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sábado, mayo 07, 2016
Guerra Civil española: a 79 años de las Jornadas de Mayo
En esa ciudad, hace 79 años, entre los días 3 y 6 de mayo de 1937, ocurrieron las llamadas “Jornadas de Mayo”, un episodio fundamental y cuyo resultado marcaría el comienzo de la derrota de la revolución española.
En una de las esquinas de la céntrica Plaça Catalunya, hoy en día se levanta el Mobile World Centre, propiedad de Movistar, la compañía de teléfonos móviles de la multinacional Telefónica. ¿Cuántos de quienes pasan diariamente por ahí sabrán que en esa misma zona, hace casi ocho décadas, cuando ese mismo edificio era la sede de la central telefónica de la ciudad, se jugó una parte importante del destino de una de las revoluciones más grandes del siglo XX?
El estalinismo se fortalece avanzando contra la revolución
Recapitulemos. En diciembre de 1936 es expulsado del gobierno catalán (por entonces dirigido, al igual que en toda la zona republicana del Estado Español, por el Frente Popular) el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Dentro del Frente se venían fortaleciendo los estalinistas, que gracias a la masiva intervención de los recursos de la burocracia de la URSS habían crecido en pocos meses, de ser un partido minoritario, a volverse hegemónico. En Cataluña estos estaban representados por el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), coligado a nivel nacional con el Partido Comunista de España (PCE).
Cuando comenzó mayo, ya la atmósfera era tensa. Dentro del campo republicano, la guerra civil interna entre, por un lado, el principal partido del orden burgués, es decir, el estalinismo y sus aliados, y por el otro la militancia de base del anarquismo, del POUM, los trotskistas venía cobrándose varias vidas de ambos bandos. El 1° de mayo, la Generalitat prohíbe las manifestaciones callejeras por temor a que éstas canalicen la ira contra el gobierno. Dentro del marco del avance de la influencia del estalinismo y de la ofensiva contra todo lo que venía a representar la continuación de la revolución, el PSUC en Cataluña monta una provocación. Un funcionario de seguridad de la Generalitat se presenta ante el edificio de la central telefónica de la ciudad, que había pertenecido a la norteamericana AT&T y había sido expropiado en los primeros días de la revolución, exigiendo a sus administradores, militantes de la CNT, (organización que, a pesar de formar parte del Frente Popular tenía crecientes roces con el gobierno), que devuelvan su control. Las organizaciones que ocupaban la central resistieron con las armas en la mano. Pronto, dos oficiales de policía pertenecientes a la CNT acudieron al lugar para tratar de persuadir a sus propios camaradas que depusieran las armas y entregaran el edificio. Los milicianos anarquistas lo hicieron, y el edificio quedó bajo control de la policía.
La Barcelona obrera defiende a los rebeldes en las barricadas
Pero la noticia de la provocación corrió como un reguero de pólvora e hizo estallar las tensiones. Los trabajadores de la ciudad respondieron al gobierno con una huelga general para frenar el avance de la contrarrevolución. Las bases de la CNT y del POUM respondieron movilizando sus fuerzas organizadas en comités de defensa y patrullas de control (últimos vestigios de las milicias obreras), montando barricadas en torno a la Telefónica y a toda la Plaça Catalunya y dificultando el libre movimiento de las fuerzas de represión del gobierno, cuyo bastión era el cuartel general del PSUC ubicado a escasos metros. Hubo una intensa batalla que duró tres días. Sin embargo, la CNT-FAI tenía un doble juego: sus bases desbordaban a la dirección por izquierda y querían combatir a la contrarrevolución gubernamental comandada por el estalinismo; no obstante, al mismo tiempo sus dirigentes formaban parte del gobierno. El resultado de esto fue que los líderes anarquistas constantemente llamaron a la pacificación y a que sus propias bases depusieran las armas. A su vez, la dirección del POUM continuó con su política constante a lo largo de la guerra civil de seguir como la sombra lo que hacían los dirigentes de la CNT.
El 5 de mayo, Camillo Berneri, anarquista italiano que criticó el colaboracionismo de sus camaradas dirigentes de la CNT, fue arrestado y al día siguiente fue hallado muerto. Los Amigos de Durruti, el ala izquierda disidente del anarquismo, lanzó un llamado a la formación de una junta revolucionaria incluyendo al POUM, para derribar al gobierno del Frente Popular. Todos los órganos oficiales de la CNT condenaron este llamado violentamente. Hubo planes de divisiones militares bajo control de la CNT y el POUM para marchar sobre Barcelona a favor de los rebeldes, y para tomar el cuartel general del PSUC y el edificio de la Generalitat; todos ellos fueron abortados por la presión de los dirigentes anarquistas y poumistas.
El orden de Stalin (y del capital) vuelve a la ciudad
El 6 de mayo los trabajadores empiezan a abandonar sus puestos de combate. Hay desmoralización, debido al desorden y la confusión de los trabajadores que seguían a los anarquistas y al POUM, y que querían defender la revolución contra el gobierno, pero que tenían a los dirigentes de sus propias organizaciones, ya sea del otro lado de la barricada, o frenando constantemente y buscando el diálogo y la paz con el gobierno. El orden es restaurado en Barcelona. La grave derrota de las Jornadas de Mayo será la señal de largada para una profundización de la represión estalinista en la zona del Estado Español controlada por los republicanos. Pocos meses después es asesinado Andreu Nin por órdenes de la policía política soviética que actúa allí. Miles de combatientes de los anarquistas disidentes, del POUM y de las fuerzas de la Cuarta Internacional, entre ellos muchos voluntarios extranjeros, correrán también el mismo destino.
Los anarquistas de la CNT-FAI y el POUM eran las organizaciones con peso militante ubicadas más a la izquierda en el espectro político español. El POUM surgió en el 1935 de la fusión de dos organizaciones: el BOC de Joaquín Maurín, mayoritario y ligado a la “derecha comunista” de Bujarin, y la pequeña ICE de Andreu Nin, originariamente ligada al trotskismo. La CNT-FAI y el POUM, sin embargo, formaron parte del Frente Popular, que solo se proponía luchar contra el fascismo, pero oponiéndose tajantemente a hacerlo por la vía de la revolución social, chocando con las tendencias profundas de los trabajadores y las masas a profundizar la revolución. Por este motivo, el Frente Popular tuvo una política que conjugó el engaño hacia las masas con un discurso “de izquierda”, junto con fuertes medidas represivas.
Sin embargo, el POUM saca del resultado de estos acontecimientos un balance positivo, ya que considera que se trataba de una insurrección prematura que había que contener. Trotsky saca la conclusión opuesta. La revolución española ya llevaba seis años de experiencias de los trabajadores con las organizaciones reformistas. Las tendencias revolucionarias expresadas en tomas de fábricas y tierras y un impresionante poder de movilización chocaban cada vez más con el Frente Popular. Desplazarlo del poder por medio de la insurrección obrera se volvía en ese momento una necesidad urgente para poder combatir eficazmente al fascismo. Sin embargo, no había una organización revolucionaria con influencia de masas que se propusiera claramente esto, y no se podía poner en pie de la noche a la mañana. El anarquismo, con un pie en ambos lados de la barricada, y el POUM, con sus dudas y vacilaciones, propio de su carácter centrista, no revolucionario, y su seguidismo constante a la CNT, fueron un obstáculo para ello. La participación de la CNT-FAI y el POUM en el Frente Popular y en el gobierno republicano tuvo como resultado legitimar por izquierda a la política desmovilizadora del estalinismo y del Frente Popular, de esta manera desorientando y desarmando a los sectores obreros más combativos.
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George Orwell dedica el capítulo nueve de su gran épica Homenaje a Cataluña a relatar su experiencia personal durante las Jornadas de Mayo. Desde Ediciones IPS-CEIP, contribuimos con la antología más completa que existe en castellano de los escritos de Trotsky sobre la revolución española, donde se pueden encontrar numerosas referencias y relatos sobre los hechos de mayo de 1937, incluyendo los respectivos balances posteriores de militantes trotskistas, así como del ala izquierda del POUM de José Rebull y de los anarquistas disidentes de Los Amigos de Durruti. A 80 años del comienzo de la guerra civil española, les recomendamos a los lectores este libro que publicamos hacia fines de 2014. Allí se encuentra, parafraseando a Orwell, nuestro “homenaje”.
Guillermo Iturbide
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