jueves, mayo 26, 2016

Energía solar sostenible que no contamina

España era uno de los países que se encontraban más avanzadas en el desarrollo de la energía solar, gracias a que es uno de los países europeos que recibe el mayor número de horas de sol anuales y a que posee una tecnología altamente eficaz para la explotación de dicha fuente renovable de energía como se demuestra en los parques solares que ha construido en numerosos países.
La energía solar es la que utiliza el poder calórico de los rayos del Sol como fuente de alimentación, para generar energía eléctrica, caldear ambientes o calentar agua. Para ello se utilizan unos paneles especiales llamados fotovoltaicos, que recogen el calor que brinda el sol y lo utilizan con los fines para los que estén previstos. A nivel industrial esto se hace mediante las llamadas centrales solares fotovoltaicas, que consisten en grandes instalaciones de paneles que se conectan a una planta donde se nuclea la producción de energía eléctrica y desde la que se envía a los canales de distribución de la misma. A partir de noviembre del 2010 se han instalado varias centrales solares en España: parque fotovoltaico Olmedilla (60 MW), el de Puertollano (47,6 MW), La Magascona & La Magasquila (34,5 MW), Arnedo (34 MW) y la Planta Solar Dulcinea (31,8 MW).
En el plano doméstico también se usan paneles fotovoltaicos pero a menor escala; lo más usual es colocar paneles en las casas con el fin de que les aporte una cantidad de energía eléctrica que les permita cubrir sus necesidades y tener agua caliente, aunque durante las horas nocturnas suelen conectarse a la red y usan energía eléctrica de fuentes convencionales.
A través de una resolución ministerial en marzo de 2004, el gobierno español eliminó barreras económicas para la conexión de las tecnologías de energía renovable a la red eléctrica. En 2004 igualó las condiciones de producción a gran escala de las plantas de energía solar térmica y fotovoltaica. En 2008, el gobierno español se comprometió a alcanzar un objetivo que rondaba el 12 % de la energía primaria generada a partir de este tipo de energía renovable para el año 2010 y para el 2020 se esperaba que la capacidad de generación de energía solar instalada alcanzara los 10.000 megavatios (MW). A raíz de la crisis financiera y de la insoportable presión del oligopolio de las compañías eléctricas el gobierno redujo drásticamente sus subsidios a la energía solar y coartó de manera radical los aumentos futuros, a una capacidad máxima de 500 MW por año. La industria solar en 2009 se vio socavada por el colapso de la demanda debido a la decisión de España. En 2010, y con carácter retroactivo recortaron los subsidios para proyectos solares existentes, con el objetivo de ahorrarse varios miles de millones de euros que debían. De acuerdo con la Asociación de la Industria Fotovoltaica, esto tuvo como consecuencia que varias empresas estuvieran al borde de la quiebra. Y a nivel doméstico desapareció la gran mayoría de las expectativas que se tenían, basadas en las ayudas prometidas y en los objetivos que se terminaron rechazando. Los costos acabaron siendo cosa del usuario, con las consecuencias lógicas de este cambio. Pero para los autoconsumidores (no para las empresas de producción a gran escala), en 2015 el gobierno impuso el Real Decreto de Autoconsumo, con el que volvió a limitar el avance de la energía solar.
Cuando Europa y el resto del mundo han elegido el camino de las energías renovables, especialmente la de la solar y con énfasis en el Autoconsumo, España ha hecho el camino inverso y para peor, ha querido enmascararlo como si en realidad estuvieran apoyando a los autoconsumidores. Aparentemente y tras una reunión de los partidos políticos que participaron en las últimas elecciones (con la obvia ausencia del PP) se plantea un cambio radical, que abolirá los artículos más dañinos para el autoconsumidor del RD como el peaje, el Registro de Consumo, las multas y varios puntos más. La energía solar debe estar respaldada por leyes que la promuevan y que faciliten ayudas a los autoconsumidores con el fin de lograr una economía doméstica más sostenible, que es el objetivo que se persigue desde la Unión Europea y los países industrializados. Si se da el cambio prometido, la perspectiva de que la energía solar vuelva a ser la estrella de las renovables en España y resulte un recurso sostenible y económicamente provechoso parece ser un objetivo alcanzable, pero sin dudas harán falta una serie de políticas orientadas a que el cambio sea real y tangible y eso dependerá de que la actual situación se revierta, sin importar qué partido acabe gobernando.

José Carlos García Fajardo, Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) Twitter: @GarciaFajardoJC

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