sábado, noviembre 15, 2008

Venezuela: el 23 de noviembre hay que cerrarle el paso a la contrarrevolución


A raíz de los resultados negativos del referéndum constitucional, la derecha envalentonada daba por descontado una gran victoria en las elecciones regionales del próximo 23 de noviembre. Y ciertamente la derrota del 2D y otras decisiones tomadas por el gobierno revolucionario bajo la presión de los sectores reformistas y burocráticos, tales como la ley de amnistía y cierto acercamiento verbal con sectores de la burguesía, crearon en las masas un ambiente de escepticismo en relación al futuro de la revolución y a los resultados de las próximas elecciones.
Pero la propia derecha pitiyanki se encargó de hacer reaccionar de sus vacilaciones al gobierno. A pesar de todos los llamados hechos desde Miraflores para el dialogo y la negociación, el escualidismo no cesó en su campaña despiadada de ataque político, de conspiración y de guerra económica, basada en la desinversión, en el desabastecimiento de productos de primera necesidad y estimulando una ola especulativa e inflacionaria
El presidente Chávez ante la presión de la realidad y el descontento popular, reaccionó nuevamente como despertando del embrujo al que lo había sometido la derecha endógena durante el primer trimestre de 2008, y contraatacó con masivas importaciones de alimentos distribuidas a través de Mercal y Pedeval, y posteriormente ante la aguerrida y firme exigencia de nacionalización hecha por los trabajadores de Sidor, procedió a su nacionalización. Igualmente reaccionó al saboteo de las cementeras trasnacionales y las nacionalizó, sin importar la alharaca armada por las “calificadoras de riesgo” de Wall Street.
Paralelamente en el seno del PSUV, la presión de las bases contribuyó a que la escogencia de los candidatos a gobernadores, alcaldes y consejos legislativos se hiciera a través de elecciones primarias. Si bien el estatuto electoral aprobado por la dirección nacional reservó poder a los sectores burocráticos para incidir en la escogencia final en caso de que el candidato ganador no obtuviera más del 40 % de los votos, la elección se realizó en el mes de junio con gran éxito, debido a la sorprendente movilización popular que se produjo ese día estimada en unos 2 millones de personas.
En el plano internacional los sucesos de Bolivia también han influido en el ánimo de las masas, las indignantes imágenes de las bandas fascistas de la llamada media luna apaleando y asesinando a indígenas y campesinos, han despertado en la conciencia popular la amenaza que sobre ella se cierne cuando se le deja ganar terreno a la derecha. Todos estos factores entre otros, han contribuido a que el espíritu de escepticismo reinante en los primeros meses de año se haya revertido, generando una nueva ola de entusiasmo revolucionario que está haciendo trizas el envalentonamiento inicial de la derecha, que a su vez se cuece en una olla podrida de trampas, intrigas y golpes bajos, que han desmovilizado a buena parte a sus disociados seguidores.
Otro elemento que cabe resaltar es el discurso político del presidente, que evidencia un profundo giro hacia la izquierda cuando reacciona en contra de los sectores burocráticos, alertando sobre los peligros de las desviaciones pequeño burguesas y la corrupción que el pueblo viene observando en ciertas capas de funcionarios públicos y que es causa de gran desazón y desencanto en la moral de las masas. En reiteradas oportunidades Chávez ha hecho énfasis en la necesidad de construir un partido auténticamente revolucionario basado en las ideas y ética de Marx., Lenin y ha citado a Trotsky en diversas oportunidades.
El animo revolucionario ha resurgido nuevamente, así lo demuestran las movilizaciones populares en los diversos estados a favor de los candidatos del PSUV y sobre todo cuando el presidente concurre a ellos. Los marxistas tenemos un ineludible compromiso de contribuir con nuestras ideas y nuestro accionar en el seno de los sectores mas avanzados y de la clase obrera, a fin de conformar una fuerte tendencia marxista en el seno de nuestro partido, que le de la orientación correcta como partido vanguardia de la revolución bolivariana, con la clase obrera a la cabeza. Es cierto que es necesario derrotar el inmenso poder que han acumulado los sectores burocráticos y reformistas en el seno del gobierno y el partido, pero al mismo tiempo es imprescindible asegurar la victoria electoral en todos los estados y alcaldías, para cerrarle el paso a las pretensiones de la derecha, que quiere aprovechar las vacilaciones en el seno de la revolución, para hacerse con un cinturón de áreas controladas, a fin de armar la próxima ofensiva contrarrevolucionaria.
Los marxistas tenemos bien claro la importancia de la defensa a ultranza de nuestro partido socialista. De nuestro deber de ir a votar por nuestros candidatos, por encima de los juicios que sobre alguno de ellos se pueda tener en diversas zonas del país. Lo importante en este momento es garantizar una contundente derrota a la derecha pitiyanki que les impida ganar espacios políticos. Es importante no dejarse confundir ni bajar la guardia en estos momentos cruciales para la revolución
latinoamericana.

C.M.R.

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