martes, septiembre 24, 2013

Mephisto Vargas Llosa y el “dret a decidir”



Hasta el momento, las reacciones contrarias al dret a decidir, no han sido precisamente brillantes. El mismo día en que una columna organizada -de alrededor de un millón seiscientas mil personas- atravesaba Cataluña sin dificultades, un grupo de energúmenos fascistas dio la nota en la librería Blanquerna. Hasta Mephisto Vargas Llosa ha ha escrito: Con enemigos así, claro, quién no es nacionalista.
Que esta haya sido hasta ahora la reacción más sonada de la España obligatoria, no debería de hacernos olvidar que Ciutadans y el PP hicieron el mayor de los ridículos cuando convocaron una manifestación de reafirmación patria. Mucha menos gente se congregó todavía en el acto de “desagravio” organizado por el PP, pensado para compensar su tradicional ofrenda floral a la estatua de Rafael de Casanova. Desde la España ferviente austerocida, las únicas voces que suenan contra Cataluña, son las de la caverna mediática cuya divisa la resume muy el esperpéntico general Monzón: ¿Negociar qué?
Obviamente, esto no podía quedar así, y finalmente, se han levantado las espadas más ilustradas. Su filosofía la resume Bettino González, que declara que la independencia de Cataluña no puede ser, y además es imposible. No puede ser, como no lo pudo ser lo que el PSOE defendía en los años setenta (el derecho de autodeterminación incluido). Era imposible llevar a cabo otra política que no fuera la de la derecha (el PSOE hizo lo que el pueblo seguramente no habría dejado hacer a la UCD); imposible era mantener las industrias como lo era permanecer fuera de la OTAN o no mandar tropas en la primera guerra de Irak y a Afganistán, por no hablar de desactivar totalmente la izquierda.
Para colmo, González amenaza con no sabemos qué desastres. Quizás por en su condición de hombre de Estado y de nuevo rico, Felipe todavía no se ha enterado que esa tormenta ya llegó cuando gobernaba Zapatero, el hombre de las promesas incumplidas.
En la misma trincher,a han aparecido algunas plumas ilustres, especialmente la de Vargas Llosa, el Mephisto neoliberal. En su último dictamen dominical publicado en El País (15-09-13), el diario de la izquierda posible, Vargas Llosa sentencia sobre le cuestión catalana con la misma filosofía que la semana anterior había lamentado que el “caso Bárcenas”, actuara “como un parón en la recuperación económica de España”.
Lo primero que hace Vargas al tratar sobre Cataluña, es echar un capotazo a un artículo anterior de Javier Cercas al que le regala un halago de Premio Nobel: El mejor artículo que he leído sobre el tema del independentismo catalán, que, aunque parezca mentira, está hoy en el centro de la actualidad española, lo ha escrito Javier Cercas, que es tan buen novelista como comentarista político. No hay duda de que el maestro sabe lo que esto puede significar para Cercas, el mismo que viajaba con Zapatero por el que pidió el voto para que no ganara la derecha, cuando –los hechos cantan-, tanto monta monta tanto Zapatero como Mariano. Por supuuesto, tano monta Artur como Mariano: La diferencia es que CiU trata de cabalgar las voluntades de un pueblo catalán que se está moviendo también contra las "retalladas" y las privatizaciones. El problema para CiU es que se está viendo bligado a ir donde no quiere, eso ya lo hacen notar Cercas y Llosa, buscando una brecha en las contradicciones del neoliberalismo catalán, que las tiene y no pocas.
Alguien se podía pensar que, tratándose de dos reconocidos novelistas, se encontraría en los artículos citados grandes argumentos amén de un despliegue incisivo de ingenio literario. Pero, francamente, tanto uno como no van más allá de los argumentos gubernamentales mimado, obviamente conservadores. Es más, si tales artículos hubieran aparecido firmados por un señor anónimo en el apartado de las “cartas al director”, uno podía pensar que por lo que decía, tal señor tenía cuatro días conservadores bien expuestas, pero nada más.
Lo primero que sacan son las Tablas de la Ley sobre las que no proyectan la menor sombra de duda Uno supone que las leyes no están por encima de la realidad ni de las personas, pero cuando interesa parece que sí. De hecho, cuando el cartel económico que marca lo que es posible y lo que no, lo exigen se puede cambiar la ley y se hace con nocturnidad y alevosía, pero nos busquen en los dos artículos la menor referencia a este pequeño detalle.
Hablan de la Constitución, “votada por la mayoría”, pero un poco de análisis nos lleva a registrar más detalles: la inmensa mayoría de los españoles de ahora, no han votado la Constitución. Además, cuando se votó se “vendió” por parte de la izquierda, como la única posible si no queríamos provocar el ejército de Franco. Por otro lado, los políticos gestores, aplican las leyes que les interesa, pero no aquellas que no le interesan. Véase sino lo que hacen con los derechos a una vivienda digna, a un trabajo respetado, a una sanidad pública para todos y todas, etcétera.
Tampoco busquen en los artículos cualquier referencia a la realidad social, porque no la encontrarán, Vargas Llosa se limita decir que algunas cosas no van bien.
El argumento de Cercas que tanto agrada a Vargas Llosa, es que Cataluña no puede votar “sin violar el texto constitucional”, poco importa lo que quiere población, aunque esta se manifieste de una manera tan rotunda y mayoritaria. Pero este pequeño detalle, no parece importarles demasiado. El pobre Cercas se siente agobiado por la oleada independentista, y Mephisto nos cuenta su tiempo en Cataluña.
En cuanto a don Mario, le parece suficiente su retrato del círculo “progre” barcelonés que trató en sus años rojos, y eso parece querer sentar cátedra. Pero que ese retrato se ha movido. Desde los tiempos en que el café para todos resultó suficiente, aunque solamente fuese por lo que te decían entonces: porque-no-querrá-usted-otra-guerra-¿verdad?…, ha llovido mucho. Del mismo Mario Vargas Llosa anticapitalista de entonces, apenas si le queda poco más que el nombre (y su talento literario, que nadie cuestiona y que tan buenos réditos le da).
Pero lo más singular del argumentario es el que, a su entender, los únicos nacionalistas son los catalanes que no quieren la España obligatoria. Mario, que se pone lírico siempre que habla del Imperio que gasta más recursos que el resto del planeta, que sacó brillo a las botas de la señora Thatcher, que se come de la mano de señoras tan patrioteras como Rosa Díez y Esperanza Aguirre, no es nacionalista. A mí parece que es que pertenece a los nacionalismos dominantes y excluyentes, a los que quieren para ellos todo el derecho a decidir.
En realidad, el Mephisto neoliberal no se esfuerza demasiado. Sabe que tiene sus tribunas bien pagadas, y aunque Cataluña sea independiente, seguirá cotizando en Wall Street, tendrá garantizada sus ganancias y sus mansiones, el precio de servir al Becerro de Oro al que rinde culto. Desde su olimpo, se permite hablar de Luther King el demócrata igualitario como si este fuese otro Milton Friedman. Igualmente se permite acusar a los nacionalismos sin Estado de racismo y xenofobia, y lo hace desde desde la misma España en la que las mafias empresariales gozan de carta blanca pero en la que los subsaharianos se tienen que jugar la vida en las pateras o saltando por el muro de Ceuta.
Todo ello sin que jamás de los jamases, Mephisto tenga nada que comentar, no busquen en sus tribunas decir nada que huela a peta o a cualquier injusticia social. Claro que él no escribe desde esas tribunas a favor de los siervos, ni para los miles y miles de ciudadanos que salen a la calle a favor de unos derechos, él lo tiene claro: escribe para su señor

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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