viernes, octubre 31, 2008

El funeral del oportunismo


El presidente Leonel Fernández anunció en forma rimbombante en la reciente Cumbre Iberoamericana realizada en San Salvador -repitiendo de otra manera lo que muchos representantes del orden capitalista vienen diciendo- “el funeral del neoliberalismo”.
Así si es bueno:
-Gobernó a la manera neoliberal durante ocho años, cuatro del 1996 al 2000 y otros cuatro del 2004 al 2008.
-Privatizó las empresas generadoras y distribuidoras de energía, las empresas manufacturadotas CORDE (Corporación de Empresas Estatales), el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), los aeropuertos del país y una buena parte del patrimonio natural de la república.
-Desmontó progresivamente los aranceles proteccionistas y asumió los llamados acuerdos de “libre comercio” (TLCs).
-Se plegó a las políticas impositivas que cargan la recaudación fiscal sobre los consumidores.
-Aceptó la política de desregulación de la inversión extranjera.
-Privatizó el sistema de pensiones.
-Privatizó parcialmente la seguridad social.
-Propició la financierización del capitalismo dependiente dominicano, favoreciendo la desregulación bancaria y las complicidades con las políticas especulativas.
-Favoreció los pasos que conducen de más en más a la conversión del sistema de salud y de educación en escenario del lucro privado, reduciendo y deteriorando progresivamente las áreas públicas en ambos servicios esenciales.
-Asumió las políticas de ajustes del FMI y el Banco Mundial.
-Aceptó las extradiciones de los EEUU, restándole soberanía al sistema judicial.
-Copió la política de “seguridad democrática” de la CIA y de la MOSSAD y propició la intervención en el país de las policías estadounidense y colombiana.
-Auspició privatizaciones de rutas de comunicación y peajes a través de contratos de concesionesde obras viales a empresas privadas.
-Apoyó el ALCA cuando estuvo vigente ese proyecto.
-Implementó políticas asistencialistas para “paliar” el empobrecimiento generado por los programas oficiales, imitando el programa “Solidaridad” del ex-presidente mexicano Salinas de Gortari.
En fin, se subordinó a la lógica de la reestructuración neoliberal y de la financiarización del capitalismo, promovidas por la gran burguesía mundial; limitándose a ponerle las trabas propias del estatismo perverso y de la partidocracia clientelista, corrupta y corruptora.
Todo esto hasta que se evidenció el gran fiasco de las políticas neoliberales, de su incuestionable responsabilidad en esta crisis de imprevisibles consecuencias para el propio capitalismo…hasta que se puso de moda hablar el fin del neoliberalismo desde las tribunas del sistema estremecido por la recesión, las quiebras y el desplome de las bolsas.
¡El derechista Sarkozy fue de los primeros en encenderle vela a ese cadáver y de anuncia la necesidad de un “nuevo orden” que tampoco define!
Todo esto insistiendo el señor Fernándezen denominar lo que acontece como “crisis financiera”, pese a reconocer que trata de una “crisis sistemática estructural”; cuidándose a la vez de nombrar por su nombre el sistema y las estructuras en crisis: el orden capitalista mundial; cuidándose además de hablar exclusivamente del “funeral del neoliberalismo” y del fracaso del “modelo neoliberal”, sin detenerse a valorar lo que todo esto significa para la existencia del capitalismo mundial en esta fase superior de su gran crisis de sobreproducción.
La astucia le da a Leonel Fernández para todo esto y también para comparar esta situación con los fracasos del “modelo marxista soviético” (que de marxista y socialista tuvo poco), del modelo socialdemócrata europeo (que realmente se neo-liberalizó) y del modelo estatista-populista latinoamericano-caribeño de esencia capitalista keynesiana.
De esa manera minimiza la grave situación y encubre su complicidad en lo acontecido y en lo que habrá de venir como resultado de este desplome capitalista.
Así pretende identificar la crisis del modelo euro-soviético como una crisis del socialismo y no como lo que realmente fue: una crisis de una de las modalidades del capitalismo de Estado (combinación de propiedad estatal burocratizada y explotación del trabajo).
Así se quita la culpa de encima y deja la cuestión en el limbo, sin alternativa, rehuyendo la necesidad de una fase post-neoliberal y anticapitalista: de un proyecto de transición hacia un socialismo participativo, democrático, autogestionario, con democracia integral.
Pero no se preocupen, que esas mañas duran poco, más cuando no está tan lejano ya en toda nuestra América, más aun a luz de esta gran crisis, el funeral y el ajuste de cuenta con la simulación, la hipocresía y el oportunismo como forma de gobierno.


Narciso Isa Conde en Kaos en la Red

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