viernes, septiembre 23, 2011

Contra Cuba: el espíritu sibilino de la prédica por el amor al prójimo


Desde las páginas de Progreso-semanal, revista liberal burguesa opuesta a la ideología monroista del reducto derechista “cubano”-americano en Miami, Arturo López-Levy (ALL) asume la defensa humanitaria de Alan Gross, aplicándose “al lenguaje que crea un clima de misterio, con pretensiones de profundidad, susceptible de tener varias interpretaciones”.
Pero que en su cristalino fondo devela por qué ALL desde su organicidad intelectual es opositor ideológico a la Revolución cubana. No es que la forma provoque la insoportable levedad de ese pensamiento político con respecto al nuevo paradigma social que cambia el sentido mismo de nación en el ser o­ntológico de Cuba. Sino que la sustancia de su imaginación sobre el porvenir de Cuba incube la idea de la democracia burguesa, como el antídoto contra la enfermedad incurable que le supone a Cuba por causa de dicho paradigma.
Si ALL se limitara a pedir por Alan Gross, su mensaje de piedad quedaría bien entendido y asumido en su significado humanitario. Pero el politólogo cubano compromete la suerte de Alan Gross. No porque las autoridades cubanas hayan de atentar contra la vida del encartado, tal como sin medias tintas “denuncia” López Levy en un artículo, exigiendo que la primera condición para ayudar a Gross era que la Habana se cuidara de hacerle algún daño, sino porque en su consecuente empeño de antagonizar a la Revolución cubana, mal disfraza tras las razones humanitarias las razones políticas de su defensa al reo estadounidense.
¿En la misma balanza política el estadounidense Alan Gross al servivio subversivo de la USAID, preso en Cuba con arreglo al derecho cubano, y los Cinco cubanos anti terroristas prisioneros en los EEUU en contra del derecho estadounidense?
Poniendo un orden político a las argumentaciones sobre derechos humanos contra Cuba, ALL se suma al potente lobby burgués anti cubano que no asume que Alan Gross haya tenido en Cuba un juicio justo, apegado al derecho contra la injerencia extranjera en sus asuntos internos. Derecho que, como estado soberano, se da la República de Cuba. No. Lo que ha sucedido con la condena en Cuba a A.Gross es que “Todo el mundo está avisado de que quien participe en programas de USAID bajo la Ley Helms Burton será tratado en Cuba como un espía en territorio enemigo”[1] (subrayado mio). Para el intelectual orgánico no basta que en el expediente penal contra A.Gross la fiscalía cubana plasme "actos contra la independencia o la integridad del Estado" y que, en cualquier caso, el tal “aviso” no se ajustare más que a la letra de dicha acusación.
ALL cambia dicha letra y establece un símil político con la manipulación político-jurídica de que han sido víctimas los Cinco cubanos anti terroristas en el proceso jurisdiccionado en Miami contra los mismos. Cuando se acepta que ese juicio ha sido injusto - tal como lo demuestran fehacientemente todas las evidencias de la defensa - lo que se está declarando es la falsedad de la acusación por espionaje contra los EEUU que se ha esgrimido en detrimento de los Cinco cubanos. Evitar esa identificación entre la causa y la consecuencia del proceso judicial es minar el argumento central a favor de los Cinco cubanos: que ejercían labor anti terrorista en defensa de la soberanía de Cuba y la salvaguarda de la integridad física del pueblo cubano. Toda la violación del derecho contra los Cinco cubanos se ha ejercido mediante una inteligente campaña mediática de omisión y tergiversación informativa que ha creado ante la opinión pública miamense, estadounidense y mundial el perfil delictivo de espías cubanos.
No es una maquinaria de propaganda destructiva puesta en marcha meramente contra cinco individuos, sino contra lo que políticamente representa su causa. Se trata de la Revolución cubana. No es que Alan Gross, como pletórico en ambivalencias afirma ALL, haya participado “en políticas de cambio de régimen patrocinadas por el gobierno norteamericano que violaron la soberanía cubana”[2] (subrayado mio), sino que los EEUU tienen como política de estado el cambio por cualquier vía del régimen político cubano, con “una legislación aprobada por el Congreso de EE.UU. en 1996 con el declarado propósito de derrocar al actual gobierno de La Habana”[3], según acto seguido reconoce el propio ALL. Entonces, no es posible calificar a ALL de idiota útil a ese mecanismo acusatorio imperialista contra la soberanía de Cuba.
¿Qué cuestiona la heterogénea oposición ideológica cubana, la Revolución habida o el Socialismo por haber o ambas proyecciones a la vez?.
ALL se posiciona ante este planteamiento con la declaración de que no es posible afirmar que en Cuba la mayoría de la sociedad esté por el socialismo. ”La premisa de un consenso socialista – nos cuenta - en la nación cubana es cuestionable”.
Si a la Revolución cubana se le irreconoce el impacto político de haber llevado a un avance histórico al pueblo cubano, tal que lo sitúa socio-culturalmente a años luz de todo el referente burgués latinoamericano, anclado en la cultura burguesa del capitalismo periférico, y lo pone en la tensión de las exigencias civilizatorias que le son propias al capitalismo industrialmente desarrollado, ¿cómo negar al mismo tiempo que la proyección socialista sea el rumbo que marca la continuidad de la Revolución como proceso emancipador hacia la sociedad solidaria del bienestar!
La oposición ideológica cubana estando contra la Revolución social habida, está contra el Socialismo por haber. Y aquí se establece el check point que como en la Oficina de Intereses de EEUU en Cuba, da el pase a los enemigos de los intereses del pueblo cubano.
Los intereses del pueblo cubano no están amenazados por ese reduccionismo utilitario por el que echa mano con retórica revolucionaria ALL, “los planes de reclamación de propiedades y venganza política de los emigrados derechistas cubanos contenidos en las secciones 205 y 206 de la Ley Helms Burton”[4].
Los intereses vitales del pueblo cubano están amenazados por la restauración del capitalismo en Cuba por la que lucha la oposición ideológica a la Revolución cubana y el imperialismo estadounidense. Y en ese sentido la organicidad político-intelectual de ALL constituye un peligro evidente para el pueblo cubano (ver noticia relacionada). No menos que el que representa toda la oposición ideológica contrarrevoluciona interna, rentada o no. Pero tampoco menos que la burocracia estado-partidista cubana que intenta articular desde el poder el tránsito del socialismo de estado al capitalismo de estado en el país. En esa gran fiesta ideológica convergen unos y otros.
Cuestionar el Estado de la Revolución social habida bajo el pretexto de la lucha contra el poder autoritario cubano, y de todo estado represivo por definición, se inscribe en la guerra política sostenida contra el significado objetivo para los cubanos de la Revolución social habida. Y se declara a favor de la guerra militar que como ejercicio de la política por otros medios no vacilará en desatar contra Cuba la oligarquía apoderada de los EEUU en el momento conveniente para sí misma. En el mismo momento que como conveniente estimó, en contubernio con la Organización de Naciones Unidas, abrazar el interés común de la belicosidad neo colonialista de Francia y Gran Bretaña contra Libia.
Toda persona o grupo, cubanos o no, organizados o no, no importa su crédito regilioso o político, que considere juicioso o políticamente correcto ignorar esas circunstancias está y estará actuando contra los intereses vitales del pueblo cubano.
Cuba, en el espíritu humanista de su incuestionable revolución social, puede hacer un gesto humanitario por el prisionero estadounidense Alan Gross, tal como pudo haberlo hecho sin intermediación protagónica de la Iglesia Católica, con una amnistía política soberana para todos los presos cubanos que por delitos de naturaleza política venían guardando prisión (ver noticia relacionada). Los EEUU no tienen justificación ética manteniendo en prolongada prisión a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, los Cinco cubanos anti terroristas[5]. Liberarlos sin condiciones es una obligación jurídica que pende sobre la moral del Presidente de los EEUU.
El destinatario de la plegaria por Alan Gross es el Gobierno estadounidense, sobre el que cabe suponer, hasta que no demuestre lo contrario, que estaría más interesado en mantener a su ciudadano como rehén de la política de hostilidad contra Cuba.
Pedir, tal como sugiere ALL, que los «“gobiernos de Cuba y EE.UU. deben aceptar el remordimiento de los penitentes, tratar de comprender sus apuros y darse a sí mismos la oportunidad de la reconciliación”»[6] (subrayados míos) - recurriendo a la comprensible imploración de la familia de A.Gross, significa pedirle a los Cinco cubanos anti terroristas el remordimiento por una actitud que asumen como legítima y de la cual permanecen orgullosos, asumiendo un encarcelamiento cavernario, privados de los derechos que el Gobierno cubano le ha ofrecido a Alan Gross y a su esposa, en actitudes plantadas por ellos precisamente por tratarse de los intereses vitales del pueblo cubano. Que ALL no llegue a entender lo que significan diferencias de principios ideológicos y éticos en el comportamiento de los seres humanos, dice de la endeblez moral de todo su constructo político en defensa del ciudadano estadounidense Alan Gross.
La reconciliación entre Cuba y los EEUU empieza porque los EEUU no exijan a Cuba, sino que renuncien a la agresión más prolongada que sobre un país y un estado soberano es testigo el mundo y víctima el pueblo cubano. Agresión unilateral, sobradamente condenada por esa dignidad que, a despecho de los EEUU e Israel, aún le queda a las llamadas Naciones Unidas.
No sorprende que la liberación compasiva de Alan Gross que pide ALL pronto se transforme en pedido de liberación a ultranza. La idea de la moneda de cambio va más allá del amor por el prójimo. En una suerte de cabildeo pro yanqui, interpela sobre un “plan B” a Cuba ante las contingencias coyunturales de la política de agresión de los EEUU, a imagen y semejanza del que la Secretaria de Estado H.Clinton tuvo para Rusia, sugiriendo la torpe idea de que el “borrón y cuenta nueva” ofrecido por la dama no ha tenido nada que ver con la restauración del capitalismo en Rusia. Según ese despropósito de ALL Cuba habría de renunciar al proyecto socialista en plena puja de ideas. El proyecto de la democracia socialista tras la plena socialización del régimen de propiedad y el sistema económico cubano. El de la transformación del estado de la burocracia en el estado de la demo-cracia.
La lucha del pueblo cubano por el socialismo en Cuba es un derecho inalienable de su gente en el cual no cuenta ninguna heteronomia política. La participación en el debate de ideas por la transición socialista en Cuba es legítima para propios y foráneos, por cuanto con el proceso sociopolítico cubano se deciden improntas revolucionarias en el orden capitalista hegemónico. Es incuestionable que el proceso de reformas socio-liberales adelantado por el PCC de Cuba (LPES) ha creado un atajo hacia la restauración capitalista.
Pero tener la ilusión de que a las corrientes socialistas cubanas se les dictará cátedra impunemente desde el pensamiento político orgánico al orden capitalista o desde el de la burocracia política criolla alienada, es desconocer las reservas revolucionarias que, gracias la Revolución social habida, aún alimentan al pueblo de la Isla posible.

[1] Arturo López-Levy, “Las Grandes Fiestas y Alan Gross”, en: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=3829:las-grandes-fiestas-y-alan-gross&catid=6:nuestro-pulso-florida&Itemid=2
[2] Ibídem
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Ver: http://www.cuba.cu/inocentes/quienes_antonio.html
[6] Ibídem: 1

Roberto Cobas Avivar

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