sábado, julio 06, 2013

Venezuela: La batalla contra la corrupción y la burocracia



El problema de la ineficiencia ha desatado una nueva batalla en la Revolución Bolivariana. Desde el gobierno nacional se comenzaron a tomar medidas para acabar con la corrupción y la burocracia.

En 1966, el director de cine cubano Tomás Gutiérrez Alea realizó una película titulada: La muerte de un burócrata. Con humor y agudeza, el cineasta retrató uno de los principales problemas a los cuales debía hacer frente el pueblo en su camino de construcción de la Cuba socialista, la burocracia.
Dicho problema, estudiado desde el sociólogo Max Weber hasta las diferentes teorías revolucionarias, ha representado un obstáculo en todas las experiencias de transición al socialismo, ese “proceso de restitución del poder al pueblo”, como afirma el Plan de la Patria elaborado por Hugo Chávez.
La burocracia, junto con la corrupción y la ineficiencia, han sido denunciadas desde hace varios años por diferentes organizaciones populares de Venezuela, en particular la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, en sus análisis sobre los principales obstáculos para avanzar en la profundización de la Revolución Bolivariana.
Esto, que había sido tomado como bandera por el movimiento popular, pasó a serlo también por el gobierno nacional desde la campaña presidencial de Nicolás Maduro, quien, en el último acto realizado en Caracas a dos días de las elecciones, afirmó: “Eficiencia o nada”.
Así, desde hace varias semanas la batalla contra la corrupción y la burocracia comenzó a desplegarse en algunas instituciones estatales, en particular en el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a Bienes y Servicios (Indepabis), lugar clave en la lucha contra el aumento ilegal de precios, en particular de los alimentos, en el que fue nombrado como director Eduardo Samán, luego de que el antiguo director fuera apresado por la justicia.
Acompañado por un discurso fuerte por parte de Nicolás Maduro, “o lo hacemos hoy y lo hacemos nosotros, o la corrupción se va a tragar la patria si no nos ponemos al frente de una lucha contra los corruptos, estén donde estén”, Samán comenzó un proceso de reorganización interna, dejando a 2 de los 23 coordinadores provinciales.
El golpe atestado en el Indepabis trajo un mensaje claro: la corrupción y la burocracia viven al interior de la Revolución Bolivariana, en el Estado, y deben ser combatidas de forma prioritaria. Ese mensaje se fue multiplicando en cada acto, y de a poco se dieron nuevas detenciones como la de 4 funcionarios del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime).
Esto que puede ser visto como pasos pequeños en proporción a la dimensión del problema a combatir, representa sin embargo varios cambios importantes: en primer lugar, que en un proceso político donde el enemigo ha sido señalado centralmente como estando afuera –el imperialismo, la oligarquía y la “burguesía apátrida”-, se instala ahora un discurso –tal vez heredero de lo que planteó Hugo Chávez en el golpe de timón- que reconoce y señala que existen problemas serios que deben ser combatidos en el interior mismo de las filas chavistas, del propio Gobierno y las instituciones estatales.
En segundo lugar, que de esto se desprende una fuerte interpelación al propio proceso en construcción. “¿Ustedes creen que un revolucionario puede ser flojo, puede ser indolente frente a los problemas del pueblo? ¿Ustedes creen que un revolucionario puede quedarse en los métodos burocráticos de gobierno y entregarse a la modorra?”, fueron algunas de las palabras de Maduro, quien repite semanalmente que ser corrupto es “anti-ético, anti-socialista, anti-bolivariano, anti-revolucionario”.
La importancia de que este discurso esté en boca del propio presidente parte del hecho de que en la Revolución Bolivariana, la figura del presidente, del líder, tiene un rol central. Maduro aparece en televisión cada día desde que inició el denominado Gobierno de la Eficiencia de Calle, y el mensaje que se desprende de ahí es nodal de cara al movimiento chavista, conformado por millones de hombres y mujeres organizados en consejos comunales y misiones sociales, para nombrar algunas de las tantas instancias de organización popular.
La lucha contra la burocracia, la corrupción y la ineficiencia, es ahora compartida por el movimiento popular y el gobierno nacional, al menos algunos de sus actores principales. Aparece, junto a la profundización del empoderamiento popular, como un paso en el horizonte del objetivo planteado por Hugo Chávez: “Pulverizar completamente la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política”.

Marco Teruggi, desde Caracas*.
Licenciado en Sociología y autor del blog americasurrealista.blogspot.com

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