lunes, septiembre 01, 2014

¿Quién ganó la guerra de Gaza?



Muchas discusiones sólidas y complejas se están centrando en una simple pregunta: ¿quién puede reclamar la victoria en la guerra sobre Gaza? Los términos del alto el fuego revelan que ni Hamas ni Israel consiguieron lo que querían. Entonces, ¿cuánto se perdió y cuánto se ganó y quién –si alguien– ha salido ganador?
Hamas fue capaz de ejercer la disuasión, mostrando un increíble nivel de resistencia y fortaleza, aun contando con armas primitivas. Fue capaz de obligar a Israel a aceptar un afloje del bloqueo, permitiendo un mayor flujo de bienes, ayuda humanitaria y materiales para la reconstrucción, reduciendo su zona de restricción para que los palestinos tengan mayor acceso a sus tierras de cultivo y ampliando a 9.6 km el límite de pesca frente a la costa de Gaza. Se dice que Egipto ha acordado abrir el cruce de Rafah, con la condición de que el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas asuma la responsabilidad de administrarlo. Por encima de todo, la ganancia mayor y más importante de Hamas fue el aumento del apoyo popular y la admiración de las y los palestinos de todos los sectores políticos, ya que se convirtió en el epicentro de la resistencia palestina. Ni que decir tiene, es difícil saber si este apoyo se mantendrá en los días y meses por venir.
En cuanto a lo negativo, Hamas no fue capaz de levantar totalmente el bloqueo; no logró el puerto marítimo y el aeropuerto que los palestinos querían, ni fue capaz de negociar la liberación de los prisioneros palestinos. Además, hubo una gran pérdida de vidas humanas en Gaza: 2.142 personas fueron asesinadas por Israel –la mayoría de ellas civiles–, incluyendo más de 500 niños y niñas. 540.000 personas se convirtieron en desplazadas porque Israel destruyó deliberadamente sus casas y edificios de apartamentos. La infraestructura y la economía de Gaza están en ruinas y casi la mitad de la ciudad quedó reducida a escombros. Hamas también provocó las críticas de grupos de derechos humanos y observadores internacionales por disparar indiscriminadamente contra Israel y por los asesinatos extrajudiciales de los acusados ​​de colaboración.
Del lado israelí, el cuarto ejército más poderoso del mundo no fue capaz de mantener su operación terrestre en Gaza, y fracasó en su objetivo declarado de sacar a Hamas del poder –incluso de debilitarlo. Nunca sabremos realmente si Israel destruyó todos los túneles, como afirma que lo hizo. No fue capaz de romper el acuerdo de unidad entre Fatah y Hamas. Perdió la guerra de relaciones públicas cuando las imágenes de su brutalidad en Gaza fueron difundidas en todo el mundo. Perdió también 69 vidas -casi todos soldados. A cambio de todas estas pérdidas, Israel logró el acuerdo de Hamas de detener el lanzamiento de cohetes contra su territorio –algo que ya se acordó varias veces antes, sin necesidad de este masivo despliegue de salvajismo. De hecho, Israel ha logrado muy poco, salvo que su lista de crímenes de guerra contra las y los palestinos creció aún más.
Así como debemos alegrarnos de que las dos partes han llegado a un acuerdo y de que las bombas han dejado de caer, tenemos que reconocer que el alto el fuego es sólo una solución de parche para un problema más grande. Las políticas de limpieza étnica y despojo del pueblo palestino iniciadas hace más de 67 años por Israel continúan aceleradamente, sin rendición de cuentas. Por más de 50 días hemos sido testigos de cómo se le garantiza a Israel total impunidad por actos que pisotean el derecho internacional, a los seres humanos y a sus medios de vida. Mientras tanto, el pueblo palestino fue abandonado a su suerte bajo la mirada indiferente de la comunidad internacional.
Es necesario un cambio fundamental, que ya está en marcha. Si hubiera una victoria que reclamar, sería ante todo una victoria para los palestinos y palestinas de Gaza, que han demostrado increíble paciencia, tenacidad y sacrificio en la búsqueda de su libertad. En menor medida, se trata de una victoria para las personas de conciencia de todo el mundo: desde las que abandonaron sus lealtades tribales y dijeron: “No en mi nombre”, hasta las que dieron un paso fuera de la línea de su facción y dijeron: “Estamos todas juntas en esto” –gente del movimiento global de solidaridad con Palestina de muy diversos ámbitos.
Pueden reclamar victoria los millones que marcharon protestando en todo el mundo, que hicieron acciones creativas en los puertos marítimos, levantaron mensajes en vallas y carteles, colgaron la bandera palestina de puentes elevados y la proyectaron en los edificios del parlamento. Esta es una victoria para quienes ocuparon los tejados de las fábricas de armas y bailaron en flash-mobs en los centros comerciales. Esta es una victoria para el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones, que vio un enorme incremento en el apoyo de artistas, académicas, políticos y sindicatos.
Entonces, ¿quién ganó realmente la guerra en Gaza? La causa palestina lo hizo.

Samah Sabawi, palestina exiliada en Australia, es poeta, autora teatral exitosa, analista política y activista de derechos humanos. Publicado en Middle East Eye.

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