jueves, abril 22, 2010

Nuestra experiencia en Cuba


Del 27 de febrero al 6 de marzo de este año un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid realizamos un viaje de una semana a Cuba
Decidimos hacer este viaje con la esperanza de observar con nuestros propios ojos y aprender cómo se vive en Cuba. Queríamos hacer un viaje completamente distinto de los que suelen hacer otros estudiantes, puesto que, como analistas que queremos ser en un futuro, necesitábamos observar y aclarar la realidad de este país, bastante difuminada debido al minucioso trabajo llevado acabo por los medios de comunicación que, en su afán por aislar a la República caribeña, vierten constantemente mentiras y calumnias sobre Cuba. Nuestra estancia en la isla ha supuesto una experiencia inolvidable, tanto a nivel personal (dónde cada uno hará sus reflexiones y llegará a las debidas conclusiones que le sirva para formarse como politólogo y cómo persona) y a nivel colectivo (que es el enfoque del que tratará este ensayo, mediante un análisis con conclusiones generales sobre nuestras experiencias e impresiones acontecidas durante nuestra semana allá).
En primer lugar, es necesario mencionar que el formato al que orientamos nuestro viaje nos ha permitido aprender realmente sobre la experiencia política de la sociedad cubana, la cual, a diferencia de nuestras sociedades capitalistas, no se comprende desde el enfoque del espectador que permanece pasivo ante el redil político esperando a evaluar lo que otros hacen con el fin de depositar su confianza en una u otra persona cada cierto tiempo (elemento típico de la representatividad de nuestros sistemas occidentales, ya sean de tipo Parlamentario o Presidencialista) sino desde el enfoque del ciudadano que participa activamente en el debate y en la toma de decisiones de distinta índole, bien mediante las estructuras de rendición de cuentas o elección de representantes como desde la participación en el día a día mediante las organizaciones sociales en las que uno puede participar o mediante las asambleas de trabajadores en sus centros de trabajo. Dinámicas que conforman la esencia de un sistema de democracia participativa en Cuba, como es el ejemplo de la Cooperativa República de Chile, en la cual los trabajadores escogían a su propio consejo de dirección y todas las actividades económicas rendían cuentas ante la Asamblea general.
Nosotros, aprendiendo de esa concepción de vivir la política en la isla, decidimos enfocar nuestro viaje mediante ese axioma: La participación. Lo hicimos así acercándonos a los estudiantes, debatiendo con ellos e intercambiando impresiones (Mediante las visitas a la Escuela de Instructores de Arte y las Universidades de La Habana y Pinar del Río), con un encuentro con campesinos (Visitando la cooperativa República de Chile en Viñales) y con vecinos del distrito centro de La Habana (a los cuales pudimos presenciar en pleno ejercicio democrático, nominando sus candidatos en asamblea para las próximas elecciones). Además, no podemos olvidar la colaboración que nos prestó el ICAP (Instituto Cubano de Solidaridad con los Pueblos) y su gente (Fundamentalmente Jesús, nuestro guía y Raimundo Pino, responsable del ICAP en todo lo que concierne a España), así como un elemento fundamental, que era el día a día, la conversación y el intercambio de impresiones en plena calle cuando uno salía a pasear.
La sociedad cubana respira humo de los años 50 mezclado con un impresionante desarrollo cultural que se observa diariamente en la simple conversación y quehacer de la ciudadanía. Era un interesante ejercicio el agudizar ocasionalmente los sentidos en torno a las diferentes conversaciones que la gente tenía en plena calle, conversaciones sobre temas de lo más diverso, pero que mostraban un gran desarrollo cultural en todo momento, desde arte, deportes, economía o política. El cubano está preparado para poder afrontar cualquier tipo de conversación de manera convincente, de la misma manera que también era interesante observar el tipo de gente que compraba un libro político en una librería, pudimos, con una simple observación superficial, ver que era gente de a pie que se paraba en la estantería con el fin de buscar un enriquecimiento. En la actualidad los españoles raras veces nos paramos en la sección de política, historia, filosofía o economía si no tenemos algún interés intelectual especialmente marcado. Además pudimos observar en conversaciones e intercambios que era común el acceso de la población a distintos tipos de eventos culturales (teatros, danza, conciertos…) los cuales habían pasado a formar parte fundamental del día a día del cubano medio.
Merece la pena destacar también una importante cuestión, y es el conocimiento del cubano -al que se le concibe como pueblo aislado del mundo- de la situación internacional en general, y de nuestro país en concreto. Sorprendía el gran conocimiento que tienen sobre España (sobre su historia y su actualidad) la cual se contrapone con el desconocimiento pleno existente en el seno de nuestra sociedad respecto a la República caribeña. Es curioso sobre todo, ver cómo los cubanos analizaban en sus conversaciones la creciente crisis del Capitalismo que hemos experimentado durante estos años en nuestro día a día, explicando no sólo el hecho en sí, sino las causas de la misma con más certeza de lo que lo haría un español medio.
La unidad de Cuba y su coherencia política con los lazos de solidaridad internacional se enmarcan en una identidad nacional que se solidifica en la construcción de su identidad como pueblo cubano. Este sentimiento de pueblo se ha construido frente al devenir histórico bajo el poder de los Imperios y su constante lucha por lograr su emancipación siendo la guerra de la independencia capitaneada por José Martí primero y la Revolución cubana después, los hechos que dotan a los cubanos de una identidad colectiva sólida, cimentada y de fuerza visible. Estos hechos dan una importancia fundamental a la memoria histórica para la sociedad cubana, que tan coherentemente desarrollan los cubanos frente a nuestras sociedades amnésicas, que evitan mirar al pasado para procurar no encontrar los lazos que han unido a nuestros pueblos (historias que, todo sea dicho, podrían poner en cuestión la sociedad capitalista centrada en el individuo que actualmente busca legitimidad). La combinación de su identidad como pueblo y la viva memoria histórica es la que ha definido al pueblo cubano como un pueblo solidario, un pueblo que sabe apreciar lo que ha conquistado mediante sus incesantes luchas pero que no olvida de dónde viene, por eso mismo, Cuba es un país que desarrolla misiones humanitarias con los recursos de que dispone a lo largo y ancho del mundo, siendo especialmente conocida por el envió de sus médicos allá dónde se les necesita, desde Venezuela hasta Angola, pasando por ofrecimientos declinados por EE.UU debido a la catástrofe originada por el Katrina tras su paso por importantes núcleos urbanos.
Sin embargo, sería irreal calificar a la sociedad cubana como homogénea, el dinamismo y las diferencias existentes en la sociedad cubana son algo visible para cualquiera que busque un poco dentro de la isla. El lamentable espectáculo del humorista Robertico al que asistimos nos mostró que la inmensa mayoría de cubanos que eran procedentes de los EE.UU daban dinero al cómico, vanagloriándose de la riqueza que, ellos o sus familiares, “amasaban”. Este ejemplo nos sirvió también para ver con qué corrientes políticas se enmarcan estos señores, los cuales escuchaban en pleno jolgorio humorístico los chistes en los que se ridiculizaba a los homosexuales (Chistes que nosotros no pudimos entender, pues no nos supusieron para nada graciosos), el ensañamiento con este colectivo desprotegido y que ha logrado notables conquistas en la isla en los últimos tiempos identifica notablemente el carácter reaccionario y retrógrado de estos “privilegiados” que logran acumular riqueza y suelen estar, en muchísimas ocasiones, vinculados a la comunidad cubana en Miami. También pudimos saber que existen cubanos (Músicos, escritores, pintores, deportistas…) que hacen giras por Europa o EE.UU y se convierten en ciudadanos con mayor capacidad de consumo que el resto.
Es fundamental entonces, analizar las disparidades económicas entre los ciudadanos de la isla y entenderlas en el marco del proceso de apertura vivido tras el Periodo Especial y la importancia que el turismo ha ganado en el desarrollo de la actividad económica en Cuba, así como el desarrollo de los procesos migratorios
Tanto los migrantes y sus remesas, en dinero o en especie, como las propinas de los empleados relacionados con el turismo que suelen darse en forma de Peso Convertible, de valor superior al Peso Cubano, hacen que existan sectores de la sociedad que tengan una capacidad de consumo que no tienen el resto de cubanos. La escasez y el encarecimiento de ciertos productos (debido a la dificultad para su importación) hacen de muchos artículos un lujo para gran parte de los cubanos que, al ver vecinos que son capaces de adquirirlos, ven con deseo los mismos. Se trata, por tanto, de una sociedad en la que están cubiertas las necesidades básicas en todos los sectores debido a los avances sociales del sistema político y económico pero que, sin embargo, exige un acceso a mayores niveles de consumo como reivindicación.
Debido al amplio nivel cultural comentado anteriormente, fuimos capaces de tener conversaciones muy interesantes con varios cubanos sobre este hecho y nos argumentaban de manera sólida que la falta de un tejido industrial que sea capaz de cubrir más necesidades materiales de la población era lo que había hecho que la importación se situara como un elemento fundamental para obtener muchas mercancías no producibles en la misma isla, tomando tanta importancia que llegaba a ser un lastre para la isla, pues la excesiva dependencia de la importación sumado a los problemas económicos de la isla y al bloqueo económico hacen difícil el acceso a estas mercancías, ya que cuando llegan a la isla lo hacen en muchas ocasiones, a precios inalcanzables sin un fuerte ahorro previo.
En el marco de su construcción identitaria también ha jugado un papel fundamental la experiencia vivida en torno a la dependencia económica que el pueblo cubano mantuvo respecto a la Unión Soviética, ésta ha provocado una reflexión, en la cual la necesidad de cimentar la máxima independencia económica posible se ha convertido para muchos, en un objetivo a alcanzar. Al mismo tiempo este hecho refleja el interés de los cubanos por la cosa pública por el fuerte desarrollo de la Cultura y la Sociedad Civil en la isla, lo que les permite opinar de manera racional acerca de los asuntos económicos y políticos, preparándoles para que puedan participar en la vida política diaria con certeza.
Merece la pena, pues, retomar la cuestión de la visión preconcebida que existe en España sobre Cuba donde la gran mayoría de la gente lanza sus incesantes advertencias de la pobreza con la que deberíamos encontrarnos. Sin embargo, una vez llegamos a la isla, no hemos sido capaces de encontrar a nadie que tenga que dormir en la calle o pedir dinero porque no tiene qué comer - hecho que se da en Madrid de manera regular, así como en otras tantas partes del Estado-. Algo impactante es ver cómo se trata a la población anciana en Cuba, en contraposición a ciudades como Madrid dónde es frecuente ver durante la mañana a ancianos buscando comida en los contenedores de basura porque no tienen suficiente dinero con la pensión que reciben, en La Habana un anciano nos explicó que los asilos están subvencionados por el Estado, y que en ellos, aunque costean una parte, tienen garantizadas las tres comidas al día, quedándole además dinero suficiente para otro tipo de gastos el resto del mes, y no es el único colectivo por el que se lucha para que no quede aislado, las personas con problemas psicológicos leves eran tratados en la isla con un método de socialización dónde se trabajaba para ayudarles a superar sus problemas e intentar que pudieran convivir en sociedad, evitando en todo momento aislarlos de la misma y que perdieran cualquier posibilidad de reintegración en esta.
En el marco de la protección social sería interesante recordar nuestro encuentro con los estudiantes de Pinar del Río, en el cual los mismos nos dieron una lección de cómo debe constituirse una universidad pública y gratuita. No sólo la Universidad es completamente gratuita y de una calidad nada despreciable, sino que además, se cuenta con un interesante programa de ayudas en la que todos los estudiantes cobran un estipendio para que puedan costearse gastos varios, llegando a ser este estipendio de la mitad de un sueldo medio en el último año de la carrera. Merece también la pena puntualizar la gratuidad del material escolar, así como de los servicios adjuntos como la residencia universitaria o las comidas en el caso de tener que quedarse en la Universidad. Para aquellos que tienen que desplazarse y no se estacionan en la residencia universitaria se les subvenciona la mitad del coste del transporte. Todo un intenso programa de protección social dirigido al objetivo de que el estudiante pueda dedicarse a su formación plenamente sin impedimentos nacientes de cualquier tipo de diferencia social. Enlazándolo con el desarrollo de la sociedad civil sería interesante anotar que se estaba debatiendo en el claustro la posibilidad de que la Universidad de Pinar del Río, como entidad independiente, ofreciera un plan de ayudas adicional a aquellos alumnos con dificultades económicas para seguir estudiando, resulta sorprendente que esta iniciativa surgiera directamente del decano -según nos explicaron los estudiantes-, cuando en nuestra Universidad las iniciativas promovidas se orientan hacia una privatización y desvinculación de todos los gastos añadidos que el estudiante tiene al desarrollar su vida universitaria. Tal fue el contraste de maneras de enfocar la universidad que un estudiante universitario nos comentó “si te vas a España quizás, y si tienes suerte, puedas vivir en mejores condiciones económicas, pero nosotros los estudiantes, al terminar la carrera tenemos un trabajo asegurado y sabes que nunca te faltará comida”, esto lo comentó tras explicarles que, una vez terminados nuestros estudios no tenemos certeza de en qué vamos a trabajar y que existe una posibilidad de que acabemos en el paro, que tenemos que pagar la matrícula de nuestra universidad así como el transporte, los libros y que, por supuesto, no nos pagan por estudiar.
También merece la pena remarcar la importancia de la Canasta Básica de Alimentos en el sistema de protección social cubano, que permite a todo cubano tener acceso a la alimentación básica para sobrevivir sin importar su edad, condición social, raza, sexo… todos los cubanos tienen acceso a esta canasta, que se pondera en términos individuales y no familiares, adaptándose, en la medida de lo posible, a las necesidades del demandante de la misma. Un ejemplo claro es que, debido a la escasez de leche de vaca, se prima la misma para los bebés, transcurrido unos años se pasa a recibir mediante la canasta básica leche de soja, de más fácil acceso para la economía cubana. Destacamos la Canasta Básica en el mar del sistema de protección social cubano debido a que debe atribuírsele el éxito de asegurarse que la desnutrición haya sido erradicada de Cuba y la misma no haya vuelto, aun en periodo de depresión económica en la isla o Periodo especial.
Otro ejemplo de la ignorancia de nuestra sociedad respecto a Cuba puede demostrarse cuando relatamos una de las experiencias más apasionantes de todo el viaje, que fue la asistencia a una Asamblea de Nominación de Candidatos. La gente queda sorprendida al escuchar este hecho y se pregunta cómo es posible que se den elecciones en Cuba cuando ningún medio de comunicación se hace eco de ello, o cuando lo hace lo desvirtúa, mintiendo sobre las mismas y su procedimiento. Fue para nosotros una experiencia apasionante, y no sólo el asistir a la asamblea de nominación, sino que al acabar la misma, los candidatos se acercaran para hablar con nosotros e intercambiar diversas impresiones, así como aclararnos todas nuestras dudas y preguntas varias sobre Cuba. Nos explicaron cómo era posible construir poder popular desde la base, con la Democracia Participativa como axioma y con la existencia de la rendición de cuenta de los representantes ante sus electores, pues muchas de sus funciones iban orientadas a resolver los problemas del día a día en los barrios de La Habana, y en muchos casos eran los encargados de trasladarlo a instancias superiores y presionar para que se diera una solución efectiva. Al terminar de explicarnos las líneas generales de su modelo, conscientes de la guerra mediática contra la isla, uno de los candidatos -el no nominado-, nos pidió que contáramos en España lo que habíamos visto y destapáramos las mentiras vertidas sobre la isla.
Aprendimos que la Asamblea Nacional del Poder Popular está compuesta por la mitad de sus representantes electos por los distritos de todo el país (elegidos por el método de nominación en asamblea y posterior votación popular) mientras que la otra mitad está conformada por la representación de distintas asociaciones de importancia fundamental para el país (asociaciones culturales, de estudiantes, mundo del deporte, excombatientes, mujeres feministas…) elegidos por las mismas federaciones y organizaciones.
Es importante esta división de la representación entre lo territorial y lo sectorial, pues entender esto último como sectores de la sociedad que deben ser representados es la muestra del impresionante desarrollo que ha vivido la Sociedad Civil cubana. El asociacionismo está concebido como una forma voluntaria pero natural de convivir en sociedad y de crear poder desde la base, así como una útil herramienta de canalizar propuestas, demandas, críticas y soluciones. Es un pueblo que entiende la asociación como medio y herramienta para generar el debate público y llegar a conclusiones generales que beneficien al conjunto de la sociedad. Entender el asociacionismo como manera de escuchar y que te escuchen es la fórmula que los cubanos utilizan para poder tener voz en la sociedad más allá de ser conformantes homogéneos de la misma, sino cómo sujetos identificados con colectivos sociales más amplios en los que se encuentran y que reclaman una voz a la hora de tomar decisiones generales y colectivas (mujeres, estudiantes, campesinos, trabajadores de un sector específico…). Es un novedoso e interesante sistema en el que no sólo se representan entes territoriales, sino también sectores, lo cual permite que la ciudadanía en su plenitud tenga voz, pero no queden desplazados minorías o colectivos sociales de importancia fundamental para el desarrollo en todos los aspectos del país.
En definitiva, la visita fue fructífera, pudimos ver otra Cuba, una Cuba distinta a la que nos muestran los grandes medios de información (prensa, radio, televisión…), una Cuba que pese a las adversidades históricas ha sabido escapar de la dominación extranjera primero, escapar del reino de la miseria después y, pese a las contradicciones actuales y las adversidades de hoy en día, lucha por escapar del reino de la necesidad enarbolando con orgullo su identidad nacional plasmada en las conquistas que han logrado como pueblo, producto de una revolución que no supuso solamente su emancipación como tal, sino además, la conquista de su dignidad como seres humanos.

Los autores de este texto son: David Comas Rodríguez, Silvia Almenara Niebla, Roxana Martín-Gil, Pablo García-Perrote Rodulfo, David Calpena Gómez, Álvaro Santamaría Iglesias, Silvia González Iturraspe, Mónica Prieto García-Baltasar, Manuel de Oliveira Cuartero, Bárbara Imm.
Alumnos de la UCM

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