domingo, junio 11, 2017

Francisco, el “progresista” que no deja en paz a las mujeres



El Papa desplegó su misoginia disfrazada de progresismo y habló de la mujer como “educadora para la fraternidad universal”. Para la doctrina eclesiástica, veinte siglos no es nada.

“Perdonadme si soy un poco feminista”, decía Francisco en el Vaticano a comienzos del 2015. Casi inmediatamente acotaba: “Tengo que agradecer el testimonio de las mujeres consagradas. Aunque no a todas, porque algunas son un poco histéricas”. Se le escapaban risas.
Nadie en su sensato juicio podría afirmar que el Pontífice tiene algún interés por las mujeres o el avance en sus derechos. Sin embargo, cotidianamente los medios de comunicación celebran un “progresismo” en estos temas que ni siquiera resiste el plano del discurso. Es el caso de las declaraciones que realizó el día de ayer en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Allí, el Papa planteó abstracciones como que “el papel de la mujer es la educación para la fraternidad universal”. Además, deslizó que “las mujeres tienen pleno derecho a introducirse activamente en todos los ámbitos, [y que] su derecho va afirmado y protegido también a través de instrumentos legales donde sean necesarios”. Por supuesto, las mujeres no tienen un rol significativo en la institución que preside. Consultado hace unos meses sobre la inclusión de mujeres diáconas, Francisco aclaró que una comisión está analizando el rol de las mujeres en la Iglesia antigua pero “para investigar el tema, no para abrir una puerta”.
Desde su primera encíclica, Lumen Fidei (La luz de la fe), escrita junto a Benedicto XVI, reafirmaba el rol del matrimonio “como unión estable de un hombre y una mujer”, y resaltaba la necesidad de aceptar “la bondad de la diferenciación sexual” que “permite a los cónyuges unirse en una sola carne y ser capaces de engendrar una vida nueva”. Como confirmó en febrero de este año, para el Papa y sus colegas de la Curia, “Dios creó a la mujer para que todos tuviésemos una madre”.
En 2016 directamente denunciaba las “teorías de género” -las cuales definía como una “colonización ideológica”- y las comparaba con las doctrinas impuestas por el nazismo y el fascismo italiano. En la exhortación apostólica postsinodal de ese año, Amoris Laetitia, explicaba que “la ideología de género presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”. “Es una filosofía que corre el riesgo de convertirse en machismo de falda”, decretó en otra ocasión.
Para no hablar de sus diatribas cuando aún no era papa. En 2010 el entonces Cardenal Jorge Bergoglio calificaba al proyecto de ley de matrimonio igualitario como “la pretensión destructiva al plan de Dios”.
El rol que el Papa atribuye a las mujeres no se aparta de los mandatos tradicionales de la Iglesia católica. Ésta aboga por la explotación y la opresión de grandes franjas de la población hace casi dos milenios.

Ana Sardi

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