Minimizaron datos de débil crecimiento del PBI en el inicio del año y se esperan anuncios de subas de tasas durante la próxima reunión en junio.
La Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo la tasa de interés de referencia sin cambios el miércoles. En su comunicado minimizó datos que mostraron un bajo crecimiento del PBI durante el primer trimestre y un retroceso de la inflación en marzo.
En la próxima reunión de la FED a mediados de junio, los funcionarios, volverán a discutir si suben nuevamente las tasas como habían anunciado luego del alza en marzo.
Recordemos que la Fed había subido su tasa de interés en un cuarto de punto porcentual en su reunión anterior en marzo a un rango de entre un 0,75 y un 1 por ciento.
En el comunicado oficial, tras su reunión de dos días, el banco central estadounidense dijo que “el gasto del consumidor siguió sólido, la inversión empresarial se ha fortalecido y la inflación ha estado cerca del objetivo de la Fed”.
"El comité ve la desaceleración del crecimiento durante el primer trimestre como algo transitorio", dijo el texto.
Antes de la reunión, los gobernadores de la FED habían dejado claro que, en contraste con años anteriores, el banco central tiene más confianza en su pronóstico de que habrá dos alzas de tasas más en 2017.
La Fed inició su primer ciclo de endurecimiento monetario en más de una década, tras mantener la tasa cerca de cero por años como forma de evitar el quiebre de los bancos y la depresión de la economía, lanzando billones de dólares al mundo tras la recesión entre 2007 y 2009.
Un elemento adicional a las expectativas sobre esta reunión de la FED, es el destino del gigantesco volumen de bonos que hoy está en manos de la Reserva Federal y que los mercados esperan ansiosos saber qué decisión van a tomar las autoridades al respecto. Se trata de un millonario stock de 4,5 billones de dólares en bonos que, sin dudas, representan un gran negocio para el capital financiero.
La decisión de no modificar las tasas ocurre en un momento de incertidumbre sobre el rumbo de la política económica del gobierno de Donald Trump y con una economía que atraviesa un débil crecimiento. El primer trimestre de 2017 el PBI de Estados Unidos mostró una tasa anualizada del 0,7%, el peor desempeño trimestral en tres años, y que fue lastrado por un descenso en el gasto de los consumidores.
Además, los precios bajaron un 0,3% en marzo, alejando el objetivo que persigue la FED de que la inflación alcance el 2%.
A 100 días de su asunción, Trump no pudo avanzar con sus principales promesas de campaña, muchas de ellas fueron frenadas en el Congreso y la Justicia, y ahora se embarca en lograr la aprobación de una reforma impositiva a la medida de los grandes capitales y de los ricos. Una política que va en detrimento del amplio sector social de votantes que hasta ahora no han recibido ninguna de las promesas hechas antes por Trump antes de asumir.
La suba de tasas es una medida que imprime una señal contraria al crecimiento económico, puesto que implica un encarecimiento del crédito de consumo e inversión y encarece el dólar debilitando el comercio exterior; pero por otra parte, estimula la entrada de capitales que pueden ser necesarios para financiar el ya de por sí abultado déficit fiscal, que es uno de los grandes problemas que enfrenta Trump.
Gastón Remy
Docente universitario | Facultad Cs. Económicas UNJu
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