sábado, julio 30, 2016

El Candel o la memoria de la emigración



Mi primera relación -aunque fuese a lo lejos-, con un escritor de carne y hueso, coincidió con un primer paso en el activismo político.
Sucedió con ocasión de una frustrada presentación del libro que estaba un poco en boca de todos, Els altres catalans, de Francisco Candel Tortajada (Rincón de Ademuz, Valencia, 1925 – Barcelona, 2007), allá por 1964 en la prestigiosa Llibreria Porter, situada en la barcelonesa Portal de l´Ángel, en la que habíamos entrado en un par de ocasiones. Advertido por un amigo, Pedra me invitó a asistir con su habitual precaución. Justo un momento antes de la hora convenida se detuvo en las proximidades como oteando lo que podía pasar justo en el momento en el que “unos compañeros” que regresaban a pie rápido, nos advirtieron que la policía andaba pidiendo la documentación. Ni que decir tiene que regresamos por donde habíamos venido. No mucho más tarde, hubo otra tentativa de presentación en la sala de actos de la Iglesia de Collblanch, pero también concluyó con “espantada” policial.
El libro del que tanto se hablaba había aparecido a continuación del éxito de Joan Fuster, Els Altres valencians, si bien el título era copiado, no podía ser más acertado. Todos teníamos claro que en Cataluña, los emigrantes eran “los otros”, los de adopción, un fenómeno de una amplitud que ha hecho que dos de tres catalanes tenga procedencia foránea. Lo hizo en “Llibre a l´abast” de Edicions 62, una colección “rompedora”, propia de una altura cultural que más bien parecía más bien francesa. Las historias que contaba Candel causaron una verdadera conmoción en el pequeño círculo surgido en casa de los Pedra. Para este, la Cataluña emigrante era algo próximo y natural, había vivido directamente las viejas historias de los prejuicios contra los “murcianos”, historias que aparecían en el libro y de la que Lola y su familia eran parte, igual que los operarios de la primera fábrica en la que trabajé y que, para mi sorpresa, todos ellos hablaban catalán.
En palabras de Manuel Vázquez Montalbán, aquel libro era “el retrato del salvaje crecimiento urbano para absorber las riadas de la inmigración interior. Aún pueden verse hoy los escenarios de aquella derrota social y arquitectónica en la Barcelona fea del extrarradio o en lo que queda de la Barceloneta o del ya casi desconstruido Barrio Chino, unas zonas deprimidas que todavía se pueden ver en películas de los años cincuenta como Hay un camino a la derecha (España, 1953), del inquieto Rovira Beleta y cuyo paisaje urbano vale por sí mismo como testimonio de miserias extremas. La crudeza de los relatos del Candel a mi me parecieron tal cual los había escuchado o los escenarios tan reales que durante aquel tiempo se podían ver atravesando las rieras de barracas que por la época se podían ver aquí y allá. Sin embargo, parece que molestó a mucha gente se puso furiosa, porque, entre otras cosas, aparecían con sus nombres y con sus apodos.
Els altres catalans marcó un antes y un después, en una seña de identidad compartida, nosotros éramos de también de aquí porque habíamos trabajado y producido. Como libro, su primer gestación tuvo surgió cuando Candel lo utilizó como título de un artículo para la revista La Jirafa, allá por 1958. Desde entonces, Paco publicó una serie de artículos del mismo signo en la revista Destino de vocación liberal , llamando la atención en parte de la pujante “intelligentzia” crítica, en especial de Josep Benet, un catalanista cristiano radicalizado que evolucionó a favor de los trabajadores y que resultó clave en la edición del libro. Siendo este un ensayo-reportaje, se situaba incuestionablemente al lado de los oprimidos y defendía la vía un doble encuentro, de los emigrantes hacia Cataluña y su historia, de los catalanes hacia “los otros”, de aquellos esforzados trabajadores venidos del sur que progresivamente se estaban configurando como una parte básica de un movimiento que defendía por igual los derechos sociales y las libertades nacionales como dos caras de una misma moneda.
El libro llegó a ser un long seller, su editorial nunca lo descatalogó, las reediciones se sucedieron una detrás de la otra. Dio lugar a dos secuelas: Encara més sobre els altres catalans (1973, Todavía más sobre los otros catalanes) y Els altres catalans vint anys después (1985, Los otros catalanes veinte años más tarde) y suscitó toda clase de ensayos y estudios en un tiempo en el que el encuentro entre el movimiento obrero de base primordialmente emigrante y el “fet nacional”, estaban convocados a ir de la mano. Décadas más tarde, el Candel mostró idéntico interés hacia las nuevas emigraciones, en especial la más reciente y dramática, la de procedencia subsahariana, infinitamente más desfavorecida que nosotros, para ellos no constaba para nada la ya olvidada definición pujoliana según la cual catalán era todo aquel que vivía y trabajaba en Cataluña.
Provenientes de países expoliados por el comercio desigual y por guerras que siempre tienen detrás a alguna de las grandes potencias, se les niega hasta lo más elemental. Sensible como era a la cuestión, Candel ofreció su propia mirada con la modestia que le era propia. Más allá de las consideraciones de orden literario, su obra quedó como un testimonio ineludible de un tiempo, de un país y sobre todo, de una gente, de los que tuvieron que emigrar y comenzar de nuevo.
Desde entonces, todo había cambiado pero no siempre para bien

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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