lenin sobre la necesidad de un partido de vanguardia no dice que una fuerza minoritaria pueda hacerse del poder, como sostienen en forma de caricatura sus críticos vulgares, sino que esa fuerza que expresa a los sectores más avanzados de la clase obrera debe ganar el liderazgo revolucionario de las masas obreras y explotadas para poder plantearse la conquista del poder, cuestión que inevitablemente tendrá que vencer la resistencia de los explotadores y de su aparato de dominación. Por ejemplo, los bolcheviques eran ya mayoritarios en los sóviets cuando estos tomaron el poder en octubre de 1917. Conquistar esa mayoría es una tarea que tenemos aún por delante.
El país ha vivido días de fuerte conmoción política. Nada será igual después de estas jornadas. Como efecto colateral, se evaporaron los devaneos sobre la “nueva derecha democrática” y la “hegemonía macrista”. Amplios sectores de la clase trabajadora y el movimiento de masas han tomado conciencia de sus propias fuerzas. Las peleas que se vienen, empezando por la reforma laboral, parten de la experiencia que han dado estas jornadas de lucha. No le será fácil al Gobierno de los ricos y los republitruchos y democraticidas continuar imponiendo su política de saqueo y robo descarado a las masas populares.
Christian Castillo
Emilio Albamonte
[1] “Un huracán que reconfiguró el mapa de poder”, Carlos Pagni, La Nación, 21-12-2017
[2] “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de este comete delito de sedición” (Artículo 22, Constitución Nacional). Este artículo expresa una concepción que los socialistas siempre hemos cuestionado.
[3] Ver From Thomas Jefferson to John Cartwright, 5 junio de 1824.
[4] La Nación, 03-08-2017
[5] León Trotsky, Un programa de acción para Francia, junio 1934.
[6] Hanna Arendt, On Revolution, PENGUIN BOOKS, Londres, 1990 (hay versión en español: Sobre la revolución, Alianza Universidad, Buenos Aires, 1992).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)