La comunidad médica y científica de Estados Unidos está sacudida por la renuncia de Peter Marks, quien desde 2016 se desempeñaba como director del Centro de Evaluación e Investigación Biológica de la FDA (Food and Drug Administration), la agencia estatal que regula la producción de alimentos y medicamentos. Como máximo responsable, Marks había jugado un rol clave en la administración de vacunas durante la pandemia de Covid-19. Ahora, fue obligado a dimitir luego de que un funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) le diera la opción de renunciar o ser despedido, según informó esta semana el New York Times.
En una carta pública, Marks apuntó directamente al Secretario de Salud de Trump, Robert F. Kennedy Jr., reconocido por sus teorías antivacunas. Afirmó que su campaña para socavar la confianza en las vacunas es “irresponsable, perjudicial para la salud pública y un claro peligro (…) ha quedado claro que el secretario no desea la verdad ni la transparencia, sino más bien una confirmación servil de su desinformación y sus mentiras”. “Espero que en los próximos años termine el ataque a la verdad científica que ha afectado la salud pública en nuestro país, para que los ciudadanos puedan beneficiarse de los avances médicos", escribió Marks.
La renuncia de Marks se produce en medio de un brote de sarampión en EEUU, que registró 378 casos confirmados entre el 1 de enero de 2025 y el 20 de marzo. “El brote actual de sarampión en varios estados, que es particularmente grave en Texas, nos recuerda lo que sucede cuando se socava la confianza en la ciencia”, expresó el científico al renunciar. “El sarampión, que mató a más de 100 mil niños no vacunados el año pasado en África y Asia debido a la neumonitis y la encefalitis causadas por el virus, había sido eliminado de nuestras costas”, sentenció Marks.
Kennedy, que durante la pandemia exigió a la FDA que revocara la autorización de las vacunas contra el Covid-19, había afirmado recientemente que la decisión de vacunar a los niños contra el sarampión “es personal”. En una entrevista en la cadena Fox News, el secretario de Trump argumentó que la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) “causa muertes todos los años”. La Sociedad Estadounidense de Enfermedades Infecciosas (IDSA) salió al cruce del funcionario asegurando que “no se han relacionado muertes con la vacuna triple viral en personas sanas”, al tiempo que desestimó su conexión con el autismo, otra de las mentiras vertidas por Kennedy.
El desplazamiento del principal científico norteamericano vinculado a la prevención de enfermedades tiene lugar cuando EEUU y el mundo asiste a la proliferación de todas ellas. Tras la pandemia de Covid-19, se produjeron a nivel mundial a una serie de convulsiones epidemiológicas en simultáneo a la bancarrota de los sistemas encargados de proteger a la salud humana, como consecuencia de las crisis financieras de los Estados, del lucro capitalista sobre la industria médica y farmacéutica, el agravamiento de las guerras, el derrumbe de las condiciones sociales de vida de las masas, la anarquía de producción y la alteración radical de los ecosistemas naturales.
Un reciente estudio realizado por Phinance Technologies, una firma cofundada por un ex gestor del grupo BlackRock, dio cuenta de la magnitud de esta crisis en EEUU. Comparando cifras de morbimortalidad, la investigación concluyó que los EEUU tuvieron “310 mil muertes en exceso” durante la pandemia de Covid-19, mientras que alrededor de 1,36 millones de estadounidenses adicionales en edad laboral contrajeron discapacidades (https://www.zerohedge.com/medical/existential-billionaire-cancer-researcher-says-covid-vaccine-likely-causing-surge). Este es el contexto en el que Elon Musk se propone recortar 700 mil millones de dólares del Seguro Social y de los programas públicos de salud “Medicare” y “Medicaid”, que brindan asistencia a la población más vulnerable.
Otra amenaza a la salud proviene de la creciente resistencia a los antibióticos (RAM), fenómeno que está escalando a niveles alarmantes en todo el mundo. IDSA informó 100 mil muertes asociadas a este motivo por infecciones adquiridas en los hospitales estadounidenses. Para la revista británica The Lancet, “casi 5 millones de muertes al año se asocian con bacterias resistentes a los medicamentos” y pronosticó que la mortalidad atribuida al RAM aumentará un 67,5 % en los próximos 25 años.
La RAM se debe al uso desmedido de antibióticos en la agricultura, que consume el 70% de la producción mundial para prevenir infecciones en animales sanos, con el objetivo de reproducirlos en condiciones de hacinamiento e insalubridad y así maximizar las ganancias del sector. La consecuencia es la proliferación de las llamadas “superbacterias”, resistentes a los antimicrobianos, que luego penetran en las vías fluviales. Otros factores son la sobremedicación (cuando se recetan para tratar enfermedades virales), la falta de tratamiento de las aguas hospitalarias y el déficit de investigación en una rama considerada poco lucrativa por los laboratorios (https://www.wsws.org/en/articles/2025/03/28/xgzg-m28.html?pk_campaign=wsws-newsletter&pk_kwd=wsws-daily-newsletter).
El descabezamiento de la FDA es un grito de guerra contra la investigación científica al servicio de las necesidades sociales y contra los deficitarios sistemas, aún vigentes, de protección de la salud humana. La incompatibilidad absoluta que se revela entre la defensa de la vida y la salud, de un lado, y los gobiernos reaccionarios que engendra el capitalismo en su fase de decadencia histórica, del otro, representa un llamado urgente a la acción revolucionaria de la clase obrera.
Julián Asiner
01/04/2025
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