lunes, junio 11, 2012

Llevando a Siria al corral




En las últimas semanas se ha ido cerrando el cerco sobre Siria y las intenciones occidentales de una solución por la vía militar se han vuelto cada vez más claras.
Desde hace meses los enfrentamientos entre el ejército sirio y los grupos irregulares continúan. El cese del fuego propuesto por las Naciones Unidas y aceptado tanto por el gobierno como por los opositores no se ha cumplido. El hecho más trágico hasta el momento -al menos el que más relevancia mediática tuvo- fue la masacre de Hula, donde fueron asesinadas más de cien personas, entre ellos decenas de niños. Si bien aún no se determinó quiénes llevaron a cabo la masacre, los medios y países occidentales no dudaron en culpar inmediatamente al gobierno de Al Assad, con la intención de anular cualquier posibilidad de solución pacífica del conflicto.

La maniobra diplomática

La semana pasada, luego de la masacre de Hula, el recientemente electo presidente de Francia, François Hollande, realizó declaraciones afirmando que no descartaba una intervención militar para resolver la situación del país árabe. Al mismo tiempo, aseguró la necesidad de “convencer” a Rusia, país que se opone a la solución militar, para lograr así su voto favorable en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En ese contexto, y como rechazo a la masacre, diversos países expulsaron a las delegaciones diplomáticas sirias.
En respuesta a esta decisión, el gobierno sirio declaró personas no gratas a los embajadores y funcionarios de diversos países. Las delegaciones expulsadas de Damasco pertenecen a Estados Unidos, Francia, España, Suiza, Turquía, Italia, Bélgica, Bulgaria, Alemania y Canadá. Según un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores y Emigrantes de Siria, la medida responde al “principio de reciprocidad”. Sin embargo, aclara a continuación, Siria “valora la importancia del diálogo basado en los principios de respeto mutuo e igualdad entre los Estados y que la diplomacia es una herramienta esencial de la comunicación entre las naciones para resolver los conflictos y los problemas pendientes”. En ese sentido, desde la Cancillería se espera que los países que expulsaron a las delegaciones diplomáticas la semana pasada, adopten “principios que permitan el retorno de las relaciones a su curso normal”.

El plan de la ONU

Más allá de estos cruces diplomáticos, durante el día de ayer el gobierno sirio realizó un nuevo acuerdo con la misión de las Naciones Unidas en el país, con el objetivo de ampliar la ayuda humanitaria. El acuerdo “está dirigido a reforzar la asistencia en las provincias de Homs, Daraa, Idlib y Deir el-Zour”, según declaró John Ging, de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Se calcula que la ayuda abarcará a un millón de personas y se trata principalmente de suministros médicos, instrumental quirúrgico y más de 50 mil módulos para las familias que han sufrido daños en sus hogares. El tema de la ayuda humanitaria es parte del plan acordado entre el gobierno sirio y el enviado especial de la ONU, Kofi Annan, dirigido al cese de la violencia y la apertura de una solución pacífica al conflicto.
La Asamblea General de Naciones Unidas discutirá el próximo jueves la situación en Siria con la participación del enviado especial Annan, quien también informará al Consejo de Seguridad. A la sesión del máximo cuerpo de la organización mundial están invitados también los secretarios generales de la ONU, Ban Ki-moon, y de la Liga Árabe, el egipcio Nabil Al Araby.

La desinformación, la Liga Árabe y Arabia Saudita

Hace pocos días, la Liga Árabe resolvió suspender la transmisión de los canales satelitales sirios en la grilla de Nilesat y Arabsat, empresas de televisión satelital de Egipto y Arabia Saudita, respectivamente. Ante este hecho, el ministro de Información sirio, Adnan Mahmud, dijo que de esta forma se “intenta ocultar a la opinión pública la realidad siria en favor de canales que ejercen todos los métodos de fabricación y engaño mediático”. Por su parte, el Consejo de Ministros exigió que se continúe la coordinación y los procedimientos administrativos y legales con las compañías Arabsat y Nilesat para exigirles “que no respondan a dictados políticos y se comprometan con los acuerdos y contratos firmados con la parte siria, de acuerdo a las leyes de radiodifusión por satélite vigentes”, según informo la agencia de noticias Sana.
La organización multilateral que reúne a los Estados árabes viene jugando un papel difuso en el conflicto. En una reunión con Kofi Annan, los representantes de los países miembros de la Liga Árabe pidieron aumentar el número de observadores de la ONU en Siria y otorgarles más poderes en su mandato de monitorear la situación. Además, algunos países de dicha entidad han estado apoyando abiertamente a los opositores al gobierno sirio.
Los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar y Omán- expresaron ayer sus “dudas de que se pueda llegar a una solución mediante la iniciativa de Annan”, de acuerdo a un cable de la agencia EFE. Por su parte, el ministro saudí de Relaciones Exteriores, Saud al Faisal, aseguró que “no hay esperanzas en una pronta solución debido a la intransigencia del Gobierno sirio, que no responde a los llamamientos para cesar la violencia y cumplir con sus compromisos”. Exhortó además a que el Consejo de Seguridad aplique la cláusula VII de la Carta de la ONU, que permite decidir “el uso de todas las medidas necesarias para restaurar la paz y la seguridad internacionales”, lo que podría incluir una intervención militar. De esta forma las monarquías árabes, nucleadas en el CGG y lideradas por Arabia Saudita, dejan en claro su posición. De a poco Siria va siendo llevada al corral.

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