lunes, septiembre 02, 2013

¿Qué es lo que quiere esta gente que llama de madrugada?



Al franquismo, como a todo, habrá que comprenderlo. Nada más estéril que esa visión del fascista como malo sin fisuras, de tantas películas. Sobre todo por el que en franquismo, nos guste o no, hay muchas cosas. Por otro lado, no hay muchos precedentes de mala gente que camina con tanto éxito…
El franquismo es la quintaesencia de las peores tradiciones españolas, fue la opción inequívoca de oligarquía una vez la CEDA y la derecha republicana no consiguieran sus objetivos: liquidar a lo Thiers el movimiento obrero. Pero, también lo fue del grueso de las burguesías periféricas se tapó la nariz y los financió.
El egoísmo propietario y no una pócima de laboratorio, es lo que convierte al doctor Jekyll en Mr. Hyde. Tengo a la mano una pequeña historia que me sirve, es la del patrón de mi padre político, Francesc Pedra. Éste siempre reconoció que el su patrón era un hombre respetuoso y trabajador, estaba antes que los trabajadores y acababa después. Es por eso que cuando la empresa fue colectivizaba, se le permitió seguir como técnico, según contaba Pedra, no se le pudo hacer ningún reproche. Sin embargo, décadas más tarde se descubrió que el personaje financiaba a la banda de la Falange. Es posible que no fuese por “motu propio”, que lo hiciera como “colectivo”, aunque no sé que fue peor. El frabnquismo estaba en aquellos oficiales que bramaban contra los que se rebelaron contra las “quintas” durante la “Semana Trágica”.
El franquismo estaba presenta en la derecha que –como sucedió en el Chile prePinochet-, hizo todo lo posible para provocar desórdenes, todo valía. Estaba presente en ele ejército que había gaseado a los “moros”, en realidad, para ellos se trataba ahora de vencer a los “moros del Norte”, y lo hicieron en una guerra que les sirvió para escalar socialmente como conquistadores y para acabar “de raíz” con los trabajadores que mordían la mano de los que le daban de comer, de paso, trataron de recuperar su protagonismo imperial en el nuevo reparto que prometía el Eje.
Fuel el franquismo el que fusiló a los culpables de “rebelión militar”, los que se autoproclamaron “nacionales”, y aún hay mucha gente que los llama así. Como si los otros no lo fuesen, como si los otros no lo fueran. Ellos que recurrieron a las tropas coloniales, a sus “burkas”, a la ayuda italo-alemana, ni le hubieran prometido a los británicos que ellos garantizaban mejor que nadie los intereses de “la pérfida Albión” en aquella España que fue una porque, de haber otra, todo la inmensa mayoría se hubiera marchado a a la otra.
En la “guerra civil europea” que evoca Enzo Traversa, la crueldad fue extrema. Pero pocos años más tarde, se dieron procesos de “superación”, lo que supuso la legalización de ciertas izquierdas hasta alcanzar normalidad. Pero no existe ningún otro régimen político que se mantuviera tanto tiempo aterrorizando a la población. No existe ningún otro lugar en el mundo donde no se permita que los vencidos entierren a sus muertos. No hay precedente en toda la historia de la civilización. Sin embargo, eso nos les impide seguir proclamando que ellos son patriotas, más cristianos y más demócratas que nadie. No hay que decir que algo no se puede entender sin el papel del ejército-partido que fue el franquismo, ni sin recurrir al peso que todavía sigue teniendo la cúpula militar en estos días. Una cúpula que tiene a los ministros a sus órdenes, y no al revés.
Sin entender el pánico que el pueblo llano tenía a los “salvadores de la patria”, no se explica el “éxito” del régimen de la Transición. De laguna manera, los líderes de la izquierda que se arrodillaron para poder transitar por esta democracia demediada, vinieron a decir que aquella era una única salida posible y que, ir más allá, significaba provocar a los golpistas, no en vano el franquismo es una ideología de exaltación del golpismo militar. Tampoco hay duda de que la derecha, cuando por entonces se sintió desbordada por un movimiento de masas que parecía incontenible, no dudó en emplear el recurso de la estrategia de la tensión: Vitoria, Atocha, Montejurra, etc. La divisa de esta estrategia lo proclamó un joven fuerzanovista mientras apuntaba a un grupo de gente: “Sí os mayo, a mí no me pasará nada”. A Martín Villa no solamente no le pasó nada, luego pasó a ser uno de los hombres más poderosa del país, eso sí, nunca olvidó a Carrillo y a su sentido de Estado en los cumpleaños del “Gran Hermano” del PCE, el que gastó el crédito de la lucha antifranquista sin oposición interna. Quizás habría que darle las gracias, algo así lo expresó Rodríguez Zapatero al declarar que la derecha había “permitido” la democracia. Es por eso que, a la hora de gobernar, no ha habido mejor derecha que el PSOE, al menos que Rajoy ganó las elecciones o mejor, hasta que el PSOE perdió las elecciones.
A lo largo del tiempo, las declaraciones espantosas se han ido sucediendo, baste recordar las de algunos “barones” socialistas (Bono claro, Iglesias, Vázquez, etc), comparando el independentismo catalán con el nazismo y a los emigrantes (dos de cada tres catalanes sonde esta procedencia) con los judíos, acusaciones en las que la derecha nunca se había quedado corta. Dejé de ver la Sexta cuando en uno de sus programas más “plurales”, pude ver a una jauría de tertulianos vociferando contra unos sanitarios que le querían echar mal de ojo a la ministra Cifuentes, como es sabnido, una conocida discípula de Gandhi y de Lanza del Vasto. Hay más que repasar las hemerotecas de la prensa de derecha (de la más claro, hay otra que es un poco menos) y no digamos, escuchar la COPE, para oler el perfume oral de la Bestia.
Recuerdo en particular los comentarios de Camps sobre el abuelo de Zapatero (fusilado por “rojo” o sea, no persona), que no le había dado lo que a él el suyo, un nacional por supuesto. No hay que ser Freud para interpretar la extrema maldad que revelan esas declaraciones. Eso era lo habitual, sin embargo, también es cierto que se empezaron a poner más nervioso, sobre todo con Ada Colau. Últimamente van en aumento, no es otra cosa lo que denotan las palabras de Rafael Hernando cuya principal fuente sobre la guerra civil debe ser todavía el libro de José Mª Gironella. Ahora va resultar que el franquismo era el régimen votado, que la República dio un golpe y que los “nacionales” se sacrificaron por “dios y por España”.
Declaraciones como estas, nos dan la medida de que quienes son esta gente y de lo que pueden ser capaces.
Yo no creo que la clave sea la estupidez como dice Monedero, yo creo que hay brama el vientre de la Bestia. Habrá que ver como evolucionan las cosas, tan distintas y no precisamente porque el mal social sea más moderado, todo lo contrario. El mal social está afectando también a capas sociales que, por lo general, han apoyado a la derecha.
Otra cuestiíón es distinguir entre la náusea y el odio. Esas palabras nos produce násueas, por supuesto, pero el odio es un mal que no infligimos a nosotros mismos. Tenemos que luchar contra las bases sociales que produce gente

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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