sábado, octubre 15, 2016

Bob Dylan, el trovador de la contracultura



Su obra tuvo una influencia decisiva sobre los Beatles y los Rolling Stones.

Lección uno: el arte no tiene nada que ver con los cánones de belleza. Bob Dylan, lo cuestionó con claridad, el año pasado, al recibir un Grammy por su trayectoria: "Los críticos han sido duros conmigo desde el primer día. Los críticos dicen que no puedo cantar. Un graznido. Que sueno como un sapo." Dylan y esa voz única, el trovador de la contracultura de la segunda mitad del siglo XX, acaba de recibir el Nobel de Literatura.
Lección dos: la música es literatura. Bob Dylan lo sintetizaba más de 50 años antes que la Academia Sueca diga que es literatura la lírica de la canción popular. La elección de su nombre artístico lo define: nacido como Robert Allen Zimmerman decidió cambiar su nombre influenciado por el gran poeta británico Dylan Thomas, ambos íconos del Greenwich Village, el entonces bohemio barrio de Manhattan, Nueva York.
Fue la febril etapa de los poetas beatniks, de Jack Kerouac, Neal Cassady, William Burroughs o Allen Ginsberg. Bob Dylan se influenció de toda esa literatura y la hizo propia en su género. Porque el Greenwich Village, para Bob Dylan, fue un despertar, desde sus inicios en el “Café Wha?”, en la Macdougal St, cuna también de Jimi Hendrix. Eran años vibrantes, de convulsiones políticas, de descalificación al sueño americano.
Dylan había nacido en el seno de una familia judía el 24 mayo de 1941 en Duluth, Minnesota, y aprendido a tocar, solo, la armónica, la guitarra y el piano. Abandonó su pueblo para trasladarse a Nueva York, dedicarse a la música y conocer en persona a su ídolo musical Woody Guthrie, compositor folk y autor del clásico This Land Is Your Land.
Tal como sintetizó el diario El País, las canciones de Dylan le cambiaron la cara del folk norteamericano y le dieron un carácter contestatario sin renunciar al aspecto poético, con composiciones como Blowin’ in the wind, The Times They Are a Changing, A Hard Rain´s Gonna Fall. Luego pasaría al rock y al pop de la mano de los Beatles y los Stones
“Vengan senadores, congresistas, por favor oigan la llamada / y no se queden en el umbral, no bloqueen la entrada / porque resultará herido el que se oponga / afuera hay una batalla y es furibunda / pronto golpeará sus ventanas y crujirán sus muros / porque los tiempos están cambiando”, cantaba Dylan en 1964 en The Times They Are a Changing. Su tema Like a Rolling Stone, un año después, rompería con la convención al tener más de seis minutos de duración, un golpe decidido contra las radios comerciales del momento.
Cantó contra las injusticias sociales y contra la guerra, con una mirada pacifista. Como en Masters of war: “Ustedes ajustan todos los gatillos/ para que otros disparen/ luego se apartan y esperan/ cuando las listas de muertos aumentan, ustedes se esconden en su mansión/ mientras la sangre de los jóvenes/ se escapa de sus cuerpos y se hunde en el barro”. Tombstone Blues, de 1965, es un retrato certero contra el sueño americano: “Mamá está en la fábrica / no tiene zapatos / papá está en el callejón / está buscando un fusible / yo estoy en las calles /con el blues de Tombstone”.
En mayo pasado Bob Dylan cumplió 75 años y editó ese mes su disco "Fallen Angel", el número 37 de su ávida carrera, en el que aborda el género melódico con temas como All the Way, que Frank Sinatra llevó a la historia. Otra lección: el arte —la música en este caso— es la voz penetrante de Sinatra y es la voz gastada de Bob Dylan. El sentido de liberación, de cerrar los ojos y sentir y pensar, está en sus bases.
Porque, como dijo el músico Bruce Springsteen, si Elvis Presley liberaba tu cuerpo, Bob Dylan liberaba tu mente.

Daniel Mecca

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