miércoles, julio 09, 2025

Trump "reanuda" la guerra económica mundial


Los distintos medios de la guerra imperialista. 

 La noticia del día es el retorno a la guerra arancelaria declarada por Donald Trump el 2 de abril pasado, bautizado por el candidato a dictador como el “día de la liberación”. El derrumbe que el anuncio provocó en el mercado de títulos de la deuda pública de Estados Unidos y en la cotización del dólar forzaron a Trump a declarar ‘un cese del fuego’ hasta el 9 de julio, para habilitar acuerdos con sus rivales económicos en el período de 90 días. Prácticamente sin mayores resultados, prorrogó la entrada en vigor de la guerra para el 1 de agosto próximo. Advirtió, con debida anticipación, que si el ‘arancelazo’ previsto fuera respondido con medidas de represalia del mismo alcance, Estados Unidos llevaría la guerra arancelaria a mayores niveles. Scott Bessent, el secretario de Finanzas de Trump, prevé, a modo de extorsión, que para la fecha tope unos cien países recibirían un alza del 10% sobre los aranceles vigentes. En cuanto al único acuerdo comercial que reconoce haber firmado, con Vietnam, la noticia es prematura, porque quedan por negociar los productos con elevados componentes de terceros países, que son la mayoría del nomenclador vietnamita –especialmente los que provienen de China. La mayor tensión se ha desatado con Japón y Corea del Sur, como consecuencia del fracaso de tres meses de tratativas. La cuestión de la exportación de automóviles a EE.UU. se encuentra fuertemente bloqueada, pero representada por un fuerte porcentaje del PBI.
 Junto con la reinauguración de la guerra arancelaria, Trump asignó un ataque especial a los países que integran el bloque de los BRICS, una veintena cuando se suman a nuevos socios y adherentes además de los fundadores -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- han adherido otros once países, más los que han firmado acuerdos de inversión en la llamada Ruta de la Seda. Les advirtió que bloquearía el acceso de sus exportaciones a Estados Unidos e insinuó sanciones económicas, en caso de que prosiguieran en el intento de socavar el monopolio comercial y financiero del dólar. Aunque los BRICS no reúnen las condiciones para postular una moneda de cambio internacional alternativa, sus miembros procuran ampliar el uso de sus propias monedas en el intercambio comercial dentro y fuera del bloque. Lula da Silva, el presidente de Brasil, fue el único mandatario que se jugó por una respuesta inmediata cuando declaró que “no hay marcha atrás” en los esfuerzos por reducir “la dependencia del dólar”, por parte de su país y los BRICS (Trump retrucó haciendo la defensa de Messías Bolsonaro, al que calificó como “un gran negociador”). En las negociaciones, EE.UU. reclamó a Brasil reducir a cero los aranceles sobre el etanol estadounidenses, mientras que éste reclamó lo mismo para el azúcar brasileño. En la reciente reunión del Mercosur, sin embargo, sus miembros ofertaron por unanimidad derogar o disminuir aranceles externos comunes a mercancías norteamericanas para 150 productos, para evitar una confrontación comercial como la que ya desató Trump al añadir un arancel del 10% al acero y al aluminio de Brasil y Argentina.
 La guerra comercial contra la UE tiene otras dimensiones, porque el intercambio recíproco se estima en 1.3 billones de dólares, que no pueden ser negociados en un abrir y cerrar de ojos. Aunque la Comisión Europea anunció que ofrecería una respuesta firme a las exigencias de Trump, el bloque se encuentra dividido. Alemania, por caso, procura dilatar cualquier clase de ruptura para evitar que los aranceles norteamericanos a sus automotores no precipiten un derrumbe industrial luego de que se viera privado del gas barato de Rusia, por imposición de EE.UU. contra el funcionamiento de los gasoductos del Báltico. En el período intermedio, China y Estados Unidos coincidieron en retroceder en cuanto al aumento de los aranceles e incluso saldar la guerra entre el bloqueo de semiconductores norteamericanos a la industria china, a cambio de la reapertura de la exportación de “tierras raras” por parte de China. Pero todo sigue colgado de un pincel: China atraviesa una fuerte crisis industrial y un proceso retroalimentado de deflación que está provocando quiebras industriales. Una paralización de sus exportaciones a EE.UU. agravaría esta crisis, dada la gran dependencia de China de la apertura de los mercados internacionales. La guerra arancelaria responde a una fuerte caída de la tasa de beneficios en la mayor parte de la industria internacional y tiene como consecuencia un mayor agravamiento. Es una sociedad organizada en torno a la valorización de la explotación de la fuerza de trabajo, la guerra comercial traduce un impasse absoluto de conjunto y constituye el prólogo de la guerra militar –que se encuentra en desarrollo. Una exigencia de Trump, que los medios ponen debajo del radar de la guerra comercial y financiera, es el aumento del gasto militar de los países ‘aliados’, que apunta simplemente a hacer crecer el mercado de armamentos de la industria estadounidense. El rearme y la guerra forman parte de la ‘salida’ del capital. 
 Las catorce cartas de advertencia que Trump envió a sus aliados rivales para anunciar el reinicio de la guerra a partir del 1 de agosto no han desestabilizado, esta vez, al mercado accionario y al de deuda pública de Estados Unidos como había ocurrido “el día de la liberación” -el 2 de abril pasado. Quizás porque, al final, se extiende una nueva minitregua. Pero obedece también a los esteroides inyectados a las grandes firmas de EE.UU. por el presupuesto BBB aprobado por el Congreso norteamericano, que compromete fuertes reducciones de impuestos al capital y fuertes reducciones de gastos de salud y sociales. Las “expectativas” de mejores balances para el trimestre que se inicia, dice el WSJ, han devuelto el “espíritu animal” a la burguesía, que asimismo descuenta una desvalorización del dólar y una reducción de la tasa de interés. Lo que surge de esta caracterización es que el Estado norteamericano y la gran burguesía del Silicon Valley han decidido jugar todos sus recursos al objetivo de una victoria en la guerra comercial, financiera y militar. El asalto a las instalaciones nucleares de Irán y a su infraestructura de defensa militar, es una exhibición de esta tendencia, como lo es igualmente el establecimiento de campos de concentración en Gaza para llevar a cabo la “limpieza étnica” y celebrar de este modo el establecimiento de una Riviera hipercapitalista en la Franja, con vista al Mediterráneo. El Financial Times ha publicado la maqueta de lo que sería la Franja en un futuro inmediato, bajo la dirección arquitectónica del ex primer ministro laborista, Tony Blair. 

Jorge Altamira
 08/07/2025

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