miércoles, noviembre 14, 2012

La historia de una loca noche electoral en los Estados Unidos

En los Estados Unidos, debido a la existencia de un sistema político y electoral del siglo XVIII, el voto popular directo no elige al presidente. Esa función recae sobre un colegio electoral de 538 bancas en representación de los 50 estados y el Distrito de Columbia (la capital), que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su estado. Quien acumule 270 o más votos se convierte en Presidente de la superpotencia.

Por lo anterior, Barack Obama fue reelecto con la obtención de 332 votos electorales al ganar, finalmente, en la Florida, un estado bien conocido en la historia de las lides electorales de esa nación por las enormes anormalidades y descontroles en los comicios.
En la elección presidencial 2012 también se reportaron en la Florida irregularidades relacionadas con el mal funcionamiento de máquinas de votación, largas filas e información errónea sobre los sitios de sufragio.
Los propios medios de prensa estadounidenses, como la cadena, NBC, una computadora en Pennsylvania cambió el sufragio por el presidente Barack Obama a su rival republicano Mitt Romney. Luego de una queja del votante la máquina fue “recalibrada” y, tras una prueba, fue puesta en funcionamiento nuevamente, según explicó al portal Mother Jones el vocero del Departamento de Estado de Pennsylvania, Mathew Keeler.
Un problema similar, pero a la inversa, ocurrió en Colorado, uno de los estados claves, luego de que una docena de votantes se quejó de que los votos destinados a Romney se contaban a favor de Obama. Esa misma mala pasada le sucedió a George W. Bush, quien al votar por Romney se encontró que la máquina lo había hecho por Obama.
Pero, lo que ahora les cuento no tiene comparación con la loca noche del 6 de noviembre del 2000. Un suspenso digno de las mejores películas de acción, vuelcos dramáticos como solo Hollywood puede imaginar, equivocaciones sin precedentes de las cadenas de televisión, sin olvidar la elección de un muerto…. al Senado: Estados Unidos vivió con el corazón en la boca una noche electoral que quedará en los anales; Sí, así lo describió Francis Temman, un periodista de la AFP de la época, en su crónica: “Una loca noche en Estados Unidos”, sobre el caos electoral en la Florida.
Recuerdo que en aquel momento trabaja como periodista en la redacción internacional del periódico cubano Juventud Rebelde y escribí un artículo para su primera edición bajo el título “Cosas y casos del relajo electoral norteamericano”1 Porque primero, en la Florida, el ganador fue George W. Bush, luego Albert Gore, después volvió a ser Bush. La dramática puja por la Casa Blanca se convertía en un total descrédito para el sistema político estadounidense.
Mi crónica entonces decía así: “¡Qué locura! Esta expresión de incertidumbre y falta de credibilidad en los preliminares resultados de las últimas elecciones norteamericanas del siglo, colmó la paciencia de los ciudadanos de a pie de la “democrática Unión”, de los propios candidatos en la contienda, sus partidarios, y hasta de muchos estadistas que allende los mares seguían con atención las contradictorias informaciones emanadas del show.’
‘Las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2000 no tienen parangón, ni con aquellos comicios más reñidos en los anales de esa nación, porque las escenas de este martes fueron algo realmente insólito y una afrenta a la inteligencia humana. Resulta que todavía en la tarde de ayer no conocíamos a ciencia cierta quién era el ganador de las elecciones en ese país (…)’
‘La situación es bochornosa para el país más poderoso del orbe. Según comentó EFE, lo sucedido con los resultados de los sufragios en Estados Unidos tiene muchas similitudes con las experiencias de naciones del Tercer Mundo a la hora de anunciar los votos de los principales políticos en la contienda: “Estados Unidos y el mundo están pendientes de cómo en la Florida se cuentan los votos y de si se mantienen o varían esos más o menos 1700 sufragios que en estos momentos separan a los candidatos y que, de confirmarse en el recuento especial ahora en curso, darían la Casa Blanca a George W. Bush”.

Un fraude evidente

‘En la historia del siglo XX estadounidense nunca antes se había producido una encrucijada semejante. Antes de comenzar las votaciones, los observadores divisaban un escenario en el que podría repetirse un apretado recuento de votos como el de 1960, cuando John F. Kennedy ganó al entonces oponente y vicepresidente republicano Richard Nixon, por sólo 119.450 votos’.
‘Pero, la historia se repite en forma de sátira. La diferencia entre Gore y Bush es prácticamente inexistente – menos de 2000 votos en más de seis millones de sufragios emitidos en la Florida – y contrariamente a lo que ocurrió en aquella época, algunos entendidos prevén que el vencedor se conozca quizás dos días después de cerradas las urnas.’
‘El director del Departamento de Elecciones de Florida, Clay Roberts, - citado por la agencia NTX- anunció que el recuento de los votos podría concluir la mañana del jueves, debido al necesario conteo de miles de boletas ausentes, entre ellas 2300 de militares que trabajan en el exterior, las cuales definirán los 25 votos electorales del estado, ya sea para el demócrata Albert Gore o el Republicano George W. Bush. Y, aunque confirmó que técnicamente es posible que las boletas ausentes puedan cambiar el resultado de la elección, en esta ocasión, dijo, esa posibilidad sería muy difícil.’
‘Sin embargo, diversas agencias de prensa demostraron que ante los apretados resultados de los comicios, un grupo de irregularidades – léase fraude – salió a flote. En la mañana del miércoles se reportaron dos urnas repletas de votos que al parecer no fueron contabilizadas en el condado Miami-Dade y otra en Palm Beach, ambas en barrios considerados demócratas que beneficiarían a Gore.’
‘A ese desorden también se unieron las quejas en Palm Beach de cientos de personas molestas por haber confundido su voto y haberlo otorgado al candidato del Partido Reformista, Patrich Buchanan. Algunos votantes dijeron que se confundieron debido a que los nombres de Gore y Buchanan estaban cruzados el uno con el otro, pero las autoridades prestaron poca atención a esas demandas.’

La crisis del bipartidismo

‘Estas elecciones demuestran que Estados Unidos padece una profunda crisis interna, y que el juego bipartidista atraviesa una de las etapas más críticas de toda su historia desde que a finales del siglo XVIII los padres fundadores de la nación instauraron su sistema político.’
‘Dunathan Turley, un profesor de la Universidad George Washington, expresó a la agencia EFE que “todo puede pasar y sería razonable que cualquiera de los dos candidatos impugne algunos votos, con lo que entraríamos en una situación inédita”, precisamente en el país autoproclamado la democracia perfecta. Otra personalidad académica norteamericana, experto en elecciones presidenciales, Allan Lichtman, de la American University, argumentó que lo ocurrido en la noche electoral del martes debe servir para revisar la viabilidad de todo el sistema. “Y sin olvidar el papel de los medios de comunicación. Se ha llegado a una situación en la que el entretenimiento en política prima sobre el rigor. La lección para las próximas elecciones es que no se puede frivolizar con el escrutinio de los votos”, señaló.’
‘Ojalá los grupos de poder de la potencia oigan los consejos de sus tanques pensantes; o que los dejen algún día diseñar otro sistema social más creíble. Porque el afán de la televisión gringa por dar lo antes posible los resultados – señores, todo se vende: hasta la voluntad popular – llevó a publicar estimados mucho antes de que los centros de votación en Estados de la costa Oeste y Centro de Estados Unidos cerraran sus puertas.’

Los errores del imperio

‘De errores está plagado el imperio. Empero, ahora la pifia de las cadenas de televisión - ¿intencional? – al anunciar la victoria de W. Bush en Florida y, en consecuencia, su triunfo como presidente, se debió a la interpretación de los sondeos de opinión realizados a la salida de los centros de votación.’
‘La crisis actual podría empeorar y convertirse en una típica pesadilla si el resultado del recuento de los votos en la Florida no satisface a alguno de los candidatos, en caso de que la diferencia entre ambos, sea, como en este minuto, de menos de 2000 votos’.
‘En este caso, según el periodista español Emilio Sánchez “sería legítimo y comprensible que Gore decidiera impugnar algunos resultados, pues tiene a su favor haber ganado el voto popular”. Con este panorama, aunque Bush gane con amplio margen en la Florida, su aterrizaje en la Casa Blanca tendrá el estigma de haber sido derrotado por el voto popular y sobrevivido a la controversia originada por el recuento de los votos en ese Estado.’
‘Y ante el show, Clinton dijo que había felicitado a Bush y a Gore por la “extraordinaria campaña” y expresó que siguió la noche la noche electoral “como un observador fascinado”. Huelgan los comentarios, son cosas y casos del relajo de la jungla norteamericana.’
‘Pero, gane quien gane, Cuba no espera nada de estas elecciones, ni de la potencia que intenta vender al mundo un sistema político antidemocrático y corrupto.”
Así observé la noche más extraña de la historia electoral estadounidense correspondiente al 6 de noviembre del 2000. Pasados doce años, ¿Quién puede asegurar que tamañas irregularidades no volverán a repetirse en la mayor plutocracia del planeta? En la actualidad, posiblemente nadie podría asegurarlo, porque en la realidad existe una superpotencia que tiende a paralizarse cuando acontecen procesos inesperados y complejos, a causa de que su sistema de gobierno e instituciones siguen perteneciendo al siglo XVIII. 2

Notas:
1. Puede verse en periódico Juventud Rebelde, jueves 9 de noviembre del 2000. La Habana. Primera Edición, p. 4.
2. Sobre estas ideas, véase de Paul Kennedy. Estados Unidos, a merced de la corriente. El País digital, 24 de octubre de 2012.
Leyde E. Rodríguez Hernández

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