domingo, diciembre 22, 2024

¿Somos menos pobres?


Un informe del Ministerio de Capital Humano aseguró que en el tercer trimestre del año la pobreza cayó hasta 38,9%. 

 Un informe del Ministerio de Capital Humano aseguró que en el tercer trimestre del año la pobreza cayó hasta 38,9%, lo que fue atribuido a la desaceleración de la inflación y al refuerzo de algunos programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH). Asimismo, establece que la indigencia se ubicó durante este período en 8,6%, después de haber registrado 20,2% en el primer trimestre y 16% en el segundo. 
 La fórmula utilizada para medir dichos índices tiene como base el IPC de los artículos que conforman la canasta básica total y la canasta básica alimentaria. Es que el rubro Alimentos manifiesta una tendencia de precios por debajo de la inflación general, después de haber tenido aumentos siderales a fin del año pasado y en un cuadro de caída en el consumo. Esto quiere decir que la canasta de pobreza subestima el peso de los tarifazos, boletazos y naftazos, además de que deja afuera los gastos de vivienda y por eso no registra los fuertes incrementos en los alquileres; son justamente los rubros que más aumentaron en la era Milei. Entonces, ¿somos menos pobres o bajó la pobreza? 
 Más allá de los números, hay una realidad y es que el trabajador promedio argentino no ve aliviado su bolsillo. Esto sucede porque, si bien los rubros que se contabilizan dentro de la canasta de pobreza variaron por debajo de la inflación, hay una cantidad de costos que son elementales y básicos para la vida como un hogar, como luz agua, sin lo cual nadie vive, que no son contabilizados en la fórmula. 
 Entre noviembre 2023 y noviembre 2024, la inflación en el rubro Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles casi duplicó el índice general, alcanzando 276,4%. Un resultado de los incrementos autorizados por el gobierno al servicio del enriquecimiento de un puñado de capitalistas del sector hidrocarburífero, de la medicina privada, del negocio inmobiliario y de las telecomunicaciones, en perjuicio de las mayorías.
 Esto explica que el descenso de la inflación que festeja el gobierno no haya aliviado en absoluto el bolsillo popular. Por el contrario, generó que las familias trabajadoras tuvieran que privarse de consumir productos de primera necesidad, lo que hizo que disminuyera la inflación en el rubro Alimentos. Solo en el mes de octubre las ventas de los productos de la canasta básica -alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza- registraron una baja inédita del 22,3% medida en unidades, la cual supera incluso a la de marzo de 2021, registrada en plena pandemia. 
 Este es el motivo por el cual el poder adquisitivo del salario no se ha recuperado del shock inflacionario posterior a la megadevaluación de diciembre 2023, fruto de los aumentos salariales a la baja y la extensión del trabajo informal, donde la remuneración es menor. Tal es así, que la pobreza entre los trabajadores ocupados pasó del 18,1% al 27,8% con respecto al semestre anterior, según un estudio privado.
 Sin embargo, Milei reivindicó en cadena nacional que su gobierno habría procedido a una recuperación del poder adquisitivo de los salarios, señalando que el promedio de los salarios formales (Ripte) se encontraría alrededor de los 1.100 dólares, duplicando su valor nominal en moneda extranjera respecto a noviembre del 2023, en un país con inflación en dólares, que es más caro que Europa o Estados Unidos, y donde se paga el “agua” más cara de América Latina. Toda la política del gobierno se sostiene sobre la base de la licuación salarial, con salarios pisados que se encuentran devaluados en relación al costo de vida. 
 Por lo demás, el gobierno dice que el incremento en la AUH y la Tarjeta Alimentar fueron el factor de recomposición de los ingresos de los más pobres que explica el descenso de la indigencia, algo supuestamente impulsado por la eliminación de las “organizaciones intermediarias”. En realidad, es más lo que se ahorró el gobierno con la licuación del Potenciar Trabajo y los miles y miles de beneficiarios que fueron dados de baja. Con este discurso justifican el desabastecimiento a los comedores populares y la persecución a las organizaciones piqueteras, de los cuales depende el plato de comida de miles de niños en los barrios, una asistencia fundamental que no se cuantifica en los índices de pobreza. 
 Vale también desenmascarar la mentira del gobierno, que llegó a afirmar que la suma de la AUH y la Prestación Alimentar alcanzó bajo su mandato el 99% de la CBA, cuando un grupo familiar con dos hijos cubre solo el 60% de la misma. El único objetivo del gobierno es terminar con la organización de los más pobres que luchan contra su política de hambre.
 La gestión libertaria no hace más que falsear la realidad para intentar sostener que todos los golpes que le dan a la población tienen algún resultado. El único resultado es que en el transcurso de un año ha hundido en la pobreza y en la indigencia a amplios sectores de la población para beneficiar a un puñado de capitalistas, y, como si fuera poco, promete profundizar la motosierra y las reformas antiobreras, agravando la masacre social. Esto da la pauta de que el año que viene va ser incluso peor para los trabajadores y sus condiciones de vida, la única forma de evitarlo es terminando con el gobierno y su plan de miseria. Se tiene que ir. 

 Camila García

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