sábado, enero 27, 2024

COVID-19: ¿la pandemia ha terminado?


El aumento de los contagios de Coronavirus recorre el mundo, echando por tierra el argumento del “fin de la pandemia” declarado por la Organización Mundial de la Salud hace unos meses atrás, que significó el desmantelamiento de todas las políticas destinadas a la prevención, seguimiento y tratamiento del COVID-19. También pone en cuestionamiento a la vacunación como única estrategia eficaz.
 Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO por sus siglas en inglés), los contagios por COVID están aumentando en todo el mundo, con un aumento del 52 por ciento en el último mes que probablemente sea mayor debido a la disminución de los reportes y al desmantelamiento de los sistemas de seguimiento. (WSWS, 12/01) Este rebrote confluye con la predominancia de una nueva variante, JN.1, que fue clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una variante de interés (VOI, por sus siglas en inglés) y se está estudiando si podría tener una mayor capacidad de transmisión o una mayor capacidad para evadir el sistema inmunológico. Esta variante es un linaje descendiente de BA.2.86, y la muestra más antigua se recolectó el 25 de agosto de 2023 (Infobae, 3/01). 
 La variante JN.1 del COVID-19 se ha convertido en la dominante en Estados Unidos, con un aumento significativo de casos en el último mes. Los datos del último reporte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) indican que para fines de diciembre, JN.1 representó entre el 40% y el 50% de los casos de COVID-19 en el país, en comparación con el 7% a fines de noviembre. A su vez, los datos sobre aguas residuales de Estados Unidos indican que más de 2 millones de personas se infectan con COVID-19 cada día (WSWS, 11/01). Las hospitalizaciones semanales en EE.UU. aumentaron un 20% en la semana que finalizó el 30 de diciembre, en comparación con la semana anterior, y se han más que duplicado desde la primera semana de noviembre. Gran parte de este aumento está afectando a las personas de 70 años o más, que corren un mayor riesgo de muerte por la infección (WSWS, 11/01). 
 España desde fin del 2023 se encuentra atravesando una “tripledemia”, una combinación de infecciones de tres virus diferentes, COVID-19, Influenza A y RSV, un virus que puede causar bronquiolitis que afecta principalmente a los niños. El último informe publicado el 4 de enero por el Instituto de Salud Universitario Carlos III afirma que la tasa de infecciones respiratorias se sitúa ya en un total de 952,9 casos por cien mil habitantes a nivel nacional, un 78 por ciento más que hace un mes. (WSWS, 12/01). En algunas regiones el número es mayor, y por esto, los hospitales se encuentran recibiendo una enorme presión ya que las hospitalizaciones aumentaron un 60 por ciento en una semana y los servicios de emergencias se encuentran saturados por la alta demanda de pacientes. Las previsiones epidemiológicas calculan que al menos 4.000 personas morirán a finales de febrero (Ídem, 12/01). Frente a esta situación, el gobierno ordenó medidas como el uso de barbijos en los centros de salud. En Alemania, también se registra una nueva ola de contagios de Coronavirus desde diciembre del 2023. En México: el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) registra en su último conteo unos 200.000 casos de contagios por covid-19, cuyo concentrado está en Ciudad de México, con 21.425 casos activos (El País, 16/01). 
 En la Argentina, En las últimas tres semanas, se verifica un incremento con un promedio de 1751 casos semanales. En la segunda semana de enero se registraron 2583 casos confirmados de COVID-19, y 3 casos fallecidos, de acuerdo al boletín epidemiológico nacional. 
 En relación a la vacunación (única medida adoptada en los últimos tiempos para hacer frente al virus), la OMS refiere que la inmunidad de la población sigue siendo heterogénea a nivel mundial y, por lo tanto, el potencial de escape inmunológico de JN.1 depende de los antecedentes inmunológicos de la población analizada. Uno de los efectos que generó la declaración del “fin de la pandemia” es que se bajen las alarmas, lo que está produciendo que el número de personas que se aplican las dosis de refuerzo se reduzcan, además hay una nula campaña de vacunación. La población está expuesta a volver a infectarse, lo que puede provocar consecuencias en la salud: según estudios (The Gauntlet, 22/12/23), quienes padecieron COVID-19 presentan más riesgos de sufrir un ataque cardíaco y embolia pulmonar. Otra cuestión importante es el COVID prolongado: A principios de este año, el Dr. Tedros de la OMS declaró públicamente: que se estima que 1 de cada 10 infecciones resulta en una condición post COVID-19, lo que sugiere que cientos de millones de personas necesitarán atención a largo plazo. Efectivamente, los estudios encuentran consistentemente una prevalencia de COVID prolongado en tasas de dos dígitos, que generalmente oscilan entre el 10% y el 20%. Las consecuencias de la pandemia, no pueden medirse sólo por el número de muertes, las cuales tampoco pueden dejarse de lado (Ídem, 22/12/23).
 El desmantelamiento de las políticas para el seguimiento, prevención y tratamiento de Coronavirus, ha dejado a la población librada a su suerte. La nueva ola de contagios tira por la borda las políticas llevadas adelante hasta el momento por los gobiernos capitalistas y la OMS. Como únicas medidas, además de la vacunación, se están retomando las recomendaciones del uso de barbijos y ventilación en los centros de salud y hospitales, pero no así la realización de testeos de forma masiva. El sistema capitalista expone a la población al deterioro de su salud día a día. Como hemos dicho en estas páginas al comienzo de la pandemia, la lucha contra el capital es una cuestión de vida o muerte. 

 Soledad Domínguez 
 26/01/2024

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