miércoles, octubre 29, 2025

La Reforma Laboral que impulsa el Gobierno y cómo la enfrentamos


La burguesía se declara en un ‘preventivo de crisis permanente’.

 El gobierno de Milei ha colocado en el tope de su agenda una nueva reforma laboral. Aunque todavía no ha presentado su proyecto, el gobierno liberticida salió a buscar en el actual y futuro Congreso el refuerzo de sus habituales aliados, así como de una amplia parte de los gobernadores. La reforma ya había sido planteada en el “Consejo de Mayo”, que integra la CGT a través de Gerardo Martínez, burócrata sindical de la UOCRA. Cristina Kirchner, Itaí Hagman y Juan Grabois se han pronunciado reiteradamente a favor de una “modernización laboral”.
 El Gobierno impulsa la reforma y la “reducción del costo laboral” en nombre de “promover la creación de empleo y las inversiones”. En verdad, el “costo laboral” se encuentra por el piso, sin que ello haya redundado en ningún relanzamiento económico. La crisis industrial se ha agravado en medio de la caída permanente del salario. En las últimas décadas, el retroceso en el derecho laboral va de la mano con la reducción de los planteles, no de su crecimiento. Las patronales reclaman bajar “el costo de contratación”, pero lo que aprovechan es el menor costo de despedir trabajadores.
 La reforma laboral es un intento por legalizar los avances estratégicos antiobreros que ya se han consumado en los lugares de trabajo. El capital no quiere pagar en juicios laborales los derechos que ya incumplen en los hechos. Pero la llamada “industria del juicio laboral” es una impostura, porque sólo una minoría de los trabajadores agraviados van a juicio. La enorme mayoría renuncia a esa instancia, coaccionada económicamente por las patronales. 
 El proyecto de reforma laboral ha sido presentado por la diputada santafecina Romina Diez. El texto replica casi en su totalidad la reforma laboral de la Ley Bases, que fue frenada en primera instancia por la Justicia del Trabajo. Veamos sus principales puntos. 

 Renunciabilidad

 La reforma pretende terminar con la irrenunciabilidad de derechos laborales, un principio legal que invalida cualquier “acuerdo interno” que resulte violatorio del convenio colectivo o de la Ley de Contrato de Trabajo. La derogación de la “irrenunciabilidad” convierte a las leyes laborales y convenios en papel mojado y abre la puerta a las negociaciones por empresa y por trabajador.

 Indemnizaciones 

El proyecto también sustrae a los beneficios sociales y extrasalariales del cálculo de la indemnización. Actualmente, cualquier pago o estipendio que se repita todos los meses (viático, comedor, pago de teléfonos, etc.) es considerado parte del salario por la ley laboral y se contabiliza en el cálculo de las indemnizaciones. 
 El proyecto modifica el régimen de intereses en créditos laborales, estableciendo que “el total no podrá superar al capital -actualizado por la inflación- más una tasa de interés del 3 % anual". Esta disposición salda a favor del capital una larga discusión, porque muchos jueces venían imponiendo tasas de interés punitorias y elevadas a las empresas que dilatasen el pago de los fallos indemnizatorios. Adelantándose a la reforma, la Corte Suprema falló contra estas tasas punitorias, fomentando la dilación en los pagos. Aun así, varios jueces laborales continúan fijando tasas de interés más altas que el 3 % anual.
 La ley permite a las micro, pequeñas y medianas empresas abonar sentencias e indemnizaciones en hasta doce cuotas mensuales. De esa manera, legalizan lo que las empresas vienen haciendo actualmente, con la anuencia de la Secretaría de Trabajo. 

 Vacaciones 

La reforma flexibiliza la época de otorgamiento y permite la fragmentación en períodos no menores a una semana. La garantía de gozar de sus vacaciones en temporada de verano queda reducida a una vez cada dos años. Una vez más, sancionan lo que ya existe en los lugares de trabajo, pues las vacaciones se otorgan según la necesidad productiva del capitalista y no de la familia obrera.

 Banco de horas 

El texto de Romina Diez incorpora los “regímenes adaptados a los cambios en las modalidades de producción, incluyendo la gestión de horas extras, bancos de horas y francos compensatorios, siempre respetando (¡) un mínimo de 12 horas de descanso entre jornadas.” En nombre de la “modernización laboral”, el Gobierno busca derogar la jornada de 8 horas de trabajo, volviendo a jornadas extendidas adaptadas a la necesidad productiva del capital. Además, se busca terminar o reducir sustancialmente el pago por horas extras, que pasarán a ser parte del cómputo de las “horas flexibles". 
El sistema de banco de horas admite la extensión de la jornada a 13 horas diarias. Una disposición similar ha desatado en Grecia una huelga general. 
 Como esto ya ocurre con un sinfín de fábricas y establecimientos que tienen sistema americano de turnos, jornadas de 12 horas y turnos rotativos insalubres, lo que se busca ahora es darle un marco legal para generalizarlo. 

 Licencias médicas

 Se introduce un procedimiento para la verificación de certificados médicos gestionado por la Secretaría de Trabajo, que permite convocar peritos, repetir estudios y aplicar sanciones a los profesionales intervinientes en el otorgamiento de licencias. Si actualmente obtener un certificado médico que otorgue reposo laboral es una tarea compleja, esta disposición intimidatoria lo dificultará hasta lo imposible.

 Incentivos al despido 

La ley incorpora beneficios fiscales para empleadores que inicien nuevas relaciones laborales en los primeros 18 meses de vigencia de la ley, con porcentajes que varían según el tamaño de la empresa: 100 % para microempresas, 75 % para pequeñas, 50 % para medianas y 25 % para el resto, todos aplicables durante doce meses. Estos incentivos favorecen el despido de los antiguos planteles laborales, para reemplazarlos por trabajadores bajo las condiciones de la “reforma”.

 Un ataque al conjunto de la clase obrera 

La reforma laboral busca desmantelar el derecho del trabajo en beneficio del capital. Establece con carácter permanente los efectos de los recursos “preventivos de crisis”, donde se suspenden las leyes laborales y se pagan las indemnizaciones a la mitad y en cuotas. El desconocimiento de convenios colectivos y de leyes laborales, a cambio del contrato individual, conduce al desconocimiento de la organización obrera de fábrica encargada de defender esos derechos colectivos. La reforma, por lo tanto, apunta a imponer la autoridad indisputada de la patronal dentro del lugar de trabajo. 
 Los últimos conflictos obreros tuvieron relación directa con la anunciada reforma laboral y la que ya se implementó con la Ley Bases. En el último período, las patronales explotaron la parálisis de las ventas para despedir masivamente, limpiando la plantilla de trabajadores bajo el régimen de contratación anterior para reemplazarlos por una nueva generación de obreros, ajustados a las nuevas condiciones precarizadoras. Muchos trabajadores dentro de convenio se preguntan si la nueva ley los afectará. Los despidos de ILVA, Cortines, Pirelli, Volkswagen, Toyota, etc., responden por sí mismos a la pregunta. Ni qué decir que la cercanía de una nueva reforma acentuará la escalada de despidos en la industria.
 En todas esas fábricas, las patronales han contado con el concurso de la burocracia de los sindicatos para hacer pasar los despidos. Es claro que este posicionamiento anticipa la connivencia de la CGT con la nueva reforma laboral. 
 La lucha contra la reforma dependerá de las organizaciones de base de los trabajadores, de la reacción que se promueva en las fábricas y del impulso de los activistas. Está planteada una gran campaña de agitación y organización contra la reforma laboral antiobrera de Milei, que debemos desarrollar en directa conexión con la lucha por una nueva dirección, clasista y revolucionaria, en los sindicatos. 

Pablo Busch
 29/10/2025

La guerra del narcotráfico contra el gobierno de Lula.


El bolsonarismo irrumpe en las favelas de Río de Janeiro con los métodos de la guerra civil 

 Un megaoperativo de 2.500 efectivos de la policía civil y militar, ordenado por el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, irrumpió en los complejos de favelas Penha y Alemão, en la zona norte de Río. El saldo oficial ascendía por estas horas a 120 muertos -entre ellos cuatro policías- y más de 80 detenidos, entre ellos, Thiago do Nascimento Mendes (“Belão do Quitungo”) y el operador financiero de Edgard Alves de Andrade (“Doca”), identificados como líderes del Comando Vermelho, una de las más antiguas y poderosas organizaciones narco de Brasil, sumada a una red extraordinaria de asistencia a los favelados. La intención declarada del operativo “Contención” era ejecutar 100 órdenes de detención. Fue realizado mientras Lula, presidente de Brasil, se encontraba en una cumbre en Malasia y mantenía reuniones con su homólogo Donald Trump. 
 La operación, que recibió el inmediato apoyo de los sectores políticos ligados a Jair Bolsonaro, estuvo precedida por diversas declaraciones del senador Flavio Bolsonaro, su hijo. En su cuenta de X había reposteado un vídeo de las lanchas bombardeadas por Estados Unidos en el Pacífico, “invitando” al gobierno estadounidense a realizar esas mismas operaciones frente a las costas brasileñas. Castro, aliado de Bolsonaro, había asegurado que este operativo era necesario ante los rechazos que imputa al Ejecutivo a enviar a las Fuerzas Armadas y dotarlas de vehículos blindados. “Río estaba sola”, se auto justificó Castro. Calificó el operativo como “una defensa del Estado” ante el “narcoterrorismo”. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde el Ejecutivo de Trump propina golpes de estado contra los estados que protegen a los inmigrantes, en Brasil varios estados urden golpes contra el gobierno nacional.
 El operativo político del bolsonarismo ha sido acompañado por la presentación de un proyecto de Ley impulsado por Unión Brasil, para declarar a ciertas bandas criminales como “terroristas”. Este punto de vista es acompañado por otros bolsonaristas declarados, como Tarcisio da Freitas, gobernador de San Pablo, y Romeu Zema de Minas Gerais. Eduardo Paes, quién ganó la alcaldía de la ciudad (no el estado) de Río con el apoyo explícito del PT y Lula en persona, acompañó el operativo con un video y con el compromiso de que no va a permitir “que la población sea rehén de bandas criminales”. La ultraderecha brasileña, que busca instaurar un estado de excepción para avanzar con medidas extraconstitucionales e imponer un estado policial, ha contado con un guiño de Páez. 
 Las imágenes y videos que se han viralizado muestran un escenario de guerra con todas las letras. La policía cercó los barrios del operativo y acompañó sus actividades terrestres con helicópteros – algo que la Corte Suprema prohibió en 2020, para luego rehabilitar en 2024. Barricadas improvisadas, escuelas cerradas y gente encerrada en sus casas esperando que el sonido de las balas cesara para volver a salir. La brutalidad policial recordó a los operativos de 2010, ejecutados también contra bandas de narcotraficantes con un saldo de más de 30 muertos. En los principales diarios de Brasil, el horror de los entrevistados grafica una jornada de barbarie completa, en una ciudad acostumbrada a redadas policiales y asesinatos cotidianos. 
 La mañana del miércoles ha dejado observar en su totalidad el espectáculo dantesco. Cadáveres trasladados a la plaza del barrio de Penha, luego de que las mujeres del barrio decidieron salir a buscar en los morros cercanos a sus esposos, hijos y familiares desaparecidos. La escena del horror es acompañada por el llanto y los lamentos de las familias que reconocen -sin intervención de autoridad alguna- los cuerpos uno a uno, mientras los cubren con plástico y telas. Hay denuncias de que al menos uno de los hombres se había entregado a la Policía y aun así fue asesinado. Los muertos encontrados esta madrugada no fueron informados por la policía, lo que ha despertado sospechas sobre ejecuciones extrajudiciales.
 El Comando Vermelho compite en diversos barrios de la ciudad por el control territorial. Desde el ascenso de Bolsonaro al gobierno, diversas bandas ligadas políticamente a la ultraderecha fueron al choque de estos grupos, conquistando territorios y monopolizando el control del tráfico de drogas y armas para usufructo personal. "Son todos carteles bolsonaristas que llegaron, inicialmente, para expulsar a los narcos tradicionales y lo hicieron, pero se afincaron y ahora son ellos los que trafican. Río vive una situación de violencia rutinaria", explicó Darío Pignotti, colaborador de Página 12 que reside en Brasil (Página12, 28/10). 
 Los medios definen el operativo como un “cortocircuito” entre Río y la presidencia de Brasil, que según denuncia el gobernador Castro, rechazó en tres oportunidades brindar la ayuda de las Fuerzas Armadas. Ahora, el reclamo es la declaración de Garantía de Orden Público (GLO), que garantiza el despliegue de las FFAA en el territorio. Al ser una competencia del Presidente, se descarta que pueda suceder a la brevedad. En una reunión de emergencia con el gabinete, Lula ha definido enviar una comitiva para reunirse con Castro y ofrecer plazas en cárceles federales para los más de 80 detenidos. La aberración de las acciones policiales ha generado un malestar entre las propias filas del gobierno petista. El presidente del Partido de los Trabajadores, Edinho Silva, calificó a la operación como desastrosa, destaca Página12. 
 El comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asegura que este operativo viola el derecho internacional más elemental por su brutalidad. Las acciones del bolsonarismo, en su propio territorio, coinciden con el escalamiento de la intervención de Trump sobre el Mar Caribe y el Pacifico en su “acción contra el narcoterrorismo”, que es la pantalla para un cambio de régimen de Venezuela y Colombia. La presión sobre Brasil, desatada por la condena contra Bolsonaro, había disparado sanciones económicas contra las exportaciones brasileñas a Estados Unidos. 
 El bolsonarismo se vale del apoyo trumpista para desarrollar un método de guerra civil, lejos de un “operativo electoral” sobre la seguridad urbana -como han denunciado diversos referentes políticos brasileños- estamos ante un operativo de amedrentamiento contra los trabajadores y las libertades democráticas más elementales. En un plano más general, es la declaración de América Latina como territorio en disputa para alinearlo de manera irremediable en la conflagración mundial del imperialismo norteamericano. 

 Joaquín Antúnez
 29/10/2025

martes, octubre 28, 2025

Rosso: “El gobierno puede confundir el resultado electoral con un aval para avanzar en reformas”

La reforma laboral antiobrera como política de Estado y cómo la enfrentamos


Las fuerzas políticas patronales insisten en esta línea de ataque contra los trabajadores. 

 La reforma laboral antiobrera que tiene en carpeta el gobierno de Javier Milei, y que plantea devolver a los trabajadores a condiciones de semiesclavitud, no representa ninguna novedad en el escenario de las iniciativas de las fuerzas políticas patronales, con diferentes avanzadas e intentos recientes, tanto durante el macrismo, como con el gobierno del Frente de Todos, demostrando que en definitiva se trata de una política de Estado para los capitalistas. Sin embargo, a pesar de la complicidad de la burocracia sindical, se toparon más de una vez con la resistencia obrera. 
 Uno de los antecedentes más recientes de esta intentona contra los trabajadores se produjo a finales del 2017, bajo el gobierno de Mauricio Macri, cuando los planes de reforma laboral del gobierno cedieron debido a las jornadas del 14 y 18 de diciembre, que con la movilización obrera y popular frente al Congreso contra la reforma jubilatoria golpearon de lleno a un gobierno que tras triunfar en las elecciones legislativas y el acuerdo con la CGT creía contar con el suficiente capital político y la fuerza para imponer una reforma que suprimía y cercenaba derechos y conquistas laborales. 
 No se trata de un patrimonio exclusivo de los gobierno de derecha: previo al gobierno de Macri el kirchnerismo había hecho lo suyo, con una orientación que en los hechos hizo proliferar la precarización y flexibilización laboral, con un esquema de empresas tercerizadas y contratos temporales y basura -estos últimos utilizados extensamente en el sector público- para desconocer derechos de los convenios colectivos de trabajo y favorecer a las patronales en detrimento de los trabajadores. Justamente, el gobierno se vale de la masa de trabajadores por fuera de los convenios y la formalidad laboral, multiplicados durante el kirchnerismo, para "fundamentar" su reforma laboral reaccionaria. 
 Actualmente, los referentes del kirchnerismo, con Cristina a la cabeza, hacen apología de la reforma laboral y de la necesidad de “modernizar” las leyes laborales y el Estado, coartando derechos sindicales y modificando los convenios para adaptarlos a las “nuevas realidades”: todos eufemismos para respaldar los reclamos patronales de adaptar las condiciones laborales y los salarios a las necesidades del mercado. 
 El macrismo, que no pudo avanzar con una reforma antiobrera estructurada en un proyecto de ley o un paquete legislativo, hizo algunos intentos concretos, como la adenda flexibilizadora del convenio petrolero para los no convencionales que flexibilizó las condiciones de trabajo de los obreros, aumentando los accidentes de trabajo y riesgos de siniestros fatales (dejando casi una decena de trabajadores muertos en apenas dos años), entre otras cosas, en vistas a garantizar el negocio de las petroleras, particularmente en los yacimientos de Vaca Muerta, sin que esto redundara en ninguna mejora salarial ni beneficio para los trabajadores. 
 Las dificultades para imponer una reforma integral contra los trabajadores llevó a la consigna patronal de las reformas “convenio por convenio”: una premisa que fue pasando de gobierno en gobierno, con la lógica de modificar cada régimen en particular, introduciendo allí las reivindicaciones patronales. 
 Durante el gobierno de Alberto Fernández esta política tuvo su clímax con la reforma laboral en la multinacional Toyota, donde la patronal impuso la extensión de la jornada laboral a los sábados y la modificación de la jornada de trabajo, con la colaboración d ella burocracia sindical del Smata y el respaldo del gobierno nacional. Esta reforma fue utilizada como “vidriera” para avanzar con el ajuste convenio por convenio. 
 Esta orientación encontró en los hechos la resistencia de los trabajadores -no así de la burocracia sindical que pactó y negocio con las patronales-, con medidas de acción y conflictos gremiales, como el de los trabajadores del neumático y el Sutna contra las patronales de la industria y su intento de imponer y modificar condiciones de trabajo. Y de distintos sectores gremiales que movilizaron y salieron a las calles en 2017 contra las reformas macristas. 
 Es la respuesta que plantea el Frente de Izquierda Unidad y el clasismo contra los planes de ajuste de Milei -que cuenta con la colaboración del peronismo y la burocracia sindical-, enfrentando las reformas antiobreras en los lugares de trabajo, formando agrupaciones antiburocráticas y clasistas y movilizando de conjunto para derrotar la agenda reaccionaria del gobierno y los capitalistas. La reforma laboral antiobrera es una cuestión de Estado para los capitalistas, derrotarla es una tarea de clase, de los trabajadores, para evitar un deterioro en las condiciones de vida y de trabajo y abrir paso a las reivindicaciones obreras y populares. 

 Marcelo Mache

Milei tuvo un triunfo electoral, pero crece el desencanto con el régimen político


El oficialismo perdió casi 4.800.000 de votos en dos años, pero juntó más que el peronismo colaborador. El gobierno nacional obtuvo una victoria en las elecciones legislativas, sumando más del 40% de los votos en todo el país y superando al peronismo en la mayoría de las provincias. Sin embargo, este triunfo no puede ocultar la caída significativa de votos desde las generales de 2023 hasta la actualidad, con una pérdida de 4.774.933 votos (entre La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio), dando cuenta de un desencanto con el conjunto del régimen político, incluyendo al electorado oficialista y al del peronismo colaborador que perdió más de 1.500.000 votos. La izquierda que enfrenta en las calles el ajuste creció casi 150.000 votos absolutos de una a otra elección. 
 El dato se desprende de comparar lo resultados de las Elecciones Generales de 2023 con las Elecciones Legislativas 2025, donde La Libertad Avanza (7.884.336 votos) y Juntos por el Cambio (6.267.152) totalizan juntos 14.151.488 votos en 2023, contra los actuales 9.376.555 sumados por LLA y un puñado de votos sueltos de los restos del PRO. 
 De una elección a otra, tan solo en dos años, el gobierno perdió un tercio de sus votos, con un factor importante en la caída de la participación electoral (del 77,65% al 67,9%), imponiéndose sobre el peronismo que ofició de “oposición colaboradora” hasta el último día. 
 Los números de esta elección dejan planteado que el gobierno no representa una fuerza en ascenso, perdiendo el impulso de los primeros días de gobierno, sino que accede a una victoria con un fuerte descontento con el ajuste en marcha y una situación económica que no levanta y se hunde cada vez más, lo que condiciona toda la agenda reaccionaria que Milei tiene planteada. 
 La condena electoral a las fuerzas colaboracionistas también se expresó en el fracaso nacional de Provincias Unidas -un rejunte de gobernadores y fuerzas para negociar el ajuste con Milei-, que tan solo cosechó 1.140.936 votos (4,96%) a pesar de los aparatos que lo integran, pagando el costo de replicar el ajuste en sus provincias, con poca diferenciación como un espacio “independiente”.
 El peronismo, que apostó a repetir el resultado de las recientes elecciones bonaerenses sin ningún sobresalto, sufrió una derrota y una pérdida significativa de votos, con una lista que aglutinó a una representación política ausente en la lucha real contra el ajuste -con un discurso centrado en el Congreso- y una burocracia sindical desmovilizada y colaboradora con el ajuste de Milei sobre los salarios y condiciones laborales.
 Los referentes de Fuerza Patria no rechazaron la extorsión de Trump, con una campaña deslucida y candidatos de poco peso, quienes se pasearon por los medios mostrándose como “digeribles” ante el establishment y partidarios de la reforma laboral antiobrera. Incluso bajándole el peso del apoyo del aparato de los intendentes en la provincia de Buenos Aires. Mostrándose junto a la dirigencia de una CGT que pacta el ajuste con el gobierno. 
 En un cuadro donde las principales fuerzas perdieron una cantidad abultada de votos, ante el desencanto electoral de la población, el Frente de Izquierda Unidad consolidó su electorado, sumando casi 150.000 votos y totalizando 853.680 votos a nivel nacional, ubicándose como tercera fuerza en CABA y provincia de Buenos Aires, conquistando 3 bancas en el Congreso de la Nación. 
 Estamos ante una victoria que expresa los límites del gobierno de Milei y de un peronismo colaborador que no representa ninguna alternativa para los trabajadores. La izquierda se proyecta como una fuerza que conquistó su autoridad política luchando en las calles y que tras estas elecciones plantea reforzar la lucha hasta derrotar a este gobierno ajustador y las reformas reaccionarias que tiene en carpeta. 

 Marcelo Mache

Las elecciones como una gran negocio financiero de los especuladores de Wall Street


El triunfo de Milei dejó enormes ganancias a los que apostaron a la timba, pero no despeja la inviabilidad del esquema económico. 
 Rob Citrone visitó a Milei en abril 2025. 

El rescate de Washington no solo hizo posible el triunfo electoral de Milei, sino que además habilita jugosos negocios financieros para un puñado de especuladores, a costa del país. El rebote de los bonos y acciones argentinas representa enormes ganancias para aquellos que compraron cuando había caído su cotización, mientras que la baja del dólar estimula el regreso del carry-trade. 
 Tras la victoria de La Libertad Avanza en las elecciones de octubre, los bonos argentinos en dólares tuvieron un repunte de alrededor del 20%. También treparon las acciones de empresas locales que cotizan en Nueva York, sobre todo las de los bancos y energéticas que subieron hasta un 50%. Uno de los grandes ganadores de este cambio de tendencia fue Rob Citrone, amigo de Scott Bessent y dueño del fondo de inversión Discovery Capital, quien, gracias a sus vínculos con el secretario del Tesoro norteamericano, pudo acceder a información privilegiada y hacerse de instrumentos argentinos en el mes de septiembre, cuando estaban en plena caída debido a la corrida cambiaria que atravesaba el país. 
 Según la información periodística disponible, operando con los bonos argentinos durante 2024 y 2025, Citrone llegó a ganar 2 millones de dólares diarios. El mecanismo nunca varió: compraba a precio de remate y vendía en momentos de alza. Sus pronósticos eran poco falibles debido al nexo político con Bessent, con quien viajó a la Argentina a visitar a Javier Milei en abril de 2025. Recordemos que la relación entre Citrone y Bessent se remonta a cuando trabajaron juntos para el fondo Soros, protagonizando corridas contra la libra esterlina en 1992 y contra con yen japonés en 2013.
 Como vemos, el salvataje de Estados Unidos a Milei también buscó favorecer esta rapiña buitre por parte de los fondos internacionales. Estos, luego de adquirir deuda argentina a precios irrisorios, buscarán cobrarla a su valor nominal, lo cual implica un vaciamiento constante de las reservas del país, acentuando la bancarrota nacional que pagamos los trabajadores. 
 Por otra parte, llama la atención que, al día siguiente de los comicios, el dólar haya bajado de $1.515 a $1.370, para luego cerrar la jornada en $1.460. Según trascendidos, la divisa norteamericana volvió a recalentarse porque el Tesoro de Estados Unidos -a través de los bancos JP Morgan, Citi y Santander- habría salido a recomprar los dólares que vendió en el mercado local las semanas anteriores para permitirle a Milei llegar a las elecciones sin una disparada del tipo de cambio. Con esta nueva operación, Bessent hizo negocio, ya que vendió dólares cuando su cotización estaba alta, logró bajarla con su intervención, y recompró cuando la misma estuvo cerca del piso de la banda. Un "rulo" orquestado por el imperialismo en desmedro de las finanzas nacionales. Esta jugada ilustra hasta qué punto la Casa Blanca detenta el control de la política cambiaria de Argentina. 
 A su vez, que el dólar haya quedado por debajo del techo de la banda y las tasas continúen elevadas incentiva el armado de una nueva bicicleta financiera. La misma acrecentaría la bola de nieve de la deuda en pesos, abultando los vencimientos y preparando las condiciones para que se produzca una corrida de mayor tenor. Los únicos beneficiados serían los capitalistas que ingresen en el carry-trade, con el que obtendrían importantes rendimientos. 
 Se trata, como sabemos, de un esquema insostenible que, tarde o temprano, termina en devaluación. Mientras tanto, las consecuencias recesivas del atraso cambiario y las tasas positivas las seguimos pagando los trabajadores, con despidos y encarecimiento del crédito para consumir. Ahora bien, si prospera la salida devaluatoria que reclama una parte de la burguesía y sus partidos (como el peronismo), quienes vivimos de nuestro trabajo también saldremos perdiendo, ya que un eventual salto cambiario terminaría de hundir los salarios. 
 Con la ayuda del imperialismo yanqui a Milei, el país se vuelve cada vez más un botín del capital financiero internacional. Solo la izquierda defiende un rumbo opuesto a esta entrega, ya que es la única alternativa que plantea la ruptura con el FMI, el repudio de la deuda usuraria y la creación de una banca única bajo control obrero para detener la fuga de capitales. Nos valdremos de las posiciones conquistadas en las urnas y en la lucha de clases para ganar a los trabajadores a este programa de salida. 

 Sofía Hart

lunes, octubre 27, 2025

Myriam Bregman: "La extorción de Estados Unidos explica mucho de los resultados."

Pretenden convertir a Gaza en una “zona de reconstrucción”, controlada por un Protectorado internacional y el estado sionista


El objetivo siguiente es el cambio de régimen en Irán. 

 En una sola semana se han amontonado en Tel Aviv el vicepresidente estadounidense, JD Vance; los responsables de la política de la Casa Blanca en Oriente Próximo, Steve Witkoff y Jared Kushner, y el secretario de Estado Marcos Rubio. Kushner es yerno de Trump y el autor del ultimátum de 20 puntos presentado por Trump. Es también el responsable del proyecto de convertir a Gaza en la Riviera oriental del Mediterráneo y del establecimiento de un Protectorado encabezado por el masacrados de Irak, Tony Blair.
 Rubio a la vez que explicó su viaje como un intento de reforzar el alto el fuego dijo que ‘los norteamericanos’ no eran quienes para impedir que Israel bombardeara Gaza como bombardea El Líbano (donde también hay un alto el fuego). En línea con la posición del carnicero de Tel Aviv, Rubio calificó a la UNRWA, el organismo de la ONU encargado del socorro a los refugiados, como “una filial de Hamas”. El aviso de que “no jugará ningún papel en Gaza” constituye una violación al acuerdo de cese del fuego. Conclusión: la hambruna y el genocidio continúan 
 Vance y Kushner, en cambio, anunciaron que Estados Unidos e Israel pretenden mantener dividida Gaza en dos zonas, la que está ocupada por el ejército sionista -y abarca el 58 % del territorio- y el resto. “La reconstrucción solo se llevaría a cabo en el lado israelí hasta que Hamas pueda ser desarmado y destituido del poder”, adelantó el Wall Street Journal (22/10). La operación de limpieza militar fuera de la zona ocupada consiste en destruir la totalidad de los túneles construidos por Hamas y la resistencia islámica. Netanyahu ha asegurado que ninguna formación militar extranjera podría llevar a cabo esa tarea -sólo el ejército sionista-. La masacre continúa 
 Los palestinos son empujados por el ejército hacia una supuesta “zona segura”, que es un territorio árido, sin agua potable, imposible para cualquier actividad productiva. Esta situación deja a los palestinos a expensas de la ayuda humanitaria, que Israel deja entrar con cuentagotas.
 (La infame “Línea Amarilla” definida por Trump, no es ninguna línea: abarca más de la mitad del territorio gazatí y está ocupada por el ejército sionista. Se extiende hasta las fronteras con Israel y rodea por el Norte y el Sur a los palestinos.) 
 Philippe Lazzarini, el jefe de la UNRWA, advirtió que la situación sigue siendo dramática. Aunque en la frontera tienen comida para tres meses, dijo, Israel no la deja entrar. Las tiendas de campaña y los sistemas de desalinización de agua también siguen en Egipto o en Jordania. “Hasta ahora no se nos ha permitido llevar un solo convoy, como a muchas otras ONG internacionales”, agrega. 
 Limpiar de escombros y bombas a Gaza tomará hasta 30 años, según un funcionario del grupo de ayuda Humanity & Inclusion, que describe el enclave como un "terrible campo minado sin cartografiar". El asedio israelí -lo pregona Netanyahu- impedirá que entre la maquinaria indispensable para remover los escombros, construir viviendas, hospitales, cañerías o plantas potabilizadoras de agua. 
 Ese es el carácter de la paz de Trump. Esperan que este cerco mortífero precipite el éxodo de los habitantes a los “paraísos” que le tienen preparado Trump y Netanyahu (Somalía, Sudán del sur, etc.) 
 El vicepresidente JD Vance y Jared Kushner (que es también titular del fondo fiduciario para la “reconstrucción” de Gaza) insistieron en que hasta que no se “destituya” a Hamas no se destinarán fondos por fuera de la Línea Amarilla. La confesión de que avanzarán en el genocidio es también la admisión del fracaso de dos años de sus intentos de aniquilar a la resistencia palestina. Hamas ha dicho que no dejará las armas 
 Kushner acaba de recibir miles de millones de dólares de fondos soberanos (estatales) extranjeros, y ahora está negociando “acuerdos de paz” que faciliten sus planes inmobiliarios en nombre de Estados Unidos. Su flamante empresa, Affinity Partners, ha recaudado más de 4.800 millones de dólares, principalmente de fuentes de Oriente Medio
 Sólo el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita invirtió 2.000 millones de dólares en Affinity Partners. También aportaron Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Los gobiernos árabes han invertido sumas siderales en el “fondo de reconstrucción” -los planes inmobiliarios- de Kushner-. La solución de los “dos estados” quedaría, improbablemente, reducida a una fracción de la actual Cisjordania, y al Protectorado de Gaza.
 Affinity Partners obtiene más de 80 millones de dólares anuales en comisiones y aspira a alcanzar un fondo de 25.000 millones de dólares, utilizando el 80 % de su financiación mediante deuda.
 La "nueva Gaza", recordó Vance, sería “protegida por una fuerza internacional que estabilice la región”, de la que participarían, entre otros, Egipto, Qatar, los emiratos y Turquía. Esta opción fue repudiada de plano por el gabinete confesional de Netanhayu, que no quiere resignar la exclusividad del control militar en la región. 
 “(U)na Gaza dividida aborda las dificultades aún sin resolver de desarmar a Hamas y establecer un gobierno alternativo que cree un entorno seguro para los miles de millones de dólares de inversión necesarios para la reconstrucción”, opina WSJ, el diario de Rudolf Murdoch, un fascista que apoya a Trump. 
 "A veces resulta muy difícil para los israelíes admitir que Hamas aún existe y es el actor dominante en Gaza", explica Michael Milshtein, exjefe del Departamento de Asuntos Palestinos de la Inteligencia Militar Israelí. “Confiar en actores sospechosos -clanes, milicias, bandas, muchos de ellos criminales, muchos de ellos afiliados a ISIS (el grupo Estado Islámico), muchos de ellos implicados en atentados terroristas contra Israel- y considerarlos una alternativa a Hamas es una ilusión" (BBC 23/10). Trump ha dejado abierta una rendija para permitir que Hamas ejerza una función policial de orden, junto al Protectorado internacional, en una transición que será acompañada por las oligarquías árabes. 
 Milshtein alude a las bandas de delincuentes cooptadas por Israel para robar alimentos, disparar a las filas de hambrientos y generar caos. Algunos de sus cabecillas fueron fusilados por Hamas en estos días. 
 El domingo pasado, en una abierta ruptura del alto el fuego, el gobierno israelí descargó 153 toneladas de bombas sobre Gaza, según dijo el propio Netanhayu en el Parlamento. Los ataques duraron 9 horas y sembraron el terror, dejando 50 muertos y 150 heridos. 
 Los sionistas justificaron la ofensiva porque Hamas habría violado la tregua (sic) en tres incidentes consecutivos y disparado contra sus tropas en Rafah, que está prácticamente despoblada y bajo control israelí. 
 Hamas desmintió el enfrentamiento y el periodista palestino Younis Tirawi reveló que el primer incidente se produjo porque una de las excavadoras contratadas por Israel para demoler hasta la última vivienda de Rafah atropelló un artefacto explosivo. 
 Los otros dos aluden a un enfrentamiento entre distintas facciones de la banda Abu Shabab. Los sionistas quedaron entre dos fuegos cuando quisieron proteger a su esbirro Yasser Abu Shabab, un delincuente de larga data vinculado al narcotráfico. Cooptado por Israel, asaltó camiones de ayuda para revender los alimentos y más tarde se sumó a la Fundación cuya distribución de comida terminó en el asesinato de varios miles de palestinos que pugnaban por una caja de comida. En noviembre de 2024, la tribu Tarabin de la que es originario lo repudió públicamente.
 La paz y la estabilidad en Medio Oriente no están más que en las rimbombantes declaraciones de Trump mientras prepara un rediseño de la región que colabore con su avance imperialista en el escenario mundial. El objetivo siguiente es el “cambio de régimen en Irán”. 

 Olga Cristóbal 
 24/10/2025

Scott Bessent gana las elecciones de medio término en Argentina



El montaje de un Protectorado financiero. 

 Los períodos de crisis agudas de régimen político se caracterizan por los virajes y desplazamientos políticos igualmente bruscos. En medio de una crisis industrial manifiesta, de una fuga de capitales y una cesación de pagos en puertas; en medio de las fracturas de la camarilla libertaria y las denuncias de corrupción, el Gobierno cosechó el 41 % de los votos y la mitad de las bancas en juego. Ningún pronóstico advirtió estos resultados; los más optimistas -para el Gobierno- ofrecían el pronóstico de una derrota moderada. Hace sólo 45 días, el Gobierno había perdido por 14 puntos en la provincia de Buenos Aires, y muchos más en la tercera sección electoral. Ayer ganó por medio punto en el territorio bonaerense, o sea que descontó 16 puntos a su favor frente al segundo, Fuerza Patria, y obtuvo un cuasiempate en la tercera. En el interior, el Gobierno derrotó al oficialismo provincial en Córdoba, Santa Fe, Salta y varios otros distritos donde había perdido, incluso en forma holgada, como en Santa Fe. Para citar un caso ilustrativo, FP perdió 26 puntos en Berazategui; los intendentes se ‘desentendieron’ de las elecciones, con plena conciencia de que favorecían a la lista liberticida, probablemente con la intención de decapitar a Cristina Kirchner de la presidencia del Partido Justicialista. 
 Para seguir la pista de este giro, LLA se apropió del grueso de la diferencia en la participación electoral, con respecto a las elecciones desdobladas, que pasó del 58-61 % al 68,3 por ciento; entre siete y diez puntos electorales. Una parte importante del ausentismo salió a votar, fundamentalmente el conservador, por temor a una derrota del oficialismo nacional. En las escuelas de la zona norte del conurbano, típica de clase media alta, ayer hubo largas colas, en tanto en septiembre estaban semivacías. Otro aspecto fue el ‘castigo’ a los contubernios armados por el kirchnerismo en varias provincias, como en Salta o Santa Fe, en Catamarca y Tucumán –con Urtubey, en la primera, y el ‘perotismo’ en la segunda-, para calificar como fuerza nacional. Urtubey, gobernador durante tres períodos, se hundió al 13 % de los votos. La peronista Natalia de la Sota, en Córdoba, y Caren Tepp, nacional y popular, en Santa Fe, no satisficieron las expectativas de los sondeos previos. 
 Más allá de los vericuetos de los votos, el resultado electoral del domingo 26 es una victoria del operativo financiero internacional montado por Scott Bessent, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, y Donald Trump para detener, al menos por el momento, un default de Argentina. Bessent quebró financieramente a los bancos y fondos nacionales que apostaron por una devaluación, mediante diversos procedimientos. La prensa internacional coincide en comparar este operativo con el que quebró a la libra esterlina, en 1992, en una pugna con el Banco de Inglaterra, con la participación del mismo Bessent. Quienes, en Argentina, apostaron 7 millones de dólares en los mercados de futuros han recibido una paliza, porque ahora, cuando venzan esos contratos entre el martes y el viernes próximos, deberán devolver los préstamos, a altas tasas de interés, que recibieron para hacer esa apuesta. Lo mismo ocurre con aquellos que pasaron depósitos de pesos a dólares o que suscribieron bonos ‘linked’ al dólar, en lugar de hacerlo por bonos en pesos a tasas del 70 al 100 % anual. Bessent paró una megadevaluación vendiendo dólares y poniendo los pesos a tasas de interés locales. Apoyó esta operación con un acuerdo de canje por 20 000 millones de dólares, entre el Fondo de Estabilización de Cambios de EE. UU. y el Banco Central de Argentina. El freno a la devaluación facilitó la salida al exterior de los Fondos de Cobertura de Estados Unidos invertidos en Argentina. Una operación similar, aunque de menor envergadura, impidió la quiebra de la convertibilidad, en 1994, y sirvió para la reelección de Menem. Como escribe La Nación: “De hecho, la estrategia de Bessent estuvo a contramano de la conducta de la mayoría de los argentinos que, en los primeros ocho meses del año, último dato disponible, desarmaron posiciones en pesos superior a los 17.400 millones de dólares, según el Informe de Evolución del Mercado de Cambios del Banco Central”. A todo esto, hay que agregar la llegada a Argentina del presidente del banco JP Morgan, el número uno de Estados Unidos, para organizar un fondo de otros 20 000 millones de dólares, para asegurar el pago de los vencimientos de deuda externa en 2026. Para una parte de la población, esa intervención norteamericana fue un éxito internacional de Milei y Caputo (ex JP Morgan), porque evitó un colapso económico inmediato, si se producía una derrota electoral de magnitud. La crisis, sin embargo, prosigue abierta porque el dólar sigue barato y se abaratará en los próximos días y porque la inversión industrial sigue súperplanchada. Caputo ha anunciado una cadena de privatizaciones. 
 Pero los límites de la victoria electoral son acotados; la maniobra financiera es cada vez más atacada en Estados Unidos, donde ese mismo Tesoro está cerrado por falta de acuerdo legislativo para el Presupuesto 2026. En los finales de mes subsiguientes, hay contratos de futuro a vencer, con la posibilidad de reanudar la presión contra el peso. La especulación continúa, mientras la depresión industrial se acentúa. La elección no ha removido la crisis: bajó la temperatura, no se resolvió la enfermedad. Argentina tiene pago de deudas por casi 20 000 millones de dólares en 2026. Dos días antes de las elecciones, decíamos en estas páginas: “Las camarillas financieras de Milei y Trump apuestan a una prosecución de la política de deflación monetaria, sin que importe la depresión industrial y comercial que ha provocado. El Banco Central seguirá ajustando la moneda con tasas de interés altas. Será el continuismo del 'carry trade': atraer dólares mediante altas tasas de interés. Sería probar suerte con el abismo, con la expectativa de que no flaquee el apoyo de los bancos. Estos procedimientos no rescatan a Argentina, sino a los fondos internacionales que han invertido en Argentina. Temen que lo contrario -una devaluación, un alza de la inflación y una ola de reclamos salariales- simplemente derriben al gobierno” (“Virajes de último momento”, 24/10). 
 Las elecciones han dado un aval (por ahora, claro está) al Protectorado financiero y político del dúo Bessent-Trump sobre Argentina. Pero, sobre todo, ponen en evidencia una crisis en el interior de la burguesía misma, porque el movimiento devaluatorio y en buena parte proteccionista de una parte del capital local no ha encontrado una expresión política adecuada a sus propósitos. “Poner freno” a Milei no constituye un programa alternativo. El kirchnerismo fue el primero, mucho antes de Milei, en señalar que el futuro de la economía local se encontraba en Vaca Muerta y la minería; el primer RIGI, en 2014, fue el acuerdo YPF-Chevron. Frente al poder establecido, con fuerte apoyo del imperialismo norteamericano, el engendro improvisado como Fuerza Patria no planteó un “orden” alternativo. El agravamiento de la guerra comercial ha acentuado esta encerrona, porque Milei no puede romper la dependencia de Argentina con China sin provocar grandes perjuicios y choques intercapitalistas, ni el kirchnerismo romper amarras con el imperialismo yanqui; de hecho, no se ha pronunciado sobre la instalación de un protectorado financiero. El electorado fue obligado a optar entre dos expresiones en decadencia. El impasse se ve con claridad en el fiasco de Provincias Unidas. La clase obrera, sin embargo, no ha captado esta situación de impasse o encerrona, aunque la intuya. Lo hará, sin duda, con el agravamiento de la crisis social que anuncian las nuevas medidas del Gobierno.
 Milei confunde la victoria de la operación de rescate político que montaron Bessent y Trump, con una ratificación del mandato político al gobierno. En poco tiempo se comprobará que ambas cosas están en colisión. El acuerdo comercial que Trump ha ofrecido a Argentina excluye a sus dos productos de exportación al mercado estadounidense: el aluminio y el acero, incluso en sus derivados. 
 La realización periódica de elecciones no significa que el régimen constitucional se haya robustecido. Ocurre, incluso, todo lo contrario. El aparato estatal es un chaleco de fuerza. Hay un gobierno por decreto, que veta leyes y que incumple las que se ve obligado a promulgar. La Corte Suprema y el Poder Judicial en general están completamente sesgados. El pacto de Lago Escondido, entre medios, jueces y fiscales, se cumple a rajatablas. El Poder Ejecutivo está surcado por negociados y narconegocios. La aspirina electoral no puede superar una situación que requiere el bisturí, instrumentado por una clase obrera despierta, no anestesiada. 

 Marcelo Ramal y Jorge Altamira 
 27/10/2025

Canciller Bruno Rodríguez Parrilla: denuncia campaña de desinformación y presiones

Elecciones legislativas 2025 - Bunker del Frente de Izquierda Unidad

domingo, octubre 26, 2025

Inteligencia Artificial: ¿una nueva burbuja financiera?


En los últimos días, la BBC informó que el Banco de Inglaterra, el Fondo Monetario Internacional y el director de JP Morgan, Jamie Dimon, han advertido sobre una burbuja de IA, señalando que "el nivel de incertidumbre debería ser mayor en la mente de la mayoría de la gente." En la misma línea Jerry Kaplan, uno de los pioneros en IA, en una conferencia realizada en Museo de Historia de la Computación de Silicon Valley, declaró que "cuando [la burbuja] estalle, será muy malo, y no solo para quienes trabajan en IA” y que “va a arrastrar al resto de la economía". Estas afirmaciones se fundamentan en que las empresas de IA han representado el 80% de las impresionantes ganancias del mercado de valores estadounidense este año, y la consultora Gartner estima que el gasto global en IA probablemente alcanzará unos US$1,5 billones antes de que finalice 2025 (BBC, 16/10). 
 Los centros de datos de IA alrededor del mundo consumen cuantiosas sumas de capital que van en aumento de manera exponencial. Según la BBC, del presente al 2029 se volcarán al sector unos 3 billones de dólares destinados a mantener los datacenter. El banco de inversiones Morgan Stanley realizó la estimación de que la mitad de esta suma se destinaran al costo de construcción y la otra mitad costearán los costosos hardware que sostienen la operatividad de la IA (BBC, 22/9) . Zahl Limbuwala, especialista en datacenter, señala que "la IA tendrá más impacto que las tecnologías anteriores, incluido Internet. Así que es factible que necesitemos todos esos gigavatios" y agrega que los centros de datos "son el espacio real del mundo de la tecnología", pero que los cuantiosos gastos que se necesitan para su mantenimiento no pueden durar para siempre. A diferencia de la burbuja especulativa tecnológica que se desarrolló en la década del 90 con las puntocom -que no necesitaban de una base material tan grande para funcionar- los centros de IA son inmensos conglomerados de servidores, donde el requerimiento de energía asciende a decenas de megavatios, antes de que los gigavatios, mil veces más grandes que los megavatios, entren en escena, con su consecuente impacto en el medio ambiente, sobre todo en el considerable suministro de agua, usada como enfriador de los procesadores. 
 En Virginia, Estados Unidos, que alberga a Amazon y Google, se está considerando un proyecto de ley que limite el asentamiento de nuevos datacenter por el cuantioso uso de agua. Por su parte, en Lincolnshire en el Reino Unido, la puesta en pie de un datacenter está siendo objetada por la empresa de agua Anglian Water, argumentando que no está obligada a suministrar agua para uso no doméstico. Recientemente Google canceló un centro de datos en Indiana después de que los residentes protestaran porque el centro de datos "aumentaría los precios de la electricidad" y "absorbería incontables galones de agua en un área ya plagada de sequía". 
 El economista marxista Michael Roberts reprodujo en su blog las palabras de Ruchir Sharma, presidente del Rockefeller International, en relación a las expectativas depositadas en la IA por los “señores tecnofeudales”: "A pesar de las crecientes amenazas a la economía estadounidense, desde los altos aranceles hasta el colapso de la inmigración, la erosión de las instituciones, el aumento de la deuda y la inflación persistente, las grandes empresas y los inversores parecen imperturbables. Están cada vez más seguros de que la inteligencia artificial es una fuerza tan grande que puede contrarrestar todos los desafíos" (Michael Roberts Blog, La burbuja de la IA y la economía estadounidense). Coincidiendo con lo informado por la BBC, los datos recabados por Roberts, en 2025 las empresas desarrolladoras de IA han representado el 80% de las ganancias de las acciones estadunidenses, sosteniendo a la economía yanqui por medio de la absorción de capitales de empresas de todo el mundo. En este frenesí que despierta la IA “los extranjeros invirtieron un récord de 290.000 millones de dólares en acciones estadounidenses en el segundo trimestre de 2025 y ahora poseen alrededor del 30% del mercado, la participación más alta en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial” (ídem). 
 Según Roberts la “burbuja” generada por la IA, es 17 veces mayor que las puntocom y cuatro veces a la burbuja de las hipotecas de alto riesgo del 2007. Como comenta Sharma, Estados Unidos se ha convertido en "una gran apuesta por la IA", que vertiginosamente se esparce como una mancha de aceite en el agua por la economía yanqui y mundial. Matt Eagan, gerente de cartera de Loomis Sayles, dijo que los precios altísimos de los activos de las IA sugerían que los inversores estaban apostando por "ganancias de productividad del tipo que nunca antes habíamos visto”, y, según Eagan "es lo primero que podría salir mal".
 Sin las cuantiosas sumas de capital volcados por las tecnológicas, la economía norteamericana habría entrado en recesión durante el 2025. Paradójicamente las grandes inversiones de capital destinado a la construcción y mantenimiento de los datacenter están frenando la economía de EE. UU. Según Roberts, “el 40% del crecimiento del PBI real de EE.UU. el trimestre pasado fue impulsado por el gasto de capital tecnológico y la mayor parte de ese gasto de capital fue en inversiones relacionadas con la IA” (idem). Desde 2022 a la actualidad la infraestructura que sostiene a las IA fue de 400 mil millones de dólares, que se han destinado en gran parte a equipos de procesamiento de información. El economista de Harvard Jason Furman ha señalado “que la inversión en equipos y software de procesamiento de información equivale a solo el 4% del PBI de EE.UU., pero fue responsable del 92% del crecimiento del PBI en la primera mitad de 2025. Si se excluyen estas categorías, la economía estadounidense creció a una tasa anual de solo 0,1% en el primer semestre” (idem). 
 En contrapartida al sector tecnológico, el resto de la economía norteamericana se encuentra estancada. La recesión ha golpeado por segundo año consecutivo a la industria manufacturera. Situación similar se da en el sector de servicios, lo que redunda en el mercado laboral, que en la primera parte del año creció apenas un 0,5%. La franja más golpeada por la recesión económica es la de la juventud, que ve como la desocupación en este sector “ha aumento del 6,6% al 10,5% desde abril de 2023” (idem). Esto no se revierte entre los trabajadores ligados a ocupaciones en las IA, donde se registra una caída relativa en el empleo del 13%. A este cuadro se le adosa la inflación del 3% anual, un punto por encima de lo proyectado por la Reserva Federal, con el consecuente impacto en el poder adquisitivo de los salarios. Los rubros que más han aumentado son los de alimentos y energía. Esta última cuesta un 40% más que cinco años atrás.
 Los aumentos en los precios de la electricidad están apalancados, en una parte importante por el acelerado desarrollo de los datacenter. En el caso de las instalaciones de OpenAI utiliza una cantidad de electricidad comparable al suministro para las ciudades de New York y San Diego juntas. 
 Mientras la política económica del trumpismo, con los aranceles como bandera, hunde a la producción yanqui, “los ingresos operativos de las empresas (excluyendo a las financieras) del Standard & Poor’s 500 (índice bursátil que agrupa a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos que cotizan en Bolsa) crecieron un 9% en el trimestre más reciente, en comparación con el año anterior. Los ingresos aumentaron un 7% (antes de la inflación). Pero eso es solo para las principales empresas lideradas por los Siete Magníficos (Nvidia, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Meta Platforms y Tesla). En general, el sector corporativo no financiero de EE.UU. está comenzando a ver desaparecer el crecimiento de las ganancias” (idem) y todo comienza a depender de que los rendimientos de las inversiones en IA no se derrumben. Pero las alarmas comienzan a encenderse ya que las IA están “recurriendo cada vez más a la emisión de capital y deuda”, por el agotamiento de las reservas en efectivo de las empresas del sector. 
 Ante esta situación Roberts augura un fracaso financiero y señala que cuando “estallan las burbujas de inversión financiera, la nueva tecnología no desaparece”, pero se convertirán en capital sobrante que podrán ser “adquiridos a precios bajos.” A su vez este proceso se ve torpedeado desde China con DeepSeek, que ha desarrollado su tecnología sin utilizar los últimos y mejores chips y sofward de Nvidia, y, por ende, no necesitó desembolsar las sumas de capital de las gigantes estadunidenses para desarrollar su modelo de IA. Otra de las ventajas de la tecnología DeepSeek es su carácter de “código abierto”, a diferencia de OpenAI o Gemini de Google, que mantienen bajo siete llaves los códigos con el objetivo de maximizar ganancias.
 Los “señores tecnofeudales” miran de reojo las sanciones impuestas por Trump en su guerra comercial con China, ya que estas no han impedido que avance rápidamente en la carrera tecnológica y de chips. A pesar de los controles de exportación, que vienen de la administración Biden, y que tienen como objetivo que China no acceda a chips más poderosos y a las herramientas para fabricarlos, DeepSeek y otras tecnológicas asiáticas han introducido una cuña en el mercado de la IA, liderado, por ahora, por “las siete magnificas” 
 Las IA en manos de los “señores tecnofeudales” nos presentan una herramienta que sólo busca maximizar ganancias a costa de la fuerza de trabajo y la depredación ambiental. Las IA bajo una propiedad de carácter colectiva y una planificación bajo control de los trabajadores, podría en principio, reducir las horas de trabajo sin afectar el salario, dando paso a un trabajo transformador de las condiciones materiales de vida de todos los oprimidos por el capital, que solo el humano a través de su inteligencia puede alcanzar. 

 Lucas Giannetti 
 23/10/2025

La licitación de la Hidrovía


Ante un gobierno desahuciado y al que le entran todas las balas, Macri quiere quedarse con la licitación de la Hidrovía y que la holandesa Boskalis se quede con parte de la misma. El interés del expresidente y sus socios europeos no es para menos: estamos ante un negocio de aproximadamente 9.000 millones de dólares y en términos estratégicos es fundamental ya que la arteria fluvial es la principal puerta de salida de la producción argentina, especialmente la de granos. 
 Las elecciones se convertirán en una espada de Damocles para Milei y Macri impondrá condiciones para arribar a un gobierno de coalición. Una de ellas es la licitación de la Hidrovía y para condicionar en su favor (y de sus socios) este proceso, Macri quiere a imponer a Milei los nombres de Guillermo Dietrich en la cartera de transporte y a Miguel Etchevehere en la de agricultura, asegurando de esta manera el control de los diferentes entes estatales que intervienen en la licitación. Pero Macri tendrá que lidiar con Santiago Caputo para imponer a sus personeros políticos, ya que este es señalado como el elegido del trumpismo para que encabece, en un futuro muy cercano, la jefatura de Gabinete.
 En febrero de este año un informe de la Procuración de Investigación Administrativa (PIA), denunció el direccionamiento en el pliego de licitación en favor de la empresa belga Jan de Nul, que se quedó con la concesión luego de la privatización de la década del 90 y que caducó hace años. Ante esta situación, el gobierno liberticida terminó postergando la privatización del dragado y balizamiento de la red fluvial del Paraná, que se financian a través del cobro de un peaje, y posibilitar la navegación de los grandes barcos cerealeros que tienen como terminal de llegada y salida los puertos del Gran Rosario. En su momento Santiago Caputo apuntó a Macri por la caída de la licitación. 
 La vía fluvial Paraná-Paraguay conforma una unidad económica, conocida como Cuenca del Plata, conecta puertos de Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay con salida al océano Atlántico a lo largo de 3.400 kilómetros de navegación continua, por la que salen el 80 % de las exportaciones argentinas, por un valor estimado en unos 65.000 millones de dólares. La red fluvial es indispensable para el complejo de los agronegocios y sus principales usuarios son las grandes multinacionales exportadoras de cereales, como Cofco (China), Cargill (EE. UU), Dreyfus (Francia) y Bunge (Países Bajos). 
 Según el portal LPO “El plan de Macri para que Boskalis entre al negocio pese a que le faltan las dragas necesarias, es dividir el río en tres contratos diferentes: así quedaría un tramo para la empresa que empuja junto a la reina Máxima, otro para Jan de Nul y un tercero para la belga Deme, que empujó las denuncias que trabaron la licitación.” Desde las cerealeras le señalaron al gobierno que el modelo de Macri conlleva, por un lado, “riegos operacionales y diluye las responsabilidades” y por el otro, aumenta los costos logísticos, con la consiguiente pérdida de competitividad de la producción argentina. Otro empresario del sector señaló que "la Hidrovía es como una autopista, debe existir un solo dragador que ponga 12 dragas y que compita en precio y calidad con los otros. Al poner tres tramos, lo que hacen es evitar la competencia y cartelizar precios y servicios", cuestionando el plan de Macri para la licitación. (Ídem) 
 Guillermo Francos fue el encargado de contactar a empresarios vinculados de una u otra manera a la licitación de la Hidrovía, y le señalaron que no ven con buenos ojos que, a semanas de presentar los pliegos de licitación, se cambien las reglas de juego. La sensación que tiene los usuarios es que el futuro dependerá de cómo quede políticamente el gobierno tras las elecciones del domingo y la magnitud de las alianzas que necesite con el macrismo para gobernar. 
 En la hoja de ruta presentada por Macri, Boskalis quiere quedarse con la parte del Río de la Plata, en la desembocadura al océano. Jan de Nul, que es la que tiene más dragas, apuntaría a la parte más larga, la del río Paraná. Y luego quedaría el norte que tiene poco interés comercial y económico porque la profundidad es menor y sería más adecuada para una empresa local, no para una multinacional como Deme. (Ídem)
 Mientras Macri pisa el acelerador para apurar los tiempos licitatorios y los empresarios ponen objeciones a los planes del expresidente, lo que prima en el gobierno liberticida son las vacilaciones, ya que en el fondo lo que está en juego es la conformación de un gobierno de coalición a pedido de los Estados Unidos, luego de las elecciones del 26. 

 Lucas Giannetti 
 25/10/2025

La ultraconservadora Takaichi Sanae es la primera ministra de Japón


El 21 de octubre el parlamento japonés eligió a la ultraconsevadora Takaichi Sanae, miembro del Liberal Democratic Party (LDP), como primera ministra de Japón y la convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo en un país que, en cuestiones de género, es uno de los más desiguales del mundo. La designación es paradójica porque Takaichi Sanae es una decisiva luchadora contra los derechos de las mujeres, a las cuales les niega el derecho hasta de conservar sus apellidos de soltera, y se opone a la sucesión femenina de la familia imperial. 
 Su nombramiento se produce luego de que la LDP sufriera pérdidas importantes en elecciones recientes y perdiera la mayoría en la cámara baja, lo que generó que el entonces primer ministro, Shigeru Ishiba, renunciara a su cargo cuando el parlamento lo amenazó con adelantar las elecciones, ya que en Japón era inédito que continuara en el poder con minoría en ambas cámaras. El LDP gobierna desde hace 30 años e Ishiba renunció luego de haber pactado con Donald Trump una reducción de los aranceles a los productos nipones, que quedaron en un 15 %, igual que la Unión Europea. 
 Para poder gobernar, la LDP formó una nueva alianza con el partido de centroderecha Japan Innovation Party (Ishin), y rompió la alianza con Komeito, que es más moderado y antibelicista. Sanseito, el partido del Milei nipón, quedó como cuarta fuerza. Sin embargo, esta coalición todavía no tiene mayoría absoluta en ninguna de las cámaras del parlamento, lo que hará que la gobernabilidad siga siendo complicada. 

 Plan de gobierno 

La primera ministra recién electa se propone reforzar la alianza con Estados Unidos, aumentar el gasto en defensa, flexibilizar restricciones de exportación de armas, revisar el rol de las fuerzas de autodefensa japonesas, atacar a los inmigrantes y ajuste fiscal. Japón vive una recesión técnica desde 2023, con un PBI estancado desde hace décadas -debido en parte a que las inversiones son llevadas hacia el exterior- y mantiene la relación deuda-PIB más alta del mundo, estimada en aproximadamente 260 %. La inflación provocada por la pandemia tomó impulso con la guerra de Ucrania, y la carestía es el motor del descontento social. Los japoneses están sufriendo un nivel de endeudamiento doméstico inédito: el endeudamiento medio de los hogares ha superado los ingresos por primera vez, una situación que afecta de manera más acentuada a los hogares más jóvenes.
 Una posible suba de la tasa de interés para mitigar la devaluación del yuan generaría consecuencias catastróficas para la economía mundial debido al ensamblaje con la economía norteamericana: Japón sigue siendo el mayor tenedor de deuda yanqui. Sanae se perfila como la personera de la fiebre belicista en Japón, la cual precisa aumentar el presupuesto de guerra en detrimento del gasto social, lo que implica seguir tirando nafta al descontento popular. Nada que alivie la crisis política con la que asume el poder. 

 Aldana González
 25/10/2025

La clase obrera: elecciones y después


El domingo 26, una parte considerable de la clase obrera votará por “poner un freno a Milei”, o sea por Fuerza Patria, en muchos casos sin mayor convicción. Incluso cuando Fuerza Patria (entonces Unión por la Patria) es la principal responsable por el ascenso de Milei. Los cinco cambios de nombre registrados por el partido Justicialista (antes peronista) desde 2003, son evidencia de la inconstancia política del kirchnerismo. No pasa de la maniobra política. En las elecciones actuales, la incorporación de candidatos que ya fueron macristas (Urtubey) e incluso ‘libertarios’ (Jalil, Jaldo y otros) se explica por el propósito de disputar los votos como fuerza o partido nacional, algo que no ocurría antes de estos entuertos. Quiere pelear como alternativa política de conjunto, aunque el conjunto sea una bolsa de gatos.
 Pero la crisis financiera; los acuerdos de canje de monedas con Trump y Bessent; la pelea de mercado por la devaluación; la depresión industrial; todo esto pone al kirchnerismo ante la obligación de adelantar sus tiempos de 2027 al lunes próximo y las semanas subsiguientes. La confrontación con una crisis agotadora de sistema supera su capacidad de respuesta y de acción. Incapaz de forzar una cuestión de poder con la camarilla de Milei, el JP Morgan y Donald Trump, rápidamente pondrá a luz esa impotencia y provocará el estallido de diferencias internas que tienen larga data. Oponer a la confiscación descomunal que provocará esta suerte de segunda etapa de Milei, el palabrerío de la justicia social, obviamente no alcanza. La burocracia de la CGT será la primera en “frenar”, no a Milei y sus tutores extranjeros, sino cualquier desafío político serio. La desilusión de la clase obrera con el kirchnerismo no demorará dos años, hasta las eventuales elecciones de 2027. Ellas podrían adelantarse si la crisis se lleva puesto al liberticida.
 Argentina ya ha dado varios pasos en la convulsión económica y social, como lo muestra el vaciamiento de dólares por parte de la burguesía y la pequeña burguesía acomodada, y como lo muestran las luchas muy importantes de jubilados, organizaciones de salud y organizaciones de discapacitados, y las huelgas parciales y plantones en las fábricas, incluso ocupaciones, en varias industrias. La inflación erosiona los salarios y jubilaciones, y la depresión industrial el empleo. 
 De cara a un ascenso de la acción de masas, el kirchnerismo es un freno. No lo son, por supuesto, numerosos militantes y simpatizantes del kirchnerismo, que ocuparán, muy probablemente, las primeras filas de esa lucha. Desde el lunes en adelante es más necesario que nunca desenvolver una gran politización de la clase obrera, o sea una comprensión de la crisis terminal en su conjunto. Es el callejón sin salida del capitalismo para las masas explotadas, y un derrumbe del régimen político. La consigna de un gobierno de trabajadores debe ser la conclusión de toda la actividad de propaganda y agitación política. 
 La consigna de huelga general, primero por medio de la propaganda, juega un rol objetivo muy claro ante luchas parciales crecientes –en este caso como agitación-. En el terreno de la acción, es necesario promover la formación de comités de huelga, comités de lucha y autoconvocatorias. En los sindicatos, la crítica a la burocracia sindical y sus acciones de aparato debe ser todo lo severa que corresponde a las circunstancias.
 Es con esta perspectiva que hemos participado en estas elecciones como fuerza política independiente, ajena a compromisos oportunistas paralizantes. Advertimos que la peor conciliación de clases es cuando se abre una oportunidad revolucionaria. La “unión del campo popular” es una gigantesca trampa, porque busca atar a la clase obrera a compromisos con otras clases. La clase obrera debe esforzarse, mediante la lucha y un planteo político claro, por ganar a las clases medias. La construcción de un partido revolucionario de la clase obrera es el eje de una estrategia victoriosa. 

 Comité Editorial
 25/10/2025

La crisis financiera a 24 horas de las elecciones.


Las elecciones de medio término de mañana no solamente han adquirido una importancia política que supera el alcance de las ejecutivas del pasado reciente. Han cobrado una magnitud internacional, al punto que es seguida por la prensa extranjera a un ritmo diario. En Estados Unidos han desatado una polémica de primer orden en momentos en que el Tesoro ha suspendido los pagos de salarios y gastos corrientes por el impasse suscitado en torno al Presupuesto 2026.
 En la serie de artículos publicados en el Financial Times se destaca el que lleva la firma de la reconocida periodista Gillian Tett, que advierte que la intervención del Tesoro norteamericano en la crisis financiera de Argentina, lejos de convertirla en Grande De Nuevo (MAGA), la precipitaría a un default una vez más (MADA). Denuncia al secretario del Tesoro, Scott Bessent, por desafiar la ley de la gravedad en materia financiera por el intento de impedir una devaluación que ya está descontada por el mercado. En una incursión más aguda en el análisis, señala que la “geoeconomía” de Trump, en referencia al uso geopolítico del dólar, pondría fin a la hegemonía monetaria internacional de Estados Unidos. Califica a la tentativa como el ejercicio de un imperialismo financiero, en el cual incluye las sanciones en serie contra un número elevado de países y en especial Rusia, China, Venezuela e incluso Brasil. Señala que es dudoso que Milei pueda evitar una crisis financiera y un default, incluso si cuenta con una ayuda estadounidense. En otros términos, dice, “si el paquete de EEUU fracasa en detener una crisis de mercado en Argentina, no solamente se va a perjudicar Milei, sino que también repercutirá mal en Washington mismo”. Tett describe la intervención norteamericana en el escenario de derrumbe financiero de Argentina como una lucha desesperada del imperialismo estadounidense por mantener la supremacía mundial. Pone, de este modo, a la crisis local en un contexto histórico de crisis del capitalismo mundial. La crisis no es un episodio que se resolverá el lunes próximo, cualquiera sean las variantes en los resultados electorales, sino toda una etapa de convulsiones políticas y sociales.
 Bessent y Caputo, de todos modos, enfrentan una coyuntura explosiva, porque gran parte de la dolarización de activos de las últimas semanas son contratos que vencen entre el 28 y el 31 de octubre próximos. Hay 7 mil millones de dólares en el mercado de futuros a la espera de la devaluación del peso; otros tantos de miles de millones en bonos que se ajustan por el dólar; 35 mil millones en depósitos en dólares que prefirieron apostar a la devaluación, en lugar de dejarlos a altísimas tasas de interés en pesos; y por último, aunque no menos importante, los 2 mil millones de dólares que el mismo Bessent destinó a la compra de pesos para contener su caída. Si la inversión de Bessent termina en pérdidas, sería el notición internacional en los mercado, con independencia de las cifras en juego. Los cinco días hábiles de la semana próxima serán el campo de una lucha encarnizada entre devaluadores y antidevaluadores, para que cualquier variación importante del tipo de cambio se traslade a la semana siguiente. En tal caso, el “lunes negro” podría pasar del 27 de octubre al 3 de noviembre. Los especuladores saldrían derrotados, pero la devaluación eventual sería un mazazo para los trabajadores activos y pasivos. 
 La cuestión de la devaluación del peso no sólo está cruzada por la estabilidad monetaria sino, fuertemente, por la crisis industrial. “La cadena de pagos está rota”, informó un empresario a El Cronista. Con encajes superiores al 60 %, los bancos han dejado de prestar, mientras tampoco pueden recuperar lo prestado. La íliquidez se ha acentuado como consecuencia de la absorción de pesos, por parte del Banco Central, a cambio de la venta de dólares. Los únicos prestamistas son las Fintech, cuyas reglas son algo más que flexibles, con rendimientos abusivos. Una devaluación podría agravar la situación antes que los dólares frescos vuelvan al mercado para comprar pesos devaluados. Milei y Caputo han manifestado repetidamente su desinterés por la situación industrial, en función de su opción por la minería, Vaca Muerta y otras opciones de dudosa perspectiva. En contraste con la apuesta a la hegemonía descendente del dólar, China ha monopolizado numerosas cadenas de producción internacionales, con una autonomía relativa del mercado global. La depresión industrial y la asfixia monetaria, sin embargo, tienen el potencial de disparar una crisis social y política que rivalizaría con la desintegración que causaría una devaluación. Entre 1999 y 2001, la crisis industrial y la asfixia financiera de la convertibilidad fueron factores eficientes en la promoción del Argentinazo. Quienes propugnan una dolarización inmediata de la moneda, alegando que régimen monetario del peso es la causa de la inestabilidad, ignoran que demolería a la industria –o la proponen precisamente con ese propósito-. La dolarización en un régimen de patrón dólar declinante es un despropósito. 
 En este escenario ha hecho su aparición el JP Morgan, la banca donde se entrenó Bessent, que ya logró que Pablo Quirno, el secretario de Economía, fuera ascendido a Canciller. El Morgan pretende armar un consorcio internacional de bancos para financiar la recompra de una parte de la deuda externa de Argentina en los mercados secundarios –es decir, no a valor de face sino al muy inferior de mercado-. El anuncio de la operación elevaría, claro está, la cotización de esos bonos. Argentina cambiaría una deuda por otra, pero a cambio de fuertes garantías de repagos, incluso patrimoniales, o sea con prima de embargo territorial. La operación sería respaldada por el estado norteamericano. La iniciativa del Morgan se encuadra en una definición global del banco, que ha anunciado la inversión de 1.5 billones de dólares en la formación de cadenas de producción para pelear el mercado a China -desde la minería y los recursos estratégicos a la industria de armamentos y de guerra-. El Morgan tiene el propósito (así lo ha anunciado públicamente) de convertirse en el financista de la guerra comercial, financiera y militar de Trump. Ha participado, con el Citi y el Santander, en el mandatario de la compra de pesos por parte de Bessent. De prosperar este proyecto, Argentina se convertiría en una colonia financiera monopolizada por los principales bancos y fondos de cobertura (Black Rock, Pimco y otros). Como se ha convertido en práctica habitual en el mercado, la masa de bonos podría ser empaquetada, eventualmente, con otros títulos en circulación, transformando el “riesgo argentino” en un riesgo de las Bolsas internacionales y en la ampliación potencial de una crisis financiera global. Donald Trump y Jimmy Dimon encerrarían a Argentina en la cadena de la guerra mundial. 
 Mientras se desarrollan estos acontecimientos, Brasil anuncia el default de tres grandes compañías y la caída del mercado de deuda pública. La prensa lo compara con el default de dos compañías norteamericanas First Brand y Tricolor, que al igual que el resto de las empresas internacionales se encuentran apalancadas con deudas muy elevadas. 
 Argentina es un espejo de la economía capitalista mundial. 

 Jorge Altamira 
 25/10/2025

sábado, octubre 25, 2025

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Desde Cuba: El bloqueo, una tortura contra el pueblo de Cuba

Una prueba de fuerzas en medio de la crisis del pacto colonial Trump-Milei


El rescate es para los fondos de inversión; el pueblo paga la cuenta. 

Las elecciones de este próximo domingo serán una prueba de fuerzas en el marco de una enorme crisis política y, particularmente, de la crisis de los sucesivos rescates que el gobierno viene llevando adelante para contener la explosión de un esquema económico agotado. El salvataje de 20.000 millones de dólares anunciado por Trump luego de la derrota del gobierno el 7 de septiembre no ha logrado, hasta el momento, contener la suba del dólar. Milei no va solamente a elecciones con un dólar en ascenso; va con Espert en la boleta, quien tiene denuncias por narcofinanciamiento en un caso que salpica a la ministra Bullrich, y con la candidata narco en Río Negro a quien agarraron con un kilo de cocaína en Estados Unidos. Va con las renuncias a cuestas de Cúneo Libarona y de Gerardo Werthein en la semana, con una crisis interna, y con el enigma sin resolver de si, como quiere el imperialismo, va a ser capaz de montar una coalición viable para gobernar después de octubre. 
 Por eso Milei bajó las expectativas, sosteniendo que una buena elección para el gobierno sería sostener un tercio para voltear leyes. Es una confesión de la naturaleza de un gobierno minoritario, que conspira contra una población cuyo apoyo es incapaz de ganarse. No hay nada más contrario a la democracia que apoyarse en un blindaje de un tercio de las cámaras para rematar el país contra las reivindicaciones de las mayorías.
 La oposición patronal llega a este octubre pisando el freno. Los gobernadores modificaron el proyecto de reforma de la ley de DNU para impedir su aprobación. La CGT está paralizada, mientras el gobierno “reglamenta” las leyes del Garrahan y de la universidad afirmando que no va a cumplirlas. Los candidatos del PJ desfilan por el salón Felipe Vallese elogiando esta postración mientras atacan a la izquierda, cuyos votos tildan de “inútiles”. ¡Cuando son las luchas que protagonizó e impulsó la izquierda las que fueron acorralando y golpeando al gobierno de Milei! Los gobernadores, incluyendo los peronistas, están a la expectativa de un eventual reseteo del gobierno que les permita volver a pactar y salvar algo para las arcas provinciales. El resultado del domingo va a ser un replanteo para una nueva negociación en busca de “gobernabilidad”, o sea, para un nuevo rescate del régimen de Milei. 
 Por eso el voto a la izquierda tiene un valor enorme: porque es un voto para convocar al pueblo a movilizarse en las calles y terminar con esta experiencia pavorosa que representa el mileísmo para la Argentina. 

 Crisis a dos bandas 

La crisis nacional tiene su contrapartida en la crisis política que abrió el llamado “rescate” en los propios Estados Unidos. La política de Trump acumula críticas y denuncias; sus opositores (como el premio Nobel de economía, Paul Krugman) advierten que se trata de una maniobra de bajo vuelo orquestada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, para sostener el valor de los activos de los fondos de inversión que se metieron a especular con las tasas impagables de la bicicleta armada por Caputo. Especialmente del fondo Discovery de Rob Citrone, que invirtió fuerte en bonos y acciones argentinas desde la llegada al poder de Milei. El dueño de dicho fondo viene de trabajar con George Soros junto al mismo Bessent. 
 La oposición demócrata señala lo obvio: que el rescate no apunta a salvar a la Argentina, sino a vehiculizar la fuga de capitales para salvarle el pellejo a los fondos de inversión. La cuenta, al final, la pagará el pueblo argentino, que deberá cargar con una nueva mochila de deuda puesta al servicio de rescatar al capital financiero internacional. Es un episodio agravado de la saga de Caputo, que incluyó a Macri pidiendo deuda al Fondo para garantizar la fuga de capitales invertidos en el país para ganar con las altas tasas de interés. “Hagan carry”, decía el ministro hace unos meses; total, las tasas astronómicas se abonan con créditos que terminan pagando los trabajadores a través de sus impuestos y del brutal ajuste contra educación y salud. 
 Que el rescate no va a salvar al gobierno lo muestra la experiencia reciente: Milei viene de agotar los ingresos del blanqueo, de los Repo bancarios, del préstamo del Fondo y de la liquidación con retenciones cero de los sojeros. Todo en el altar de sostener el tipo de cambio para beneficiar a los fondos de inversión que vienen lucrando con la deuda y para sostener el esquema “antiinflacionario” que tampoco terminó con la inflación. 
 Con solo enumerar esto queda claro que, de no mediar un cambio en el esquema económico, la cuenta creciente de salida de capitales se va a morfar el préstamo de Trump. Por eso la contrapartida del paquete es una devaluación de la moneda, para la cual los norteamericanos se estarían cubriendo con compras de dólares a futuro mientras venden al día en el mercado local. Lo dicho: el rescate solo viene a rescatar a los fondos de inversión; el pueblo paga la cuenta. 
 Hay que decir que en la lista de los promotores de la devaluación monetaria se anota como número 1 el peronismo, para beneficiar al llamado “sector productivo” a costa de salarios y jubilaciones sobre los cuales pesa un cepo. Para el pueblo argentino es vital saber cómo se ubica cada una de las fuerzas que concurrirán a estas elecciones en relación con este paquete de rescate. El Frente de Izquierda plantea su no pago e investigación, así como el del total de la deuda externa usuraria y fraudulenta. El peronismo, en cambio, partirá del reconocimiento integral de esta deuda fraudulenta, como lo hizo con la deuda de Macri-Caputo y en todos los casos anteriores. Una fuerza de la burguesía nacional es incapaz de romper con las cadenas de sometimiento al capital financiero y el imperialismo.

 El alineamiento y la guerra comercial 

La contrapartida obvia de este “rescate” es el pedido de alineamiento “anti China”. Esto vale para la obra pública, las inversiones militares, las redes de 5G, el transporte y todas las áreas que Estados Unidos considera estratégicas. Quienes critican la política trumpista sostienen que, de retirarse el swap chino, los préstamos terminarían cubriendo los fondos que China recuperaría. Y que, de todas formas, los dólares del swap norteamericano van a ir a financiar las importaciones de Argentina desde China. En un cuadro de guerra comercial, el objetivo de alinear a la Argentina con Estados Unidos y desacoplarla de China tiene enormes contradicciones.
 Pero este alineamiento choca con una enorme penetración de China en el país, tanto a través del manejo de gran parte del comercio exterior argentino como de los compromisos y el financiamiento de obra pública, e incluso mediante la base en Neuquén. Desandar este camino en relación con China solo puede hacerse a costa de crisis y de relegar sectores del capital local que actúan fuertemente como socios chinos. Todo augura futuras crisis políticas y realineamientos al interior de la burguesía. 
 Y los choques con China son solamente parte del problema, porque la injerencia del capital norteamericano en la Argentina también produce choques con sectores nacionales. Un ejemplo es la industria de los medicamentos, que se vería afectada por las regulaciones para el pago de patentes que impulsa el imperialismo norteamericano. Algunos comentaristas le atribuyen a Werthein la defensa de estos intereses y a todo este choque un rol importante en la salida del canciller. Como se ve, la viabilidad de este paquete está cuestionada “por arriba”. 
 El peronismo se apoya en estas contradicciones para plantear una política exterior de equilibrio en el marco de la guerra comercial. Pero esta proclama de una política exterior “autónoma” no tiene en cuenta que, tanto para China como para Estados Unidos, la Argentina no es más que un reservorio de soja y de minerales a futuro. El equilibrio entre el imperialismo norteamericano y una China en ascenso, ambos en busca de relaciones de corte extractivista, no tiene nada que ver con un desarrollo nacional autónomo. Es, en parte, lo que hizo el kirchnerismo sin sacar nunca a la Argentina del atraso, ni proponerse una industrialización que debería comenzar por romper con el corsé de la deuda y nacionalizar la banca y el comercio exterior para volcar los ahorros del país a un desarrollo nacional. 

 El peronismo, rumbo a la “memoria completa” con Victoria Villarruel

 Pero si algo muestra de cuerpo entero la posición del peronismo frente a la situación política es el acto de Kicillof con la CGT reivindicando a Rucci. Hace dos semanas tuvimos el acto de Victoria Villarruel con Gildo Insfrán reivindicando la represión del Ejército contra Montoneros en el Regimiento de Infantería de Montaña de Formosa en el año ‘75, cuando ya el Ejército ejecutaba el Operativo Independencia de represión con campos de concentración en Tucumán, capitaneado por Videla, y cuando la Triple A asesinaba activistas en todo el país. Ahora, nada menos que Kicillof participó de un homenaje a Rucci con la CGT. Rucci fue el máximo responsable de la matanza de Ezeiza, de la burocracia sindical contra la juventud peronista en ocasión del retorno de Perón el 20 de junio del ‘73. La hija y activista en reivindicación de su padre, Claudia Rucci, trabajó hasta enero con Villarruel en el Senado con la perspectiva de incluir los llamados “crímenes de la guerrilla” entre los atentados a los derechos humanos. El peronismo gira a la posición de Agustín Laje. 
 El gesto de Kicillof, en el marco de una enorme crisis nacional, tiene un contenido muy profundo: avala los pactos de la CGT con el gobierno, reclama sus propios pactos y busca inocular al peronismo frente a cualquier perspectiva de radicalización. De paso, es un guiño a la propia Villarruel, que prepara un recambio político para el caso de que se agudice el fracaso del gobierno de Milei y se plantee un escenario de retiro anticipado. De esta entente conservadora y pro Triple A, no puede salir nunca un planteo progresivo para la clase trabajadora.
 Lo demuestra que ante el coro patronal que salió a recolocar el eje de la reforma laboral el peronismo salió a explicitar que apoya el reemplazo de los convenios y las negociaciones colectivas por acuerdos por empresa: en palabras de Itai Hagman, los derechos laborales son una nostalgia del pasado. Que no son meras declaraciones preelectorales quedó confirmado con el paso por el Congreso del secretario de Trabajo, Julio Cordero, quien al presentar el contenido de la reforma antiobrera destacó especialmente la colaboración de la burocracia sindical peronista. 

 El final abierto y la lucha de clases 

Este cuadro de crisis del gobierno, signado por contradicciones y choques, solamente puede ser resuelto favorablemente para los intereses populares si se redobla una intervención de lucha que permita doblegar al gobierno y plantear una alternativa. El peronismo no se anota en esa; celebra a la CGT. Nosotros, en cambio, nos preparamos: están en agenda nuevas y masivas marchas contra el genocidio en Palestina. La universidad, el Garrahan y discapacidad pelean por la aplicación de las leyes que lograron arrancar. En el movimiento obrero fabril, el Sutna vuelve a parar por 24 horas por su paritaria. Y el movimiento piquetero marcha a un plenario el 8 de diciembre de cara al 20, retomando la iniciativa contra el gobierno del hambre y la miseria. 
 Impulsemos el voto al Frente de Izquierda y preparemos las luchas para terminar con el gobierno de Milei. Por la ruptura con el Fondo Monetario y el imperialismo, por la unidad socialista de América Latina, por un gobierno de los trabajadores. 

 Juan García