jueves, junio 30, 2022

A 47 años del Rodrigazo ¿Porqué necesitamos un partido?

Marcelo Ramal: "Los inspiradores del golpe de mercado están adentro del gobierno"

La OTAN en Madrid: una estrategia para la guerra mundial


Los gobiernos y los voceros de la OTAN no se han mordido los labios para anunciar con gran fanfarria los objetivos de la reunión en Madrid que tiene lugar en estos momentos. En el evento participan los países del Asia-Pacífico – Japón, Nueva Zelanda, Australia y Japón. Los anuncios oficiales en la previa fueron claros: elevar la presencia militar en los estados fronterizos con Rusia de 40 mil a 300 mil efectivos; organizar una fuerza de intervención rápida en la región; llevar el aporte económico de los países miembros de la OTAN a “un piso” del 2% de sus presupuestos nacionales. “Reforzar la presencia militar en las repúblicas del Báltico y abrir en Polonia un cuartel general permanente para su V° Ejército (de Estados Unidos)”. El objetivo es crear un “ejército de tierra masivo en Europa”, para que el arsenal misilístico sea acompañado de una fuerza de ocupación del terreno. No será una armada al uso antiguo, porque todas las potencias nucleares han desarrollado armas atómicas ‘tácticas’, precisamente para enfrentar en tierra a ejércitos rivales. El documento de esta ‘cumbre’ caracteriza que se desarrolla a nivel global una “Competencia estratégica…, por lo cual mejoraremos... el alcance (militar) para disuadir, impugnar y pegar, en todos los dominios y direcciones, en línea con nuestro enfoque de 360°”. La Alianza del Atlántico Norte se despliega, entonces, en todo el globo. El comandante en jefe de las fuerzas armadas de Gran Bretaña, general Sanders, llamó a preparar “una guerra total” contra Rusia. Otro vocero declaró que “si bien la OTAN es una fuerza defensiva…”, es necesario que esté preparada para iniciar una guerra. La reunión de Madrid es el escenario para justificar la guerra por medio del apoyo a la acción de otros (el gobierno de Ucrania), para evitar la confrontación directa con Rusia. Ahora, al revés, califica a Rusia de enemiga “directa” y “un peligro inmediato”. Esta misma reunión oficializa lo que es harto conocido – la preparación para la guerra contra China. China, asegura el texto, “trata de controlar sectores industriales y tecnológicos clave, infraestructuras críticas, materiales estratégicos y cadenas de suministros… para crear dependencias estratégicas”. De acuerdo a esto, China debería replegarse a la condición de un país limitado a industrias secundarias. El planteo desnuda el carácter imperialista de la guerra en desarrollo, que es la dominación de China por parte del capital financiero internacional piloteado por Estados Unidos. Biden anunció un plan de inversiones de 600 billones de dólares para disputar el mercado internacional a China. 
Esto mismo lo había advertido en la reciente Cumbre de las Américas, en Los Ángeles – una demostración de que el Imperialismo 360 abarca a Eurasia, de un lado, pero también a América Latina, que ha sido incluida en el campo de la guerra mundial sin que nadie lo hubiera pedido. Es un escenario infinitamente más grave que el que dominó desde mediados de los años 60 del siglo pasado, bajo el imperio de la lucha contra el comunismo y la Revolución Cubana. Los caprichos (dialécticos) de la historia llevan a la OTAN a un enfrentamiento con los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica – al cual podría ingresar Argentina), un bloque creado a instancias del banco de inversión Goldman Sachs cuando China todavía era el imán internacional más poderoso para las inversiones extranjeras. China ha pasado a ser para el Pentágono y los estados mayores de Europa, el ‘adversario’ “estratégico” por excelencia. El imperialismo es una máquina de devorar pueblos, naciones y la humanidad entera.
 En la guerra contra China es donde entran los invitados del Asia-Pacífico a la reunión de Madrid. Se trata de una coalición liderada por la flota norteamericana del Pacífico para controlar los mares y espacios náuticos que circundan a China. Es un paso fundamental en la re-militarización de Japón, una formidable potencia imperialista, que ha visto limitada su capacidad por los acuerdos posteriores al fin de la última guerra. En medio de una inflación galopante, crisis financieras y derrumbe de los salarios, la salud y la educación, el capitalismo mundial re-direcciona recursos para fomentar la destrucción y la muerte. Aunque el gobierno del partido socialista y de Podemos no haya obtenido el acuerdo para incorporar sus posesiones de Melilla y Ceuta, en el norte de África, tampoco se ha quedado con la manos vacías, porque la OTAN ha expresado la intención de extender su dominio al norte de África – desde Egipto hasta Marruecos, pasando por Libia, Túnez y Argelia. Bajo el manto de la OTAN, España sigue al mando de esas ciudades, cuando la monarquía marroquí ha obtenido el reconocimiento de su soberanía en la región sub-sahariana. De nuevo, Imperialismo 360. No hace falta decir que Malvinas ha quedado ratificada en su condición de colonia, además de una base militar de la OTAN. Precisamente la OTAN quiere expulsar a los pesqueros chinos de la plataforma marítima del Atlántico sur. El diario The Wall Street Journal acaba de revelar una reunión de hace dos meses entre Israel, Estados Unidos, Qatar, Arabia Saudita, para activar los planes de guerra contra Irán y Siria. Los servicios secretos del sionismo se encuentran embarcados en un plan de asesinatos de funcionarios iraníes dentro de Irán. 
 La OTAN se ha extendido al Báltico con la incorporación de Suecia y Finlandia. Finlandia es una potencia militar a título propio, que ha conseguido bajo el manto de su pretendida “neutralidad”. Toda Europa se alista para la guerra. El inglés Boris Johnson dio su apoyo a una reciente propuesta de su colega francés, Macron, para crear una comunidad de estados, más allá de la Unión Europea e incluso de Europa, a la cual bautizó como un nuevo Imperio Romano, o sea, extendido al medio Oriente y al norte de África. Se trata de un refrito del “lebensraum” de Hitler empaquetado en una coalición de ‘democracias’.
 Mientras tanto, el gobierno de Lituania bloquea el transporte de mercancías de Rusia a su enclave de Kalinigrad, que, encima, se disputan de nuevo, ahora Polonia y Alemania. Noruega, por su lado, también bloquea el acceso de Rusia a sus instalaciones mineras en el Ártico. The New York Times acaba de documentar que la CIA y brigadas del Pentágono operan en territorio ucraniano, de modo que el enfrentamiento ‘directo’ entre la OTAN y Rusia está avanzando bastante. Con este escenario, la prensa y las cancillerías del mundo siguen sosteniendo que la guerra fue encendida por la invasión de Rusia, y no que ésta fue interesadamente provocada por las potencias de la OTAN, para desencadenar la guerra. Rusia no ha ido a la guerra en nombre de la lucha contra el imperialismo o de la emancipación del pueblo ucraniano de la miseria que le ha impuesto la restauración capitalista y los planes del FMI. Ha ido a la guerra en defensa de sus propios intereses restauracionistas, con la intención de participar del condominio de la dominación del Asia Central con el imperialismo. No tiene la capacidad ni los recursos para hacerlo por cuenta propia. Objetivamente, el régimen de Putin se encuentra en un callejón sin salida, lo cual no podía ser de otro modo. Las masas de Ucrania y de Rusia no deben pagar, de ningún modo, la política criminal de sus gobiernos y de la OTAN. Tampoco el resto de los pueblos del mundo. Es una guerra social y política contra las masas y contra la humanidad. El fin de la guerra sólo puede ser obtenido por el levantamiento revolucionario de los trabajadores. Mientras tanto, la guerra se encamina hacia una conflagración mayor en el terreno y a nivel internacional. El ejército de Rusia se apresta a controlar la totalidad del sureste de Ucrania y sus puertos, a costa de grandes pérdidas de ambos bandos. Una guerra de larga duración solamente puede desangrar a Rusia, que ya atraviesa un retroceso económico enorme. En el terreno, la OTAN cuenta con toda la capacidad para fomentar desde las bambalinas una guerra de desgaste, incluso de guerrillas en los territorios que han sido ocupados, aunque esto lleve a extender la guerra a Europa oriental. Ucrania cuenta con una línea de suministros viable; con Rusia ocurre lo contrario, pues a medida que avanzan, sus tropas se alejan de sus bases logísticas, mientras no cuentan con el apoyo popular para crearlas en el terreno. Un observador de las reuniones del G-7, recientemente, en Múnich, y de la OTAN en Madrid, califica a los anuncios de mayores paquetes de guerra como apenas “un pinchazo en el Oso”, porque Rusia cuenta con misiles hipersónicos, capaces de disuadir cualquier amenaza. Bien entendido, esto significa el peligro de la guerra nuclear. De otro lado, la desorganización económica internacional avanza a pasos agigantados, no solamente por la inflación, sino por la escasez y la quiebra de las naciones endeudadas. En medio de enormes carencias, todas las Tesorerías y bancos centrales abogan por políticas de rigurosa austeridad. Crecen las huelgas en Europa y Estados Unidos, y las rebeliones populares en parte de Asia y en América Latina.
 El ajuste internacional, en medio de una guerra que crece, revela el temor al dislocamiento financiero de los estados en conflicto. Es el caso de la zona euro, donde el BCE ha salido a comprar títulos de España, Portugal, Italia y Grecia, para evitar un default en un bloque con moneda única – lo que demuestra que el peligro de la cesación de pagos no aqueja solamente a las economías “bimonetarias”. La guerra mundial es empeñada por estados imperialistas políticamente débiles, en medio de intensas fracturas de gobernabilidad y de rebeliones populares. 
 La política de los luchadores obreros y de los luchadores socialistas debe ajustarse a las perspectivas catastróficas de la crisis y la guerra internacional.

 Jorge Altamira 
 30/06/2022

Abajo la escalada guerrerista de la Otan


La cumbre de la alianza militar sesiona entre el 28 y el 30 en Madrid Movilización contra la cumbre La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) comenzó este martes sus deliberaciones en Madrid, la capital española, ciudad que se encuentra sitiada por las fuerzas de seguridad. 
 El cónclave discutirá un reforzamiento militar en el este europeo, la incorporación de nuevos socios (Suecia y Finlandia), el aumento del presupuesto de defensa y el combate de los flujos migratorios, entre otros puntos. 
 Anticipa, por tanto, una profundización de las tendencias bélicas que ya están en curso, y un mayor ataque a los pueblos del mundo. 

 Belicismo 

La Otan se conformó en 1949, con Estados Unidos y algunas potencias europeas como núcleo fundador. La justificación que se daba a sí misma era la defensa frente a la Unión Soviética. Sin embargo, tras la disolución de la URSS, en 1991, la alianza atlántica no solo siguió en pie sino que inició una expansión hacia el este, actuando como el brazo militar de las políticas de colonización económica del imperialismo en los ex Estados obreros. Polonia, Bulgaria, Hungría, Rumania, Albania, la República Checa, los países bálticos, Croacia y Macedonia del Norte son algunas de las naciones que se integraron al organismo en sucesivas oleadas, y que tejieron un cerco sobre Rusia, el bocado más apetecido. 
 La posible incorporación de Ucrania y Georgia, que estaba bajo análisis, precipitó la invasión rusa y el actual conflicto bélico. Por eso, la reunión de Madrid definirá a Moscú como “amenaza” -y a China como “desafío sistémico”. 
 En el flanco oriental, la alianza atlántica planea aumentar la cantidad de tropas, transformando sus batallones en brigadas, lo que supondría doblar el número de soldados actuales. 
 Al mismo tiempo, se exhortará a los integrantes del club a que incrementen sus presupuestos de defensa hasta alcanzar el 2% del PBI. España ya anunció una suba de en el área. Mientras ajustan en educación, salud, salarios y jubilaciones, los Estados capitalistas refuerzan la industria armamentística.
 En cuanto a la integración de Suecia y Finlandia, que terminará por plegar a todos los países nórdicos a la Otan (Islandia, Noruega y Dinamarca ya son socios), se subsanó la traba principal, que eran las objeciones de Turquía, uno de los miembros de la alianza. Ankara, Helsinki y Estocolmo suscribieron un memorándum conjunto en que los dos últimos se comprometen a combatir al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), a la extradición de referentes kurdos, y al intercambio de información de inteligencia. Por tanto, el fichaje de estos países no solo elevará la zozobra en Europa sino que multiplica las agresiones contra el pueblo kurdo. 
 En el primer día de la cumbre, el presidente norteamericano Joe Biden se reunió con Pedro Sánchez, el mandatario anfitrión. Acordaron un mayor despliegue norteamericano en el país (subir de cuatro a seis los destructores en la base de Cádiz, incrementar de 1.200 a 1.800 la cantidad de marineros) y un respaldo recíproco contra los flujos migratorios desde América Latina a Estados Unidos y desde el norte de Africa al Estado español. El momento de este pacto no podría ser más ilustrativo: cincuenta migrantes latinoamericanos fueron hallados muertos en un camión abandonado en Texas. Y en Melilla, ciudad española en el continente africano, casi cuarenta personas fueron asesinadas por las fuerzas marroquíes, en cooperación con las fuerzas españolas, cuando saltaban un vallado fronterizo. 
 Además de todo esto, la Otan ratificará el apoyo militar al régimen ucraniano, que incluye el suministro de armamento pesado.

 No a la escalada guerrerista 

La cumbre de la alianza atlántica desató una importante movilización de miles de personas este domingo en las calles de Madrid, que reclamó la disolución de la Otan, rechazó la guerra y cuestionó al gobierno de Sánchez por el envío de armas a Ucrania y la represión a los migrantes. Para el miércoles 28, se había previsto una nueva convocatoria, pero no fue autorizada.
 Es necesario repudiar la escalada guerrerista de la Otan y plantear el retiro de las tropas rusas de Ucrania. Con estas consignas, el Partido Obrero convoca un acto en la Cancillería argentina, el jueves 29 al mediodía.

 Gustavo Montenegro

Hallan 50 migrantes muertos en un camión abandonado en Texas


La responsabilidad del imperialismo y los gobiernos latinoamericanos.

 Cincuenta personas fueron encontradas sin vida en un camión abandonado en una ruta próxima a San Antonio, en el estado norteamericano de Texas. Las víctimas murieron por asfixia o bien debido a un golpe de calor. En tanto, dieciséis viajantes fueron rescatados con vida y trasladados a un hospital.
 La mayoría de los fallecidos son de nacionalidad mexicana, aunque los hay también de procedencia hondureña y guatemalteca. Son los países de los que parten grandes contingentes humanos, ante la pobreza, el hambre y la violencia de las bandas criminales de la región. El crecimiento de estos flujos es una señal inconfundible de la agudización de la crisis capitalista. 
 El nuevo hecho luctuoso es solo el último en la espeluznante ruta migratoria hacia los Estados Unidos, en cuyo trayecto miles padecen estafas, abusos y agresiones.
 Frente a las oleadas migratorias, Estados Unidos aplica un plan de deportaciones masivas. Los gobiernos de Trump y Biden expulsaron 1,7 millones de personas valiéndose de una disposición que –con la excusa de la pandemia- habilita la expulsión exprés, inclusive de niños que viajan solos. 
 Al mismo tiempo, parte de la frontera con México ha sido amurallada, y en algunos de sus tramos se ha colocado alambre de púas. Todo esto incentiva el accionar de mafias que lucran con la desesperación de los migrantes y los conducen a muertes espantosas, como en este caso. 
 En una muestra de subordinación al imperialismo, el gobierno del mexicano de Andrés Manuel López Obrador tapona y reprime las caravanas que parten desde los países del llamado “triángulo norte” (Honduras, El Salvador, Guatemala) con destino a Estados Unidos, usando a tal efecto la Guardia Nacional. 
 La crisis migratoria se está transformando dentro de los Estados Unidos en uno de los tópicos de la campaña electoral. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, apela a un discurso xenófobo que alude a “hordas de migrantes”. En desacuerdo con lo que considera una política débil de Biden en la materia, empezó a derivar micros de migrantes detenidos a Washington, donde son liberados. Pero los demócratas, como ya hemos visto, también impulsan una orientación expulsiva. 
 Frente a la crisis migratoria, defendemos el derecho incondicional al asilo y planteamos la unidad de trabajadores migrantes y nativos en una lucha común contra la xenofobia, el racismo y los gobiernos capitalistas.

 Gustavo Montenegro

martes, junio 28, 2022

Ecuador: la rebelión popular en la encrucijada


Tras dos semanas de intensas protestas, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), representada por una delegación, y el gobierno de Guillermo Lasso, representado por un grupo de ministros y secretarios, han entablado una mesa de negociación que se ha estancado rápidamente ante la imposibilidad de dar respuesta a las 10 demandas indígenas. 
 Leónidas Iza ha declarado públicamente que se ha logrado avanzar en 5 de los 10 puntos, lo que incluye la derogación de varios decretos presidenciales que abría las puertas a la extracción hidrocarburifera de zonas protegidas en selvas y bosques, así como la derogación del decreto 151 que daba poderes extraordinarios para avanzar en zonas protegidas fuera del alcance de la normativa precedente. Al mismo tiempo, señalan que el “aceite popular” – 20% por debajo del precio de mercado – y una primera rebaja de 10 centavos de dólar a los combustibles más consumidos son medidas insuficientes pero que permiten seguir avanzando. Otro punto alcanzado es la condonación de deudas familiares de hasta 3000 dólares y una revisión de las tasas de interés para montos superiores. 
 Estas medidas fueron en su mayoría anunciadas con antelación de la reunión por el propio presidente Lasso, como muestras de un diálogo. Además, ha sido derogado el estado de excepción por conmoción interna, aunque las protestas sigan en Quito y otras provincias y ciudades alargando la lista de heridos y muertos – se estipulan más de 5 manifestantes muertos. Según el ministro Interior de Ecuador, Patricio Carrillo, “hasta hoy tenemos alrededor de 77 cierres (de carreteras) a nivel nacional, y estábamos con un promedio de 350 cierres" (CNN, 28/06) Agregando que las movilizaciones van perdiendo caudal de manifestantes con el pasar de los días y los anuncios de gobierno. En contrapartida, la Conaie asegura que las protestas van a continuar hasta obtener los 10 puntos, esto según informó Iza tras una consulta a las bases. 
 Al ser consultado sobre el carácter político de las movilizaciones y ante un pedido de destitución de Lasso como presidente, solicitado por la bancada que responde a Rafael Correa en el parlamento, Iza aseguró: “No nos involucren con decisiones que son absolutamente de autonomía de la Asamblea Nacional, vía democrática, vía constitucional en esos temas nosotros no opinamos. Aquí estamos por los diez puntos, los resultados que llevaremos a nuestras comunidades” (El Universo, 27/06). 
 De esta manera, la Conaie vuelve a encapsular a las movilizaciones contra el gobierno en una cuestión reivindicativa sin perspectiva superiores. Tampoco plantea la unidad con otros sectores de la clase obrera como sindicatos o federaciones. Esta sectorización impulsada por Iza y la dirección oficial indígena choca con la realidad de las movilizaciones donde se han sumado a las protestas diversos sindicatos y organizaciones de todo tipo, plasmando la potencialidad de una lucha generalizada contra el gobierno de Lasso. La Conaie rechaza esta perspectiva por su propia política de conciliación con el Estado y se contenta con exigir la destitución de Castillo como ministro del Interior. En lo concreto actúa como un salvavidas del debilitado Lasso. 
 El correismo no tiene ninguna posibilidad de impulsar un juicio político contra Lasso, tampoco posee el visto bueno de la burguesía para hacerse cargo del gobierno. Por el contrario, ha dado muestras cabales de su apoyo al banquero al ceder algunas reivindicaciones parciales a la movilización indígena. 
 La pacificación de la rebelión popular no tiene lugar en el marco del descalabro mundial y, particularmente, latinoamericano. Ecuador ha entrado en una nueva fase de la crisis política acentuada por la guerra imperialista y la pandemia. 

 Joaquín Antúnez 
 28/06/2022

Cristina Kirchner junta a gobernadores y a la CGT


La agonía del gobierno "nacional y popular" 

 La atención ha estado puesta en los últimos días en el discurso de Cristina Kirchner, el 20 de junio pasado. En la ocasión, la Vicepresidenta expuso un programa de gobierno, al menos de emergencia. Luego de las sucesivas crisis que tuvieron lugar desde la derrota del Frente de Todos en las Paso, por primera vez consiguió darle forma a una iniciativa política, que enseguida fue respaldada por un bloque de catorce gobernadores peronistas y por un conjunto de ministros y secretarios que, hasta el día previo, decían seguir el liderazgo del presidente, Alberto Fernández. De la cruzada no se han plegado el santafesino Perotti ni el cordobés Schiaretti, o sea la mitad de la Argentina productiva y política. Se ha creado, entonces, una "dualidad de poder" que deberá mostrar sus agallas, porque hasta ahora se encontraba agazapada, con CFK en franco retroceso. El Congreso, o sea incluido su propio Senado, dio el visto bueno al acuerdo con el FMI, relegando a los márgenes el voto contrario de la Cámpora. 
 En aquel discurso, Cristina Kirchner planteó la necesidad del reforzamiento de un estado en quiebra. De un lado, reclamó el desalojo de las organizaciones sociales de la calle, y el desalojo del Evita de los ministerios, que lideran dos funcionarios "albertistas"– Emilio Pérsico y el Chino Navarro. La disputa política por los barrios de los conurbanos de todo el país ha pasado a primer plano. La Vice declaró concluida la "contención social" que se atribuía a esas organizaciones. Del otro lado, CFK volvió a desempolvar la pseudo tesis de la “economía bimonetaria” y la denuncia del “festival de importaciones”, para responder a la corrida que se ha desatado contra los títulos en pesos de la deuda pública y al default virtual de la deuda en dólares del Tesoro. El dólar, como patrón monetario internacional, fue consagrado luego de la Segunda Guerra y ratificado después de que se declarara su inconvertilidad al oro. Progresivamente, se ha convertido en un factor de derrumbes financieros y crisis políticas e internacionales. 
 El objetivo político de la disertación fue plantear el despido de Guzmán y de Pesce del ministerio de Economía y del Banco Central, respectivamente. A tiempo o a destiempo, la Vice sostiene que sin una remoción de quienes firmaron el acuerdo con el Fondo y sin la formación de un gabinete que una a gobernadores e intendentes, el gobierno vuela en pedazos a corto plazo y el peronismo sufrirá la derrota de su vida en 2023.
 Antes incluso de la perorata de Cristina Kirchner, Pesce había salido al rescate de los bancos y fondos comunes que tienen títulos del Tesoro en pesos, para evitar el derrumbe de la cotización y una corrida al dólar y a la devaluación. Guzmán, luego del discurso, prometió hacer lo mismo toda vez que fuera necesario, más la decisión de cortar la autorización a importaciones que no obtuvieran su propio financiamiento. Estas medidas, tomadas por un gobierno sin respaldo, atizarán la inflación y la devaluación del peso en los mercados paralelos. El derrumbe financiero y la crisis política se han convertido en una pareja de siameses, en el entendimiento de que sin una nueva coalición política el estallido es más o menos inminente. Luego de sus conversaciones con el neoliberal Redrado y el neoliberal Melconián, Cristina Kirchner debe haber llegado a la conclusión de que hay que hacer una explosión controlada de la bomba, para evitar que estalle en el comienzo de la campaña electoral. Si como aseguró el domingo pasado la economista Dal Poggeto, las salidas "gradualistas" se han agotado, la bi-monetarista del peronismo, Cristina Kirchner, se encargará de llevar adelante en forma más completa el programa del FMI del que decía renegar.
 La insistencia de CFK en las importaciones es distorsiva, porque independientemente del monto de ellas, Argentina ha logrado un sólido superávit comercial de 15 mil millones de dólares, que se ha ido por los canales de los bancos y financieras a "refugios" más seguros en el exterior. El presidente del BCRA, en entrevista televisiva, señaló que estaba esperando una liquidación de 2.500 millones de dólares por exportaciones ya realizadas. La Vice ha expresado en reiteradas ocasiones su cariño por la agro-industria exportadora, a la cual el gobierno le ha dado una ley de incentivos a la inversión. La exigencia que el Banco Central ha impuesto a los importadores, de que consigan su propia financiación en el exterior, sólo puede ahondar esta crisis, porque la mayor parte de los productos que se manufacturan con bienes importados se destinan al mercado interno, donde no se recogen dólares para cancelar los préstamos a su vencimiento. 
 La movida de la Vicepresidenta ha despojado a Alberto Fernández del poder político con que creía contar, luego de que firmó el acuerdo con el Fondo y denunció la “invasión” de Rusia. El Presidente, un guitarrista, entona la música que conviene en cada reunión, en especial cuando el mercado de exportaciones de Argentina es China, y el “festival de importaciones” viene de allí también. El viraje de Héctor Daer, un albertista que ha salido a pedir el perdón de CFK, muestra que la CGT ha decidido acompañar en bloque la embestida de la Vicepresidenta, con la improbable deserción de Antonio Cavallieri, que se acaba de reunir con Macri. Daer es un muy antiguo compinche del Presidente, desde antes incluso que ambos organizaran una brigada anti-piquetera para desalojar, en 2008, sin éxito por otra parte, a los trabajadores del Hospital Francés. Por su lado, la montonera-menemista del Frepaso, Patricia Bullrich, ha advertido el enroque que se viene – es así que acaba de declarar que se opone a cualquier reclamo de cambios en el gobierno, porque se trata de voltear al gobierno mismo. 
 Antes de que se produzca el fracaso del recambio que elucubra Cristina Kirchner, es necesaria una muy clara delimitación política de esta operación y del bloque que la sostiene –en primer lugar la burocracia cegetista. En este nuevo escenario, el único "paro general" que podría declarar la CGT sería el que pudiera servir como fórceps para echar del gobierno al dúo señalado por CFK. Una consigna de paro general cegetista sería claramente "funcional" a la maniobra de la jefa anti-piquetera del peronismo. En la transición a este escenario es casi una certeza de que el Evita "mamma mía" se plegará como una sábana al bloque kirchnerista.
 Para quienes palpitando las encuestas descuentan el giro a la derecha del electorado (JxC más Libertarios reunirían el 70%, aproximadamente, de la intención de votos), el pasaje súbito de la iniciativa política hacia el kirchnerismo debe sorprender. Es un hecho que, desde el 20 de junio, la oposición macrista no ha tenido otro recurso que machacar sobre el avión venezolano. La aeronave cruzó todas las fronteras de ida y de vuelta sin problemas, hasta encontrarse con que en Argentina ni YPF le quiere vender combustible. Esto ocurre cuando Biden ha decidido levantar las restricciones al petróleo de Venezuela y de Irán, para contrarrestar el embargo que la Otan ha declarado sobre Rusia. 
 De nuevo, antes de que se evapore esta iniciativa política es necesario producir una clara delimitación política, esto para no seguir sumando confusión en la clase obrera. La delimitación política servirá para preparar a los luchadores para agotar cualquier experiencia que aun quede por vivir con este pseudonacionalismo anti-obrero, y agrupar y organizar a la clase obrera en un partido socialista y revolucionario. La quiebra de cada eslabón de la crisis histórica reforzada en la última década debe ser al mismo tiempo un factor de desarrollo de la conciencia y de la organización de los explotados. 

 Jorge Altamira
 28/06/2022

Maniobras y desplazamientos, en medio de una crisis terminal


La deuda renegociada por Fernández-Guzmán en 2020, con un valor nominal de 80.000 millones de dólares, cotiza hoy en el mercado a la quinta parte de ese valor. Ese derrumbe se extiende, naturalmente, a los títulos emitidos en pesos, liquidando el principal medio de financiamiento del Estado pergeñado por Guzmán y aprobado también por el FMI. El gobierno está “sosteniendo” malamente la cotización de esa deuda apelando al Banco Central, el cual emite pesos y engrosa su deuda con los bancos que absorben esa emisión. La corrida contra los títulos de deuda, en este cuadro, amenaza con convertirse en una corrida bancaria. Pero la crisis de financiamiento ha traspasado el mundo de los bancos y amenaza con una paralización productiva, por la falta de gas oil. El gobierno no puede garantizar el requisito elemental de un movimiento económico, que es la circulación de mercancías a lo largo del país. La guerra mundial, y el colapso alimentario y energético que conlleva, ha terminado de liquidar las posibilidades de sobrevivencia de la coalición gobernante. 
 Comentaristas de diferente laya coinciden en afirmar que semejante colapso reviste un carácter “político”. Con ello, simplemente confiesan que el régimen político ha ingresado en una cuenta regresiva, sin que ninguno de ellos se anime a esbozar aún una salida. Es lo que ocurre también en el corazón del Estado y del gobierno, en la búsqueda de un nuevo eje de poder político y un nuevo gabinete. Catorce gobernadores pejotistas se reunieron para reconstituir su “Liga”, incluyendo entre ellos al cristinista Kicillof –pero sin conseguir sumar todavía al santafecino Perotti y al cordobés Schiaretti. Los diarios informan, mientras tanto, que el llamado “albertismo” ha quedado reducido a un círculo de amigos y al ministro Guzmán. Los ministros que se alineaban con el presidente pasaron a responder a Cristina Kirchner, la cual también movió sus fichas: por un lado, desató una escalada verbal contra los movimientos sociales, que sirvió de punta de lanza para una posterior escalada judicial. El kirchnerismo, así, armó su propio “lawfare”, pero contra un viejo enemigo del matrimonio K –el movimiento piquetero. La vice, además, escuchó el programa económico del macrista Melconian y recibió al ala de la CGT que no responde a ella, en la persona del (¿ex?) albertista Héctor Daer. Los hilos de un golpe político se están tejiendo a la vista del país entero, con Cristina Kirchner como principal titiritera. El blanco de este fragote es la salida del gabinete de Martín Guzmán. Pero esa remoción implicaría un tiro por elevación a Alberto Fernández, el cual quedaría reducido a un papel decorativo hasta 2023. Está en discusión la formación de un nuevo gobierno, con CFK en las bambalinas. 

 Contradicciones 

La operación en curso buscaría presentar a una parte del elenco de la coalición de gobierno con iniciativa-la famosa “lapicera”-, y sobre esa base, recrear la confianza del gran capital y los acreedores de la deuda. Pero el límite insuperable de los conspiradores es que no tienen en la mano ninguna carta sustancialmente diferente a la que ofrecen Fernández-Guzmán. Lo demuestra la propuesta “cristinista” del racionamiento de importaciones, que el gabinete actual, con Scioli a la cabeza, comienza a poner en marcha, con la oposición de la Unión Industrial. Es incierto que un nuevo gabinete consiga, por ejemplo, que la gran burguesía financie las importaciones de materias primas con sus propios recursos, algo que ya le rechazaron a Guzmán y Scioli. Un gobierno de recambio podría intentar también una “rediscusión” con el FMI, aunque un barajar y dar de nuevo podría implicarle a los recién llegados nuevos compromisos de ajuste. Por lo pronto, el Fondo acaba de advertirle al gobierno contra los aumentos no previstos de salarios y jubilaciones. El FMI no objeta la inflación galopante, siempre y cuando contribuya a licuar los gastos salariales y sociales del Estado. Al calor de todas estas contradicciones, los conspiradores no han encontrado aún un ministro y un jefe de gabinete, o sea, un programa económico.
 Mientras tanto, Guzmán apuesta a pasar el invierno, o sea, la penuria energética, y sostenerse en el cargo. Le ha jurado a los banqueros nacionales y extranjeros que sostendrá los títulos en pesos a como dé lugar. El gobierno, en suma, se encuentra librado a la suerte de una junta de especuladores de deuda. Después de la crisis de gabinete post PASO, y de la salida de Kulfas, una crisis de gabinete sería un recurso extremo para evitar un adelantamiento electoral general. Las provincias, en cualquier caso, ya están pergeñando sus propios adelantamientos. 

 Operación contra la clase obrera

 Por sobre todas las cosas, el relevo político que se está cocinando es una maniobra contra los trabajadores, en un escenario signado por la carestía galopante, la erosión de los salarios y la perspectiva de un nuevo parate económico, que termine frenando las únicas incorporaciones de empleo que tienen lugar –las del trabajo precario. A nadie escapa que un relevo de Guzmán sería presentado como la salida delministro del FMI, y por lo tanto, un pasopara voltear el ajuste. En nombre de esa salida, el nuevo gabinete se aseguraría la venia de los Grabois, Yasky y Pablo Moyano, pero también de los Daer, que están en pleno pasaje al “campo” pejotista-cristinista. El soporte sindical y “social” es necesario para hacer correr una “lapicera” que va por la desindexación de salarios y jubilaciones, en medio de una aceleración inflacionaria y devaluatoria; por la conversión de los planes sociales en trabajo precario de los municipios o, sencillamente, su eliminación. A partir de acá, es muy claro que toda iniciativa de lucha o movilización debe denunciar sin ambigüedades a la operación política que pilotea CFK, como una tentativa de reagrupar a los explotadores frente a una crisis cada vez más aguda y, a la vez, bloquear una intervención propia de los explotados. A los ajustadores de hoy, y a los que se preparan para relevarlos en nombre de banderas “nacionales y populares”, hay que oponerles otra perspectiva de poder, la del gobierno de trabajadores. Con esa orientación, trabajamos por congresos obreros de ocupados y desocupados, y por la perspectiva de la huelga general. 

 Marcelo Ramal
 28/06/2022

Uruguay: A 49 años de la Heroica Huelga General · Homenaje

G7, las potencias capitalistas conspiran

El encuentro se desarrolla en Baviera, en el sur alemán El G7, grupo que nuclea a las principales potencias capitalistas del mundo (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón), desarrolla entre el 26 y el 28 de junio su cumbre en Elmau, Baviera, en el sur alemán. Entre los países invitados, figuran la Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tuvo una participación online, de la que solo se conocieron en forma pública algunos extractos. 
 El eje del encuentro está puesto en los enfrentamientos con Rusia y China. En el caso de Moscú, se están resolviendo nuevas sanciones para afectar al Kremlin. Entre ellas, la prohibición de las importaciones del oro ruso, del cual el Reino Unido era hasta ahora uno de los principales compradores. También se estudian trabas al acceso de Rusia a ciertos insumos industriales y tecnológicos, y un precio tope al petróleo proveniente de ese país. Si bien Washington y Bruselas han establecido ya un embargo al crudo ruso, la medida en consideración valdría para otros países. 
 En el caso de China, se acordaría un paquete de 600 mil millones de dólares en inversiones en infraestructura en naciones periféricas o de “desarrollo medio”, como un modo de competir con la ruta de la seda de Beijing. Esta iniciativa encuentra sus límites en el propio cuadro económico internacional, signado por las subas de las tasas de interés, un elevado endeudamiento estatal y corporativo, la reticencia empresaria a invertir debido a la caída de la rentabilidad, y las tendencias recesivas. 
 El encuentro en Elmau busca mostrar una postal de unidad frente a Moscú, en momentos que han surgido disensiones entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), por un lado, y dentro de los propios Estados Unidos, por otro, con respecto al conflicto bélico. En términos generales, la cuestión pasa por si se debe continuar la guerra y tratar de dar un golpe de fondo al Kremlin, o, por el contrario, se debe explorar un cese de hostilidades que incluya un reparto territorial. (A estas disputas podríamos añadir las que han estallado entre Londres y la UE por el protocolo sobre Irlanda del Norte). 
 El agrietamiento en el imperialismo es inseparable de las dificultades que está encontrando Ucrania en el terreno militar, ya que Rusia -tras su fracaso en capturar Kiev- ha logrado progresos en el este; los límites de la política de sanciones económicas (Moscú reorientó con cierto éxito sus exportaciones energéticas hacia India y China, y el rublo se ha revalorizado); y del propio agravamiento de la crisis internacional, con una aceleración de las tendencias inflacionarias tras el estallido del conflicto, que incrementa el mal humor social en las metrópolis -en el caso de Estados Unidos, a pocos meses de las elecciones de medio término. 
 La agudización de la crisis capitalista no deja indemne a ninguno de los contrincantes del tablero internacional. Golpea tanto a Rusia y China como al imperialismo, y es partera de crisis políticas (acaba de caer el gobierno de Bulgaria) y levantamientos populares (Ecuador, Sri Lanka). 
 En su alocución en la cumbre, el presidente argentino Alberto Fernández tuvo una intervención adaptada a los convocantes: ratificó la condena a la invasión rusa, pero omitió toda crítica a la expansión de la Otan y el despliegue imperialista en el este europeo. Planteó que la política de sobrecargos del FMI por ciertos préstamos debe ser revisada, esto después de cerrar un acuerdo con el organismo financiero que refuerza la tutela del imperialismo sobre el país -a tal punto que incluye una revisión trimestral de cuentas. 
 La reunión del G7 tendrá su prolongación en la cumbre de la alianza atlántica, que está por empezar en una ciudad de Madrid sitiada por las fuerzas de seguridad. Allí se dará un nuevo paso hacia la integración de Suecia y Finlandia a la Otan, perfeccionando el cerco contra Rusia y profundizando las tendencias bélicas. El fin de semana, miles de personas marcharon en repudio a este cónclave.
 Luchemos por la disolución de la Otan. Fuera el imperialismo del este europeo. Retiro de las tropas rusas de Ucrania. 
 Que la crisis la paguen los capitalistas. Por gobiernos de trabajadores y el socialismo.

 Gustavo Montenegro

Fuerzas españolas y marroquíes masacran a 40 migrantes en Melilla


La cuestión migratoria está ligada a la crisis capitalista. 

El gobierno marroquí, con el apoyo de las fuerzas de seguridad españolas, llevó a cabo una masacre contra migrantes que intentaban ingresar al territorio español a través de Melilla, ciudad ubicada en el continente africano. La feroz represión dejó más de 150 heridos de gravedad, y, según la organización Caminando Fronteras, alrededor de 40 muertos en tan solo un día. Las inmediaciones de la valla melillense construida por el expresidente José María Aznar y perfeccionada por el otrora mandatario José Luis Rodríguez Zapatero fueron el escenario de un baño de sangre. 
 Mohamed VI, el rey de Marruecos, desplegó a la gendarmería para esos menesteres. El gobierno de Pedro Sánchez hizo su aporte colocando a la policía española, la cual arremetió duramente contra los trabajadores. “Eso fue la guerra; (solo) teníamos piedras para luchar contra los militares marroquíes”, dijo un joven sudanés el sábado en un centro de retención en Melilla (La Nación, 26/6). 
 Una serie de ONGS marroquíes y españolas han estado reclamando que se avance en una investigación de fondo que permita clarificar cómo y de qué forma es que han muerto las víctimas de la represión. Al mismo tiempo, se han convocado movilizaciones de repudio en el territorio español. 
 En 2021, en la denominada “frontera sur”, por mar y tierra, murieron casi 2.000 personas. Europa es uno de los principales receptáculos de migrantes que huyen de países como Libia, Chad o Malí, los cuales a menudo se encuentran jaqueados por guerras civiles y crisis económicas y políticas muy importantes. 
 Ceuta, otra ciudad autónoma de España, fue el año pasado uno de los epicentros de la crisis migratoria. En ese entonces, Marruecos utilizó con los migrantes los mismos métodos que en la actualidad, o sea, la represión salvaje. A cambio de los servicios prestados, España convalida la opresión del Sahara Occidental por parte de la monarquía alauita.
 En los días previos a los sucesos del viernes, las fuerzas marroquíes ya habían reprimido a la masa migrante. Asimismo, organizaciones de derechos humanos denunciaron que el Estado español ha puesto carros militares del lado del territorio español, violando las disposiciones legales que prohíben maniobras de las FFAA “ante un salto en la valla”. Las autoridades marroquíes, entretanto, han ordenado el entierro de los migrantes muertos sin ningún tipo de investigación o autopsia, para tratar de ocultar el carácter criminal de la represión.

 El gobierno español y el imperialismo 

Sánchez reivindicó la avanzada represiva contra los migrantes. Ha definido como “extraordinaria” la actuación de la policía marroquí. Unidas Podemos ha reclamado que se investigue a las fuerzas de seguridad de los dos países involucrados en la represión, pero continúa cogobernando con Sánchez, con lo cual apenas pretende despegarse del escándalo. 
 Madrid concurrirá a la próxima reunión de la OTAN con la propuesta de incluir la migración como “amenazas híbridas”, lo que le permitiría reforzar los operativos militares en las zonas fronterizas. “La soberanía e integridad territorial”, un principio cuya aprobación tuvo lugar en una de las últimas cumbres de la alianza imperialista, “supone que las ciudades de Ceuta y Melilla pasarán a estar protegidas, a partir de ahora, por el paraguas de la OTAN” (El País, 27/6). Estamos ante un reforzamiento de la influencia y del belicismo del imperialismo en la región, en el marco de la guerra en Europa. A tono con el resto de los países dominantes de Europa, es posible que Sánchez avance en un nuevo refuerzo del presupuesto de Defensa. 
 La política de Sánchez está en sintonía con la xenofobia y el reaccionarismo de la derecha continental y es completamente funcional al crecimiento de ella. No por nada el ultraderechista italiano Matteo Salvini catalogó como invasores a los migrantes que intentaron saltar la valla fronteriza de Melilla. 
 El atraso y los altos niveles de pobreza que padece el continente africano (por ejemplo, casi 700 millones de personas se encuentran en la extrema pobreza en el África subsahariana) tienen como principal responsable al imperialismo, que acapara sus recursos naturales y promueve invasiones y conflictos étnicos. 
 La crisis capitalista y la guerra imperialista han llevado al mundo a esta debacle social, que promete profundizarse. A la crisis migratoria, que ellos mismos generan, los gobiernos y sus burguesías responden con la represión. El chovinismo y la demagogia nacionalista son puestos al servicio de dividir a la clase obrera y de avanzar en un ataque generalizado contra todos los trabajadores, sin distinción de fronteras. Por eso, la clase obrera debe luchar por el derecho incondicional al asilo y reclamar la derogación de todas las normas expulsivas y xenófobas de los gobiernos. 

 Nazareno Kotzev

lunes, junio 27, 2022

Decadencia del capitalismo local y disputa de la hegemonía estatal

Cristina Fernández de Kirchner (CFK) marca la cancha del debate político estratégico en el capitalismo local. Todos los análisis políticos remiten a su discurso del 20/6 y el impacto sobre las filas oficialistas y opositoras. 

 Sea para el elogio o la crítica, el mensaje ocupa el centro del debate mediático y político. Su punto de partida es la legitimación del “capitalismo como el más eficiente modo de producción”, asociado al consumo extendido de la población. Es algo que se contradice con el crecimiento de la desigualdad global en estos tiempos de triple crisis, a la que alude CFK: continuidad del impacto del 2008 más pandemia y guerra en Europa. 
 El mensaje deslegitima cualquier búsqueda de alternativas, ejemplificando con el cine: con “Good bye Lenin” explica el fracaso de la provisión de bienes y servicios para el consumo masivo; y con “La vida de los otros” critica el control social y autoritario del estado. La conclusión es que el capitalismo es lo que hay como horizonte, forma eficiente de producir, y debe desestimarse cualquier exploración de organización alternativa del orden económico social sustentado en la explotación y el saqueo.
 Así, la disputa política se reduce a la mejor gestión del orden capitalista y de allí se deriva un conjunto de argumentaciones para explicar la especificidad de la recurrente y continuada inflación local, que diferencia a la Argentina de la mayoría de los países del sistema mundial, aun cuando ahora, la suba de precios aparece como fenómeno global. 

 Argumentos 

 La línea argumental apunta contra el discurso hegemónico, liberal monetarista, que instala un sentido común de causal “monetaria” para el ascenso de los precios. 
 Apoyada en estadística del G20, destaca que el país no se encuentra entre los principales “déficits fiscales” o “comerciales”, a la cabeza de los cuales se encuentra EEUU. Explicita los cambios regresivos en la distribución funcional del ingreso de estos años en el país, con perceptores de la ganancia que se apropian para el 2021 del 58% del ingreso, contra el 42% de los perceptores de salario. Abunda con datos relativos al crecimiento de la rentabilidad de las inversiones, antes de impuestos y pagos de deuda, que llegan en el país y para un caso al +412,6% entre 2019 y 2021. En rigor, la lógica capitalista de privilegio a la ganancia. 
 Los argumentos son críticos respecto de las causales monetaristas de la inflación, o de responsabilizar al déficit fiscal o comercial, o por desacoples entre la oferta y demanda, como aquellos que aluden a la presión tributaria. 
 Si enfatiza en la “evasión fiscal”, comparando la recaudación potencial del orden del 45% contra una efectiva del 28% del PBI. 
 La evasión fiscal, la fuga de capitales y el dominio de la producción y circulación de pocas empresas concentradas explicarían la situación actual de inflación recurrente. Ahí está la especificidad de la suba de precios en la Argentina, lo que demanda, en el discurso de CFK un estricto ejercicio del poder ejecutivo en el control estatal de estas variables y actores dominantes de la economía local. Son críticas a la ineficiencia del oficialismo en el ejercicio del gobierno.
 En definitiva, el excedente económico, altamente concentrado en pocas manos, evade impuestos y acumula en divisas en el extranjero, para lo cual requiere que ingresen divisas al país, vía endeudamiento, tal como ocurrió en la gestión Macri (2015-19). 
 La deuda es el mecanismo privilegiado de ingreso de divisas para facilitar la fuga de capitales y, por ende, la constitución de activos externos por grandes capitales que actúan en el proceso de producción y circulación local.
 El razonamiento continúa señalando que ante la falta de divisas luego de la fuga, el poder económico presiona por acelerar las devaluaciones monetarias para continuar disputando la apropiación privada del excedente económico. 
 Para resolver el problema demanda la eliminación de los secretos bancarios, fiscales y bursátiles y un ejercicio más decidido del control estatal sobre los grandes capitales. 

 Hegemonía

 Quizá, el argumento ausente remite a la disputa de la hegemonía del Estado capitalista local, entre capitales externos y sus socios locales en contraposición con aquellos que disputan el excedente en el mercado interno; o entre quienes estimulan la acumulación en el marco de la especulación y la lógica fundada en la apropiación de rentas, del suelo o el dinero y aquellos que privilegian la producción de plusvalor en el terreno de la elaboración material de bienes y servicios.
 La decadencia del capitalismo local viene de lejos. Si para mediados del siglo XX el país explicitaba el mayor PBI de la región, la debacle del presente se explica por la disputa política para disciplinar a la sociedad según las aspiraciones de la dominación. Brasil y México desplazaron a la Argentina del podio en la generación de riqueza, asociada a la construcción de hegemonía al interior de sus estados capitalistas. 
 Entre 1930 y 1976, ese poder de restauración estuvo asociado a los golpes de Estado, y ahora, sin posibilidad inmediata de golpe, la disputa electoral no termina de resolver una hegemonía restauradora del bloque de poder que construyó la Argentina potencia entre 1880 y 1930, por lo que la disputa política por el poder del Estado transita la alternancia de la gestión capitalista, tal como vimos con el menemismo o la alianza en los ´90, y luego con el macrismo. Se trata de una alternancia que no termina de definir la estabilización del Estado capitalista para un proyecto de rumbo e inserción en la contemporaneidad crítica del orden global. 
 El Estado capitalista argentino no termina de disciplinar a las clases subalternas, con fuerte tradición (desde el último cuarto del Siglo XIX) en la organización popular, sindical, territorial, política y cultural; pero tampoco puede dirimir una clara hegemonía de un proyecto político que se orienta por la dolarización o subordinación de la economía local al dictado de la potencia del dólar; o aquellos que resuelven las contrdiciones con la devaluación para la apropiación recurrente del excedente económico.
 Ni dolarización ni devaluación, como proyecto, parecen definir las contradicciones del capitalismo local, por eso la persistente decadencia local, como especificidad nacional de la suba de precios, ahora agravada por la inflación internacional. La inflación mundial es producto de los debates por la hegemonía capitalista, en donde el régimen del capital confronta la perdida de rentabilidad, y la tendencia decreciente de la productividad del trabajo con mayor apropiación privada del excedente económico por grandes capitales concentrados. 
 Argentina desde su especificidad busca su lugar en el capitalismo global, pero también desde las desconformidades y protestas sociales extendidas puede encontrar nuevos rumbos de alternativa política para una emancipación en contra y más allá del capitalismo. 

 Julio C. Gambina. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.

Materialismo dialéctico - Breve resumen

A 20 años de la Masacre de Avellaneda: ¡Darío y Maxi presentes! // Acto en el Puente Pueyrredón

Karl Marx - Horacio Tarcus

domingo, junio 26, 2022

El fusilador de la Masacre de Trelew se sienta en el banquillo de los acusados


El marino Roberto Bravo comienza a ser juzgado este lunes en Estados Unidos 

 Desde hace casi 50 años, Roberto Bravo viene esquivando a la Justicia argentina gracias a que cuenta con la ciudadanía estadounidense. Pero desde este lunes deberá enfrentar una corte federal en Florida por una demanda civil planteada por familiares de cuatro de sus víctimas. 

 Si había un verdugo en la base aeronaval Almirante Zar, ése era Roberto Guillermo Bravo, un teniente de tan solo 30 años que gozaba maltratando a los presos políticos que habían protagonizado una fuga desde la cárcel de Rawson pero que, a diferencia de sus compañeros, habían llegado demasiado tarde para subirse a un avión y escapar hacia Chile. En la madrugada del 22 de agosto de 1972, Bravo fue uno de los marinos que entró con sus armas al lugar donde estaban los 19 detenidos y detenidas y abrió fuego. Durante casi 50 años, Bravo logró escabullirse de la Justicia. A diferencia de otros militares, no fue juzgado por la Masacre de Trelew porque tuvo la suerte de que la Armada Argentina lo destinara a la embajada en los Estados Unidos. Este lunes deberá sentarse ante un jurado en una corte federal en Florida porque parientes de cuatro de sus víctimas le entablaron una demanda civil que podría abrir la puerta a que, de una vez por todas, el marino retirado –devenido en hombre de negocios– empiece a pagar por sus crímenes.
 Eran las 3.30 de la madrugada del 22 de agosto de 1972. Estaba por cumplirse una semana desde la fuga del penal que habían protagonizado militantes de las principales organizaciones político-militares, cuando los marinos comenzaron a abrir los candados de las celdas y a ordenarles a los presos que se formaran en una hilera con las cabezas gachas. Sin más, empezaron a disparar. Algunos murieron en el acto. Otros fallecieron mientras eran atendidos y tres sobrevivieron.
 – ¿Van a contestar el interrogatorio? --gritó Bravo mientras caminaba desencajado hacia el interior de la celda que compartían Alberto Camps y Mario Delfino. 
 – No –le respondieron los dos hombres. 
 Bravo ni siquiera se inmutó y disparó. Primero a Camps; luego a Delfino, a quien mató en el acto. 
 Camps sobrevivió a la Masacre de Trelew junto con María Antonia Berger y Ricardo René Haidar. Los tres le relataron su experiencia en mayo de 1973 al periodista y poeta Francisco “Paco” Urondo. Su testimonio se convirtió después en el libro La patria fusilada. Por entonces, la justicia por esos crímenes era un horizonte, pero nadie ni siquiera imaginaba que Bravo sería enviado a Estados Unidos y mucho menos que los tres sobrevivientes se convertirían, años después, en víctimas de la próxima dictadura.

 Más allá de las fronteras 

Raquel, hija de Camps, es una de las familiares que presentaron en octubre de 2020 la demanda civil contra Bravo en el distrito sur de Florida. También lo hicieron Eduardo Capello, Alicia Krueger y Marcela Santucho por sus parientes que fueron asesinados en la base Almirante Zar.
 La iniciativa apunta a obtener algún tipo de reparación por parte de Bravo, que viene consiguiendo sortear a la Justicia argentina por el hecho de haberse radicado en Estados Unidos y haber conseguido la ciudadanía local. A diferencia de sus compañeros de armas, él no fue parte del juicio que se llevó adelante en 2012 en Comodoro Rivadavia, en el que se declaró que la Masacre de Trelew –que adelantó parte de la metodología represiva que implementaría la última dictadura– fue un crimen de lesa humanidad, algo que ratificó en 2014 la Cámara Federal de Casación Penal. Después de muchas demoras en la Corte Suprema, ese fallo quedó firme. 
 El gobierno nacional reclama la extradición de Bravo desde 2008 para ser juzgado por sus crímenes –16 homicidios y tres tentativas de homicidios–. En 2010, un juez estadounidense rechazó el pedido y convalidó –en gran parte– la defensa de Bravo, que decía que se trataba de una acusación política y que él estaba alcanzado por la amnistía que dictó Héctor Cámpora en mayo de 1973 –que no buscaba más que sacar a los presos políticos de las cárceles–. En 2019, las autoridades argentinas volvieron a pedirle a Estados Unidos que extradite a Bravo. El tema está a estudio del juez Edwin Torres. 
 En paralelo con la solicitud de extradición para juzgarlo penalmente corre la demanda civil interpuesta por familiares de las víctimas con el apoyo del Center for Justice and Accountability (Centro para la Justicia y la Rendición de Cuentas, CJA) y del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). La presentación se hizo bajo la Ley de Protección de las Víctimas de Tortura (TVPA, por su sigla en inglés), que permite que los tribunales estadounidenses juzguen torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidas en otros países.
 “Este juicio es una de las tantas estrategias que han ideado las víctimas para llegar a obtener justicia. Los familiares de las víctimas y los tres sobrevivientes vienen haciendo la denuncia para que se investigue desde el momento de los hechos. Finalmente, 50 años después, Bravo se va a sentar frente a un tribunal aunque no sea argentino, pero esto demuestra la determinación de las víctimas”, le dijo a Página/12 Sol Hourcade, coordinadora del área de Memoria, Verdad y Justicia del CELS. “Es un paso muy importante en la búsqueda de justicia”, remarca, por su lado, Eduardo Hualpa, abogado que interviene en la causa por la Masacre de Trelew desde que en 2005 se presentó la denuncia. 

 De represor a empresario 

Después de la masacre, la Armada se ocupó de proteger a sus fusiladores. El entonces teniente Bravo llegó en 1973 a la embajada argentina en EE.UU. como agregado militar. Seis años después, en 1979, pidió la baja. Mientras estuvo en actividad aprovechó para forjar su relación con las fuerzas armadas estadounidenses e hizo cuanto curso pudo: infantería avanzada, asalto aéreo o reconocimiento anfibio con el Cuerpo de Marina. Esas destrezas, en general, no son para alguien que colgó los botines –o, en su caso, la ametralladora–, lo que generó suspicacias sobre si Bravo puede haber vuelto durante la dictadura o si pudo haber incursionado en la represión en Centroamérica. El 24 de marzo de 1980 –al cumplirse el cuarto aniversario del golpe– recibió una buena noticia: tenía la residencia permanente. En septiembre de 1987, ya era ciudadano estadounidense. Para entonces, ya llevaba cinco años viviendo en Miami. 
 Durante más de 35 años, Bravo fue un misterio para la Justicia argentina. En 2008, una investigación del periodista Diego Martínez en este diario probó que estaba en Miami y dedicado a los negocios. Presidió el RGB Group –que brindaba servicios a las fuerzas estadounidenses–, el RLM Services Inc, el One Fountainhead Center LLC –un negocio inmobiliario– y se dedicó también a la encuadernación a través de la firma Stafford Bookbinding Inc, algo que destacó su abogado defensor para pedir que Bravo esperara la decisión sobre la extradición en su casa. Para ello, Bravo pagó una fianza de un millón de dólares y, junto con sus tres hijos, dos sobrinos y dos amigos, aportaron propiedades por 4.327.000 dólares como garantía.
 Las audiencias del juicio civil se extenderán durante la semana. Es probable que el veredicto se conozca después del 4 de julio. De encontrarlo culpable, Bravo no afrontará una pena de prisión, pero es probable que tenga que empezar a pagar por sus crímenes con algo de la fortuna que amasó mientras se escapaba de la Justicia argentina. 

 Luciana Bertoia
 26 de junio de 2022 - 01:49

Atlantique / #CineEn2Minutos

Una extraordinaria lealtad de clase

Hambre y propaganda de guerra en Ucrania


Las sanciones occidentales contra Rusia son mucho más dañinas que el bloqueo ruso de puertos ucranianos para el anunciado incremento del hambre en el mundo 

 “Para que el trigo valga dinero: agua, sol… Y guerra en Sebastopol”, se decía en Castilla. Imagino que el dicho se estrenó a mediados del XIX, tras la guerra de Crimea, y recuerda el gran papel de las ricas llanuras ucranianas y sus tierras negras en la producción de cereal y la dinámica de los precios. 
 Hoy, la guerra de Ucrania y las sanciones de respuesta que la invasión rusa ha recibido de parte de Estados Unidos y la Unión Europea han creado una situación ejemplar. Hay un peligro de hambre en zonas del sur global sobre el que advierte el Programa Alimentario de la ONU (WFP). 
 Digo ejemplar por la evidente y conocida relación entre los desastres de la guerra y el hambre (según el WFP, el 60% de los hambrientos viven en zonas afectadas por la guerra y la violencia) que, en el caso ucraniano, incrementará el colectivo de los que sufren hambre aguda en el mundo en 47 millones. Es decir, el número de hambrientos pasará este año de 276 millones (nivel de preguerra) a 323 millones, según esa fuente. Pero ejemplar también por cómo se utiliza este problema con fines belicistas en un contexto de propaganda de guerra.
 La guerra de Ucrania complica los impactos ya generados por otros conflictos: la pandemia, la crisis climática y los costes encarecidos por un incremento del precio del grano, que ya venía de antes, y por el transporte. El África subsahariana será el área más afectada. Egipto, Túnez, Turquía, Líbano, Siria, Argelia, Marruecos, Somalia, Etiopía y Sudán recibirán menos, y además más caro.
 Este informe del WFP se publicó en marzo, pero la mayoría de nuestros medios de comunicación solo se hicieron eco de él en junio. Y con frecuencia, informaron mal. 
 Rusia y Ucrania responden por el 30% de la exportación global de trigo. Ambas son también grandes exportadoras de cebada, maíz, semillas de girasol y aceite de girasol. Gran parte de esa exportación va al sur, en Asia, Oriente Medio, África del Norte y subsahariana, donde se localizan algunos de los países más pobres del mundo, que ya estaban al límite por los efectos de las subidas de precios, el estrés producido por la pandemia y las habituales lacras: guerra, corrupción, desigualdad, mala administración… 
 Desde la OTAN se dice que el bloqueo ruso de los puertos ucranianos es el motivo del aumento cuantitativo del hambre que ONU y WFP anuncian y contabilizan. Pero Rusia exporta mucho más que Ucrania: el 20% del trigo, harinas y derivados, frente al 8,5% de Ucrania. Por eso, lo que no dice la OTAN, la UE y EE.UU. –y con ellos, el grueso de nuestros medios de comunicación– es que en la génesis de ese peligro las sanciones occidentales contra Rusia son mucho más significativas que el bloqueo ruso de puertos ucranianos.
 Las sanciones impuestas a Rusia impiden la exportación del grano ruso. El 50% de ese grano –que es mucho más que todo lo que Ucrania exportaba desde sus puertos– se exportaba desde el puerto ruso de Novorosisk, en la costa oriental del Mar Negro. Como consecuencia de las sanciones, los barcos no pueden acceder a ese puerto a cargar. Las compañías de seguros no cubren el tráfico de esos barcos, y los barcos con bandera rusa no pueden usar las infraestructuras portuarias. Además, Rusia no puede cobrar ese comercio de grano, porque los sistemas de pago están bloqueados y los bancos internacionales cerrados para su actividad.
 Las sanciones financieras impiden que Rusia cobre esas exportaciones e introducen el riesgo de que los pagos a través de bancos y sistemas controlados por los sancionadores sean confiscados, como ha ocurrido con los 300.000 millones de dólares rusos que estaban depositados en Estados Unidos (y con los 9.000 millones afganos, cuya apropiación, en revancha por la debacle militar en Afganistán, agrava el hambre en aquel desgraciado país, y con los miles de millones iraníes robados en respuesta a la revolución de 1979, y…). 
 El segundo aspecto por el que las sanciones agravan la situación tiene que ver con los fertilizantes. Su precio se ha incrementado a causa del aumento del precio del gas con el que se producen. Rusia y Bielorrusia son el primer y el sexto productor mundial de ellos, respectivamente. Juntas representan el 20% de la producción global. Y ambas están sometidas a sanciones. Las sanciones occidentales contra su adversario geopolítico son un factor de incremento del hambre más importante que el bloqueo de los puertos ucranianos
 Así que todo eso afecta a los precios. Y la subida de precios repercute directamente en las posibilidades de los más pobres para pagar sus alimentos: muchos de los que antes iban justos ahora no llegan, advierte el WFP.
 No puede decirse, por tanto, como afirma el bloque UE/OTAN y EE.UU., que el responsable es Rusia, o que es solo Rusia. Obviamente hay una clara responsabilidad rusa por haber iniciado la invasión, responsabilidad inseparable de las circunstancias que la propiciaron también desde fuera de Rusia. Lo más diplomático que se puede decir es que hay una responsabilidad compartida. Y lo más objetivo es decir que las sanciones occidentales contra su adversario geopolítico en este conflicto son un factor de incremento del hambre más importante que el bloqueo de los puertos ucranianos, que los rusos están dispuestos a levantar bajo determinadas condiciones. 
 Pese a eso, el mensaje que nos envían los políticos atlantistas y sus medios de comunicación es inequívoco. El 24 de mayo, en Davos, la inefable presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que “Rusia está bombardeando silos en Ucrania, bloqueando barcos cargueros ucranianos llenos de trigo y girasol y acaparando su propia exportación de alimentos como una forma de chantaje. Eso es usar el hambre y el grano como recurso de poder”. (Wall Street Journal, 24 de mayo: “Ukraine-Russia War Is Fueling Triple Crisis in Poor Nations”).
 “Debemos garantizar que esos cereales se envían al mundo, de lo contrario millones de personas pasarán hambre”, dice la ministra de exteriores canadiense, Melanie Joly.
 Lo que se abre paso con estas declaraciones es una campaña para romper militarmente el bloqueo ruso de la costa ucraniana alegando “catástrofe humanitaria”. Es decir, una escalada militar aún más peligrosa. Al día siguiente de la declaración de von der Leyen, el editorial del WSJ explicaba de lo que se trata bajo el titular, “Romper el bloqueo alimentario de Putin”: “El mundo necesita una estrategia para romper el bloqueo ruso de los puertos ucranianos para que se pueda exportar alimentos y otros productos, y eso significa un plan para usar barcos de guerra que escolten cargueros mercantes fuera del Mar Negro” (…) “el mundo civilizado deberá actuar pronto para evitar una crisis humanitaria aún mayor”. Putin está usando la “presión alimentaria global para que la OTAN y otras naciones accedan a una paz en sus términos”. Y el diario proponía “una coalición internacional de barcos de guerra” independiente de la OTAN para llevarla a cabo sin que Rusia pueda denunciar provocación. 
 La guerra va para largo. Los centros de poder y medios de comunicación occidentales abogan claramente por su eternización. El Kremlin tampoco está interesado en una negociación mientras no tenga un claro, o aparente, resultado de éxito militar que presentar como desenlace. Cualquier pretexto “humanitario” será, y es, explotado en ese contexto belicista. El incremento del hambre en el Sur no importa en Bruselas, ni en Washington, ni en Wall Street. Y para Moscú es un “efecto colateral” de las mal calculadas sanciones occidentales contra Rusia. 

 Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona), fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

Cora Marganik: el rol de la fotografía en tiempos de crisis

Del Puente Pueyrredón a los nuevos desafíos de las luchas de los trabajadores


Panorama político de la semana. 

 20 años después de la masacre de Avellaneda, una nueva ofensiva antipiquetera.

 Al cumplirse 20 años de la masacre de Avellaneda en que fueron asesinados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los paralelismos con la actualidad son evidentes para todos. Un pujante movimiento piquetero que ganas las calles contra el hambre y el intento de facturarle la crisis a los trabajadores, y un ataque de todas las fracciones políticas del poder, que inclusive tienen reciclado entre su personal político a los responsables de aquel crimen de Estado. Hoy como en ese entonces, aquí se juega una pelea de gran alcance.
 Es lo que manifestó la dirigente del Polo Obrero de La Matanza, Gabriela De La Rosa, desde el ollazo en el Obelisco con que respondieron a las ofensas de Cristina Kirchner: “la vicepresidenta millonaria del gobierno ajustador no va a decirnos a las mujeres piqueteras cómo organizarnos. Venimos luchando contra los punteros en los barrios desde la época en que Cristina y Néstor apoyaban al gobierno de Duhalde y sus punteros. Su planteo sobre los programas sociales es la misma que la de Macri, Bullrich, Milei y Marra, es decir apunta contra las organizaciones de lucha que venimos enfrentando el pacto con el FMI”. 
 La contestación da en el clavo, porque todo el sentido de bregar por subordinar a los beneficiarios de programas sociales a intendentes y gobernadores del ajuste apunta a barrer con los planes, haciendo de ellos una plataforma de mano de obra precaria para el Estado y eliminando -como reclama al unísono el gran capital- la competencia que significan para ramas enteras de la economía que pagan salarios en torno a la canasta de indigencia, la cual dicho sea de paso aumentó en los primeros cinco meses del año un 35%. 
 Como recuerda el editorial semanal de Prensa Obrera, escrito por Gabriel Solano, con sus declaraciones la líder del kirchnerismo no hace más que regresar a sus orígenes, cuando junto a Néstor gobernaban Santa Cruz en aquella década menemista celebrando la privatización de YPF y reprimiendo a los que perdían su laburo con esa entrega. En definitiva, como concluye el legislador porteño del FIT-U, “pretende encarar el futuro con los métodos del pasado”. 
 Lo que Cristina quiere esconder es la enorme pauperización laboral que sigue extendiéndose, o más bien su propia responsabilidad en ello. Calificó de “insólito” que existan más de un millón de planes cuando la desocupación se registra en un 7%, aunque si no fuera por los Potenciar Trabajo que se contabilizan como ocupados escalaría a casi el doble. De hecho, según los recientes informes del Indec, a pesar de que el PBI se incrementó en el primer trimestre un 0,9% la cantidad de asalariados es la misma, solo que hay 200.000 menos con aportes jubilatorios que pasaron a engrosar la porción de precarizados. El dato vale para ver que asistimos a una intensificación de la explotación, y que la reforma laboral que impulsan todas las fuerzas patronales no creará más empleo sino menos y más barato por más trabajo. 
 La ofensiva contra el movimiento piquetero no se limita a estos ataques discursivos, sino que se expresa en una verdadera ola de criminalización de la protesta. El fiscal federal Marijuan denunció, sin más base que una maniobra mediática de Clarín, a Gabriel Solano y Eduardo Belliboni, presentando como una extorsión los aportes voluntarios que hacen los compañeros del Polo Obrero para costear los gastos de los comedores y la organización para cubrir lo que deliberadamente se ahorra el Estado. Invierte la realidad, porque precisamente el Polo crece por el pasaje de miles de beneficiarios de planes que se hartan de los punteros peronistas y se suman a una corriente que se basa en asambleas y lucha contra el ajuste. 
 La preocupación central de la burguesía es cómo avanzar en una regresión histórica en las conquistas de la clase obrera, teniendo semejante movimiento organizado de manera independiente protagonizando acciones de masas en todo el país. Esto porque además es un pilar de apoyo para las tenaces peleas que se libran en el movimiento obrero contra la destrucción del salario, como el Sutna que paraliza las plantas del neumático o la docencia de numerosas provincias que se autoconvoca para superar el escollo de la burocracia sindical.
 A su manera es lo que pretende zanjar a la fuerza Patricia Bullrich, una de las presidenciables del PRO, quien desde Rosario se valió de la incapacidad para resolver el flagelo del narcotráfico para bregar por una “integración de las Fuerzas Armadas en la democracia”, o sea valerse de ellas para la represión interna. Una “democracia” militarizada. Algo similar expresa la admiración que profesa Milei por la expremier británica Margareth Thatcher, soñando con replicar a la “Dama de Hierro” que derrotó poderosas huelgas como la de los mineros; el resultado de ello, vale tener presente, no solo fue un retroceso para los trabajadores sino un desmantelamiento de la industria inglesa. En Argentina sería directamente una desertificación productiva. 
 Más aún, otras declaraciones de Milei evidencian lo falaz de todo su presunto liberalismo. Prometió que de llegar a la Casa Rosada trasladaría la embajada argentina en Israel a la ciudad de Jerusalén, en línea con la opresión sionista al pueblo palestino y replicando a Trump… en nombre de la Biblia. Su defensa del carácter confesional de un Estado de los más opresivos, que niega todo derecho ciudadano a una parte sustancial de la población, admite que lejos de ser un libertario es un promotor del poder estatal despótico contra los trabajadores, y por eso coincide con CFK en el afán de poner los planes sociales bajo lo más enquistado de la casta política, como los barones pejotistas del conurbano, e incluso cierra filas con el oscurantismo que reacciona contra la ola verde.
 Es la reacción en toda la línea, en sintonía con la política del imperialismo. Lo vemos en lo que se supone que era el país más liberal, o más bien la Meca del capitalismo. Nos referimos a que el máximo tribunal de Estados Unidos anuló el fallo Roe vs Wade que legalizaba la interrupción voluntaria del embarazo a nivel federal, en un fallo reaccionario que hasta puede terminar en la penalización de la homosexualidad en algunos distritos. Esta revancha medio siglo después de aquel gigantesco movimiento de lucha de las mujeres norteamericanas es otra muestra de que la decadencia del capital como régimen social acarrea un retroceso civilizatorio.
 Como sea, es también un intento de contrarrestar un alza en la lucha de clases a nivel internacional, cuando salen a la luz las consecuencias globales de la guerra imperialista que la Otan y Putin libran en Ucrania, con la disparada en el precio de los alimentos y la energía, y que en los propios Estados Unidos se expresa en un proceso de sindicalización en empresas emblemáticas como Apple. 
 El hecho es que las ofensivas reaccionarias deberán enfrentarse a movimientos vivos. Hasta cierto punto lo refleja por estos pagos la triunfante toma del Nacional Buenos Aires, donde la lucha estudiantil no solo logró quebrar la protección de la gestión y la universidad a personajes abusadores o violentos, sino el compromiso de avanzar en el dictado de educación sexual con participación de la propia comunidad educativa. Son puntos de tensión, como en otro orden de cosas expresó la insólita represión a los terciarios del ISFD 103 de Lomas de Zamora en Puente La Noria cuando reclamaban contra las zonas liberadas; en un accionar que luego Berni respaldaría buscando criminalizar al compañero docente detenido con difamaciones. 
 En suma, el panorama que se viene es el de grandes confrontaciones, pero vale divisarlo desde una perspectiva amplia. Si, desde cierto punto de vista, las críticas de Cristina confiesan que el actual gobierno del Frente de Todos es una versión muy degradada del nacionalismo burgués que encarnó el peronismo en su momento, por su parte la defensa de la religiosidad opresiva de Milei es un retroceso respecto del liberalismo de la época de ascenso de la burguesía cuando protagonizaba revoluciones separando a la Iglesia del Estado, como en la Francia de 1789. Es una declinación histórica del capitalismo, con sus expresiones criollas en las salidas que se promueven a ambos lados de la grieta, hecho que otorga un valor estratégico a la orientación que guía las resoluciones del XXVIII congreso del Partido Obrero de construir un gran movimiento popular con banderas socialistas, trazando una contraposición de clase. 
 Vamos a una gran campaña política por un paro nacional y un plan de lucha para derrotar el ajuste del FMI y sus peones, y por abrir paso a una salida de los trabajadores. Buen domingo de lucha, Darío y Maxi están presentes. 

 Iván Hirsch, editor de Prensa Obrera.

Gran audiencia pública en Diputados por la derogación de los beneficios a la Iglesia


Convocada por Organizaciones Laicistas de Argentina para impulsar la iniciativa popular para derogar las normas de las dictaduras. 
 El Frente de Izquierda fue el único bloque político que participó.

 El viernes 24 de junio realizamos una audiencia pública en la Cámara de Diputados para impulsar una iniciativa popular para derogar las normas dictatoriales que benefician a la Iglesia Católica. La actividad fue convocada por OLA (Organizaciones Laicistas de Argentina), un conjunto de diversas de organizaciones que luchamos por la separación de la Iglesia del Estado.
 La actividad comenzó con la presentación de OLA y la agenda respecto a las iniciativas laicistas que se vienen tomando desde este espacio, principalmente la acción de amparo que fue interpuesta por la imposibilidad de ejercer el derecho constitucional a una Iniciativa Popular (artículo 39 de la Constitución Nacional) para que el Congreso de la Nación derogue normas de varias dictaduras que confieren privilegios a la Iglesia Católica.
 Seguidamente intervino la diputada Romina Del Plá, quien se refirió a varios proyectos que impulsamos desde la banca del Partido Obrero en el Frente de Izquierda contra los beneficios al clero y la injerencia de la Iglesia, y denunció que fueron sistemáticamente cajoneados por los bloques mayoritarios del oficialismo y la oposición derechista en el Congreso Nacional. 
 Entre esos proyectos está la modificación de la ley de ESI para su aplicación efectiva y obligatoria; la devolución de tierras para la construcción de viviendas en Villa Celina, que fueron entregadas al Obispado de San Justo y luego vendidas a Coto; la eliminación de todos los privilegios a la Iglesia Católica y la finalización de exenciones impositivas y de todo financiamiento estatal a estas instituciones oscurantistas. 
 Por su parte Vanina Biasi, dirigente del Partido Obrero y del Plenario de Trabajadoras (y diputada electa por rotación en el FIT-U), denunció que el gobierno nacional sigue sosteniendo el rol de las iglesias como elemento disciplinador de las mujeres y las diversidades.
 También tomaron la palabra la diputada del PTS en el FIT-U, Miriam Bregman, y la dirigente del MST, Vilma Ripoll. Para finalizar, desde OLA se destacó la ausencia del resto de los bloques políticos, debido a que mantienen vínculos políticos con el clero.
 Esta iniciativa se inscribe en la lucha por la separación de la Iglesia del Estado que puso en la agenda la gran Ola Verde que conquistó el derecho al aborto. 

 Pía Garralda

La fragilidad de Macron: crónica de las aventuras bonapartistas


Finalmente Macron se decidió a hablar luego del terremoto electoral del domingo pasado. La coalición presidencial no logró la mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas del 19 de junio. En el sistema bonapartista de la Va República este hecho se produce de esta manera por primera vez. 
 A partir del 2001, el “septennat” (septenio) presidencial introducido por De Gaulle en 1958, con elección directa a partir de 1962, pasó a ser un quinquenato y las elecciones legislativas, que siempre fueron quinquenales, se realizan inmediatamente después de las presidenciales, a fin de eliminar el peligro de la cohabitación y fortalecer todavía más el poder bonapartista sin control del presidente. Se supone en efecto, y así fue durante 20 años, que el presidente recientemente electo va a disponer de una amplia mayoría en la Asamblea Nacional (AN, Cámara de Diputados) y será el ordenador y el patrón de la discusión y la sanción de las leyes y del nombramiento del gobierno, responsable ante la Asamblea. 
 Macron llevó este sistema a su paroxismo en su primer quinquenato y mereció el apodo de Júpiter, decidía todo solo y transmitía las órdenes a sus subordinados, ministros y diputados. Los proyectos de ley elaborados por el Poder Ejecutivo se aprobaban a libro cerrado. Condenó a los partidos gubernamentales de derecha y de izquierda y creó una caricatura de partido, con la adhesión al presidente como todo programa. Es la condición del funcionamiento del régimen bonapartista que se impuso en la burguesía imperialista francesa en retroceso: ausencia de deliberación política, sostenimiento de un poder semiabsoluto por encima de fracciones, discusiones, estrategias.

 El terremoto de junio 

Aun en estas condiciones, el quinquenato de Macron fue un fiasco, con el movimiento de los chalecos amarillos, el Covid, las derrotas militares. Macron salvó lo esencial porque impuso algunas de sus reformas antiobreras, pero no la de la jubilación, y aseguró su reelección. Los resultados electorales presidenciales no fueron un éxito: se impuso en la segunda vuelta por 58% a 42% contra Marine Le Pen (semifascista), con el apoyo de los votos de la izquierda. 
 Macron se mostró omnipotente, como es todo su saber político, y prácticamente no hizo campaña electoral para las legislativas. Contra las previsiones, se produjo un verdadero terremoto y no una simple y pasajera tormenta.
 La cámara está integrada por 577 diputados, electos por circunscripción y voto uninominal, a dos vueltas. El complejo sistema electoral está confeccionado para favorecer la mayoría absoluta del primer partido, el presidencial, y diluir al máximo la representación proporcional de los votantes. Esta vez el sistema no funcionó. Los partidos del gobierno no obtuvieron la mayoría absoluta y se tuvieron que conformar con 245 escaños (38,6% de los votos); la izquierda agrupada (Nupes) obtuvo cerca de 140 (31,6 %); Renovación Nacional (RN) de Le Pen, 89 (17,3%), y el Partido Republicano, 61 (7%). (Las cifras no son definitivas ni suman 577 porque hay electos que todavía no declararon su pertenencia a uno de los agrupamientos.) 
 Los hechos salientes, y que merecerían un análisis detallado por su importancia y consecuencias, fueron la enorme abstención de 54% de votantes (66 % en la franja de 18 a 34 años), la pobre elección del macronismo, la ausencia de campaña y la derrota de sus diputados líderes y de tres ministros, la buena elección de la izquierda pero menor de lo esperado, entre otros elementos por la abstención juvenil, y la muy buena elección de RN, que le da una fuerza política inédita. 
La negativa del macronismo a votar por la izquierda en los duelos Nupes-RN de la segunda vuelta explican en parte los resultados menores de la “izquierda unida” y son también una novedad política que marca la crisis del macronismo y su deslizamiento hacia la izquierda.

 Sin voz ni programa

 Francia de hecho no tiene ahora gobierno y el presidente guardó un silencio vergonzoso durante 48 horas y habló luego sobre todo para que no lo olviden. 
 La primera ministra nombrada, Elisabeth Borne, no tiene ninguna envergadura política y no le fue muy bien en las elecciones. Es incapaz de dirigir su representación parlamentaria y afrontar a la oposición. No interviene prácticamente en la crisis. Hay tres ministros que deben renunciar por haber perdido la elección y otros tres acusados de violencia sexual. 
 Es un espectáculo lamentable que pone de relieve un hecho de la máxima importancia. La burguesía francesa no dispone en este período de ninguna alternativa política que pueda tomar a su cargo la ejecución del programa de rigor económico y de retroceso social, impuesto por el capitalismo en este período. 
Es así particularmente en Francia, cuya burguesía le debe mucho de su tren de vida a su pasado colonial, su militarismo y su régimen político que se apoya notoriamente en la policía y la represión antiobrera, de la juventud, de la población musulmana, y en la extensión de los barrios pobres y de la miseria, sin contar con la necesidad de la destrucción de hospitales, escuelas y colegios. Es así que se puede notar que el ataque de Macron contra la jubilación, para pasar a los 65 años, fue la columna vertebral de su programa, además de las reducciones de las prestaciones sociales, pero se esfumó de su intervención del miércoles, para insistir en cambio en las “ayudas” miserables que piensa otorgar para compensar la inflación y la caída sistemática del nivel de vida de la población trabajadora. Macron tiene como marca de fábrica el bonapartismo de la represión y la catástrofe social y se muestra impotente, a diferencia del 2017, para indicar la fórmula política que piensa aplicar.
 En estos días se dedicó a entrevistar a los dirigentes políticos, sin ninguna proposición para recomponer una mayoría parlamentaria y un mecanismo político para avanzar con los planes y necesidades de la burguesía y el capitalismo. Se limita a indicar que tiene que ser “novedoso‚ y que tiene que cambiar la “forma de gobernar”, ya sea a través de una coalición o de acuerdos con los bloques parlamentarios materia por materia. Una parte del macronismo afirma que RN de Le Pen puede ser también un socio aceptable para esta aventura. La desesperación por ser el eje de la conservación el poder parece ser la única consejera.
 Macron les dio un plazo de 48 horas a los agrupamientos partidarios para que definan si aceptan o no su oferta. La dificultad, sin embargo, es mayor. El bonaparte en descomposición quiere que los demás acepten su política sin participar en el poder, que tiene que seguir siendo personal y no compartido y deliberativo. Es lo que le hace notar su socio partidario burgués más importante, François Bayrou, que afirma que no habrá nuevos socios sin una una nueva forma de gobernar, sin compartir el menú completo del gobierno y no las migajas. 
 El diario burgués Le Figaro insiste en “una nueva necesidad institucional a definir”, pero Macron no quiere moverse de lo que sabe hacer o cree saber hacer. Por lo tanto, hay comentaristas que ya adelantan que habrá una disolución de la Asamblea Nacional dentro de 2 o 3 meses de idas y vueltas, de tensiones y desaguisados. 
 Jean-Luc Mélenchon, el principal dirigente de la izquierda, se sitúa completamente en la oposición parlamentaria y su objetivo inmediato es voltear al gobierno de Elisabeth Borne con una moción de censura, cuando se presente ante la nueva AN a comienzos de julio. Las organizaciones del movimiento obrero se mantienen en silencio. 
 Estamos ante una crisis aguda y las posibles salidas burguesas serán terribles, incluso con la participación y/o el apoyo tácito de RN. La reacción popular ante estas maniobras puede revertir claramente la situación. 

 Roberto Gramar
 Corresponsal desde París