sábado, agosto 13, 2011

La Virgen de Fátima y la revolución portuguesa de 1910 (y 2)


Temerosa de provocar a las autoridades y a sus “comisarios”, la Iglesia trata de negar la existencia de la aparición, algo que, empero, la gente de a pie no se cuestiona, de manera que cada vez son más los peregrinos que quieren ver el milagro, sobre todo los que necesitan curarse. Fe y resistencia de un lado, descreimiento y represión por otro, como no podía ser menos, los guionistas –el veterano Crane Wilbur y un tal James O’Hanlon-, no se olvidan de que lo importante es el mensaje política, y de esta manera ponen en labios de la Virgen el “mensaje secreto” sobre la conversión de Rusia, pensado para que fuera escuchado por quienes tuvieras oídos…en 1952. Lucia Marto le dice que tienen “un grandísimo problema “.,. a lo que la Señora responde: “Soportan estas penalidades por la conversión de pecadores para expiar los pecados cometidos contra Dios. Si la gente no deja de ofenderlo se desatará otra y más grave guerra. Y una noche verán una extraña luz en el cielo que indicará que el mundo será castigado por sus crímenes. En Rusia hay un plan malévolo para destruir la paz de la Tierra. Para impedirlo les pido que sean consagrados a la Virgen María. Si esto se hace (Rusia) se convertirá; si no, provocará guerras y persecuciones. Se martirizará a gente buena. Muchas naciones serán destruidas. Sí se atiende a lo que digo se salvarán muchas almas y habrá paz. Es preciso que la gente enmiende su vida. Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor. Ya mucho se le ha ofendido. (...) En octubre daré una señal que les hará creer”. Finalmente, en un breve epílogo ilustrado con imágenes documentales, el infatigable narrador recordaba la multitudinaria peregrinación al santo lugar en 1951: “La plaza blanca de Fátima está viva con un millón de pañuelos blancos que se agitan en un saludo afectuoso a la blanca Señora de la Paz. Al caer la noche, un millón de velas envían mil millones de oraciones al cielo. En el interior de la basílica, Francisco y Jacinta’ reposan en si sueño eterno. Al pasar de los años Lucía ha dedicado su vida al servicio sagrado “.
Una vez repasada la película, ha estado repasando lo referente a la revolución portuguesa de 1910, y me encuentro con algo que más o menos ya sabía, a saber: en 1910 no existía ningún partido socialista en Portugal, es más, ni tan siquiera existía un grupo significado de manera que nunca hubo un delegado portugués en los congresos de la Internacional socialista. Sí existía una importante corriente republicana, amén de una élite intelectual avanzada en cuya cúspide resuenan los nombres de Antero de Quental y de Eça de Queiróz (autor de El crimen del padre Amaro, una obra que fue trasladada al cine en México en los noventa, y que todavía causó un "escándalo" en la Iglesia constantiniana). Por cierto, ambos fueron partidarios de la Primera Internacional.
De hecho, el movimiento obrero portugués no comenzará a tomar cuerpo hasta 1910, siendo la organización más importante la CGT, influida por Confederación española y adherida a la AIT. Hubo ciertamente una revolución casi pacífica –los muertos no llegaron al parecer a 40-, la misma que culminó un largo proceso de lucha contra la corrupta monarquía –el rey salió huyendo del pueblo como Alfonso XIII-, contra el colonialismo británico, y la Iglesia, considerada como principal baluarte del antiguo régimen. 1910 fue un año especialmente agitado, y lo que en octubre comenzó como una aventura insurreccional de la izquierda republicana, la negativa de parte del ejército en actuar contra los insurgentes concluyó con la instauración de un gobierno provisional que fue recibido con una alegría popular comparable a la que aquí se vio el 14 de abril de 1931.
El “alma mater” del republicanismo radical portugués fue Teófilo Braga, para el que el “pensamiento y la ciencia son republicanos, porque el genio creador vive de libertad y sólo la República puede ser verdaderamente libre [...]. El trabajo y la industria son republicanos, porque la actividad creadora quiere seguridad y estabilidad y sólo la República [...] es estable y segura [...]. La República es, en el Estado, libertad [...]; en la industria, producción; en el trabajo, seguridad; en la nación, fuerza e independencia. Para todos, riqueza; para todos, igualdad; para todos, luz." Braga era además un convencido anticlerical, amén de un defensor de la “federación” ibérica. Imbuido en su influencia, la República aprobó un texto constitucional un año después, y sobre las líneas maestras de su actuación se puede leer en la Wikipedia:
“Durante el tiempo que estuvo en funciones, el Gobierno Provisional tomó una serie de medidas importantes y que tuvieron un efecto duradero. Para apaciguar los ánimos y reparar a las víctimas de la monarquía, se concedió una amplia amnistía a los condenados por delitos contra la seguridad del Estado, contra la religión, de desobediencia, de uso de armas prohibidas, etc. la Iglesia Católica se resintió bastante por las medidas tomadas. Entre estas destacan la expulsión de la Compañía de Jesús y de las órdenes religiosas del clero regular, el cierre de conventos, la prohibición de la enseñanza religiosa en las escuelas, la abolición del juramento religioso en las ceremonias civiles, el laicismo del Estado mediante la separación entre Iglesia y Estado. Se institucionalizó el divorcio y la legalidad del matrimonio civil, la igualdad de derechos en el matrimonio entre hombres y mujeres, la regularización jurídica de los hijos nacidos fuera del matrimonio; la protección a la infancia y a los ancianos, la reformulación de la ley de prensa, la extinción de los títulos nobiliarios y el reconocimiento del derecho a huelga. Este gobierno optó también por la extinción de las guardias municipales de Lisboa y de Oporto, sustituidas por un nuevo cuerpo público de defensa del orden: la Guarda Nacional Republicana. Para las colonias, se creó una legislación con la idea de conceder autonomía a las provincias de ultramar, condición necesaria para su desarrollo. También se alteraron los símbolos nacionales: la bandera nacional y el himno y se creó una nueva unidad monetaria: el escudo portugués, que equivalía a mil reales — y hasta la ortografía de la lengua portuguesa fue simplificada y debidamente reglamentada gracias a la reforma ortográfica de 1911…”
Toda esta historia nos plantea problemas de análisis ya de, de un lado resulta obvio que todo el asunto del “mensaje” no se sostiene, y lo que es peor, no tiene nada que ver con la vocación de la “imitación a Cristo” o sea de servir más que ser servido, del cristianismo que identificamos en la práctica de los más “herejes”, pero por otra parte, toda la historia deja plena constancia de la impresionante capacidad de manipulación que la Iglesia ha logrado mantener en una parte del pueblo llano, con una gente con la estamos obligados a hablar

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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