miércoles, octubre 23, 2013

Nigeria partida en dos



La organización islamista Boko Haram domina el norte del país más poblado de África. El conflicto armado, que tiene factores políticos, étnicos y religiosos, amenaza con dividir al gigante negro.

Enclavada en el noroeste africano, desde el final del Sahara hasta el comienzo de la sabana, y con una amplísima costa sobre el Atlántico, se ubica Nigeria. Se trata del país más poblado de África, con alrededor de 175 millones de habitantes, uno de los más grandes y más ricos en recursos naturales y también de los más complejos en términos de su realidad social, étnica y política.
La población nigeriana está integrada por más de 250 grupos étnicos, pero los cuatro principales son los Hausa-Fulani, en el norte, los Yoruba, en el sudoeste y los Igbo e Ijaw, en el sudeste, ocupando el territorio donde se desarrolló a fines de los '60 la recordada guerra de Biafra. Además del origen clánico, el país está dividido en dos mitades por religión: el 50% de los habitantes son musulmanes, principalmente los norteños, y el 48% son cristianos.
En ese contexto surgió, a principios del siglo XXI, el grupo yihadista denominado Jama'atu Ahlissunnah lidda'awati wal Jihad (“Personas comprometidas con la propagación de las enseñanzas del Profeta y de la Yihad”, en árabe), pero conocido mayormente como Boko Haram (una combinación de la palabra hausa Boko y la árabe Haram, que puede traducirse como “prohibida la educación occidental”). Al igual que otra serie de partidos y guerrillas a lo largo de los últimos cincuenta años, tienen como objetivo establecer un Estado islámico en Nigeria.
Pero el conflicto no tiene raíces de corte cultural únicamente. El país está históricamente manejado por los cristianos yoruba del suroeste, afincados en la antigua capital, Lagos. La zona “occidental” es donde se encuentra la mayor parte del petróleo que, desde que ingresó la empresa anglo-holandesa Shell al territorio, ha sido la gran riqueza del gigante africano. También en esa región se ubican las plantaciones de caucho y palma aceitera, igualmente importantes. El norte musulmán, mucho más pobre en recursos, sobrevive básicamente gracias al algodón y el maní.
Desde su irrupción en 2002, Boko Haram causó varias decenas de miles de muertos y casi un millón de exiliados y desplazados internos. Sin embargo, al enfrentarse a un enemigo igualmente violento -el gobierno del Partido Democrático Popular, liderado por el presidente cristiano Goodluck Jonathan-, autor de innumerables violaciones a los derechos humanos en las zonas conflictivas del norte y el sudeste, logró un importante apoyo popular que le permitió llegar a la situación actual, en la que prácticamente domina la mitad septentrional del país. De hecho, la tercera parte de los Estados nigerianos (12 de 36) se rigen actualmente por la ley islámica, conocida como la Sharia.
Recientemente se produjo un rebrote de violencia en torno al conflicto, el más importante desde julio de 2009, en que un levantamiento liderado por Boko Haram fue ferozmente reprimido por el gobierno, que llegó incluso a asesinar a su máximo líder, Mohamed Yusuf. Dirigida ahora por Aboubakar Shekau, desde julio de 2013 la organización islamista produjo una serie de atentados a objetivos civiles en los cinco Estados en los que el gobierno de Jonathan declaró el “estado de emergencia” y comenzó una ofensiva militar. Entre los más importantes, un ataque a una escuela secundaria de Yobe dejó 42 muertos y dos atentados simultáneos en Bama y Malam Fatori dejaron otras 35 víctimas.
El conflicto nigeriano es de una complejidad extrema, en la que se entrecruzan factores religiosos, étnicos, políticos y sociales. Además, en el último tiempo tomó carácter internacional por las relaciones de Boko Haram con Al-Qaeda en el Magreb Islámico (como se denomina a la zona que comprende a los países del norte de África, al oeste del Río Nilo) y con la organización somalí Al-Shabbab. El país más poblado del continente, centro de gravedad del África negra subsahariana, se encuentra al borde de la división y la perspectiva no es para nada alentadora.

Nicolás Bauer

No hay comentarios.: