martes, agosto 12, 2025

El Estado israelí, el mayor agresor de los trabajadores de prensa en el mundial


Las cifras detrás del crimen de los periodistas de Al Jazeera 
 Más de 180 periodistas asesinados desde octubre de 2023

 Para los que -como el presidente argentino, Javier Milei- ensalzan a Israel como un "faro que ilumina el camino de la libertad y el compromiso con la civilización", el asesinato de seis periodistas en un ataque en la Franja de Gaza vuelve a plantear un problema incómodo. El Estado sionista es el mayor agresor de los trabajadores de prensa en el mundo: según el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, según sus iniciales en inglés), 186 murieron en el curso de la ofensiva israelí contra el territorio costero, iniciada en octubre de 2023. Otros listados, inclusive, amplían esas cifras –más de 270, según la cadena qatarí Al Jazeera. 
 Una multitud acompañó este lunes en la ciudad de Gaza –la populosa capital del enclave, que Netanyahu quiere ocupar y desalojar- el funeral de los corresponsales Anas-al-Sharif y Mohammed Qreiqeh, y de los camarógrafos Ibrahim Zaher, Moamen Aliwa y Mohammed Noufal, los cinco de Al Jazeera. Sus restos –junto a los del periodista freelance Mohammed al-Khaldi, quien también fue asesinado- fueron trasladados desde el hospital Al-Shifa hasta el cementerio Sheikh Radwan. Otros tres periodistas fueron heridos durante el ataque. 
 En su informe difundido en febrero de este año, el CPJ puntualizó que Israel asesinó a 85 trabajadores de prensa en 2024 en Gaza –por encima de los 78 del año previo-, lo que equivale a dos tercios del total de casos que registró en el mundo en ese mismo período. La modalidad de las muertes se reparte entre víctimas de los bombardeos masivos, y otros que fueron deliberadamente atacados por su condición de periodistas, es decir, para evitar que se conozca el genocidio en el territorio costero.
 El 2025 sumó nuevas víctimas, como los periodistas de Al Jazeera, pero también una amenaza adicional: la del hambre. Las propias patronales periodísticas empezaron a alertar sobre el estado deplorable de su personal, debido al bloqueo total impuesto por Israel desde marzo al territorio costero, que impide el ingreso de alimentos, combustibles y medicinas. “Desde que se fundó la AFP en agosto de 1944, hemos perdido periodistas en conflictos, hemos tenido heridos y prisioneros en nuestras filas, pero ninguno de nosotros recuerda haber visto a un colaborador morir de hambre”, advirtió la agencia francesa en el mes de julio. 
 El gobierno de Benjamin Netanyahu se muestra impertérrito frente a todas las acusaciones, recurriendo a su latiguillo favorito: acusar a las víctimas de terroristas. Con el mismo argumento que justifica ahora el crimen del corresponsal Anas-al-Sharif, intentó justificar en el pasado los bombardeos sobre escuelas, hospitales y campamentos de refugiados.
 El intento de “borrar testigos” del genocidio es una pieza importante del operativo israelí, dos de cuyas cabezas (Netanyahu y el exministro de Defensa, Yoav Gallant) ya cuentan con órdenes de captura de la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.
 Estos crímenes contra la prensa, por cierto, son cometidos con el aval, o la complicidad, del Estado que presume ser la mayor democracia del mundo, es decir, los Estados Unidos. 
 Redoblemos la movilización en apoyo al pueblo palestino. No al genocidio. 

 Gustavo Montenegro

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