La “ciudad campamento” carece de la posibilidad de producir alimentos y de agua potable, es una prisión a secas: Netanyahu ya afirmó que quienes entren allí no podrán salir excepto hacia el extranjero.
Muchos gazatíes deciden quedarse en su ciudad -sus testimonios están en las redes- y se desplazan de barrio en barrio huyendo de los bombardeos. Para forzar la expulsión, robots explosivos y aviones teledirigidos israelíes demuelen desde el fin de semana pasado barrios enteros de la que fue la capital del enclave. Hamás ha instado a los residentes a «no ceder a las amenazas y la intimidación de la ocupación» y a permanecer en sus hogares el mayor tiempo posible (TWP 30/8).
El Washington Post, este fin de semana, difundió un detallado plan del gobierno norteamericano para echar por la fuerza a los palestinos, darles una ridícula ayuda económica y, sobre las ruinas de Gaza, crear un «centro económico» controlado por Estados Unidos e Israel. Trump anticipó hace meses que quería convertir Gaza en la «Riviera de Oriente Medio» y que Estados Unidos la controlara.
El denominado «Fondo para la Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza (GREAT Trust)», “sustituiría a la población nativa de Gaza por una nueva mano de obra y turistas, al tiempo que se crearían complejos turísticos de lujo, ciudades de alta tecnología y zonas industriales”.
La propuesta, de 38 páginas, describe puntillosamente el mecanismo de la expulsión. Sugiere “reubicar temporalmente a los palestinos” en el extranjero o en campos de concentración “fuertemente protegidos” (sic) dentro de Gaza.
Cada palestino que se exiliara “voluntariamente” podría recibir 5.000 dólares, cuatro años de alquiler y un año de comida. Los propietarios palestinos (sic) recibirían “fichas digitales” para canjearlas por departamentos en nuevas «ciudades inteligentes» o para financiar su vida en otros países.
El Great Trust prevé la construcción de complejos turísticos de lujo a lo largo de la costa, ciudades inteligentes impulsadas por la inteligencia artificial, zonas industriales, un puerto y un aeropuerto. La construcción demandará un millón de puestos de trabajo que no podrán ser ocupados por palestinos sino solo por los nuevos habitantes.
Con todo descaro el plan informa el costo de la limpieza étnica: según el documento, expulsar a los residentes significaría un ahorro de 23 000 dólares por persona en comparación con internarlos en campos de concentración.
El plan fue redactado por los empresarios israelíes Michael Eisenberg y Liran Tancman -ex oficial de inteligencia-, con modelos financieros elaborados por Boston Consulting Group. Los mismos que diseñaron la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), un mecanismo criminal que, so capa de distribuir comida en cuatro puntos del sur de Gaza, en realidad es una trampa para que los palestinos se concentren “voluntariamente” en el sur. Los puntos de distribución fueron desde el primer día escenario de masacres, ejecutadas por mercenarios norteamericanos y soldados israelíes que disparan a mansalva contra famélicos que casi no se pueden sostener en pie.
La “Riviera de Medio Oriente” se financiaría con inversiones del sector público y privado en lo que denomina «megaproyectos», desde fábricas de vehículos eléctricos y centros de datos hasta complejos turísticos de playa y apartamentos de gran altura. “Lo más atractivo”, dice el Washington Post, es que no requerirá financiación del Gobierno de Estados Unidos y por el contrario, “va a ofrecer importantes beneficios a los inversores”.
Israel transferiría «las autoridades y responsabilidades administrativas en Gaza al GREAT Trust en virtud de un acuerdo bilateral entre Estados Unidos e Israel» que «evolucionaría» hasta convertirse en una administración fiduciaria formal (TWP 31/8).
El borrador prevé inversiones finales por parte de países árabes que convertirían el acuerdo en una «institución multilateral». “Los funcionarios de la administración Trump han descartado como mera retórica pública la insistencia de los gobiernos árabes, en particular los del Golfo Pérsico, en que solo apoyarán un plan de posguerra que conduzca a la creación de un Estado palestino” (ídem).
Israel mantendría «derechos generales para satisfacer sus necesidades de seguridad» durante el primer año del plan, mientras que casi toda la seguridad interna sería proporcionada por ciudadanos de terceros países y contratistas militares privados «occidentales» no especificados.
“Su papel disminuiría gradualmente a lo largo de una década, a medida que la «policía local» entrenada tomara el relevo”. Esta policía podría ser la que desde hace meses se está entrenando en Egipto, constituida por los esbirros de la Autoridad Palestina, gendarmes al servicio de Israel y Estados Unidos en Cisjordania.
El fideicomiso gobernaría Gaza durante un período estimado de 10 años, «hasta que una política palestina reformada y desradicalizada esté lista para tomar el relevo».
El plan habla de la ubicación de Gaza «en la encrucijada» de lo que se convertirá en una región «proestadounidense», lo que dará a Estados Unidos acceso a recursos energéticos y minerales críticos, y servirá como centro logístico para el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa.
La reconstrucción de Gaza comenzaría con la retirada de grandes cantidades de escombros y municiones sin detonar, que se financiarían confiscando el 30 % del territorio, que es propiedad fiscal, y pasarían a pertenecer al fideicomiso.
Eso es «lo más grande y lo más fácil. No hay necesidad de preguntar a nadie», señaló Tancman en el margen de un documento de planificación del fideicomiso al que ha tenido acceso The Post.
La costa occidental de Gaza se reservaría para la «Riviera Trump de Gaza», que contaría con «resorts de primera categoría» y la posibilidad de islas artificiales similares a las construidas frente a la ciudad de Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos.
En el centro del enclave, entre los complejos turísticos costeros y la zona industrial se construirían edificios de apartamentos de hasta 20 plantas en seis u ocho «ciudades planificadas dinámicas, modernas e inteligentes, impulsadas por la inteligencia artificial».
Las zonas de uso mixto incluirían «residencias, comercio, industria ligera y otras instalaciones, como clínicas y hospitales, escuelas y más», intercaladas con «zonas verdes, incluyendo terrenos agrícolas, parques y campos de golf».
Los cálculos incluidos en el plan prevén un rendimiento casi cuádruple de una inversión de 100 000 millones de dólares al cabo de 10 años, con flujos de ingresos «autogenerados» continuos.
Hay un obstáculo al reino de los Power Point en Washington. Son los palestinos como Abu Mohamed, de 55 años que habló el sábado por WhatsApp desde la ciudad de Gaza. Dijo que, a pesar de la catastrófica situación, nunca se iría. «Ahora estoy viviendo en una casa parcialmente destruida en Khan Younis», explicó. «Pero podríamos renovarla. Me niego a que me obliguen a irme a otro país, sea musulmán o no. Ésta es mi patria».
Olga Cristóbal
02/09/2025
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