El Gobierno avanza en la implementación de los Fondos de Cese Laboral, que intentará reemplazar a las indemnizaciones por despido. En la Resolución General 1066/2025 de la Comisión Nacional de Valores, publicada ayer en el Boletín Oficial, se llama a una consulta pública para la “elaboración participativa de normas”, para que bancos, fondos financieros y personas de a pie propongan modalidades de funcionamiento de los “Productos de Inversión Colectiva de Cese Laboral". La implementación del Sistema de Cese Laboral se encuentra prevista en el Decreto N° 847/2024. Este mecanismo que busca abaratar la indemnización por despido enfrenta una dificultad imprevista, como es la ola de “retiros voluntarios” que disfrazan la cesantía para amortiguar el conflicto laboral y ofrece una justificación a la burocracia de los sindicatos para evitar una lucha. Un Fondo colectivo cargaría los costos de la crisis sobre los sectores patronales que se encontrarían exentos de ella. El establecimiento de este sistema en un momento de recesión industrial llevaría a una reducción extraordinaria de lo que hoy reporta una indemnización por despido. Afectaría, asimismo, la posición acreedora de los obreros en una convocatoria de quiebra.
El objetivo de eliminar las indemnizaciones por despido tiene un componente especial para la clase capitalista, que comenzará pagando las indemnizaciones por anticipado (aporte al Fondo), pero que luego encontrará los caminos para trasladar el costo a los trabajadores. Las indemnizaciones por despido juegan un papel vital en la conflictividad obrera. La indemnización por despido funciona como una garantía de la estabilidad laboral. El reemplazo de las indemnizaciones es esencialmente un recurso antisindical, en beneficio de una mayor rotación y precarización de la clase obrera.
En el nuevo esquema los capitalistas aportarán un porcentaje sobre los salarios, que deberá ser negociado con los sindicatos. Montos, plazos y modalidades de las indemnizaciones por despido dependerán de las negociaciones colectivas. Según la resolución de la CNV, no hay ninguna garantía mínima respecto del monto de la indemnización por despido. Un dato relevante es que está abierta la puerta para que los trabajadores hagan aportes voluntarios adicionales en el Sistema de Cese Laboral. Es el camino para que los trabajadores se terminen pagando su propio despido.
La derogación de las indemnizaciones abre paso a un gigantesco negocio para los bancos y fondos financieros, que tendrán la posibilidad de administrar las jugosas indemnizaciones futuras de los trabajadores. El Fondo del cese laboral invertirá sus excedentes en diferentes mercados y podría atraer capital adicional. El presidente de la CNV, Roberto E. Silva, destacó que “hemos trabajado una vez más con el ministro Sturzenegger y el equipo del gobierno nacional en esta propuesta que tiene la potencialidad de revolucionar la forma en la que se implementan y acuerdan las indemnizaciones, a la vez que integra inversores institucionales de largo plazo en el mercado de capitales” y agregó que “es una medida que promueve los valores de la libertad en Argentina e impulsa el desarrollo del mercado de capitales, al mismo tiempo”. ¡Un verdadero win-win! Los capitalistas se deshacen del problema indemnizatorio e ingresan nuevos fondos institucionales al mercado de capitales, todo a costa de las indemnizaciones de los trabajadores.
La aceptación del Fondo de Cese Laboral en los convenios colectivos es necesaria para que los fondos de cese laboral arranquen. Quién administra los fondos será la vía para la integración de la burocracia sindical al ataque a las indemnizaciones. La dirigencia sindical tiene amplia experiencia en administrar fondos de despojo de la clase obrera; el seguro La Estrella, de los trabajadores de Comercio, es administrado por una financiera vinculada directamente a la burocracia de Cavalieri. En los 90, en vez de luchar contra la privatización de las jubilaciones, los sindicatos se asociaron a los bancos y armaron sus propias AFJP que, dicho sea de paso, fueron las primeras en quebrar.
El modelo a seguir es el fondo de cese laboral de la UOCRA, donde no existe estabilidad laboral de ningún tipo. En este fondo, el porcentaje del aporte llega al 12 % del salario bruto del trabajador durante el primer año de duración del contrato, 8 % a partir del segundo. Los convenios podrán establecer tres sistemas: cancelación individual, fondo de cese individual o colectivo, seguro individual o colectivo. Lo que percibirán los trabajadores como indemnizaciones por despido estará sujeto a los vaivenes que sufra el Fondo de Cese Laboral en el mercado de capitales, sin seguro mínimo ni respaldo del Estado ni de la patronal. Según lo estipulado por la ley, el nuevo esquema no impactaría en los empleados que fueron contratados antes de la reforma laboral en julio del año pasado. Pero no hay un consenso claro sobre este punto, porque la carga indemnizatoria mayor son esos trabajadores. Ya hay voces que plantean algún esquema de transición para que todos los trabajadores integren los nuevos regímenes. Aun así, si se aprobara sólo para los trabajadores nuevos, la existencia del Fondo de Cese Laboral funcionará como una espada de Damocles sobre los trabajadores más antiguos: las patronales buscarán por todos los caminos reemplazarlos, recurriendo a los Procedimientos Preventivos de Crisis truchos o despidos con causa para evitar el costo indemnizatorio.
No se discute un régimen laboral para “nuevos trabajadores”, sino la derogación de todas las conquistas de la clase obrera en el siglo XX, entre ellas, la indemnización por despido.
Pablo Busch
14/05/2025