El domingo se realizaron las elecciones internas que determinaron los candidatos a la presidencia hacia octubre. En elecciones no obligatorias, sólo votó un 37% del electorado, la menor votación en 15 años, casi el 10% fueron votos en blanco. Los ganadores fueron Tabaré Vázquez, Lacalle Pou y Bordaberry por el Frente Amplio, el Partido Nacional y el Partido Colorado, respectivamente. Inmediatamente, la calificación de la deuda uruguaya subió al grado inversor.
Avanzaron las fracciones más reaccionarias de Blancos y Colorados. Son la cara derecha de un ajuste contra los trabajadores.
Tabaré Vázquez, que fue apoyado por todos los grandes partidos del FA, venció a Constanza Moreira con más del 80% de los votos. En su primera intervención como candidato, realizó 10 propuestas electorales en las que hizo honor a su promesa de que “no habrá giro a la izquierda”. En 2004, Tabaré Vázquez prometía que haría “temblar hasta las raíces de los árboles”. Diez años después, promete una “tablet para cada jubilado”. Asistimos a la completa decadencia del centroizquierda.
La izquierda
Todas las expresiones políticas por izquierda al Frente Amplio superaron el piso de 500 votos. La Unidad Popular que agrupa al 26 de Marzo y el PCR, entre otros, obtuvo 4.600 votos. En las vísperas de las elecciones, la dirección de la UP rechazó la propuesta del PT para unificar fuerzas. El Partido Ecologista, cuya campaña se basó en la oposición la megaminería a cielo abierto, conquistó 2.800 votos.
Finalmente, el Partido de los Trabajadores obtuvo casi 700 votos. Hizo una aguerrida campaña electoral, presentó listas en 16 departamentos, accedió a diversos medios de prensa y desenvolvió una enorme agitación socialista en los lugares de trabajo y estudio.
En el marco del avance de la crisis capitalista, las internas dejaron planteada las alternativas estratégicas en juego frente a una nueva etapa para los trabajadores y la juventud.
Nicolás Marero
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