Las elecciones europeas no podían dejar de traducir a su modo la bancarrota capitalista en la cual se hunde la vieja Europa. Sólo en el cuadro de la crisis puede entenderse que los europeístas” hayan celebrado que su retroceso electoral o la abstención no hayan sido aún mayores. La abstención, que promedió casi el 57%, registró picos del 70 al 80% en Eslovaquia, Croacia, Hungría, Rumania y Polonia. El Partido Popular Europeo y la socialdemocracia conservan la mayoría de las bancas de la Eurocámara a costa de un derrumbe electoral. En muchos países, la combinación del retroceso electoral y la abstención masiva arrojan como resultado un respaldo a los gobiernos de turno que apenas supera el 10% del padrón electoral. Este derrumbe atiza los reclamos de elecciones adelantadas. También ha puesto en debate la posibilidad de “una gran coalición a la alemana”. Es lo que pidió hace poco Felipe González para España. En Grecia, sin embargo, el gobierno de unidad nacional no detuvo la crisis económica ni logró impedir el triunfo de Syriza. Una futura coalición, en Grecia, deberá incluir a la misma Syriza.
El fascismo
El triunfo de Le Pen en Francia, sumado al crecimiento de fuerzas derechistas en otros países, llevó a Bruselas a agitar el fantasma del fascismo, en especial por el avance del Ukip en el Reino Unido. Estas corrientes agitan la bandera de la disolución de la Unión Europea. En este sentido, son la avanzada de un sector de la burguesía y de masas crecientes de la pequeña burguesía, quienes reclaman salir de la crisis por medio de una devaluación de la moneda y un dique a la colonización industrial por parte de Alemania, a la vez que agitan el chovinismo contra los inmigrantes. Contradictoriamente, en el país donde esta presión es mayor, Italia, el partido del ajuste, el oficialista Democrático, ha recogido una votación alta inesperada, aunque dentro de la tendencia a la abstención y el hundimiento de Berlusconi.
El triunfo del Frente Nacional en Francia ha sido contundente. Del 6,3% de los sufragios en las europeas de 2009 y 3 diputados, ahora lograría entre 23 y 25 escaños del total de 74 que están en juego en Francia. El primer ministro Valls calificó a los resultados como un terremoto y Le Pen aseguró que “Los resultados representan el colapso del Partido Socialista y de la Unión por una Mayoría Popular”. Pidió también elecciones adelantadas. Le Pen prometió un referendo sobre el euro y la UE, así como también combatir a la inmigración. Le Pen ha convertido al laicismo en una bandera de la reacción -una tradición “republicana” en Francia, que instauró el laicismo después de masacrar a los comuneros de París. Plantea un referéndum para la salida del euro. También ha sido contundente el triunfo del Ukip en el Reino Unido, que arrebata una parte del voto obrero del laborismo. Ukip, Partido de la Independencia del Reino Unido, plantea la salida de la UE, “un monstruo tecnocrático que sirve a los intereses de la banca” (Rtve, 22/4), y detener la política de “puertas abiertas” en materia inmigratoria. Los independentistas del SNP -que reclaman la independencia de Escocia, pero con Reina y libra esterlina adentro- se quedaron con tres bancas.
Las dos expresiones más sobresalientes de la derecha están enfrentadas. Le Pen se e lleva de los pelos con el Ukip británico, que considera “infrecuentable” al Frente National. Amanecer Dorado, el Jobbik húngaro y otros grupos expresan a un sector aún marginal. Le Pen no podrá armar un bloque propio en la Eurocámara, que requiere 25 escaños con representación de al menos siete países. Su aliado en Eslovaquia no logró ingresar; el derechista PVV holandés retrocedió y otros grupos de este arco marcaron el paso. El fascismo deberá esperar a que la UE se disuelva primero, para servir como recurso viable para el capital después. El desafío para el “centro” no viene del fascismo (ni de la izquierda), sino de la agudización de la crisis y de una irrupción inevitable de las masas.
Izquierda
¿Qué expresan los resultados electorales de la izquierda o de distintos movimientos sociales? En Grecia, la democratizante Syriza ganó las elecciones con el 27%, y hundió en la marginalidad política al “socialista” Pasok, aunque su victoria no ha sido tan categórica como algunos preveían.
El bloque democratizante del Partido de la Izquierda Europea registró progresos en España (Izquierda Unida), donde avanzaron varias fuerzas de filiación izquierdista. No logró crecer, sin embargo, en Alemania (Die Linke) ni en Francia (Frente de Izquierda) y se desplomó en Portugal. A Izquierda Unida la afecta el gran resultado de Podemos, una fuerza que encuentra sus raíces en el movimiento de indignados y que centró sus críticas en el bipartidismo. Cosechó varios diputados y desplazó (con más del 10%) a IU del tercer puesto en Madrid.
Los registros políticos que arrojan las euroelecciones devuelven la pelota al terreno nacional, donde los resultados abren numerosas crisis políticas.
Gustavo Montenegro
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