miércoles, agosto 23, 2017

Notas sobre la tensión entre EEUU y Corea del Norte

Con el fin de mantener su estatus de la primera potencia militar, EEUU sigue intentando preservar sus zonas de influencia y conquistar las más estratégicas del planeta controladas por sus rivales, utilizando el clima bélico que él mismo crea como el bombero pirómano que es. Entre los próximos candidatos amenazados de ser escenarios de la próxima gran guerra -Siria, Irán, Venezuela y la República Popular de Corea (RPDC)-, éste último es el más difícil y menos rentable para su hazaña. Entonces ¿por qué lo ha elegido?
Para desmantelar su sistema político semisocialista, unificar luego la península bajo el régimen capitalista de Seúl, y crear en la región un nuevo equilibrio de poder con el fin de garantizar sus intereses en el espacio de influencia China. En 1998, el Pentágono diseñó el proyecto “OPLAN 5027-98” para bombardear este país en colaboración con Corea del Sur y Japón. O sea, que su actual beligerancia no se debe a la prueba de misiles.
Impulsar un desorden “controlado” en la frontera de China, como lo hizo en Ucrania, frontera de Rusia.
Porque los misiles de la RPDC no amenazan a EEUU, lo que hacen es cuestionar su hegemonía sobre la región.
Impedir que RPDC cuente con una fuerza de disuasión nuclear eficaz, impidiendo un cambio en el balance de fuerzas en aquella región. El motivo de que exista una Corea nuclearizada es justamente las amenazas de guerra de EEUU. ¿Hubiera atacado EEUU a Irak o Libia si hubieran tenido armas de destrucción masiva?
Aplicar la “pedagogía del terror” aleccionando a los a estados no “clientes” que se atrevan a seguir el ejemplo de Corea del Norte y garantizar su propia seguridad de los depredadores como EEUU. Para Trump, el hombre más peligroso y armado del mundo, y un apasionado del “mito del Excepcionalismo norteamericano”, hay dos clases de países: los que tiene derecho a destruir a otros y los que deben ser sometidos.
En caso de tener suerte y ganar la guerra, acceder a los inmensos recursos minerales de la RPDC, como lo está haciendo en Afganistán, El Dorado de Asia Central: hierro, oro, magnesita, cinc, cobre, grafito, tierras raras, entre otras minerías, valorados entre 6 y 10.000 millones de dólares que a falta de infraestructura y abandono no han sido explotadas.
Sin embargo, hay factores que disuaden a EEUU a iniciar una guerra, aunque no se lo impedirían:
El hecho de estar ambas partes armadas con bombas nucleares.
No poder realizar un ataque quirúrgico sobre Corea del Norte, puesto que sus instalaciones nucleares están ocultas y repartidas por el país.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, apoya el dialogo con Pyongyang, marcando diferencia con respecto al militarista jefe del gobierno japonés Shinzo Abe.
La población de Corea del Sur se opone a una guerra que sería devastadora; además tienen familiares en el otro lado de la frontera.
Pyongyang puede convertir a Seúl en cenizas y destruir la provincia poblada de Gyeonggi, el corazón político-económico del país, y paralizar las fábricas como Samsung o Hyundai, golpeando incluso la propia economía de EEUU.
EEUU desconoce cómo reaccionarían los ciudadanos de la RPDC, cuya memoria histórica les recuerda hasta el olor de los cadáveres carbonizados de sus padres, abuelos, de millones de compatriotas asesinadas en los años cincuenta por 32.000 toneladas de napalm soltadas por EEUU. “El hombre descalzo no teme al hombre que usa zapatos” dice el refranero chino, advirtiéndole a Trump que tenga cuidado con aquel pueblo sufrido y lleno de rabia.
El Pentágono no puede realizar una guerra relámpago a miles de kilómetros de EEUU en un escenario que no es Irak, ni Afganistán.
Es difícil que consiga financiar esta nueva hazaña bélica. Aquí no puede pedir los jeques saudíes y qatarís, como en las guerras contra Irak o Siria.
¿Será una guerra de la OTAN o el mismo EEUU basta y sobra? De momento sólo se han apuntado Australia y Nueva Zelanda, que tienen un acuerdo de defensa colectivo con EEUU dentro de la alianza Anzus.
Por lo que Trump utiliza los tambores de guerra para:
Desviar la opinión pública en EEUU del escándalo de “Rusia–Gate” que está poniendo en peligro su permanencia en el poder.
Vender más armas, fabricando enemigos y “amenazas”. Japón planea gastar miles de millones en la compra de vehículos de asalto anfibios, aviones y drones estadounidenses. Trump hizo lo mismo con agitar la “amenaza” de Irán: consiguió sacar de los jeques saudíes 110.000 millones de dólares en armas y de los qataríes, 12.000 millones en menos de dos meses.
Apuntarse un gol histórico haciendo que China y Rusia votaran en favor de la resolución que presentó el día seis de agosto en el Consejo de Seguridad para imponer nuevas sanciones sobre las exportaciones de la RPDC. Así reducirán sus ingresos hasta en 1.000 millones de dólares al año, obtenidos de la venta de carbón, hierro y plomo o pescados y mariscos. Hay que ver cómo la actitud irracional de Pyongyang (entre otros motivos) colocó a China y Rusia al lado de EEUU. La RPDC es el único país sancionado por la ONU por probar los mismos tipos de misiles que prueban EEUU, India o Francia. No hace mucho que la India lanzó los misiles balísticos de Agni-V, y Pakistán al misil balístico Ababeel, capaz de entregar varias cabezas nucleares, y el propio EEUU (con un arsenal de 7.000 cabezas nucleares) disparó los misiles Minuteman 3 y Trident, sin que escandalizara a otros amos del mundo. Washington reconocería a la RPDC como un estado nuclear si fuera su “vasallo”. ¿No “blanqueó” los ojivos nucleares ilegales de la India, con el fin de atraerla a su órbita e impedir la formación de “Chindia”? De hecho, expertos en la tecnología militar como Markus Schiller afirman que RPDC puede tardar hasta diez años en desarrollar un misil balístico intercontinental (ICBM) plenamente operativo, siempre y cuando realice al menos una docena más de lanzamientos de prueba.
Aumentar sus bases militares en la región. En Guam, la población de la isla convertida en la colonia de EEUU se opone a la ampliación de la base que ya contaba con 6.000 efectivos. En Corea del Sur, la empresa estadounidense Gilbane Federal de Concord ha recibido 133,4 millones de dólares para construir dos nuevas bases militares. ¡Es que hasta una guerra aún no hecha es un negocio redondo

¿Qué dicen China y Rusia?

En una declaración conjunta, Moscú y Pekín han pedido a la RPDC suspender sus pruebas de misiles y a EEUU, la retirada del sistema de misiles THAAD (capaz de lanzar 48 misiles de forma simultánea) que ha instalado en Corea del Sur, socavando el equilibrio estratégico regional y que en realidad apunta a China.
Pekín, que no tiene tanta influencia sobre Pyongyang como se cree, permanecería neutral si es Kim el que empiece la guerra, pero defendería a su viejo aliado si EEUU ataca primero o intenta derrocar al presidente del país. China evitará una Corea unificada bajo el control de Washington.
A Rusia y China, que consideran a la RPDC un estado de “tapón” entre sus países y Corea del Sur (con 30.000 soldados de EEUU en su suelo) les interesa una península coreana desnuclearizada con una Sr. Kim aunque “controlar” mediante lazos económicos: China construye infraestructuras en éste país y Rusia amplía el programa de invitación de trabajadores norcoreanos Rusia.
Ni Rusia ni China irían a una guerra con EEUU por Corea del Norte. O sea, que este país, su pueblo están solos.
Lo que puede poner en jaque al poderío de EEUU no son los misiles del Sr. Kim, sino una alianza cada día más sólida entre Pekín y Moscú.
De modo que, por la relación costo-beneficio, una guerra entre EEUU y Corea del Norte no interesa a ninguno.
La Casa Blanca ha divido el trabajo: Trump será el Señor de Guerra afirmando que la muerte de miles de coreanos puede hacer “más grande a América“, mientras Rex Tillerson le rescatará proponiendo más diálogo con Kim Jong-un.

Nazanín Armanian
Público.es

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