domingo, diciembre 04, 2011

La revolución de Octubre y sus adversarios


En el momento de volver a levantar la cabeza, nos encontramos con que el terreno de la lucha ideológica había sido ocupado por el neoliberalismo. En cualquier espacio o mesa, los adversarios de la revolución aparecen atrincherados…
Los ejemplos son tanto que nos podíamos perder. Vaya por delante un par, el primero lo he escuchado esta mañana al pasar por delante de una radio encendida, un territorio plenamente colonizado por la derecha. Hablan con un niño al que le dicen que está haciendo “una revolución” en no sé qué materia, a lo que este responde: “Bueno, una revolución no. Las revoluciones llevan a las dictaduras…” El segundo lo tuvimos los presentes en un debate organizado en el Área de historia de la Universidad de Girona, en colaboración con la Fundació Andreu Nin. Se trataba de debatir sobre la historia de los comunistas en los años treinta, en unas jornadas que se cerraron el jueves 17 por la tarde con un encuentro en el que intervenimos gente de la FAN así como Fernando Hernández Sánchez, autor de un trabajo tan polémico como Guerra o Revolución. El Partido Comunista de España en la guerra civil (Crítica), y el señor Jordi Canal, de la École de Hautes Etudes en Sociales Sociales que comenzó su intervención pegando fuerte. Habría que dejar las revoluciones como un hecho positivo, de hecho se habían mostrado más como un problema que como una solución, en cuanto a la revolución rusa –que ra la que había suscitado la creación de los partidos comunistas-, se había demostrado que, en contra de lo que decía el POUM, no existía ninguna diferencia entre la época de Lenin y Trotsky y la de Stalin…
La respuesta debió de ser contundente porque el señor Canal no insistió más sobre este punto. Quizás fue por la contundencia de las respuestas…Resulta singular que a estas alturas sea necesario explicar que las revoluciones fueron “el motor de la historia”. No hay manera de explicar lo que significaron en su momento revoluciones como la de Cromwell, sin la francesa no estaríamos hablando con la libertad que podemos hacerlo. En 1917, la diferencia en el novel de vida general entre Rusia y los Estados Unidos era 25 más favorable a “las Américas”, y con todos los problemas, guerras y demás, en 1989 la diferencia era de 5 a 1. Si el estalinismo ya estaba presente en Octubre, ¿cómo era posible que el propio Stalin hubiera firmado entonces la libertad de todas las nacionalidades oprimidas del Imperio ruso?…
La revolución rusa estaba ya en la calle antes de llegar al Palacio de Invierno. La insurrección fue secundada por la mayoría en los soviet, y se ejecutó sin causar ninguna violencia. A pesar de las dificultades, los primeros tiempos fueron entusiastas y pacíficos. Las primeras medidas del gobierno revolucionario asumían prácticamente los planteamientos humanistas del socialismo, eso quedó claro en la Constitución de 1918...
En la historiografía liberal, se suele omitir la “Gran Guerra”. En cualquier instituto o en cualquier exposición, se tiende a escamotear este hecho, y se comienza hablando de la revolución rusa o de la contrarrevolución fascista como fenómenos “totalitarios” en oposición a la “democracia2. No se dice que estas “democracias” habían subyugados y martirizado a los pueblos coloniales. Tampoco se cuenta que estas “democracias” hicieron todo lo posible por incentivar la guerra civil rusa, y por aislar una revolución que les aumentaba los problemas sociales internos, y que provocaba un crecimiento de la rebelión anticolonialista. Eso, como se dice en el cine, queda fuera de campo, así sucede que el niño puede aprender que las revoluciones traen dictaduras obviando que fueron las revoluciones las que acabaron con las dictaduras. Para que la URSS pasara a convertirse en una dictadura tuvo que haber un proceso contrarrevolucionario específico…
La revolución rusa surgió ante todo como oposición radical al horror abismal de la Gran Guerra, apenas si utilizó la violenta -la toma del Palacio de Invierno fue incruenta--, abolió la pena de muerte, sus comisarios se desvivieron para controlar los excesos de los insurrectos con las obras de arte, etc. Todo esto cambió con el estallido de la guerra civil, cuando el imperialismo (británico y francés sobre todo), recrearon el ejército blanco, y puso en marcha una línea de “exterminismo” contra “rojos” y “judíos” en una línea que luego sería una de las señas distintivas del fascismo. La ejecución sumaria de Nicolás II y de la zarina -que no mostraron la menor piedad por las inenarrables consecuencias de la “Gran Guerra”- y de la familia imperial, no tendría lugar hasta que, precisamente, la guerra los convirtió en símbolos que podían ser utilizados para unificar los diversos bandos contrarrevolucionarios. Como dirá Deutscher, superar esta prueba cruel tuvieron que quemar todo lo que antes adoraban, y adorar todo lo que antes quemaban. En este titánico esfuerzo, incomprensible sin el entusiasmo de las masas obreras, campesinas y de amplios sectores de la clase media, se inmolaron los militantes más generosos y concienciados, y su lugar se fue ocupando por nuevas hornadas cada vez más ajena a las tradiciones socialistas.
El dilema entre revolución y contrarrevolución creó una dinámica cuya consecuencia sería el agotamiento de la pluralidad del soviet, y luego del mismo soviet, dando lugar a continuación a un proceso excluyente que fue “estrechando” la base social y pluralista que caracterizó Octubre, y que todavía se transmitió en los primeros congresos de la Internacional. Esquemáticamente este proceso se verificó como sigue:
--1) la guerra y luego el apoyo de (socialdemócratas) mencheviques y de eseristas de derecha al gobierno provisional significó la ruptura radical con estos que, con una variedad de matices y personalidades, tenían empero una mayoría en los soviet en febrero, y una representatividad importante después;
--3) el acuerdo de paz de Brest-Litovsk, y el curso siguiente provocó la insurrección de los eseristas de izquierdas que, siguiendo sus tradiciones terroristas, asesinaron a dos comisarios del pueblo (Volodarsky y Uristky), y estuvieron a punto de hacerlo con Trotsky y Lenin, y éste nunca se recuperó plenamente de los efectos del atentado, por lo que un sector que había tomado parte de Octubre quedaba fuera;
--4) al final de la guerra civil, el Ejército Rojo reprimió la comuna agraria anarquista ucraniana de Macknó, y ulteriormente la insurrección de Kronstadt, lo que creó un auténtico abismo con otro sector que había tomado parte en todo el proceso revolucionario, los anarquistas, que internacionalmente cambiaron su actitud comprensiva por otra de denuncia (y de competencia por la hegemonía en el movimiento obrero en algunos países)...
En cuanto a la supresión del derecho a tendencia y fracción en el propio bolchevismo, se trató de una decisión tomada para mantener la cohesión interna frente al peligro exterior, y que se aplicó abiertamente en tiempos de Lenin, acabó siendo un instrumento mortífero en manos de la burocracia ascendente; las tradiciones más cercanas al sectarismo de las que el bolchevismo en las condiciones del exilio había sido especialmente afectado, fue cobrando un sesgo cada vez aberrante en manos del estalinismo; Stalin que había sido reprendido por Lenin por tratar despectivamente a personajes como Plejanov, Kropotkin o Gorki por sus actitudes en 1971, llegó a pervertir el lenguaje hasta el extremo de crear categorías tan demenciales como anarcofascistas, socialfascistas, hitlerotrotskista, etc. Un detalle: el mismo año en que Togliatti escribía su magnífico prólogo al “Tratado sobre la tolerancia” de Voltaire (que aquí editó Crítica de Grijalbo), recurría a epítetos similares a éstos en su campaña contra el Tito y el “titotrotskismo”.
Obviamente, aunque derrotadas, todas estas corrientes escribieron sus propias versiones históricas comenzando por los populistas o eseristas sobre los que existen más aportaciones críticas, en particular las de Lenin, preparadas minuciosamente por Claudín, aunque también “aparecen” en escena a través de su relación con Marx, y en menor grado por su propia aventura revolucionaria, muy ligada a la tentativa terrorista, algo que en su momento no resultó, en absoluto, mal visto por la burguesía liberal europea. Entre sus características más reconocibles están el agrarismo y el paneslavismo. Su socialismo era básicamente un proyecto de comuna agraria nacional, su motor eran los campesinos sin tierras, aunque esto es ampliamente matizable, y con ocasión de la revolución de febrero se dividieron, con una derecha populista atada al pacto con la burguesía, y con una izquierda insurreccionalista que apoyó el gobierno de los soviet; luego entraron en conflicto con los bolcheviques, y recurrieron a la vía del atentado. Son detalladamente estudiados en obras generales como la de Marc Ferro, muy atento con la izquierda no bolchevique, y existe entre otras cosas, un reconocido trabajo monográfico de Franco Venturi, un buen testimonio de Victor Sklovski. Existe un territorio en el que los eseristas de izquierdas y los anarquistas se confunden, así por ejemplo los marineros insurrectos de Kronstadt de 1921 aunque blandían consignas de signo libertarios, pertenecían en su mayoría a la corriente eserista o como se le conoce mejor, populista.
La denigración sistemática de la revolución de Octubre encontraría un punto de apoyo excepcional en el curso estaliniano que, por lo demás, tuvo diferentes etapas, y le dio la vuelta a los principios socialistas como si fuera un guante. Dicho proceso fue sostenido por la derecha y por la socialdemocracia como algo mucho más razonable que el idealismo revolucionario de primera hora…El hecho de que el tema siga siendo un campo de batalla para la buena gente de orden, se debe ante todo porque se trata de desprestigiar en el huevo todas las alternativas anticapitalistas que los desastres del propio capitalismo, está provocando…

Pepe Gutiérrez-Álvarez en Kaos en la Red

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