sábado, mayo 12, 2018

Mundial de 1938, el que nunca debió haberse jugado



En las vísperas de la masacre imperialista

El mundial del ´38, realizado en Francia, nunca debió haberse jugado. Sólo un conjunto de fuertes intereses económicos lo hizo posible, pero fue un mundial contra natura.
El cuadro político global -con la Guerra Mundial en ciernes y el ascenso del nazismo- dominaba la atención del mundo. Y el torneo mayor del fútbol ni siquiera actuó como somnífero frente a las brutales preocupaciones de las masas.
El inmenso Trotsky, quizás el más consciente de los hombres del planeta respecto de lo que significaba la inminente llegada de la guerra mundial, escribía aceleradamente el Programa de Transición, es decir un programa de la clase obrera para antes, durante y después de la masacre imperialista que vendría. Este programa se aprobó dos meses después, paradójicamente, en la misma Francia donde se había realizado el Mundial, y el mismo dio origen a la Cuarta Internacional.
La Copa Mundial de 1938 se celebró sin la participación de España, que estaba inmersa en la Guerra Civil desde hacía dos años. Por otra parte, el régimen de Adolf Hitler se había anexionado el estado de Austria para convertirlo en una provincia del III Reich.
Este hecho, entre otras cosas, afectó a la organización de la Copa del Mundo porque Austria, que estaba clasificada para la fase final, dejó una plaza vacante.
La anexión de Austria tuvo un desenlace significativo en la preparación del Mundial. El nazismo ya estaba consolidado en Alemania y comenzaba a revelar sus intenciones de conquistar Europa.
El Mundial era una forma de mostrar los logros del régimen y allí se manifestaron algunas de sus políticas.
Al anexar a Austria como parte de Alemania hizo lo propio con la selección de ese país, que había clasificado a la cita mundialista, pero que pasó a integrar las filas de la selección teutona.
En aquel entonces Austria era -junto a Italia- una de las mejores selecciones europeas. Su figura, Matthias Sindelar, era apodado ‘El Mozart del fútbol’ y su incorporación a las filas alemanas iba a potenciar, sin duda, a los germanos.
Hitler buscó repetir lo de Mussolini en el ´34, tratando de armar con los “anexados” una selección trucha y competitiva.
Los nazis organizaron un encuentro entre ambas selecciones para darles la “bienvenida” a los austríacos y todo estaba preparado para que Alemania se luciera. El partido se disputó el 3 de abril de 1938 en el Estadio Prater, de Viena y, pese a que se esperaba que los futbolistas austríacos permitieran un fácil triunfo alemán, Austria venció por 2-0 con goles de Karl Sesta y Sindelar.
Este último anotó el segundo gol y lo festejó ruidosamente, bailando frente a la tribuna donde estaban sentados los jerarcas nazis invitados al juego, lo que los enfureció y, presumiblemente, selló su sentencia de muerte.
Sindelar se negó a incorporarse a la selección de fútbol de la Alemania nazi con miras a la Copa Mundial de Fútbol de 1938, en el cual Alemania ofreció una pobre actuación y fue eliminada en la primera ronda.
Un año más tarde, el 23 de enero de 1939, Sindelar fue encontrado muerto en la ciudad de Viena, junto a su novia Camilla Castagnola, italiana de origen judío. Los informes oficiales de la época indicaron que la causa de muerte fue inhalación accidental de monóxido de carbono.
Versiones de la época atribuyen la muerte a militantes nazis que sabotearon el conducto de gas para matar lentamente a la pareja. Los jerarcas nazis tuvieron temores de que negar la autorización para realizar un funeral público a Sindelar pudiera provocar la indignación de los vieneses, que ya lo consideraban un héroe popular. Así, al funeral de Sindelar acudieron cerca de 15 000 aficionados que recorrieron con el cortejo las calles de Viena.
La final fue entre Italia y Hungría. El público francés presente en la final ya no pensaba en el futbol, repudió a Italia por su régimen fascista y apoyó a Hungría.
Años después se hizo público un mensaje amenazador de Mussolini, antes de la final, a los jugadores y al técnico de su selección. El mensaje era “Vencer o morir”. Los italianos se impusieron por 4-2 y se transformaron en el primer bicampeón en la historia de los mundiales, pero el mundo estaba en otra cosa.
La realización de mundiales de fútbol se interrumpió, luego de éste, porque, al año siguiente, comenzó la Segunda Guerra Mundial. Durante el propio desarrollo del de 1938, los diarios solo hablaban de la inminencia del estallido de la guerra. El Mundial pasó desapercibido y nunca se debió haber jugado.
En la próxima nota abordaremos el desarrollo del Mundial ´78.
Hasta entonces.

Juan Ferro

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