domingo, diciembre 08, 2013

Nelson Mandela, ¿o la sombra de los lobos?



Tal vez se limitó a ser pragmático y posibilista, pero la historia ha demostrado que sus concesiones han desembocado en un cuadro de terribles injusticias

Rafael Narbona:

“Se elogia a Mandela por evitar un baño de sangre, dirigiendo una transición pacífica que puso fin al apartheid. Sin embargo, el fin del apartheid no alteró el reparto de la riqueza ni mejoró las condiciones de vida de la población negra. Sudáfrica es el país con mayores desigualdades del planeta. Las promesas de igualdad, paz y prosperidad de Mandela sólo afectaron a una pequeña minoría de la población negra, que se alió con la gran burguesía blanca en la defensa de sus intereses. ¿Qué le sucedió a Nelson Mandela? Se ha especulado mucho con los acuerdos secretos que pudo firmar poco antes de su liberación, pero no hay ningún dato objetivo sobre esta cuestión. Mandela sólo ocupó la Presidencia de Sudáfrica durante una legislatura. Después, se retiró de la vida política. Nada indica que se implicara en casos de corrupción o que obtuviera prebendas a cambio de renunciar a sus convicciones revolucionarias. Tal vez se limitó a ser pragmático y posibilista, pero la historia ha demostrado que sus concesiones han desembocado en un cuadro de terribles injusticias. Las nuevas generaciones deberían inspirarse en figuras como Lumumba o Salvador Allende y no en líderes posibilistas que esgrimieron la bandera del pragmatismo, ignorando que las utopías, con sus límites e imperfecciones, siempre son mejores que un exceso de realismo.”

Contra los muros blindados del capitalismo

"Mi gente decía que yo era un cobarde por tender la mano a los afrikáner. Pero yo sabía que tenía razón"
Las plumas para las alas de la nación las convirtieron en sobra: “El LOBO” atrapó su sueño. Nelson Mandela. Protagonista de una fábula única cayó a lo alto ¿Sombra de revolución-invitación al ruego? Los costados de una misma cara entraron de lleno en juego peligroso. Dos contra-partes favoreciendo el crimen hasta la empuñadura. Asumir el pacifismo como arma degradó su inmensa pupila ¿No fue ese su triunfo supeditarse al invasor o quiso descubrir a dios por transparencia? Lo genera la religión, fuerte vasodilatador, dinamita pa´los pollos; el pacifismo quiero decir, te ata de pies y manos, hace que olvides a la clase que perteneces, dejes a un lado los tuyos para dedicarte “a ti”. . . Y, el sol fuerte quiso besar su pueblo, pero la cruel realidad se encontró entre columnas rotas, que en otros tiempos fueron vínculo directo; siguen mandando los ladrones que fuerzan la cerradura de la nación ¿Qué pueblo permanece en lucha como lagarto bajo el sol, con las columnas rotas, acaso sin dirigentes es posible una revolución de clase? Quizá los suyos no eran el pueblo trabajador explotado por una minoría de rostros pálidos que los degradó en la absoluta miseria. Quizá quiso enmular a Gandi dejando libres vacas gordas y niños desnutridos esqueléticos. . . El caso es que tras su paso por el poder político, lo que si dejó bien instalada, fue una élite de políticos negros tan corruptos en potencia como el colono blanco esclavista, que lejos de hacer una revolución, hicieron un comadreo financiero con la élite de casta invasora, los anglos que nunca dejaron de dominar el país. Honestamente. A Mandela lo relaciono, con el´Papá Noel, que llega por Navidad disfrazado y te deja un caramelo a la puerta de las catedrales gigantes en manos del capitalismo, grandes monopolios como el Corte Inglés, para que lo degustes el resto del año, sin cambiar el sistema de humillación que oprime tu garganta.

Pero en Sudáfrica si hubo verdaderos revolucionarios

Miles de manojos de alas que dieron su vida en la lucha contra la esclavitud para conseguir un mundo sin esclavistas explotadores; que intentaron hacer una revolución social, con las armas a su alcance, uñas y dientes fueron símbolo de ejemplo en el mundo; muchos jóvenes, mujeres y niños apaleados, torturados y ejecutados, ante un sistema de sociedad mundial que miraba para otro lado mientras encharcaban su país en la más absoluta miseria. La esclavitud en pleno siglo 21, la camuflan, pero existe. País lleno de belleza, grandes riquezas y recursos naturales. Es, sigue siendo, el país más desigual del mundo. Millones son los trabajadores que viven en la más extrema miseria, obligados a trabajar en condiciones de semi-esclavitud. Gentes del supuesto pueblo de Mandela, trabajan 14 horas diarias sobre su espalda, sin seguridad, sin atención sanitaria, sin escuelas para sus hijos, viviendo en chabolas sin agua corriente ni electricidad. . .
Mientras durante décadas, la élite negra en el poder, vive como el rey de Marruecos o como el presidente dictador de Guinea. Y, la numerosa familia de Mandela, vive como la realeza llamada española, con lujuria y corrupción incluida.

Mandela era tan, tan. . . ¿Pragmático?

Que no le hizo ascos a genocidas, dibujó el pueblo es sus caras y los abrazó como hermanos, a Bush, Clinton, reina de “España”, y de Inglaterra, con la cual se paseaba en carroza imperial por las avenidas de Londres. Dio tantas manos a auténticos genocidas y explotadores de la clase por la que lo apresaron años como líder de ella. . . que al final se las quedaron impregnadas de sangre, de mucha sangre ¿Cuantos mineros, trabajadores han sido asesinados, fusilados impunemente, sin que su voz haya salido en su defensa?

Maité Campillo (actriz y directora de teatro)

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