Los negocios de Defensa con los Kovalivker.
A la crisis originada por la corruptela mileísta en Andis y en Pami se le acaba de añadir otro condimento: en Córdoba, la gestión libertaria de la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) estaría involucrada en un esquema de coimas alrededor de negocios en el sector. Esto golpea directamente al ministro de Defensa, Luis Petri, que también firmó contratos millonarios con Suizo Argentina mientras desfinancia Iosfa, la obra social de las Fuerzas Armadas.
El presidente de Fadea, Julio Manco, junto a otros funcionarios libertarios, habría hecho acuerdos turbios por el mantenimiento de aeronaves con las empresas Hangar Uno y Alta Aviación. Una filmación muestra a una empleada vinculada al gerente comercial de la compañía, Pablo Salort, retirando 10 mil dólares en efectivo tras haber solicitado 30 mil. Trascendió que Manco habría intentado despedir a los empleados que denunciaron los presuntos retornos con contratos inflados (Primereando, 31/8).
La gestión anterior firmó un contrato con Alta Aviación que incluyó el arrendamiento de un hangar por 10.000 dólares mensuales y horas técnicas a 45 dólares. Manco llegó a un arreglo más generoso: disminuyó en un 80% el costo mensual del arrendamiento, redujo a 25 dólares la hora e introdujo seis meses de gracia. De este modo, la empresa se vio beneficiada fuertemente. Es normal sospechar, entonces, que estas relaciones comerciales hayan estado signadas por la corrupción.
Mientras hacía estos enjuagues, la patronal de Fadea avanzó en un ataque contra sus trabajadores al tratar de imponer rebajas salariales del 50% y suspensiones por seis meses. Esto, cuando la cantidad de trabajadores se redujo a casi la mitad durante las últimas dos gestiones. Para quebrar una lucha de trabajadores en reclamo de aumentos de salario, a mediados de mayo Fadea cerró la planta durante 72 horas e incluso pagó salarios en cuotas.
En el terreno de Defensa, en términos generales, el gobierno avanza en una política de desmantelamiento de carácter privatista. En Fabricaciones Militares (FM) llevó adelante despidos y remató sus activos. Subastó la Fábrica de Explosivos de Jáchal (San Juan) por un total de 605 millones de pesos; cedió a la provincia de Catamarca el Establecimiento Minero Capillitas; y desguazó la planta de Río Tercero, con el retiramiento de material bélico y equipamiento por parte del Ejército. El objetivo del gobierno sería entregar FM a alguna de las potencias capitalistas que integran la Otan. Estados Unidos es la favorita.
Fadea es una de las empresas del Ministerio de Defensa, sucesora de la privatizada LMAASA ligada a la norteamericana Lockheed Martin. O sea, una investigación más o menos seria no debería hacerse únicamente sobre Manco y su tropa, sino también sobre Petri y su entorno en Defensa. Hay otras razones para sospechar del ministro: la obra social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa) está quebrada; pasó de mostrar superávit a exhibir una deuda que supera los $250.000 millones y sus servicios están en estado de colapso.
Mientras faltan insumos y medicamentos para VIH, cáncer y diabetes, las farmacias de varias delegaciones están desabastecidas y las clínicas suspenden cirugías y tratamientos oncológicos, la burocracia dirigente de Iosfa gastó millonadas en contrataciones superfluas, llegando a pagar aproximadamente un millón y medio de pesos por la reparación de una cafetera. Desde Iosfa, asimismo, han denunciado que un préstamo de $40.000 millones se utilizó para pagar deudas anteriores, cuando supuestamente iba a destinarse a mejoras tecnológicas.
Para colmo, Iosfa cerró contratos con Suizo Argentina, la empresa involucrada en el Karina gate, por más de $11.000 millones. El Ministerio de Seguridad, comandado por Bullrich, también hizo acuerdos con el clan Kovalivker. Hay adquisiciones en ambos ministerios que no figuran en el portal Comprar.ar –donde pueden verse las licitaciones estatales–; hay ofertas aprobadas a Suizo Argentina cuyos montos se desconocen (Ámbito, 3/9). Mario Lugones, el ministro de Salud enemigo de los trabajadores del Garrahan y de toda la salud pública, también ha arribado a acuerdos con los Kovalivker.
Milei comanda un régimen mafioso que hace negocios espectaculares con el dinero del Estado, que en su mayoría proviene de los bolsillos de los trabajadores, que además son atacados por los capitalistas y sus gobiernos con rebajas salariales, ataques contra las jubilaciones, desfinanciamiento de los sistemas públicos de salud y educación, tarifazos e impuestazos. Petri, ahora envuelto en los curros libertarios, es un defensor de los militares videlistas que está a favor de utilizar a las Fuerzas Armadas para reprimir las luchas de la clase obrera y es partidario de comprarle armas al Estado terrorista y genocida de Israel.
Abajo el gobierno.
Nazareno Suozzi
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