martes, septiembre 10, 2013

Las hijas de los generales y el 11-S



La vida política de Chile vuelve a tener epicentro en los rastros y heridas de su pasado más nefasto. El 40º aniversario del golpe se da a sólo dos meses de la elección presidencial que se disputan las hijas de dos generales, uno víctima y el otro victimario de la dictadura pinochetista.

Este miércoles se cumplen 40 años de una de las jornadas más emblemáticas de la historia latinoamericana del último siglo: el día que los militares chilenos, encabezados por Augusto Pinochet y monitoreados por la CIA, tumbaban al gobierno popular de Salvador Allende y abortaban la vía chilena al socialismo para imponer una larga dictadura de 17 años.
La conmemoración se da justo en un marco político muy particular, en el medio de una campaña electoral que definirá, el 17 de noviembre, la próxima presidencia de Chile. La sucesión de Sebastián Piñera saldrá entre la socialdemócrata Michelle Bachelet, postulada por la coalición de centro-izquierda Nueva Mayoría y presidenta durante el período 2006-2010, y Evelyn Matthei, candidata única de la derecha chilena y hasta hace poco ministra de Trabajo del actual gobierno.
Sin embargo, Bachelet y Matthei comparten mucho más que la carrera presidencial. Aquí, la increíble historia de sus vidas entrelazadas que parece salida de una novela.

Pasado compartido

Enero de 1958, villa militar de la Base Cerro Moreno de la Fuerza Aérea, 26 kilómetros al norte de Antofagasta. El capitán Fernando Matthei Aubel se instala en la casa número 13 junto a su esposa Elda y sus hijos Fernando, Evelyn y Robert. Meses más tarde llega Alberto Bachelet Martínez con su mujer Ángela y sus dos hijos, Alberto y Michelle.
Sus casas están una frente a la otra. La amistad entre ambos pilotos se hace cada vez más profunda aunque a simple vista tienen poco en común. Matthei, descendiente de alemanes, es un tipo reservado. Bachelet, extrovertido y carismático, organiza los bingos y las fiestas en la villa militar. Los dos son amantes del deporte, la literatura y la música docta. Aunque Michelle le lleva dos años a Evelyn, las niñas juegan juntas en la calle y andan en bicicleta.
La amistad continúa en Santiago en los ´60, de hecho cuando Matthei viaja por períodos largos le pide a Bachelet que sea su apoderado en asuntos comerciales. Michelle lo llama "tío Fernando" y Evelyn "tío Beto". Con las elecciones de septiembre de 1970 comienzan las primeras discrepancias: Matthei vota a Jorge Alessandri y Bachelet, a Salvador Allende.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, el distanciamiento político se hace físico: Matthei asume en noviembre de 1971 como agregado aeronáutico en Inglaterra y Bachelet es designado al frente de la Dirección Nacional de Abastecimiento y Comercialización, un cargo político con rango de ministerio.
El 11 de septiembre de 1973, Bachelet se levanta temprano y se va al Ministerio de Defensa. Allí lo detienen, pero en la noche lo dejan ir. Al día siguiente se preocupa por buscar protección para su hija Michelle, que milita en la Juventud Socialista. Tres días después, dos generales lo van a buscar a su casa. En diciembre sufre una nueva detención y ya no regresará. Su lealtad al derrocado presidente marca su devenir: pasa sus últimos días en la Academia de Guerra de la Aviación, convertida en centro de detención, donde muere el 12 de marzo de 1974 producto de las torturas, luego de ser acusado por "traición a la patria".
La relación entre ambos generales encuentra allí su episodio más complejo. Para ese tiempo, el director de esa academia era el propio coronel Matthei, por lo cual las agrupaciones de DDHH pidieron su procesamiento en el proceso judicial que investiga actualmente la muerte de su "amigo" (ya declaró en tres oportunidades). "Confieso que nunca lo fui a visitar ni al subterráneo de la academia ni a la cárcel, hecho del cual me avergüenzo. Tal vez en esa oportunidad primó la prudencia por sobre el coraje", se había sincerado Matthei en un libro en 2003.
El general Matthei sumará protagonismo en el régimen pinochetista, primero como ministro de Salud y luego como miembro de la Junta de Gobierno desde 1978. Con Angela Jeria, la viuda de Bachelet, y su hija Michelle sólo mantiene una breve reunión en 1979, cuando ellas regresan del exilio. En los años siguientes no se produjeron más encuentros.

Destinos cruzados

Durante la democracia, Michelle y Evelyn rumbean por caminos lejanos. La hija del general Bachelet estudia pediatría y comienza su militancia en el Partido Socialista, en 2000 es nombrada ministra de Salud y Defensa y seis años después se convierte en la primera mujer que llega a La Moneda. Entre 2010 y marzo de este año vivió en Nueva York, donde ocupó el cargo de directora ejecutiva de ONU Mujeres.
La hija del general Matthei se recibió de Licenciada en Economía y en 1990 inició su carrera política como diputada del partido liberal Renovación Nacional, organización de la que renuncia en 1993 y, unos años más tarde, se incorpora a la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI). Hoy es la candidata única del Pacto Alianza, frente político de derecha conformado por estos dos partidos que está en el gobierno desde 2010.
Matthei participará este lunes en el acto oficial para conmemorar el golpe, que tendrá como único orador al presidente Piñera. A pesar de haber apoyado abiertamente la dictadura, días atrás se excusó: "Tenía 20 años para el golpe, no tengo nada que pedir perdón. No tendría cómo haber hecho nada más". Posteriormente, optó por una postura algo más autocrítica, en sintonía con algunos sectores de la derecha chilena. "Como chilenos debemos reflexionar, sacar lecciones del pasado, no olvida, mirar cada uno dentro de sí mismo. Los que teníamos edad a ver si nos hicimos los lesos, si actuamos, si dijimos, en fin, si tuvimos errores, como dijo el presidente, por acción u omisión", afirmó.
Bachelet, por su parte, encabezará, a la misma hora, el acto opositor en el Museo de la Memoria. Sus declaraciones sobre el 40º aniversario del golpe sonaron políticamente correctas: "Tras cuatro décadas, los chilenos y chilenas esperan de nosotros una reflexión amplia, basada en la verdad y condena de los hechos dolorosos, con una mirada de futuro y sin ventajas pequeñas. Es una oportunidad para reflexionar y ver por qué nos pasó. Aún hay justicia que no llega, heridas que no cierran y personas que no reconocen ni se arrepienten".
La mayoría de las encuestas coincide en que Bachelet lleva una ventaja de entre 20 y 25 puntos, en una elección en la que, por primera vez, dos mujeres pelean por la presidencia de Chile y que -como hace mucho no sucedía- tiene como telón de fondo las huellas de su pasado más siniestro.

Gerardo Szalkowicz.

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